lunes, 2 de diciembre de 2024

Buen fútbol, dura lesión y sueño inteligente.

Si me preguntaran cuál es la versión que me gustaría ver siempre del Pontevedra CF entrenado por Iago Iglesias en Liga, contestaría que una muy parecida a la que apareció a lo largo de toda la segunda parte frente al Salamanca UDS.

En los segundos 45 minutos del pasado sábado, contemplamos a un Pontevedra controlando en todo momento el partido, sosteniendo su continuo ataque desde una línea defensiva, acertada en la salida de balón, pero concentrada y expeditiva a la hora de anticiparse y ahogar las intentonas de contra de su rival.

Un medio campo igualmente reactivo a la hora de recuperar la pelota y lúcido para dotar al juego de un ritmo alto y constante. Unas bandas chispeantes y con capacidad para desbordar y pisar área contraria en muchas ocasiones y todo ello capitaneado por un Dalisson estelar que dio un recital de controles, cambios de ritmo, regates y golpeo de balón.

Por qué el “muy parecida” utilizado por este atribulado bloguero (sí, ya sé que hacía tiempo que no utilizaba esta expresión) en el primer párrafo de la columna? 

Pues porque no se puede perdonar tanto y de tantas maneras diferentes ante la portería rival.

El Pontevedra pudo golear al Salamanca UDS que llegaba invicto fuera de casa a Pasarón y si no lo hizo fue otra vez por la incapacidad de los futbolistas granates para transformar un número razonable de las ocasiones generadas ante el muy buen portero salmantino.

Alex, Pelayo, Dalisson, Chiqui y Carlos, este por dos veces, marraron oportunidades pintiparadas para marcar y esa y no otra fue la causa de que el marcador se mantuviera con incertidumbre hasta bien entrada la prolongación del choque.

Es cierto también, retrotrayéndonos al comienzo del partido, que la primera parte ya había sido mejor que todas las que habíamos jugado en casa durante toda la Liga.

El ritmo de juego del que antes hablábamos que el Pontevedra consiguió imprimir a sus acciones era considerablemente superior a los partidos anteriores y el gol tempranero de Chiqui no hizo sino atestiguar esa marcha más elevada con la que había salido el Pontevedra al campo.

Luego llegaron un par de ocasiones (especialmente una de Alex que se fue fuera por muy poco) que pudieron acabar con el partido muy pronto y, sobre todo, una falta de contundencia defensiva en la acción de la igualada que acabó por complicar el encuentro.

No estuvo lo suficientemente agresivo y rápido Fontán en esa acción charra generada por nuestro flanco derecho defensivo, ni especialmente colaborador Chiqui para ayudar al compañero, ni tan expeditivo como en él es habitual Pelayo en el despeje del centro, ni plenamente acertado Edu a la hora de evitar que el lanzamiento blanquinegro entrara en la red por el palo que más debía cubrir.

La conclusión no fue otra que un partido que se dominaba de cabo a rabo y que estaba más cerca del 2-0 que otra cosa, viraba de rumbo y dotaba de algo más confianza a un Salamanca que estaba siendo superado.

El partido se igualó algo partir de ahí hasta el descanso, es cierto, pero el Pontevedra no decayó en su alegría a la hora de mover el esférico y aunque algo más incómodo defensivamente volvió a gozar de ocasiones suficientes como para irse al vestuario con ventaja.

También pudieron apreciarse otros detalles individuales del equipo que resulta interesante destacar.

Por ejemplo, la titularidad de Igor Irazu por delante de Mario Gómez.

A Igor lo estamos conociendo todavía pues su aparición en el equipo es reciente pero lo que más ha sorprendido de sus actuaciones (por lo menos al que esto escribe) es su capacidad para sacar la pelota jugada desde atrás.

Es cierto que el sábado empezó algo dubitativo y entre un resbalón inoportuno y un pase raro, creó alguna duda pero con el paso de los minutos volvimos a ver a un jugador osado con el balón en los pies y al que no le quema recibirlo en su propia área para jugarlo con una precisión que realmente no se esperaba.

