lunes, 23 de diciembre de 2019

La diferencia entre una derrota y un estropicio

Cualquier equipo de cualquier categoría tiene licencia para perder partidos en su competición de Liga contra otros rivales sin que por causa de esas derrotas haya que cuestionar toda una temporada y cesar en el empeño de conseguir los objetivos que cada escuadra se haya marcado al principio del torneo.

El fútbol es un deporte pero también un juego en el que el acierto muchas veces decanta el éxito o el fracaso en un partido determinado y son muchos los ejemplos que ofrece cada fin de semana en forma de encuentros ganados por uno de los contendientes por haberse mostrado más contundente en ambas áreas de máximo castigo a pesar de que sus contrincantes los hubiesen acosado e incluso empotrado contra su portería en diferentes fases de los choques. 

Por tanto, la derrota es una circunstancia deportiva con la que hay que convivir y que hay que aceptar. 
La única forma de combatirla para que no llegue en muchas ocasiones es ofrecer sobre el terreno de juego una imagen competitiva, llena de concentración y adecuada a las virtudes y defectos de cada equipo en la que se intenta potenciar las primeras y disimular los segundos.

Pongamos un ejemplo práctico de hace tan solo unas semanas.

El Pontevedra llegaba a su partido contra el Peña Deportiva (que era cuarto en la tabla) con una racha muy buena de resultados y juego sobre el césped.

En aquel partido jugado en la isla de Ibiza el equipo se adaptó a las condiciones del campo y del clima; disfrutó de las pocas ocasiones que habitualmente permiten estos encuentros aunque las marró y redujo al máximo las opciones del rival que encontró un penalti afortunado en el último instante por un error individual que no colectivo para llevarse los puntos.

El Pontevedra perdió aquella mañana de Domingo, sí, pero el Pontevedra compitió ese día contra su rival. 
Con mayor o menor acierto pero estuvo en el partido, peleó, pudo ganar y al final perdió por cosas que a veces tiene este deporte.

La derrota escoció, evidentemente.

Y es que cada vez que nuestro equipo pierde nos duele y nos decepciona.   

Sin embargo, la lectura que de ese partido pudo sacarse es que el traspiés cortaba una buena serie de victorias pero no eliminaba esa imagen de más seriedad y rigor defensivo cuya ausencia tanto nos había dañado al comienzo del torneo.

Siete días más tarde el Pontevedra tampoco ganó esta vez en casa al Langreo. 

Dominó, creó casi todas las ocasiones de la tarde (no muchas, es cierto) pero una excesiva espesura en el juego y la buena labor defensiva asturiana provocaron que el partido terminara con empate sin goles a pesar de que el conjunto que en todo momento estuvo más cerca de vencer aquel día fue el Pontevedra.

Son derrotas o empates en casa que decepcionan, entristecen pero no desalientan en demasía porque sobre la hierba pudo verse a un equipo reconocible que tuvo un mal día pero que vuelve a insistirse compitió aunque no encontró el acierto.

Otra cosa muy diferente a juicio del que esto escribe es lo que pasó el Domingo en San Sebastián  de los Reyes que no puede sino enmarcarse al lado de aquella incalificable primera media hora frente al Getafe B o aquel primer cuarto de hora de Ferrol.

El equipo tocó fondo tras la derrota en casa ante el filial getafense e incluso el espectáculo "perpetrado" en la primera parte unido a resultados anteriores le costó el puesto a Luismi Areda.

Después de aquel encuentro y muy cerca de los puestos de abajo, el Pontevedra tuvo que levantarse a base de resultados positivos conseguidos picando piedra y no "marchándose" estrepitosamente del campo como en ocasiones había ocurrido en la etapa anterior.

Es cierto que ese dichoso gol en los primeros minutos sobre todo fuera se siguió encajando en ocasiones (lease Vigo, Las Rozas o Las Palmas) pero el equipo que no había remontado un partido fuera en cuatro años supo sobreponerse y voltear hasta en tres ocasiones un resultado adverso.

En casa se ganó ante el Melilla en un partido raro pero también al Marino con autoridad y hace tan solo nueve días a un potente Majadahonda haciendo además un partido serio y autoritario.

¿Qué hizo el equipo, por tanto, tras la debacle ante el Getafe? 

Recuperar credibilidad, fiabilidad, confianza, volver a creer que es posible meterse arriba aún con las carencias ya repetidas en este blog con las que cuenta esta plantilla.

Esa credibilidad como ya se ha dicho no se vio empañada por la derrota ante el Peña o el empate ante el Langreo.

No obstante, sí se ha visto comprometida y mucho por la actuación del equipo en Matapiñoneras y no por la derrota (insisto una vez más y lo haré las veces que haga falta, claro que se puede perder, faltaría más) sino por la forma en la que se produjo aquella.

Jugábamos un partido contra un equipo que en los 17 anteriores había ganado solo 2. Que llevaba 40 goles en contra y solo 14 a favor y que además había disputado partido de Copa entero entre semana.

Hizo bien Carlos Pouso en recordar la víspera del choque que el rival no era manco y que contaba con buenos futbolistas por lo que una reacción podría llegar en cualquier momento y que había que salir al cien por cien.

Luego lo que se vio fue otra cosa.

Duramos cinco minutos en el partido y luego nos cayeron cuatro y pudieron ser tres o cuatro más.
Es cierto que nosotros al margen del gol también pudimos transformar alguno más pero la conclusión no cambiaría demasiado del 4-1 a un hipotético 6-2.

¿Cuál es esa conclusión?  

En opinión de este más atribulado bloguero que nunca es que volvimos a pecar de falta de concentración y de no jugar con una competitividad máxima que es lo que se requiere en cada partido de Liga juegues contra quien juegues.

No es excusa ni la ausencia de Churre (de largo el mejor defensa del equipo) ni la presencia de Mejía en el "once" en lugar de Alex Fdez.
El equipo mostró una fragilidad defensiva en su conjunto que no resulta de recibo si de verdad queremos aspirar a "agarrar" ese cuarto puesto y se echó por tierra gran parte de esa seguridad en sí mismo que el Pontevedra había mostrado en semanas anteriores.

El problema no es que se haya acabado la temporada, menuda tontería, ni que el play off no sea ya posible cuando sólo estamos a dos puntos del mismo.

Lo que sí sucede es que la forma en que se produjo la derrota de ayer recuerda a aquellos dos infaustos partidos de la campaña anterior jugados ante el Adarve ( virtualmente descendido a 3ª y Las Palmas Atlético) que terminaron por sepultar nuestras hasta ese instante grandes opciones de disputar la fase de ascenso.

La goleada de difícil justificación sufrida en Matapiñoneras vuelve a instaurar las dudas (por lo menos en el que esto escribe) de si el equipo está mentalmente preparado para una clasificación entre los cuatro primeros de gran dificultad y que no se compadece demasiado bien con "gatillazos" como el que el Pontevedra experimentó en S.Sebastián de los Reyes.

Esta misma situación, estar en disposición de asaltar el cuarto puesto y jugar un partido a domicilio frente a un equipo de abajo, puede perfectamente volver a pasar en el tramo final de Liga y la única forma de salir airoso y con los tres puntos en el zurrón será la de COMPETIR sin descanso desde el primer minuto al último y no salir dando facilidades que serán obedientemente aprovechados por los contrarios.

Hemos vuelto a leer en el día de hoy declaraciones de miembros de la plantilla en las que comentan que el equipo ya desde el calentamiento no estaba como tenía que estar y esta clase de "boutades" que lo único que ponen de manifiesto es que la actitud a la hora de afrontar el choque no era la ideal creíamos que ya se habían superado hace tiempo.

Quedan 20 partidos de Liga y a pesar de que también se ha escapado un tercer equipo ( no se si definitivamente) el cuarto lugar se encuentra realmente cerca.

Para optar al mismo no podemos pasar en tan solo una semana de ofrecer una imagen convincente ante un recién descendido de 2ª a pasar "como alma en pena" por el campo del colista sino adquirir mayor estabilidad y regularidad en nuestras actuaciones.

Será necesario tras volver de vacaciones otro trabajo de recuperación de esa credibilidad haciendo las cosas bien sobre el césped y ello pasa por COMPETIR siempre, incluso cuando se "muerda el polvo" que se volverá morder como es lógico y normal.   

Por delante se abre un mercado de invierno que se debería aprovechar para traer un par de "piezas" que resulten útiles para el conjunto y contribuyan a dar solidez al equipo.

Ahora por unos días se para el fútbol y llegan las Navidades y el Fin de Año.

Desde este modesto blog en el que lo único que se quiere es el bien del Pontevedra CF y la consecución de los mayores éxitos para esta entidad que tanta gente lleva tatuada en el corazón, se vuelve a agradecer a todo aquellos que pasan por él para leer su contenido el tiempo invertido para ello y se envían los mejores deseos para toda la familia granate en estas fiestas que ahora comienzan. 

         

   

lunes, 16 de diciembre de 2019

El equipo se llena de argumentos ante demasiadas sillas vacías

A lo largo de una temporada hay partidos de Liga más trascendentes que otros.

Sí. En cada uno de ellos se reparten los mismos puntos pero existen esas jornadas en las que por el rival, la situación en la tabla o la fase de calendario resulta más importante que nunca ver a tú equipo fuerte y metido en competición.

