lunes, 23 de diciembre de 2019

La diferencia entre una derrota y un estropicio

Cualquier equipo de cualquier categoría tiene licencia para perder partidos en su competición de Liga contra otros rivales sin que por causa de esas derrotas haya que cuestionar toda una temporada y cesar en el empeño de conseguir los objetivos que cada escuadra se haya marcado al principio del torneo.

El fútbol es un deporte pero también un juego en el que el acierto muchas veces decanta el éxito o el fracaso en un partido determinado y son muchos los ejemplos que ofrece cada fin de semana en forma de encuentros ganados por uno de los contendientes por haberse mostrado más contundente en ambas áreas de máximo castigo a pesar de que sus contrincantes los hubiesen acosado e incluso empotrado contra su portería en diferentes fases de los choques. 

Por tanto, la derrota es una circunstancia deportiva con la que hay que convivir y que hay que aceptar. 
La única forma de combatirla para que no llegue en muchas ocasiones es ofrecer sobre el terreno de juego una imagen competitiva, llena de concentración y adecuada a las virtudes y defectos de cada equipo en la que se intenta potenciar las primeras y disimular los segundos.

Pongamos un ejemplo práctico de hace tan solo unas semanas.

El Pontevedra llegaba a su partido contra el Peña Deportiva (que era cuarto en la tabla) con una racha muy buena de resultados y juego sobre el césped.

En aquel partido jugado en la isla de Ibiza el equipo se adaptó a las condiciones del campo y del clima; disfrutó de las pocas ocasiones que habitualmente permiten estos encuentros aunque las marró y redujo al máximo las opciones del rival que encontró un penalti afortunado en el último instante por un error individual que no colectivo para llevarse los puntos.

El Pontevedra perdió aquella mañana de Domingo, sí, pero el Pontevedra compitió ese día contra su rival. 
Con mayor o menor acierto pero estuvo en el partido, peleó, pudo ganar y al final perdió por cosas que a veces tiene este deporte.

La derrota escoció, evidentemente.

Y es que cada vez que nuestro equipo pierde nos duele y nos decepciona.   

Sin embargo, la lectura que de ese partido pudo sacarse es que el traspiés cortaba una buena serie de victorias pero no eliminaba esa imagen de más seriedad y rigor defensivo cuya ausencia tanto nos había dañado al comienzo del torneo.

Siete días más tarde el Pontevedra tampoco ganó esta vez en casa al Langreo. 

Dominó, creó casi todas las ocasiones de la tarde (no muchas, es cierto) pero una excesiva espesura en el juego y la buena labor defensiva asturiana provocaron que el partido terminara con empate sin goles a pesar de que el conjunto que en todo momento estuvo más cerca de vencer aquel día fue el Pontevedra.

Son derrotas o empates en casa que decepcionan, entristecen pero no desalientan en demasía porque sobre la hierba pudo verse a un equipo reconocible que tuvo un mal día pero que vuelve a insistirse compitió aunque no encontró el acierto.

Otra cosa muy diferente a juicio del que esto escribe es lo que pasó el Domingo en San Sebastián  de los Reyes que no puede sino enmarcarse al lado de aquella incalificable primera media hora frente al Getafe B o aquel primer cuarto de hora de Ferrol.

El equipo tocó fondo tras la derrota en casa ante el filial getafense e incluso el espectáculo "perpetrado" en la primera parte unido a resultados anteriores le costó el puesto a Luismi Areda.

Después de aquel encuentro y muy cerca de los puestos de abajo, el Pontevedra tuvo que levantarse a base de resultados positivos conseguidos picando piedra y no "marchándose" estrepitosamente del campo como en ocasiones había ocurrido en la etapa anterior.

Es cierto que ese dichoso gol en los primeros minutos sobre todo fuera se siguió encajando en ocasiones (lease Vigo, Las Rozas o Las Palmas) pero el equipo que no había remontado un partido fuera en cuatro años supo sobreponerse y voltear hasta en tres ocasiones un resultado adverso.

