lunes, 15 de septiembre de 2025

Errores que alimentan la tozuda realidad.

El Pontevedra CF perdió su primer partido en la Liga 25/26 y lo “perdió bien”.

Es cierto que a lo largo de los primeros 25 minutos de juego el equipo compitió sin tapujos ante un rival diseñado para un solo objetivo, lograr el ascenso directo a segunda división.

Fue un arranque de encuentro en el que el Pontevedra (si bien ya se veía que peleaba contra un conjunto muy bien armado en lo físico, extremadamente ordenado en lo táctico y superior claramente en lo técnico), aguantó el envite canario y no se arrugó en los choques, en los saltos, en las embestidas y, en definitiva, en el tremendo desafío que suponía el partido.

Pudo incluso ponerse por delante si Selma hubiera transformado una gran ocasión en la que se desembarazó del portero pero no logró alojar el balón en la portería gracias a un despeje in extremis de un defensor.

 En el campo no lo pareció pero viendo las imágenes por televisión parece que el “9” granate” arranca en fuera de juego en el momento en que Alain conecta ese gran pase y que de haberse convertido la jugada en gol, éste habría sido anulado.

No obstante, son acciones que no deben perdonarse nunca y menos cuando juegas contra un contrincante que es posible no te permita en adelante tener ninguna más como esa. Primero la metes y luego esperas el veredicto del VAR o cómo demonios se denomine el apoyo que reciben los árbitros en 1RFEF.

El caso es que mediado el primer tiempo la balanza pareció ir inclinándose del lado tinerfeño.

Lo que hasta entonces estaba siendo un encuentro igualado empezó a decantarse del lado de nuestro rival que podía triangular con algo más de comodidad en el maltrecho césped de Pasarón.

Pudo llegar el 0-1 en una acción terminada con gran intervención de un Marqueta que debió salir antes por arriba pero que fue anulada por el colegiado en virtud de una presunta falta en ataque.

Pocos minutos después sí llegó el gol visitante.

Ahí cometió el Pontevedra su segundo error importante (en el caso, insisto, que Selma estuviera en posición legal).

No fuimos contundentes en el despeje en línea de fondo que salió flojo hasta cerca de la frontal. En esa zona delicada, nos dejamos robar la pelota de manera ingenua y peligrosa para que llegue un centro hacia la zona izquierda que no resuelven ni el portero ni Expósito y tras el pase atrás el gol estaba cantado.

Este Pontevedra CF que venía de ganar en Ponferrada al haber protagonizado un partido casi perfecto, necesitaba otra vez rayar en esa perfección para ganar o puntuar ante un equipo todavía mejor que la buena escuadra berciana.

Y la acción de ese 0-1 resultaba incompatible con tal perfección.

Pasó el Pontevedra CF, de ahí hasta el descanso, su peor y más difícil tramo de encuentro.

Es verdad que no se descompuso. No dejó opción a más ocasiones claras del CD Tenerife pero se le vio tocado por el 0-1 y en cada acción se perdía ese medio segundo que aprovechaba el rival para llegar antes, para posicionarse mejor, para ahogar nuestros intentos y para demostrar que aunque esto es fútbol y nada está escrito de antemano, la plantilla con la que cuenta está llamada a lograr ese ascenso que es el único y obligatorio objetivo blanquiazul.

Después del descanso, el Pontevedra salió con brío y disfrutó de una opción al rematar Yelko desde la frontal un buen balón atrapado por el guardameta canario.

Con el paso de los minutos, sin embargo, el Tenerife volvía a controlar la situación con seguridad y volvía a costar Dios y ayuda al Pontevedra ganar una acción en velocidad, filtrar algún pase peligroso o dar, en definitiva, sensación de peligro en área contraria.

Tampoco ayudó mucho (sin influir para nada en el marcador) la permisibilidad del árbitro con las faltas que con oficio y veteranía acumulaba el Tenerife para cortar cualquier proyección ofensiva de los jugadores granates.

Ninguna entrada agresiva ni dura pero sí en suficiente número como para que resultara absurdo observar en las estadísticas finales como el Pontevedra terminó con 3 amarillas por ninguna de su aguerrido adversario.

El guión esta vez no lo pudo cambiar ni Luisao.

 Como viene siendo habitual en este inicio de Liga, a falta de media hora salió el ecuatoriano para tratar de dinamizar el ataque granate pero a pesar de algún quiebro más vistoso que efectivo, el bullicioso atacante fue bien neutralizado por el Tenerife destacando especialmente en esa rocosa defensa el nombre de Landazuri que mostró velocidad, fuerza y que apagó con su intensidad la titilante luz que Luisao intentó iluminar.

También recurrió Rubén a Tiago para sustituir a Vidorreta y juntar sobre el campo el doble mediocentro más creativo que puede reunir pero tampoco surtió efecto.

Aún así, el Pontevedra estaba en el partido pues con un solo gol de diferencia cualquier detalle te podía llevar al empate y estuvo en él hasta el córner a raíz del cual llegó el 0-2 a poco más de diez minutos para el final.

Sentado en mi asiento de Pasarón, sospeché ya en ese momento que esa iba a ser la acción que más desazón le causaría a Rubén Domínguez y escuchando la rueda de prensa posterior no me equivoqué.

En dicho saque de esquina, primero se le adelantan a Bosch en el primer palo para que se produzca una “peinada” que suele ser muchas veces mortal de necesidad. Luego, creo que de una manera un tanto “ligera”, Luisao no sigue a su “marca” (que era precisamente Landazuri) y éste remachaba con el pié la pelota a la red.

Son jugadas en las que esas diferencias presupuestarias no suelen tener tanta incidencia si la concentración defensiva es la correcta y nosotros no la tuvimos pagando por ello la sentencia final de la derrota.

Pudimos ver en el tramo final a los jugadores que todavía no conocíamos.

Denia pasó bastante desapercibido (ojo, fueron muy pocos minutos y justo después del 0-2) pero J.Resende y Comparada tuvieron tiempo de participar en la mejor ocasión granate, al margen de la de Selma, en el minuto 91 de partido.

El portugués abrió con clase una buena pelota hacia la izquierda para un Alex que ya llevaba tiempo de lateral. El capitán condujo hasta enviar un centro venenoso y Comparada alzándose entre los centrales lo remataba muy bien de cabeza obligando al portero a efectuar una intervención notable para que la pelota (que también tocó el larguero) acabará marchándose al córner.

Tras el encuentro y esa derrota por 0-2 ante un equipo que fue mejor y se hizo acreedor a la victoria, me surgen algunas reflexiones que me gustaría compartir con los lectores.

La primera ya la he esbozado a lo largo de la columna.

Este Pontevedra cuando se enfrente a esta clase de equipos (los llamados a estar arriba desde el principio como la Deportiva, el Tenerife o el Racing) o juega al 100%, no comete casi errores e incluso cuenta con algunos de los “detalles” del choque a su favor o es casi imposible que salga airoso.

No estoy tirando balones fuera ni diciendo que da igual perder, en absoluto. El equipo demostró hace solo una semana que pueda ganar y fuera de casa a uno de ellos.

