lunes, 19 de diciembre de 2016

Una racha quebrada, amagos de regañinas y un parón "a la alemana"

No llegó el décimo triunfo consecutivo en casa. No se pudo terminar la primera vuelta completando el pleno de puntos como local y no podrá irse el equipo de vacaciones con la satisfacción de haber logrado otra victoria que hubiera alargado todavía más esta serie de resultados maravillosos en el ex vetusto.
Fue el de ayer un partido cerrado, con mucha espesura en el juego provocada por un buen Caudal que casi nunca pudo combatir el Pontevedra y con una afición otra vez algo escasa pero totalmente volcada en el empeño de ayudar a su equipo a ganar y que esperó ilusionada hasta el último instante por si se producía la jugada que decantase el partido del lado granate.

Realizó el equipo de Mieres un partido casi perfecto en defensa. Sabedor que uno de los peligros evidentes del Pontevedra suele llegar en balones laterales en busca de los puntas planteó un encuentro con defensa de cinco y con jugadores tanto en el centro de la misma como en el medio campo poderosísimos en lo físico y muy complicados de superar en el cuerpo a cuerpo.
Luisito volvió a medio sorprender alineando un medio campo sin ningún jugador de características netamente defensivas. La baja de Kevin hacía supone que o bien Trigo jugaría en la medular o bien Alex Fernández se ubicaría en esa zona con una mayor responsabilidad de lo habitual en la labor de contención.
Pero no. El equipo salió con Gonzalo y Abel en el medio centro y la verdad es que el equipo no sufrió nunca en defensa en parte por la acertada presión efectuada tras pérdida (especialmente en la segunda parte) y la buena actuación de la defensa que con un excelente sentido de la anticipación abortaba los escasos intentos del rival por desperezarse en ataque.
Lo que a este bloguero no le gustó tanto es la posición inicial de Mateu y de Adrián Mouriño. Con Añón en banda derecha como es habitual, Luisito decidió que fuera el ex del Mallorca quien se "acostara" en banda izquierda y Mouriño el que se moviera por detrás de Barco.
Ni Mouriño logró filtrar pase alguno a su compañero o desbordar desde esa posición en ningún momento ni Mateu se sintió a gusto tan alejado de la zona en la que realmente puede provocar más quebraderos de cabeza al rival.
Así las cosas, sólo a balón parado pudo moverse el marcador en la primera media hora. Primero en un corner rematado fuera por el Caudal y luego en una falta a raíz de la cual Bruno consiguió conectar la pelota medio con la cabeza medio con la espalda obligando al meta rival a desviar a la esquina.

Bordeando el minuto 30 Luisito toma la decisión de cambiar de ubicación a Mouriño y Mateu. No es que en ese último cuarto de hora el equipo mejorase sobremanera pero sí se notó algo el relevo posicional de esos dos jugadores. Fue en ese tramo de encuentro en el que Abel se encontró una pelota franca en la frontal pero envió su disparo por encima del larguero y fue también ciando el Pontevedra hiló la jugada más bonita del partido al conectar el mismo jugador canario con Barco y mandar este otro pase magnífico hacia Mateu que rompiendo el fura de juego logró plantarse ante el portero estrellando la pelota contra una de las piernas del meta. Fue la mejor ocasión de todo el partido y quizá de haberla transformado la segunda parte hubiera sido completamente diferente.

Tras el descanso, a mi juicio de manera acertada, el técnico de Teo decide sustituir a Mouriño por Alex González pasando a jugar más claramente con un 4-4-2.

Y fue en el transcurso de ese primer cuarto de hora de la segunda parte cuando el Pontevedra tocó más y mejor dotando de algo más de ritmo a la circulación de la pelota y haciendo albergar esperanzas reales de que podría llegar el gol de la victoria.
Alex profundizó con acierto por la izquierda, Añon también logró desbordar en alguna ocasión por la otra banda y Gonzalo y Abel movían más rápido logrando ese dinamismo en el juego pontevedrés. Sin embargo, el Caudal no se descompuso en ningún momento y siguió firme en defensa hasta adormecer otra vez el juego local. Si bien en la primera parte los asturianos lograron posesiones más largas en el medio campo que rompían el ritmo granate (destacando su número "7" Jaime), en la segunda mitad no fueron capaces de encontrarse en tantas ocasiones pero compensaron dicha circunstancia con una fortaleza en el juego aéreo defensivo más que notable así como un orden impecable en las escasas ocasiones que el Pontevedra lograba romper por las bandas.