El Sábado pasado era uno de esos días.

Llegaba a nuestra casa un contrincante importante con el poso que deja haber disputado el año anterior la segunda división e instalado en la cuarta plaza con cuatro puntos de margen sobre el Pontevedra CF.

Perder implicaba tener que achicar de nuevo un montón de agua de la nave justo en el ecuador de la competición; un empate nos dejaría cerca pero con los parches de la barca luchando por no saltar por los aires y una victoria significaba colocarse a rebufo del Rayo Majadahonda y afrontar con optimismo y confianza este tramo vital de la Liga.

Y el equipo salió al césped (en mucho mejor estado de lo que se podía esperar en medio de un otoño especialmente lluvioso) y no solo ganó sino que se llenó de argumentos para la esperanza jugando una segunda parte muy buena en la que se mostró superior a un Rayo que no tuvo más remedio que hincar la rodilla ante los granates.

La primera parte resultó fea e insulsa salvo en los primeros minutos y en los últimos.
En esos primeros instantes los dos equipos llegaron con soltura al área contraria y quien lo hizo con más claridad fue el conjunto madrileño que perdonó una doble ocasión clarísima de gol y que pudo cambiar por completo el signo del encuentro.
Fue en el único error defensivo de un superlativo Alex González que permitió la entrada sin oposición de un jugador del Rayo cuyo centro no supieron aprovechar dos compañeros que estrellaron sus remates en los cuerpos de Nacho y Sana cuando lo más lógico sería haber encontrado la portería de Edu.

Tras más de media hora sin llegadas y en la que el balón estuvo más tiempo por el aire pidiendo clemencia que a ras de suelo, llegó ese tramo final en el que Alex González penetró por su banda izquierda y después de un rebote afortunado el balón acabó en el segundo palo por el que apareció Bustos para marcar con una de sus rodillas.

Sin casi tiempo para celebrarlo, otra incursión de Alex provoca esta vez un centro precioso también al segundo palo para que su tocayo Fernández en boca de gol conectase un gran remate sin dejar caer el esférico al suelo y enviarlo al fondo de las mallas.

Sobre los dos Alex se impone un comentario particular a pesar de que todo el equipo sobre todo en la segunda mitad rayó a gran altura.

González protagonizó contra el R.Majadahonda su mejor partido como lateral sin discusión. 

Es cierto como ya se ha dicho que la ocasión enorme del rival llegó por su banda pero esa fue la única vez en la que el rubio futbolista cántabro no apareció para defender su posición- En el resto del choque cerró, despejó y taponó esa dichosa banda izquierda con coraje y pundonor y parece que va asimilando cada vez más esta ubicación en el terreno de juego en la que resulta esencial la labor defensiva.
Además (y de ahí su colosal actuación) apareció constantemente en ataque y de sus botas salieron las dos asistencias de gol más otras penetraciones con mucho peligro en la segunda parte que levantaron a la escasa parroquia presente de las butacas.

Y de Fernández que decir.

Pues por ejemplo que lleva 4 goles y de ellos dos en llegadas fulgurantes desde segunda línea y un tercero por apretar al rival junto a sus compañeros muy arriba demostrando que es un centrocampista con gol al margen de circular con criterio la pelota en bastantes ocasiones.

Creo que este Alex Fdez es el mejor que hemos visto por estos andurriales desde aquel Alex de la temporada del regreso a 2ªB que estaba protagonizando una primera vuelta espectacular hasta que una grave lesión muscular cortó su trayectoria.

Y llegó la segunda parte y con ella los mejores minutos del Pontevedra el otro día.

Es cierto que en los primeros instantes un disparo de un delantero madrileño se estrelló en la madera tras rebotar en Nacho López y despistar a Edu pero lo cierto es que a partir de ese momento y hasta el 2-1 el Pontevedra fue mucho mejor y gobernó el encuentro con esa autoridad tantas veces reclamada y no siempre encontrada que hace que podamos sentirnos esperanzados de cara al futuro.

Fue un Pontevedra que si bien dejó el balón al rival supo presionar en todo momento donde quiso y le convenía; a veces más atrás otras veces casi hasta el área rival; fue un Pontevedra contragolpeador que no se encogió en su parcela y se olvidó de salir sino que mostró mucha habilidad en ese primer pase vital para que una contra se desarrolle con peligro y que solo falló en la definición marrando ocasiones muy claras que debieron acabar con el partido mucho antes.

Adighibe, Sana, Alvaro Bustos, Erraji, Romay.. todos dispusieron de su oportunidad y todos la marraron aunque esta última de Manuel Romay tras maravillosa jugada colectiva del equipo fue la más clara de todas.

No se puede olvidar tan poco la buena actuación defensiva del equipo en las pocas ocasiones en las que el Rayo conseguía acercarse a la portería de Edu Sousa.
Sana primero y Berrocal después ejercieron su labor con sobriedad y rigor, de Alex Glez ya se ha hablado, Nacho estuvo bien, Erraji consiguió no estropear su buen partido con algún fallo absurdo pero sobre todos los demás destacó un Churre que volvió a cuajar un partido inmenso.

No obstante, como todos sabemos, nuestro sino muchas veces es sufrir y tener los nervios de punta durante un rato y he aquí que en los últimos minutos de partido un corner en el que no se fue lo suficientemente contundente permite al Rayo acortar distancias tras un remate afortunado y poner la incertidumbre en el marcador.

Esa incertidumbre creció un poquito más tras fallar otra ocasión pintiparada para hacer el tercero (esta vez  un Pedro Vázquez que volvió a estar bien) y por algún otro balón aéreo defensivo en la prolongación en la que no se mostró esa seguridad que debe tenerse en esos lances del juego.

Sea como fuere, el partido llegó a su final y de forma harto merecida los tres valiosos puntos en disputa se quedaron en casa y nos colocan ya de lleno en la pelea por el play off.

No todas fueron buenas noticias (por lo menos para este atribulado bloguero) el pasado Sábado.

Era un partido crucial como ya se ha explicado. Nos jugábamos meternos ahí y adquirir un necesario margen de error o quedarnos de nuevo atrás y tener que remar con mucho viento en contra.

A pesar de ello las gradas de Pasaron registraron un aspecto desangelado.

En mi opinión ya se puede decir oficialmente ( he tardado mucho en reconocerlo, lo sé) que ya nuestra afición no es de esas que puebla en gran número las gradas en la competición regular y presiona a base de bien a los rivales de turno.

Ojo, eso no quiere decir que no sigamos teniendo una afluencia bastante mayor con referencia a muchos de los 80 equipos de nuestra categoría pero lo cierto es que la asistencia a los partidos de Liga vaya como vaya el equipo ha bajado considerablemente y no veo muy posible una recuperación.

Los cuatro años en 3ª con un descenso durísimo en coste social; la poca labor del actual Consejo para recuperar el ambiente en las gradas y unirse para conseguir objetivos (el punto más negro sin discusión de este equipo de gobierno que sí destaca para bien en otras facetas); la dichosa televisión que otorga la posibilidad a la gente de quedarse en su casa viendo el partido sin que la cantidad abonada compense ni de lejos esta factura en el aforo, la indudable mayor oferta que existe en la actualidad para el ocio...o quizá un compendio de todas estas  razones son las que provocan esta situación.

No lo sé. Lo que sí sé es que me cuesta acostumbrarme a ver al equipo arriba y además jugando y ganado con autoridad a rivales importantes como el del Sábado y ver tantos y tantos asientos vacíos.

Habrá que terminar por acostumbrarse... o a jugar otro play off de ascenso en el que entonces sí que se apuntará un montón de gente. 

lunes, 2 de diciembre de 2019

Un corazón bombeante, un cerebro racional y una pared inquebrantable.

Esta categoría me resulta odiosa. 

Lo he repetido en tantas ocasiones que todavía me parece más insoportable cada vez que regreso a mi casa tras asistir a un partido en Pasaron en el que no hayamos conseguido la victoria.

Esa "semiprofesionalidad" de sus jugadores (es decir, profesionalidad solapada que hace ridícula esa denominación de LFP para solo la primera y segunda categoría) y que acaba por situar a casi todos sus participantes en una situación económica penosa; el maltrato televisivo al que hay que amoldarse pues unas migajas para una boca necesitada es parangonable con una fortuna para el que ya posee mucho dinero; esos campos de Dios (que realmente son un sindiós)en los que muchas veces hay que jugar con un "césped"de cemento o algo parecido y un viento huracanado que haría palidecer hasta un mismísimo tuareg avezado en el arte de soportar tormentas en el desierto; 80 equipos apretujados en una "cama de bronce" que exige una reestructuración desde hace décadas; esa fase de ascenso laberíntica e interminable a no ser que seas primero de grupo...

Sí, ya sé que todas estas cosas las sabemos y "requetesabemos" los que llevamos soportando esto desde hace muchos años pero me resulta inevitable cada vez que no ganamos y abandono el ex vetusto con esa cara de deber dinero a alguien, darle vueltas a todos esos atribulados pensamientos mientras me acerco a mi domicilio sin ninguna gana de consultar la clasificación y ver el lugar en el que nuestros huesos han quedado depositados tras la jornada de turno.