Pero no podemos dar facilidades atrás (para mí las dimos no solo en el segundo sino también en el primero) y tiene que ser extremadamente diligente a la hora de meter las pocas arriba que tenga.

Teníamos que hacer un gran partido y no lo hicimos ante un rival, eso sí, que demostró galones de campeón aunque estemos en Septiembre.

Por otro lado, (al margen de lo negativo constituido por esa falta de contundencia en el 0-1 de varios futbolistas y esa falta de concentración e incluso dejadez en el 0-2) y sin perjuicio también de que parece que va creciendo esa sensación de que en la delantera nos falta bastante, el partido dejó algunos buenos detalles.

En lo colectivo? Indudablemente que se consiguió que el CD Tenerife solo creara 3 ocasiones de gol (2, teniendo en cuenta que la primera fue finalmente anulada).

El Pontevedra a pesar de que acusó el 0-2 y ya no fue nunca en el partido el mismo de los primeros 20 minutos, volvió a no descomponerse, a no desorganizarse y no tuvo opciones hasta el final por ese error absurdo en el saque de esquina.

Individualmente?

A mí me gustó mucho Juanra.

Es muy probable (no, seguro) que en nuestro grupo no hay mejores delanteros que Gallego y De Miguel. Podrá haber alguno de igual calidad pero no mejor.

En ese escenario los dos centrales (aunque Bosch tuvo ese lunar en el 0-2) rayaron a muy buen nivel lidiando con dos auténticos miuras que no suelen dejar prisioneros allá por donde pasan.

Insisto, especialmente Juanra estuvo a muy buen nivel cuerpeando, chocando y percutiendo contras estas dos torres gemelas que amargan al más pintado.

Tengo curiosidad por ver qué hace Rubén la semana que viene con Montoro, ya apto, e incluso más adelante con un Garay que ya va muy adelantado en su recuperación.

Si se juega de cuatro atrás… seguirán Bosch y Montoro de titulares y Expósito de lateral zurdo o quizá ese lateral vaya para un Juanra, que es central, pero que lleva dos partidos muy buenos?

Tampoco me disgustó en el aspecto defensivo y recuperador Ander Vidorreta,

Completó, hasta que fue sustituido, un partido en el que no rehuyó el balón dividido y recuperó bastante pelota soportando el equilibrio de un Pontevedra al que le faltó esa creación tan complicada que tiene que salir cuando el rival no te da ni medio segundo para respirar.

Yelko estuvo vigiladísimo y muy controlado; Brais demasiado en banda para crecer y conectar con el vigués para tratar que la circulación mejorase.

Esa cuestión, la continuidad de Brais en banda, a buen seguro será objeto de reflexión por el entrenador.

Por último, toda derrota es dura y más en nuestro feudo.

El fútbol tiene un gran componente de ilusión y de sueños y quien más quien menos (este atribulado bloguero, si) se había imaginado la posibilidad de ganar y ver al Pontevedra CF en lo más alto de la clasificación de forma siquiera anecdótica.

No se dio. La realidad nos golpeó con crudeza pero lo cierto es que acumulamos 4 puntos de 9 habiendo tenido que jugar contra dos de los cuatro o cinco equipos favoritos para estar muy arriba.

Posiblemente no de la forma en la que los hemos conseguido pero me da la impresión de que muchos habríamos firmado esta puntuación a estas alturas cuando conocimos el calendario.

La clave es seguir y aceptar esta derrota con la mayor naturalidad pero con toda la intención de mejorar y corregir los errores que indudablemente hemos cometido.

Nos llegan dos salidas y hay que dar la talla.

La primera es Lezama y Lezama siempre es complicadísimo.

Habrá que ofrecer una gran versión de nosotros mismos para salir airosos y volver a puntuar.

Es clave no pasarse varios partidos seguidos sin hacerlo.

 

lunes, 8 de septiembre de 2025

Jugar bien.

El Pontevedra CF jugó bien en El Toralín el pasado Sábado. Incluso diría que lo hizo muy bien en algunos tramos del partido.

Una de las mayores preocupaciones que este atribulado bloguero tenía observando como primero el anterior cuerpo técnico y luego piezas fundamentales de la pasada plantilla iban dejando el equipo, radicaban en el hecho de que se había destrozado algo que después de bastantes meses acabó por funcionar sobre el campo como un reloj suizo.

Ese estilo atractivo de Yago Iglesias basado en la posesión de balón, el juego en campo contrario, defender lejos de tu propio área… pasó por sus altibajos a lo largo de la primera temporada con fases en las que el juego no fluía como debiera hacerlo o con errores defensivos (sobre todo en concentración y balón parado) que acababan por afear algunas de las actuaciones clave del Pontevedra y echaron por tierra el ascenso.

La Liga pasada, en cambio, se perfeccionó el sistema con algún ajuste probado fuera de casa que terminó por dotar de mayor seguridad al conjunto.

El equipo empezó a jugar como los ángeles y en la Copa del Rey llegó a ser superior a equipos de segunda y primera división, alcanzando el día del Villarreal una plasticidad que nos llevó a todos al cielo.

Incluso el día clave de la temporada no le importó al Pontevedra convertirse durante 45 minutos en otra escuadra diferente y soportar el empuje de aquel rocoso Numancia defendiendo su parcela como los numantinos lo hicieron hace tantos siglos ante el acoso de Roma, eso sí, logrando el conjunto granate un final más feliz que el de la brava villa castellana.

Eso es lo que me carcomía y preocupaba al comprobar que se iba a repetir la misma historia que en el primer ascenso a 1RFEF pero de forma aún más caprichosa.

La plantilla habría cambiado igual aún con la renovación de Iglesias( es posible que no en tantos efectivos) pero se había logrado una forma de jugar bien y la continuidad de la misma podría haber significado una primera piedra basal para consolidarnos en la categoría.

Una vez precipitados los acontecimientos e instalado Rubén Domínguez en el banquillo de la casa granate, escribí por aquí que la clave para que el Pontevedra tuviera opciones de competir bien en esta primera federación era que el nuevo técnico (cuyo protagonismo en la confección de la inmensa mayoría de los miembros de la plantilla resulta indudable) lograse que el Pontevedra volviera poco a poco a jugar bien; a lo que él quisiera que jugase pero hacerlo bien y convencido.

Conseguir que un grupo de jugadores se aúnen ante una idea y la plasmen sobre un terreno de juego no es fácil y menos cuando 16 efectivos de 22 son nuevos.

En Ponferrada, no obstante, (a excepción de los seis o siete primeros minutos de partido) el Pontevedra se mostró como un equipo que tenía claro a qué jugaba y como tenía que moverse sobre el césped.

En mi opinión, el equipo lo hizo bien pues en todo momento se jugó a lo que él quería y controló el choque a base de esfuerzo y disciplina táctica.

Y es que tras esos minutos de arranque voraz de la Deportiva a lo largo de los cuales disfrutó de una ocasión y varios corners, el Pontevedra se asentó sobre el campo y consiguió que apenas pasara nada hasta que un colegiado hogareño señaló el final del primer tiempo.   

