lunes, 27 de noviembre de 2017

Vaciando Pasarón

Ya he comentado en alguna otra ocasión que no es fácil ser incondicional del Pontevedra CF.

Este atribulado bloguero cuenta ya con casi 45 años a sus espaldas y los primeros recuerdos que se acumulan en mi memoria en relación al equipo granate se remontan a la temporada 80/81 en la que se consumó un descenso a tercera división el mismo año en el que Celta y Deportivo que habían jugado esa Liga con nosotros ascendían de manera directa a la segunda división.

El Pontevedra había dado con sus huesos en la recién creada división de bronce en el año 1977 y desde entonces a lo largo de estas cuatro eternas décadas su andadura ha estado unida de forma perenne a esta maldita categoría y a la tercera división con el único oasis salvador de la campaña 2004/2005.
Los que tengan la oportunidad y el tiempo para ello pueden investigar un poco y darse cuenta que nuestro caso no tiene parangón con la inmensa mayoría de los clubes denominados históricos que alguna vez disfrutaron la máxima categoría de nuestro fútbol.
Casi todos esos equipos han disfrutado con más continuidad de la división de plata del balompié español y han podido regenerarse y coger fuerzas para cuando las cosas han venido mal dadas y tocaba fajarse en el barro de la 3ª o la 2ª B.

En nuestro caso no. En nuestro caso tocamos la segunda tras un laborioso y complicadísimo ascenso pero desperdiciamos nuestra presencia en el fútbol profesional cuajando una temporada pésima en todos los sentidos que nos devolvió a un pozo del que no hemos vuelto a salir ni trazas parece de que estemos cerca de hacerlo.

Digo todo lo anterior porque resulta muy difícil encontrar a una afición con estas dosis tan elevadas de paciencia y fidelidad (aunque por desgracia cada día esos fieles son más pocos) con tan poca devolución por parte de un equipo que ha proporcionado en estas cuatro décadas tan exiguos éxitos y tan variadas y numerosas decepciones cuando no fracasos.

Zarandeada desde hace casi diez años por una nueva crisis económica muy grave, la institución se vio en su día sumida en una paupérrima tercera división en la que equipos que jamás podrían haber soñado siquiera con enfrentarse al Pontevedra lo humillaban en el campo a base de resultados que para siempre quedarán en los anales de nuestra historia.
Hace tres años se consiguió abandonar " el subsuelo del sótano" con un ascenso que a pesar de lo que piensan algunos supuso un alivio más que una alegría y que simplemente devolvía al Pontevedra al lugar mínimo en el que tiene que estar por todo lo que rodea el club, una segunda división B formada por nada menos que 80 equipos.

La temporada pasada se trabajó bien en los despachos y sobre el césped y se consiguió una clasificación meritoria para un play off de ascenso a segunda  a pesar de que la misma se logró con una cifra de puntuación, 60, nada habitual para acabar cuartos a final de una campaña.

El trabajo de esa campaña y el de la anterior (en el que manteniendo el bloque de 3ª e incorporando cinco jugadores que dieron un rendimiento importante se realizó una temporada de regreso muy digna)  no justifica, sin embargo, el desbarajuste que acusa el equipo en esta temporada 17/18 y que de no corregirse a la mayor prontitud posible podría devolvernos a una situación de la que muy posiblemente no habría ya ni fuerzas ni posibilidades para recuperarse.

Si es cierto (repito, si es cierto) que este año se han invertido 90.000 € más que el anterior en la composición de la plantilla es que mucho nos hemos equivocado o, utilizando la terminología de un director económico de infausto recuerdo para el club, mucho nos hemos relajado en el diseño del Pontevedra CF actual.

No se trata de pretender que jugadores como Barco cuya continuidad en el club era imposible al estar cedido por un segunda y quedársele claramente pequeña la categoría o Bonilla al que vino a buscar todo un Mallorca de paso transitorio y accidental por la 2ªB, se hubieran quedado un año más a la ribera del Lérez. Eso era imposible y negarlo sería de estúpidos.

Algún matiz más podrían tener las bajas de Trigo y Abel Suárez por el que no se sabe si se hizo el esfuerzo requerido o la gestión en la renovación de un Miguel Loureiro que también es verdad no puso mucho de su parte para renovar por una entidad que le medio recuperó para el fútbol tras marcharse rebotado del Celta.