Mediada la segunda mitad llegaba el segundo cambio granate y tengo que reconocer que no me gustó tanto como el primero. Es cierto que en el momento de producirse la sustitución (Jacobo por Mateu) el equipo ya había vuelto a bajar la intensidad y el Caudal controlaba la situación con más calma y que la intención de Luisito no era otra que meter al jugador de Bueu para tratar de filtrar algún pase desde la media punta que destrozase el sistema defensivo del rival. Pero lo cierto es que con la acumulación de efectivos en defensa planteada por Iván Ania no parecía especialmente fácil que dicho plan pudiera funcionar y con Mateu junto a Barco en el campo siempre es posible que un balón caído de una dejada o de una disputa en el corazón del área pudiera acabar cristalizando en un gol salvador.

Lo cierto es que el Pontevedra no encontró la claridad que pretendía con ese relevo y tan solo en una jugada afortunada por un rebote Alex Gonzalez pudo plantarse algo escorado frente al portero pero en vez de rematar decidió centrar propiciando así el despeje de la atenta defensa blanquinegra.
También Trigo muy cerca del final se encontró con una pelota en la frontal del área pero no quiso disparar a la primera y cuando lo hizo a la segunda el balón se le marchó muy desviado. 
Hubo tiempo todavía para que Añón sufriera un golpe en el pie lastimado el día del Racing de Ferrol y tuviera por ello que dejar su puesto a Miki y que este mismo jugador desaprovechase un buen balón servido por Abel en el último minuto de partido.

Con el pitido final llegaba la lógica decepción por el resultado que acababa con la excepcional serie de resultados cosechados en casa a lo largo de la primera vuelta.
Esa desilusión lógica por las ganas que había de seguir acumulando puntos y sobre todo completar una vuelta entera inmaculada en Pasarón no debe empañar la muy buena primera parte de competición realizada por los nuestros que acumulan en estos primeros 19 encuentros la nada despreciable cifra de 37 puntos en su haber.
En el ecuador de la Liga se ha conseguido una ventaja de cinco puntos con el Valladolid B que es quinto y siete con el que se perfila como el verdadero rival granate para conservar el puesto de play off, la Ponferradina. El equipo berciano logró sacar los tres puntos en Tudela y será el conjunto que presione más al Pontevedra en esta segunda vuelta que será difícil y complicada para todos los componentes del grupo I.

Estaría bien no repetir errores de la campaña pasada ( en el bien entendido caso de que creo firmemente que tenemos bastante mejor equipo que el año anterior) y no generar demasiado ruido desde dentro que empiece a generar dudas o a dar por sentado que estamos muy por encima de nuestra posibilidades.
En ese sentido, me inquietan los amagos de regañinas (vamos a dejarlo por ahora en eso, amagos) protagonizados por Luisito a lo largo de esta semana con el hecho de que se le pregunte por el play off de ascenso. 
Si a un equipo que termina la primera vuelta con 37 puntos y dando una imagen sólida y que le saca cinco puntos al quinto, siete al séptimo y catorce al Ferrol o dieciséis al Tudelano no se le puede preguntar por una hipotética clasificación entre los cuatro primeros es que no se entiende a que equipo se está perteneciendo.
De infausto recuerdo resultan las palabras pronunciadas por el entrenador a mediados de Febrero del pasado año y los efectos que estas produjeron y si bien está fuera de toda duda que debemos mantener la humildad sobre el césped y trabajar al cien por cien para lograr las victorias que nadie regala por capricho, también lo es que ya ha habido tiempo más que suficiente para acostumbrarse a eso que llaman entorno y manejarse de otra forma ante la presión indudable que implica entrenar al Pontevedra CF.

Nos vamos a un parón en el campeonato que parece más típico de la Bundesliga que de nuestro país. Nada menos que veintiún días van a tener que pasar para volver a reanudar esta Liga en la que reapareceremos otra vez de locales frente al Guijuelo.
Equipos que ahora no están bien tratarán de rearmarse física y mentalmente para afrontar de otra manera la segunda vuelta. Otros como el nuestro deberán estar más pendientes de no desconectar del todo del campeonato (algo difícil ante lo absurdo de esta paralización tan prolongada). Una cosa es oxigenar piernas y mentes y otra muy distinta es perder de vista todo el trabajo hecho con acierto y volver desconcentrados y fuera de onda.