Dispuso Rubén una organización en 5-3-2 cuando no se tenía el balón que mudaba un tanto con el adelantamiento de Alex y el desplazamiento de Juanra al lateral en aquellos pasajes en que sí se tenía la posesión.

Todo empezaba por una presión incesante de Selma y Ribeiro sobre los centrales bercianos para impedir una salida cómoda de pelota y una idea clara de no dejar correr a los habilidosos futbolistas locales que con espacios resultaban letales pero que sin ellos hallaban bastantes más dificultades.

Tras ese inicio fulgurante de la Ponferradina, el único acercamiento con algo de peligro para Marqueta en el resto de la primera parte fue un lanzamiento desde fuera del área que no se fue lejos de uno de los palos de la portería visitante.

Por el contrario, la ocasión más clara la disfrutó Alain tras un pase magistral de Brais hacia Juanra que llegando a línea de fondo envió un centro para que el remate del ex del Numancia fuera repelido por el arquero.

Tras el descanso comenzaron los problemas.

Primero la lesión de Vidorreta en un hombro (que ya venía de los últimos minutos del primer tiempo) y poco después la de Bosch que no auguraba nada bueno con relación al orden que hasta ese momento estaba consiguiendo el Pontevedra en El Toralín.

Sin embargo, esos contratiempos tampoco apocaron o incomodaron a los granates que siguieron controlando y, en opinión, del que esto escribe continuaron siendo superiores al conjunto local.

Por Vidorreta salió Conesa, lo que no alteraba gran cosa pero tras la lesión de Bosch, Rubén decidió sustituir también a Alex para dar entrada a Expósito y Luisao.

De esta manera la fisonomía del equipo cambio algo y dio la impresión de que se movía más con un 4-4-2 pasando a banda izquierda Brais (hasta entonces ocupaba el sector derecho del mediocampo con Conesa por el centro y Yelko más la izquierda) y yendo Luisao hacia la banda derecha.

La Ponferradina también hizo sus cambios ofensivos debilitando un tanto su banda izquierda defensiva, circunstancia que supo ver y aprovechar el Pontevedra CF.

Así, en una arrancada por la derecha de un Luisao que volvió a gustar y mucho, el balón le llega cedido por el ecuatoriano a Yelko en el lateral derecho del área. El gran centro de este propicia el arrastre de Selma a dos centrales al primer palo y la aparición solo en el punto de penalti de Alain que mandaba un preciso remate de cabeza ante el que nada pudo hacer el cancerbero local.

Siguió el Pontevedra tras el gol presionando, defendiendo y consiguiendo que la Deportiva no contase con ocasiones de gol a pesar de que con la salida de Keita, parecía que el peligro podría cernirse sobre nuestra banda izquierda defendida por Expósito.

Y llegó el minuto 71 y una jugada en la que el propio Keita entra en disputa por un balón dividido con Montoro dentro del área y cae sin que el colegiado señalara nada.

Tras la petición de revisión del entrenador berciano, y tras pasarse casi cinco minutos viendo y viendo la jugada por el monitor, el árbitro decidía pitar la pena máxima y lo que es peor amonestar a Montoro que ya tenía una amarilla exagerada desde el minuto 3.

En consecuencia, un partido controladísimo hasta ese instante, podía cambiar por completo en una acción en la que sí existe un leve contacto sobre el atacante pero en la que la amarilla tiene todavía menos justificación que el penalti.

Y ahí apareció Marqueta.

No contento con marcar el gol del empate ante el Cacereño, el portero del Pontevedra no se conformó con adivinar el lado por el que Borja Valle ejecutó el lanzamiento sino que se permitió el lujo de quedarse con la pelota y sofocar un fuego que amenazaba con arrasar el trabajo hecho hasta entonces.

Rubén reaccionó haciendo debutar a Tiago y mandando a Conesa al centro de la defensa y dando tranquilidad a un Pontevedra que siguió sin permitir a la Ponferradina generar ocasiones de gol y que defendió con maestría todo el balón parado que le llegó hasta el final que no fue poco.

Alrededor del minuto 87, tras otra jugada por banda derecha, Tiago mandaba un balón para que Alain solo tuviera que empujarlo a puerta vacía pero el vasco no fue capaz de sentenciar en lo que pudo ser su único error grave en el partido.

Fue el partido de Ribeiro descomunal. Primero presionando junto a Selma a los centrales rivales, luego sacando siempre algo de cada balón largo que le mandaban sus compañeros, luego haciendo el gol que a la postre valió el triunfo e incluso al final incrustándose en la línea de centrales para ayudar en el juego aéreo pues ese era el único argumento, los centros desde cualquier sitio, al que ya recurría la Ponferradina.

Precisamente como ya se ha dicho con Alain Ribeiro metido atrás, el Pontevedra acabó el partido con algo parecido a un 5-3-1 defendiendo esos centros de la Deportiva que apenas pudo rematar alguno y siempre con el debido obstáculo defensivo.

El árbitro indicó 14 de descuento que luego fueron 16 pero el Pontevedra siguió de pié con un Juanra mandando atrás, con Brais y Yelko corriendo lo que no está en los escritos y un Luisao desplegándose en ataque para tratar de oxigenar todo lo que podía.

Con el pitido final llegó la primera victoria de esta temporada que es la primera de Rubén Domínguez como entrenador en 1RFEF.

Llegó esa victoria tras un partido perfectamente planteado en el que se sortearon las dificultades que iban surgiendo y teniendo (porque no decirlo) los detalles cruciales de nuestro lado como ese penalti desbaratado por un Marqueta que es de suponer ya habrá entrado en la lista de conocidos de la Presidenta.

Insisto en que el Pontevedra CF jugó bien en Ponferrada porque al fútbol se juega bien de muchas maneras.

El equipo estuvo ordenado, supo sufrir y también fue capaz de generar el suficiente fútbol ofensivo para tener 3 de las que metió una.

Es muy pronto y queda mucho pero la imagen solidaria y trabajadora de este Pontevedra que también, insisto, contó con la calidad suficiente para generar las ocasiones más claras del partido ( a excepción del penalti), da esperanza cara al futuro.

Competir es lo que hizo el Pontevedra CF el sábado y competir es lo que va tener que seguir haciendo en todos y cada uno de los partidos que restan pues el reto es muy complicado.

A veces podrá desplegarse el plan de Ponferrada y en otros habrá que cambiar el libreto pero esa frase que a mí me encanta y que reza: “el esfuerzo no se negocia”, es un buen punto de partida para construir un equipo y lograr estabilizar a una entidad que no puede permitirse el lujo de dar otro paso atrás.

lunes, 1 de septiembre de 2025

Poca gente, poco fútbol y pocos puntos.

Resulta complicado hacerlo peor desde el mismo instante en que se consiguió el ascenso a 1RFEF.

No era fácil batir el record de cacicadas y decisiones incomprensibles a lo largo de un mercado (y vaya que era buena la marca en ese sentido del Consejo de Administración) y se batió.

Presentaba mucha dificultad romper gran parte de la ilusión que envolvía a una afición con su equipo y se consiguió.