En casa se ganó ante el Melilla en un partido raro pero también al Marino con autoridad y hace tan solo nueve días a un potente Majadahonda haciendo además un partido serio y autoritario.

¿Qué hizo el equipo, por tanto, tras la debacle ante el Getafe? 

Recuperar credibilidad, fiabilidad, confianza, volver a creer que es posible meterse arriba aún con las carencias ya repetidas en este blog con las que cuenta esta plantilla.

Esa credibilidad como ya se ha dicho no se vio empañada por la derrota ante el Peña o el empate ante el Langreo.

No obstante, sí se ha visto comprometida y mucho por la actuación del equipo en Matapiñoneras y no por la derrota (insisto una vez más y lo haré las veces que haga falta, claro que se puede perder, faltaría más) sino por la forma en la que se produjo aquella.

Jugábamos un partido contra un equipo que en los 17 anteriores había ganado solo 2. Que llevaba 40 goles en contra y solo 14 a favor y que además había disputado partido de Copa entero entre semana.

Hizo bien Carlos Pouso en recordar la víspera del choque que el rival no era manco y que contaba con buenos futbolistas por lo que una reacción podría llegar en cualquier momento y que había que salir al cien por cien.

Luego lo que se vio fue otra cosa.

Duramos cinco minutos en el partido y luego nos cayeron cuatro y pudieron ser tres o cuatro más.
Es cierto que nosotros al margen del gol también pudimos transformar alguno más pero la conclusión no cambiaría demasiado del 4-1 a un hipotético 6-2.

¿Cuál es esa conclusión?  

En opinión de este más atribulado bloguero que nunca es que volvimos a pecar de falta de concentración y de no jugar con una competitividad máxima que es lo que se requiere en cada partido de Liga juegues contra quien juegues.

No es excusa ni la ausencia de Churre (de largo el mejor defensa del equipo) ni la presencia de Mejía en el "once" en lugar de Alex Fdez.
El equipo mostró una fragilidad defensiva en su conjunto que no resulta de recibo si de verdad queremos aspirar a "agarrar" ese cuarto puesto y se echó por tierra gran parte de esa seguridad en sí mismo que el Pontevedra había mostrado en semanas anteriores.

El problema no es que se haya acabado la temporada, menuda tontería, ni que el play off no sea ya posible cuando sólo estamos a dos puntos del mismo.

Lo que sí sucede es que la forma en que se produjo la derrota de ayer recuerda a aquellos dos infaustos partidos de la campaña anterior jugados ante el Adarve ( virtualmente descendido a 3ª y Las Palmas Atlético) que terminaron por sepultar nuestras hasta ese instante grandes opciones de disputar la fase de ascenso.

La goleada de difícil justificación sufrida en Matapiñoneras vuelve a instaurar las dudas (por lo menos en el que esto escribe) de si el equipo está mentalmente preparado para una clasificación entre los cuatro primeros de gran dificultad y que no se compadece demasiado bien con "gatillazos" como el que el Pontevedra experimentó en S.Sebastián de los Reyes.

Esta misma situación, estar en disposición de asaltar el cuarto puesto y jugar un partido a domicilio frente a un equipo de abajo, puede perfectamente volver a pasar en el tramo final de Liga y la única forma de salir airoso y con los tres puntos en el zurrón será la de COMPETIR sin descanso desde el primer minuto al último y no salir dando facilidades que serán obedientemente aprovechados por los contrarios.

Hemos vuelto a leer en el día de hoy declaraciones de miembros de la plantilla en las que comentan que el equipo ya desde el calentamiento no estaba como tenía que estar y esta clase de "boutades" que lo único que ponen de manifiesto es que la actitud a la hora de afrontar el choque no era la ideal creíamos que ya se habían superado hace tiempo.

Quedan 20 partidos de Liga y a pesar de que también se ha escapado un tercer equipo ( no se si definitivamente) el cuarto lugar se encuentra realmente cerca.

Para optar al mismo no podemos pasar en tan solo una semana de ofrecer una imagen convincente ante un recién descendido de 2ª a pasar "como alma en pena" por el campo del colista sino adquirir mayor estabilidad y regularidad en nuestras actuaciones.