Y también es por ello, por las ganas de escapar de está sensación de "día de la marmota" de la que solo una vez nos escabullimos (ir al sótano del sótano no cuenta) desde que tengo uso de razón, es por lo que cuando la Presidenta del Consejo de Administración anunció en la antesala de la temporada que está vez había que volver a "soñar en grande" y que la palabra ascenso ya no constituía un verdadero tabú, en ese momento insisto, no pude evitar volver a ilusionarme como ese adolescente que a veces me acuerdo que fui y que asistía todos los Domingos al campo para ver los pases exquisitos de Fernando Nuñez o la calidad y elegancia en el remate de Miguel Soro.

Es cierto que esa ilusión que al que esto escribe le produce el fútbol y sobre todo los éxitos de su equipo, vino acompañado como ya he dicho en alguna otra ocasión de un ligero fruncimiento de ceño al no casar demasiado bien la plantilla que se había hecho con esa intención decidida de buscar de una santa vez la salida a este callejón oscuro y desasosegante de la 2ªB.

Con el único bagaje de ver fútbol desde aquellos tiempos de la rifa en el "marcador de cartón", el pasadizo cubierto de la grada de Tribuna y la tolerancia futbolística hacia la ya olvidada actividad del lanzamiento masivo de almohadillas, me daba en la nariz desde el principio que a esta plantilla le faltaba algo para afrontar el ascenso más difícil del balompié patrio.

Ya está dicho y escrito en este blog la dudas que arrojaba el lateral izquierdo, la capacidad de creación del medio centro o la contundencia imprescindible en la punta de ataque pero que demonios ¿en qué se convierte una persona por muchas canas que peine o por muchos michelines que circunden su cadera sino en un niño cada vez que piensa en un balón entrando en una portería empujado por la bota o la cabeza de uno de los suyos ?

Esa ilusión de las que antes hablaba no pudo, por tanto, evitar brotar de nuevo en el interior de este aprendiz de bloguero y a pesar de las dudas y de las carencias que en su modesto entender podía padecer el grupo, tal estado de ánimo esperanzado (por otra parte tan contradictorio con ese atribulado carácter ya conocido por los lectores) rebatía con la pasión del corazón la cautela y sentido común de su cerebro.

Luego la competición empieza y llega el primer bache serio que se lleva por delante a un entrenador que con sus errores ha defendido siempre con dedicación y afecto al equipo cuya camiseta ya había vestido como jugador; llega alguna baja desafortunada de larga duración que no se cubre por el club a pesar de existir plazo para ello; llega ese día donde ese cerebro que tenía dudas le empieza a pasar factura a ese tonto corazón que tanto se había ilusionado; llega el interino bajo cuyo mando se ganan dos partidos e incluso  se rompe con una racha de casi cuatro años sin remontar fuera de casa; se contrata a un entrenador experto y se sigue ganando con nueva remontada foránea; otra vez el corazón enrabietado le manda un chorro de sangre al cerebro que había dudado para indicarle que ahí estaba otra vez el equipo en disposición de asaltar la parte de arriba y finalmente vuelven dos traspiés seguidos que lo que realmente provocan es que  corazón y masa cerebral no sepan muy bien a que atenerse. 

Ayer el Pontevedra CF llevó el peso del partido durante los 90 minutos. 

Ahora bien, llevar el peso (o tener la pelota) no significa ni por asomo controlar el choque.

A pesar de la insoportable moda que existe en el fútbol español por alabar el "sobeteo" incesante a una pelota en horizontal  olvidándose en muchas ocasiones que existen las porterías, tener el balón en tu poder no garantiza que la situación la estés dominando tu ni que el rival sufra por el hecho de no tocar casi nunca la dichosa pelota.

El Langreo se mantuvo cómodo con este estado de cosas y solo en dos fases excesivamente cortas de los dos tiempos se vio algo apurado por el empuje del Pontevedra.

En esos minutos, unos diez en la primera parte y los primeros veinte de la segunda; el equipo granate sí pudo dotar a su fútbol de una mínima continuidad o ritmo que puso en algún problema al conjunto asturiano.
Dada la tremenda acumulación de gente tras el balón del Langreo y el atasco que quería provocar en medio campo, el Pontevedra en esos dos tramos sí pudo hacer llegar la pelota a las bandas y colocar algún centro intencionado sobre el área rival en busca de ese gol que sin duda habría provocado un cambio radical en el juego.

Alex González volvió al lateral pero lejos de ser ese jugador casi sin progresión en ataque que había sido en la última ocasión en la que en casa ocupó esa demarcación, en la tarde de ayer si trató de penetrar bastantes veces por su banda izquierda y Nacho con la ayuda de Pedro lo hicieron por la derecha.
Fueron, repito, pocos minutos pero en ellos sí se pudo atisbar la posibilidad de hacer ese gol que obligara al Langreo a cambiar por completo su libreto.

Aún así, esos centros fueron siempre bien despejados por los corpulentos defensas visitantes y las ocasiones pontevedresas tuvieron que llegar con lanzamientos lejanos en ocasiones producto de esos rechaces de los defensas.

El propio Alex González disparo tres veces y en las tres el portero respondió con sobriedad y Bustos lo hizo en un par de ocasiones sin encontrar los tres palos del rival. 

Sin embargo, esos minutos fueron demasiado pocos y la mayor parte del tiempo el equipo se encontraba con una pared que no sabía derribar y cuyos cimientos permanecieron incólumes hasta el final.
Ya se ha dicho también en este blog que en el Pontevedra actual son tres los hombres en los que se fundamenta el peligro ofensivo del equipo.
Alex González aunque desde el lateral lo intentó todo y fue de lo mejor del equipo.

Sin embargo, los otros dos no tuvieron su día y eso el equipo lo nota muchísimo a la hora de generar ocasiones de peligro al equipo contrario.

Ni Romay, enredado en la telaraña urdida por el Langreo en su zona de tres cuartos defensiva, ni un Bustos bastante desconocido por su desacierto (no es descartable que esas molestias en un gemelo hayan podido afectarle) lograron entrar de verdad "en harina" y así al Pontevedra se le hace todo muy cuesta arriba por no contar con delanteros que puedan "buscarse la vida" por sí mismos alguna vez y decidir un choque en una acción individual.

No todo fue negativo a pesar del frustrante empate a 0.

Es cierto que el Langreo apenas atacó y me temo que la verdadera razón para ello es que no tenía ninguna intención de hacerlo pero es cierto también que los dos centrales y el pivote defensivo supieron apretar desde atrás con acierto y con un buen sentido de la anticipación muchas veces abortaban los intentos asturianos casi antes de que pudieran empezar a generarse.
Solo en los minutos finales por un error de Erraji (debe hacérselo mirar pues un enorme partido puede quedar en todo lo contrario si se protagoniza una pifia cotidiana) y en otra acción de su delantero con un control precioso y una buena conducción, el Langreo creó inquietud en el área de Edu pero lo cierto es que el equipo no se rompió nunca y no dio facilidades para el contraataque rival logrando acabar otra vez con la portería a cero.

Tambíen como nota positiva (aunque sin pasarse, al menos por ahora) se puede contar la actuación de Pedro Vázquez. Estuvo más participativo y protagonizando detalles de calidad que enlazan con esos buenos minutos finales que hizo contra el Marino pero en su debe todavía está su excesiva relajación (por decirlo así) en algún repliegue defensivo en el que dio la impresión de no bajar al mismo ritmo que su par en el conjunto contrario.

Lo cierto es que como más arriba se argumentaba, el corazón y el cerebro del que esto escribe están en una fase de "impás" en el que no saben muy bien a que atenerse.

El corazón sigue diciendo que hay calidad en varios jugadores del equipo (especialmente en la zona de tres cuartos) y que cada vez parece que el grupo se dota de más seguridad defensiva siempre y cuando no existan errores de juvenil que cuesten puntos.
Argumenta también el corazón como dato esperanzador en que el mercado de invierno está cerca y en él se puede conseguir cerrar alguna de las brechas que tiene la plantilla y termina relatando el rojo motor del organismo que el grupo tampoco es para tirar cohetes y que un par de plazas de play off todavía están muy abiertas.

Por su parte, el cerebro sigue pensando (claro, es un cerebro) en que no hay lateral izquierdo y también comenta que en medio campo hay poca posibilidad de desatascar partidos espesos como el de ayer y que una alternativa a Alex Fdez y Mejía sería necesaria. 
También se estruja el cerebro en lamentar que el equipo no cuente con un delantero franquicia y verdaderamente importante en el panorama de la 2ªB a pesar de que el esfuerzo de Pazos y Adighibe no ofrezcan ninguna duda.  
Y antes de callarse la boca, el cerebro concluye igualmente que aunque el grupo es asequible y hay opciones de meterse el no haber cubierto la baja de Javi López no hace que se sienta muy optimista cara a un verdadero fortalecimiento de la plantilla en Enero y que este ascenso como ya se ha dicho no es poca cosa sino el más complicado de nuestro fútbol.

En fin, mientras corazón y cerebro siguen y siguen hablando dando la turra a este bloguero, lo que realmente se le mueve al que esto escribe son los intestinos al imaginar el "maravilloso" campo en el que el Domingo que viene vamos a jugar contra el filial de la UD Las Palmas.

Seguro que será otra sesión de fútbol de "altura".

lunes, 18 de noviembre de 2019

Más allá del chiste, del limpiaparabrisas y del Liverpool.

