lunes, 10 de febrero de 2025

Año nuevo, virus viejo.

Ya lo tenemos aquí desde hace algo más de una semana.

Ha vuelto.

Fiel a su cita anual, dejó su casa con una maleta y un neceser de aseo como equipaje con la intención de instalarse a la ribera del Lérez como todos los meses de Febrero y hacer turismo por la ciudad hasta que el calor del veranito provoque su deseo de volver a casa.

Es un virus que no tiene nombre todavía (sería conveniente bautizarlo cuanto antes) pero que azota con vehemencia los cimientos del Pontevedra CF para zarandarlos sin remedio con el afán de conseguir un nuevo fracaso deportivo de una entidad carente de las defensas suficientes para combatir a tan insistente “bicho”.

Sí. Es verdad que un virus de estas características no se asienta ni ataca a cualquier institución.

Lo hace con aquellas que ya tienen una predisposición clara a su exposición debido, sobre todo, a una gestión infame, desprovista de los mecanismos de salud que la harían más resistente a sus efectos y que incluso a veces parece que ella misma efectúe la llamada al virus para que no falte a su cita y destruya lo que en un principio parecía hecho con algo más de cabeza de lo habitual.

Su primera manifestación suele ser siempre la misma. Parasitar el mercado de invierno hasta conseguir que una plantilla, o bien salga peor parada de la dichosa ventana o bien más o menos igual a pesar de la entrada de decenas de miles de euros a unas arcas cuya verdadera situación se desconoce.

Luego el “bicho” suele pasar al césped.

La semana pasada reinó sobre las cabezas y piernas de los jugadores granates en su partido en Riazor contra el filial deportivista.

No se puede salir peor a un terreno de juego. No se puede regalar más lastimosamente los dos primeros goles del contrario. No se puede jugar de forma más diferente a tu habitual estilo que como lo hizo el Pontevedra hace 7 días. No se puede terminar el partido de forma más apática y desnortada que como lo terminó el conjunto granate ante el Fabril deportivo.

Claro que los efectos del virus sobre el mercado invernal (primera manifestación de la enfermedad como hemos dicho antes) ya había colonizado la entidad de tal manera que los efectos sobre la hierba no fueron más que una consecuencia del ataque del “bicho”.

El “culebrón” Dalisson (que todavía no ha finalizado) es buena muestra de ello.

Es decisión de un club vender o no vender a un futbolista. Da igual que su contrato termine en cuatro meses y que en verano pueda irse sin dejar un euro. Da igual que alguna de las ofertas recibidas por el jugador resulten muy importantes dados los números que se mueven en la cuarta categoría de nuestro fútbol.

Si quieres subir y entiendes que este futbolista es capital para lograr el objetivo (sí, yo todavía creo que se quiere subir y no quiero creerme, llamadme ingenuo, las opiniones de gente que dudan de ello) pues no lo traspasas y te quedas sin la “pasta” pero con su rendimiento notable sobre el campo.  

Ahora, lo que ya es alucinante, lo que resulta grotesco es que pueda darse el caso de que te quedes sin el dinero y sin ese rendimiento por un presunto cabreo del futbolista y su entorno.

Parece que Dali está lesionado. Parece que se lesionó días después de jugar contra el Compos y celebrar un gol que aseguraba aquella victoria de una forma extraña. Parece que más de dos semanas después, la lesión todavía no está diagnosticada.

La única certeza es que ni estuvo en Riazor ni estuvo ayer frente al Langreo y el virus campa a su anchas descojonándose de un equipo que necesita a su estrella como el comer.

Ojalá la recuperación de Dalisson sea inminente. Sea para ya. Te necesitamos Dalisson. Y si no lo es, por respeto a esa afición que debe aguantarlo todo, se diga de una vez que problema de salud padece para evitar toda clase de suspicacia.

Otra manifestación del virus es la colonización del estado del terreno de juego de Pasarón.

Lo de ayer clama al cielo. Verdaderamente dantesco el aspecto del campo en la zona sur. Ojo, no solo el área que ya parecía un terreno arenoso al estilo rally Dakar desde hace semanas sino todo el campo que da a ese fondo sur.

Jugar en esa mitad del terreno era imposible y más si queríamos (como lo intentamos) jugar a lo de siempre.

No se podía combinar, no se podía conducir, no se podía hacer más que colgar balones y buscar segunda jugada pero el Pontevedra no lo hizo porque no está preparado para ello, adolece de futbolistas para ejecutar ese plan.

La consecuencia es que el Pontevedra careció casi por completo de peligro a lo largo de la primera mitad y vio como su rival le llegaba en varias ocasiones con peligro sin que afortunadamente pudiera mover el resultado a su favor.

En la alineación inicial, por cierto, también se coló el virus.

Al igual que la temporada pasada, más o menos por estas fechas, Mayo volvió a aparecer entre los nombres de los suplentes siendo Rares el que ocupaba el puesto de titular.

El ex del Villalbés cumplió, como ya lo hizo el día del Compostela. No se trata de “rajar” de un joven futbolista que hace las cosas bien y que ayer, se insiste, desarrolló su labor con corrección.

De lo que sí se trata, en cambio, es de llamar la atención sobre esta coincidencia de la suplencia de Samu Mayo que en la campaña anterior dejó su sitio en bastantes ocasiones a estas alturas a Borja Domínguez.

Nadie tiene patente de corso en este equipo para jugar siempre, sin duda, pero llama la atención.

Se habla de descanso. Vale.

