lunes, 31 de octubre de 2022

Trajes de etiqueta, cazadora de cuero y alguna camisa de leñador.

 No va a ser el remedio a todos los males.

Llegarán ocasiones en los que tampoco por ese camino llegarán las victorias.

No hay que olvidar, ni mucho menos, el estilo predominante con el que se quería (y se quiere) teñir el juego del equipo.

Lo que sí es cierto y ayer se puso de manifiesto es que el Pontevedra CF debe manejar algún registro más en su plan ofensivo. No debe insistir siempre en lo mismo si "eso mismo" no funciona.

En suma, tiene que lograr no resultar tan predecible y tan ingenuo sobre el terreno de juego para que su rival de turno no se encuentre tan cómodo en fase defensiva.

De dos saques de portería en la largo de Cacharrón. Sí, de dos envíos de larga distancia desde nuestro propio área se gestaron ayer los dos goles del equipo. 

Es cierto que quizá colaboró también una excesiva relajación defensiva en las dos acciones de un S.Fernando que dio la impresión que no se esperaba que el Pontevedra explotara esa veta de la disputa vertical y fue "cazado" por sorpresa en esas jugadas.

La primera llegó a raíz de que ese saque de portería encontrara "en tres cuartos" completamente solo y libre a Brais que de cabeza enviaba a Alex. El capitán, tras controlar, se la dio a Diz y este después de otro control y una conducción rápida envió un balón al corazón del área pequeña donde Charles solo tuvo que empujarla.

La segunda pelota larga mandada por Cacharrón encontró un control- pase precioso de Rubio a Brais y un pase a la izquierda de este a Diz que encaró a su par, le rebasó y golpeó a la red sobre la salida del portero contrario.

Encontraba en 20 minutos el Pontevedra dos goles fabricados de una manera diferente a la que se venía constantemente buscando en los partidos anteriores.

No hubo "tropecientos" toques en medio campo hasta encontrar un espacio que muchas veces no llegaba. No existieron filigranas muy elaboradas pero que casi siempre morían en los pies de los defensas contrarios por una falta de profundidad  recurrente.

No. Saque largo, recepción del mismo, pase rápido a la izquierda y dos goles como dos soles que encarrilaban muy mucho el encuentro.

Quiere decir esto que debe hacerse "borrón y cuenta nueva" de todo lo intentado y diseñado en los primeros nueve choques de Liga? Evidentemente,no.

Y no debe hacerse en primer lugar porque las características de esta plantilla coinciden en gran parte con esa manera de jugar, más a ras de césped y basada en la posesión.

Y en segundo lugar porque no siempre el Pontevedra encontrará las facilidades que le dio el S.Fernando ayer en esos lances, bien ejecutados eso sí, en los que se pudieron recepcionar en zonas peligrosas los balones de Cacharrón con excesiva comodidad.

Ahora bien, este registro diferente que también forma parte del fútbol; esta manera de proceder más directa y vertical debe formar parte de nuestro repertorio a la hora de contar con más opciones para quebrar la resistencia rival.

Como si de un armario que contuviera varios trajes en su interior se tratase, el Pontevedra no puede contar solo en su vestidor con esos conjuntos pensados para ir a fiestas elegantes, con la línea en los pantalones bien marcada, camisa de seda, chaleco "fetén" y corbata a juego.

Ese armario debe contener también una o dos cazadoras de cuero, algún pantalón vaquero lo más gastado posible y un par de camisas a cuadros de leñador de cualquier provincia del norte de Canadá que consigan que ese vestidor cuente con más posibilidades a la hora de quedarse al final con la chica/o.

Porque hay veces que esa velada de salón, pulcra y exclusiva, se convierte en un tostón de conversaciones insulsas y música insufrible que lo lo único que provoca es ganas de salir corriendo, de quitarse esa bonita ropa que se pega en exceso a la piel y de ponerse otra indumentaria, quizá no tan atractiva para la mayoría de los analistas actuales del fútbol hipnotizados por las estadísticas de la dichosa posesión, pero más efectiva a la hora de lograr el objetivo más importante del juego que no es otro que ganar.

