lunes, 23 de enero de 2017

Cabeza alta y el paso firme

No imaginaba que el partido se fuera a jugar de la forma en la que se hizo. 
Tanto Racing como Pontevedra enseñaron sus cartas sin tapujos y convirtieron el encuentro en un toma y daca tan entretenido como sorprendente en el que las llegadas a ambas áreas fueron constantes a lo largo de casi todo el encuentro.
El conjunto cántabro alineó de entrada a Cobo junto a Dani Aquino y reunió en la linea de mediocampo a jugadores tan ofensivos como Héber, Jara y Alvaro Peña. El Pontevedra CF, por su parte, no se amedrantó y aceptó el envite lanzado por los visitantes con tanta energía como convicción destacando en ataque un incansable David Añón que desbordó todo lo que pudo tanto por la izquierda como en el último tramo del partido en el que volvió a situarse en la derecha.

La consecuencia de todo ello es que la contención y la prudencia que reinaron, por ejemplo, en el choque frente a la Ponferradina saltaron por los aires desde el principio y fueron sustituidos por la osadía y la ambición ofensiva hasta colorear el partido de una vistosidad y un ritmo casi frenético que gustó mucho al público asistente al ex vetusto.

Hasta cuatro ocasiones claras disfrutó el Pontevedra en la primera mitad. A poco del comienzo Trigo envió una pelota cerca de la escuadra derecha de la portería rival; Añón disfrutó de dos opciones en las que a punto estuvo de conseguir el tanto y Mateu casi al filo del descanso se vio obstaculizado por su compañero Mouriño tras un centro notable de Bonilla que debió terminar en gol.
El Racing también tuvo las suyas, especialmente una de Aquino que remató de cabeza excesivamente picado en gran posición marchándose el esférico rozando el larguero de Edu tras botar con demasiada fuerza en el suelo.
Pero al margen de las oportunidades más claras disfrutadas por las dos escuadras, las llegadas a las zonas de peligro fueron cuantiosas y las acciones defensivas tanto por parte de granates como blanquiverdes meritorias.

Sí es cierto que en el balón parado el Racing de Santander transmitía peligro a través de lanzamientos muy precisos tanto en corner como en alguna falta lateral pero a trancas y barrancas el Pontevedra iba salvando esta situación del juego con la ayuda importante de Mateu que ayudó en varias ocasiones por arriba y que incluso salvó bajo la línea de gol un balón que ya se colaba en la opción más clara de gol del Racing en el primer tiempo además de la ya reseñada de Aquino.

Cuando la primera parte tocó a su fin no solo descansaron los veintidós jugadores del intenso esfuerzo realizado sino que también los espectadores resoplaron un poco contagiados de esa velocidad en el juego nada habitual en la 2ªB y que mostraba bien a las claras la fortaleza de los dos equipos contendientes.

Tras el descanso, Aquino pudo marcar nada más sacar de centro aprovechando esa "caraja" ya comentada en otras entradas de este blog que parece apoderarse del Pontevedra nada más volver de los vestuarios. Por fortuna, Edu pudo desviar a saque de esquina el lanzamiento del punta montañés que desaprovechó una ocasión muy clara para poner en ventaja a su equipo.

Después de esa jugada el Pontevedra volvió a aplomarse sobre el césped y a buscar el área contraria aprovechando la alegría del juego del rival. Volvieron a sucederse llegadas por ambos bandos y aunque el Pontevedra no disfrutó de opciones tan claras como en la primera mitad la sensación era de que el choque podía caer para cualquiera de los dos lados en el momento en el que alguien acertara a coger ventaja en el marcador.
Llegaron los cambios y Luisito mediado el segundo tiempo decidió sustituir a Abel y a un cansado Mouriño por los dos Alex, tanto Fernández como González.

