lunes, 7 de abril de 2025

Doble victoria en Domingo.

No deber ser fácil disputar un partido de fútbol cuando ese mismo día, escasas horas antes, has jugado y ganado otro mentalmente al enterarte de la derrota de tu único rival que te deja el camino más llano que nunca para alcanzar la meta.

No debe ser fácil disputar un partido de fútbol a lo largo de todo el campo que da a la grada sur del estadio municipal de Pasarón. Sin tener la posibilidad de controlar un balón sin que previamente salte como un conejo. Sin poder jugar “de primeras” ante el diabólico comportamiento de la pelota. Sin encontrar, en definitiva, las condiciones mínimas que tu estilo de juego necesita para empezar a sacar ventaja en el enfrentamiento.

No deber ser fácil, además, jugar ese partido frente al que era mejor equipo de la segunda vuelta y que demostró desde el minuto 1 tener bien estudiado al Pontevedra CF y contar con una fortaleza física en algunos de sus hombres (especialmente en la defensa) que presagiaban dificultades para un conjunto granate que volvía a salir sin “9” puro al césped.

Todos esos condicionantes previos que existían a las 17.00 h de la tarde ayer deben ser tenidos en cuenta para analizar el choque de la forma más equilibrada posible pero todas esas circunstancias, aún importantes, no justifican del todo los primeros 45 minutos de un conjunto granate que jugó prácticamente andando el primer tiempo.

El Llanera asentó sus reales sobre la hierba de Pasarón con el firme propósito de defender ordenada y reciamente el juego de ataque local.

Lo hizo con dos centrales casi más anchos que altos y con una fortaleza física notable.

Lo hizo también entregando espacio por fuera pero juntándose mucho por dentro para anular la creatividad de Dalisson, Brais o Yelko y darle la oportunidad al Pontevedra de centrar balones al área sin contar con ningún efectivo que pudiera pelear de tú a tú con las rocas del centro de esa defensa.

La única solución para derribar ese muro no era otra que dotar de una velocidad y ritmo grande al juego para desarbolar a base de paredes, toques continuos y llegadas de segunda línea el entramado perfecto que había montado el equipo asturiano.

Y esa solución no llegó.

El Pontevedra fue en esa primera mitad un equipo exasperantemente lento e incluso a veces débil al choque y desconcentrado.

Es cierto, se insiste, que lograr más ritmo de balón en la parte del campo que da a Sur es prácticamente imposible y constituye ya un problema estructural para el equipo y más si Iago sigue al mando la campaña que viene redoblando la apuesta por este estilo de juego.

Alguien debería hacer algo al respecto y no me refiero a parches o a soluciones temporales que volverán a fracasar y a costar dinero inútil.

Este atribulado bloguero está casi seguro que nadie lo hará pero el estado del césped ha constituido y seguirá constituyendo un problema para el equipo, especialmente a partir de todos los meses de Diciembre hasta final de temporada.

Aún con ese problema ya conocido y aún con el buen hacer defensivo del rival, el Pontevedra debió tratar como fuera de lograr un ritmo mayor en el juego y al no hacerlo el partido se convirtió en un intento permanente de entrar en una pared de cemento con un pico de plástico y así los minutos fueron pasando sin que se consiguiera tener la más mínima opción de tirar a puerta.

Eso sí, el Llanera (que defendía cómodo y sin sufrir fuego real por parte del Pontevedra y que fue superior en esos primeros 45 minutos) también enseñó sus garras en ataque principalmente en botas de Tito, un menudo pero rápido jugador, que obligó en una de las ocasiones en las que hizo valer su velocidad a Edu Sousa a efectuar una gran intervención para impedir que el partido se complicara todavía más.

Al término de la primera parte, resultaba evidente que el Pontevedra necesitaba cambiar el guión del partido. O le daba una velocidad mayor al juego, o mejor dicho, o se dejaba de jugar andando o se metía en el campo al único delantero disponible (Carlos López todavía no entró en convocatoria) para referenciar a los centrales, chocar con ellos y generar algo de caos en el área asturiana.

La única variación táctica, en cambio, fue el cambio de banda a pierna natural entre Cuesta y Chiqui.

La primera ocasión, sin embargo, fue otra vez para el Llanera a través de un lanzamiento desde la frontal que obligó de nuevo a Edu a intervenir con acierto y enviar esa pelota a córner.

A partir de ahí, con algún sector del público ya algo nervioso y disgustado por la excesiva pasividad de su equipo, las tornas empezaron a cambiar un poco.

El Pontevedra empezó a merodear más veces el área del Llanera, algún lanzamiento peligroso se marchó fuera pero ese giro no era todavía suficiente para desequilibrar la balanza.  

Llegó primero, alrededor del 60, un doble cambio por medio del cual Brais y Cuesta (bastante desafortunados ambos) salieron del campo para dar entrada a Novo y Alex.

El principal problema seguía existiendo.

