No deber ser fácil disputar un partido de fútbol cuando ese mismo día, escasas horas antes, has jugado y ganado otro mentalmente al enterarte de la derrota de tu único rival que te deja el camino más llano que nunca para alcanzar la meta.
No debe ser fácil
disputar un partido de fútbol a lo largo de todo el campo que da a la grada sur
del estadio municipal de Pasarón. Sin tener la posibilidad de controlar un
balón sin que previamente salte como un conejo. Sin poder jugar “de primeras”
ante el diabólico comportamiento de la pelota. Sin encontrar, en definitiva,
las condiciones mínimas que tu estilo de juego necesita para empezar a sacar
ventaja en el enfrentamiento.
No deber ser fácil,
además, jugar ese partido frente al que era mejor equipo de la segunda vuelta y
que demostró desde el minuto 1 tener bien estudiado al Pontevedra CF y contar
con una fortaleza física en algunos de sus hombres (especialmente en la defensa)
que presagiaban dificultades para un conjunto granate que volvía a salir sin “9”
puro al césped.
Todos esos condicionantes
previos que existían a las 17.00 h de la tarde ayer deben ser tenidos en cuenta
para analizar el choque de la forma más equilibrada posible pero todas esas
circunstancias, aún importantes, no justifican del todo los primeros 45 minutos
de un conjunto granate que jugó prácticamente andando el primer tiempo.
El Llanera asentó sus
reales sobre la hierba de Pasarón con el firme propósito de defender ordenada y
reciamente el juego de ataque local.
Lo hizo con dos
centrales casi más anchos que altos y con una fortaleza física notable.
Lo hizo también entregando
espacio por fuera pero juntándose mucho por dentro para anular la creatividad
de Dalisson, Brais o Yelko y darle la oportunidad al Pontevedra de centrar
balones al área sin contar con ningún efectivo que pudiera pelear de tú a tú
con las rocas del centro de esa defensa.
La única solución para
derribar ese muro no era otra que dotar de una velocidad y ritmo grande al
juego para desarbolar a base de paredes, toques continuos y llegadas de segunda
línea el entramado perfecto que había montado el equipo asturiano.
Y esa solución no
llegó.
El Pontevedra fue en
esa primera mitad un equipo exasperantemente lento e incluso a veces débil al
choque y desconcentrado.
Es cierto, se insiste,
que lograr más ritmo de balón en la parte del campo que da a Sur es
prácticamente imposible y constituye ya un problema estructural para el equipo
y más si Iago sigue al mando la campaña que viene redoblando la apuesta por
este estilo de juego.
Alguien debería hacer
algo al respecto y no me refiero a parches o a soluciones temporales que
volverán a fracasar y a costar dinero inútil.
Este atribulado
bloguero está casi seguro que nadie lo hará pero el estado del césped ha constituido
y seguirá constituyendo un problema para el equipo, especialmente a partir de
todos los meses de Diciembre hasta final de temporada.
Aún con ese problema ya
conocido y aún con el buen hacer defensivo del rival, el Pontevedra debió tratar
como fuera de lograr un ritmo mayor en el juego y al no hacerlo el partido se
convirtió en un intento permanente de entrar en una pared de cemento con un
pico de plástico y así los minutos fueron pasando sin que se consiguiera tener
la más mínima opción de tirar a puerta.
Eso sí, el Llanera (que
defendía cómodo y sin sufrir fuego real por parte del Pontevedra y que fue
superior en esos primeros 45 minutos) también enseñó sus garras en ataque
principalmente en botas de Tito, un menudo pero rápido jugador, que obligó en
una de las ocasiones en las que hizo valer su velocidad a Edu Sousa a efectuar
una gran intervención para impedir que el partido se complicara todavía más.
Al término de la
primera parte, resultaba evidente que el Pontevedra necesitaba cambiar el guión
del partido. O le daba una velocidad mayor al juego, o mejor dicho, o se dejaba
de jugar andando o se metía en el campo al único delantero disponible (Carlos
López todavía no entró en convocatoria) para referenciar a los centrales,
chocar con ellos y generar algo de caos en el área asturiana.
La única variación
táctica, en cambio, fue el cambio de banda a pierna natural entre Cuesta y
Chiqui.
La primera ocasión, sin
embargo, fue otra vez para el Llanera a través de un lanzamiento desde la
frontal que obligó de nuevo a Edu a intervenir con acierto y enviar esa pelota
a córner.
A partir de ahí, con
algún sector del público ya algo nervioso y disgustado por la excesiva pasividad
de su equipo, las tornas empezaron a cambiar un poco.
El Pontevedra empezó a
merodear más veces el área del Llanera, algún lanzamiento peligroso se marchó
fuera pero ese giro no era todavía suficiente para desequilibrar la balanza.
Llegó primero, alrededor
del 60, un doble cambio por medio del cual Brais y Cuesta (bastante
desafortunados ambos) salieron del campo para dar entrada a Novo y Alex.
El principal problema
seguía existiendo.
