lunes, 19 de diciembre de 2016

Una racha quebrada, amagos de regañinas y un parón "a la alemana"

No llegó el décimo triunfo consecutivo en casa. No se pudo terminar la primera vuelta completando el pleno de puntos como local y no podrá irse el equipo de vacaciones con la satisfacción de haber logrado otra victoria que hubiera alargado todavía más esta serie de resultados maravillosos en el ex vetusto.
Fue el de ayer un partido cerrado, con mucha espesura en el juego provocada por un buen Caudal que casi nunca pudo combatir el Pontevedra y con una afición otra vez algo escasa pero totalmente volcada en el empeño de ayudar a su equipo a ganar y que esperó ilusionada hasta el último instante por si se producía la jugada que decantase el partido del lado granate.

Realizó el equipo de Mieres un partido casi perfecto en defensa. Sabedor que uno de los peligros evidentes del Pontevedra suele llegar en balones laterales en busca de los puntas planteó un encuentro con defensa de cinco y con jugadores tanto en el centro de la misma como en el medio campo poderosísimos en lo físico y muy complicados de superar en el cuerpo a cuerpo.
Luisito volvió a medio sorprender alineando un medio campo sin ningún jugador de características netamente defensivas. La baja de Kevin hacía supone que o bien Trigo jugaría en la medular o bien Alex Fernández se ubicaría en esa zona con una mayor responsabilidad de lo habitual en la labor de contención.
Pero no. El equipo salió con Gonzalo y Abel en el medio centro y la verdad es que el equipo no sufrió nunca en defensa en parte por la acertada presión efectuada tras pérdida (especialmente en la segunda parte) y la buena actuación de la defensa que con un excelente sentido de la anticipación abortaba los escasos intentos del rival por desperezarse en ataque.
Lo que a este bloguero no le gustó tanto es la posición inicial de Mateu y de Adrián Mouriño. Con Añón en banda derecha como es habitual, Luisito decidió que fuera el ex del Mallorca quien se "acostara" en banda izquierda y Mouriño el que se moviera por detrás de Barco.
Ni Mouriño logró filtrar pase alguno a su compañero o desbordar desde esa posición en ningún momento ni Mateu se sintió a gusto tan alejado de la zona en la que realmente puede provocar más quebraderos de cabeza al rival.
Así las cosas, sólo a balón parado pudo moverse el marcador en la primera media hora. Primero en un corner rematado fuera por el Caudal y luego en una falta a raíz de la cual Bruno consiguió conectar la pelota medio con la cabeza medio con la espalda obligando al meta rival a desviar a la esquina.

Bordeando el minuto 30 Luisito toma la decisión de cambiar de ubicación a Mouriño y Mateu. No es que en ese último cuarto de hora el equipo mejorase sobremanera pero sí se notó algo el relevo posicional de esos dos jugadores. Fue en ese tramo de encuentro en el que Abel se encontró una pelota franca en la frontal pero envió su disparo por encima del larguero y fue también ciando el Pontevedra hiló la jugada más bonita del partido al conectar el mismo jugador canario con Barco y mandar este otro pase magnífico hacia Mateu que rompiendo el fura de juego logró plantarse ante el portero estrellando la pelota contra una de las piernas del meta. Fue la mejor ocasión de todo el partido y quizá de haberla transformado la segunda parte hubiera sido completamente diferente.

Tras el descanso, a mi juicio de manera acertada, el técnico de Teo decide sustituir a Mouriño por Alex González pasando a jugar más claramente con un 4-4-2.

Y fue en el transcurso de ese primer cuarto de hora de la segunda parte cuando el Pontevedra tocó más y mejor dotando de algo más de ritmo a la circulación de la pelota y haciendo albergar esperanzas reales de que podría llegar el gol de la victoria.
Alex profundizó con acierto por la izquierda, Añon también logró desbordar en alguna ocasión por la otra banda y Gonzalo y Abel movían más rápido logrando ese dinamismo en el juego pontevedrés. Sin embargo, el Caudal no se descompuso en ningún momento y siguió firme en defensa hasta adormecer otra vez el juego local. Si bien en la primera parte los asturianos lograron posesiones más largas en el medio campo que rompían el ritmo granate (destacando su número "7" Jaime), en la segunda mitad no fueron capaces de encontrarse en tantas ocasiones pero compensaron dicha circunstancia con una fortaleza en el juego aéreo defensivo más que notable así como un orden impecable en las escasas ocasiones que el Pontevedra lograba romper por las bandas.

Mediada la segunda mitad llegaba el segundo cambio granate y tengo que reconocer que no me gustó tanto como el primero. Es cierto que en el momento de producirse la sustitución (Jacobo por Mateu) el equipo ya había vuelto a bajar la intensidad y el Caudal controlaba la situación con más calma y que la intención de Luisito no era otra que meter al jugador de Bueu para tratar de filtrar algún pase desde la media punta que destrozase el sistema defensivo del rival. Pero lo cierto es que con la acumulación de efectivos en defensa planteada por Iván Ania no parecía especialmente fácil que dicho plan pudiera funcionar y con Mateu junto a Barco en el campo siempre es posible que un balón caído de una dejada o de una disputa en el corazón del área pudiera acabar cristalizando en un gol salvador.

Lo cierto es que el Pontevedra no encontró la claridad que pretendía con ese relevo y tan solo en una jugada afortunada por un rebote Alex Gonzalez pudo plantarse algo escorado frente al portero pero en vez de rematar decidió centrar propiciando así el despeje de la atenta defensa blanquinegra.
También Trigo muy cerca del final se encontró con una pelota en la frontal del área pero no quiso disparar a la primera y cuando lo hizo a la segunda el balón se le marchó muy desviado. 
Hubo tiempo todavía para que Añón sufriera un golpe en el pie lastimado el día del Racing de Ferrol y tuviera por ello que dejar su puesto a Miki y que este mismo jugador desaprovechase un buen balón servido por Abel en el último minuto de partido.

Con el pitido final llegaba la lógica decepción por el resultado que acababa con la excepcional serie de resultados cosechados en casa a lo largo de la primera vuelta.
Esa desilusión lógica por las ganas que había de seguir acumulando puntos y sobre todo completar una vuelta entera inmaculada en Pasarón no debe empañar la muy buena primera parte de competición realizada por los nuestros que acumulan en estos primeros 19 encuentros la nada despreciable cifra de 37 puntos en su haber.
En el ecuador de la Liga se ha conseguido una ventaja de cinco puntos con el Valladolid B que es quinto y siete con el que se perfila como el verdadero rival granate para conservar el puesto de play off, la Ponferradina. El equipo berciano logró sacar los tres puntos en Tudela y será el conjunto que presione más al Pontevedra en esta segunda vuelta que será difícil y complicada para todos los componentes del grupo I.

Estaría bien no repetir errores de la campaña pasada ( en el bien entendido caso de que creo firmemente que tenemos bastante mejor equipo que el año anterior) y no generar demasiado ruido desde dentro que empiece a generar dudas o a dar por sentado que estamos muy por encima de nuestra posibilidades.
En ese sentido, me inquietan los amagos de regañinas (vamos a dejarlo por ahora en eso, amagos) protagonizados por Luisito a lo largo de esta semana con el hecho de que se le pregunte por el play off de ascenso. 
Si a un equipo que termina la primera vuelta con 37 puntos y dando una imagen sólida y que le saca cinco puntos al quinto, siete al séptimo y catorce al Ferrol o dieciséis al Tudelano no se le puede preguntar por una hipotética clasificación entre los cuatro primeros es que no se entiende a que equipo se está perteneciendo.
De infausto recuerdo resultan las palabras pronunciadas por el entrenador a mediados de Febrero del pasado año y los efectos que estas produjeron y si bien está fuera de toda duda que debemos mantener la humildad sobre el césped y trabajar al cien por cien para lograr las victorias que nadie regala por capricho, también lo es que ya ha habido tiempo más que suficiente para acostumbrarse a eso que llaman entorno y manejarse de otra forma ante la presión indudable que implica entrenar al Pontevedra CF.

Nos vamos a un parón en el campeonato que parece más típico de la Bundesliga que de nuestro país. Nada menos que veintiún días van a tener que pasar para volver a reanudar esta Liga en la que reapareceremos otra vez de locales frente al Guijuelo.
Equipos que ahora no están bien tratarán de rearmarse física y mentalmente para afrontar de otra manera la segunda vuelta. Otros como el nuestro deberán estar más pendientes de no desconectar del todo del campeonato (algo difícil ante lo absurdo de esta paralización tan prolongada). Una cosa es oxigenar piernas y mentes y otra muy distinta es perder de vista todo el trabajo hecho con acierto y volver desconcentrados y fuera de onda.

Ante este temor, estoy seguro que Luisito le habrá dejado claro a su tropa que tanto el turrón como el resto de los productos navideños de toda clase deberán tomarse con moderación y racionalidad pues el día 26 les espera con el cuchillo entre los dientes para que se pongan rápidamente a tono y afrontar nada menos que el día 8 de Enero la primera batalla de la segunda vuelta.
Esperará un Guijuelo que llegará a Pontevedra en una situación clasificatoria muy complicada y que exigirá que el equipo ofrezca su mejor versión para ganar y comenzar con buen pié el año 2017.

Ojalá sepamos a partir de ese día 8 entrar con la misma fuerza en el torneo con la que nos hemos ido a este descanso y seamos capaces igualmente de gestionar la presión con inteligencia para realizar una segunda vuelta igual de buena que nos permita no bajarnos de estos primeros puestos a los que sin duda nos hemos hecho acreedores hasta ahora por trabajo, efectividad y categoría. 

                   

    

lunes, 12 de diciembre de 2016

Pues ya es hora de que empiecen a creer

Ganó el Pontevedra en Aranda de Duero y con esa victoria acometerá el último partido de la primera vuelta con 36 puntos en su haber.

La diferencia que ha conseguido el conjunto granate con algunos de los rivales que a principio de temporada entraban en las quinielas para estar arriba resulta ya sencillamente escandalosa. Catorce puntos de margen con respecto al Tudelano, dieciséis con el Racing de Ferrol, diecisiete con el Guijuelo o diecinueve con el Burgos.

Este tremendo océano de puntos que nos separan de los citados rivales no se ha conseguido por casualidad ni surgido por generación espontánea. Se ha logrado a base de construir una trayectoria inmaculada en casa a lo largo de la cual se han sacado adelante partidos de todos los colores. 
En algunos todo fue de cara desde el principio y el Pontevedra dominó de cabo a rabo la situación. 
En otros el comienzo resultó esquivo y el equipo hubo de remar durante mucho tiempo para acabar ganando la contienda y demostrar que la falta del gol de la pasada campaña es simplemente historia.Y finalmente también arrimamos el ascua a nuestra sardina en un par de partidos cerrados a más no poder en los que vencimos a base de concentración, bloque y saber aprovechar los errores del rival.