Y yo pregunto. Yelko (que también tendría sustituto en Novo) no necesita descanso al acumular muchos minutos también? Es un simple ejemplo.

El caso es que Mayo (en opinión del que esto escribe el segundo jugador con más proyección de este equipo tras Dali) no jugó y habrá que creerse que es porque necesitaba descansar y no por intentos raros de señalamiento tras una goleada en la que nadie rayó a un nivel decente.

Volviendo al partido.

Tras el descanso, atacando ya en Norte sobre una hierba mala pero que dejaba jugar a algo, el Pontevedra fue otro desde el principio.

Pudo marcar enseguida pero Brais falló dos muy claras, especialmente la segunda, demostrando que a pesar de que su fichaje es un acierto y no fue alcanzado por el virus, entre sus virtudes como ya se sabía no está la contundencia “asesina” ante el gol.

Llegó, no obstante, una contra bien elaborada por el rival. Como en otras ocasiones se hilvanó por la zona derecha de nuestra defensa y el 0-1 puso la intranquilidad en el estadio.

Realmente, la intranquilidad había aparecido ya unos minutos antes con alguna imprecisión en defensa, especialmente aunque suene raro de Pelayo, que ya hizo sonar el “runrún” en la grada.

Con el gol en contra se desataron algunos nervios y se escucharon pitos en Tribuna y especialmente en Preferencia. No fueron mayoritarios pero sí se dejaron sentir con claridad.

Poco después de sacar de centro apareció el gol del empate al desviar un defensa un lanzamiento de Yelko y hacer inútil la intervención del portero… y volvió el virus.

Ni corto ni perezoso, Yelko la tomó con la grada de preferencia  y con parte de la de tribuna y recriminó con demasiada exageración a la grada esos pitos como indicándoles que ahora no celebraran el tanto.

Es un error supino del futbolista que debería ser llamado al orden de manera inmediata.

Nadie lo hará porque en la zona noble de esta entidad existe tan evidente pasotismo que dejarán pasar el hecho y esta nueva manifestación del virus.

Que Yelko se haya equivocado ni significa que tenga que dejar de jugar, ni que tenga que estar pegado a una pared con cuatro libros en cada brazo ni nada por el estilo.

Lo que sí tendría que hacer, si respeta a la afición para la que juega (que estoy seguro que sí), es coger un micrófono a la primera oportunidad que tenga y disculparse.

Pedir esas disculpas no querrá decir que esté de acuerdo con los pitos y que le sigan pareciendo muy injustos y así, ya en frío, podrá argumentarlo pero lo que no puede hacer es “pasarse de rosca” como hizo ayer protagonizando una imagen lamentable.

No es un “estamos con Yelko o contra Yelko” como ya se está construyendo en redes sociales.

Yelko es clave en este equipo y tiene que seguir siéndolo pero Yelko tiene que pedir perdón.

Después del empate, el Pontevedra fue el único equipo que existió sobre el maltrecho césped y acumuló ocasiones antes de que Alex hiciera el definitivo 2-1 y después del tanto de la victoria, manifestando otra vez demasiada inocencia y falta de pegada ante la portería contraria. Lo lógico habría sido marcar el tercero e incluso alguno más pero nuestra incapacidad para sentenciar nos tuvo algo en vilo a lo largo de los nada menos que 9 minutos y medio que otro mal árbitro decidió prolongar.

Para acabar, otra manifestación del dichoso virus también apareció en la rueda de prensa de Iago tras el partido.

Reivindicar el gran número de puntos que se hizo la Liga pasada está bien.

Reivindicar el gran número de puntos que estamos haciendo en esta Liga, también.

Recordar que el Ourense antes y el Numancia ahora obligan a mucho al Pontevedra, es una realidad y está bien que no se olvide.

Ahora, el fútbol es el fútbol desde que nació hace muchas décadas ya.

El que esto escribe no va a normalizar, (pediré perdón por ello pero no lo voy a hacer)  que el Pontevedra CF malviva en la cuarta categoría de España.

El objetivo ineludible de este equipo es el ascenso. Si es posible de forma directa. Si no es posible a través de play off.

Podemos hacer la cantidad de puntos que sea (que está siendo muy grande, es evidente) pero si no se acaba subiendo, el varapalo volverá a ser enorme.

¿Qué tiene que ver eso con reconocer la Copa maravillosa que se ha hecho (por los resultados logrados y como se consiguieron)?

Eso se recordará y reconocerá siempre. A estos jugadores y a este entrenador.

Ahora, el tener memoria no es incompatible con tener la idea clara de que si se es entrenador del Pontevedra y el equipo está en cuarta categoría, el objetivo claro y nítido es el ascenso y en el momento en que no lo sea, es que a lo mejor el Pontevedra CF en sí ha dejado de tener sentido.

Hay que subir y hay que saber llevar esa presión que indudablemente existe.

¿Recriminando a la afición, por muy injusta que resulte alguna vez parte de la misma, es el camino? En mi opinión, no.

Si hay pitos? Se juega más. Si hay abucheos? Se avanza con determinación aunque por dentro estés en llamas y te gustaría mandar a la mierda a más de uno.

Esto es el Pontevedra CF y si estás aquí sabes a lo que vienes.

Las espadas siguen en alto y seguimos empatados a puntos con el Numancia.

La próxima estación será Luanco.

Ojalá el equipo recupere el buen tono que estaba exhibiendo fuera de casa antes de Riazor.

Ojalá se sea concreto ante el gol y si es posible se deje nuestra portería a cero.

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