En este punto es necesario recalcar que Adrián Mouriño protagonizó posiblemente sus mejores minutos de la temporada y por momentos se pareció por fin a ese gran Mouriño del que pudimos disfrutar el año pasado antes de esa dichosa e importante enfermedad que le aquejó. Esa fue una de las mejores noticias que dejó el partido junto a la aportación de Añon y en mi opinión la de la pareja de centrales que rayó a gran altura ante delanteros importantes y decisivos en esta categoría.

Y finalmente llegó ese minuto 75 en el que se produce un saque de esquina. El Pontevedra no es contundente a la hora de despejar, se producen diferentes toques de jugadores santanderinos y para culminar la jugada llega un golpeo afortunado de un rival que acaba por alojar en las mallas la pelota tras una parábola extraña.

El gol visitante cayó como un mazazo en el estadio de Pasarón pero no amilanó a un Pontevedra que siguió bregando con cabezonería en busca de un tanto que volviera a equilibrar la contienda. Luisito arriesgó como era lógico y sustituyó a un gran Bruno por Jacobo que no estuvo nada mal en los pocos minutos que quedaban por disputar y encontró a Añón en la derecha para crear inquietud en el Racing.
Alex González tuvo una buena ocasión en la que eligió mal y disparó cuando lo que procedía era pasar atrás el balón y Mateu remató muy flojo otra interesante opción en área rival.

Y como el Pontevedra murió matando, es decir, volcado sobre el área cántabra, sobre la hora surgió una jugada en la que Mateu al rematar de cabeza en gran posición pareció  ser desequilibrado un poco por un defensa visitante. El árbitro no consideró la acción como punible y el partido terminó con ese doloroso 0-1 que echaba a bajo la condición de invicto del Pontevedra CF en casa. 

Una derrota nunca es positiva y siempre traslada disgusto al equipo y a la afición que la sufre. Pero dentro del golpe que conlleva perder por vez primera en Pasarón y dejar de sumar puntos tan importantes como los que ayer estaban en disputa, no se puede obviar que la imagen ofrecida por el Pontevedra CF ha sido muy buena.

El equipo no se arrugó en ningún momento y no le perdió la cara al partido jamás. Demostró que con concentración y trabajo puede competir contra cualquiera y que la posición que ocupa en la tabla es merecida y en ningún caso producto de errores ajenos.

Tampoco podemos engañarnos. Si la baja de Iker Alegre en Septiembre fue un palo de los gordos que el equipo ha sabido "disimular" de manera admirable, la sufrida hace quince días en la persona de Mario Barco es especialmente preocupante y desalentadora.

Como ya he escrito en otras ocasiones me gusta Mateu y creo que ahí hay jugador pero en estos días que quedan para el final del mercado de invierno y dada la baja de Gonzalo (al que este bloguero le desea todo lo mejor) el club debe intentar incorporar a alguien en ataque. 
No contamos con el potencial de Racing, Ponferradina, Celta B y algún otro equipo para nutrir nuestras filas de calidad y gol pero bajo esa premisa ineludible de no desequilibrar peligrosamente nuestras cuentas resulta necesaria la suma de esa pieza que ayude a dotar al conjunto de más opciones ofensivas.
Que nadie se engañe. No vendrá nadie con las posibilidades y la categoría de Barco pero cualquier ayuda es poca en este tramo de la temporada en el que estamos sin el "pichichi"para no caernos de una posición a la que hemos llegado a base de trabajo y dedicación. 


         

lunes, 16 de enero de 2017

Semana importante (sea cual sea el objetivo por el que se pelea)

Si hay un equipo en el actual grupo I de la 2ªB cuya presencia resulta más extraña en la categoría es el Racing de Santander. Es el equipo cántabro (sumido en una profunda crisis económica) un conjunto que acumula nada menos que 44 temporadas en Primera ocupando el puesto decimocuarto en el ranking histórico de nuestro fútbol además de otras 34  en segunda división.
Por tanto, la visita de los santanderinos a Pasarón adquiere un color especial por la trascendencia de su palmarés y otorga al partido una expectación mayor que la que puede acarrear cualquier otro rival de la Liga 2016/17.