Es posible que esta (su salida limpia de pelota) y no otra, sea la razón principal por la que en esta fase de competición Iago le está prefiriendo antes que a Mario pues el también espigado central sevillano comete a veces errores groseros en esa faceta que Igor no está haciendo.  

Otra actuación destacada ya desde la primera parte fue la de Pelayo. Es cierto que en el gol visitante su despeje no es el mejor aunque también es verdad que el desequilibrio llega por no cerrar bien nuestra banda derecha.

Al margen de ello, volvió a ser ese central nada torpe con la pelota, mandón, agresivo (a veces demasiado como en la acción de su tarjeta) y con un sentido de la anticipación defensiva (compartido también por Igor) que le sienta a las mil maravillas al equipo.

El segundo tiempo, como ya se ha adelantado al principio, fue un monólogo del Pontevedra CF que debió resolver el partido mucho antes.

Los centrales empujaban desde atrás, Héctor también y Fontán , dubitativo y lento en el primer tiempo, se asentó en su parcela defensiva.

Samu y Yelko crearon pero también trabajaron mucho para colaborar en la recuperación y a ahogar los intentos rivales por progresar, Alex y Chiqui cambiados de banda llegaban y Dalisson reinaba sobre todos generando desequilibrios defensivos constantes al Salamanca UDS.

No he mencionado a Rufo hasta ahora.

Decir que el delantero madrileño no trabaja o no lo intenta sería mentir.

Cuando un equipo es tan superior a otro como lo fue el Pontevedra en la segunda parte, el trabajo es colectivo y la presión del punta desde el comienzo del juego rival importa y mucho.

Ahora, decir que Rufo está bien y que su presencia se nota en el campo, no sería decir la verdad en estos últimos partidos.

Ayer no falló ninguna porque no tuvo ninguna y su incidencia en el juego fue pequeña. Le cuesta llegar a cualquier balón al espacio y pocas veces (al menos el sábado) ganó en las disputas con los defensas visitantes.

La delantera del equipo está como está.

Ayer volvió a repetirse la situación de que empatando en casa y necesitando un gol, el primer cambio da con los huesos del “9” en el banquillo para la entrada de otro medo ofensivo y no fue hasta la siguiente ventana de cambios cuando el otro delantero del equipo hizo su aparición en el césped.

Ese otro, Carlos López, si las tuvo anteayer.

En concreto, dos. La primera con un lanzamiento que rebotó dos veces en el larguero y en cuyo primer bote es posible que incluso entrase y la segunda casi a puerta vacía pero es cierto que desequilibrado y con su pierna menos buena.

Es verdad que estuvo más participativo y metido que otras veces y que al margen de esas ocasiones marradas, asistió con mérito para que Chiqui encarara solo al portero y fallara una de las más claras en un intento de vaselina ya cuando reinaba el 2-1 en el marcador.

Aún así, Carlos sigue lejos del jugador que nos convenció la temporada pasada.

Entre oportunidad fallada y oportunidad fallada, ya mediado el segundo tiempo, Fontán que apenas había aparecido en ataque progresa con fuerza y acierto hacia adelante y envía un pase en diagonal preciso hacia la izquierda para Chiqui; este ve el desdoblamiento potente de Héctor, se la manda y el futbolista bautizado como “Soyuncu” por mi vástago, envía un centro mortal para que Alex llegando desde la derecha remate casi a puerta vacía.

Jugada espectacular, de muchos kilates para la categoría que ponía algo de “justicia” en el marcador.

Luego llegó, sin duda, la peor noticia del partido en forma de lesión que en el momento en el que esto se escribe no tiene diagnóstico pero que pinta muy pero que muy mal.

A falta de 10 minutos para el final, Iago decide aportar equilibrio y fuerza al mediocampo con la entrada de Jesús Cambil.

Muy poco después del relevo, en una acción en la que el ex del Guijuelo va a competir y a luchar una pelota en medio campo, pisa mal y queda tumbado en el suelo con claros gestos de dolor.