Lejos de Pasarón existen más dudas y los resultados no han sido ni mucho menos los mismos. Más allá de reconocer que las cuatro derrotas sufridas lo fueron en los campos de los equipos que comparten la cabeza de la tabla junto a nosotros, lo que más preocupó es que la imagen ofrecida no fue la mejor. 
En León no existimos aunque dada la situación del conjunto blanco podemos concluir que ese día concurrían bastantes atenuantes. Pero en Santander nos fuimos demasiado pronto del encuentro y en Vigo nos vinimos abajo cuando mejor teníamos el tema. En Valladolid también decepcionamos a pesar de la dificultad de jugar en los anexos del campo del equipo blanquivioleta. 
Insisto, no se trata de exigirle al Pontevedra que vaya a esos campos y "gane con la gorra" pero sí a lo mejor que hubiera competido un poquito más. Como esas derrotas se unieron a los empates en Burgos (cuando los burgaleses estaban hundidos) y en Guijuelo parecía que el Pontevedra no daba con la tecla fuera de casa y que esta cuestión podría empezar a pasarnos factura.

Pero lo cierto es que poco a poco el equipo va logrando "sacar la patita" como visitante y a la victoria lograda antes del visitar León frente al Tudelano y al empate en Coruxo se le unen los tres valiosísimos puntos ganados ayer con autoridad en el campo del Arandina.

Como dato curioso se puede señalar que las dos victorias foráneas han llegado en los dos únicos partidos jugados como titular por el mediocentro Gonzalo. El día de Tudela se jugaba entre semana y no extrañó tanto la presencia del fino centrocampista por aquello de refrescar el equipo a golpe de miércoles pero ayer constituyó toda una sorpresa su presencia como titular  y no sólo eso sino su permanencia en el césped durante los noventa minutos de juego y según dicen las crónicas con un buen rendimiento.       

Esta mejoría fuera es la que ha ayudado a que la racha histórica como local brille todavía un poquito más y el Pontevedra alcance esta cifra de 36 puntos antes de jugar el último partido del año ante el Caudal de Mieres.

Luisito, fiel a sí mismo en las ruedas de prensa, volvió a repetir ayer que no se cree la elevada puntuación que a estas alturas tiene su equipo y que si se lo dijeran en Septiembre no se lo habría imaginado. 
Se lo crea o no se lo crea el técnico de Teo, la realidad es que el Pontevedra además de las ventajas kilométricas citadas más arriba que saca a algunos equipos también ha conseguido ayer que la distancia con la Ponferradina se eleve a nueve puntos.
No es esta una ventaja insalvable y más teniendo en cuenta que los bercianos intentarán en el mercado de invierno poner remedio a sus problemas más acuciantes pero sí es un número de puntos lo suficientemente importante los que nos separan de los hombres dirigidos por Munitis para darnos cuenta de que esto no es ni un sueño ni una alucinación.

Quizá los planes del Consejo de Administración fueran diseñados con un poquito más de calma a la hora de volver a formar un grupo que decididamente tuviera la misión de jugar ese play off e incluso hacerlo con garantías de éxito pero a veces la competición y el acierto es caprichoso y te lleva a lugares en los que no pensabas estar tan pronto dándote la oportunidad de alcanzar esas metas siempre y cuando la dedicación y el esfuerzo de los protagonistas siga siendo el mismo que a día de hoy se está demostrando.  

Ser conscientes de la situación en la que el propio trabajo bien hecho ha colocado al equipo no debe servir como presión añadida ni ser un obstáculo para que se agarroten ni las piernas ni los cerebros de jugadores y cuerpo técnico. 
Todo lo contrario. Lo conseguido hasta ahora debe valer para darse cuenta de que si esta plantilla (ojo, sin Iker Alegre desde los primeros días de Septiembre)  afronta cada partido con la humildad de saber que sin trabajo cualquier rival se puede "subir a las barbas" pero también con el convencimiento de que si ofrece su mejor versión no tiene nada que envidiar a nadie, esa clasificación para el play off puede ser perfectamente posible y doblemente meritoria al no constituir una obligación ineludible para el grupo a principio de temporada. 

Sería igualmente muy importante que la afluencia de espectadores al campo creciera un poquito más. Es cierto que desde la construcción del nuevo Pasarón resulta un tanto engañoso el aforo que se alcanza en cada partido pues la distribución de los espectadores ha cambiado mucho con respecto al vetusto estadio granate. No obstante, es evidente que los resultados y en ocasiones el juego del equipo es merecedor de que más y más granates se unan a los partidos jugados en casa por este grupo de jugadores que se han colocado en una situación de privilegio en la clasificación y que conseguirían otro buen puñado de moral si comprueban como sus victorias se reflejan positivamente en las gradas de su estadio.

No uno sino dos partidos consecutivos nos esperan en casa para terminar la primera vuelta y empezar la segunda.
Primero llegará el Domingo el Caudal que vendrá tras ganar al Celta B y con ganas de aguar el fin de año al equipo granate.
Después, tras el parón invernal más propio de la Liga alemana que se vivirá esta campaña en España, rendirá visita el Guijuelo al Estadio Municipal de Pasarón el día 8 de Enero.

Los jugadores no deben pero yo que soy un aficionado de a pié sí (que carajo). Se imaginan los lectores de este atribulado bloguero como quedaría la clasificación si somos capaces de darle continuidad a esta racha histórica como locales en estos dos partidos y sumamos otros seis puntitos al capazo que ya tenemos ahora?,   

lunes, 5 de diciembre de 2016

Un anfitrión despiadado, una pareja letal y un silencio edulcorado

Es el Pontevedra CF 2016/2017 un equipo que recibe a sus visitantes con buena cara, una sonrisa agradable y unos modales exquisitos que no hacen otra cosa que presagiar una velada tranquila y acogedora para todos aquellos que recalan en su casa.
No obstante, este anfitrión granate esconde tras esa excelente educación unas intenciones aviesas e incluso asesinas contra todo aquel que le pide hospitalidad y ayer volvió a demostrar que una cosa es coger el abrigo y el sombrero a su visita e incluso ofrecerle unas pastas sabrosas junto a un buen café y otra muy diferente es permitirle ganar la partida de cartas, ajedrez o tres en raya que ambos mantendrían tras el ágape de entrada.
Y eso que en el día de ayer el Pontevedra alargó más de la cuenta la conversación mantenida mientras se degustaban esos alimentos y sostuvo esa camaradería aparente hasta que llegó el descanso de la partida y los contendientes pasaron por el baño.

Al regreso del excusado todo cambió. Los buenos gestos se tornaron en agitados ademanes y en la mesita donde reposaban las galletas aparecieron en su lugar pequeños alfileres que se fueron clavando en el estómago del forastero hasta hacerle vomitar la merienda y provocar el regreso a su domicilio con mal semblante y penando por una cama.

En efecto. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos el Pontevedra pareció esperar aletargado el paso del tiempo y protagonizó una primera parte soporífera y exenta casi por completo de emociones. Con un sistema 4-2-3-1 en el que Presa y Alex Fernández ocupaban el medio campo (Trigo oficiaba de central junto a Bruno), Añón se movía por derecha, Jacobo por izquierda y Mouriño por detrás de Barco, el equipo granate  encontró a un rival plantado con tres centrales y no consiguió a penas crear peligro ni encontrar la fluidez suficiente en el juego para inquietar en demasía al equipo blanquiazul.
Y eso que todo pudo cambiar bien pronto pues en los primeros minutos un pase precioso de Jacobo al espacio provoca que Barco se vaya por velocidad de su par y encare algo esquinado al portero Guillén. El cancerbero ex ourensanista le derribó con claridad cuando el "9" intentó el regate largo para quedarse a puerta vacía y el árbitro decidió amnistiar al arquero castigando la acción con una tarjeta amarilla. 
Bueno es recordar en este punto que la norma de la ocasión manifiesta de gol ha cambiado para los porteros si los derribos se producen dentro del área pero sigue (o eso dicen) igual para los lances producidos fuera de aquella pero ya se sabe que en este deporte cualquier modificación absurda de una norma absurda lo que puede provocar y de hecho provoca es situaciones absurdas y contradictorias.

Pero fuera como fuere lo cierto es que tras esa jugada el partido cayó en un aburrimiento importante en el que ambos conjuntos no lograban llegar con gran peligro a la portería contraria.
El Boiro no movía mal la pelota cuando Romay y Cano contactaban con ella e incluso tuvo una buena ocasión en pies de un bastante desafortunado Rubén Rivera que en buena posición tardó horrores en decidirse a lanzar y cuando lo hizo ya sus posibilidades de encontrar el gol eran practicamente nulas.

Por su parte, el Pontevedra encontró dos opciones en jugadas llegadas por banda derecha. En la primera Barco no llegó por muy poco a un centro de Añon y en la segunda una buena combinación de este con Loureiro acaba con un centro del lateral que alguien peina hacia el segundo palo para que Jacobo desaproveche un regalito que le venía medido a su pierna izquierda mandando el cuero por encima del larguero.

La primera parte se acabó consumiendo con esos breves retazos de peligrosidad e incluso Jimmy, lateral izquierdo del Boiro, se encontró en los estertores de ese primer tiempo con una pelota que conectó dentro del área pero que se marchó desviada del marco de Edu. 

Tras el descanso Luisito volvió a darle una vuelca de tuerca necesaria a su equipo haciendo dos cambios de entrada y cambiando el sistema por completo.
Mateu y Abel salían al césped en sustitución de Jacobo y Mouriño.

Con estas sustituciones, el técnico de Teo adoptó de nuevo la defensa de tres centrales pero con la importante novedad de colocar a Alex Fernández de tercer central. En el medio centro pasaba a jugar Abel al lado de Kevin Presa con los laterales adelantados completando una línea de cuatro. Añon, ejercería de media punta y Mateu y Barco jugarían en punta.

Y lo cierto es que desde el primer momento el guión pareció cambiar en favor de los intereses granates. Antes, en la primera jugada tras la reanudación, el Boiro se acercó con mucho peligro sin que Cano lograse por poco llegar a un centro desde la izquierda. Se está convirtiendo en habitual que el Pontevedra salga dormido de los vestuarios y el contrario goce de alguna ocasión nada más empezar y ayer esta situación volvió a producirse.