A pesar de todo ello, sin importar siquiera que la plantilla del Pontevedra CF se limitara a 18 futbolistas el día en que comenzaba la Liga, la propiedad puede estar contenta pues ni el más mínimo gesto o rastro de descontento fue expuesto por una afición, que en un número desgraciadamente más bajo que lo que cabría esperar, acudió a presenciar el debut en la competición del conjunto granate.

Un equipo que cuenta, en el momento en el que esto se escribe, con 12 jugadores nuevos es lógico que tarde algunas jornadas en adquirir cierta desenvoltura o automatismos en la forma de juego y en lograr que esas asociaciones entre futbolistas que apenas se conocen empiece a surtir efecto.

Aún con eso, no resultó demasiado de recibo la manera en la que el Pontevedra encajó su primer gol en la Liga a poco de comenzar el partido.

Que un futbolista rival supere a uno de nuestros medios con facilidad (en este caso a Yelko) a 40 metros de la portería de Marqueta y consiga plantarse en una posición idónea para el remate sin que ninguna otra camiseta granate se interpusiera mínimamente en su camino, supuso otorgar unas facilidades que no fueron desaprovechadas por el conjunto visitante para ponerse en ventaja en el marcador.

Lo cierto es que el Pontevedra acusó el golpe y poco después, en otro error defensivo, el Cacereño pudo hacer el segundo si no fuera porque Marqueta (que quizá se tiró tarde en el 0-1) si desbarató con contundencia el uno contra uno de un atacante extremeño.

Con el paso de los minutos el Pontevedra logró recomponerse y evitar, por lo menos, esas facilidades defensivas que es de esperar no se repitan en demasiadas ocasiones.

Fueron minutos en los que las únicas fuentes de fútbol salieron de botas ya conocidas, las de Yelko y las de Brais. Este último apareció en la alineación algo “acostado a la izquierda” para que Alex González jugara por la derecha a pierna cambiada.

Este experimento (el de no colocar los exteriores “a pierna natural”) salió bastante bien el día del amistoso contra el Arenteiro, en gran parte por la habilidad que mostró Hervías (el Sábado convocado pero sin minutos) para desplazarse hacia adentro y colocar varios centros venenosos.

No obstante, frente al Cacereño, Alex apenas pudo desbordar por la derecha y Brais (que habría jugado igual por la banda derecha) apareció con acierto en una posición más centrada y cada vez que podía asociarse con Yelko.

No obstante, a pesar de conseguir algo de fluidez en su fútbol de la mano de estos dos jugadores, el Pontevedra careció casi por completo de profundidad y Selma fue una isla bien protegida en todo momento por las defensas visitantes.

La mejor ocasión la disfrutó Alex al rematar con su pierna buena un balón peligroso que se fue por encima del larguero y antes del descanso llegó la desgraciada lesión de Garay en un fuerte encontronazo con un rival cuyas consecuencias han resultado lo suficientemente importantes como para mantener en el dique seco al argentino durante, al menos, varias semanas.

Precisamente en esa acción de Garay solicitó por vez primera en la historia la intervención del VAR el Pontevedra sin que el colegiado apreciara algo punible en la acción reclamada.

Tras el descanso y sin que Rubén decidiera cambio alguno desde su “poblado” banquillo más que el obligado de Eimil en sustitución de Garay hecho en los instantes finales del primer tiempo, el decorado no cambió prácticamente nada.

El Pontevedra tenía el balón y el Cacereño esperaba pertrechado atrás confiado en que con el paso de los minutos llegara el desorden local sobre el maltratado césped de Pasarón (esta vez, al parecer, por la presencia de un hongo) y aprovechar alguna contra letal.

Brais se fue apagando y Vidorreta siguió algo tímido sobre el césped a la hora de distribuir por lo que fue Yelko el argumento al que se agarró el Pontevedra para tratar de encontrar un pase filtrado que llevara el peligro.

Era demasiado poco y la profundidad seguía brillando por su ausencia con un Selma que seguía desasistido y desacertado en las pocas ocasiones que podía tocar el balón.

A falta de media hora el guión pegó un primer giro interesante.

A pesar de llevar solo un entrenamiento con el grupo (así estamos de efectivos por alucinante que parezca), Rubén decide sacar al campo a Luisao Macías.

No es que el hispano- ecuatoriano protagonizará alguna jugada decisiva para el transcurso del juego pero sí enseño alguna habilidad para el desborde, para la conducción y para el centro que empezó a provocar que el sistema defensivo rival dejara de vivir con la tranquilidad con la que lo había hecho hasta ese momento.

 A partir de ahí, llegaron los mejores minutos del Pontevedra CF.

Luisao trataba de desequilibrar, Eimil dotaba a la banda derecha de una profundidad que no había tenido hasta ese instante, Alex por su lado natural aportaba algo….

La consecuencia fue que el Pontevedra, aunque con más empuje y corazón que fútbol, consiguió empotrar al Cacereño más en su zona de castigo a la par que mantener su estructura lo suficientemente sólida para que el rival no consiguiera hilvanar casi ninguna transición que inquietara a Marqueta.

Fueron minutos en los que se provocaron muchos corners que casi nunca se remataron con peligro pero en los que se veía que al menos un punto podría rescatarse.

Entró Conesa por Vidorreta, entiendo que para seguir apretando y tener piernas en la parcela central y a falta de once minutos llegó el penalti.

Fue precisamente a la salida de un córner y en uno de esos barullos que se producen a la hora de ir y defender un posible remate.

Como es lógico, el Cacereño pidió la intervención del VAR y Pasarón estalló de alegría cuando el colegiado decidió mantener su decisión.

 Fue Selma el que se aprestó a tirar el penalti y el que lo falló tras una ejecución no demasiado afortunada.

Sí, ya sé que el penalti lo falla el que lo tira y no está la cosa para crucificar a un futbolista que por lo menos tuvo la personalidad de pedirla cuando tan poco tiempo faltaba y tan importante resultaba empatar.

Ahora, permitidme simplemente que muestre mi extrañeza ante el elegido con jugadores colmo Yelko, Brais o incluso Alex sobre el campo.

El caso es que el penalti se falló y la sombra de la derrota parecía cernirse de forma irremediable sobre el estadio de Pasarón.

El Pontevedra, sin embargo, siguió intentándolo y Alain Ribeiro (algo más apagado que en partidos de pretemporada) pudo hacer el empate al rematar un centro y mandar la pelota muy cerca de uno de los postes extremeños.

Y ya  en el 98, tras otra revisión de VAR pedida por los visitantes más por perder tiempo que por otra cosa, llega una falta de Sanchidrián en las proximidades del área “verde”.

Yelko (que fue el encargado de botar todo el balón parado en el partido) colocó con mimo el balón y lo envió de forma diabólica hasta el corazón del área rival para que Marqueta incorporado al ataque conectara un testarazo digno de Javi Rodríguez logrando un empate “in extremis” tremendamente celebrado en Pasarón.

Con ese suspense al que debemos acostumbrarnos a partir de ahora cada vez que llega un tanto, el árbitro validaba la acción tras ver la pantalla y señalaba sin solución de continuidad el fin del choque.

El Pontevedra CF no merecía perder el partido e incluso de haber transformado el penalti es posible que hubiera conseguido ganarlo.