Ante este temor, estoy seguro que Luisito le habrá dejado claro a su tropa que tanto el turrón como el resto de los productos navideños de toda clase deberán tomarse con moderación y racionalidad pues el día 26 les espera con el cuchillo entre los dientes para que se pongan rápidamente a tono y afrontar nada menos que el día 8 de Enero la primera batalla de la segunda vuelta.
Esperará un Guijuelo que llegará a Pontevedra en una situación clasificatoria muy complicada y que exigirá que el equipo ofrezca su mejor versión para ganar y comenzar con buen pié el año 2017.

Ojalá sepamos a partir de ese día 8 entrar con la misma fuerza en el torneo con la que nos hemos ido a este descanso y seamos capaces igualmente de gestionar la presión con inteligencia para realizar una segunda vuelta igual de buena que nos permita no bajarnos de estos primeros puestos a los que sin duda nos hemos hecho acreedores hasta ahora por trabajo, efectividad y categoría. 

                   

    

lunes, 12 de diciembre de 2016

Pues ya es hora de que empiecen a creer

Ganó el Pontevedra en Aranda de Duero y con esa victoria acometerá el último partido de la primera vuelta con 36 puntos en su haber.

La diferencia que ha conseguido el conjunto granate con algunos de los rivales que a principio de temporada entraban en las quinielas para estar arriba resulta ya sencillamente escandalosa. Catorce puntos de margen con respecto al Tudelano, dieciséis con el Racing de Ferrol, diecisiete con el Guijuelo o diecinueve con el Burgos.

Este tremendo océano de puntos que nos separan de los citados rivales no se ha conseguido por casualidad ni surgido por generación espontánea. Se ha logrado a base de construir una trayectoria inmaculada en casa a lo largo de la cual se han sacado adelante partidos de todos los colores. 
En algunos todo fue de cara desde el principio y el Pontevedra dominó de cabo a rabo la situación. 
En otros el comienzo resultó esquivo y el equipo hubo de remar durante mucho tiempo para acabar ganando la contienda y demostrar que la falta del gol de la pasada campaña es simplemente historia.Y finalmente también arrimamos el ascua a nuestra sardina en un par de partidos cerrados a más no poder en los que vencimos a base de concentración, bloque y saber aprovechar los errores del rival.

Lejos de Pasarón existen más dudas y los resultados no han sido ni mucho menos los mismos. Más allá de reconocer que las cuatro derrotas sufridas lo fueron en los campos de los equipos que comparten la cabeza de la tabla junto a nosotros, lo que más preocupó es que la imagen ofrecida no fue la mejor. 
En León no existimos aunque dada la situación del conjunto blanco podemos concluir que ese día concurrían bastantes atenuantes. Pero en Santander nos fuimos demasiado pronto del encuentro y en Vigo nos vinimos abajo cuando mejor teníamos el tema. En Valladolid también decepcionamos a pesar de la dificultad de jugar en los anexos del campo del equipo blanquivioleta. 
Insisto, no se trata de exigirle al Pontevedra que vaya a esos campos y "gane con la gorra" pero sí a lo mejor que hubiera competido un poquito más. Como esas derrotas se unieron a los empates en Burgos (cuando los burgaleses estaban hundidos) y en Guijuelo parecía que el Pontevedra no daba con la tecla fuera de casa y que esta cuestión podría empezar a pasarnos factura.

Pero lo cierto es que poco a poco el equipo va logrando "sacar la patita" como visitante y a la victoria lograda antes del visitar León frente al Tudelano y al empate en Coruxo se le unen los tres valiosísimos puntos ganados ayer con autoridad en el campo del Arandina.

Como dato curioso se puede señalar que las dos victorias foráneas han llegado en los dos únicos partidos jugados como titular por el mediocentro Gonzalo. El día de Tudela se jugaba entre semana y no extrañó tanto la presencia del fino centrocampista por aquello de refrescar el equipo a golpe de miércoles pero ayer constituyó toda una sorpresa su presencia como titular  y no sólo eso sino su permanencia en el césped durante los noventa minutos de juego y según dicen las crónicas con un buen rendimiento.       

Esta mejoría fuera es la que ha ayudado a que la racha histórica como local brille todavía un poquito más y el Pontevedra alcance esta cifra de 36 puntos antes de jugar el último partido del año ante el Caudal de Mieres.