Pero a partir de ese instante el juego de ataque granate empezó a funcionar. Y empezó a hacerlo porque jugar a la vez con Barco y Mateu de delanteros natos le da al Pontevedra CF unas posibilidades enormes de crear pánico en las defensas rivales. Son dos hombres a los que se les puede enviar balones largos aéreos que gestionarán con acierto tanto en el remate directo a portería como en dejadas venenosas a sus compañeros pero también son dos delanteros que saben jugar el balón con los pies y tirar paredes de primera o aguantar el momento justo de ofrecer esas pelotas a la segunda línea.
En definitiva, el peligro no tardó en aparecer por el área boirense y ya a los tres minutos un centro de Añón es buscado con ansia de goleador por Barco para conectar la cabeza y estrellar el cuero contra el brazo extendido de Catú. Penalti claro y diáfana transformación de Bonilla para el 1-0.
Con el marcador a favor el Pontevedra esperó el adelantamiento de líneas del Boiro y diez minutos después una bonita jugada iniciada por Abel, desemboca en un centro algo bombeado de Bonilla que Barco remata en acrobática postura sorprendiendo tanto al portero del Boiro que ya esperaba recoger la pelota entre sus manos como a una afición local que celebró con alborozo este nuevo golazo del nuevo ídolo de la parroquia lerezana.

A partir de ahí el Pontevedra siguió esperando pero con demasiada relajación defensiva propiciando que el equipo visitante llegase reiteradamente y con excesiva facilidad al área de Edu. Allí morían casi todas sus intentonas por falta de claridad y contundencia aunque si dispuso de un par de buenas opciones que de haber sido transformadas habrían propiciado la creación de dudas y nervios al conjunto granate.
Los ataques visitantes se iniciaban sobre todo por su banda derecha y más después de que Fredy decidiera dar entrada a Marcos Alvárez que sorprendentemente no fue de la partida desde el principio.   
Luisito apreció esta circunstancia y dando otra muestra de lo camaleónico que pueda llegar a ser su equipo volvió a cambiar el sistema para reforzar la banda izquierda en defensa. Pasó de un 3-4-1-2 a un 5-3-2 enviando a Añon al medio campo por la izquierda para tapar más esa banda a costa de desequilibrar un poco el dibujo del conjunto en banda derecha.

Pero lo cierto es que si bien el Pontevedra permitía demasiadas llegadas a su área que finalmente no quedaban más que en acercamientos sin pegada, en ataque taladraba siempre que podía a la defensa rival con unos extraordinarios Barco y Mateu, un de nuevo eléctrico Añón que parece haber olvidado su lesión y un genial Abel Suárez que encontraba casi siempre el pase perfecto para sus compañeros.
Guillén realizó tres paradas muy buenas (dos a Mateu y otra a Añon), el árbitro se tragó un penalti clamoroso sobre el ex del Somozas tras magistral pase al espacio de Abel y el mismo jugador canario se quedó solo delante del portero en otra ocasión cediendo el cuero a Añón para que marcara siendo anulado por fuera de juego inexistente un tanto que en ese momento habría sido el tercero. Incluso el propio Abel pudo hacer un gol de bandera tras ver adelantado a Guillén y enviarle una vaselina desde más de cuarenta metros.

Pero como fin de fiesta si llegaron al final dos goles más para redondear el resultado y en honor a la verdad hacerlo algo más abultado de lo que merecía el partido. Primero con un balón largo que Mateu medio peina hacia atrás chocando con un defensa y que deja solo a Alex Gonzéz que había salido en sustitución de Mario Barco para que el pequeño asturiano alojase el cuero en las mallas con un tiro por alto. 
El último tanto llegó tras un meritorio desmarque de Presa en el tiempo de descuento que recibe dentro del área y centra para que Abel pare, vea y coloque el balón pegado al palo izquierdo de la portería del Boiro.

Se había ganado 4-0. Resultado contundente y sin paliativos pero sin que el Pontevedra hubiese hecho ni mucho menos el mejor partido del año. 
El de ayer fue otra muestra de que esta temporada no necesitamos jugar muy bien para ganar partidos (por lo menos en casa) y los números en Pasarón son realmente asombrosos. Junto a los 27 de 27 se da la circunstancia de que acumulamos 24 goles a favor y sólo 4 en contra en estos nueve partidos.

Tras la jornada de ayer se ha abierto un hueco importante con el sexto clasificado (la peligrosa Ponferradina que ya está a siete puntos) y sólo el enrachado Valladolid B nos inquieta en la cuarta plaza.

Será otra semana de alegría y también de esperanza de cara a encontrar la mejoría fuera y sacar provecho en Aranda de Duero y más sabiendo que el filial pucelano jugará en León contra la Cultural.

No quería terminar este escrito sin mencionar el merecido homenaje dispensado ayer por la entidad a Filipe Machado fallecido en ese terrible accidente de avión acaecido en Colombia.

Sólo me gustaría dejar una reflexión. 
Pocas cosas hay más emocionantes que un minuto de silencio en silencio. Sin lugar a dudas el club (no es el único pues es una moda desde hace tiempo en el fútbol) introduce música con la mejor intención pero insisto no hay nada más emocionante y sentido que ese minuto de homenaje en verdadero silencio. Sin estridencias "megafónicas" que pueden llegar hasta a irritar y sin otra clase de edulcorantes que no sean ese brutal silencio y la ovación posterior de los allí presentes.    


    


     

lunes, 28 de noviembre de 2016

BARCO A LA VISTA!!!

Confieso que cuando Cubas rebañó esa pelota desde el suelo aprovechándose de la irritante pasividad defensiva granate para hacer el 2-1 vi el partido perdido.
La fragilidad colectiva a la hora de defender había marcado de nuevo el encuentro para el Pontevedra CF y no confiaba en que en los veinte minutos restantes pudiera arreglarse el desaguisado.
Por ello, cuando Mario Barco enganchó de manera precisa y fulminante ese balón enviado desde la banda izquierda celebré el tanto con especial intensidad pues la desesperante realidad de una nueva derrota foránea parecía difuminarse.

Antes de esos dos goles en cinco minutos, el partido había comenzado con otra novedad en la variedad de esquemas de juego que Luisito suele presentar a lo largo de una temporada. El Pontevedra apareció en Coruxo con defensa de cuatro, tres centrocampistas (Presa en el medio, Alex Fernández algo volcado a la izquierda y Abel a la derecha) y tres hombres más adelantados intentando permutar sus posiciones pero situándose cuando no se tenía el balón con Añón en el centro del ataque,Barco más la izquierda y Mateu a la derecha.

Así las cosas, el Coruxo empezó el partido mejor y castigó a los granates sobre todo por la banda izquierda desde la que Pibe actuando a pié cambiado sembraba el peligro para la portería de Edu. 

Así llegaron las dos mejores ocasiones de gol de los vigueses.   
Control del ex granate desde la derecha y centros diabólicos al segundo palo para ganar la espalda de Miguel. En las dos ocasiones (la segunda anulada por un fuera de juego inexistente) la pelota no entró en la meta pontevedresa de auténtico milagro.
Por su parte, el Pontevedra no lograba encontrar su sitio ni hilvanar dos pases seguidos en la zona ancha que pudieran permitir la llegada con peligro de nuestros jugadores. 
Sin embargo, poco antes de la media hora, por fin se lograba elaborar una acción de mérito y Barco recibía un buen balón en profundidad para rematar en buena posición una pelota que se fue fuera por muy poco.
Pareció despertar el Pontevedra con esa acción y poco después una dejada preciosa de Barco de primeras a Añón deja solo a este delante del portero y con calma el ex del Somozas le bate con calidad para hacer el 0-1.

Con esa ventaja en el marcador el Pontevedra decidió adoptar un cambio en el sistema y pasó a as situarse con un rombo en medio campo siendo Añón el enganche con los puntas y Presa el sostén de dicho dibujo.
Pero ni ese cambio ni  el gol a favor dotaron al equipo de la consistencia suficiente para controlar el partido con o sin la pelota y la sensación de inquietud siguió rondando el área granate hasta que en el 44 la enésima superioridad del rival en banda derecha acabó con un pase en profundidad a Yosu que casi en línea de fondo manda un esférico que sorprende a un Edu que había dejado inexplicablemente libre su primer palo.
Ese gol impedía al Pontevedra marcharse al descanso arriba en el marcador y dotaba de confianza a un Coruxo que veía equilibrada la balanza en un momento clave del partido.

No salió mal el Pontevedra tras el descanso y prueba de ello fueron las dos buenas ocasiones de las que se dispuso para volver a cobrar ventaja. En una de ellas Barco conectó un derechazo desde dentro del área mandando el cuero por encima del larguero y en otra tras varios rechaces Alex Fernández envió un balón con muy mala intención que golpeó en la pierna de Campillo cuando llevaba clara dirección a gol.
Lusito también reaccionaba desde el banco y sacaba del campo a un desafortunado y desubicado Abel por Alex González.
De esa forma, el Pontevedra seguiría en ese 4-4-2 pero de forma más racional. A Presa se le unía en medio campo Alex Fernández, el otro Alex se movería por la izquierda y Añón pasaba a banda derecha.
Fueron minutos, los siguientes a ese cambio y a las dos ocasiones citadas, en los que el Pontevedra no lograba volver a llegar con peligro pero tampoco sufría casi nada en defensa.
Pero con el paso de la segunda mitad, el Coruxo pareció volver a coger brío y comerle terreno a los granates haciendo que el campo se inclinase un poco más hacia el área de Edu.
En esos instantes llegó una eléctrica jugada de Cubas que dejó a Trigo con un palmo de narices y casi sin ángulo envió una pelota al larguero.

Luisito se dio cuenta de que el Pontevedra perdía fuelle y a mi juicio con acierto decide reforzar la zona ancha con Mouriño a costa de Mateu pero precísamente en la siguiente jugada llegaría el 2-1.
Es una jugada dificilmente explicable. Primero por la facilidad de Cubas a la hora de coger la espalda a la defensa aprovechando un balón profundo de un compañero apenas marcado. Pero después tampoco es fácil explicar la tardanza de los tres defensas que rodeaban al ex granate una vez este fue al suelo por la entrada de Loureiro. Los jugadores pontevedreses se quedaron parados esperando la señalización de la falta al borde del área y se limitaron a observar como desde el suelo el pequeño delantero verde se revolvía para marcar el gol casi a puerta vacía.

Son errores de difícil digestión y que suelen costar puntos. Si el Sábado no fue así obedeció al golazo ya mencionado de Barco que convirtió un balón aceptable en maravilloso al conectar un zurdazo que hizo inútil la estirada del portero rival. Un minuto antes Capi, también había podido igualar pero su lanzamiento desde el corazón del área se marchó por encima del larguero.