Ese empuje y esfuerzo de la segunda parte le hizo acreedor al menos al empate ante un equipo que todo hace indicar que será de nuestra Liga y que se vio arropado en Pontevedra por un buen número de sus aficionados.

Rescatar un punto cuando ya parecía imposible provoca euforia y una alegría lógica pero el del sábado era un partido para ganar.

Era uno de esos choques que en casa no se deben perdonar pues es aquí donde debemos fraguar gran parte de la permanencia.

 Hay que intentar que las facilidades que se dieron en la jugada del gol encajado y en alguna otra posterior aparezcan lo mínimo posible pues tal y como está diseñado este Pontevedra, apenas sin efectivos y talento en ataque, mantener nuestra portería a cero parece algo vital.

Lo he dicho más veces, en este blog y en mi podcast, y lo vuelvo a repetir ahora.

Que el Pontevedra haya comenzado la Liga con 18 futbolistas es una provocación y no puede ser normalizado.

Que a falta de menos de diez horas para el fin del mercado sigamos, no ya con 18, sino con 17 por la lesión de Garay (sí, en el fútbol existen las lesiones y parece que nuestra triste experiencia la temporada pasada no ha hecho mella alguna en el club), es algo grotesco, vergonzoso e indigno para una entidad como la nuestra.

A lo largo de esta tarde, lo mínimo que deberían llegar son tres jugadores pero a ver qué consigues a última hora y sabiendo que tienes que traer algo sí o sí para no ser el hazmerreír de la categoría.

En el debut ya se apreció lo justito que va este equipo en la delantera y en calidad ofensiva por banda.

También se vieron carencias a la hora de crear algo de fútbol más allá de las apariciones de Yelko aunque en este caso habrá que seguir viendo algo más a Vidorreta.

Tal y como está ahora el equipo pensar en salvarse resulta quimérico.

No se va a lesionar nadie más en toda la campaña? No habrá sanciones?

Insisto, todo esto resulta intolerable y más propio de una entidad de primera autonómica.

A ver qué pasa hoy.

lunes, 25 de agosto de 2025

Apoyo? Claro; Memoria? También.

El sábado que viene empieza la Liga de 1RFEF.

No solo eso. El Pontevedra CF jugará en casa el primer partido. Sí, en 5 días arranca la competición y lo hará, como en otras ocasiones, en medio de una semiclandestinidad, improvisación y casi dejadez ciertamente insoportables.

Corrijo, con mucha más semiclandestinidad, improvisación y casi dejadez que otras veces, lo que ya es mucho teniendo en cuenta los hábitos en ese sentido de un Consejo de Administración que no ha entendido nunca, no entiende (y por lo que parece) nunca entenderá lo que es una sociedad anónima DEPORTIVA.

Afirmo que esa sensación de pasotismo es todavía más grande que en anteriores ocasiones porque al ya tradicional agujero de la ausencia de las equipaciones oficiales hasta casi el último día ( o más allá), a la carencia informativa acerca del número de abonados, a la inexistencia de presentaciones de los fichajes o incluso a la escasísima promoción del primer partido de Liga en casa en Pasarón (algún “despistado” podría incluso llegar a pensar que a la “cúpula” le interesa que no “vaya ni el tato”), se une algo todavía más trascendental a la hora de encarar una temporada, la insólita ausencia de futbolistas que a pocos días del inicio imposibilita, incluso, que el Pontevedra pueda formar una convocatoria de 18 con jugadores del primer equipo.

No se trata, por tanto, de esa situación (que al que esto escribe no le gusta pero que resulta habitual en este fútbol del siglo XXI) en la que se dejan una o quizá dos piezas del rompecabezas sin ocupar esperando que a última hora surja lo que de forma pomposa se ha dado en llamar “oportunidad de mercado” sino que el Pontevedra ha considerado razonable presentarse en la semana de arranque liguero con solo 17 futbolistas.

Si a ello se le uno que dos o tres de esos jugadores llevan escasas dos semanas en la ciudad, el panorama no puede resultar más desolador e inexplicable para buena parte de una masa social que solo hace tres meses y pico vibraba con un equipo y cuerpo técnico que ha sido destrozado por razones que casan muy mal con el objetivo de asentarse en 1RFEF y seguir allanando camino para crecer en un futuro cercano.

Qué el Pontevedra puede ganarle en casa a otro recién ascendido como el Cacereño dentro de unos días con lo que tiene? Es posible.

Qué lo que lleva haciendo desde el pasado mes de Mayo la entidad presidida por Lupe Murillo resulta completamente estrambótico, anticompetitivo y desalentador para aquellos (cada vez menos) que piensan que esta institución cuenta con mimbres sociales potenciales para crecer mucho? 

Sin duda alguna.

El equipo necesitará  (y a buen seguro lo tendrá) el apoyo de todos los que el próximo Sábado estaremos en el ex vetusto deseando que se consigan tres puntos importantes teniendo en cuenta además lo fuerte que viene el calendario en las primeras jornadas.

Ni estos futbolistas recién llegados ni el nuevo cuerpo técnico ( me niego a creer, aunque quizá me equivoque, que Rubén Domínguez pueda estar mínimamente satisfecho con esta inaudita situación de contar solo con 17 hombres) tienen la culpa de la forma rocambolesca y poco profesional en la que se dirige la entidad.

Ahora bien, no caigamos en el error de hacernos trampas al solitario (sí, al solitario porque sola es como se encuentra la afición granate).

Una cosa es que el Sábado a las cinco de la tarde empecemos a dejarnos las gargantas animando a los Bosch, Alain Ribeiro, Hervías y compañía y otra muy distinta es que suframos un ataque de amnesia.

El Pontevedra sigue gestionado de espaldas a su masa social y de espaldas a una ciudad y comarca cada vez menos imbuida del club de fútbol que debería ser referente absoluto de la misma.

Y no es por culpa de la gente. Esa gente de la ciudad, de Poio, del Salnés y de otras muchas zonas de nuestro entorno acude al campo en masa cada vez que el Pontevedra se juega un ascenso o una eliminatoria atractiva de Copa.

Acude también, no en masa pero sí en un número importante teniendo en cuenta como se la suele tratar, en todos los partidos de Liga.

Qué deberíamos ser más cada fin de semana? Pues sí.

La institución hace algo, por mínimo que sea, para que esto sea así? Claro que no.

Una afición de un club de fútbol, por mucha puñetera SAD que sea, no solo defiende a su equipo animando desde el minuto 1 al 90 sino que también lo defiende, lo dignifica y lo hace más grande exigiendo una gestión acorde con el sentido común y protestando de manera pacífica pero firme y decidida contra aquellos que no acaban de entender lo que es el Pontevedra, lo que es una gestión mínimamente profesional de una entidad deportiva y que parece, además que no quieren entenderlo nunca.

El Sábado estaremos con nuestro Pontevedra, desearemos la victoria, nos ilusionaremos en caso de lograrla con esa infantilidad que solo el fútbol puede provocar en personas adultas.

