jueves, 12 de agosto de 2021

Charles: Latido a latido, gol a gol.

 La primera vez que lo vi con la camiseta granate resulta imposible de olvidar. 

Llevaba décadas soñando con la presencia del Pontevedra en la mal denominada LFP y un día de finales de Agosto de 2004 por fin podría disfrutar de mi equipo en 2ª división.

La Liga empezaba en casa y contra un rival experimentado pero a priori asequible para empezar a puntuar desde el primer día, el Polideportivo Ejido.

Aquella jornada no solo sirvió para comprobar que la singladura en segunda iba a estar preñada de dificultades y que el equipo debía dar lo mejor de sí mismo para permanecer, (el 0-1 final del marcador así lo corroboraba) sino que valió también para empezar a conocer a un "chaval" de apenas 20 años recién cumplidos que salió en la segunda parte y que como suele ser habitual en todos los genios no dejó a nadie indiferente desde el primer momento.

Perdiendo ya tras la transformación de un penalti por el equipo andaluz, salió al campo mediado aquel segundo tiempo para tratar de ayudar a dar la vuelta al partido.

Y nada más salir, ni corto ni perezoso, conectó el primero de sus maravillosos remates acrobáticos estrellando el balón en un poste y elevando por vez primera las pulsaciones de los aficionados granates a un nivel al que solo lo llevan los grandes. 

¿Cómo se llama el chico? -Enseguida se preguntó mucha gente en la grada. ¿Charles? ¿Pero como se pronuncia "Charls", como en inglés? No, respondía algún seguidor más avezado. Charles, como suena. Es brasileño. Pues caray con el brasileño, respondía el resto todavía con la media chilena en la retina.

Y como le pasa a todos los jugadores diferentes Charles no solo dejó su impronta con ese balón enviado a la madera. Unos minutos después, tras una fricción con un jugador rival, el delantero recibía una tarjeta roja directa que dejaba al equipo con 10 jugadores y agotaba casi por completo las opciones de empate.

Desde ese día Charles no fue ya nunca uno más para la afición del Pontevedra CF. 

En aquella temporada tan difícil para el equipo que acabó con el descenso a 2ªB, dejó otros detalles en forma de goles espectaculares que forman parte ya del inconsciente colectivo de la gente granate. ¿Cómo olvidar aquel gol en la vieja Condomina con un remate que firmaría cualquier futbolista que estuviera en la más reducida élite de este deporte? ¿ O ese otro marcado en casa contra el Nastic, encuentro que terminó en goleada en plena remontada del equipo para tratar de evitar lo que al final no se pudo remediar?.

Tras el descenso y con unas plantillas muy importantes para la 2ºB fueron llegando sus primos Yuri e Igor junto a otros buenos jugadores que convertían casi en un trámite la Liga regular en espera de unos play off en los que se disputaba toda la temporada.

Igor y Yuri marcaban goles "como churros" y Charles, aunque también los hacía, protagonizaba un rol más oscuro, más colectivo, más trabajador que opacó por completo cualquier pensamiento que alguien pudiera tener por aquella primera expulsión de jugador "rebelde" cambiándola por la de un futbolista con mucha clase, con mucho gol pero capaz de adaptarse a las necesidades del equipo incluso alejándose del área si así lo creía menester el técnico de turno.

Llegó aquel día negro del Sevilla B y Charles lloró como lloramos todos durante días por aquella kafkiana eliminación.

Y siguió aquí.

Llegó la temporada del Córdoba con una nueva decepción después de tenerlo muy cerca.

Y siguió aquí.

Atravesó una lesión que le tuvo más tiempo del previsible fuera de los campos de juego y volvió otra vez a destacar y a "tirar del carro" todo lo que pudo.

Y luego el Ceuta, los problemas económicos de la entidad y llegó "el año del Alcorcón" como última oportunidad para reenganchar al Pontevedra en ese lugar en el que muchos pensábamos que tenía que estar. 

Tras una heroica eliminatoria ante el Oviedo, un buen equipo rival y la inestimable ayuda de un personaje que ahora pulula por los campos de 1ª provocaban que el Pontevedra volviera a decir adiós a su sueño y las lágrimas de todos incluidas las de Charles (rigurosamente expulsado en la ida, ausente, por tanto, en la vuelta) volvieron a derramarse penando por todos los sueños perdidos.

Se fué. 

Se fué y el que esto escribe (y la práctica totalidad de la afición granate) siempre celebró sus éxitos y cada gol que marcaba en los diferentes equipos en los que estuvo (incluido, en mi caso, el Celta con todo lo que eso conlleva).

Triunfó en Córdoba, en Almería, en Vigo, en Málaga y en Eibar y marcó goles a montones tanto en 2ª como en 1ª.

