Si me preguntaran cuál es la versión que me gustaría ver siempre del Pontevedra CF entrenado por Iago Iglesias en Liga, contestaría que una muy parecida a la que apareció a lo largo de toda la segunda parte frente al Salamanca UDS.
En los segundos 45
minutos del pasado sábado, contemplamos a un Pontevedra controlando en todo
momento el partido, sosteniendo su continuo ataque desde una línea defensiva,
acertada en la salida de balón, pero concentrada y expeditiva a la hora de
anticiparse y ahogar las intentonas de contra de su rival.
Un medio campo
igualmente reactivo a la hora de recuperar la pelota y lúcido para dotar al
juego de un ritmo alto y constante. Unas bandas chispeantes y con capacidad
para desbordar y pisar área contraria en muchas ocasiones y todo ello
capitaneado por un Dalisson estelar que dio un recital de controles, cambios de
ritmo, regates y golpeo de balón.
Por qué el “muy parecida” utilizado por este atribulado bloguero (sí, ya sé que hacía tiempo que no utilizaba esta expresión) en el primer párrafo de la columna?
Pues
porque no se puede perdonar tanto y de tantas maneras diferentes ante la
portería rival.
El Pontevedra pudo
golear al Salamanca UDS que llegaba invicto fuera de casa a Pasarón y si no lo
hizo fue otra vez por la incapacidad de los futbolistas granates para
transformar un número razonable de las ocasiones generadas ante el muy buen
portero salmantino.
Alex, Pelayo, Dalisson,
Chiqui y Carlos, este por dos veces, marraron oportunidades pintiparadas para
marcar y esa y no otra fue la causa de que el marcador se mantuviera con
incertidumbre hasta bien entrada la prolongación del choque.
Es cierto también, retrotrayéndonos
al comienzo del partido, que la primera parte ya había sido mejor que todas las
que habíamos jugado en casa durante toda la Liga.
El ritmo de juego del
que antes hablábamos que el Pontevedra consiguió imprimir a sus acciones era
considerablemente superior a los partidos anteriores y el gol tempranero de Chiqui
no hizo sino atestiguar esa marcha más elevada con la que había salido el
Pontevedra al campo.
Luego llegaron un par
de ocasiones (especialmente una de Alex que se fue fuera por muy poco) que
pudieron acabar con el partido muy pronto y, sobre todo, una falta de
contundencia defensiva en la acción de la igualada que acabó por complicar el
encuentro.
No estuvo lo suficientemente
agresivo y rápido Fontán en esa acción charra generada por nuestro flanco
derecho defensivo, ni especialmente colaborador Chiqui para ayudar al compañero,
ni tan expeditivo como en él es habitual Pelayo en el despeje del centro, ni plenamente
acertado Edu a la hora de evitar que el lanzamiento blanquinegro entrara en la
red por el palo que más debía cubrir.
La conclusión no fue
otra que un partido que se dominaba de cabo a rabo y que estaba más cerca del
2-0 que otra cosa, viraba de rumbo y dotaba de algo más confianza a un
Salamanca que estaba siendo superado.
El partido se igualó
algo partir de ahí hasta el descanso, es cierto, pero el Pontevedra no decayó
en su alegría a la hora de mover el esférico y aunque algo más incómodo
defensivamente volvió a gozar de ocasiones suficientes como para irse al
vestuario con ventaja.
También pudieron
apreciarse otros detalles individuales del equipo que resulta interesante
destacar.
Por ejemplo, la titularidad
de Igor Irazu por delante de Mario Gómez.
A Igor lo estamos conociendo
todavía pues su aparición en el equipo es reciente pero lo que más ha
sorprendido de sus actuaciones (por lo menos al que esto escribe) es su
capacidad para sacar la pelota jugada desde atrás.
Es cierto que el sábado
empezó algo dubitativo y entre un resbalón inoportuno y un pase raro, creó
alguna duda pero con el paso de los minutos volvimos a ver a un jugador osado
con el balón en los pies y al que no le quema recibirlo en su propia área para
jugarlo con una precisión que realmente no se esperaba.
