lunes, 17 de febrero de 2020

Sí; el Pontevedra CF puede bajar a Tercera División

No es fácil escribir sobre el Pontevedra CF después de partidos tan lamentables como el de ayer. 

Resulta complicado aferrarse al teclado del ordenador y describir la decepción tan profunda que se puede llegar a sentir al ver a tu equipo de fútbol vagar como alma en pena por un terreno de juego.

Sin fútbol, sin garra, sin una mínima capacidad de rebeldía y sin timón alguno, el Pontevedra perdió un encuentro contra un grupo de atléticos chavales asturianos plagados de bajas en defensa y que es posible que a la hora en el que estas líneas empiezan a escribirse (al filo de la una del mediodía del Lunes) ya se hayan empezado a creer que salieron vencedores del duelo disputado en el Estadio de Pasarón. 

Tras el pago de una cláusula de rescisión de cuantía considerable y cuatro incorporaciones invernales (aunque alguna de ellas siga sometida a "tratamientos de potenciación" mientras el equipo se desangra en medio campo), el Pontevedra CF sigue igual que antes del inicio del mercado de Enero, acumulando jornadas sin ganar y rozando el ridículo ayer en una segunda parte impropia de un conjunto que tenga otra aspiración que no sea salvarse del descenso en el último segundo de la última jornada.

Si, no es exagerar. El Pontevedra CF puede bajar a Tercera División.

No se trata ahora de buscar las razones de esta racha interminable de frustración e impotencia en la actuación de determinados jugadores o incluso en la del entrenador. 

El problema del club es más profundo, más estructural.

Desde la "cúpula" del Consejo de Administración se "venden" objetivos tan ambiciosos como el ascenso a la LFP al tiempo que, entre otras cosas, no se dota a la entidad con una mínima profesionalidad en los despachos que rijan el día a día del club con la minuciosidad y detalle que esa tarea tan complicada requiere.

En los despachos no existe ni una sola persona, por ejemplo, con un mínimo de experiencia y conocimientos futbolísticos que se encargue de  dirigir la parcela deportiva del club y cada verano e invierno el Pontevedra CF se somete a una especie de "ruleta de la fortuna" en los fichajes que en ocasiones (pocas) sale muy bien como en la temporada 16/17 y en otras o regular o rematadamente mal como en la infausta campaña 17/18.

Desde fuera, la dirección deportiva del Pontevedra CF parece funcionar de manera pasiva, es decir, tantos ofrecimientos de otros tantos representantes me llegan a la oficina y de ellos elijo el que más me guste quizá en ocasiones echando "el pito pito gorgorito".

No parece existir ni por asomo un trabajo activo. 
Ese trabajo que consistiría e un seguimiento propio de diferentes futbolistas, de manera continuada e "in situ" para ser el club el que le diga a un determinado representante: "Me interesa tu jugador y creo que encajaría muy bien en nuestro equipo" y que no se haga la labor completamente a la inversa y terminar por recibir jugadores mediocres después de que se nos venda "la correspondiente moto".

¿Trabajar así costaría algo más de dinero? Pues posiblemente sí.

¿Se necesitaría alguna pieza más al margen del Jefe de la parcela? Es posible que también.

Ahora bien, si no se puede contar con esta organización siquiera en su estado mínimo de implantación; si el Pontevedra CF quiere seguir viviendo de esas "motos" de los representantes que a veces colocan productos incluso en estado físico discutible; si no se deja en manos la parcela deportiva de gente que de verdad sepa de esto, entonces es posible que las apelaciones a ascensos a  2ª no sean mucho más que auténticos brindis al sol o edificios sin cimientos que al final acabarán por venirse abajo.   

Lo anterior, por supuesto, no quiere decir que el Pontevedra CF cuente con una plantilla que deba aspirar solamente a salvarse de un humillante descenso a 3ª División.

Ahora bien, lo que sí quiero decir y mucha gente también ha expuesto desde principios de temporada es que la plantilla granate no cuenta ni con la calidad requerida para aspirar a 2ª ni con el liderazgo ni dentro ni fuera del césped para afrontar un objetivo que se insiste una vez más es de los más complicados de nuestro fútbol. 

No se va a entrar una vez más en esta ocasión a tratar las lagunas evidentes con las que cuenta este grupo de jugadores y que se han tratado de parchear con más o menos éxito (pero con una gran inversión) en el mercado de invierno.

Esas lagunas son de sobra conocidas por todos los que siguen habitualmente al equipo y repetirlas una vez más resulta ya deprimente.
La calidad es justa y se reúne en torno a dos o tres jugadores que en cuanto no tienen el día provocan la más absoluta oscuridad en el juego ofensivo del equipo.