De lo que si se trata es de saber si se ha elegido bien a los sustitutos de estos jugadores tan importantes para el Pontevedra y desafortunadamente cuando ya agoniza el mes de Noviembre se puede decir que esas elecciones han sido todas ellas equivocadas.

El Pontevedra volvió a jugar ayer sin laterales. El único que había para la derecha no rendía y además ahora se ha marchado por razones que todavía se desconocen dejando esa ubicación o bien para un "casi extremo" como Alvarez o un central como Goldar.  
Por la izquierda la lesión de Jimmi nos ha dejado igualmente cojos ante las dudas sobre el rendimiento de Castro y ayer otra vez fue Alex González (que volvió a ser el único en la segunda parte capaz de hacer trabajar a la defensa contraria) el inquilino del lateral zurdo.
Y digo lateral porque a pesar de que la idea de Luisito ayer era la misma que el día del Navalcarnero, es decir, jugar con tres centrales y adelantar a los carrileros a medio campo cuando el balón fuera nuestro, lo cierto es que al menos en la primera mitad a la hora de defender tanto Alex como Alvarez debían retrasar su posición y ocupar posiciones evidentemente más defensivas, labor para la cual volvieron a tener innumerables dificultades.

Con Alex en esa posición que merma su capacidad ofensiva, con Añón desconocido e incapaz para desbordar en ningún momento y Jorge igualmente "missing" en esa posición excesivamente volcada a la izquierda que ocupó en el primer tiempo, la consecuencia no podía ser otra que la nulidad más absoluta a la hora de no ya de elaborar cierto fútbol por el medio (Prosi tampoco estaba ayer para muchas alegrías) sino de dotar al juego de un mínimo de ritmo o velocidad que pudiera desarbolar a un rival interesante en ataque pero bisoño y vulnerable en su zona de retaguardia.

La primera parte, en fin, resultó descorazonadora y la impotencia exhibida por los nuestros casi infinita. 
La gente que ya empieza a cansarse silbó en diferentes ocasiones a su equipo no sólo por su incapacidad para generar algo en la ofensiva sino también por su endeblez defensiva que no costó algún gol en contra gracias al guardameta granate.

Tras el descanso todo siguió igual hasta que Luisito decidió efectuar el primer cambio. Berrocal entraba al césped y Jorge especialmente ausente ayer salía del terreno de juego.
Realmente con el cambio el Pontevedra no cambió en exceso su sistema. León, Bruno y Presa siguieron hasta el final ocupando una línea de tres centrales (lo que se echa de menos a Kevin en medio campo, por cierto). No obstante, Berrocal pasó a ocupar la delantera junto a Etxániz, Añón oficiaba de media punta y los dos carrileros se dedicaron a partir de ese momento más a atacar que a defender.

Y ahí surgió Alex González y sus constantes arrancadas por banda izquierda que trataron de desarmar a la defensa rival consiguiéndolo en ocasiones como en una internada que terminó en el corner rematado a gol por Etxániz.
Lejos de cerrar el partido con esa ventaja, el Pontevedra fue incapaz de sostenerla ni siquiera durante diez minutos y en la enésima jugada esta temporada en la que nos hacen daño por la parte de derecha de nuestra defensa, el Valladolid encontraba el gol del empate.

De ahí al final, más de Alex González y alguna que otra penetración de Marcos Alvarez desperdiciada por su desquiciante incapacidad para poner un centro en el momento justo o a la altura requerida.
Nervios, precipitación y nulidad de ideas reinaron durante los últimos minutos que por lo menos no trajeron otro "regalo" en forma de mazazo con gol a última hora de un rival que no mereció en ningún caso perder aquí y que logró con merecimiento su segundo punto fuera de casa.

Como ya he dicho en otras ocasiones el Pontevedra CF sigue perdiendo oportunidades para alejarse del abismo y poner tierra de por medio con el precipicio.

Quien se piense que el Racing, el Toledo o la Ponferradina no van a poner encima de la mesa billetes de considerable valor en el mercado de invierno para salir de la quema está equivocado.
A nosotros nos tocará también tomar medidas y tratar de corregir la serie de equivocaciones que se han venido cometiendo desde el final de la pasada temporada y que muchos aficionados granates preveían con sus comentarios tras cada una de las incorporaciones. 

Pintan bastos y a este bloguero le da la impresión que en el club todavía no se han enterado. 