Es posible que esta (su
salida limpia de pelota) y no otra, sea la razón principal por la que en esta
fase de competición Iago le está prefiriendo antes que a Mario pues el también
espigado central sevillano comete a veces errores groseros en esa faceta que
Igor no está haciendo.
Otra actuación
destacada ya desde la primera parte fue la de Pelayo. Es cierto que en el gol
visitante su despeje no es el mejor aunque también es verdad que el
desequilibrio llega por no cerrar bien nuestra banda derecha.
Al margen de ello,
volvió a ser ese central nada torpe con la pelota, mandón, agresivo (a veces
demasiado como en la acción de su tarjeta) y con un sentido de la anticipación
defensiva (compartido también por Igor) que le sienta a las mil maravillas al
equipo.
El segundo tiempo, como
ya se ha adelantado al principio, fue un monólogo del Pontevedra CF que debió
resolver el partido mucho antes.
Los centrales empujaban
desde atrás, Héctor también y Fontán , dubitativo y lento en el primer tiempo,
se asentó en su parcela defensiva.
Samu y Yelko crearon
pero también trabajaron mucho para colaborar en la recuperación y a ahogar los
intentos rivales por progresar, Alex y Chiqui cambiados de banda llegaban y
Dalisson reinaba sobre todos generando desequilibrios defensivos constantes al
Salamanca UDS.
No he mencionado a Rufo
hasta ahora.
Decir que el delantero
madrileño no trabaja o no lo intenta sería mentir.
Cuando un equipo es tan
superior a otro como lo fue el Pontevedra en la segunda parte, el trabajo es
colectivo y la presión del punta desde el comienzo del juego rival importa y
mucho.
Ahora, decir que Rufo
está bien y que su presencia se nota en el campo, no sería decir la verdad en
estos últimos partidos.
Ayer no falló ninguna
porque no tuvo ninguna y su incidencia en el juego fue pequeña. Le cuesta
llegar a cualquier balón al espacio y pocas veces (al menos el sábado) ganó en
las disputas con los defensas visitantes.
La delantera del equipo
está como está.
Ayer volvió a repetirse
la situación de que empatando en casa y necesitando un gol, el primer cambio da
con los huesos del “9” en el banquillo para la entrada de otro medo ofensivo y
no fue hasta la siguiente ventana de cambios cuando el otro delantero del
equipo hizo su aparición en el césped.
Ese otro, Carlos López,
si las tuvo anteayer.
En concreto, dos. La primera
con un lanzamiento que rebotó dos veces en el larguero y en cuyo primer bote es
posible que incluso entrase y la segunda casi a puerta vacía pero es cierto que
desequilibrado y con su pierna menos buena.
Es verdad que estuvo
más participativo y metido que otras veces y que al margen de esas ocasiones
marradas, asistió con mérito para que Chiqui encarara solo al portero y fallara
una de las más claras en un intento de vaselina ya cuando reinaba el 2-1 en el
marcador.
Aún así, Carlos sigue
lejos del jugador que nos convenció la temporada pasada.
Entre oportunidad
fallada y oportunidad fallada, ya mediado el segundo tiempo, Fontán que apenas
había aparecido en ataque progresa con fuerza y acierto hacia adelante y envía
un pase en diagonal preciso hacia la izquierda para Chiqui; este ve el
desdoblamiento potente de Héctor, se la manda y el futbolista bautizado como “Soyuncu”
por mi vástago, envía un centro mortal para que Alex llegando desde la derecha
remate casi a puerta vacía.
Jugada espectacular, de
muchos kilates para la categoría que ponía algo de “justicia” en el marcador.
Luego llegó, sin duda,
la peor noticia del partido en forma de lesión que en el momento en el que esto
se escribe no tiene diagnóstico pero que pinta muy pero que muy mal.
A falta de 10 minutos
para el final, Iago decide aportar equilibrio y fuerza al mediocampo con la entrada
de Jesús Cambil.
Muy poco después del
relevo, en una acción en la que el ex del Guijuelo va a competir y a luchar una
pelota en medio campo, pisa mal y queda tumbado en el suelo con claros gestos
de dolor.