Ahora, esta forma de gestionar rompiendo en mil pedazos algo que funcionaba para tirar una moneda al aire, esta improvisación constante, este amateurismo descorazonador, este yoísmo indecente no debería continuar ni una temporada más.

El Pontevedra CF y su gente merece otra cosa y parece que la propiedad no lo acaba de entender.

Entre colocar a la entidad con un respirador por cuestiones económicas (que no es lo que se pide) y tener una gestión compatible con lo que significa el Pontevedra va un trecho muy grande.

Apoyo? Todo el del mundo a esos futbolistas, entrenadores y demás trabajadores que luchan por hacer al Pontevedra más fuerte.

Memoria? Siempre para recordar, tener presente, y protestar ante esta forma de hacer las cosas que solo causa hastío, dolor y desapego.

        

lunes, 21 de julio de 2025

Ilusión o iluso?

Hace un par de días consulté en el diccionario de la RAE la definición de la palabra ilusión.

Me encontré con cuatro acepciones del vocablo pero me llamaron especialmente la atención las dos primeras.

Al leer la segunda de ellas me retrotraje a mediados de Abril y al momento en que Igor Irazu hacía el 4-2 ante el Laredo y certificaba matemáticamente el ascenso a 1RFEF del Pontevedra.

Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo”- consigna la RAE en la segunda de las acepciones de ilusión.

Aquel día ya lejano de Abril (han pasado poco más de tres meses pero en términos “granate- futbolísticos parecen tres años) cometí el enésimo error en relación a mi equipo de fútbol, ilusionarme y sentir esperanza de que el futuro que vendría podría ser más que atractivo.

La plantilla y el cuerpo técnico que nos elevó a los cielos en Copa y que mantuvo el nivel en Liga hasta conseguir el primer puesto, celebraba eufórico el éxito sobre el césped de Pasarón y me permití pensar que sí, que quizá está vez dejaríamos de ser un juguete o un mero capricho y que podríamos vivir una buena época para el Pontevedra.

Es cierto que el sainete con la salida de Dalisson ya se había producido y éramos conscientes de que uno de los mejores futbolistas de los últimos años se iba a marchar de aquí sin dejar un solo euro (sumándose a otras salidas “gratis” del club de años anteriores provocadas por una forma inexplicable y deficiente de hacer las cosas, por muchas excusas de baratillo que se quieran poner).

Aún así, a pesar de la marcha de Dalisson sin llenar un ápice las arcas de la entidad, seguía pensando que se crecería y que nos empezaríamos a parecer a lo que un día fuimos.

El paso de los días y las semanas me sacó del error con una crudeza inmisericorde.

Ilusión? –me decía el calendario a medida que las hojas se arrancaban-. Lo que eres, es un iluso. Un iluso, sí.

Primero se marchó el cuerpo técnico y tuvimos que aguantar la ya clásica bronca ante el micrófono de la máxima representante de la institución, que escondía entre lastimeras y patéticas excusas su incapacidad para retener al entrenador que había alcanzado el éxito.

Después, desfilaron varios de los jugadores clave de la temporada que además se acabaron marchando, en algún caso muy doloroso, a equipos recién ascendidos a la 1RFEF, como es nuestro caso.

A día de hoy, 21 de Julio de 2025, más de tres meses después de haber ascendido, incluso hay futbolistas de la plantilla del ascenso sobre los que se desconoce su futuro.

Como no podía ser de otra forma, hemos podido escuchar declaraciones de algún jugador explicando que más de un mes después del fin de la Liga, ningún miembro del grupo sin contrato había sido contactado por la entidad para tratar la renovación.

Fueron llegando algunos fichajes (porque de forma obligatoria tenían que llegar pues solo 6 futbolistas del anterior curso seguirán).

De todas las incorporaciones hasta la fecha, solo uno dejó a su anterior equipo consolidado en 1RFEF. Los demás que han venido o descendieron a 2RFEF o llegan de esa categoría.

A todos ellos y al nuevo técnico Rubén Domínguez, de cuyo carácter trabajador y profesional me han hablado en términos muy elogiosos, desde este blog se les desea lo mejor y que alcancen aquí un gran rendimiento.

El caso es que tras una semana completa de entrenamientos ( el equipo empezó el día 14) y a seis días de disputar el Luis Otero, el Pontevedra CF cuenta solo con 14 futbolistas en plantilla.

Evidentemente, en la preparación están participando jugadores de la base y no es descartable que alguno de ellos acabe ocupando alguna de las fichas sub 23, hasta 7, permitidas en esta categoría.

Siguen siendo 14 futbolistas. Ningún delantero centro. Solo un mediocentro posicional.

Hace unos días, el Diario de Pontevedra publicaba un artículo en el que concluía que solo 5 de los 40 equipos de 1RFEF tenían los mismos o menos jugadores que el Pontevedra a estas alturas.

Es de suponer que ya serán menos de 5.

Con todo el dolor del corazón no puedo sino fijarme ya en la primera acepción de la RAE para la palabra ilusión: “Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o el engaño de los sentidos.”

Esa esperanza que surgió en mi interior hace tres meses, ese sentimiento de que parecía que esta vez podría regarse y cuidarse lo que de forma tan potente había germinado, ha desaparecido por completo y todo se parece ya a un espejismo.

Vendrán los fichajes que faltan (incluso alguno puede que el mismo día en el que estas líneas se escriben).

Es posible (solo posible) que algunos de esos que están por llegar sean del empaque suficiente para fortalecer una plantilla que tiene que asumir un reto muy complicado.

Desde este blog y desde el podcast que hace las veces de su hermano pequeño, se seguirá “haciendo Pontevedra CF” y deseando que las cosas salgan bien.

Pero lo cierto es que la institución encabezada por Gudalupe Murillo ha dejado una senda que parecía segura, con buen pavimento y que generaba mucha esperanza entre la afición para coger otra llena de maleza que habrá que desbrozar y construir desde la nada.

Una moneda al aire. Otra más. Y ésta echada al cielo en un momento crucial en el que no se puede permitir un nuevo descenso del Pontevedra.

Vuelvo a la RAE esta vez para encontrar el significado de la palabra iluso: “Propenso a ilusionarse con demasiada facilidad o sin tener en cuenta la realidad”.

No tengo dudas, he sido un iluso.

Ojalá todo esto salga bien y el equipo logre consolidarse en 1RFEF.

Ojalá Rubén (del que me cuentan es el que está llevando el peso casi total de la confección de la plantilla) consiga hacer un equipo que juegue a lo que él quiera y lo haga lo suficientemente bien para ganar partidos y, por tanto, competir.

Ojalá los Bosch, Eimil, Conesa, Hervías etc caigan aquí de pié y demuestren contar con el fútbol suficiente en las botas para llevar la nave a buen puerto.

Ahora, ilusión? Como manifestación de esa esperanza embriagadora en el futuro, en ningún caso. 

La ha destrozado aquella que ha sido incapaz de mantener y fortalecer un gran grupo

Iluso? Supongo que sí. A veces es mejor no tener en cuenta la verdadera realidad para seguir adelante.

 

lunes, 26 de mayo de 2025

"No podemos competir"

Hace unos días un medio de comunicación de la Comunidad Valenciana adelantaba la noticia.