Insisto en que no se trata de abandonar el traje exquisito para siempre. Me da la impresión que esa seguirá siendo la primera opción para el Pontevedra en el futuro pero lo que sí debería de tratarse es de tener la posibilidad de cambiarse si esa fiesta no exista mortal que la aguante.

Eso a la hora de atacar pero no nos engañemos, el Pontevedra ayer sufrió mucho en defensa.

Lo hizo principalmente en dos aspectos.

Uno no sorprende porque ya viene de lejos, el balón parado del rival de turno.

Nos siguen rematando casi todo desde el córner o cualquier falta lateral. El gol del S.Fernando vino por ahí y solo un par de intervenciones muy buenas de Cacharrón impidieron que llegaran más.

La segunda vía de agua llegó por las bandas.

Por la derecha, Bastos contó con muchísimos problemas para parar a un venenoso Gabri que se le fue en demasiadas ocasiones sembrando el pánico en la parroquia local.

Por la izquierda, aunque no tanto, Alex también tuvo algún problema para contener a su par. Se echaron de menos más ayudas defensivas ahí.

Algunas de esas acciones volvieron a encontrar a un Cacharrón bendecido en el día de ayer y otras a unos centrales que supieron achicar como pudieron las vías de agua laterales.

Destacó en esa faceta Churre.

 Es este jugador muy importante para el equipo. Pero lo es cuando está bien y concentrado, como ayer. Cuando no lo está lo notamos mucho.

A raíz de la expulsión de Brais (su entrada innecesaria sí es naranja pero no sé si suficientemente dura para ser roja) y del gol del equipo visitante, se pasaron minutos de angustia que el Pontevedra supo sobrellevar con la ayuda de una afición que, si bien no engordó desafortunadamente en número, sí estuvo muy metida en el partido, supo leer cuando los jugadores necesitaban más apoyo y colaboró en ese tramo final a sostener un resultado de vital importancia para nuestros intereses.

Que decir de las dos apuestas principales del entrenador para el partido ( tres, si contamos a Rubio que tras su castigo cuajó un notable partido ayer).

Martín Diz fue decisivo. Participó en el primer gol dejándoselo hecho a Charles y marcó el segundo tras un uno contra uno interesante.

Su presencia en el "once" sorprendió pero su actuación resultó importantísima para lograr los 3 puntos, siendo uno de los triunfadores de la noche.

Y qué decir de Cacharrón.

Antes de lesionarse en pretemporada, todavía se recuerda su irregular final de temporada con aquella acción absurda frente al Avilés y alguna duda frente al Salamanca UDS.

Ayer dio un recital.

Además de las acciones ya aludidas en esta columna, destaca sobremanera otra en la que emulando al Iker Casillas de verdad ( el que paraba en el campo cuando jugaba  y no al que habla fuera del campo cuando ya no juega) atrapó un esférico rematado a un metro de su portería en parada auténticamente descomunal equiparable a la del campeón del mundo en el Sánchez Pizjuán hace unos años.

Fue  el "Cacha", en el plano individual, otro de los héroes de la tarde- noche.

La victoria era fundamental. Había que ganar ya y por fin se consiguió a pesar del intenso sufrimiento final.

No se puede caer ahora, no obstante, en otra racha tan larga sin sumar de a tres.

Es de esperar que la victoria aporte tranquilidad a todos y también a Antonio cuyas apuestas para el partido salieron muy bien y que parece haber entendido ( no sé si él ya lo había entendido hace tiempo) que no se puede ser preso de una idea por muy romántica que sea si esa idea no funciona.

El calendario no da tregua y ahora llega nada menos que un Castilla muy fuerte en su campo.

No estarán ni Brais por la expulsión ni Churre (5 amarillas). Preocupa en ese sentido no solo el vendaje con el que salió L.Martínez a jugar los últimos minutos de ayer sino también sus gestos de dolor tras un mal gesto en una acción del juego. 

Volverá Yelko y será interesante ver lo que hace Antonio pues Borja en su primera titularidad realizó un buen partido. Quizá la ausencia de Brais aplace una decisión del técnico que será interesante contener.

Estando Brais apto para jugar y con Román por detrás indiscutible.. Pueden jugar juntos Yelko y Borja o le sobrará uno a Antonio ?