Ya desde el primer momento
todos (perdón, todos no. Todos menos un árbitro cuya actuación fue muy mala
pero que en este lance rozó lo patético e indignante) vimos que era una lesión
seria.
El señor colegiado no
para el juego hasta que la pelota sale fuera y tuvo tiempo para recoger una
botella de plástico caída al césped desde Preferencia (vamos a tener mucho cuidado
con esto, por favor, porque no tiene ningún tipo de sentido) y antes de dejarla
en manos del Delegado tuvo a bien acudir aparentemente a echar la bronca a los servicios
médicos que ayudaban como podían a un apesadumbrado Cambil.
Al margen del vodevil
de este colegiado que volvió a llenar de amarillas de manera injustificada al
Pontevedra, si se confirma la lesión del bravo centrocampista granate el
problema para el equipo será muy grande.
Ya no tanto a corto
plazo pues es evidente que en las rotaciones pensadas por Iago para la Copa, el
granadino era fijo para el miércoles sino para el medio y largo plazo de la
Liga.
Cambil estaba siendo
titular en todos los partidos fuera desde que el Pontevedra “echó el cerrojo”
como visitante y su papel en esos encuentros era importantísimo.
Antes hablábamos de la
preocupante sequía de nuestros dos delanteros.
De cara al mercado de
invierno cada vez más gente (entre la que me encuentro) había cambiado la
prioridad de traer a alguien para la banda derecha de ataque por un jugador claramente
punta.
La utilización de
Chiqui por la derecha, poder meter ahí a Dalisson también y la mejora cada vez
más evidente de Xabi (contra el Salamanca otra vez buenos minutos con asistencia
incluida), eran argumentos para ello.
Si se confirma (ojalá
no) que la lesión de Cambil es de larga duración, surgiría ahora otro agujero
pues se quedaría solo Samu como medio de equilibrio del equipo.
No parece razonable afrontar
lo que queda de Liga, que es la parte más importante, con ese problema en la
configuración de plantilla.
Es tanta la bravura de Jesús Cambil, que tras pasar por la banda y
volver de nuevo al campo con una cojera evidente, no rehusó correr como pudo
(colocado ya en punta para ayudar lo que pudiera) tras un Xabi pletórico de fuerza
que había ganado por empuje un balón a un defensa. Su ex compañero de equipo
siguió hacia adelante y le ofreció un pase de gol a Cambil que este no
desaprovechó para sentenciar el partido.
Las lágrimas del
jugador de Granada al retirarse dolieron mucho.
Desde “En clave granate”
se le mandan muchos ánimos a este futbolista que empezaba a encandilarnos y se
le desea que sea lo menos posible.
Llega ahora otra vez la
Copa de Rey y un equipazo como el Villarreal.
Pasamos de transitar
por los bordes de los dominios de Sauron y esa obligación de ganar para
alejarnos del fuego de Mordor a pasear por la alfombra roja de Hollywood en
busca de disfrutar y apurar nuestras opciones de lograr una sorpresa mayúscula.
Soñar es lícito e incluso
saludable por muy hercúlea e inaccesible que parezca la tarea.
Lo único que pediría al
equipo es que sueñe mucho, sí, muchísimo, pero que lo haga con cabeza e
inteligencia.
Ni 72 horas después de
esta nueva sesión de “glamour” llegará otra caminata en vereda salvaje y
desolada en Laredo. en lo que será nuestra segunda defensa del liderato (nuestra victoria se vio acompañada con un empate del Numancia que nos eleva de
nuevo al primer puesto).
Las rotaciones son
obligatorias y tener al equipo en las mejores condiciones posibles en Cantabria
el próximo sábado, también.
Victorias como la que
podría llegar en casa del colista el fin de semana parecen fáciles pero no lo
son y además acercan, de ser logradas, mucho a los campeonatos.
Soñemos, sí, tratemos
de competir, de dar buena imagen y quién sabe si ganar (este bloguero también
sueña) a los Baena, Pino (Yeremi no Yelko), Albiol, Gerard Moreno, Parejo y
compañía pero no olvidemos lo que vendrá el sábado.
En partidos como el del
sábado nos jugamos la felicidad del mes de Mayo.
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