Si se coloca a Chiqui en la derecha con la misión principal de centrar y se mete por el otro lado a Alex para lo mismo, lo lógico sería contar con un rematador para tratar de aprovechar esa fuente de balones al área que previsiblemente llegarían..pero ese “9” seguía sin estar.

Eso sí, Iago Novo pareció entender algo más el partido que Brais y en sus primeras intervenciones trató de verticalizar, de profundizar algo más y romper con ese juego de “parabrisas” en tres cuartos que ningún resultado estaba dando.

Y alrededor del minuto 71 y con un Llanera ya metido muy atrás con un 5-4-1 y con menos capacidad de salida, Iago se decidió a sacar al campo a Rufo para tratar de dar el último arreón al partido.

Y no tardó en llegar ese arreón.

Apenas cinco minutos después de salir al campo, tras una acción por la derecha, Chiqui pone un centro al corazón del área y Rufo libre de marca hacía de cabeza uno de los goles más importantes desde que está aquí.

Y pudo hacer un segundo que salvó un defensa cuando el balón se colaba y sí hizo ese segundo en otra jugada algo afortunada de Chiqui que esta vez la puso rasa al área para que el “pelado” terminara con el partido.

A partir de ahí, alegría en las gradas, algunas patadas innecesarias de uno de los jugadores suplentes del Llanera (que dicho sea de paso justificó con creces su muy buena clasificación en la segunda vuelta) y la conciencia colectiva en Pasarón de que este ascenso directo ya no lo evita ni una catástrofe deportiva de dimensiones enormes.

Ahora, cuando el Pontevedra CF saca 8 puntos de ventaja con 12 en juego; cuando ya existen posibilidades matemáticas de subir el próximo fin de semana si se logra ganar en Salamanca y el Numancia no vence al R. Ávila, es cuando más pienso en el disgusto gigantesco que muchos nos llevamos el pasado año cuando no fuimos capaces de sacar adelante en Pasarón dos finales que nos habrían llevado antes a la 1RFEF.

Analizo los datos y observo como el Pontevedra terminó la Liga pasada con 69 goles a favor y 31 en contra y ahora, con 4 partidos por jugar, acumula 40 marcados y solo 20 encajados.

A pesar de no haber ganado todavía fuera en la segunda vuelta, creo que el Pontevedra ha sido y está siendo este año un equipo más serio y más compacto que en la temporada anterior.

Salvo el partido de Riazor y quizá el de Soria hace muchos meses, el Pontevedra ha competido siempre y si bien ha cometido errores atrás, ha limitado muchísimo dos de las vías de agua defensivas del año pasado.

Por un lado, las pérdidas groseras en propio campo con entregas regaladas a rivales para que aprovecharan a placer los obsequios y sobre todo por otro, el balón parado defensivo en el que hemos dejado de ser Papá Noel y los Reyes Magos al mismo tiempo.

No hemos tenido el acierto ante el gol de la Liga anterior? No, es verdad. Pero metiendo un número mucho menor de goles le hemos sacado mucho más partido a la clasificación porque, hasta ahora, llevamos 11 menos recibidos y lo que es más importante acumulando muchos partidos con la portería a cero.

Es cierto que quizá de haber contado con un delantero “top” las cifras ofensivas habrían sido mucho más espectaculares pero lo que este atribulado bloguero valora mucho es que sin perder el estilo ( a excepción de la segunda parte aquí con el Numancia) el Pontevedra se ha mostrado más bloque, más hermético, más seguro defendiendo.

Eso era posible y esta Liga lo ha demostrado.

Sí. Sé que no está hecho. Que a día de hoy todavía habría que hacer 5 puntos pero tras los últimos cuatro partidos en los que solo hemos convertido 5 goles pero únicamente hemos encajado 1, era necesario reflexionar sobre la idea de que ser un equipo dominante con la pelota, acumulador de un porcentaje muy grande de posesión, no debe estar reñido, es más, debe ser inherente a convertirse en un conjunto reactivo tras la pérdida, seguro en la circulación en zonas sensibles y concentrado en el balón aéreo defensivo.

Llega ahora la primera oportunidad de certificar el retorno a la 1RFEF.

Será en el histórico estadio de El Helmántico y el club ya ha anunciado viaje organizado.

Nosotros jugaremos el Domingo a las 17.00 h y el Numancia lo hará ese mismo día pero a las 18.00 h.

El equipo charro será un rival muy complicado. Cuenta con un partido menos (el que deberá jugar en el campo del Real Ávila) pero una serie de malos resultados les ha llevado de luchar por playoff a estar metidos en la lucha por abajo.

Será necesario que aparezca la versión concentrada y seria en el aspecto defensivo del Pontevedra CF.

En ese contexto la baja de Pelayo sí me parece significativa pero espero que Garay aumente la contundencia que ayer le faltó en alguna de sus acciones e Igor esté más expeditivo que frente al Llanera.

Está muy cerca el objetivo pero todavía hay que pelear.

Ojalá ya el domingo se pueda celebrar.

Hala Pontevedra siempre¡¡

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