El Valencia CF se hace con los servicios de Adrián Gómez, juvenil hasta ahora perteneciente al Pontevedra CF, que acaba de protagonizar una gran temporada en División de honor marcando 24 goles y convirtiéndose así en el tercer máximo goleador de la categoría contando todos los grupos de la citada categoría que abarca toda la geografía española.

Ni que decir tiene que dichas 24 dianas resultaron decisivas para que el juvenil del Pontevedra CF consiguiera la permanencia en la máxima categoría juvenil.

 Por supuesto, este futbolista llegado a la casa granate proveniente del Arosa esta última temporada que acaba de terminar, estaba completamente libre de contrato y no dejará aquí más dinero (muy poco) que el que pueda corresponderle al club por derechos de formación, dinero que será inferior al que posiblemente perciban otros equipos al haber disfrutado más años de la presencia de Adrián en sus filas.

No tardó demasiado en empezar a germinar la clásica frase que aparece siempre que en los últimos tiempos se marcha del Pontevedra CF un jugador con proyección completamente gratis.

“No podemos competir contra eso”. “El Valencia es un club profesional, que ofrece todas las comodidades y nosotros entrenamos en Gatomorto”…

Opiniones como esa, legítimas y en algunos casos (no todos) bien intencionadas pues cada cual puede y debe expresar lo que quiera, resultan a juicio de este atribulado (atribuladísimo en estas fechas) bloguero muy desenfocadas y alejadas del verdadero debate y problema que tiene el Pontevedra.

Dejando al margen (que no debería) el hecho de que hace dos temporadas, en el acto de presentación como entrenador de Yago Iglesias al que acompañaron ante el micrófono Charles Días y la propia Presidenta de la entidad, se intentó vender un proyecto a medio/largo plazo en el que la cantera debería y tendría que tener cada vez mayor protagonismo, la cuestión no estriba en si el Pontevedra pude o no competir con el Valencia por los servicios de un juvenil sino si se podría haber hecho mucho más para que ese juvenil no se vaya sin dejar apenas un euro en las arcas pontevedresas.

Hace algunas temporadas, no muchas, irrumpió casi por ensalmo un imberbe mediocentro que casi nadie sabía de dónde había venido llamado Miguel Román.

Aquella temporada 21/22 en 2RFEF la empezó como titular en el mediocentro un muy buen futbolista, Javi Rey.

Por causa de unas molestias de Javi surgidas  a lo largo de un partido de Liga, salió al campo “el tal” Román y empezó a dejarnos claro que ni la experiencia y calidad de Javi iban a impedir que ese puesto acabara por ser propiedad de ese chaval que corría que se las pelaba, entraba al cruce como si tuviera diez años más, pasaba bien la pelota e incluso tiraba muy bien de lejos.

El equipo subió, aquel verano pasó y Miguel Román empezó la temporada en 1RFEF con solo un año de contrato más.

A pesar de que la campaña fue calamitosa, Román fue de lo poco salvable y siguió demostrando que estaba para mucho más que una 2RFEF a la que el Pontevedra volvía a estar abocado. Pero pasaron los meses y siguió sin renovar hasta que en verano se fue gratis al Celta de Vigo.

“No podemos competir contra el Celta” “La profesionalidad celeste nos hace imposible la retención de este jugador”.

Ya, pero ese no era el debate. El debate era que Román estaba libre y que el Pontevedra no sacaría nada por un futbolista que ahora parece que está a punto de entrar en los planes de Giráldez para hacer la próxima  pretemporada con el primer equipo.

Tras el retorno a 2RFEF, el Pontevedra tiene dos aciertos incuestionables con las incorporaciones de Dalisson y Mayo.

Tras la temporada 23/24 que de manera tan triste terminó con la eliminación a manos del Betis Deportivo, el Pontevedra consigue que estos dos futbolistas que ya habían destacado mucho esa campaña continúen para cumplir su segundo año de contrato pero no se les renueva.

A medida que transcurre la 24/25, Dalisson aumenta todavía más su nivel y demuestra que la categoría se le queda muy pequeña hasta que en Navidades el Getafe viene a por él.

“No podemos competir”. “El Getafe es un primera división y no hay color”, frases que se oyeron en torno al futuro de Dali.

Tampoco ese era el debate.

El debate era porque en el verano del 24 cuando se veía que Dalisson podría explotar no se trabajó en serio en una renovación que bien podría haber incluido liberación en caso de no ascenso y promesa no escrita de negociar incluso ascendiendo para no “cortarle las alas” pero conseguir algún beneficio económico para el Pontevedra.

En aquel momento todavía no era tarde. En Navidades claro que lo era.

Ahora con Adríán volvemos a leer y escuchar lo mismo. “No podemos competir”.

No se podía viendo como hacía este chico goles como churros haber intentado en serio alargar su vinculación con el club imponiendo una cláusula (posible y legal aún siendo juvenil) por baja que fuera para conseguir un mínimo poder negociador cuando otros equipo vinieran por él?

Es que el Pontevedra ya vivió un caso parecido hace años con otro jugador en formación.

Hablo de Koke Carrillo, un guardameta que destacaba muchísimo en nuestra base y que llamó la atención nada menos que del Barcelona (entre otros clubes de primer nivel).

Es cierto, no obstante, que según ha podido saber el que esto escribe, aquella negociación con el equipo blaugrana se produjo por la firme voluntad del futbolista y su entorno de salir bien del Pontevedra CF pues podría haberlo hecho dejando solo escasos derechos de formación pues su situación contractual no estaba clara.

Sea como fuere, al final acabó por cristalizar una operación a través de la cual el Barcelona ya dejaba un dinero en las arcas por llevarse al futbolista y en la que se pactaron también cláusulas por posibles metas a las que pudiera llegar el jugador que todavía podían reportarle más ingresos al Pontevedra CF dependiendo de los éxitos a los que Carrillo pudiera llegar.

Otro caso (aunque no era del filial sino del primer equipo) fue David Castro.

Vino el Valencia (sí otra vez el Valencia por él) pero como había contrato algún beneficio se pudo conseguir también en gran parte vinculado a los objetivos que el bravo defensa pudiera conseguir en el equipo che.

Sí, claro que se puede competir.

Ahora, para hacerlo hay que ser previsores. Hay que anticiparse.

 Hay que buscar los momentos en los que sí podemos jugar nuestras bazas.

 No hay que depender de la voluntad de otras partes que a veces, como se acaba de contar, actuarán de forma señorial pero otras veces no.

Hay que creer en esto.

Hay que traducir esas palabras con las que se llenan la boca hablando de cantera, formación, coordinación, planificación etc con verdaderas acciones que demuestren que vas en serio.

 Hay que apostar por futbolistas muy jóvenes y sin formar pero en los que ves condiciones sabiendo que muchas veces no cuajarán y que la inversión no saldrá pero que si sale en un par de ocasiones te pueden solucionar muchos problemas y justificar el trabajo realizado.

Esa es la realidad y lo demás solo echarnos piedras sobre nuestro propio tejado.

lunes, 21 de abril de 2025

GRACIAS

No tardé demasiado tiempo en quedarme solo y pegado a mi asiento de la tan denostada para algunos grada de tribuna.