Y además, en segundas partes como las de ayer (igual que ante el Internacional o ante el Getafe B o ante otros equipos) no aparece ninguna ascendencia sobre el terreno de juego o desde el banquillo que tranquilice primero y que arrastre después al equipo por lo menos por un sendero de garra, de casta o de rebeldía que provoque un mínimo de reacción sobre la hierba.

Lejos de ello, los minutos de esa segunda parte fueron pasando como espinas que se clavaban en el corazón granate de manera plana, monótona, entre "patadón y patadón" a un Rufo del que se supone que fue fichado para recibir balones de gol y no desde el espacio y que ni siquiera varió su cansino ritmo tras el gol conseguido por el filial del Real Oviedo.

No voy a negarlo. 

Cuando el club anunció el fichaje de Pouso no me pareció nada mal la opción escogida.

Interpreté que con su experiencia podría ayudar al equipo a templar los nervios y asimilar la dificultad del reto que se le venía encima sin estar debidamente preparado para ello.
En el aspecto futbolístico empecé a imaginarme un equipo rocoso tanto en casa como fuera; aguerrido, difícil de ganar que pudiera disimular sus carencias a base de trabajo en grupo y solidaridad defensiva.

¿Jugaríamos feo? Es posible. ¿Ganaríamos partidos? Yo creía que sí.

El paso del tiempo ha puesto de manifiesto que después de un inicio esperanzador, los mismos vicios que ya tenía el Pontevedra "pre Pouso" han vuelto a aparecer con toda su crudeza.

Se han perdido partidos siendo una auténtica "verbena" defensiva y en otras ocasiones (como ayer) hemos jugado partidos de 30 minutos en los que acumulamos ocasiones falladas y nos hemos disuelto en los restantes 60 como azucarillos indefensos ante el calor de un café con leche.
Sin una modificación en el guión ordenada desde la banda; cambiando jugador por jugador en los relevos (por cierto, a toda esta sensación de tristeza y decadencia se unieron los problemas de dos de los cambios ayer que aumentaron la sensación de abandono) y solo cambiando el sistema por causa de la segunda lesión producida y no por una verdadera intención de variar el rumbo de los acontecimientos

El Pontevedra CF que yo conocí siendo un niño (con sus problemas, por supuesto) le metía (a falta de fútbol), empuje y corazón en los últimos minutos a cualquier encuentro cuyo resultado fuera negativo en su propia casa.

No me acostumbro a días como los de ayer en los que un grupo de jóvenes  (y digo esto porque sí en esta ocasión este filial estaba lleno de chavales inexpertos) no sufran por lo menos el acoso desesperado de un equipo disconforme con otra derrota en casa; que no se vean "empotrados" en su área por el Pontevedra aunque sea de manera aturullada en los últimos minutos mostrando algo de orgullo a falta de ideas sobre el campo.

Repito, es posible que el Pontevedra CF baje a 3ª División.

Urge replantearse desde ya el cambio de guión y asimilar esta inesperada situación en las que vamos a vivir hasta el mes de Mayo.

Seguir sosteniendo la quimera de la cuarta plaza no hará sino aumentar los daños y aumentar todavía más la bombona de presión de una plantilla que no es capaz de digerirla.

Tenemos 31 puntos y quedan 39 puntos en disputa.

Como mínimo hay que ganar cinco partidos y ese debe ser el objetivo primordial del Pontevedra CF.

No sé si se tomarán decisiones desde arriba con relación al técnico aunque en mi modesta opinión es posible que de poco servirán si no se afronta el planteamiento que se acaba de exponer.

Hay que salvarse.

Ridículos como los de la segunda parte de ayer exigen olvidarse de utopías y poner los pies en el suelo.

46 puntos (no sé si alguno más tal y como está la cola de la tabla a estas alturas).

Cualquier otra cosa sería permanecer "en la mentira" en la que el Pontevedra CF empezando por su Presidenta vive durante toda esta temporada.  



  


  

lunes, 3 de febrero de 2020

La modestia, los fichajes y un punto que arregla poco.

La modestia es una cualidad muchas veces utilizada por participantes en el circo del fútbol para tratar de explicar diferentes situaciones.

Por lo general se usa para hacer ver a tu interlocutor que los medios que se tienen son escasos en comparación con el arsenal deportivo y sobre todo económico con el que cuenta aquel con el que te vas a enfrentar o acabas de hacerlo. 

La apelación a la modestia resulta muchas veces curiosa.

Se recurrirá a la misma cuando el rival cuente con un presupuesto notable y superior al tuyo y dicha circunstancia se haya manifestado de manera aplastante sobre un terreno de juego.
Por contra, nadie se acordará de la modestia cuando el contrincante que te "haya pintado la cara" sobre el césped tenga menos recursos que tú y tal circunstancia no haya resultado un obstáculo para llevarse los puntos.