Ese gol rescató al Pontevedra del hoyo en el que había vuelto a introducirse y en el que hubo riesgo de volver a caer tras la rigurosa expulsión por doble amarilla de Capi a falta de diez minutos para el final. Por suerte, un minuto después Alex González en una acción de pillo conseguía "sacarle" la segunda amarilla a Pibe y ambos equipos volvieron a jugar con los mismos peones sobre el césped.
Bruno salió al campo nada más verse expulsado Capi en sustitución de Añon y la verdad es que diez para diez el Pontevedra se sintió  mejor y apretó más al Coruxo en busca de un hipotético tercer tanto que proporcionara la victoria.
Se forzaron un par de faltas laterales y otros tantos corners pero la defensa local supo rechazar el peligro que indudablemente el Pontevedra atesora en el juego aéreo.

Al final este reparto de puntos deja sensaciones contradictorias.
Una vez puestos en ventaja en el marcador cuando el Coruxo empata a un gol esa sensación es de cabreo y cierta preocupación por la inconsistencia mostrada en defensa. Esos sentimientos se agudizaron, como es lógico, al recibir ese segundo gol que parecía condenarnos a la derrota de tal forma que cuando Barco oteó tierra y marcó el golazo del empate ese punto ya se veía de otra manera.  

El empate mantiene las distancias con la Ponferradina que volvió a demostrar ante el Lealtad sus problemas para hacer gol aunque acerca a un lanzado y sorprendente Valladolid B que se coloca a dos puntos.

El Domingo viene el Boiro. Lo hará golpeado por la goleada sufrida en Barraña ante el Celta B y con la tradicional motivación con la que suele visitar nuestra ciudad.
Más nos valdría tratar de recuperar la sobriedad defensiva que el equipo exhibía hasta el partido disputado en León. 
Tenemos gol y eso es indudable pero no siempre podrán remontarse resultados adversos y menos si estos son por más de un tanto.
Urge pues recuperar esa seriedad que provocaba que tras la Cultural fuéramos el segundo equipo menos goleado antes de jugar contra ellos y el Domingo es una buena prueba de toque para comprobar si  se han hecho progresos en ese sentido.


  
     

lunes, 21 de noviembre de 2016

El mapa del caos

Acabo de terminar una trilogía muy original cuya temática nos introduce de lleno en un mundo de aventuras y de ciencia ficción. 
En realidad, hablar de un sólo mundo no describiría acertadamente estos tres libros escritos por Félix.J.Palma. 
Y no lo haría pues este escritor juega en estas novelas con los saltos en el tiempo y en el espacio de tal forma que al final nos encontramos con la posibilidad de que existan infinitos universos en muchos de los cuales habiten "realidades" muy parecidas entre sí con diferencias casi anecdóticas y en otros esas "realidades" sean bastante dispares y nada coincidentes con el entorno al que estamos acostumbrados. En el último tomo, titulado El mapa del caos, tal situación amenaza con estallar y los protagonistas se las verán y desearán para arreglar tal desaguisado "multiversal"  

Después de presenciar el encuentro de ayer fácilmente se podría llegar a la conclusión que una pirueta espacio-temporal perteneciente a la trilogía citada hubiera tenido a bien materializarse en el Estado Municipal de Pasarón. Dicha pirueta habría conseguido que en el mismo sitio y a la misma hora hubieran coincidido sobre la hierba de nuestro campo los Reyes Magos, Papá Noel y hasta el simpático y escurridizo ratoncito Pérez.
No es sencillo explicar como se pueden conceder por los dos equipos tantos regalos defensivos y tanta "generosidad" para con el rival hasta convertir el encuentro en una especie de ruleta rusa controlada finalmente por el Pontevedra en los minutos finales al conseguir el 4-2.

Un Pontevedra CF que calcaba de inicio el mismo sistema que había plasmado con éxito el día del enfrentamiento contra el Palencia. Se volvía a los tres centrales con los dos laterales a la altura de medio campo en el que evolucionaban Abel y Trigo. Jacobo aparecía como solitario media punta y Añón y Barco oficiaban como delanteros natos.

Pero tienen razón los técnicos (y entre ellos nuestro temperamental Luisito) cuando afirman que por encima de los sistemas y la disposición táctica está la actitud de los jugadores y la forma en la que estos se conectan con el partido.
Y esa conexión futbolística de los granates ayer brilló por su ausencia durante casi todo el partido.
Especialmente grave fue la actuación defensiva de los nuestros en el primer cuarto de hora de juego. Al primer minuto un balón largo enviado por un rival sin presionar supera con total facilidad a los centrales granates y deja solo a Arkaitz (que había arrancado de su propio campo)  ante un Edu que no pudo evitar ser batido en el uno contra uno.
Desde el banquillo se apreció como Luisito recriminaba al portero no haber estado más adelantado en la jugada para achicar espacios y evitar la progresión del ariete rival pero lo cierto es que la pelota le "cayó" al delantero del Somozas muy cerca de sus botas y pudo conducir durante bastantes metros por lo que no parece que Edu pudiera haber llegado en ningún caso. Quizá si los centrales hubieran leído mejor la jugada y reculado unos metros justo antes del balón aéreo sí se podría haber evitado esta acción tan sencilla en su ejecución y que ayer costó el 0-1.

A diferencia del día de Osasuna B en el que el Pontevedra se rehízo de otro gol tempranero y pasó controlar el partido casi completamente, ayer no pasó ni mucho menos lo mismo.
No es que el equipo no llegara en ataque pues sí lo hacía al aprovechar las facilidades enormes que el rival daba para llegar por banda y colocar innumerables centros pero lo grave estaba atrás. El equipo estaba  inseguro y ni siquiera Capi (habitualmente sereno y experto) lograba tranquilizar a una retaguardia en la que cada pelota al espacio provocaba el pánico para el conjunto local.

Y para aumentar el desconcierto llegó un saque de esquina antes del primer cuarto de hora. Iván Pérez (que sigue manteniendo un toque extraordinario en el balón parado) bota el cuero y ni Edu ni Trigo aciertan a hacer bien su trabajo y permiten que Baleato remate sin oposición de cabeza para hacer un 0-2 que ponía más sorpresa todavía en el marcador.

A esas alturas los Reyes Magos, el "gordito" escandinavo y el entrañable roedor ya habían vaciado la mitad de sus bolsas de regalos pero sólo la mitad pues todavía quedaban presentes por repartir en abundancia.

Tras ese 0-2 presidido por otra de esas broncas monumentales de Luisito y acompañado por la contundente "sacada" de cazadora por parte del peculiar técnico teense, Mateu empezó a hacer ejercicios de calentamiento para una inminente salida al césped.

El Pontevedra seguía llegando con asiduidad al área rival y ya sea por tal circunstancia o por la confianza tremenda que este equipo desprende cuando juega en casa lo cierto es que el que esto escribe no acabó por ver perdido el partido en ningún momento. Y eso que los peores minutos llegaron tras ese 0-2 y arrancaron los primeros silbidos (no demasiado fuertes, eso sí) de la temporada.

Pero he aquí que alrededor del minuto 25 el sistema defensivo verdiblanco vuelve a mostrar falta de concentración y Trigo se encuentra con todo el tiempo del mundo para poner una pelota al área que es cabeceada con acierto y sin oposición por Abel Suárez para recortar distancias.
En la jugada previa al gol ya estaba Mateu dispuesto a salir al campo y la duda estribaba en saber si Luisito mantendría la idea de la sustitución o el primer gol le detendría. La respuesta llegó con la habitual energía y vehemencia que utiliza el técnico granate. Ante la interrogadora  (y algo temerosa por que no decirlo) mirada de "Secre", Luisito se abalanza sobre la línea de banda y reclama al assitente con inusitada urgencia el primer cambio de su equipo. (No lo haremos ahora pero la verdad es que la singular relación que guardan durante los partidos entrenador y delegado valdría para dedicarle una sola columna).

Entraba pues Mateu al terreno de juego y salía del mismo Capi. Este cambio propiciaba así mismo un cambio de sistema. Se pasaba a defensa de cuatro pero con Trigo al lado de Bruno. Kevin adelantaba su ubicación al mediocentro junto a Abel; Jacobo se iría a la izquierda, Añón a la derecha y Mateu a "picar piedra"arriba con Barco.

Pero la reacción granate a punto estuvo de irse a pique nada más hacer el 1-2 y producirse el cambio pues Bruno protagonizaba otro error de bulto al no interceptar un balón fácil que dejaba a otro atacante coruñés delante de Edu en posición pintiparada para volver a poner tierra de por medio. Pero he aquí que en ese instante apareció el de Tuy que en magistral intervención rechazó con una gran estirada el lanzamiento rival.

Tras el susto morrocotudo el Pontevedra siguió a lo suyo, es decir, nervioso atrás y punzante arriba. El cambio no pudo ser más acertado pues si el Somozas dejaba (o no acertaba a evitar) que el Pontevedra explotara sus bandas y asediase a base de centros la portería contraria la presencia de Mateu resultaba casi obligatoria.

Y así fue. Pasado el minuto cuarenta y después de que Jacobo ya hubiera rozado el empate con anterioridad, Añón vuelve a tener todo el tiempo del mundo para controlar desde la derecha, ver el panorama, respirar un poquito y sacar un centro que peina Barco en el primer palo y machaca Mateu desde el segundo en posición algo dudosa.

De Mateu me gustaría hablar un poco más en este momento. Confieso que cuando me enteré de su fichaje ya casi al final del plazo desconfié un poco de la operación. 
Guapo, alto, piel bronceada, "tirón erótico", vendrá aquí a correrse alguna juerga y volver a Mallorca en busca del solete mediterráneo -pensé mientras cerraba el periódico en el que se anunciaba su incorporación.. 
Mis primeras dudas sobre tan injusta opinión sobre él ya me asaltaron al coincidir en una tertulia radiofónica. Me pareció centrado, bastante cabal y sobre todo interesado en conocer datos que los que compartíamos micrófono le ofrecíamos sobre el presente y el pasado de la entidad. 
Pero esas absurdas dudas se despejaron totalmente al verle evolucionar sobre el césped. No, no se trata de que hayamos fichado a Luis Suárez o a Diego Costa pero sí de que este jugador se ha mostrado desde el primer instante completamente integrado en el equipo, pelea y lucha como el que más y aprovecha los minutos que le da su técnico para marcar goles que a la postre dan puntos. Sobre esto último, el empate a dos de ayer que resultó clave es buena prueba y sobre lo primero la jugada del 4-2 deja bien a las claras que este tipo ha venido aquí a hacerse un hueco y seguir progresando  en el mundo del fútbol. 
Y como este atribulado bloguero se equivoca muchas veces pero también le gusta reconocer a aquellos que se dejan la piel por sus colores, bueno es escribir que me encanta el trabajo que Mateu hace para el equipo. 