Llegó la covid 19 y con ella la paralización y suspensión definitiva de la Liga regular de 2ªB con el Pontevedra fuera de los puestos de play off y empezaron los rumores que luego acabaron por cristalizarse de una reeestructuración del fútbol español.

Y en esas saltó la noticia.

Directamente desde primera división, lo que parecía una quimera se hacía realidad. 

Charles volvía.

Sus deseos manifestados desde hacía tiempo de querer terminar su carrera en el primer equipo que le trajo a España, el nuestro, no eran meras manifestaciones vacías y sin sentido.

Con un vídeo muy emotivo se anunciaba por la entidad la vuelta del brasileño y por unos días el Pontevedra CF fue portada de los medios nacionales tanto de radio como en prensa ante lo "insólito" para ellos de la situación de Charles.

De 1ª a 2ªB. Rechazando a buen seguro ofertas de clubes de categoría superior. 

Charles se vestiría otra vez de granate ilusionando los corazones de los seguidores granates, malheridos por la maldita pandemia que todavía azota nuestras vidas y por tantas decepciones del equipo que no acaba nunca de cumplir con sus objetivos.

Lo que pasó la Liga pasada ya es bien sabido. Decir que Charles rindió a un gran nivel sería faltar a la verdad. 

No obstante, lo que no puede negarse tampoco es que el el Pontevedra no consiguió nunca formar un equipo sólido sobre el césped; un bloque al que fuera difícil hacerle goles y que se convirtiera en ese conjunto fuerte con el que todos fantaseábamos antes del comienzo de la competición. Y en ese escenario Charles no fue una excepción y también acabó por diluirse.

Ahora, con una nueva temporada en ciernes en 2ªRFEF y con una situación parecida a la de la temporada anterior (buenas incorporaciones pero descompensaciones en algunos puestos que añaden incertidumbre ante el hecho de si seremos capaces de formar un equipo), durante dos días difíciles Charles ha vuelto a ser noticia en forma de rumores sobre una posible salida del club granate.

Lo que resulta incuestionable es que tras el descenso a 2ªRFEF los rumores estaban en la calle desde hacía muchas semanas.

No solo con relación a Charles sino también a Rufo.

Es lógico. Son los jugadores más importantes de la plantilla y ante la previsible bajada de ingresos por no estar donde tendríamos que estar, resulta lícito que quien más quien menos se pregunte si el Pontevedra puede mantener a estos futbolistas en la cuarta categoría de nuestro fútbol.

No obstante, estos días pasados, esos rumores llegaron a convertirse casi en la antesala de la noticia (como diría un gran periodista que lleva demasiados años jubilado).

No fue un rumor de redes sino que se llegó a decir en medios de comunicación.

Luego sí. Luego, como suele ser habitual, las redes amplificaron todo y llegaron los nervios, las discusiones, las diferentes versiones y hasta un comunicado oficial de la institución en el que se afirmaba sin ambages que ni el club ni el jugador piensan en separar sus caminos.

Este atribulado bloguero, tras leer y escuchar a unos y otros (sobre todo a los que pueden acceder a información directa de las partes), ha llegado a la conclusión (quizá equivocada, quizá no) que la única razón a día de hoy que podría provocar que Charles no siguiera como futbolista (insisto, como futbolista granate) es que el propio jugador no se viera bien y decidiera dar un paso al lado.

Si eso fuera así (repito que es solo una impresión del que esto escribe tras bucear en el maremoto de estos días), estaríamos ante una nueva muestra de identificación de Charles Días con "su" Pontevedra CF pues que muestra mayor de compromiso puede haber que reconocer que ha llegado el momento de mostrar ese mismo compromiso asumiendo otras funciones.

No escondo que esa opción me entristecería.

Me entristecería porque cuando se anunció su regreso soñaba y todavía sueño con ver a Charles destacando en ese espacio en el que a todos nos fascinó que no es otro que el campo de juego y haciendo goles importantes de nuevo con la camiseta granate.

Me encantaría verle celebrar junto a sus compañeros las victorias del equipo y recuperar el territorio perdido la pasada campaña obteniendo un ascenso que a buen seguro resultará extraordinariamente complicado.

Ahora bien, pase lo que pase, (pueden llamarme ingenuo o inocente aquellos que lean esta columna) yo sí creo en el compromiso granate de Charles Días. Sí creo que a pesar de todo lo que rodea al fútbol desde hace tiempo todavía pueden existir jugadores cuyos corazones latan al mismo tiempo que los de los aficionados de los equipos en los que juegan.

Sí creo, en definitiva, en que hay espacios (pequeños y escasos posiblemente, es cierto) en los que todavía el romanticismo y la pureza del sentimiento se filtran entre los intersticios del mundo del fútbol.     

  Animo Charles!