Esto no es una crónica del partido que hace dos días disputó el Pontevedra CF en el estadio Ruta de la Plata.
No lo es porque
escribir a fondo sobre un encuentro que el cronista no ha visto no sería justo
con lo más importante (o lo que debería ser más importante) para el autor de
ese artículo, las personas que en algún momento podrían leer sus líneas.
Por tanto, cualquier análisis
en profundidad acerca de tácticas, planteamientos o posicionamientos sobre el
césped e incluso valoraciones individuales sobre la actuación de este u otro
futbolista, no pueden tener cabida en esta columna.
Ahora, aclarado lo
anterior (hacía años, por cierto, que no me daba tanta pena perderme un partido
de mi equipo), lo que no se puede ignorar es que todas las crónicas y opiniones
de los espectadores que sí vieron el choque, ya sea “in situ” o a través de la
plataforma televisiva que posee los derechos, coinciden en que el contundente
0-4 endosado por los granates al Zamora CF se corresponde con lo visto sobre el
terreno de juego y que el Pontevedra fue inmensamente superior a su rival
haciéndose claramente acreedor a ese resultado abultado.
A este atribulado bloguero
(cuyo atormentamiento futbolístico disminuye sensiblemente cuando el
Pontevedriña protagoniza actuaciones como la de Zamora) no le queda duda, por
tanto, que el equipo volvió a parecerse a ese tan exuberante y que tanto nos
encantó de los duelos ante Langreo y Guijuelo.
De las imágenes que he
podido ver, me resulta bastante evidente que sobre el campo volvió a aparecer “Yelkodona”,
con ese primer tanto de una factura tan bella como complicada y desde mi
agnosticismo, más cercano al ateísmo que a la fe, sigo orando para que esta
versión de Pino se mantenga el mayor tiempo posible de la competición.
Al margen de esa obra
de arte y del también golazo con el que el capitán cerró el marcador, lo que
más me ha llamado la atención, no obstante, en cuanto a las imágenes del
partido, es otra jugada que no aparece en el resumen de la tvg y que me resultó
espectacular pero también ejemplificativa de lo que se está construyendo poco a
poco y a lo que se me ha ocurrido bautizar con el nombre de “Lérez-Taka”.
Es una acción, ya con
0-3 en el marcador, en la que Samu Mayo, Yelko y Garay combinan en campo propio,
acostados en banda derecha, hasta sacar la pelota jugada después de pasarse el
balón (sin exagerar, más de diez veces) con una rapidez y limpieza sorprendente
y ante la mirada de varios futbolistas del Zamora que se veían incapaces de
robar la pelota.
La jugada siguió hasta
que Garay mandaba el balón al espacio para la carrera en superioridad de
Bastos, el carrilero cerca ya del área rival centraba hacia Chiqui y este al
corazón del área para que Rufo rematase con mucho peligro rebotando el balón en
un defensa. Luego el rechace llegaría de nuevo a Bastos que, en gran posición, se
precipitaría un poco lanzado el cuero por encima del larguero.
Es una acción que está
colgada en redes sociales y que recomiendo ver a cualquier seguidor granate que
todavía no lo haya hecho.
Dirán algunos, tendrán
parte de razón, que en el origen de la jugada se arriesga demasiado y cualquier
robo del rival podría haber generado mucho peligro en nuestro área pero quien
haya visto al Pontevedra esta temporada sabe que muchas veces, en especial
S.Mayo, acepta y desafía ese riesgo para romper líneas contrarias y que el
equipo pueda avanzar en superioridad hacia el ataque.
No obstante, de esa
jugada me quedo con otra cosa que por lo menos en mi opinión hace de este “Lérez-taka”
algo muy bonito de ver y ese algo es que tras la triangulación maravillosa de
Mayo, Yelko y Garay, la jugada fluye hacia arriba, no termina en medio campo con
algún pase atrás que comience otra vez la rueda de pases sino que se busca en
profundidad a Bastos y se crea una oportunidad clara de gol.
Esta forma de jugar
basada en la posesión y en el juego combinativo, en opinión del que esto
escribe, a veces se hace víctima de su propia filosofía y se pierde en un maremágnum
de pases y “repases” que a efectos prácticos no tiene tanto sentido.
Sin embargo, cuando se
saca la pelota de una manera tan brillante de tu propio campo y luego se busca
apuñalar, llegar, generar peligro ante la portería contraria, este estilo
alcanza no solo una belleza innegable sino una efectividad palpable en los
marcadores de los partidos.
No soy ingenuo ni
utópico.
No siempre esto será posible.
No siempre existirán espacios sobre el campo para explayarse y provocar asombro
con este juego extraordinario pero lo cierto es que este “Lérez-taka” de
posesión, combinación, búsqueda de banda con profundidad y muchas ocasiones de
gol ya lo hemos visto el día del Langreo, la primera parte ante el Guijuelo (en
la segunda mitad, también aunque trufado con un juego de contra también precioso)
y en Zamora.
A mí este “Lérez- taka”
me gusta, no se parece nada a una posesión balonmanística y deseo que podamos
verlo muchas veces más.
Otro detalle que me
gustaría mencionar y que me parece importante.
Al término de la
jornada cuarta tras el empate en Cayón, el Pontevedra transitaba por la mitad
de la tabla y acumulaba 9 goles a favor y 4 en contra.
Tres jornadas después
se ha más que doblado la cifra de tantos a favor (20) pero la de goles
encajados no se ha movido, siguen siendo 4.
El equipo ya está
empatado con el hasta ahora imbatido Zamora en esa cifra de goles en contra (empatados
con algún otro equipo) y nuestra
posición en la clasificación ya es la segunda a 4 puntos del líder.
Resulta espectacular y
a todo el mundo le gusta ver como nuestro casillero de goles a favor sube y
sube haciendo las delicias de la gente pero es igual de importante que no suba
el de goles encajados.
El Pontevedra estos
tres últimos encuentros apenas ha regalado nada. Se ha defendido muchas veces
con el balón pero también supo aguantar sin él algunos tramos de encuentro en O
Vao y, al parecer, también al inicio del segundo tiempo en Zamora.
Para seguir recortando
la diferencia que todavía nos saca el equipo zamorano (no podemos olvidar que
seguimos con 4 puntos de desventaja), será clave mantener esta línea de
contundencia arriba pero también abajo, no descuidarse en ningún momento.
Por último, tras pasar
por encima del líder en su estadio. Tras hacerle 4 goles a un equipo que
todavía no había encajado ninguno. Tras, en definitiva, pegar la tercera
exhibición futbolística en tan solo 7 jornadas, resulta clave no crecerse demasiado
ni pensar que ya se van a ganar los partidos por inercia o por la camiseta.
En el momento en que el
equipo no salga con la mentalidad adecuada, no empiece con la concentración
exigida para la competición, no es descartable para nada que aparezca “otra
Gimnástica” y nos veamos 0-2 en contra “antes de un decir Jesús”.
Es básico mantener la
regularidad.
Salir siempre al césped
a competir y no regalar nada a los conjuntos rivales que estarán al acecho para
aprovechar cualquier error o bajón de nivel que podamos experimentar.
El próximo rival, el
Oviedo- Vetusta, es un equipo joven y con ilusión. Con esa menor presión que
suelen tener los filiales y esas ganas de lucirse en los días en los que se
juega en escenarios glamurosos.
El Pontevedra debe
mantener la humildad. Afrontar el choque a tope y pleno de motivación y
concentración.
Esos serán los
ingredientes necesarios para que si se cocina bien el plato vuelva a
aparecer, ojalá, este “Lérez- taka” que tanto nos está gustando.
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