Más vale que lo hagan cuanto antes.
O se toma conciencia de la situación ya o a lo mejor nos acordamos demasiado tarde y no se podrá poner remedio a una clasificación que es muy preocupante desde hace semanas.   



    
   

martes, 21 de noviembre de 2017

Otra puñalada

Reconozco que durante medio segundo, sólo medio segundo, pensé que todo podía irse al traste y el trabajo efectivo de todo un partido explotar destrozado por los aires.
Solo fue ese medio segundo y cuando regresó mi cordura el jugador del Guijuelo destinado a botar el saque de esquina todavía no había llegado al banderín. Apreté la radio un poco más fuerte y esperé a que se lanzase el córner sin consecuencias y se consumase una victoria importante lejos de nuestra casa.
Lo que pasó después ya lo conocen los seguidores granates y constituyó una nueva puñalada trapera para las ilusiones y la confianza de la masa social de la entidad.
Que nos remonten un partido en el que se ganaba cero a tres en el minuto 76 resulta frustrante. Que esa remontada llegue cuando en el 91 todavía se ganaba por un tanto a tres ya pasa a ser desquiciante.
Y después de ver cómo llegan los dos últimos goles del rival, esa frustración y desquiciamiento no puede sino convertirse en perplejidad y enfado ante las facilidades gigantescas proporcionadas por nuestros jugadores para qué esta situación absurda se haya podido producir.
El segundo tanto salmantino llega a consecuencia de un centro desde la izquierda realizado sin oposición que remata el delantero centro del Guijuelo completamente libre de marca cuando a esas alturas deberíamos estar defendiendo nuestro área con uñas, dientes y hasta mordiscos si fuera necesario.
No obstante, las dosis mayores de asombro llegan cuando en el resumen del encuentro podemos ver la forma en que llega el remate que acabó por hundirnos el partido y dejarnos (por lo menos a los aficionados a los que todavía nos importa esto) con esa cara de eso que se imaginan mientras refrenábamos nuestras ganas de estampar la radio contra la pared más cercana.
El centro viene bombeado y muy llovido (más difícil para encontrar un remate dañino) y encuentra la cabeza de Jonathan Martín que supera con dificultades el 1,70 pero que casi no tiene ni que levantar los pies del suelo para conectar la cabeza con el esférico. Su remate sale medio en globo en dirección a la portería y supera a nuestro portero para alojarse en las redes de la portería y colocar un alucinante 3-3 en el marcador que tres o cuatro minutos antes parecía una quimera.
De esta manera tan desastrosa y negligente terminaba un partido en el que el Pontevedra, es cierto, aprovechó en sus dos últimos goles errores graves del rival pero en el que contó con ocasiones más que de sobra para hacer más tantos evitadas por las grandes intervenciones del portero chacinero.
No es ni mucho menos fácil llegar a este campo y ponerse cero a tres arriba de manera contundente e inapelable y resulta incomprensible como se puede tirar por el sumidero una victoria a la que el equipo se había hecho más que merecedor hasta el minuto 91.
No entra en cabeza más o menos racional (al igual que sucedió en Ponferrada donde se defendió de manera penosa el segundo palo la falta que provocó nuestra derrota en la última jugada) como se pueden defender con esa parsimonia, ligereza y falta de agresividad y atención las jugadas que propician los dos últimos goles del Guijuelo.
Son muchas esta temporada las veces que nos hemos mostrado como pajes de los Reyes Magos y Papá Noel regalando goles increíbles y en momentos en los que ya nada se podía rectificar.
Toledo, Ponferradina, Deportivo B e incluso Cerceda o Talavera saben ya de la flojedad granate en los tramos finales de los partidos y su tendencia a cometer errores de parvulario que llevan a la desesperación a la afición pontevedresa pero resulta especialmente dolorosa esta situación en días como ayer en el que el Pontevedra fue mejor y debió ganar el partido sí o sí fruto de su buen trabajo hasta la llegada del descuento.
Se escapan dos dolorosísimos puntos más que aún por encima permanecerán en la “buchaca” mental de los jugadores cada vez más repleta de errores inexplicables en las que han sido incapaces de decir “ aquí estoy yo” para sacar adelante partidos que ya parecían ganados.                
La Liga sigue avanzando y con esta generosidad que desplegamos con nuestros rivales la situación no se alivia para el Pontevedra CF.
Llegan ahora dos partidos seguidos en casa frente a los dos últimos de la clasificación. Habrá que luchar contra ellos evidentemente y tratar de ganar para respirar en la tabla y no complicarnos todavía más la existencia.
Lo peor es que además de pelear y tratar de doblegar la resistencia del contrario, deberemos combatir también contra nuestra impresentable tendencia de sacar una pistola y dispararnos en el pié cuando la meta se encuentra a escasos centímetros.