Ya fuera porque había que coger el coche para evitar atascos o porque Pogacar corría esa tarde y había que verlo aún en diferido, el caso es que nada más levantar al cielo Alex González la Copa de campeones, me senté ya sin compañía para seguir viendo como los futbolistas, el cuerpo técnico y el resto de miembros de la entidad celebraban con la gente un ascenso que sus protagonistas se trabajaron desde el primer día de pretemporada.

Me suele pasar siempre lo mismo en estos casos.

Es ya el quinto ascenso del Pontevedra que tengo el privilegio de vivir y junto a la alegría, que existe; junto al alivio que también acude a su cita no tarda en apoderarse de mi ánimo una sensación de vacío que me pega a la butaca sin contemplaciones y coloniza mi cuerpo hasta que se mezcla con un cansancio que me hace dudar de si yo mismo he salido a jugar al césped.

Debe ser algo parecido a lo que sienten los adictos cuando exhalan una poderosa dosis de lo que sea que domina su voluntad y los efectos de aquella se van aposentando en el organismo al mismo tiempo que surge la certeza de que pasará un largo tiempo hasta que puedan a volver a deleitarse con otra pequeña ración de su “vicio”.

Apoyado en el respaldo de la silla veía a ese fondo norte (que otra vez animó sin descanso y exhibió otro tifo maravilloso) saltar sobre el cemento al compás de la morocha que de nuevo se moría de ganas de que alguien la sacara a bailar.

Y no se pudo quejar la argentina de pelo azabache porque como el campeón no lo puede hacer todo, cientos y cientos de seguidores de norte, sí, pero también del resto de las gradas danzaron con ella junto a los futbolistas del Pontevedra para celebrar un ascenso que ojalá esta vez sí suponga ese paso que se vea seguido de otras sólidos y seguros siempre en dirección ascendente.

Veía saltar a Alex González, partido espectacular el suyo, que se cansó de correr la banda espoleando los corazones de los aficionados y dejando claro que tendrá sitio en este equipo hasta que él y sus fuerzas decidan lo contrario.

Veía a Edu Sousa, compromiso ineludible con este escudo desde hace tantos años, encaramado al larguero de la portería (esa que volvió a defender ayer con acierto) dejando paso a la euforia que sin duda requería ese momento y acordándose de los que no están pero tendrían que haber estado con esa sensibilidad que le caracteriza.

Veía a Churre a Cambil y sobre todo a Pelayo, todavía con muletas, lesionados de larga duración y atravesando, por tanto, el peor de los tragos por los que debe pasar un deportista.

Veía a Brais que ayer volvió a destapar el tarro de las esencias que ha mantenido cerrado demasiado tiempo desde que regresó y que es de esperar pueda abrir más a menudo en el futuro más próximo.

Veía a Samu Mayo que me conquistó desde el primer día que le vi en Pasarón a base de mover esas piernas tan largas y aparentemente torpes con una maestría enorme ofreciendo un claro ejemplo de lo que es un medio centro de un equilibrio y una clase descomunal.

Veía Rufo que se reencontró a si mismo en este último tramo de competición y que sigue siendo muy querido por gran parte de la afición granate.

Veía a Novo cuya salida al campo ayer volvió a mejorar al equipo y que supo sobreponerse a un inicio gris de temporada.

Veía a Igor y Garay preguntándome porque habrían elegido precisamente el día de ayer para mostrar una inseguridad defensiva que no había sido habitual esta temporada pero cuya campaña ha sido igualmente buena.

Veía a Yelko y reflexionaba para mis adentros que es lo que tendrá esta ciudad y este club para que un futbolista como él (cuya calidad es incontestable) no hubiera podido asentarse nunca en ningún sitio y sí lo haya hecho aquí.

Veía a Chiqui tratar la copa como a veces lo hace con las defensas contrarias.

Veía a Héctor, Vizoso, Cuesta, Fontán, Rares, Carlos López, Mario, Xabi.., algunos más importantes que otros, algunos con más minutos y otros con menos, algunos más relegados en el último trecho de la competición lo que podría dar pistas sobre el futuro pero todos miembros de pleno derecho junto a Marqués de una plantilla que ha protagonizado una temporada fantástica con esa copa del rey tan extraordinaria.

Veía a Dalisson que ayer no tuvo su mejor día y me apenaba no poder seguir disfrutando de su clase y de su fútbol que tan importante habría sido para el Pontevedra en 1RFEF.

Soñar no cuesta dinero pero solo es eso, un sueño que casi nunca se hace realidad.

 

Y veía, junto a su cuerpo técnico, a Yago Iglesias.

Reflexionaba sobre su trayectoria desde que llegó al banquillo granate.

La Liga pasada no fue mala en puntuación y en la gran imagen proyectada sobre todo en la primera vuelta.

Pero se falló en casa. Primero en Liga y luego en play off.

Confieso que algunas de sus declaraciones tras el partido del Ourense y hasta final de temporada me enfadaron, me causaron bastante desazón.   

Murillo quiso que siguiera y a pesar de que el que esto escribe no estaba del todo convencido del acierto de la decisión, el propio Yago se encargó de demostrar que había sido un gran acierto.

Y lo demostró manteniendo el estilo que da sentido a su fútbol pero efectuando los ajustes que sobre todo fuera de casa necesitaba el equipo.

Hasta la desgraciada lesión de Cambil el equipo alcanzó una seguridad a domicilio sobresaliente y en Pasarón no se dio opción prácticamente a nadie yendo de menos a más y completando partidos como local realmente completos.

En la Copa, especialmente el día del Villarreal, el fútbol de Yago, interpretado a las mil maravillas por los jugadores, alcanzó el cenit y este ascenso, logrado con una holgura ganada a pulso cavando mucha piedra el día del Numancia, hace justicia a un equipo que pedía un salto hacia arriba auténticamente a gritos.

 

En espera de lo que vaya pasando en las próximas semanas. Ciertamente expectante por ver si Lupe Murillo profundiza en esta idea y sin prisa pero sin pausa dota de estabilidad al conjunto consiguiendo la renovación de su entrenador.

Deseoso de que una vez logrado ese punto clave se acierte en las renovaciones y en los fichajes ,muchos de los cuales tendrá que venir con la clara vitola de titulares.  

Hasta que todo eso, insisto, vaya pasando (o no) con el tiempo, lo que me sale ahora es dar las GRACIAS a estos futbolistas y a este cuerpo técnico por lograr el objetivo del ascenso y llevar al club a lo que debería ser su suelo y por esa competición del ko que nos permitió sentirnos muy grandes durante varias semanas inolvidables.

GRACIAS por ser para este humilde bloguero una tabla de salvación a la que aferrarme cuando no había ganas de nada.

Y GRACIAS por seguir siéndolo en el futuro porque por importantes que sean los futbolistas, los entrenadores o los dirigentes, lo que da luz perpetua al horizonte, al mío y creo que al de mucha gente, es la institución.

ES EL PONTEVEDRA CF.  

Enhorabuena a todos los que llevan al Pontevedra en su corazón.