Es normal, por ejemplo, apelar a la modestia cuando un equipo como el Pontevedra CF 19/20 juega contra el Ibiza cuya apuesta por el ascenso a la Liga Profesional es alta y ciertamente indubitada.

Ahora bien, en aquellos días no muy lejanos en los que equipos como el Sanse, Internacional o Sporting B te superan en todas las líneas e incluso en la energía necesaria para competir por un balón, entonces, digo, la apelación a la modestia del rival no aparecerá por ninguna parte y nadie se acordará tampoco de los medios con los que cuenta ese contrario que ha sido netamente superior a ti.

Afirmar que el Pontevedra CF es un equipo modesto en la categoría puede servir (malamente pero servir al fin y al cabo) cuando toca jugarse los cuartos con ese Ibiza, ese At. Baleares o esos filiales del Madrid o Atleti que pueden surtirse de jugadores que han debutado en Primera División o  en el caso de los blancos fichados en este mercado de invierno de otros países o de la segunda división española (léase Marc Gual, por ejemplo).

Ahora bien, debería dar un poco de apuro (aunque solo sea un poquito) apelar constantemente a la modestia cuando la cuarta plaza del grupo de la que ya nos superan la nada desdeñable cifra de 6 puntos está ocupada por el Peña Deportiva de Santa Eulalia y el Coruxo.

También deberíamos sumar todavía más prudencia a nuestra condición de "modestos" tras el recién finalizado mercado de invierno en el que el Pontevedra CF ha sido protagonista de manera llamativa al hacerse con los servicios del pichichi del grupo I a golpe de talonario abonando su cláusula de rescisión.

Por tanto, seremos "modestos" en aquellos casos, pocos, en los que dentro de nuestro grupo nos enfrentemos a los equipos citados que no son tantos pero no deberíamos apelar tanto a dicha modestia en los demás casos para no resultar ciertamente incongruentes.

Eso sí, la modestia a la que se refiere este atribulado bloguero es a la económica. 

En ese plano parece que el Pontevedra CF va estando en condiciones de realizar inversiones importantes en su plantilla para que en poco tiempo ese objetivo del ascenso deje de ser solo una quimera.

No se puede olvidar, no obstante, que esa modestia tiene otro plano, otro significado que es el que nunca debería abandonar el equipo y que en demasiadas ocasiones por desgracia sí ha obviado.

Me refiero a la modestia sobre el campo al margen de los euros. 

Esa modestia como conjunto que impone la obligación de correr, concentrarse y pelear con denuedo desde el primer minuto hasta el último de partido y que puede equilibrar hasta cierto punto los choques disputados contra equipos más "poderosos" y desequilibrar la balanza en aquellos otros partidos jugados con rivales menos "poderosos" que nosotros.

En este último mes y medio de competición (a excepción del día de ayer) lo que pareció perderse es esa última acepción de la palabra modestia, la que obliga a plantarse sobre un campo de juego con la intención de no dar facilidades al rival siendo un triste ejemplo de ello la insoportable actuación del equipo en Mareo, especialmente en la primera mitad.



El partido frente al Ibiza contaba con muchos alicientes para el aficionado granate a pesar de lo cual la entrada en Pasarón volvió a ser tan decepcionante como en los últimos tiempos que por desgracia ya van siendo "demasiados tiempos".

Dos de los cuatro fichajes de invierno (Rufo y Zabaleta) aparecían en el once inicial y el "regresado" Bustos también formaba parte del mismo de forma algo sorprendente pero agradable.

Enfrente un potente contrario que pasó como un obús en Copa del Rey por nuestro estadio y que se jugaba mantener el pulso con AT. Baleares y Atlético B por esa tan importante primera plaza del grupo.

Y lo cierto es que los primeros minutos no presagiaban nada demasiado bueno para nosotros pues la indudable presencia física del rival volvía a manifestarse como ya ocurriera en el torneo del k.o y no daba demasiadas opciones a nuestros jugadores que parecían de nuevo apocados ante el reto que le planteaba el equipo de Alfaro.

Por suerte, esta situación no duró mucho. El equipo consiguió asentarse con el paso de los minutos y contrarrestar esa consistencia de los celestes metiéndose de lleno en los balones divididos y no rehuyendo ningún lance propuesto por el Ibiza por muy intenso que este resultase.

El resultado fue una primera parte muy competida en el aspecto físico pero realmente trabada y fea para el espectador en la que las ocasiones de gol fueron muy escasas (una falta del Ibiza rechazada por Edu y un balón fuera de Alex Glez.) 