Lo de ayer fue otra vez lamentable y por mucho que se intente explicar por los protagonistas no tiene justificación plausible. 

lunes, 13 de noviembre de 2017

Una nueva decepción

En los tiempos que corren no ganar a un equipo tan ramplón como por lo menos demostró ser ayer el Navalcarnero no evita que el Pontevedra CF sea despedido con una sentida ovación del Estadio Municipal de Pasarón.
Son los mismos tiempos los que permiten que tras otra segunda parte indefendible fuera de casa y la charlotada posterior con la no dimisión del entrenador, el equipo haya sido recibido con muchos más aplausos que pitos (un par de silbidos a lo sumo) y que el pequeño camino desde el túnel de vestuarios al banquillo realizado por el técnico lo hiciese éste en medio de las alabanzas y entrega de muchos de los ayer presentes en el campo.

Salió el Pontevedra tan decidido y tan alegre como en aquel partido ya de hace bastantes semanas contra el S. Sebastián de los Reyes. 
Con un novedoso sistema de 3-4-3 en ataque que se convertía en 5-4-1 con una especie de cuadrado en medio campo a la hora de defender, el equipo fue inmensamente superior a su rival en la primera mitad y solo la torpeza más infinita a la hora de definir unida a la inspiración de un portero que ayer fue lo único salvable del Navalcarnero evitaron que la "cosa" hubiera quedado finiquitada en la primera media hora de juego.
Con Añón espectacular por la derecha surtiendo de balones a Marcos Álvarez que ejercía de carrilero por dicha banda; con Alex González otra vez incisivo y peligroso por el otro lado; con el otro Alex en medio campo distribuyendo con acierto al lado de Prosi, el Pontevedra hizo el gol muy pronto y creó otras cuatro ocasiones muy buenas para hacer más (especialmente dos manifiestas) que se encontraron con los guantes o las piernas del guardameta madrileño.

En defensa, con una novedosa línea (no por ser tres los centrales) sino por ver a Kevin en esa ubicación junto a León y Bruno no se sufrió mas que en una jugada poco después de marcar en la que León despejo hacia su propia portería en jugada previamente anulada por fuera de juego.
Fue una primera parte esperanzadora, plena de ritmo y convicción granate pero en la que faltó el acierto y se empezaron a poner los cimientos del sufrimiento de la segunda.

Esa segunda mitad no empezó con la clásica "caraja" de los nuestros tras el paso de los vestuarios. Por el contrario, el Pontevedra empezó peligroso e incluso pudo logar el segundo en remate de cabeza de Bruno tras una falta bien sacada por Prosi.
Pero luego llegó un corner en contra y el clásico regalo defensivo que terminó con el gol del empate rival que no se sabe muy bien si llegó de saque directo desde la esquina o si Berrocal llegó a colaborar involuntariamente peinando el balón hacia atrás haciendo imposible la estirada de Edu.

Quedaba tiempo, más de media hora para restañar un marcador injusto hasta ese momento a todas luces.
Sin embargo, muy pronto nos dimos cuenta que el Pontevedra no podía. Faltaban fuerzas en muchos de nuestros jugadores (se corrió mucho en la primera mitad pero es verdad que parece que el físico de algunos jugadores está cogido con alfileres) y puntales del primer tiempo como Jorge, Añón o Alvarez no aparecían por parte alguna.
Luisito reaccionó con un primer cambio que pareció extraño a mucha gente (Jorge fuera y Etxaniz dentro pero no para jugar con dos puntas sino para colocar a Berrocal en una posición similar a la del ex del Alcoyano). 
El propio entrenador debió darse cuenta enseguida que ese no era el camino pues escasos minutos después retiraba al propio Berrocal para darle los primeros minutos en casa de la temporada a Iván Martín.