Parece Carlos Pouso una persona proclive al diálogo, a la conversación, a aderezar las ruedas de prensa con expresiones ingeniosas, originales y hasta graciosas.
Por lo menos esa esa la impresión que está ando en sus primeros días como entrenador del Pontevedra CF y buen ejemplo de ello es la conferencia impartida en el día de ayer después del partido en la que introdujo frases que inducen a la hilaridad pero que esconden tras ellas verdades bastante interesantes a la hora de analizar la mejor forma en la que esta plantilla podría jugar y aquellas zonas del campo en la que realmente podemos hacer daño a los rivales de acuerdo a las características de nuestros jugadores.

No me gusta jugar "al corro de la patata"como si fuéramos un "limpiaparabrisas" decía ayer Pouso con ese gracejo medio vasco medio gallego que induce a la sonrisa a aquel que escucha sus palabras.

Luego lo explica y profundiza sobre la conveniencia de que este equipo (por regla general, evidentemente, pues habrá momentos en los que habrá que pausar de manera obligatoria) intente jugar con la mayor verticalidad y rapidez posible para aprovechar el talento de sus extremos o las llegadas de algún jugador desde segunda línea.

Lo que este atribulado bloguero (bueno, lo voy a decir solo en este momento pues lo cierto es que el que esto escribe posee un ánimo triste y compungido casi siempre aunque solo lo diré esta vez ante las justas quejas de algunos lectores a los que les harta tanto atribulamiento y a los que siempre estaré agradecido de que dediquen algo de su tiempo a leer estas líneas). 
Como decía, lo cierto es que a este desconsolado aprendiz de fútbol lo que le sugieren las palabras de Pouso dichas de esa manera tan particular es que esta plantilla es fuerte cuando Bustos o Alex González pueden recibir balones en posición de superioridad sobre el rival cerca del área para que puedan explotar su calidad en el desborde y sobre todo, en el caso del primero, su disparo a puerta. 

Y también cuando encuentra a Romay cerca de la frontal del área que es la zona en la que este hombre (a pesar de que por su calidad puede bajar en ocasiones a ayudar a desatascar el medio campo) desarrolla todo su talento ya explotando su buen "uno contra uno" bien asistiendo a compañeros para dejarles en buena situación ante el gol. 
O también cuando se entiende las características de Adighibe y se le busca en velocidad aprovechando su velocidad innegable y capacidad para el desmarque o esas llegadas desde segunda línea de Alex Fernández que a lo largo de estos años hemos visto en algunas ocasiones.

Lo cierto es que en el encuentro frente al Marino poco o casi nada de eso pudimos ver (tal y como reconoció el propio técnico) hasta la expulsión de un jugador contrario producida en las postrimerías del choque que terminó por romper a los asturianos y posibilitó la sentencia del Pontevedra CF.

Creo que no miento si afirmo que hasta el minuto setenta y muchos de juego el encuentro transcurrió sin más pena que gloria y con escasas acciones de calidad aunque eso sí de manera bastante plácida para el equipo que con un gol en el zurrón apenas sufrió ante las escasas acometidas en ataque protagonizadas por el Marino.

El gol llegó tras una serie de rebotes en el área y un buen remate final de Adighibe que parece ir encontrando su mejor momento una vez olvidados los problemas físicos que le han mermado en los primeras jornadas de Liga.

Al margen del gol la otra jugada de verdadero mérito la protagonizó Bustos en uno de esos escasísimos balones que recibió para encarar a su par sin que la defensa contraria se hubiera organizado y hubiera taponado con más hombres esa vía de entrada. Bustos con un toque genial se desembarazó del lateral y envió un precioso balón al corazón del área que Alex Fernández en una de esas llegadas citadas anteriormente no pudo aprovechar al golpear mal la pelota.

Poco más se hizo con peligro real sobre la portería contraria y a ello pudo deberse por un lado esa excesiva lentitud de los nuestros a la hora de manejar el balón en aquellos momentos en los que se pudo coger al Marino peor colocado pero por otro lado a la escasa ambición demostrada por los de Luanco que no dieron un paso adelante con el gol encajado y siguieron con la filosofía de tratar de "pescar"algo en errores defensivos granates o pérdidas  graves en medio campo que felizmente no se produjeron en ningún momento.          

Y esa seguridad defensiva (a pesar, se insiste, en la poca belicosidad demostrada por el Marino) es la otra noticia además de la victoria que deja el partido.

Y lo cierto es que este atr... perdón. Lo cierto es que a este bloguero se le torció un poco el morro cuando comprobó que en la defensa de cuatro iba a intervenir Campillo como lateral izquierdo resultando esa ubicación para el vigués realmente experimental.

Aún así, Campillo cumplió sin problemas ( luego Pouso explicó que pensó en él en esa posición por la calidad de un extremo asturiano, Morán, que al final no viajó por lesión de última hora) y también lo hizo Figueroa que apenas pasó problemas defendiendo su parcela derecha.

Eso sí, cumplir quiere decir que las espaldas de los laterales estuvieron atentas; que no hubo despistes y que esas vías de agua que otras veces nos desesperaron esta vez permanecieron selladas pero es cierto que a cambio la presencia en ataque de las bandas defensivas fue realmente inexistente y el balón largo cada vez que el esférico merodeaba por su zona fue casi en exclusiva el argumento utilizado.
Completando esa defensa los dos centrales estuvieron muy bien. Como el Marino no atacaba demasiado lo importante es que no se cometieran errores tontos o absurdos que provocaran inseguridad y nervios al equipo en la retaguardia y lejos de cometer esos errores tanto Churre como Erraji se mostraron expeditivos, rápidos y con esa cara de "mala leche" permanente que un central que se precie debe tener a la hora de imponer la ley en el salón de su casa.

A su trabajo también contribuyó un Sana ya asentado como medio centro tapón y defensivo que hizo su trabajo sin complicaciones y que protagonizó la mala noticia de la tarde al lesionarse mediada la segunda mitad.
Acabar con la portería a cero (no se conseguía desde Oviedo) resulta esperanzador y ojalá sea la primera piedra para que esa cifra que sigue siendo enorme de goles encajados (solo hay que ver la tabla) se vaya adecuando a un equipo que quiere play off y que no puede estar en el podio de equipos más goleados. 
En ese contexto otra  frase de Pouso en la rueda de prensa: "Prefiero un 2-0 que un 3-1" cobra todo su sentido y no le parece al que esto escribe una expresión "amarreta"sino bastante lógica pues muchas veces de esa seguridad atrás proviene la contundencia delante.

Como ya se ha dicho más arriba, la segunda parte siguió siendo tan aburrida o más que la primera pero sin esos nervios que un 1-0 produce en el aficionado ante la seguridad que por lo menos desde fuera transmitía el equipo a la hora de atajar los tímidos intentos del rival.
En una acción meritoria de Adighibe llegó la expulsión de un central del Marino y en ese momento sí que el tapón de la botella de champán que permanecía caprichoso anclado al verde cristal del recipiente estalló por los aires dando paso a un carrusel de ocasiones del Pontevedra que redondeó el resultado hasta el 3-0. 
Llegó entonces el 2-0 fruto de un lanzamiento con mucha intención de un Mejía que había sustituido a Sana; el 3-0 tras un buen centro de Pedro Vázquez (que también participó en el segundo y que disputó sus mejores minutos esta temporada) y entre medias Adi pudo hacer su doblete al quedarse solo delante del portero y estrellar la pelota contra el "muñeco". 

Al final lo más importante es que llegó la cuarta victoria consecutiva que acerca al equipo a esas posiciones de privilegio que aquella malisima racha por la que atravesamos habían puesto tan lejos.

Esta serie de resultados se quebrará en algún momento pero lo esencial es que el equipo alcance la estabilidad suficiente para encajar los reveses y regresar de inmediato a la senda de la victoria y no encadenar derrotas  seguidas que a estas alturas harían mucho más daño.

Toca viajar a jugar contra el Peña Deportiva y lo haremos en un campo "estilo Las Rozas" en el que conseguimos imponernos incluso remontando un gol en contra.
Será difícil y más importante, si cabe, ser más "Liverpool que Barcelona". 

En Las Rozas se ganó yendo a lo concreto y en Baleares la consecución de los tres puntos pasa por lo mismo.
A ser posible deberíamos evitar encajar primero pues después de "tirarnos" casi cuatro años sin remontar fuera llevamos dos seguidas y ya una tercera sería tentar demasiado la suerte.

Que importante sería no fallar ahora que casi nos hemos enganchado con el vagón de arriba.!!

   




lunes, 4 de noviembre de 2019

Un entrenador, un árbitro y una victoria casera

Desde hace unas horas la contratación de Carlos Pouso como nuevo entrenador del Pontevedra CF es ya oficial.
La decisión del Consejo de Administración encabezado por Lupe Murillo resulta coherente con el mensaje que se lanzó en la comparecencia pública convocada hace un par de semanas para el comunicar el cese de Luismi Areda.

"Queremos darle un cambio a esto"; "nos interesa traer a un entrenador con experiencia en estas situaciones y que se haya visto alguna vez en circunstancias parecidas". 
Frases como estas se dijeron por la Presidenta ese día y aún así muchos de los nombres aparecidos en la prensa en las jornadas siguientes como candidatos a ocupar el cargo no presentaban el perfil que se había dibujado en aquella rueda de prensa.