Se había conseguido empatar un 0-2 antes del descanso y hacerlo además sin tener el control real del partido y sufriendo mucho más de la cuenta en defensa. Pero lo cierto es que incluso pudimos marcharnos al vestuario por delante en una falta botada por Bonilla y sobre todo en un remate de Bruno que se estrelló en un poste de la portería contraria.

Si alguien se pregunta por el estado de las bolsas de nuestros protagonistas venidos a través del tiempo les diré que todavía a esas alturas quedaban algunas cajas empapeladas en el interior de aquellas.

Quien más quien menos pensaba que en el vestuario se hablaría y se corregirían errores respecto a la concentración defensiva y la autoridad a mostrar en el partido pero lo cierto es que si se habló (que supongo que sí) las conversaciones mantenidas no dieron sus frutos.

Y de ello nos pudimos dar cuenta muy pronto. En el segundo minuto de la segunda parte un nuevo balón largo (esta vez a ras de suelo) hacia Arkaitz algo escorado en banda propicia que este se marche con pasmosa facilidad de Bruno y entregue un balón de gol a un compañero que corría por el centro sin oposición y que casi a la altura del punto de penalti tuvo a bien golpear con excesiva mansedumbre al centro de la portería para encontrar las manos de Edu.

Seguían viniendo curvas, por tanto, aunque a raíz de esa ocasión del Somozas llegaron en mi opinión los mejores minutos del Pontevedra. Fueron aproximadamente veinte y duraron hasta el 65 de partido. En ellos el Pontevedra si se movió con algo más de sentido, logró el tercer tanto que culminaba la remontada y no fue inquietado por el equipo visitante. Ese tercer gol llegó tras jugada por la izquierda que desembocó en un pase a la frontal hacia Abel que filtra un buen pase al corazón de la zona de castigo para que un Barco de espaldas fuese medio agarrado por nuestro conocido Pablo y el balón llegase en el segundo palo hasta Añon que entraba en carrera rematase al fondo de las mallas un balón que antes rebotó en el portero del Somozas.

Incluso el propio Añón tuvo otra oportunidad tras una jugada en la que pudieron verse las virtudes de nuestras puntas. En esa jugada tanto Barco como Mateu tocaron de primeras y de espaldas para dejar sólo al pequeño atacante granate que envió a las nubes el balón con la izquierda.  

Pero he aquí que mediada la segunda parte llegaba el momento de vaciar por completo las bolsas de los "espectadores de excepción".
Antes un cambio. Jacobo dejaba su puesto a Alex Fernández. Esa variación provocó que Alex formara junto a Kevin y Abel por el centro y fuese Mateu quien cambiara su posición hacia banda izquierda.

Pero lo cierto es que en ese tramo del partido el Pontevedra volvió a perder el control por completo y si no se vio reflejada esta situación en el marcador fue por un lado por la falta de acierto del equipo de "Ferrol terra" y por otro por ese halo de infabilidad que mantiene esta temporada en los partidos de casa que propicia que se haya llegado hasta la fenomenal cifra de ocho partidos ganados en otros tantos disputados.
Fueron momentos del partido en lo que Bruno volvía a ser superado, Trigo demostraba que el rendimiento que ofrece en el mediocampo no lo está dando de central y en los que el rival conseguía superioridades continuas e inexplicables en banda y en la zona de tres cuartas partes del campo. No logró paliar esta estado de cosas el último cambio mediante le cual Mouriño pasaba a ocupar la ubicación de Abe. Súarez.

La más clara la tuvieron en una jugada en la que Kevin salvó bajo la línea de gol un lanzamiento con Edu batido y en ese mismo rechace el mismo jugador rival mandó fuera un balón que parecía más fácil meterlo dentro. Llegaron también los dos goles anulados (bien anulados) uno por clara mano del atacante en un salto previo al lanzamiento de gol y otro por un fuera de juego sin discusión posible.

Pero la sensación era de desbarajuste total y de que la cosa podía acabar con sabor amargo.  Pero en estas se llegó al minuto 87 y en un balón sin aparente peligro un defensa cede de manera demasiado relajada un balón a su portero. Mateu aprecia tal circunstancia corre tras esa pelota y fuerza al guardameta a realizar un despeje apurado que rebota en las piernas del balear y se le queda a placer a Barco para sentenciar el choque en el mismo instante en que el rey Baltasar dejaba su último regalo en el imaginario árbol sito en los aledaños de Pasarón.

Remontada vital, por tanto, la que el Pontevedra CF pudo cristalizar ayer en un mal partido. Vital para mantener la impoluta racha en casa y también por consolidar nuestra clasificación en un momento en que las diferencias entre los cinco o seis primeros se están poco a poco ensanchando.

Pero tiene razón Luisito (y cuando la tiene hay que dársela) ayer se ganó pero no se hizo un partido para ganar. Quizá un equipo con más confianza que el Somozas nos hubiera aplastado ante tantas facilidades y eso es algo que no nos podemos permitir. Espero que hayamos aprendido la lección y que la próxima vez que juguemos en casa volvamos a dar esa imagen autoritaria que hasta ahora era casi lo habitual.

Entremedias llega un nuevo desplazamiento y supongo que otra sesión de sufrimiento a tenor del rendimiento que estamos ofreciendo fuera.
Lo sabemos todos pero hay que decirlo ganar nos dispararía aun más en la tabla y conseguiríamos nueve puntos de margen con el equipo de O Vao que ahora es séptimo en la clasificación.

Pero para llegar a ese resultado hay que realizar un partido serio y riguroso ante los de Rafa Sáez. 

El Sábado veremos que Pontevedra CF aparece ante el Coruxo y si de una vez por todas mejoramos fuera y nos hacemos acreedores a unos puntos que nos vendrían de perlas para llenar nuestro capazo ahora que llega el invierno con su viento y frío habituales.       
  

   

lunes, 7 de noviembre de 2016

Coraje, alegría y alguna dosis de prestigio

La estadística principal y la que aparecerá en todos los medios de comunicación será aquella en la que se refleje que de 21 puntos disputados en el Estadio Municipal de Pasarón se han conquistado los 21.
Es esta una circunstancia llamativa por lo complicada y que por sí sola deja bien a las claras la fortaleza y rotundidad que el Pontevedra CF está exhibiendo esta temporada en casa.

Pero si se profundiza un poco más en los números arrojados por esos siete partidos comprobaremos además que esa fortaleza como local no es fruto ni de la casualidad ni del componente azaroso que siempre acarrea un deporte de equipo.
En estos siete primeros enfrentamientos en Pasarón, el equipo granate ha conseguido marcar 16 goles y lo que es más importante tan solo encajar 2, uno de ellos de penalti.

El Pontevedra fue claramente superior al Mutilvera, Izarra, Osasuna B y Palencia. Disputó un choque igualado con el Racing de Ferrol y sólo fue "perdonado" por el Lealtad que marró sus ocasiones y acabó siendo arrollado por nuestro equipo el día que celebrábamos el 75 aniversario.

El séptimo partido es el de ayer.

Llegaba la Ponferradina en franca recuperación desde la contratación de Munitis y todos sabíamos que el partido iba a resultar harto difícil.
Y esa dificultad se vislumbró desde el primer minuto de juego al hacerse evidente el respeto mutuo entre ambos conjuntos y desarrollarse el partido por unos derroteros de lucha continua, mucha pelota dividida y escasas alegrías ofensivas.
Tan cerrado y trabado transcurría el tema que casi todo el mundo era consciente que cometer un error grave podría resultar decisivo para el desenlace final.

Ante esa tesitura, el Pontevedra se mostró firme en defensa y sólo un desajuste en los primeros minutos por banda derecha en la que no llegó una ayuda de Alex González causó algo de inquietud en área granate solventada por un acertado despeje en el centro posterior.
Es cierto que Bruno cometió algún error en esa primera mitad (especialmente un despeje fallido hacia atrás que él mismo corrigió con una veloz carrera y un cruce acertado antes de que un jugador berciano rematara a portería) pero luego se fue creciendo y soltando nervios hasta completar un señor partido en el centro de la defensa junto a un Portela que también rayó a gran altura.

Aquí me gustaría hacer un inciso pues en varios artículos anteriores manifesté mi preocupación por la defensa granate y por la importancia que a mi juicio seguía teniendo Capi para mantener la seguridad atrás.
Sin embargo, en estos dos últimos encuentros como locales (a pesar de que el gol de Osasuna B viene por una dejada de cabeza evitable) tanto Bruno como Portela han dado un paso adelante y concretamente ayer controlaron su parcela con solvencia y seguridad ante un equipo de los grandes del grupo como sin duda es la SD.Ponferradina.

A esta gran actuación defensiva global del equipo se une también otro hombre sobre el que mostré mis dudas a principios de temporada. Hablo de Miguel Loureiro. Desde los primeros partidos demostró que en la labor ofensiva desde su lateral podía aportar buenas cosas pero no me acababa de fiar de su tarea más importante, la defensiva. Pues bien, a medida que avanza la competición este hombre va creciendo con el equipo y además de demostrar una capacidad física importante cada vez va cumpliendo de forma aseada con su labor de retaguardia. Ojalá tanto él como los dos centrales citados sigan con esta progresión.

Y sería importante que esa progresión siguiera (sobre todo la de los centrales) pues partido a partido vamos descubriendo a un Jacobo Trigo más importante en la zona medular del campo.

Lleva ya varios partidos jugando ahí y si bien su presencia en esa ubicación resta algo de velocidad y precisión al equipo en el juego combinativo (aunque ayer movió bastante bien la pelota el vigués) lo cierto es que dota al conjunto de mucha presencia, fuerza física y saber estar. Además, está demostrando una llegada al área contraria sorprendente que le viene muy bien al equipo. 
No olvidemos que la jugada del segundo tanto frente al filial osasunista llega por un centro de Trigo desde el lateral derecho del área contraria y ayer apareció otra vez en ataque dos veces con mucho peligro. 
La primera en los primeros 45 minutos de juego disparando y obligando al portero rival a despejar el balón y la segunda minutos después del 1-0  para rematar con precisión a la red un buen centro.A pesar de estar habilitado su gol fue anulado por fuera de juego.

Como ya se ha dicho fue esa una primera parte muy espesa en la que junto a esa acción de Trigo el Pontevedra se acercó otras dos veces con posibilidades de gol a la meta contraria. En una de ellas Jacobo envió excesivamente cruzado un buen lanzamiento y en otra Alex González (que volvió a jugar por banda derecha hasta la salida de Añón al césped) ejecutó un disparo lejano que se fue por encima del larguero.  