Pero la sensación de impotencia no cambiaba y ya se veía que solo una acción aislada podría acercarnos una victoria que en el descanso parecía casi segura.
Y esa jugada llegó gracias a la enésima internada de Alex González que fue el único que dio señales de vida ofensiva en el segundo tiempo y que desembocó tras un rebote en un lanzamiento en muy buena posición para marcar de Iván que repelió el portero y tras otro rechace en un cabezazo de Etxániz que parecía infallable pero que encontró a última hora una manopla salvadora del eficiente arquero madrileño.
Con esa jugada parecieron escaparse las últimas opciones para conseguir el triunfo. El gol de este equipo esta temporada, Añón, dejaba su sitio a poco del final a Mouriño haciendo que muchos nos preguntáramos como debe estar físicamente el extremo coruñés para no poder seguir hasta el final sobre el terreno de juego cuando es el máximo goleador del grupo I.

No muchos pero al menos este atribulado bloguero también se preguntaba el motivo de no adelantar al medio campo a un Kevin Presa que como es habitual parecía el jugador más fresco sobre el césped y que quizá desde la zona ancha hubiera podido empujar algo más al equipo en esos minutos de dudas, nervios, cansancio y rabia por no poder llevarse una victoria que nos hubiera dado más aire en la clasificación.

Al final el gol no llegó y el empate resultó inamovible.

Llevamos 15 puntos de 42 posibles y aunque suene duro e incluso decepcionante a día de hoy estamos de lleno metidos en la lucha por no bajar.
La situación es todavía más inquietante si observamos a algunos de los equipos con los que compartimos el vagón de cola y que poca gente creía que podrían viajar en él.
Ponferradina, Racing, Toledo o incluso Guijuelo (siempre muy valorado por Luisito) están ahí abajo mientras equipos llamados a sufrir desde el principio como el Adarve, el Bouzas o el Sanse transitan cómodamente por la parte medio alta de la clasificación.

Sí, es cierto. Hay muchos equipos en un pañuelo de un par de puntos y la situación a día de hoy no es desesperada ni mucho menos pero resulta evidente que si no se reacciona cuanto antes la preocupación y la inquietud que transmite la parte baja de la tabla se hará cada vez mayor y convivir con ella no es fácil ni dentro ni fuera de los terrenos de juego.

Después del partido del próximo Domingo en Guijuelo sobre el que no tengo depositadas demasiadas ilusiones por las razones ya muy comentadas en este blog, contaremos con la ventaja de jugar dos partidos seguidos en casa y además contra Segoviana y Valladolid B.
Importantísimos van a resultar también otros dos partidos seguidos como locales que jugaremos después de viajar a enfrentarnos al Adarve. En el tránsito de la primera a la segunda vuelta pasarán consecutivamente por aquí At.Madrid B y Celta B.

De la capacidad que tengamos para sacar muchos puntos en estos cuatro partidos en casa de los próximos seis estarán buena parte de las opciones de vivir una segunda vuelta más tranquila o una ronda final completamente estresante.       

lunes, 6 de noviembre de 2017

¡¡¡ SE QUEDA !!!!

Ya puede volver el color a las mejillas de los aficionados. Ya la sangre obtiene permiso para circular con normalidad por las arterias granates. Ya, en definitiva, los pulmones pontevedreses recogen aliviados de nuevo el aire para garantizar la paz y estabilidad a esos organismos que se hallaban desequilibrados desde que pasadas las dos de la tarde de ayer Luisito Miguez afirmara que se iba; que lo dejaba todo; que una vez entregado su cuerpo y su alma por la santa cruzada se reconocía muerto en la batalla cruenta a la que se enfrentaba desde hace tres años.

No es fruto de un calentón- proseguía el siempre analítico técnico granate delante de esos micrófonos que muy a menudo lo poseen. Se lo he comunicado al vestuario y a la Presidenta y Director Deportivo y no hay marcha atrás- terminaba el de Teo con una cavernosa voz de derrota inapelable.

Sin embargo, cuando todo parecía perdido para la nave granate y el hundimiento en el pozo de la historia parecía inevitable, la Presidenta comunicaba que nada más regresar a Pontevedra desde la manchega ciudad de Talavera se procedería a celebrar una Junta Extraordinaria del Consejo de Administración para analizar la decisión de Luisito.

En ese momento muchos nos agarramos a ese clavo ardiendo, a esa posibilidad que otorgaba la máxima responsable de la entidad de darle la vuelta a la situación y convencer al inigualable técnico santiagués para que reconsiderase su postura y tuviera a bien realizar el enésimo favor al Pontevedra CF y quedarse a manejar el timón de ese banquillo que con ningún otro técnico podría mantenerse firme (o mejor dicho) enderezarse otra vez para situar la nave en la trayectoria correcta.