Y esa indudable expectación que rodearía al encuentro en cualquier caso resulta todavía mayor por la brillante temporada que el Pontevedra CF está protagonizando hasta el momento y que lo sitúan en la tabla a solo tres puntos de la escuadra dirigida por Angel Viadero.

He de confesar que este atribulado bloguero anda algo confuso con relación a las aspiraciones reales del Pontevedra en la presente campaña y diversas situaciones vividas a lo largo de los últimos siete días han vuelto a sumirme en una crreo justificada confusión.
El Domingo pasado tras la meritoria y sufrida victoria ante el Guijuelo el entrenador se encargaba de dejar claro con bronca incluida a todo al que se le ocurrió pasar por rueda de prensa que esto es casi un milagro y que varios de los futbolistas titulares indiscutibles en este equipo habían sido sacados poco menos que de una tómbola de las Fiestas de la Peregrina. 
No es la primera vez que Luisito se despacha de manera similar sobre el controvertido objetivo que tiene el Pontevedra esta temporada pero lo que desconcierta (por lo menos al que esto escribe) es que al comienzo de la semana que desembocaría en el encuentro disputado en Mutilva algunos jugadores afirmaran en los medios sin tapujos que la jornada era muy importante porque los rivales directos se enfrentaban entre sí y un buen resultado en Navarra podría colocarnos en posición todavía más ventajosa.  
Sea como fuere lo cierto es que el Pontevedra hizo en Mutilva aquello que resulta imprescindible (no por ello fácil) para no venirse de vacío, desarrollar un buen trabajo defensivo y dejar la portería a cero.
Siempre que se juega en campos de ese estilo y contra rivales aguerridos como los navarros lo primero es no encajar y lo segundo es tratar de convertir alguna de las pocas ocasiones que en estos partidos se suelen generar para completar el trabajo y llevarte los tres puntos. A pesar de que esta segunda parte del guión no se cumplió sí se interpretó bien la primera y por ello el equipo regresó con un punto nada desdeñable que tras la disputa de la jornada ha permitido que se mantenga en siete la distancia con la Ponferradina y que suba a seis el hueco que nos separa del Valladolid B.

Esta circunstancia, mantener la portería a cero, no es ni mucho menos baladí e indica que el Pontevedra ha recuperado esa fortaleza en defensa que se había perdido bastante en los encuentros con la Cultural pero sobre todo contra el Somozas y el Coruxo en los que no sólo se encajaron dos goles sino que se permitieron demasiadas ocasiones de peligro a los contrarios.
En ese sentido, el Pontevedra sólo ha encajado un gol en los últimos cinco disputados y salvo el cuarto de hora final contra el Guijuelo la imagen ha vuelto a ser de solvencia y cohesión en la retaguardia.
Pero como decía al principio ahora llega el Racing en un partido "grande" de nuestro grupo y al que los montañeses acuden heridos tras perder en casa ante este Celta B que no ceja en su empeño de meterse arriba.
Como antecedente en Pasarón del duelo del Domingo podemos recordar el jugado la campaña pasada en el que tras una primera parte extraña (el Pontevedra sufrió una lesión en el calentamiento y otra en los primeros minutos) y en la que el Racing fue mejor, en la segunda los granates encontraron su juego y plasmaron su superioridad en el césped con aquel golazo de Alex Fernández desde fuera del área.