Será necesario tras volver de vacaciones otro trabajo de recuperación de esa credibilidad haciendo las cosas bien sobre el césped y ello pasa por COMPETIR siempre, incluso cuando se "muerda el polvo" que se volverá morder como es lógico y normal.   

Por delante se abre un mercado de invierno que se debería aprovechar para traer un par de "piezas" que resulten útiles para el conjunto y contribuyan a dar solidez al equipo.

Ahora por unos días se para el fútbol y llegan las Navidades y el Fin de Año.

Desde este modesto blog en el que lo único que se quiere es el bien del Pontevedra CF y la consecución de los mayores éxitos para esta entidad que tanta gente lleva tatuada en el corazón, se vuelve a agradecer a todo aquellos que pasan por él para leer su contenido el tiempo invertido para ello y se envían los mejores deseos para toda la familia granate en estas fiestas que ahora comienzan. 

         

   

lunes, 16 de diciembre de 2019

El equipo se llena de argumentos ante demasiadas sillas vacías

A lo largo de una temporada hay partidos de Liga más trascendentes que otros.

Sí. En cada uno de ellos se reparten los mismos puntos pero existen esas jornadas en las que por el rival, la situación en la tabla o la fase de calendario resulta más importante que nunca ver a tú equipo fuerte y metido en competición.

El Sábado pasado era uno de esos días.

Llegaba a nuestra casa un contrincante importante con el poso que deja haber disputado el año anterior la segunda división e instalado en la cuarta plaza con cuatro puntos de margen sobre el Pontevedra CF.

Perder implicaba tener que achicar de nuevo un montón de agua de la nave justo en el ecuador de la competición; un empate nos dejaría cerca pero con los parches de la barca luchando por no saltar por los aires y una victoria significaba colocarse a rebufo del Rayo Majadahonda y afrontar con optimismo y confianza este tramo vital de la Liga.

Y el equipo salió al césped (en mucho mejor estado de lo que se podía esperar en medio de un otoño especialmente lluvioso) y no solo ganó sino que se llenó de argumentos para la esperanza jugando una segunda parte muy buena en la que se mostró superior a un Rayo que no tuvo más remedio que hincar la rodilla ante los granates.

La primera parte resultó fea e insulsa salvo en los primeros minutos y en los últimos.
En esos primeros instantes los dos equipos llegaron con soltura al área contraria y quien lo hizo con más claridad fue el conjunto madrileño que perdonó una doble ocasión clarísima de gol y que pudo cambiar por completo el signo del encuentro.
Fue en el único error defensivo de un superlativo Alex González que permitió la entrada sin oposición de un jugador del Rayo cuyo centro no supieron aprovechar dos compañeros que estrellaron sus remates en los cuerpos de Nacho y Sana cuando lo más lógico sería haber encontrado la portería de Edu.

Tras más de media hora sin llegadas y en la que el balón estuvo más tiempo por el aire pidiendo clemencia que a ras de suelo, llegó ese tramo final en el que Alex González penetró por su banda izquierda y después de un rebote afortunado el balón acabó en el segundo palo por el que apareció Bustos para marcar con una de sus rodillas.

Sin casi tiempo para celebrarlo, otra incursión de Alex provoca esta vez un centro precioso también al segundo palo para que su tocayo Fernández en boca de gol conectase un gran remate sin dejar caer el esférico al suelo y enviarlo al fondo de las mallas.

Sobre los dos Alex se impone un comentario particular a pesar de que todo el equipo sobre todo en la segunda mitad rayó a gran altura.

González protagonizó contra el R.Majadahonda su mejor partido como lateral sin discusión. 

Es cierto como ya se ha dicho que la ocasión enorme del rival llegó por su banda pero esa fue la única vez en la que el rubio futbolista cántabro no apareció para defender su posición- En el resto del choque cerró, despejó y taponó esa dichosa banda izquierda con coraje y pundonor y parece que va asimilando cada vez más esta ubicación en el terreno de juego en la que resulta esencial la labor defensiva.
Además (y de ahí su colosal actuación) apareció constantemente en ataque y de sus botas salieron las dos asistencias de gol más otras penetraciones con mucho peligro en la segunda parte que levantaron a la escasa parroquia presente de las butacas.