Como ya sucediera tras el cese de Luisito en esa lista figuraban algunos ex jugadores de renombre pero con escaso bagaje como entrenador e incluso se barajaba la posibilidad de que se produjera la continuidad de Jesús Ramos aportando parecidos argumentos de los que se dieron para la continuidad en su día de Luismi al frente del banquillo.
Además de todo esto, a la lista también se asomaban un par de técnicos "con el culo pelado" y mucho más próximos a esa idea esbozada por el club de dotar de mayor recorrido y veteranía al cargo de entrenador.
 Pouso era uno de esos dos o tres técnicos con experiencia que parecían optar al puesto por lo que su contratación sí resulta acorde con el primer mensaje ofrecido por Murillo. 

Salga bien o mal en el futuro pues la plantilla que va a coger el vizcaíno con sus virtudes y defectos es la misma (por lo menos en los próximos dos meses) que ha tenido a su disposición Luismi, este atribulado bloguero se congratula de que por primera vez en bastante tiempo el Consejo de la entidad  haya tomado una decisión coherente con la primera intención manifestada tras la destitución del vigués y es que si se quiere un técnico experto lo normal es traer un técnico experto del mismo modo que si se hubiera querido apostar por un técnico novel con ganas de crecer lo lógico es que se hubiera traído aun técnico novel con ganas de crecer.  
Parece de perogrullo pero es que últimamente hemos visto tantas cosas en este equipo poco compatibles con el sentido común que cuando por fin se cumple lo que se dice (lo que no debería ser un mérito sino una obligación) este bloguero lo celebra con alborozo y con una ganas enormes de que sea para bien.

No obstante, nadie debe llevarse a engaño. 

Ni Pouso ni ningún otro entrenador que hubiera llegado constituye la panacea o el remedio milagroso para todos los problemas que este equipo ha demostrado tener sobre el terreno de juego aunque sí debo confesar que me genera esperanza el hecho de que este hombre haya lidiado ya con la  presión de entrenar a un equipo tan importante como el Racing de Santander o a otros no tan grandes pero sí relevantes en los últimos años por lo menos en sus aspiraciones como el Mirandés o uno de los herederos del tristemente desaparecido CD.Logroñés. 

No obstante, sobre el césped (repito, por lo menos hasta Enero) la plantilla seguirá sufriendo los problemas crónicos en su lateral izquierdo y también en el derecho cuando falte Nacho (circunstancia que cada vez se produce más a menudo); seguirá padeciendo ese déficit de creación de juego en aquellos choques cerrados y con poco espacio y continuará echando en falta a un punta idóneo para esa clase de partidos espesos y sin metros para correr como hace Adighibe cada vez que encuentra los espacios a la espalda de la defensa rival.
Estos y algún que otro problema más serán con los que tenga que lidiar Carlos Pouso a partir de mañana para tratar de  minimizarlos o disimularlos lo mejor que pueda así como potenciar las virtudes que sin duda también tiene una plantilla en la que juegan, entre otros, Victor Vázquez, Romay, Bustos o Alex González.

Sin embargo, antes de que hoy Lunes se oficializara la llegada del nuevo entrenador el equipo debía afrontar el día antes un nuevo partido de Liga con la peliaguda misión de poner fin a esa dichosa racha de tres partidos seguidos como local cosechando derrotas.

Y lo cierto es que desde casi el principio todo lo que pasó en el encuentro resultó beneficioso para el Pontevedra CF.

Me gustaría empezar por una figura que a mi juicio resultó sino decisiva si importantísima para el devenir de los acontecimientos que fue el árbitro del partido.

Hace unas semanas viendo por la televisión la última jugada del Castilla- Pontevedra este atribulado bloguero se indignó sobremanera al comprobar como se anulaba en la última jugada del partido el gol del empate a Manuel Romay.
Después de escuchar y leer "milongas" sobre el fuera de juego posicional, que si Pazos había movido un poco su pierna y cosas por el estilo sigo pensando que ese gol debió haber subido al marcador y que el error del trío arbitral era de bulto.

Por citar otra acción de esta misma temporada, en el feo y muy cerrado partido jugado frente al líder en Pasarón se produjo una jugada en la primera parte que tuvo toda la pinta de ser penalti sobre Bustos que fue ignorada por el árbitro y que pudo cambiar el signo de aquel partido.

En aras de esa coherencia que se le pide al club cuando toma decisiones de calado, debemos serlo también los que hablamos del Pontevedra y reconocer aquellas actuaciones arbitrales equivocadas que nos benefician a nosotros de manera muy importante para el devenir del partido en cuestión.

A pesar de que leyendo la prensa de hoy la cuestión pasa de refilón, lo cierto es que hasta tres decisiones clave en el día de ayer cayeron de nuestro lado de manera decisiva.

La primera cuando se llevaban muy pocos minutos de juego con un penalti a favor tras una mano que es mano pero se pita debido a la progresiva transformación del balompié en hockey sobre hierba. 
En este último deporte cualquier toque de la pelota con el pie de un jugador dentro de su área es considerado penalti- corner. De hecho se busca esa jugada en esta especialidad del hockey dirigiendo la pelota a los tobillos del rival para obligarle a saltar y evitar la infracción.

Desde hace poco tiempo la cuestión de las manos en el fútbol se parece más a eso que a otra cosa. 

El penalti señalado a nuestro favor ayer es un buen ejemplo. El balón da en el brazo con claridad del defensa pero es un lance sin peligro, sin voluntariedad y ni evita un remate ni produce un control que facilite la defensa más eficaz de la jugada.

Ahora bien, aunque la norma sea kafkiana hay que aplicarla, dirán algunos. 

Tienen razón. 

Para mi esa jugada no debería ser objeto de penalti pero se aplica y se pita la pena máxima. 
Es cierto, sin embargo, que la cuestión ya no resulta tan diáfana cuando minutos después en el interior de nuestro área una mano (que para mi tampoco debería ser penalti) es ignorada por el colegiado ante la incredulidad de los jugadores del Melilla.       

La otra jugada clave en el choque y con unas consecuencias muy importantes resultó todavía más polémica.
Fue justo antes del 2-0.

No tenía duda en el campo de que Alex Fernández por confiarse absurdamente a la hora de sacar una pelota fácil comete una infracción sobre un jugador rival. Sí es cierto, en cambio, que ni viendo la jugada repetidamente por televisión este bloguero puede confirmar que la acción se produce dentro del área. 
Está justo en el límite. A veces viéndola parece dentro y otras un poquito antes de la línea aunque la falta resulta indudable.
No se pitó nada y Pazos empezó una meritoria carrera que le llevó hasta el área contraria, vio a Romay en buena posición y le ofreció un balón de gol no desaprovechado por el de Malpica para hacer su primer tanto esta campaña y poner más tierra de por medio en el marcador.

Son jugadas clave que otras veces no fueron señaladas a nuestro favor y que ayer perjudicaron claramente al Melilla. 
No sería justo si no lo dijese y por eso lo hago aunque temo que a algunos no les gustará demasiado.

No obstante, del partido pueden sacarse cuestiones positivas y no tan positivas más allá de un resultado que necesitábamos muchísimo y que nos hace recuperar la senda ganadora en casa y colocarnos en mitad de la tabla. 
Se demostró que este equipo cuando juega con un equipo abierto y "tocón" como el Melilla (puro estilo Víctor Cea) sabe moverse con espacios e hilvanar transiciones rápidas, bonitas y eficaces.

Que Adigihbe en ese plan de partido sube enteros; que Romay y Bustos si están bien otorgan al equipo ese toque diferencial que solo aportan jugadores con ese caudal de recursos técnicos; que Alex Fernández sigue siendo a día de hoy la opción más segura en el medio centro para que la pelota circule con más criterio; que Alex González no pierde tantas veces su espalda jugando de lateral si limita casi por completo sus subidas al ataque (lo que sigue siendo una mala noticia); que Erraji como ya demostró en Vigo es central y debe jugar de central para imponer su juego aéreo y su rapidez en el corte; que Figueroa cumplió sin cometer errores graves y que Sana es medio centro defensivo de manual por lo que darle responsabilidad a la hora de construir la jugada no es un buen negocio pero sí lo es darle espacio para que "·barra" todo el juego del contrario que pase por su zona.

Sea como fuere, con errores arbitrales o sin ellos, el Pontevedra ganó su segundo partido seguido y emerge hasta una zona más tranquila de la clasificación aunque lejos todavía de esos puestos de privilegio a los que tan complicado será llegar.

El primer partido con Pouso en el banquillo no será precísamente un camino de rosas.

Nos iremos a Las Rozas a jugar contra un equipo que no ha perdido en casa; que es el segundo menos goleado del grupo y que en su feudo sólo ha encajado dos goles en lo que llevamos de Liga.

Ni que decir tiene que no efectuar nuestro particular "regalo de reyes" nada más comenzar será vital pues remontar en ese campo parece a priori una misión más propia de Tom Cruise en su famosa saga cinematográfica que otra cosa.

Por cierto, ayer frente al Melilla tampoco repartimos ese obsequio tempranero. 