En la segunda parte el partido llevaba más o menos el mismo guión hasta que el PontevedraCF decidió durante algunos minutos soltar amarras y darse cuenta de que el contrario por muchos euros que acumulase en su cuenta corriente y centímetros en los cuerpos de sus jugadores, seguía siendo un conjunto de su misma categoría al que se le podía hacer daño aplicándose al 100% sobre el terreno de juego.

Fueron minutos en los que Bustos percutió por banda derecha y gozó de una ocasión en un lanzamiento que se marchó fuera por poco; minutos en los que Rufo (al que no le llegó un solo balón para rematar) enseñó sus virtudes a la hora de proteger el balón y cederlo en mejores condiciones a sus compañeros esperanzando a su afición de cara a que la gran inversión realizada por él pueda verse amortizada; minutos en los que Alex Glez lo intentó todo pero no le salió casi nada incluyendo la mejor ocasión del encuentro en una jugada en la que con el portero desubicado envió una pelota fuera lamiendo el poste derecho de la portería visitante; minutos (no demasiados), en suma, en los que el Pontevedra no estuvo lejos de hacer ese gol que podría haberle dado los tres puntos.

En el tramo final del partido el Ibiza volvió a conseguir que la calma reinase de nuevo sobre la hierba y a ello contribuyó también la nula aportación de los dos hombres que desde el banquillo granate salieron de refresco.

José García no lució en el cuarto de hora que estuvo sobre el campo e incluso perdió alguna pelota peligrosa que por suerte no tuvo mayores consecuencias y Adighibe protagonizó unos minutos surrealistas en los que únicamente fue capaz de realizar faltas que le costaron una amarilla y que nada aportaron para tratar de cambiar algo en los últimos minutos del encuentro.

La conclusión final es que el Pontevedra mejoró ostensiblemente contra este rival si tomamos como referencia aquel partido de Copa en el que casi nos borraron sobre el césped.
 Aún así, no se debe obviar que mejorar aquella actuación no era difícil y que a pesar de esa mejora el equipo no fue capaz de tirar ayer ningún lanzamiento entre los tres palos.

Como circunstancias positivas debe destacarse esa actitud de todo el grupo que digirió bien la fortaleza física balear e igualó el envite que en los primeros minutos volvió a proponer Alfaro; esa actitud también se vio acompañada con un buen desempeño defensivo al que quizá haya contribuido contar por fin (después de cinco meses de competición) con un lateral izquierdo que es eso, un lateral izquierdo y que cumplió tapando su parcela (no recuerdo apenas internadas rivales por esa zona) además de colocar un par de centros interesantes en sendas arrancadas por su banda.

En el plano negativo, como ya se ha dicho, el Pontevedra CF no fue capaz de hacer intervenir ni una vez al portero del Ibiza y a pesar de que Rufo protagonizó acciones interesantes ninguno de sus compañeros fue capaz de colocarle un solo balón en condiciones de ser rematado.
Además, en la parcela central de medio campo seguimos adoleciendo de una lentitud y falta de ideas que aumentan la expectación acerca de lo que un Adrián Cruz (ayer no convocado) pueda aportar en esa labor de creación y ofrecimiento de continuidad al juego.

Por último, el balón parado.

Ayer en la faceta defensiva se estuvo bien y se paró al Ibiza con diligencia pero en el aspecto ofensivo de la estrategia, a salvo de una ocasión en la que sorprendimos y Alex Fdez pudo buscar el disparo bien rechazado por un rival que se echó al suelo, el equipo volvió a desperar con corners lanzados a la altura del tobillo del rival o faltas botadas "al cuarto palo".

Sería bueno que se mejorase y mucho en estos lances y más ahora que contamos con un rematador de cabeza muy importante como Rufo. 

La cuarta plaza tras el empate ya se va a los 6 puntos con 15 encuentros por jugar.
Entre esos 15 partidos se cuentan desplazamientos tan complicados como los de Atlético B, Rayo Majadahonda o por supuesto el del próximo Domingo al líder, At. Baleares.

El margen de error cada vez es más estrecho y la clasificación para el play off, este año, más lejana.

Eso sí, el pago de la cláusula de Rufo más ese contrato de 2 años o la duración del contrato de Zabaleta (lo que queda de esta y otra más) parecen dejar ver que el Pontevedra CF no va a cejar en su empeño de estar arriba en el futuro a corto plazo y eso es buena noticia.

Esta temporada se han cometido errores y se ha perdido mucho terreno. 

¿Es posible todavía recortar y subirse al carro de la cuarta plaza? 

Sí, pero habría que dejarse muy pocos puntos por el camino y la labor parece realmente hercúlea.