Por parte berciana sólo Chavero daba indicios de querer hacer daño e incluso una jugada suya propició una falta en zona "caliente"que acarreó tarjeta amarilla para Portela que se lanzó sin consecuencias.

Pero he aquí que ese error que no terminó de aparecer en los primeros 45 minutos tardó sólo un minuto en producirse en la segunda.
En una jugada llevada por el Pontevedra en banda derecha un centro no muy prometedor es rematado por Mario Barco de cabeza y rechazado por el brazo de un central berciano que lo había extendido en posición poco natural.
El árbitro no lo dudó y Bonilla tampoco lo hizo a la hora de conectar un potente zurdazo que haría inútil la estirada de Dinu. 

Nada más iniciada la segunda parte nos habíamos puesto por delante y ahora quedaba cumplir con el resto del plan, seguir mostrándose serios y seguros para acabar por rematar el encuentro.

Y la verdad es que el Pontevedra lo hizo muy bien. A partir del gol cada falta a nuestro favor, cada saque de banda o de portería era hábilmente utilizado para ralentizar el ritmo del partido y hacer pensar a un rival cada vez con más prisas.

Es cierto que en esa fase del choque emergió otra vez Chavero para protagonizar varias conducciones verticales plenas de calidad y peligro creando los únicos desequilibrios en la acertada estructura defensiva granate. Pero esta situación también fue controlada felizmente por el Pontevedra que acabó por aburrir al hábil centrocampista berciano que fue de lo mejor que ayer enseñó el cuadro dirigido por Pedro Munitis.

Además de sostener sin demasiados apuros a su rival, el Pontevedra se estiraba con peligro en las contras y pudo encontrar la sentencia en esa jugada de Trigo que fue anulada cuando su posición parecía estar en línea con el penúltimo defensor visitante, Con el paso de los minutos, Luisito gestionó bien las sustituciones sacando del campo a Jacobo que ayer estuvo bien y a Mouriño cuando sus fuerzas empezaban a escasear por Añón y Alex Fernández. Este último sacó a relucir su oficio provocando algunas faltas en medio campo que desesperaban al rival y daban preciado oxígeno a los nuestros.
Poco antes del 2-0 llegó una jugada de Menudo por la derecha cuyo centro fue rematado a gol por un compañero. La jugada fue anulada por indicar el árbitro que la pelota había salido por línea de fondo. Tan cierto es que no se había producido tal circunstancia como que Edu Sousa se desentendió de la jugada una vez sonó el pitido del colegiado por lo que hablar de gol anulado resulta un tanto excesivo. 

Y llegó finalmente ese 2-0. Y lo hizo tras un remate de cabeza (otro más) de Barco al saque de una falta. Ayer el jugador propiedad del CD. Lugo volvió a dejarse la piel con la defensa visitante (defensa bien poblada pues casi todo el partido la Deportiva jugó con tres centrales). Peleó, luchó y encontró el premio a esa dedicación con ese segundo gol que cerraba el encuentro y que ponía el broche de oro a otra gran actuación del jugador riojano.  

En el 88 y medio llegaba la única vez en la que Edu tuvo que intervenir al "sacar" a corner un lanzamiento flojo de un rival que se envenenó tras rozar en un defensor granate. 
Esta ausencia de trabajo del Edu pone bien de manifiesto el gran partido defensivo de todo el conjunto granate que pudo todavía hacer el tercero si Añón no hubiese mandado por encima del larguero una pelota enviada magistralmente otra vez por Mario Barco.

Y llegaba el final del partido y con ese final la gran ovación con la que la afición granate agradecía el esfuerzo de sus jugadores sobre el terreno de juego.

El Pontevedra CF había sido capaz en primera instancia de mostrarse sobrio y no decaer en el cerrado partido del primer tiempo.Luego supo aprovechar el error rival para ponerse en ventaja y finalmente completar su trabajo con la seriedad suficiente y necesaria para no complicarse la vida e incluso sentenciar el choque con una segunda diana.

No se trata ya de vencer en los siete partidos jugados como local sino de ofrecer las sensaciones tan positivas que ayer enseñó el equipo ante una escuadra llamada a ocupar puestos de play off al terminar la temporada.

No puedo sino estar de acuerdo con las llamadas a la calma y a la humildad que ya se han producido tras el partido de ayer. Llevamos 13 partidos y queda mucho camino por recorrer además de muchas trampas y peligros que la competición nos pondrá por delante.

Pero siendo cierto todo lo anterior, también lo es que la imagen ha vuelto a ser satisfactoria con la dificultad añadida de exponerla ante un rival cualificado al que quizá le falte un delantero de referencia pero que es sin duda alguna un gran equipo.  

Es tiempo para tener los pies en el suelo pero para soñar un poco (sólo un poquito) ya que después de un lustro insufrible en el que todo parecía venirse abajo parece que la luz se hace lentamente y nuestro Pontevedra CF va recuperando trozos de ese prestigio que se fue dilapidando descarnadamente por diferentes despachos y campos de juego. 
  


   

lunes, 31 de octubre de 2016

El Dr. Jekyll vuelve a ganar y a convencer

Seguro que mucha gente ha leído o ha visto adaptaciones teatrales o cinematográficas de la obra de Robert Luis Stevenson El extraño caso del Dr Jekill y Mr. Hyde.
Me he permitido titular esta columna citando a uno de los principales protagonistas de dicha creación artística para tratar de explicar las sensaciones tan diferentes que transmite el Pontevedra CF cuando juega como local a las que desprende cuando lo hace de visitante.

A pesar de que el tema esencial que Stevenson trata en la novela es la dualidad del bien y del mal que cada uno de nosotros llevamos dentro, lo cierto es que adaptando la cuestión al planeta fútbol no podemos negar que nuestro equipo en Pasarón aparece como ese comedido y educado doctor británico cumplidor de las convenciones sociales y que derrota contrincante tras contrincante que pasa por Pontevedra de manera casi siempre convincente mientras que fuera de su campo muda su imagen radicalmente para parecerse más a ese tosco y maléfico personaje llamado Hyde que con sus vastas formas de actuar no cosecha sino derrotas o algún triste empate en los partidos jugados bajo su embrujo.

En el libro, Jekyll puede cambiar su personalidad y "convertirse" en otro gracias a un brebaje fabricado por él mismo y volver a recuperar su estado habitual debido a un antídoto también de su creación que a medida que avanza la obra va escaseando hasta que aterrado comprueba que Mr Hyde va a apoderándose irremediablemente de él.

Ayer tuvimos una clara muestra de que el Pontevedra CF posee todavía dosis más que suficientes de ese antídoto que le permite convertirse en un equipo sobrio, serio, confiado en sus posibilidades y notable cuando juega en casa pues ni un tanto encajado en el primer minuto de juego fue capaz de hacer derribar esa convicción en sí mismo de los granates que no sólo acabaron remontando el encuentro sino también imponiéndose con claridad meridiana en el tramo final del  partido.

Y es que como se ha dicho el comienzo del choque no pudo resultar más desalentador. Jugada por banda derecha del Osasuna, cierta apatía para evitar el centro al área y excesiva relajación de los centrales primero para dejar peinar el cuero a Nuha y de Miguel Loureiro después que no puede evitar el toque final a la red del mejor jugador navarro, Barja.

En ese instante la virginidad del Pontevedra en casa corría serio peligro. Con 0-1 en el marcador y un equipo con argumentos más que de sobra para "romper" a la contra el escenario no parecía el más idóneo para sacar la cabeza del agujero.
Pero lo cierto es que el Pontevedra CF reaccionó bastante bien al golpe recibido y si a eso unimos el excesivo "aculamiento"  visitante tras ponerse en ventaja, la consecuencia fue que el conjunto granate empezó a mandar en el partido y a buscar con paciencia pero sin descanso el tanto de la igualada.

Un Pontevedra que había salido al campo con los laterales habituales pero con la sorpresa de ver a Bruno y Portela en el centro de la defensa dejando un día más a Capi en el banquillo de suplentes.Y un Pontevedra que volvió a apostar por Trigo en el medio centro para hacer compañía a Kevin además de colocar a Mouriño algo más adelantado que los citados, con Jacobo a la izquierda, Alex González a la derecha y Mateu de referencia más ofensiva.

Y como decíamos, el equipo se hizo con la posesión de la pelota encontrando a un Kevin Presa mucho más atinado que en otros partidos a la hora de manejar y distribuir el juego con meritorios envíos a derecha e izquierda.
No fue una primera mitad plena de ocasiones pero aún así Miguel pudo empatar al conectar un fenomenal zurdazo (sí, zurdazo) desde la frontal del área que encontró una intervención tan importante como plástica del portero visitante. También Alex González y Jacobo probaron fortuna desde lejos sin suerte.

El primero, Alex, a pesar de jugar esa primera parte y algo de la segunda por la derecha volvió a a mostrar chispa y peligrosidad confirmando la progresión que habíamos notado en partidos anteriores y Jacobo estuvo algo más gris como cada vez que juega más acostado en banda aunque siempre protagoniza alguna jugada de clase que suele conllevar peligro para el rival.

La primera parte iba transcurriendo de esa forma sin que el Osasuna volviera a dar muestras de peligro en campo granate hasta que un centro desde la izquierda es peleado por el incansable Ferrer propiciando que un defensa pamplonica peine el cuero hacia su propia portería apareciendo muy oportuno Adrián Mouriño para conectar cayéndose un disparo que entra pegado al palo izquierdo de la portería navarra.

Era el empate a un gol merecido por la constancia y cohesión mostrada por los nuestros que todavía pudieron irse al descanso por delante en un último minuto loco de primer tiempo en el que los navarros desaprovechan una contra peligrosa y en la subsiguiente jugada Trigo en gran posición duda si tirar a puerta o centrar y su balón sale desviado por poco sin que Mateu Ferrer logre conectarlo de cabeza en el segundo palo. 

No es novedad que el Pontevedra salga algo despistado tras su paso por los vestuarios y parezca algo ido o desconectado en los primeros minutos de los segundos tiempos. Ayer no fue una excepción y el Osasuna pareció tomar el rumbo del encuentro haciéndose con la pelota y creando su única ocasión en la segunda parte en el minuto cinco tras conectar Arana un buen disparo con la izquierda buscando el palo largo de Edu que salió fuera por muy poco.
Es verdad que a la salida de un corner Trigo estuvo a punto marcar y que Alex González también pudo hacerlo en una jugada en la que tardó demasiado en tirar a gol encontrándose al portero rival encima. Pero a pesar de estas ocasiones, en los primeros diez o quince minutos de la segunda parte el dominio resultó parejo e incluso un muy peligroso Barja hizo alguna de las suyas por banda izquierda sin encontrar rematadores que pudieran cristalizar sus jugadas.

