Hace unos días un medio de comunicación de la Comunidad Valenciana adelantaba la noticia.
El Valencia CF se hace
con los servicios de Adrián Gómez, juvenil hasta ahora perteneciente al
Pontevedra CF, que acaba de protagonizar una gran temporada en División de
honor marcando 24 goles y convirtiéndose así en el tercer máximo goleador de la
categoría contando todos los grupos de la citada categoría que abarca toda la
geografía española.
Ni que decir tiene que
dichas 24 dianas resultaron decisivas para que el juvenil del Pontevedra CF
consiguiera la permanencia en la máxima categoría juvenil.
Por supuesto, este futbolista llegado a la
casa granate proveniente del Arosa esta última temporada que acaba de terminar,
estaba completamente libre de contrato y no dejará aquí más dinero (muy poco)
que el que pueda corresponderle al club por derechos de formación, dinero que
será inferior al que posiblemente perciban otros equipos al haber disfrutado
más años de la presencia de Adrián en sus filas.
No tardó demasiado en
empezar a germinar la clásica frase que aparece siempre que en los últimos
tiempos se marcha del Pontevedra CF un jugador con proyección completamente
gratis.
“No podemos competir
contra eso”. “El Valencia es un club profesional, que ofrece todas las
comodidades y nosotros entrenamos en Gatomorto”…
Opiniones como esa,
legítimas y en algunos casos (no todos) bien intencionadas pues cada cual puede
y debe expresar lo que quiera, resultan a juicio de este atribulado
(atribuladísimo en estas fechas) bloguero muy desenfocadas y alejadas del
verdadero debate y problema que tiene el Pontevedra.
Dejando al margen (que
no debería) el hecho de que hace dos temporadas, en el acto de presentación
como entrenador de Yago Iglesias al que acompañaron ante el micrófono Charles
Días y la propia Presidenta de la entidad, se intentó vender un proyecto a
medio/largo plazo en el que la cantera debería y tendría que tener cada vez
mayor protagonismo, la cuestión no estriba en si el Pontevedra pude o no
competir con el Valencia por los servicios de un juvenil sino si se podría
haber hecho mucho más para que ese juvenil no se vaya sin dejar apenas un euro
en las arcas pontevedresas.
Hace algunas
temporadas, no muchas, irrumpió casi por ensalmo un imberbe mediocentro que
casi nadie sabía de dónde había venido llamado Miguel Román.
Aquella temporada 21/22
en 2RFEF la empezó como titular en el mediocentro un muy buen futbolista, Javi
Rey.
Por causa de unas
molestias de Javi surgidas a lo largo de
un partido de Liga, salió al campo “el tal” Román y empezó a dejarnos claro que
ni la experiencia y calidad de Javi iban a impedir que ese puesto acabara por
ser propiedad de ese chaval que corría que se las pelaba, entraba al cruce como
si tuviera diez años más, pasaba bien la pelota e incluso tiraba muy bien de
lejos.
El equipo subió, aquel
verano pasó y Miguel Román empezó la temporada en 1RFEF con solo un año de
contrato más.
A pesar de que la
campaña fue calamitosa, Román fue de lo poco salvable y siguió demostrando que
estaba para mucho más que una 2RFEF a la que el Pontevedra volvía a estar
abocado. Pero pasaron los meses y siguió sin renovar hasta que en verano se fue
gratis al Celta de Vigo.
“No podemos competir
contra el Celta” “La profesionalidad celeste nos hace imposible la retención de
este jugador”.
Ya, pero ese no era el
debate. El debate era que Román estaba libre y que el Pontevedra no sacaría
nada por un futbolista que ahora parece que está a punto de entrar en los
planes de Giráldez para hacer la próxima
pretemporada con el primer equipo.
Tras el retorno a 2RFEF,
el Pontevedra tiene dos aciertos incuestionables con las incorporaciones de
Dalisson y Mayo.
Tras la temporada 23/24
que de manera tan triste terminó con la eliminación a manos del Betis
Deportivo, el Pontevedra consigue que estos dos futbolistas que ya habían
destacado mucho esa campaña continúen para cumplir su segundo año de contrato
pero no se les renueva.
A medida que transcurre
la 24/25, Dalisson aumenta todavía más su nivel y demuestra que la categoría se
le queda muy pequeña hasta que en Navidades el Getafe viene a por él.
“No podemos competir”.
“El Getafe es un primera división y no hay color”, frases que se oyeron en
torno al futuro de Dali.
Tampoco ese era el
debate.
El debate era porque en
el verano del 24 cuando se veía que Dalisson podría explotar no se trabajó en
serio en una renovación que bien podría haber incluido liberación en caso de no
ascenso y promesa no escrita de negociar incluso ascendiendo para no “cortarle
las alas” pero conseguir algún beneficio económico para el Pontevedra.
En aquel momento
todavía no era tarde. En Navidades claro que lo era.
Ahora con Adríán
volvemos a leer y escuchar lo mismo. “No podemos competir”.
No se podía viendo como
hacía este chico goles como churros haber intentado en serio alargar su
vinculación con el club imponiendo una cláusula (posible y legal aún siendo
juvenil) por baja que fuera para conseguir un mínimo poder negociador cuando
otros equipo vinieran por él?
Es que el Pontevedra ya
vivió un caso parecido hace años con otro jugador en formación.
Hablo de Koke Carrillo,
un guardameta que destacaba muchísimo en nuestra base y que llamó la atención
nada menos que del Barcelona (entre otros clubes de primer nivel).
Es cierto, no obstante,
que según ha podido saber el que esto escribe, aquella negociación con el
equipo blaugrana se produjo por la firme voluntad del futbolista y su entorno
de salir bien del Pontevedra CF pues podría haberlo hecho dejando solo escasos
derechos de formación pues su situación contractual no estaba clara.
Sea como fuere, al
final acabó por cristalizar una operación a través de la cual el Barcelona ya
dejaba un dinero en las arcas por llevarse al futbolista y en la que se
pactaron también cláusulas por posibles metas a las que pudiera llegar el
jugador que todavía podían reportarle más ingresos al Pontevedra CF dependiendo
de los éxitos a los que Carrillo pudiera llegar.
Otro caso (aunque no
era del filial sino del primer equipo) fue David Castro.
Vino el Valencia (sí
otra vez el Valencia por él) pero como había contrato algún beneficio se pudo
conseguir también en gran parte vinculado a los objetivos que el bravo defensa
pudiera conseguir en el equipo che.
Sí, claro que se puede
competir.
Ahora, para hacerlo hay
que ser previsores. Hay que anticiparse.
Hay que buscar los momentos en los que sí
podemos jugar nuestras bazas.
No hay que depender de la voluntad de otras
partes que a veces, como se acaba de contar, actuarán de forma señorial pero
otras veces no.
Hay que creer en esto.
Hay que traducir esas
palabras con las que se llenan la boca hablando de cantera, formación, coordinación,
planificación etc con verdaderas acciones que demuestren que vas en serio.
Hay que apostar por futbolistas muy jóvenes y
sin formar pero en los que ves condiciones sabiendo que muchas veces no
cuajarán y que la inversión no saldrá pero que si sale en un par de ocasiones
te pueden solucionar muchos problemas y justificar el trabajo realizado.
Esa es la realidad y lo
demás solo echarnos piedras sobre nuestro propio tejado.
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