A ver si las dádivas pueden ir formando parte del pasado y llega ese partido en el que dejamos nuestra portería a cero. 
Desde Oviedo que no lo hacemos y curiosamente acabando con 9 jugadores sobre el campo.

Y es que el fútbol seguirá siendo raro hasta el final de los tiempos pero precísamente por eso resulta tan bonito y tan apasionante.   


    

martes, 29 de octubre de 2019

De interinidades eternas, personalidades múltiples y una remontada anhelada.

Mas de 1.400 días. Sí, más de 1.400 días uno detrás de otro han tenido que pasar para que el Pontevedra CF volviera a remontar el resultado de un encuentro jugado fuera de casa.

Desde que aquella lejana tarde de Diciembre de 2015 los goles de Campillo, Queijeiro y Kevin Presa contrarrestaran el inicial tanto del Valladolid B en los Anexos de Zorrilla, el Pontevedra no había vuelto a ser capaz de voltear un marcador instalado lejos de Pasarón.

Y lo hizo de esa manera tan extraña e incluso  absurda que ya se está volviendo casi costumbre esta temporada sobre todo a domicilio: haciendo una primera parte muy mala y subiendo el nivel en una segunda en la que acabó por ser muy superior a su rival en los últimos 20 minutos.

Hace ya mucho tiempo que en este mismo blog, a cuenta de los malos resultados que el Pontevedra cosechaba fuera, se describía la situación del equipo como la de ese personaje literario llamado Dr. Jekill que descubría una pócima secreta que le convertía en el abominable Mr. Hyde que se divertía sembrando el pánico por las calles oscuras de Londres.

En esa época (que se va superando poco a poco, es cierto) el Pontevedra adoptaba en casa la flemática pose del amable Doctor; elegante, serio y efectivo que sacaba adelante su trabajo con eficiencia y buenos resultados.
Por contra, cada vez que el autobús granate rebasaba los límites de la ciudad, esa imagen correcta y ponderada se iba a tornando a medida que se consumían los kilómetros en la desaliñada, anárquica y cada vez más terrible del Dr. Hyde hasta empezar el encuentro de turno en el que el equipo era incapaz de dar una a derechas y terminaba perdiendo la mayoría de las veces.

En esta temporada 19/20 quizá estemos asistiendo a una segunda versión de dicha obra en la que la terrible conversión no se produce cada vez que salimos fuera sino en el propio vestuario del Estadio en el que en pocos minutos saldremos a jugar.
Es como si esa pócima hubiera acelerado sus efectos y transformara al Pontevedra CF en las primeras partes en un conjunto ramplón, muy inseguro atrás e incapaz de generar demasiado juego ofensivo. 
No obstante, los efectos de la pócima parecen más cortos en el tiempo que en la primera versión de la obra y por lo general se diluyen en el momento de saltar al campo tras el descanso lo que provoca que el equipo en esas segundas partes ya se parezca a ese conjunto más fuerte que nos habían vendido.

Es verdad que dada la absoluta dejación de funciones que la ingesta del brebaje conlleva en la mayoría de las ocasiones la derrota ya resulta inevitable dadas las facilidades otorgadas pero en días como el pasado Sábado no resultó así y se pudo lograr esa remontada que necesitaba el Pontevedra como el comer.

Y es que el partido en su primera mitad volvió a resultar decepcionante. 
El primer susto nos lo llevamos ya en el calentamiento con la lesión de Nacho y el segundo con el clásico regalo del minuto 1 que esta vez no fue aprovechado por el rival que envió la pelota fuera (obsequio, por cierto, que no pudimos ver los espectadores de la televisión debido a que la tvg no tuvo a bien conectar hasta bien entrado el segundo minuto de partido).  

Después es cierto que no se dieron tantas facilidades atrás como en el campo del Castilla o en Ferrol pero el error siempre acaba llegando y casi siempre por el mismo lado. 
Es verdad que en la jugada del gol vigués, Bueso ya estaba roto y no pudo llegar al remate de Apeh pero también es cierto que ese centro desde la izquierda llega por una permisividad excesiva por nuestra parte en defensa.

En ataque? Casi nada. Un remate de cabeza alto de Bustos y poco más.

Ya sin los efectos del brebaje victoriano se inició la segunda parte y lo cierto es que a este atribulado bloguero no pudo recordarle más a la disputada en Valdevebas hace algunas semanas.

Sin demasiadas alharacas, el Pontevedra sí pareció desde el principio tener algo más de intención con la pelota, luego al igual que en Madrid (en aquella ocasión la pelota fue al larguero) el rival cuenta con una "contra" de manual que acaba con un paradón de Edu Sousa (muy valiosa dado lo que pasó después) que evita que nos vayamos a la lona.

Y a partir de ahí todo lo que sucedió en el encuentro nos vino cada vez mejor. 
Desde la lesión de Yeboah que estaba haciendo daño y que podría haber dado mucho trabajo a Figueroa en banda derecha, pasando por la intolerable actitud del tal Manolito Apeh que debió ser expulsado hasta en dos ocasiones y que para evitar tentar la suerte una vez más fue relevado por su entrenador dejando a su equipo huérfano en ataque  y, sobre todo, por un manejo de balón más rápido y con más sentido por parte del Pontevedra.

Todos estos ingredientes fueron preparando un cocktail que sustituyó a la asquerosa poción de efectos ya disipados y motivó que en los últimos 20 o 25 minutos de partido solo existiéramos nosotros.

Llegó la gran volea de Pazos (que había sustituido a un Pedro otra vez demasiado apagado) que fue rechazada en gran parada por el portero, el gol del empate, otra gran intervención del guardameta a precioso tiro de Bustos, penetraciones en el área sin remate pero con mucho peligro y sobre la hora ese pase filtrado de Bustos a  Rivera y el remate de este algo escorado y con la izquierda para remontar el choque y provocar la alegría de jugadores, técnicos y esa afición que en buen número acudió a Barreiro ridiculizando con su presencia esa tontería de la soledad esgrimida por el Director Deportivo que quizá confunda su propia situación con la de un equipo al que jamás su gente le ha dejado solo.

Con esa jugada tan parecida a la del Domingo pasado frente al Getafe en la que el palo repelió el lanzamiento de Bustos para evitar el 3-3, se rompía por fin una racha insoportable de casi cuatro años sin remontar fuera y es posible que se terminara por derribar la última barrera psicológica a domicilio que esta serie de resultados adversos sin duda conlleva.

La victoria es importantísima por todo. Por acabar con esa racha, por producirse frente al Celta (este atribulado bloguero aunque cada vez más solo sigue viendo rivalidad especial cada vez que nos enfrentamos a este equipo y suspira por hacer lo de nuevo contra el primer equipo celeste) y por supuesto por la mala situación clasificatoria que arrastramos y que en ningún caso se ha solventado por la consecución de estos tres puntos.

Precísamente por ello, porque queda todavía mucho trabajo y complicado por hacer es por lo que el Consejo de Administración no debería engañarse una vez más.

Un proyecto serio, una meta a la que aspirar tan importante como salir de este pozo más pronto que tarde no puede depender de un resultado por positivo que este haya sido.

Si en rueda de prensa se dice querer apostar por un entrenador experto, con conocimiento de la categoría y que ya haya ocupado banquillos de equipos relevantes de la categoría no se puede dar otro giro de 180 grados y por una victoria cambiar otra vez de rumbo y apostar por la prolongación de interinidades que podrían otorgar algo de pan para hoy pero mucha hambre para mañana.  

El Pontevedra CF no está para perder más tiempo. Las interinidades indefinidas no tienen ningún sentido y se necesita un entrenador definitivo para hoy mejor que para mañana.

Si se coge el timón de la nave con fuerza se coge hasta el final de la singladura y en ningún caso se debe aflojar por haber superado una tormenta en medio del recorrido.


  

lunes, 21 de octubre de 2019

La armadora despide al capitán y acorrala a la tripulación.

Con un comunicado de apenas dos líneas emitido al filo de la una del mediodía el Pontevedra CF anunciaba oficialmente el cese de Luismi Areda como entrenador del primer equipo.

Lo primero que este atribulado bloguero pensó al observar el escueto comunicado fue lanzar un agradecimiento silencioso pero efusivo a la persona que hubiera decidido publicar la noticia con tal magro contenido para no tener que pasar una vez más por el bochorno experimentado el pasado miércoles al leer el mensaje oficial de felicitación publicado por la entidad en redes sociales con motivo del 78 cumpleaños de la institución.
Leyendo dicha felicitación no pude preguntarme (al igual que otras veces por otras causas) como se puede tener tanta indiferencia hacia la imagen del Pontevedra CF publicando en la cuenta oficial escritos cuya construcción sintáctica no superaría sin duda alguna un examen de cuarto de primaria.

No obstante, la actualidad es la que manda y esa nota del 16 de Octubre más propia de un parvulario que de un club serio ya es historia ante la retahíla de acontecimientos que desde entonces han sacudido al Pontevedra CF. 

Salió la breve nota oficializando el despido del técnico y a renglón seguido la Presidenta del Consejo de Administración tuvo a bien (por fin) efectuar una comparecencia para explicar las razones que han llevado al Consejo que ella preside a prescindir de los servicios de Luismi.

Y la Presidenta tiró de carcaj repleto de flechas para disparar en todas las direcciones los puntiagudos elementos  menos contra sí misma (faltaría más) y su "alter ego" en la dirección y gestión diaria de la entidad.