Pero al cuarto de hora, el Pontevedra volvió a hacerse dueño de la situación y a eso contribuyeron los acertados cambios. Jacobo dejaba su puesto a Añon lo que permitió que González cambiara su ubicación a la izquierda ocupando el ex del Somozas la derecha y poco después un exhausto Mouriño dejaba su lugar a Abel Suárez que pasaba a ocupar su misma demarcación.

Fueron minutos en los que justo es destacar a los dos centrales granates que supieron jugar con el sentido de anticipación imprescindible cuando se coloca la defensa tan adelantada y que no permitieron ninguna alegría aérea a un Nuha que a pesar de su juventud demostró que se "pega" con todo el mundo y que acabó por ser sustituido por el buen trabajo realizado por Portela y Bruno sobre él. 
También fueron minutos en los que los laterales se proyectaron bien en ataque, en los que Kevin volvió a crecer para ofrecer una de sus mejores versiones y en los que Mateu Ferrer trabajó a destajo para ofrecer espacios a sus compañeros peleándose con denuedo con la pareja de centrales navarros.

Y así las cosas llegó la jugada que ponía en franquicia el marcador para los granates. Se gestó la acción en nuestra banda derecha de ataque llegando el balón a un fenomenal ayer Jacobo Trigo que encontró vía libre para penetrar en área visitante y conectar un centro medido para que Mateu que había amagado con irse al primer palo para después retrasarse un par de metros hacia el centro conectase un cabezazo inapelable que ponía el 2-1 en el marcador. 

De ahí en adelante sólo existió el Pontevedra. A falta de poco más de diez minutos se realizaba el tercer cambio y un Trigo vacío por el esfuerzo y tocado por sus molestias dejaba su sitio a Alex Fernández que salió enchufado a más no poder.

Y cinco minutos después llegó una obra de arte. 

Añón que hasta ese instante había estado gris y algo fallón recoge una pelota en la derecha no muy lejos de la línea medular. El extremo avanza y se deshace hasta tres veces de un mismo rival con fintas y regates formidables, se deshace también de un segundo jugador navarro hasta ceder el cuero a Abel Súarez que ve la jugada entregando al primer toque hacia Mateu, éste de espaldas y también de primeras ve venir en carrera a Alex Fernández y le pone la pelota pintiparada para que el  bravo centrocampista llegue a la frontal y conecte un zurdazo (sí, otra vez zurdazo) con efecto que se cuela pegado al palo derecho de la portería del Osasuna.

Fue una jugada eléctrica, velocísima, que incluyó regates, visión de juego, primer toque y disparo contundente y que entusiasmó a los allí presentes que veíamos como llegaba la sexta victoria en casa en otros tantos partidos.

Aún se pudo redondear más el resultado con una falta lanzada al palo por el propio Alex Fernández y un lanzamiento por encima del larguero de Abel Suárez realizado en muy buena posición para marcar. 

Lo que a continuación enumero son estadísticas. 

El Pontevedra lleva 16 goles a favor y de ellos 14 los ha logrado en casa. Llevamos igualmente 8 goles en contra y sólo dos los hemos encajado aquí.

Es cierto que en Pasarón hemos disputados seis partidos y fuera cinco. También es cierto que hemos jugado en plazas complicadas como las de Santander.

Pero lo que no se puede negar es que ninguno de los seis partidos como locales se ha ganado de casualidad. Es más, sólo el Lealtad fue capaz de crearnos verdaderas ocasiones claras de gol (hasta tres con 0-0) que al fallarlas nos dieron vida ese día.

Estamos ganando y convenciendo en Pasarón. Volviendo al argumento literario del principio de este artículo, contamos todavía con frascos de ese antídoto que nos permiten tras beberlo volver a convertirnos en casa en ese equipo fiable y en ocasiones vistoso que ha logrado algo muy complicado como es lograr 18 de 18 como local.

Lo que me preocupa es que cada vez que salimos fuera parece que lo que hacemos es bebernos la poción que nos convierte en Mr Hyde y ya sea por "h" o por "b" no logramos lejos de nuestra ciudad romper una racha que se prolonga durante diez partidos si contamos los últimos cinco de la pasada liga y que no nos engañemos es necesario quebrar para cuando las cosas no pinten tan bien en nuestro feudo.

Por lo menos esta inmaculada racha "casera" nos ha permitido meternos en ese primer corte que se ha producido entre los seis primeros y el resto.

Visitamos Tudela, (campo complicado es verdad) pero en el que ya ha vencido por ejemplo el Somozas.               
¿Veremos en Navarra por fin a ese aseado Dr Jekyll que no carece de genio y de empuje pero que cumple su labor en el campo con el orden requerido por la flema británica? ¿O volveremos a ver a ese desordenado Mr Hyde que actúa a impulsos y que vuelve de vació cada vez que traspasa la frontera marcada por el Puente de la Barca?

En esta ocasión no tardaremos casi nada en averiguarlo. 

El miércoles en horario de telenovela saldremos de dudas. 

           

martes, 25 de octubre de 2016

Otro gatillazo en "cama" ajena y una gestión extraña del descanso

No está resultando nada esperanzador el comienzo de temporada del Pontevedra CF como visitante. Ya he dicho en más de una ocasión que no contamos en la actualidad con esas plantillas de la primera década del siglo XXI a las que esta categoría se le quedaba realmente pequeña y para las que la consecución del ascenso por coste y calidad era casi una obligación.

Es por ello por lo que por lo menos el que esto escribe no espera que el Pontevedra acuda a Santander y pase por encima del equipo cántabro que este año ha empezado muy bien. Sí espero en cambio que se compita algo mejor que lo que se hizo pero asumo las dificultades de ese partido. Puedo mostrar mi comprensión incluso con la complicación del campo de Guijuelo sobre todo si te ves por detrás en el marcador y aún así logras un empate. 
Incluso en un día optimista puedo tratar de justificar el empate en Burgos por el hecho de que el potencial del rival sea aparentemente mejor de lo que indica la tabla de clasificación (aunque este argumento quizá decaiga algo al comprobar como el Izarra, tan pobre aquí, fue capaz de hacerle tres goles anteayer en El Plantío).

Le encuentro más complicada justificación (y así lo escribí) a la derrota en Vigo por las circunstancias ya conocidas que rodearon a ese partido y la nefasta actuación de los nuestros tras quedarse el Celta con un jugador menos.

Y con el partido disputado en los Anexos de Zorrilla se ha acumulado una decepción más a la ristra de partidos nada edificantes que hemos realizado hasta ahora lejos del calor del Estadio de Pasarón. 

Se diga lo que se diga este encuentro parecía ideal para conseguir la primera victoria fuera y de no ser posible tal circunstancia por lo menos lograr un punto que ayudase al equipo a permanecer en esa cuarta posición.   

Pero no pudo ser.

Es imposible valorar la actuación del Pontevedra ni escuchando el encuentro a través de la radio ni a través del breve resumen ofrecido por la televisión. Esas imágenes parecen reflejar que el primer penalti no es descabellado pero que la jugada que da lugar al segundo no tiene la entidad suficiente como para merecer tal máximo castigo.
También en ese corto reportaje pudimos comprobar como con empate a uno en el marcador Trigo y Barco pudieron decantar la balanza en un momento importante del choque.

Pero lo cierto es que el equipo no fue capaz siquiera de traerse un punto de Valladolid en un campo en el que el año pasado con el mismo césped artificial lamentable  (que otra vez pone de manifiesto el olivdo en el que se encuentra esta categoría del fútbol español) y con el mismo viento se consiguió una victoria por un tanto a tres remontando el gol inicial de los pucelanos.

Por ello y aunque la situación en la clasificación derivada de esa derrota no sea ni grave ni alarmante, esa decepción y esa tristeza resulten inevitables al desaprovechar otra gran ocasión para seguir entre los cuatro de arriba y meterle más distancia al Racing de Ferrol amén de conservar la que se tenía respecto a la Ponferradina.

Lo peor de esta racha fuera de casa es que no es nueva ni nace con esta temporada 16/17. Si algunos de los lectores del blog se toman la molestia de repasar los resultados como visitante del Pontevedra desde aquel partido famoso jugado en Coruxo la campaña anterior podrá comprobar que la cuestión ya ha empezado a ser preocupante hace tiempo.

Mostramos una debilidad fuera de casa excesiva y si bien la segunda vuelta del año pasado ( o casi toda la segunda vuelta para ser exactos) exhibió a un Pontevedra vulnerable también como local, este inicio de temporada resulta más desconcertante por la doble cara que muestran los granates que parecen otros cuando disputan los partidos delante de su gente. 

Esta sensación de decepción que se experimenta nada más terminar el partido por lo menos a mi se me transforma en enfado cuando una vez más se ofrecen ( o tratan de ofrecerse) explicaciones en el post partido. 
No me valen alusiones a actitudes de jugadores rivales ni a si estos protestan, presionan al arbitro o se tiran en el área.
Lo que me valdría para tratar de entender lo que pasa sobre el césped es que el técnico explicara porque Capi se quedó en el banquillo en Valladolid. El porqué de volver a dejar no ya fuera del "once"  sino en casa a Alex Fernández o la razón de meter en banda izquierda a un jugador como Mateu que cada vez que se ve "exilado" a una banda pierde gran parte de su efectividad y peligro.

Ninguna de estas circunstancias recién enumeradas han resultado las causas de una nueva derrota, eso está claro. Pero explicar las mismas y hablar de fútbol de verdad posiblemente ayudaría a que esa decepción tantas veces aludida en este escrito no se convierta en cabreo por el enésimo intento de desviar la atención. 

Claro que indirectamente relacionado con el tema del bajo rendimiento que estamos ofreciendo fuera aparece la otra cuestión sobre la que quiero hablar en este escrito.

Resulta que la semana que viene hay jornada de Liga entre semana (cuestiones del absentismo laboral del fútbol español en Navidad, ya se sabe) y que el Pontevedra jugará el Miércoles 2 en un feudo tan complicado como el del Tudelano.
Si analizamos el día en el que grueso de los equipos disputarán sus partidos este fin de semana, veremos que casi todos los encuentros, siete, se celebrarán el Sábado. Incluso el Tudelano jugará en jornada sabatina por la mañana en Barreiro.

De los tres partidos que se jugarán en Domingo, uno de ellos será por la mañana (en Mieres) y sólo dos (el que se desarrollará en Burgos y el nuestro) lo harán por la tarde.

Es decir, que respecto al conjunto de Tudela tendremos día y medio menos de descanso para afrontar el partido y no se me ocurre por mucho que pienso razón que justifique tal desventaja.