Será el del Domingo el segundo partido y medio sin Mario Barco. En la última entrada del blog todavía no se conocía el verdadero alcance de la lesión del riojano que finalmente es más importante del que se presumía. 
La importantísima ausencia de Mario será larga y durante la misma será Mateu el que tendrá que intentar copar el protagonismo que el jugador cedido por el Lugo había conseguido atesorar en nuestra punta.
El balear tiene condiciones y además una actitud impecable que contribuirá a buen seguro a que su rendimiento sea el que esperamos y que esta otra baja después de la Alegre se note lo menos posible sobre el verde.
Es cierto que no estaría de más que el club se mueva en serio (de hecho parece que lo está haciendo) para intentar encontrar un delantero aunque sea sub 23 que pueda aportar minutos de verdad en el conjunto granate.
Es muy difícil, no podemos engañarnos. Primero porque el mercado de invierno es más complicado y acarrea más riesgos. Y segundo porque si el club mantiene su intención de no dar bajas senior esa dificultad aumenta exponencialmente al tener que ser una pieza sub 23 la que tenga que incorporarse a la plantilla.
Pero lo cierto es que "peinar" el mercado en esa dirección es necesario pues la baja de Barco no sólo nos privará de su vital participación en el juego sino que hace que elevemos plegarias al cielo para que la integridad física de Mateu permanezca incólume.

Ya he dicho en más de una ocasión en este y otros foros que nadie puede quitarme la capacidad de soñar e ilusionarme  con el Pontevedra CF.
Que la situación económica de la institución todavía arrastra los terribles efectos del tsunami que nos llevó a penar cuatro años en tercera es un hecho.
Pero también lo es que el trabajo de estos jugadores y del cuerpo técnico tiene al equipo con 41 puntos y con una regularidad a la hora de puntuar que no podemos negar nos ha metido en la lucha por el play off. 
Qué luego no se consigue? ¿Qué la Ponferradina arrasa en la segunda vuelta ya con su ídolo Yuri de Souza de vuelta y la pieza que se cobre sea la granate? Es posible. 

Pero también es posible que el Pontevedra mantenga la regularidad que hasta este instante ha conseguido. Es posible que al igual que ha digerido de forma admirable la baja de Alegre consiga mitigar lo máximo posible la falta de Barco en estas semanas que permanecerá en el dique seco. Es posible que algunos prefiramos seguir mirando de frente a nuestro equipo y no ponernos la venda en los ojos antes de la herida. Y todo ello sabiendo que de entrada había equipos en Agosto con muchos más números de la rifa para meterse en los cuatro primeros. 

Este año el play off sigue siendo una ilusión y no una obligación. Pero las ilusiones no pueden prohibirse sino disfrutarse y el siguiente paso en esa ilusión llegará el Domingo con este partido frente al Racing de Santander en el que tendremos otra gran oportunidad de ver al equipo medirse en casa contra un rival que sí tiene esa obligación de meterse en los cuatro de arriba e incluso de subir.

Será bonito vivir el encuentro y no digo nada si conseguimos ganarlo. 
       


      

lunes, 9 de enero de 2017

Tres puntos de oro, brote bacteriano y lesión preocupante

Había que ganar por lo civil o por lo criminal.
Esta frase tópica del fútbol la utilizaba a menudo Luis Aragonés. Ganar un encuentro de Liga siempre comporta una recompensa en forma de tres puntos pero hay fases en una campaña en la que las victorias se hacen más trascendentales y contribuyen a consolidar posiciones en momentos clave de la competición.

La decisión organizativa de paralizar la Liga durante tres semanas unido al hecho de que en el último partido del año el Caudal consiguiera quebrar la serie de partidos ganados en casa añadía incertidumbre a un choque en el que resultaba crucial volver a reencontrarse con el triunfo como local y seguir llenando la mochila de unos puntos que a estas alturas ya empiezan a parecer fundamentales.
Y para añadir algo más de inquietud al choque de ayer, el rival. 

Un Guijuelo con buenos jugadores pero en una situación clasificatoria muy complicada visitaba Pasarón con la idea de comenzar el año tomando aire y consiguiendo resultados más acordes a los objetivos con los que parecía partir en el mes de Agosto.
Confieso que nada más sentarme en la grada me llevé una buena sorpresa. Acostumbro siempre a observar al equipo en el calentamiento para conocer la alineación titular de cada encuentro y en un principio creí que estaba equivocado. Conté incluso a los jugadores que evolucionaban junto al preparador físico para comprobar si lo hacían más de diez pero no, las cuentas no engañaban. Mientras Edu hacía trabajo específico en la portería los otros diez compañeros que iban a compartir titularidad se preparaban para el encuentro y entre ellos estaba Miki.