Y de Fernández que decir.

Pues por ejemplo que lleva 4 goles y de ellos dos en llegadas fulgurantes desde segunda línea y un tercero por apretar al rival junto a sus compañeros muy arriba demostrando que es un centrocampista con gol al margen de circular con criterio la pelota en bastantes ocasiones.

Creo que este Alex Fdez es el mejor que hemos visto por estos andurriales desde aquel Alex de la temporada del regreso a 2ªB que estaba protagonizando una primera vuelta espectacular hasta que una grave lesión muscular cortó su trayectoria.

Y llegó la segunda parte y con ella los mejores minutos del Pontevedra el otro día.

Es cierto que en los primeros instantes un disparo de un delantero madrileño se estrelló en la madera tras rebotar en Nacho López y despistar a Edu pero lo cierto es que a partir de ese momento y hasta el 2-1 el Pontevedra fue mucho mejor y gobernó el encuentro con esa autoridad tantas veces reclamada y no siempre encontrada que hace que podamos sentirnos esperanzados de cara al futuro.

Fue un Pontevedra que si bien dejó el balón al rival supo presionar en todo momento donde quiso y le convenía; a veces más atrás otras veces casi hasta el área rival; fue un Pontevedra contragolpeador que no se encogió en su parcela y se olvidó de salir sino que mostró mucha habilidad en ese primer pase vital para que una contra se desarrolle con peligro y que solo falló en la definición marrando ocasiones muy claras que debieron acabar con el partido mucho antes.

Adighibe, Sana, Alvaro Bustos, Erraji, Romay.. todos dispusieron de su oportunidad y todos la marraron aunque esta última de Manuel Romay tras maravillosa jugada colectiva del equipo fue la más clara de todas.

No se puede olvidar tan poco la buena actuación defensiva del equipo en las pocas ocasiones en las que el Rayo conseguía acercarse a la portería de Edu Sousa.
Sana primero y Berrocal después ejercieron su labor con sobriedad y rigor, de Alex Glez ya se ha hablado, Nacho estuvo bien, Erraji consiguió no estropear su buen partido con algún fallo absurdo pero sobre todos los demás destacó un Churre que volvió a cuajar un partido inmenso.

No obstante, como todos sabemos, nuestro sino muchas veces es sufrir y tener los nervios de punta durante un rato y he aquí que en los últimos minutos de partido un corner en el que no se fue lo suficientemente contundente permite al Rayo acortar distancias tras un remate afortunado y poner la incertidumbre en el marcador.

Esa incertidumbre creció un poquito más tras fallar otra ocasión pintiparada para hacer el tercero (esta vez  un Pedro Vázquez que volvió a estar bien) y por algún otro balón aéreo defensivo en la prolongación en la que no se mostró esa seguridad que debe tenerse en esos lances del juego.

Sea como fuere, el partido llegó a su final y de forma harto merecida los tres valiosos puntos en disputa se quedaron en casa y nos colocan ya de lleno en la pelea por el play off.

No todas fueron buenas noticias (por lo menos para este atribulado bloguero) el pasado Sábado.

Era un partido crucial como ya se ha explicado. Nos jugábamos meternos ahí y adquirir un necesario margen de error o quedarnos de nuevo atrás y tener que remar con mucho viento en contra.

A pesar de ello las gradas de Pasaron registraron un aspecto desangelado.

En mi opinión ya se puede decir oficialmente ( he tardado mucho en reconocerlo, lo sé) que ya nuestra afición no es de esas que puebla en gran número las gradas en la competición regular y presiona a base de bien a los rivales de turno.

Ojo, eso no quiere decir que no sigamos teniendo una afluencia bastante mayor con referencia a muchos de los 80 equipos de nuestra categoría pero lo cierto es que la asistencia a los partidos de Liga vaya como vaya el equipo ha bajado considerablemente y no veo muy posible una recuperación.