Luisito, fiel a sí mismo en las ruedas de prensa, volvió a repetir ayer que no se cree la elevada puntuación que a estas alturas tiene su equipo y que si se lo dijeran en Septiembre no se lo habría imaginado. 
Se lo crea o no se lo crea el técnico de Teo, la realidad es que el Pontevedra además de las ventajas kilométricas citadas más arriba que saca a algunos equipos también ha conseguido ayer que la distancia con la Ponferradina se eleve a nueve puntos.
No es esta una ventaja insalvable y más teniendo en cuenta que los bercianos intentarán en el mercado de invierno poner remedio a sus problemas más acuciantes pero sí es un número de puntos lo suficientemente importante los que nos separan de los hombres dirigidos por Munitis para darnos cuenta de que esto no es ni un sueño ni una alucinación.

Quizá los planes del Consejo de Administración fueran diseñados con un poquito más de calma a la hora de volver a formar un grupo que decididamente tuviera la misión de jugar ese play off e incluso hacerlo con garantías de éxito pero a veces la competición y el acierto es caprichoso y te lleva a lugares en los que no pensabas estar tan pronto dándote la oportunidad de alcanzar esas metas siempre y cuando la dedicación y el esfuerzo de los protagonistas siga siendo el mismo que a día de hoy se está demostrando.  

Ser conscientes de la situación en la que el propio trabajo bien hecho ha colocado al equipo no debe servir como presión añadida ni ser un obstáculo para que se agarroten ni las piernas ni los cerebros de jugadores y cuerpo técnico. 
Todo lo contrario. Lo conseguido hasta ahora debe valer para darse cuenta de que si esta plantilla (ojo, sin Iker Alegre desde los primeros días de Septiembre)  afronta cada partido con la humildad de saber que sin trabajo cualquier rival se puede "subir a las barbas" pero también con el convencimiento de que si ofrece su mejor versión no tiene nada que envidiar a nadie, esa clasificación para el play off puede ser perfectamente posible y doblemente meritoria al no constituir una obligación ineludible para el grupo a principio de temporada. 

Sería igualmente muy importante que la afluencia de espectadores al campo creciera un poquito más. Es cierto que desde la construcción del nuevo Pasarón resulta un tanto engañoso el aforo que se alcanza en cada partido pues la distribución de los espectadores ha cambiado mucho con respecto al vetusto estadio granate. No obstante, es evidente que los resultados y en ocasiones el juego del equipo es merecedor de que más y más granates se unan a los partidos jugados en casa por este grupo de jugadores que se han colocado en una situación de privilegio en la clasificación y que conseguirían otro buen puñado de moral si comprueban como sus victorias se reflejan positivamente en las gradas de su estadio.

No uno sino dos partidos consecutivos nos esperan en casa para terminar la primera vuelta y empezar la segunda.
Primero llegará el Domingo el Caudal que vendrá tras ganar al Celta B y con ganas de aguar el fin de año al equipo granate.
Después, tras el parón invernal más propio de la Liga alemana que se vivirá esta campaña en España, rendirá visita el Guijuelo al Estadio Municipal de Pasarón el día 8 de Enero.

Los jugadores no deben pero yo que soy un aficionado de a pié sí (que carajo). Se imaginan los lectores de este atribulado bloguero como quedaría la clasificación si somos capaces de darle continuidad a esta racha histórica como locales en estos dos partidos y sumamos otros seis puntitos al capazo que ya tenemos ahora?,   

lunes, 5 de diciembre de 2016

Un anfitrión despiadado, una pareja letal y un silencio edulcorado

Es el Pontevedra CF 2016/2017 un equipo que recibe a sus visitantes con buena cara, una sonrisa agradable y unos modales exquisitos que no hacen otra cosa que presagiar una velada tranquila y acogedora para todos aquellos que recalan en su casa.
No obstante, este anfitrión granate esconde tras esa excelente educación unas intenciones aviesas e incluso asesinas contra todo aquel que le pide hospitalidad y ayer volvió a demostrar que una cosa es coger el abrigo y el sombrero a su visita e incluso ofrecerle unas pastas sabrosas junto a un buen café y otra muy diferente es permitirle ganar la partida de cartas, ajedrez o tres en raya que ambos mantendrían tras el ágape de entrada.
Y eso que en el día de ayer el Pontevedra alargó más de la cuenta la conversación mantenida mientras se degustaban esos alimentos y sostuvo esa camaradería aparente hasta que llegó el descanso de la partida y los contendientes pasaron por el baño.

Al regreso del excusado todo cambió. Los buenos gestos se tornaron en agitados ademanes y en la mesita donde reposaban las galletas aparecieron en su lugar pequeños alfileres que se fueron clavando en el estómago del forastero hasta hacerle vomitar la merienda y provocar el regreso a su domicilio con mal semblante y penando por una cama.