Vaya por delante para evitar confusiones que el joven jugador granate lo dejó todo sobre el césped. Peleó, luchó y trabajó como el resto por defender la camiseta pero no sería sincero si no dijera que su presencia en el "once" me retrotrajo a algún partido de la pasada temporada en la que experimentos inesperados y vacíos de resultado permitieron que me acordara del Profesor Bacterio.
Ni las molestias de Añón, ni la ausencia por gripe de Jacobo parecen motivos suficientes para otorgarle la titularidad a un chico que hasta ayer había disputado escasísimos minutos en Liga y siempre en los últimos minutos de juego de algún partido aislado. 
Utilizando de nuevo la parodia, entiendo esta decisión como un leve "brote bacteriano" que espero y deseo se quede sólo en eso y no se apodere más veces y con más intensidad de un técnico que parecía totalmente curado de dicha afección desde que en algunos partidos de la segunda vuelta del año pasado sorprendiera a propios y extraños en más de una ocasión.

Sea como fuere, el Pontevedra CF saltó al césped con una disposición de 4-1-4-1. Con Kevin de mediocentro posicional, Abel y Trigo moviéndose por delante a la altura del citado Miki que caía a la derecha y Alex González que lo hacía a la izquierda. Barco ejercía de punta en solitario y demostraba que tenía ganas de fútbol acertando en casi todas las acciones en las que participó en los escasos diez minutos en los que pudo jugar antes de caer lesionado.

Esos primeros minutos fueron bastante buenos y la pelota circulaba con cierta velocidad apareciendo Trigo en área contraria por sorpresa en varias ocasiones y dotando como ya se ha dicho Mario Barco de picante al ataque granate con su calidad y sus movimientos.
Pero todo se truncó al filo del minuto diez. Un centro desde la derecha, el salto de Barco junto a un compañero en el primer palo para rematar y un desafortunado apoyo en el suelo del calagurritano que veía como uno de sus tobillos se doblaba de manera escalofriante al caer produciendo evidentes muestras de dolor en el pichichi granate.
Desde el primer instante se vio que la cosa pintaba mal y que el cambio iba a ser obligado. La preocupación se extendió por el ex vetusto ante el infortunio del "9" y más de uno empezó a hacer cábalas sobre el periodo de tiempo en el que el equipo iba a tener que estar sin una de sus piezas básicas y los efectos que dicha circunstancia podría acarrear en el futuro.

Lo cierto es que la lesión de Barco no solo motivó la entrada de Mateu sino que también conllevó el fundido a negro en el juego de ataque pontevedrés.
Las ideas ofensivas dejaron de fluir como si el equipo fuera consciente de la trascendencia de la lesión de Mario Barco y el Guijuelo tomó confianza y se hizo con la posesión de la pelota apagando los plomos del conjunto granate.
Fueron minutos en los que no se sufrió demasiado atrás pues el rival se dedicaba a mantener el balón en zonas no demasiado calientes del campo pero en los que la impotencia a la hora de buscar brechas en el sistema defensivo salmantino se hizo evidente.
Ni Alex lograba desbordar por la izquierda ni Miki por la derecha. Trigo dejó de encontrar los caminos hacia el área contraria y Abel jugaba demasiado de espaldas bajando de esta forma mucho su contribución al juego.

Luisito se dio cuenta del giro del partido y como en él es habitual se movió para intentar cambiar las cosas. Antes de la media hora ordenó el cambio de sistema para pasar a jugar con tres centrales (Kevin junto a Bruno y Portela), colocar a los laterales junto a Abel y Trigo para hacer una línea de 4 en el medio, jugar con Alex y Miki de medias puntas y dejar arriba a Mateu en un  3-4-2-1.