Los cuatro años en 3ª con un descenso durísimo en coste social; la poca labor del actual Consejo para recuperar el ambiente en las gradas y unirse para conseguir objetivos (el punto más negro sin discusión de este equipo de gobierno que sí destaca para bien en otras facetas); la dichosa televisión que otorga la posibilidad a la gente de quedarse en su casa viendo el partido sin que la cantidad abonada compense ni de lejos esta factura en el aforo, la indudable mayor oferta que existe en la actualidad para el ocio...o quizá un compendio de todas estas  razones son las que provocan esta situación.

No lo sé. Lo que sí sé es que me cuesta acostumbrarme a ver al equipo arriba y además jugando y ganado con autoridad a rivales importantes como el del Sábado y ver tantos y tantos asientos vacíos.

Habrá que terminar por acostumbrarse... o a jugar otro play off de ascenso en el que entonces sí que se apuntará un montón de gente. 

lunes, 2 de diciembre de 2019

Un corazón bombeante, un cerebro racional y una pared inquebrantable.

Esta categoría me resulta odiosa. 

Lo he repetido en tantas ocasiones que todavía me parece más insoportable cada vez que regreso a mi casa tras asistir a un partido en Pasaron en el que no hayamos conseguido la victoria.

Esa "semiprofesionalidad" de sus jugadores (es decir, profesionalidad solapada que hace ridícula esa denominación de LFP para solo la primera y segunda categoría) y que acaba por situar a casi todos sus participantes en una situación económica penosa; el maltrato televisivo al que hay que amoldarse pues unas migajas para una boca necesitada es parangonable con una fortuna para el que ya posee mucho dinero; esos campos de Dios (que realmente son un sindiós)en los que muchas veces hay que jugar con un "césped"de cemento o algo parecido y un viento huracanado que haría palidecer hasta un mismísimo tuareg avezado en el arte de soportar tormentas en el desierto; 80 equipos apretujados en una "cama de bronce" que exige una reestructuración desde hace décadas; esa fase de ascenso laberíntica e interminable a no ser que seas primero de grupo...

Sí, ya sé que todas estas cosas las sabemos y "requetesabemos" los que llevamos soportando esto desde hace muchos años pero me resulta inevitable cada vez que no ganamos y abandono el ex vetusto con esa cara de deber dinero a alguien, darle vueltas a todos esos atribulados pensamientos mientras me acerco a mi domicilio sin ninguna gana de consultar la clasificación y ver el lugar en el que nuestros huesos han quedado depositados tras la jornada de turno.

Y también es por ello, por las ganas de escapar de está sensación de "día de la marmota" de la que solo una vez nos escabullimos (ir al sótano del sótano no cuenta) desde que tengo uso de razón, es por lo que cuando la Presidenta del Consejo de Administración anunció en la antesala de la temporada que está vez había que volver a "soñar en grande" y que la palabra ascenso ya no constituía un verdadero tabú, en ese momento insisto, no pude evitar volver a ilusionarme como ese adolescente que a veces me acuerdo que fui y que asistía todos los Domingos al campo para ver los pases exquisitos de Fernando Nuñez o la calidad y elegancia en el remate de Miguel Soro.

Es cierto que esa ilusión que al que esto escribe le produce el fútbol y sobre todo los éxitos de su equipo, vino acompañado como ya he dicho en alguna otra ocasión de un ligero fruncimiento de ceño al no casar demasiado bien la plantilla que se había hecho con esa intención decidida de buscar de una santa vez la salida a este callejón oscuro y desasosegante de la 2ªB.

Con el único bagaje de ver fútbol desde aquellos tiempos de la rifa en el "marcador de cartón", el pasadizo cubierto de la grada de Tribuna y la tolerancia futbolística hacia la ya olvidada actividad del lanzamiento masivo de almohadillas, me daba en la nariz desde el principio que a esta plantilla le faltaba algo para afrontar el ascenso más difícil del balompié patrio.