Se ha dicho siempre (y es cierto) que la afición granate es de Domingo a las 17.00h pero siempre y cuando no existan circunstancias evidentes que hagan conveniente variar la costumbre y pasar un partido al Sábado, circunstancia que existe en este caso concreto por lo que se acaba de mencionar.

Quizá exista una razón desconocida para jugar en Domingo pero muy poderosa tiene que ser para provocar que el Pontevedra CF juegue el Miércoles día 2 en una situación de clara desventaja con el equipo navarro y como eso es así, así hay que contarlo. 
  


lunes, 17 de octubre de 2016

La tarta no estaba envenenada

No soy nada experto en vinos. Para ser exactos soy un auténtico profano del tema. Mis conocimientos alcanzan a diferenciar un blanco de un tinto y que el alvariño entiendo que debe tomarse frío para percibir su auténtico significado. También podría (llevado por la euforia que la ingesta de dicho producto conlleva) exclamar alborozado y con grandes coloretes en la cara la famosa frase "Viva el vino" que un día ensayó con su estilo peculiar el todavía Presidente en funciones de este país.

Pero poco más podría añadir sobre el particular. Ni en cuanto a "bouquet", ni composición ni sabor podría añadir algo consistente y tampoco demasiado sobre el maridaje de los diferentes caldos con determinados alimentos. Más allá de generalidades como que el marisco mejor con blanco y la carne con tinto no sabría argumentar nada más al respecto.

Pero sobre esto último, el maridaje (que vocablo más bonito, por cierto) si podría comentar que nunca prolegómenos festivos se han llevado demasiado bien con los partidos de fútbol en los que intervengan los organizadores del "fiestorro".
Sin necesidad de recurrir a ejemplos más rebuscados, a buen seguro que muchos aficionados al balompié saben que el día en que el FC. Barcelona celebraba el centenario en el Camp Nou salió derrotado 0-1 por un Atlético de Madrid en nada parecido al equipazo construido por Diego Pablo Simeone. Que el propio club colchonero vio amargado el día del cumplimiento de su primer siglo al caer derrotado en el Vicente Calderón también por 0-1 por el AT. Osasuna y que el Real Madrid que había preparado su onomástica con una final de Copa del Rey en 2002 en su propio estadio vio estupefacto como el Deportivo de la Coruña se llevaba el gato al agua ganando por un gol a dos y estrenando un nuevo término que ha llegado a nuestros días como "el centenariazo".

Por esos y por bastantes más casos quien más quien menos teníamos la mosca detrás de la oreja ante la visita del Lealtad de Villaviciosa al Estadio de Pasarón. 
Pero está visto que esa temporada ni festejos conmemorativos, ni cenas a Viernes por la noche ni bandas de música ni previas tan emocionantes como las de ayer pueden romper la racha triunfal del Pontevedra CF en su campo.

Y eso que la primera parte fue quizás la peor jugada por los granates como local desde el comienzo de Liga pero ni eso resultó impedimento suficiente para sumar tres puntos que como un guiño del destino permitían al Pontevedra obtener un regalo de cumpleaños maravilloso como es entrar en puestos de promoción de ascenso.

Salió el Pontevedra al campo con la novedad de Bruno en el centro de la zaga por causa de la sanción de Capi y las molestias de Portela acompañado en dicha demarcación por un Jacobo Trigo que volvía a retrasar su posición.
Alex Fernández y Kevin hacían pareja en el medio con Añon tirado a la derecha, Mouriño intentando moverse por la media punta y Alex González acostado a la izquierda, Barco volvía a jugar sin compañía arriba.

En esa primera parte el Pontevedra dio la sensación de no encontrar en ningún momento su ritmo. El partido no adquiría velocidad, se trababa y parecía faltar esa chispa que en algunos tramos de los encuentros consigue imprimirle el conjunto granate al juego.
Aún así, el choque estaba relativamente controlado y los acercamientos al área contraria y las jugadas de peligro, aunque pocas, eran nuestras. Principalmente en ese primer tiempo fue Alex González (que va claramente a más) quien protagonizó las mejores acciones intentando y a veces consiguiendo percutir por banda izquierda y gozando incluso de la mejor ocasión en la que el portero rival despejó con algún apuro su disparo. Pero al margen de ello, y de dos acciones de Barco no demasiado claras, los lanzamientos granates llegaron desde muy lejos en las botas de Mouriño por dos veces y Alex Fernández sin encontrar la portería asturiana. 
Se volvió a ver a un Añón sin capacidad de desborde y sin hacer daño por la derecha (luego Luisito aclaró en rueda de prensa que el chico está jugando con serios dolores surgidos a raíz de la entrada de Catalá) y el propio Adrián Mouriño se perdía en excesivas conducciones que restaban celeridad al juego y contribuían a trabar más el encuentro. Tampoco Alex Fernández encontró su lugar disputando una primera parte por debajo del nivel al que nos tiene acostumbrados.

Pero en los últimos diez minutos del primer tiempo el panorama cambió. Hasta ese instante como ya se dijo el Lealtad no había llegado prácticamente al área de Edu. Un Jandrín ubicado en la izquierda no lograba marcharse casi nunca de Miguel más que en una ocasión en la que le "sacó" la tarjeta amarilla y el Lealtad parecía inofensivo.
Hasta que en una acción los asturianos progresan por banda derecha y envían un centro preciso y medido para que su nº10 ,Grande, cabecee a placer pero al centro de la portería encontrando los reflejos de Edu Sousa en plena efervescencia para rechazar un balón que en el momento de salir de la cabeza del rival parecía que iba a acabar dentro.
Sin solución de continuidad, otra vez el mismo jugador del Lealtad se hace sitio dentro del área para conectar un potente disparo que salió lamiendo el palo de la portería granate. 

Habían sido dos sustos de aúpa que contribuyeron a que el pitido final del colegiado indicando el final de la primera parte sonara a música celestial.

Pero la segunda mitad tampoco empezó bien para el Pontevedra. Y eso a pesar de que en los primeros instantes una muy buena jugada otra vez de Alex González permitió a Añón llegar desde la derecha y no encontrar puerta en una buena posición.
No obstante, el balón seguía sin fluir al ritmo necesario para hacer daño a la defensa contraria y las dudas llegaron también a la línea defensiva en la que Trigo cometió un error garrafal que permitió otra vez a Grande encarar en solitario la meta de Edu para mandar la pelota por encima del larguero perdonando por tercera vez al conjunto granate.

Esa ocasión clarísima del Lealtad provocó la rápida reacción de Luisito que antes del cuarto de hora realizó dos cambios de una tacada. Los retirados fueron Añón y Alex Fernández que dejaron sus puestos para Abel Suárez y Mateu Ferrer.

Estos relevos propiciaron que Abel ocupase la ubicación de Alex junto a Kevin y que Mateu se colocase casi a la altura de Barco pasando a Mouriño a la derecha en un 4-4-2.

Y realmente fue en la jugada siguiente a las sustituciones cuando llegó la jugada que cambió el partido. Pelota enviada al área desde la derecha y Ferrer y un defensa pugnan por tocar ese esférico que tras pegar en alguno de ellos coge un efecto parabólico y se cuela en medio globo en la portería asturiana. 
En el campo pareció que era el defensa quien tocaba y en la tele parece todavía más claro pero lo cierto es que el delantero granate asegura haber contactado con la pelota.
Sea como fuera y marcara quien marcara, lo cierto es que ese 1-0 cambió por completo la dinámica del encuentro. El Lealtad lo notó de tal manera que no volvió a llegar con peligro a la meta de Edu y el Pontevedra adquirió una seguridad y confianza que le hicieron convertirse en el dueño del partido.

Todo marchaba mejor. 

Abel volvía a demostrar que en la posición de medio centro ve bien el fútbol y completó unos minutos muy buenos, Mouriño pareció revivir y en banda derecha se pareció más al Mouriño que conocíamos, Ferrer volvió a pelearlas todas y Alex González siguió dando un buen nivel en la banda izquierda. Llegó el segundo gol pronto tras parada del portero a remate de cabeza de Abel. El rechace cayó suelto en área pequeña y Trigo aunque algo escorado fue capaz de meterla dentro acabando definitivamente con el partido.

Aún hubo tiempo para un tercer cambio cuando al partido le quedaba sobre un cuarto de hora. Y sobre ese cambio, o mejor dicho, sobre lo que propició ese cambio me gustaría hablar un poco.

Los que habitualmente sigan este blog saben que a Luisito este bloguero le suele criticar bastante cada vez que delante de los micrófonos crea problemas que generalmente no existen. Pero también sabrán esos habituales ( a los que vuelvo a agradecer muchísimo que pierdan un poquito de su tiempo leyendo esto) que pocas veces en la labor estrictamente futbolística se le ha dado para el pelo sino todo lo contrario.

Ayer ese tercer cambio (Portela por Barco) supuso que el Pontevedra volviera a jugar con tres centrales; que los dos laterales integraran una línea de cuatro en el medio con Abel y Kevin; que Alex González y Mouriño se convirtieran en dos medias puntas y que Mateu Ferrer ejerciera de ariete.

Destaco esto por la indudable riqueza táctica con la que Luisito trata de dotar a su equipo. Hasta ahora habíamos visto al Pontevedra en 4-4-2 (pocas veces), en 4-3-3, en 4-2-3-1, en un novedoso sistema contra el Palencia con un 3-4-1-2  con Jacobo en media punta y Añón acompañando a Barco y ayer volvió a dar otro giro de tuerca convirtiendo esa mediapunta en doble jugando por detrás de Mateu Ferrer.

Es un dato que me parece significativo y que denota que se trabaja en ese sentido por lo que entiendo de justicia comentarlo y reconocerlo.

Hubo tiempo todavía para marcar el tercero en una jugada ligada por la izquierda que acabó rematando por la derecha un Miguel Loureiro que cada vez se crece más en ataque y que el mismo defensa que "ayudó" a Ferrer a hacer el primero introdujo de manera contundente en su portería al tratar de despejar la pelota.  Y también hubo espacio para una bonita despedida a Jandrín por parte de la más nutrida ayer parroquia local reconociéndole así su buen trabajo y esfuerzo la pasada campaña.  
Estamos en play off. No sé si será flor de un día o tendrá tal circunstancia vocación de continuidad pero nadie puede negar que ver al equipo en los periódicos en esa posición provoca que un "respinguito" de ilusión ilumine nuestra mirada de Lunes.

Lo que ya no se podrá cambiar y lo celebramos es que nuestro equipo haya podido cumplir la venerable edad de 75 años y además haya ganado el día de su cumpleaños. ¿Alguien da más?