Es cierto que el Pontevedra con ese cambio impidió que el Guijuelo tuviera tanto la pelota como en los minutos anteriores pero siguió sin encontrar los caminos hacia la portería castellana.
Los minutos pasaban sin que nada interesante pasase sobre el "verde" hasta que en el último minuto del primer tiempo se armó la "marimorena".

Es verdad que a lo largo de ese primer tiempo el árbitro madrileño había dado muestras de un cierto carácter hogareño al sacar tres amonestaciones a jugadores jamoneros  por ninguna a los granates a pesar de la existencia de alguna acción en la que bien pudo enseñar alguna. 
Pero en esa última acción antes del descanso tomó una decisión vital para el desarrollo del partido. Balón largo dentro del área para Miki que pugna con un defensa rival que le arrebata la pelota desviándola hacia la banda derecha. Tras el cruce, ambos jugadores caen al suelo y quizá el defensor visitante en la caída realiza un leve agarrón de camiseta al ex del Rápido de Bouzas. Sin dudarlo un instante el colegiado señala el punto de penalti ante las protestas de todo el conjunto salmantino y cierta incredulidad entre los pontevedreses.
El caso es que Bonilla no desaprovecha el obsequio y cambiando la forma habitual de sus lanzamientos engaña al portero provocando su estirada a un lado y mandando el cuero de manera sutil al centro de la portería.
Tras la transformación de la pena máxima, los jugadores visitantes volvieron a rodear al "trencilla" para insistir en sus protestas y dicho error les cuesta la expulsión de uno de sus hombres por doble cartulina amarilla.

1-0 y contra diez para afrontar la segunda parte. La sensación de la parroquia local era de alivio ante el inesperado giro de los acontecimientos que acarreaba el desatascamiento de un partido complicadísimo al que los granates no encontraban la forma de hincarle el diente.  
Pero el encuentro todavía guardaba varias sorpresas.

El Pontevedra volvió a mudar por tercera vez de sistema en el partido. Al verse en superioridad, Luisito decidió volver a a la defensa de 4 adelantando de nuevo al mediocampo a Kevin Presa pero esta vez para hacer pareja con Trigo y colocar tres jugadores ( Alex, Abel y Miki) por detrás de Mateu en un claro 4-2-3-1.
Pero las cosas se torcieron. El equipo granate volvió a salir medio dormido del vestuario. Esa pasividad o excesiva tranquilidad local se dejó ver en un innecesario corner cedido por Portela cuando la jugada de origen debía haberse solventado sin mayores sobresaltos. Y también se tradujo en un despeje de Edu hacia la frontal tras el saque de esquina que encontró solo a Angel que empalmó a la red viéndose beneficiado por un rebote que convirtió en inapelable su disparo.

De forma inesperada el Guijuelo que parecía desesperado y fuera del encuentro al terminar la primera parte se metía de nuevo en el choque y obligaba al Pontevedra a buscar otra vez el resultado.

Por suerte no tardó mucho el conjunto granate en lograr tomar ventaja de nuevo. Poco más de cinco minutos después del empate, un corner sacado desde la derecha acababa con un balón dentro del área golpeado con maestría y calidad por Abel con su pierna izquierda haciendo inútil la estirada del guardameta del Guijuelo.
A continuación llegaron los mejores minutos del Pontevedra en el partido. Conocedores de lo decisivo que resultaría lograr el tercero, los jugadores granates ya con Añón en el campo en sustitución de Miki tocaron con acierto la pelota y merodearon con asiduidad el área jamonera haciendo valer su superioridad numérica y minimizando los intentos del Guijuelo por volver a meterse en campo contrario. Fueron minutos en los que Bonilla percutió por la izquierda y Miguel por la derecha. En los que Abel creció en zona de tres cuartos y en los que Mateu pudo jugar de primeras con sus compañeros creando espacios en la defensa rival. Pero el tercero no llegó y la presión granate fue decayendo paulatinamente.