Ya está dicho y escrito en este blog la dudas que arrojaba el lateral izquierdo, la capacidad de creación del medio centro o la contundencia imprescindible en la punta de ataque pero que demonios ¿en qué se convierte una persona por muchas canas que peine o por muchos michelines que circunden su cadera sino en un niño cada vez que piensa en un balón entrando en una portería empujado por la bota o la cabeza de uno de los suyos ?

Esa ilusión de las que antes hablaba no pudo, por tanto, evitar brotar de nuevo en el interior de este aprendiz de bloguero y a pesar de las dudas y de las carencias que en su modesto entender podía padecer el grupo, tal estado de ánimo esperanzado (por otra parte tan contradictorio con ese atribulado carácter ya conocido por los lectores) rebatía con la pasión del corazón la cautela y sentido común de su cerebro.

Luego la competición empieza y llega el primer bache serio que se lleva por delante a un entrenador que con sus errores ha defendido siempre con dedicación y afecto al equipo cuya camiseta ya había vestido como jugador; llega alguna baja desafortunada de larga duración que no se cubre por el club a pesar de existir plazo para ello; llega ese día donde ese cerebro que tenía dudas le empieza a pasar factura a ese tonto corazón que tanto se había ilusionado; llega el interino bajo cuyo mando se ganan dos partidos e incluso  se rompe con una racha de casi cuatro años sin remontar fuera de casa; se contrata a un entrenador experto y se sigue ganando con nueva remontada foránea; otra vez el corazón enrabietado le manda un chorro de sangre al cerebro que había dudado para indicarle que ahí estaba otra vez el equipo en disposición de asaltar la parte de arriba y finalmente vuelven dos traspiés seguidos que lo que realmente provocan es que  corazón y masa cerebral no sepan muy bien a que atenerse. 

Ayer el Pontevedra CF llevó el peso del partido durante los 90 minutos. 

Ahora bien, llevar el peso (o tener la pelota) no significa ni por asomo controlar el choque.

A pesar de la insoportable moda que existe en el fútbol español por alabar el "sobeteo" incesante a una pelota en horizontal  olvidándose en muchas ocasiones que existen las porterías, tener el balón en tu poder no garantiza que la situación la estés dominando tu ni que el rival sufra por el hecho de no tocar casi nunca la dichosa pelota.

El Langreo se mantuvo cómodo con este estado de cosas y solo en dos fases excesivamente cortas de los dos tiempos se vio algo apurado por el empuje del Pontevedra.

En esos minutos, unos diez en la primera parte y los primeros veinte de la segunda; el equipo granate sí pudo dotar a su fútbol de una mínima continuidad o ritmo que puso en algún problema al conjunto asturiano.
Dada la tremenda acumulación de gente tras el balón del Langreo y el atasco que quería provocar en medio campo, el Pontevedra en esos dos tramos sí pudo hacer llegar la pelota a las bandas y colocar algún centro intencionado sobre el área rival en busca de ese gol que sin duda habría provocado un cambio radical en el juego.

Alex González volvió al lateral pero lejos de ser ese jugador casi sin progresión en ataque que había sido en la última ocasión en la que en casa ocupó esa demarcación, en la tarde de ayer si trató de penetrar bastantes veces por su banda izquierda y Nacho con la ayuda de Pedro lo hicieron por la derecha.
Fueron, repito, pocos minutos pero en ellos sí se pudo atisbar la posibilidad de hacer ese gol que obligara al Langreo a cambiar por completo su libreto.

Aún así, esos centros fueron siempre bien despejados por los corpulentos defensas visitantes y las ocasiones pontevedresas tuvieron que llegar con lanzamientos lejanos en ocasiones producto de esos rechaces de los defensas.

El propio Alex González disparo tres veces y en las tres el portero respondió con sobriedad y Bustos lo hizo en un par de ocasiones sin encontrar los tres palos del rival. 