Expuso la Presidenta que no le gustaron nada los partidos de Ferrol, Atlético de Madrid B, Getafe o la primera parte de Valdevebas llegando a calificar al partido contra el filial rojiblanco como el más espantoso de los últimos cinco años en los que lleva al frente de la nave.

Hasta aquí de acuerdo aunque se olvida Lupe Murillo de aquel Pontevedra 0- Sanxenxo 1 de Septiembre de 2014 que sonrojó  a cualquier granate que se precie hasta  límites difíciles de soportar o el empate a 0 de esa misma temporada también en Pasarón frente al Silva que provocó el cese por su parte del técnico que por aquel entonces se sentaba en el banquillo pontevedrés.

Sea como fuere, lleva la razón la Presidenta en que no es de recibo que de nueve partidos que llegamos de Liga en cuatro de ellos hayamos salido perdiendo 0-1 o 1-0 desde el vestuario y que en todos ellos la ventaja rival se hubiera doblado o triplicado antes de la primera media hora de juego.

Claro que luego la Presidenta continuó su discurso manteniendo cual Paco Martínez Soria en la película "Don erre que erre" que esta plantilla está diseñada para "grandes logros" y lo que está faltando es la actitud (con "c") de los mismos pues la aptitud con "p" está según ella más que probada pues para Lupe Murillo esta plantilla es casi la misma que la del año pasada pero reforzada en algunas de sus posiciones.

Al margen de que vaciar medio recipiente de las ya citadas flechas contra sus propios jugadores no es la táctica más inteligente del mundo (además de contradecir las declaraciones del capitán sobre el césped que ayer mismo dijo que en ese vestuario solo hay profesionales del primera fila en el aspecto del trabajo diario) lo que más sorprende al que esto escribe de las palabras de Murillo es la ausencia absoluta de autocrítica en su discurso y la atribución de culpas a todo "quisque" menos a ella y su director deportivo.

Es en este punto en el que hay que volver a preguntarse cosas que no solo este bloguero sino muchos aficionados granates ya se han preguntado en algún momento de la temporada:

¿El afrontar la campaña con la palabra ascenso pronunciada por la máxima mandataria con un solo lateral con experiencia en la categoría es en todo o en parte responsabilidad de la Presidenta y su Director Deportivo?
¿Suplir las bajas capitales de Borja Domínguez ( este no podía quedarse en ningún caso y su presencia durante una vuelta ya se ha repetido que fue un éxito del club) y Kevin Presa con el regreso de Mouriño y Sana Ndiaye es en todo o en parte responsabilidad de la Presidenta y su Director Deportivo?
¿Traer para solucionar el problema del gol a Adighibe del Adarve después de no jugar en tercera con el Conquense y meter tres goles con el equipo madrileño que se fue a 3ª es en todo o en parte responsabilidad de la Presidenta y su Director Deportivo?.
¿Qué a última hora se traiga a otro mediocentro como para hacer un favor a la "plebe" poco instruida que notaba carencias en la creación y que hasta el día de hoy dicha pieza no haya marcado diferencia alguna es en todo o en parte responsabilidad de la Presidenta y su Director Deportivo?
¿Contribuir a la crispación no contando hasta tres para no responder a críticas de aficionados olvidando en esa respuesta el lugar de responsabilidad que se ocupa es en todo o en parte responsabilidad de la Presidenta y su Director Deportivo?

La situación es difícil para todos y como no también para una Presidenta que está al mando de todo y que como es normal desearía que todo fuera bien y el equipo abandonara de una vez esta dichosa categoría para pasar a formar parte de la LFP. 
Más lo cierto es que cada vez que se pasa por dificultades (que en fútbol es lo normal) en vez de aportar calma, no entrar en discusiones con socios que pagan su carné y que también sufren y mucho por su club y efectuar una sana autocrítica de los errores que se han podido cometer, lejos de eso insisto, se pasa al ataque apelando a la actitud de los futbolistas o "entrando al trapo" con algunos aficionados granates.

Con o sin autocrítica de Lupe Murillo, lo cierto es que Luismi Areda ya no es el entrenador del Pontevedra CF.
No le conozco personalmente más allá de haber coincido un par de veces en la tertulia radiofónica en la que participo.
Todos aquellos que sí le conocen más coinciden en su bonhomía y trato cordial y siempre respetuoso en el ejercicio de sus funciones como entrenador.

Quizá ese rasgo de su carácter  haya podido generarle en este Pontevedra más problemas que beneficios.
Cogió al equipo en situación complicada mientras nombres y más nombres (a cual más disparatado) salían en los periódicos para hacerse con la dirección  del equipo acabando con la interinidad anunciada.

Pero no.

Pasó de interino a definitivo pero ni siquiera gozó de una rueda de prensa de presentación oficial como Dios manda y requiere un entrenador no temporal del Pontevedra CF.

Con sufrimiento contribuyó con su trabajo a la salvación en la 17/18 y la temporada pasada estuvo a punto de meterse en play off de no ser por dos partidos infames en Adarve y Gran Canaria.
Consiguió incluso que en ocasiones el equipo jugará muy bien al fútbol especialmente en choques como los disputados frente al Sanse, el Bouzas  o el Fuenlabrada.

¿Qué ha fallado esta campaña?
En mi opinión que ese objetivo tan ambicioso elegido por la Presidenta no se corresponde con la plantilla confeccionada pero Luismi siguió diciendo (como el año anterior) que los jugadores que habían venido eran los que querían y eran también primeras opciones.
Se corresponsabilizaba de esta forma el técnico de la confección de este grupo sin tener en cuenta que si venían malas ni la Presidenta ni el Director Deportivo serían los que se fuesen a su cada sino que sería él la pieza prescindible del tablero.
Si Naveira, por ejemplo, no funciona y hay que usar a Alex como parche en esa zona si "hemos traído a los jugadores que queríamos" tú no estás al margen de esa responsabilidad.
Si Sana Ndiaye por lo que sea no da una ese "hemos traído los jugadores que queríamos" te concierne no tanto como a los de arriba pero te concierne y con Adigihbe o Mejía exactamente igual  

Y en el campo de juego?

No se puede negar que encajar goles con tanta celeridad en cinco de los nueve partidos disputados convirtiendo esos choques en ejercicios constantes de achique de agua de una embarcación que se iba a pique es algo que muy pocos entrenadores pueden soportar.

¿De qué vale jugar aceptablemente bien en Ferrol o Madrid si antes se había entregado el partido con errores en defensa en muchos casos intolerables?     

Lo cierto es que nuestra banda izquierda ha sido un desastre en defensa desde que empezó la temporada y el equipo no cuenta ni con el suficiente juego en medio campo ni el suficiente gol como para culminar remontadas tan complicadas cuando te ves abajo por dos o tres goles de diferencia.

Otras veces se han transmitido dudas y nerviosismo que también han afectado.

Sin ir más lejos ayer. 
La primera parte fue un desastre total en defensa sin paliativos. En ataque, en cambio el equipo con un buen Alex Fdez, un mejor Nacho López y un voluntarioso aunque poco acertado Alex Glez entró por banda y generó lo suficiente como para hacer dos goles y transmitir la sensación de que el desbarajuste podía arreglarse aunque solo fuera en el marcador tras el descanso.

Sin embargo, el Pontevedra CF salió en la segunda parte espeso, sin ideas y olvidando el guión en ataque que había dado frutos en área rival.

El primer cambio fue inexplicable, no por sacar del campo a Berrocal que no aporta absolutamente nada en la faceta ofensiva sino por el hecho de colocar por él a Pedro Vázquez en una posición indefinible del medio campo que empeoró claramente al equipo. 
Y el segundo, Pazos por Naveira dio con los huesos del delantero otra vez en banda izquierda cuando ya se ha demostrado en muchas ocasiones que este jugador en esa zona no es útil.

Con esos cambios el único argumento fue el balonazo arriba desde la línea defensiva en un "totum revolutum" que lo único que hizo fue facilitar la labor de un flojo Getafe B que por cierto marcó en Pontevedra el mismo número de goles que los que había logrado en los 8 encuentros anteriores.

Al final la derrota y con ella este cese que me apena por ser Luismi una figura importante para el Pontevedra no ya por su labor como entrenador del primer equipo que ahora termina sino también como jugador en una época no precísamente fácil y en la que todavía iba menos gente a Pasarón que en la actualidad.
Ojalá tenga el técnico vigués toda la suerte del mundo y encuentre pronto acomodo en otro banquillo en el que pueda seguir desempeñando el oficio de entrenador.

¿Y ahora qué? 

No parece fácil que ningún otro técnico pueda enderezar el rumbo con estos mimbres si ponemos como objetivo del "enderezamiento" la consecución de ese ascenso.
Claro que por medio habrá un mercado invernal e incluso desde hace dos semanas ya se puede fichar a un jugador debido a la desgraciada nueva lesión de Javi López (llama la atención la pasividad de la entidad en ese sentido dadas las carencias evidentes de la plantilla en más de un puesto).

He escuchado en Radio Pontevedra un dato que no me lleva al optimismo. Al parecer el club maneja nada menos que 18 nombres para encontrar al sustituto de Luismi.
Habrá entre esos 18 profesionales con diferentes formas de ver el fútbol y lo mejor que podría pasar es que en el Consejo de Administración alguien que distinguiera un balón de rugby de una palangana y esta de un balón de fútbol redujera esa lista y la homogeneizara con gente que se adaptase a la idea de juego que el club requiere.