Si se coloca a Chiqui
en la derecha con la misión principal de centrar y se mete por el otro lado a
Alex para lo mismo, lo lógico sería contar con un rematador para tratar de
aprovechar esa fuente de balones al área que previsiblemente llegarían..pero
ese “9” seguía sin estar.
Eso sí, Iago Novo
pareció entender algo más el partido que Brais y en sus primeras intervenciones
trató de verticalizar, de profundizar algo más y romper con ese juego de “parabrisas”
en tres cuartos que ningún resultado estaba dando.
Y alrededor del minuto
71 y con un Llanera ya metido muy atrás con un 5-4-1 y con menos capacidad de
salida, Iago se decidió a sacar al campo a Rufo para tratar de dar el último
arreón al partido.
Y no tardó en llegar
ese arreón.
Apenas cinco minutos
después de salir al campo, tras una acción por la derecha, Chiqui pone un
centro al corazón del área y Rufo libre de marca hacía de cabeza uno de los
goles más importantes desde que está aquí.
Y pudo hacer un segundo
que salvó un defensa cuando el balón se colaba y sí hizo ese segundo en otra
jugada algo afortunada de Chiqui que esta vez la puso rasa al área para que el “pelado”
terminara con el partido.
A partir de ahí,
alegría en las gradas, algunas patadas innecesarias de uno de los jugadores
suplentes del Llanera (que dicho sea de paso justificó con creces su muy buena
clasificación en la segunda vuelta) y la conciencia colectiva en Pasarón de que
este ascenso directo ya no lo evita ni una catástrofe deportiva de dimensiones
enormes.
Ahora, cuando el
Pontevedra CF saca 8 puntos de ventaja con 12 en juego; cuando ya existen
posibilidades matemáticas de subir el próximo fin de semana si se logra ganar
en Salamanca y el Numancia no vence al R. Ávila, es cuando más pienso en el
disgusto gigantesco que muchos nos llevamos el pasado año cuando no fuimos
capaces de sacar adelante en Pasarón dos finales que nos habrían llevado antes
a la 1RFEF.
Analizo los datos y
observo como el Pontevedra terminó la Liga pasada con 69 goles a favor y 31 en
contra y ahora, con 4 partidos por jugar, acumula 40 marcados y solo 20
encajados.
A pesar de no haber
ganado todavía fuera en la segunda vuelta, creo que el Pontevedra ha sido y
está siendo este año un equipo más serio y más compacto que en la temporada
anterior.
Salvo el partido de
Riazor y quizá el de Soria hace muchos meses, el Pontevedra ha competido
siempre y si bien ha cometido errores atrás, ha limitado muchísimo dos de las
vías de agua defensivas del año pasado.
Por un lado, las
pérdidas groseras en propio campo con entregas regaladas a rivales para que
aprovecharan a placer los obsequios y sobre todo por otro, el balón parado
defensivo en el que hemos dejado de ser Papá Noel y los Reyes Magos al mismo
tiempo.
No hemos tenido el
acierto ante el gol de la Liga anterior? No, es verdad. Pero metiendo un número
mucho menor de goles le hemos sacado mucho más partido a la clasificación
porque, hasta ahora, llevamos 11 menos recibidos y lo que es más importante
acumulando muchos partidos con la portería a cero.
Es cierto que quizá de
haber contado con un delantero “top” las cifras ofensivas habrían sido mucho
más espectaculares pero lo que este atribulado bloguero valora mucho es que sin
perder el estilo ( a excepción de la segunda parte aquí con el Numancia) el
Pontevedra se ha mostrado más bloque, más hermético, más seguro defendiendo.
Eso era posible y esta
Liga lo ha demostrado.
Sí. Sé que no está
hecho. Que a día de hoy todavía habría que hacer 5 puntos pero tras los últimos
cuatro partidos en los que solo hemos convertido 5 goles pero únicamente hemos
encajado 1, era necesario reflexionar sobre la idea de que ser un equipo
dominante con la pelota, acumulador de un porcentaje muy grande de posesión, no
debe estar reñido, es más, debe ser inherente a convertirse en un conjunto
reactivo tras la pérdida, seguro en la circulación en zonas sensibles y
concentrado en el balón aéreo defensivo.
Llega ahora la primera
oportunidad de certificar el retorno a la 1RFEF.
Será en el histórico
estadio de El Helmántico y el club ya ha anunciado viaje organizado.
Nosotros jugaremos el
Domingo a las 17.00 h y el Numancia lo hará ese mismo día pero a las 18.00 h.
El equipo charro será
un rival muy complicado. Cuenta con un partido menos (el que deberá jugar en el
campo del Real Ávila) pero una serie de malos resultados les ha llevado de
luchar por playoff a estar metidos en la lucha por abajo.
Será necesario que
aparezca la versión concentrada y seria en el aspecto defensivo del Pontevedra
CF.
En ese contexto la baja
de Pelayo sí me parece significativa pero espero que Garay aumente la
contundencia que ayer le faltó en alguna de sus acciones e Igor esté más
expeditivo que frente al Llanera.
Está muy cerca el
objetivo pero todavía hay que pelear.
Ojalá ya el domingo se
pueda celebrar.
Hala Pontevedra
siempre¡¡
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