Sin embargo, esos minutos fueron demasiado pocos y la mayor parte del tiempo el equipo se encontraba con una pared que no sabía derribar y cuyos cimientos permanecieron incólumes hasta el final.
Ya se ha dicho también en este blog que en el Pontevedra actual son tres los hombres en los que se fundamenta el peligro ofensivo del equipo.
Alex González aunque desde el lateral lo intentó todo y fue de lo mejor del equipo.

Sin embargo, los otros dos no tuvieron su día y eso el equipo lo nota muchísimo a la hora de generar ocasiones de peligro al equipo contrario.

Ni Romay, enredado en la telaraña urdida por el Langreo en su zona de tres cuartos defensiva, ni un Bustos bastante desconocido por su desacierto (no es descartable que esas molestias en un gemelo hayan podido afectarle) lograron entrar de verdad "en harina" y así al Pontevedra se le hace todo muy cuesta arriba por no contar con delanteros que puedan "buscarse la vida" por sí mismos alguna vez y decidir un choque en una acción individual.

No todo fue negativo a pesar del frustrante empate a 0.

Es cierto que el Langreo apenas atacó y me temo que la verdadera razón para ello es que no tenía ninguna intención de hacerlo pero es cierto también que los dos centrales y el pivote defensivo supieron apretar desde atrás con acierto y con un buen sentido de la anticipación muchas veces abortaban los intentos asturianos casi antes de que pudieran empezar a generarse.
Solo en los minutos finales por un error de Erraji (debe hacérselo mirar pues un enorme partido puede quedar en todo lo contrario si se protagoniza una pifia cotidiana) y en otra acción de su delantero con un control precioso y una buena conducción, el Langreo creó inquietud en el área de Edu pero lo cierto es que el equipo no se rompió nunca y no dio facilidades para el contraataque rival logrando acabar otra vez con la portería a cero.

Tambíen como nota positiva (aunque sin pasarse, al menos por ahora) se puede contar la actuación de Pedro Vázquez. Estuvo más participativo y protagonizando detalles de calidad que enlazan con esos buenos minutos finales que hizo contra el Marino pero en su debe todavía está su excesiva relajación (por decirlo así) en algún repliegue defensivo en el que dio la impresión de no bajar al mismo ritmo que su par en el conjunto contrario.

Lo cierto es que como más arriba se argumentaba, el corazón y el cerebro del que esto escribe están en una fase de "impás" en el que no saben muy bien a que atenerse.

El corazón sigue diciendo que hay calidad en varios jugadores del equipo (especialmente en la zona de tres cuartos) y que cada vez parece que el grupo se dota de más seguridad defensiva siempre y cuando no existan errores de juvenil que cuesten puntos.
Argumenta también el corazón como dato esperanzador en que el mercado de invierno está cerca y en él se puede conseguir cerrar alguna de las brechas que tiene la plantilla y termina relatando el rojo motor del organismo que el grupo tampoco es para tirar cohetes y que un par de plazas de play off todavía están muy abiertas.

Por su parte, el cerebro sigue pensando (claro, es un cerebro) en que no hay lateral izquierdo y también comenta que en medio campo hay poca posibilidad de desatascar partidos espesos como el de ayer y que una alternativa a Alex Fdez y Mejía sería necesaria. 
También se estruja el cerebro en lamentar que el equipo no cuente con un delantero franquicia y verdaderamente importante en el panorama de la 2ªB a pesar de que el esfuerzo de Pazos y Adighibe no ofrezcan ninguna duda.  
Y antes de callarse la boca, el cerebro concluye igualmente que aunque el grupo es asequible y hay opciones de meterse el no haber cubierto la baja de Javi López no hace que se sienta muy optimista cara a un verdadero fortalecimiento de la plantilla en Enero y que este ascenso como ya se ha dicho no es poca cosa sino el más complicado de nuestro fútbol.

En fin, mientras corazón y cerebro siguen y siguen hablando dando la turra a este bloguero, lo que realmente se le mueve al que esto escribe son los intestinos al imaginar el "maravilloso" campo en el que el Domingo que viene vamos a jugar contra el filial de la UD Las Palmas.

Seguro que será otra sesión de fútbol de "altura".