En efecto. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos el Pontevedra pareció esperar aletargado el paso del tiempo y protagonizó una primera parte soporífera y exenta casi por completo de emociones. Con un sistema 4-2-3-1 en el que Presa y Alex Fernández ocupaban el medio campo (Trigo oficiaba de central junto a Bruno), Añón se movía por derecha, Jacobo por izquierda y Mouriño por detrás de Barco, el equipo granate  encontró a un rival plantado con tres centrales y no consiguió a penas crear peligro ni encontrar la fluidez suficiente en el juego para inquietar en demasía al equipo blanquiazul.
Y eso que todo pudo cambiar bien pronto pues en los primeros minutos un pase precioso de Jacobo al espacio provoca que Barco se vaya por velocidad de su par y encare algo esquinado al portero Guillén. El cancerbero ex ourensanista le derribó con claridad cuando el "9" intentó el regate largo para quedarse a puerta vacía y el árbitro decidió amnistiar al arquero castigando la acción con una tarjeta amarilla. 
Bueno es recordar en este punto que la norma de la ocasión manifiesta de gol ha cambiado para los porteros si los derribos se producen dentro del área pero sigue (o eso dicen) igual para los lances producidos fuera de aquella pero ya se sabe que en este deporte cualquier modificación absurda de una norma absurda lo que puede provocar y de hecho provoca es situaciones absurdas y contradictorias.

Pero fuera como fuere lo cierto es que tras esa jugada el partido cayó en un aburrimiento importante en el que ambos conjuntos no lograban llegar con gran peligro a la portería contraria.
El Boiro no movía mal la pelota cuando Romay y Cano contactaban con ella e incluso tuvo una buena ocasión en pies de un bastante desafortunado Rubén Rivera que en buena posición tardó horrores en decidirse a lanzar y cuando lo hizo ya sus posibilidades de encontrar el gol eran practicamente nulas.

Por su parte, el Pontevedra encontró dos opciones en jugadas llegadas por banda derecha. En la primera Barco no llegó por muy poco a un centro de Añon y en la segunda una buena combinación de este con Loureiro acaba con un centro del lateral que alguien peina hacia el segundo palo para que Jacobo desaproveche un regalito que le venía medido a su pierna izquierda mandando el cuero por encima del larguero.

La primera parte se acabó consumiendo con esos breves retazos de peligrosidad e incluso Jimmy, lateral izquierdo del Boiro, se encontró en los estertores de ese primer tiempo con una pelota que conectó dentro del área pero que se marchó desviada del marco de Edu. 

Tras el descanso Luisito volvió a darle una vuelca de tuerca necesaria a su equipo haciendo dos cambios de entrada y cambiando el sistema por completo.
Mateu y Abel salían al césped en sustitución de Jacobo y Mouriño.

Con estas sustituciones, el técnico de Teo adoptó de nuevo la defensa de tres centrales pero con la importante novedad de colocar a Alex Fernández de tercer central. En el medio centro pasaba a jugar Abel al lado de Kevin Presa con los laterales adelantados completando una línea de cuatro. Añon, ejercería de media punta y Mateu y Barco jugarían en punta.

Y lo cierto es que desde el primer momento el guión pareció cambiar en favor de los intereses granates. Antes, en la primera jugada tras la reanudación, el Boiro se acercó con mucho peligro sin que Cano lograse por poco llegar a un centro desde la izquierda. Se está convirtiendo en habitual que el Pontevedra salga dormido de los vestuarios y el contrario goce de alguna ocasión nada más empezar y ayer esta situación volvió a producirse.

Pero a partir de ese instante el juego de ataque granate empezó a funcionar. Y empezó a hacerlo porque jugar a la vez con Barco y Mateu de delanteros natos le da al Pontevedra CF unas posibilidades enormes de crear pánico en las defensas rivales. Son dos hombres a los que se les puede enviar balones largos aéreos que gestionarán con acierto tanto en el remate directo a portería como en dejadas venenosas a sus compañeros pero también son dos delanteros que saben jugar el balón con los pies y tirar paredes de primera o aguantar el momento justo de ofrecer esas pelotas a la segunda línea.
En definitiva, el peligro no tardó en aparecer por el área boirense y ya a los tres minutos un centro de Añón es buscado con ansia de goleador por Barco para conectar la cabeza y estrellar el cuero contra el brazo extendido de Catú. Penalti claro y diáfana transformación de Bonilla para el 1-0.
Con el marcador a favor el Pontevedra esperó el adelantamiento de líneas del Boiro y diez minutos después una bonita jugada iniciada por Abel, desemboca en un centro algo bombeado de Bonilla que Barco remata en acrobática postura sorprendiendo tanto al portero del Boiro que ya esperaba recoger la pelota entre sus manos como a una afición local que celebró con alborozo este nuevo golazo del nuevo ídolo de la parroquia lerezana.