Y así llegó un último cuarto de hora realmente agobiante en el que el Guijuelo volvió a hacerse con la pelota y amenazó seriamente el triunfo del Pontevedra CF. Si hablamos de ocasiones claras realmente sólo disfrutó de una a falta de doce minutos para el final .Un error incomprensible en el centro de la defensa permitía la llegada de un jugador de refresco salmantino ante Edu Sousa respondiendo este con una parada realmente meritoria que salvaba dos puntos.
Pero aunque oportunidad propiamente dicha sólo hubo la que se acaba de citar, el Pontevedra se alborotó demasiado en esos últimos minutos y cometió demasiadas faltas innecesarias cerca de su propio área que sembraron la inquietud y los nervios en el público asistente que veía como un triunfo tan importante podía escaparse a última hora.
Fueron minutos en los que Luisito cambió por cuarta vez de sistema volviendo a colocar a Kevin Presa de central y en los que buscando mayor posesión de balón dio entrada en el campo a Alex Fernández en sustitución del otro Alex.

Esa intención, lograr tener la pelota, constituía sin duda un acierto pero la verdad es que no se consiguió recuperar el esférico y la presión salmantina no decayó hasta llegar a los tres minutos de prolongación en los que el Pontevedra fue capaz de tener el juego en campo contrario.
Es cierto también que en ese descuento y en los dos o tres minutos finales del tiempo reglamentario se crearon dos contras mortales que debieron acabar en gol. En la primera Añón envió al larguero tras encarar al portero del Guijuelo y en la segunda Mateu no estuvo listo a la hora de mandarle la pelota al mismo Añón para que empujara a puerta vacía y acabó por desaprovechar un clarísimo dos contra uno.
El partido llegó a su fin con una acción protagonizada por Bonilla que con la derecha intentó zanjar un resultado que con el pitido final del árbitro fue recibido con alegría y grandes dosis de alivio por una afición local sabedora de lo importante de esta victoria para inaugurar la segunda vuelta. 

Y de eso, de objetivos, volvió a tratar casi en exclusiva la rueda de prensa posterior al encuentro protagonizada por Luisito.
Como en un discurso Coruxo 2.0, el técnico teense largó por esa boca argumentos ya por todos sabidos y que en este momento resultan redundantes e innecesarios y que incluso podrían en caso de no ser bien digeridos conllevar cierta desestabilización a la entidad.

Lo que dice Luisito es cierto. El Pontevedra no parte con la obligación de clasificarse para el play off. Dicha clasificación es una ilusión producida por el trabajo bien hecho realizado por su cuerpo técnico y su plantilla que provoca que se saque al séptimo clasificado la friolera de catorce puntos además de los siete al sexto y cinco al quinto.
Si el mensaje lanzado ayer con su vehemencia habitual era para la afición que de forma aislada pitó en algún momento al equipo en los últimos diez minutos del partido, clama en el desierto. 

Ninguna afición del mundo que se vea bien clasificada en una categoría por mucho que el equipo supere las expectativas generadas en un principio dejará de contar con un sector más proclive al silbido aunque sólo sea para descargar así sus nervios o inquietud por el resultado de un partido. Dudar de que la afición está con el entrenador y su equipo es absurdo y más si esas dudas vienen del propio entrenador que cuenta incluso con club de fans en nuestra ciudad.

Ahora bien, si el mensaje iba dirigido al Consejo de Administración bien haría el entrenador en dejar de lanzar mensajes en público (sean o no razonables y acertados en su contenido) y arregle lo que tenga que arreglar con los de arriba en un despacho y con las puertas bien cerradas para que el ruido no se apodere de una institución que a estas alturas debería estar hablando sólo de los maravillosos cuarenta "puntazos" que atesora en la tabla y de la manera en la que se va a tener que suplir sobre el césped la dolorosisima baja de un Mario Barco. 
Este bloguero espera que el bravo delantero riojano esté el menor tiempo posible en el dique seco pues la importancia del ariete en el juego granate ha ido creciendo con el paso de las jornadas hasta hacerla realmente casi imprescindible.