Claro, eso sería si en ese Consejo existiesen ideas futbolísticas, circunstancia que este atribulado bloguero no tiene muy clara.

    
   




lunes, 7 de octubre de 2019

La mano que más duele

Cuando tu equipo es vapuleado, zarandeado y aplastado de manera tan inmisericorde como ayer lo fue el Pontevedra CF delante de su gente la herida que se produce es abierta, profunda y exuberante en exhibición de sangre.
Es inútil hablar de táctica, técnica, "física o química" en partidos en los que un rival sale a competir, morder y poner sobre la hierba todas sus virtudes y el otro es superado desde el minuto 1 en todas y cada una de las facetas del juego.
La brecha que se produce en la "piel" del equipo que sufre tal humillación en su propia casa es enorme y alcanza a todos los estamentos que forman parte de la institución y en particular a unos aficionados cuya ilusión se vio destrozada en mil pedazos con cada uno de los goles encajados en la tarde del Domingo.
Podríamos volver a citar los problemas enormes que este equipo sufre en sus laterales producto de una configuración de la plantilla de forma un tanto extravagante; podríamos hablar otra vez de los problemas de creación de juego en la zona ancha que ayer alcanzaron cotas difíciles de soportar al no ser capaces los futbolistas granates de dar dos pases seguidos casi en ningún momento; también se podría repetir una vez más que la posición de delantero centro sigue arrojando tremendas dudas y que no es descartable que acabe siendo de nuevo Pazos el que se acabe llevando los rapapolvos de los aficionados ante la inexistencia de un delantero franquicia que le sacuda parte de esa presión exagerada.
Se podrían, en definitiva, decir esas cosas pero posiblemente no sea el día para hacerlo porque ayer falló absolutamente todo.

Primero el equipo como colectivo.

El naufragio en organización defensiva y ofensiva fue total desde el pitido inicial y la cohesión del grupo brilló por su ausencia siendo incapaces nuestros jugadores de ganar un balón dividido, un cuerpo a cuerpo, una carrera en cualquier zona del campo siquiera un balón aéreo de los muchos a los que nos vimos obligados a recurrir una vez más.
Los jugadores rivales entraban por ambas bandas como cuchillo en mantequilla cada vez que se lo proponían y recuperaban balón tras balón ante un Pontevedra apático, lento y desesperante.

En el plano individual las cosas no fueron diferentes y todos los jugadores granates estuvieron muy por debajo de lo exigible en un partido de competición.

Desde Edu Sousa (que escuchó pitos al ser sustituido por lesión) pasando por los casi siempre inexpugnables hasta ahora Churre y Bueso e incluso los dos hombres con más calidad de la plantilla Romay y Bustos que no aparecieron en ningún momento y rayaron a un nivel muy bajo que pocas veces se les había visto en esta ciudad.

Todo falló, todo se vino abajo como un castillo de naipes y eso solo sucede cuando el fracaso colectivo es de tal calibre que ni las individualidades más brillantes de un grupo son capaces de rescatar a su compañeros de una debacle en la que se ven ellos también envueltos de manera irreversible.
Podríamos hablar también del entrenador; de ese cambio de Sana antes del descanso que con 0-1 o con 0-2 podría haber tenido un pase pero que con 0-3 sonó a "sacrificio de un cristiano ante un pueblo romano sediento de sangre"; o de ese tercer cambio un tanto absurdo dando entrada con 0-5 a otro jugador cuando lo más normal es que el "marrón" se lo siguieran comiendo hasta el final aquellos que salieron al campo desde el minuto 1.

Sin embargo, lo más lógico es tratar al técnico de la misma forma que a los futbolistas por el descalabro sufrido ayer, es decir, argumentar que se vio superado desde el primer minuto por el vendaval que se le vino encima a su equipo y que en ningún momento pudo variar siquiera un ápice el destino de un partido que solo podía acabar de la forma en que lo hizo, con un ridículo histórico del Pontevedra CF cuyas consecuencias para el futuro más próximo todavía están por determinar.

Eso sí, respecto a Luismi (educado y en su sitio como siempre en una rueda de prensa posterior al partido complicada y con preguntas tan duras como necesarias por parte del periodismo) me llama la atención una frase pronunciada hace semanas y que es prácticamente idéntica a la que ya dijera la temporada pasada refiriéndose a las nuevas incorporaciones como "a los jugadores que queríamos que vinieran, nuestras primeras opciones". 
Si ello es así y como quiera que ni el Director Deportivo ni la Presidenta del Consejo aparecen públicamente para dar explicaciones ni en días tan duros para la entidad como el de ayer, no estaría demás preguntarle al entrenador si fichajes como los de Naveira (condenado al ostracismo desde hace semanas), Sana Ndiaye o Adighibe están rindiendo a un nivel que le parece suficiente.

Ahora bien el "espectáculo" ofrecido ayer por el equipo y que resaltará desgraciadamente en el historial de resultados del Pontevedra no supone el cierre a la temporada en la jornada 7.

Conseguir el objetivo marcado en pretemporada por la Presidenta con estos mimbres parece muy complicado, casi utópico pero hay que seguir trabajando, tragarse la bilis producida por todos y cada uno de los golpes propinados por los colchoneros y retroalimentarse con ellos para no olvidar jamás esta sensación humillante para poner en el campo (aún con todos los problemas técnicos que pueda tener esta plantilla) un mínimo de orgullo y defensa por una camiseta que se vio en Oviedo hace 8 días y que no apareció por ninguna parte en el día de ayer.

Una cosa es no obtener los resultados deseados y soñados para acomodar las aspiraciones y otra muy distinta es volver a ver a un equipo sin alma, sin fuerza y sin carácter que es pisoteado sin contemplaciones por su rival hasta caer en el sonrojo.

Esto último si que no debe volver a repetirse pues de lo contrario el golpe siguiente si puede ser mortal.

 Todo lo relatado hasta ahora, la humillación recibida en Pasarón por un Atlético de Madrid B que parecía el A ante un Pontevedra que parecía el C, resulta extremadamente triste y doloroso para la masa social granate.
Sin embargo, lo que terminó por convertir el día de ayer en vergonzoso para el Pontevedra CF también fuera del césped fue la actitud de una Presidenta del Consejo de Administración que rayó a un nivel todavía más paupérrimo que sus jugadores.

Lo que debería saber la Presidenta y que todavía parece no saber es que poner el dinero suficiente en su momento para reflotar la entidad y sacarla de un momento dificilisimo para su supervivencia (hecho que se le reconoce y se le reconocerá siempre porque es de justicia) no ampara la realización de gestos nada recomendables hacia parte de su afición por crítica que esa parte sea con ella.

Lo que debería saber la Presidenta y que todavía parece no saber es que en días como los de ayer la afición granate lo que necesitaba era una comparecencia pública de ella misma o de su Director Deportivo para transmitir tranquilidad y seguridad a la masa social y no echar más leña al fuego enseñando la palma de una mano que dolió todavía más que la recibida sobre el campo por el Atlético de Madrid. 
Lo que debería saber la Presidenta y que todavía parece no saber es que a pesar de la trascendencia de su aparición al frente de la nave para evitar la prolongación del estado comatoso en el que se encontraba, la máxima autoridad de esta entidad tan maravillosa debe estar siempre a la altura en respeto y en saber estar e incluso más en la relación que mantenga con TODA su afición.
En definitiva, lo que debería saber la Presidenta y que todavía parece no saber es que actitudes como esa pueden aparecer en un momento de tensión y nervios por la goleada recibida a la que ella (por supuesto) no es inmune y le afecta pero que con el paso de las horas y con el ánimo más calmado habrían requerido unas disculpas públicas  que habrían devuelto las aguas a su cauce.

Resulta complicado escribir después de días como el de ayer pero este atribulado bloguero quiere para terminar arrojar un dato para la esperanza de cara a nuestro futuro en la competición.

La última vez que se recibieron 5 goles en casa fue en el año 2011 frente al Guadalajara. Se perdió por 1-5 y el descenso matemático a tercera se produjo ese mismo día, ese mismo día en que el pequeño Javier (cabreado por aquel descenso) empezó a pegar patadas de las gordas en el interior de la barriga de su madre para nacer al día siguiente iluminando la vida de ella y del que esto escribe.

La penúltima vez fue en la temporada 09/10. 
El Lugo nos pasó por encima (0-5) e incluso el entrenador de entonces, Roberto Aguirre, tuvo que abandonar el cargo semanas después con ese ingrato recuerdo en la mochila.

Esa temporada 09/10 a pesar de esa goleada histórica acabó con el equipo metido en play off, eliminando de forma heroica al Oviedo y sufriendo un arbitraje calamitoso en Alcorcón que acabó con las esperanzas de volver a 2ª.

Aquella plantilla no era esta, el equipo era claramente mejor pero me niego a acabar esta columna sumido en el enfado y la tristeza de la derrota.

Estamos en Octubre y hay que mejorar muchísimo, también habrá un mercado de invierno en no demasiado tiempo pero estamos en Octubre y en este mes nada se decide en fútbol de ninguna de las maneras.