A partir de ahí el Pontevedra siguió esperando pero con demasiada relajación defensiva propiciando que el equipo visitante llegase reiteradamente y con excesiva facilidad al área de Edu. Allí morían casi todas sus intentonas por falta de claridad y contundencia aunque si dispuso de un par de buenas opciones que de haber sido transformadas habrían propiciado la creación de dudas y nervios al conjunto granate.
Los ataques visitantes se iniciaban sobre todo por su banda derecha y más después de que Fredy decidiera dar entrada a Marcos Alvárez que sorprendentemente no fue de la partida desde el principio.   
Luisito apreció esta circunstancia y dando otra muestra de lo camaleónico que pueda llegar a ser su equipo volvió a cambiar el sistema para reforzar la banda izquierda en defensa. Pasó de un 3-4-1-2 a un 5-3-2 enviando a Añon al medio campo por la izquierda para tapar más esa banda a costa de desequilibrar un poco el dibujo del conjunto en banda derecha.

Pero lo cierto es que si bien el Pontevedra permitía demasiadas llegadas a su área que finalmente no quedaban más que en acercamientos sin pegada, en ataque taladraba siempre que podía a la defensa rival con unos extraordinarios Barco y Mateu, un de nuevo eléctrico Añón que parece haber olvidado su lesión y un genial Abel Suárez que encontraba casi siempre el pase perfecto para sus compañeros.
Guillén realizó tres paradas muy buenas (dos a Mateu y otra a Añon), el árbitro se tragó un penalti clamoroso sobre el ex del Somozas tras magistral pase al espacio de Abel y el mismo jugador canario se quedó solo delante del portero en otra ocasión cediendo el cuero a Añón para que marcara siendo anulado por fuera de juego inexistente un tanto que en ese momento habría sido el tercero. Incluso el propio Abel pudo hacer un gol de bandera tras ver adelantado a Guillén y enviarle una vaselina desde más de cuarenta metros.

Pero como fin de fiesta si llegaron al final dos goles más para redondear el resultado y en honor a la verdad hacerlo algo más abultado de lo que merecía el partido. Primero con un balón largo que Mateu medio peina hacia atrás chocando con un defensa y que deja solo a Alex Gonzéz que había salido en sustitución de Mario Barco para que el pequeño asturiano alojase el cuero en las mallas con un tiro por alto. 
El último tanto llegó tras un meritorio desmarque de Presa en el tiempo de descuento que recibe dentro del área y centra para que Abel pare, vea y coloque el balón pegado al palo izquierdo de la portería del Boiro.

Se había ganado 4-0. Resultado contundente y sin paliativos pero sin que el Pontevedra hubiese hecho ni mucho menos el mejor partido del año. 
El de ayer fue otra muestra de que esta temporada no necesitamos jugar muy bien para ganar partidos (por lo menos en casa) y los números en Pasarón son realmente asombrosos. Junto a los 27 de 27 se da la circunstancia de que acumulamos 24 goles a favor y sólo 4 en contra en estos nueve partidos.

Tras la jornada de ayer se ha abierto un hueco importante con el sexto clasificado (la peligrosa Ponferradina que ya está a siete puntos) y sólo el enrachado Valladolid B nos inquieta en la cuarta plaza.

Será otra semana de alegría y también de esperanza de cara a encontrar la mejoría fuera y sacar provecho en Aranda de Duero y más sabiendo que el filial pucelano jugará en León contra la Cultural.

No quería terminar este escrito sin mencionar el merecido homenaje dispensado ayer por la entidad a Filipe Machado fallecido en ese terrible accidente de avión acaecido en Colombia.

Sólo me gustaría dejar una reflexión. 
Pocas cosas hay más emocionantes que un minuto de silencio en silencio. Sin lugar a dudas el club (no es el único pues es una moda desde hace tiempo en el fútbol) introduce música con la mejor intención pero insisto no hay nada más emocionante y sentido que ese minuto de homenaje en verdadero silencio. Sin estridencias "megafónicas" que pueden llegar hasta a irritar y sin otra clase de edulcorantes que no sean ese brutal silencio y la ovación posterior de los allí presentes.