Ya desde el primer momento todos (perdón, todos no. Todos menos un árbitro cuya actuación fue muy mala pero que en este lance rozó lo patético e indignante) vimos que era una lesión seria.

El señor colegiado no para el juego hasta que la pelota sale fuera y tuvo tiempo para recoger una botella de plástico caída al césped desde Preferencia (vamos a tener mucho cuidado con esto, por favor, porque no tiene ningún tipo de sentido) y antes de dejarla en manos del Delegado tuvo a bien acudir aparentemente a echar la bronca a los servicios médicos que ayudaban como podían a un apesadumbrado Cambil.

Al margen del vodevil de este colegiado que volvió a llenar de amarillas de manera injustificada al Pontevedra, si se confirma la lesión del bravo centrocampista granate el problema para el equipo será muy grande.

Ya no tanto a corto plazo pues es evidente que en las rotaciones pensadas por Iago para la Copa, el granadino era fijo para el miércoles sino para el medio y largo plazo de la Liga.

Cambil estaba siendo titular en todos los partidos fuera desde que el Pontevedra “echó el cerrojo” como visitante y su papel en esos encuentros era importantísimo.

Antes hablábamos de la preocupante sequía de nuestros dos delanteros.

De cara al mercado de invierno cada vez más gente (entre la que me encuentro) había cambiado la prioridad de traer a alguien para la banda derecha de ataque por un jugador claramente punta.

La utilización de Chiqui por la derecha, poder meter ahí a Dalisson también y la mejora cada vez más evidente de Xabi (contra el Salamanca otra vez buenos minutos con asistencia incluida), eran argumentos para ello.

Si se confirma (ojalá no) que la lesión de Cambil es de larga duración, surgiría ahora otro agujero pues se quedaría solo Samu como medio de equilibrio del equipo.

No parece razonable afrontar lo que queda de Liga, que es la parte más importante, con ese problema en la configuración de plantilla.

Es tanta la bravura  de Jesús Cambil, que tras pasar por la banda y volver de nuevo al campo con una cojera evidente, no rehusó correr como pudo (colocado ya en punta para ayudar lo que pudiera) tras un Xabi pletórico de fuerza que había ganado por empuje un balón a un defensa. Su ex compañero de equipo siguió hacia adelante y le ofreció un pase de gol a Cambil que este no desaprovechó para sentenciar el partido.

Las lágrimas del jugador de Granada al retirarse dolieron mucho.

Desde “En clave granate” se le mandan muchos ánimos a este futbolista que empezaba a encandilarnos y se le desea que sea lo menos posible.

Llega ahora otra vez la Copa de Rey y un equipazo como el Villarreal.

Pasamos de transitar por los bordes de los dominios de Sauron y esa obligación de ganar para alejarnos del fuego de Mordor a pasear por la alfombra roja de Hollywood en busca de disfrutar y apurar nuestras opciones de lograr una sorpresa mayúscula.

Soñar es lícito e incluso saludable por muy hercúlea e inaccesible que parezca la tarea.

Lo único que pediría al equipo es que sueñe mucho, sí, muchísimo, pero que lo haga con cabeza e inteligencia.

Ni 72 horas después de esta nueva sesión de “glamour” llegará otra caminata en vereda salvaje y desolada en Laredo. en lo que será nuestra segunda defensa del liderato (nuestra victoria se vio acompañada con un empate del Numancia que nos eleva de nuevo al primer puesto).

Las rotaciones son obligatorias y tener al equipo en las mejores condiciones posibles en Cantabria el próximo sábado, también.

Victorias como la que podría llegar en casa del colista el fin de semana parecen fáciles pero no lo son y además acercan, de ser logradas, mucho a los campeonatos.

Soñemos, sí, tratemos de competir, de dar buena imagen y quién sabe si ganar (este bloguero también sueña) a los Baena, Pino (Yeremi no Yelko), Albiol, Gerard Moreno, Parejo y compañía pero no olvidemos lo que vendrá el sábado.

En partidos como el del sábado nos jugamos la felicidad del mes de Mayo.

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