Y sí. Efectivamente. Pasadas las doce y media de la noche saltaba la noticia de que el Consejo no aceptaba la dimisión del Luis Míguez y que por el máximo órgano rector de la institución se seguía considerando al de Teo como el hombre idóneo para dirigir desde el banquillo al Pontevedra CF.
Muchos aficionados (insomnes y en espera de las novedades sobre el particular) saltamos alborozados en ese momento en nuestros respectivos hogares ante la perspectiva de que Luisito continuara al frente de nuestras esperanzas y desvelos y ningún extraño pasase a ocupar un puesto para el que nadie está tan capacitado como él.
Se comunicó por el Consejo que a la una de la tarde del día siguiente se desarrollaría una comparecencia en la que se hablaría más extensamente sobre lo sucedido tras el partido contra el Talavera( lo que sucedió durante el mismo y la penosa segunda parte protagonizada por el equipo ya no tocaba, lo importante era confirmar que Luisito seguiría al mando).

Con el corazón en un puño esperamos a que las campanas del Santuario de la Peregrina indicaran la una de la tarde y deseamos en silencio que no se hubiera producido otro giro dramático en los acontecimientos y se confirmara la noticia de que el Domingo podríamos volver a disfrutar de la presencia de nuestro entrenador. Queríamos verle otra vez dirigir con su habitual vehemencia a sus jugadores, quitarse la chaqueta con esa contundencia tan particular o discutir apasionadamente con "Secre" cada vez que el Delegado tuviera que realizar algún movimiento con el diabólico aparatito de los cambios y el descuento.     

Y no hubo novedades.

Luisito seguiría en su cargo pues (siempre según la Presidenta) había participado activamente en cada una de las contrataciones llevadas a cabo esta temporada al igual que en las anteriores y no existe nadie mejor que él para salir de esta situación peligrosa en la que nos hemos metido.
Eso sí, la Presidenta también anunció de forma inequívoca que en Diciembre habrá novedades que costarán dinero a las arcas del club pero que se hacen imperativas dado el panorama que presenta esta plantilla confeccionada por Feáns y el propio Luisito el pasado Verano.
No se sabe cuantos abandonarán el barco. Si serán dos, tres, cuatro "o ciento y la madre" pero que cambios habrá y de sus palabras no resultó difícil colegir que no precisamente pocos. 

Así, el entrenador que nos rescató de la 3ª división tras "cuerpear" fieramente en Liga regular con escuadras como el Bertamiráns, el Silva o el R.Villalbés y "machacar" en las eliminatorias a vida o muerte al Manzanares de Ciudad Real o al siempre temible Haro (circunstancia esta, la del ascenso de 3ªa 2ªB no conseguida por nadie anteriormente en los más de 75 años de historia del club). 
Este técnico que logró jugar de forma muy meritoria un play off de ascenso a segunda (circunstancia tampoco lograda antes por ningún otro entrenador de la historia granate) continuará al frente del Pontevedra CF en una nueva demostración de sacrificio y saber estar que este atribulado bloguero espera sea apreciada por todos aquellos aficionados "tocapelotas" que no acaban de entender ni valorar suficientemente a Luisito como ese entrenador que cambió la historia de la institución de tal forma que el Pontevedra fue otro antes de su llegada y sin duda será también diferente y menos potente el día siguiente de su marcha que espero se produzca dentro de muchísimo tiempo.

A esos amargados y recalcitrantes aficionados granates que piensan de manera anticuada y "viejuna" que por encima de todo debería estar la entidad.  
Que creen que el Pontevedra CF debería estar muy por encima de cualquier jugador, entrenador, directivo o incluso máximo accionista se llame como se llame pues todos acabarán pasando mientras lo que permanece es la Institución. 
A esos, insisto, que valoran y mucho todo lo bueno que ha hecho Luisito en un momento muy complicado para el club (y saben además que la responsabilidad tanto para bien como para mal del éxito de los fichajes es compartida e incluso mayor de los miembros del Consejo con atribuciones en la parcela deportiva) pero que no comparten que el Pontevedra CF se vea envuelto en sesiones circenses y nada edificantes como la de este Domingo ...

A esos, insisto por última vez, les recuerdo una ya famosa frase del controvertido central del Barcelona y de la Selección Española de Fútbol proferida el pasado verano mientras abrazaba efusivamente al tan genial como extravagante Neymar Junior:

SE QUEDA!!!