Sea como sea, lo que toca ahora es disfrutar de el reencuentro con la victoria y preparar con mimo un partido complicadísimo como el que espera en unos días  en Valdevebas.



  


         

lunes, 24 de octubre de 2022

Sin alma, sin corazón... y sin botas.

Hay veces que los debates sobre cuestiones estrictamente futbolísticas deben quedar en un segundo plano.

Que si Brais debe moverse por todo el ataque y no encasillarse en la izquierda; Que si Alex pierde mucho actuando de lateral y se necesita que arranque desde más arriba; Que si debe entrar Borja en el equipo cuanto antes; Que si Charles o Rufo, los dos juntos o ninguno... etc etc.

Todos ellos son debates legítimos, sanos cuando se realizan con educación y que admiten varias respuestas o razonamientos que pueden ser válidos.

Ahora, esas cuestiones pasan a ser secundarias y pierden parte de su importancia cuando la impronta que deja un equipo sobre el campo no es ya la de un conjunto que no puede o que no sabe sino que transmite la duda de si a todo esos "que no es" hay que añadirle el "que no quiere".

Y la sombra de este último "que no ", es decir "que no quiere" sobrevoló la actuación del Pontevedra CF a lo largo de casi todo el partido pero especialmente de toda la primera mitad.

No se puede hacer peor. 

Insisto no ya en lo táctico, técnico o incluso físico sino en la imagen ( hablemos esta vez en esta columna de la famosa imagen) de aparente dejadez y conformismo más desesperante que el Pontevedra CF "regaló" a todos sus aficionados que a buen seguro esperaban otra versión (una versión siquiera decente) de su equipo en León.

Sí, es cierto que eso de que el equipo "no quiere" es un recurso que se utiliza cuando las cosas ya se tuercen de manera casi definitiva y que ningún equipo sale a hacerlo mal a drede a un terreno de juego.

Y es verdad, o supongo que será verdad. 

Pero tan verdad es aquella que dice que a buen seguro los jugadores granates intentaron hacerlo lo mejor posible en León como que lo hicieron tan rematadamente mal, de manera tan deficiente, que la impresión final del partido es que se habían dado un paseo muy agradable por la ciudad legendaria de León y que además habían disfrutado durante los primeros 45 minutos de una simpática lección de patinaje sobre hielo con resultados, por cierto, bastante lamentables.

Y ese es el problema real que tiene el Pontevedra ya con solo 9 partidos disputados. Que esa tan recurrida "imagen" ofrecida en el "Reino" no pudo ser más floja y se une a la ya muy preocupante ofrecida ante el Celta B.

El Pontevedra CF fue el Sábado un equipo sin alma, sin corazón, sin coraje y lo único que manifestó sobre el césped fue impotencia, una inferioridad enorme respecto a su rival y un falta total de convicción sobre lo que se está haciendo o hacia la meta a la que quería llegar el presunto plan de juego diseñado para el partido.

No se puede salvar a nadie porque la actuación colectiva fue tan desastrosa y el equipo pareció tan desnortado y desamparado desde el principio que el cáos afectó a todo el mundo.

Si llamó la atención el terrible comienzo de encuentro de Victor Vázquez "Churre" que "perpetró" un primer cuarto de hora inexplicable.

Llamó también la atención el desacierto constante de Alex, Román no es ni la sombra del jugador que nos tenía maravillados, Oier en modo desaparecido, Yelko perdiéndose en giros, conducciones y acciones estériles, Rufo (al que le tocó el boleto este Sábado para jugar 60 minutos en vez de 30) inoperante y hasta Brais estuvo completamente sumido en la más absoluta de las mediocridades ofrecidas por el equipo ante la Cultural.

Los cambios de la segunda parte tampoco mejoraron casi nada la situación y ni Borja (que esta vez contó con 45 minutos) ni Ortiz ni Charles, por ejemplo, contribuyeron a cambiar demasiado un panorama general de un partido que acabó por decidirse en el inicio del segundo tiempo tras otro córner en el que al equipo "le comieron la tostada" y en el que nuestro primer tiro entre los tres palos llegó (al igual que siete días atrás) en el minuto 88, tras un pseudocabezazo de Bakero en falta botada por Borja.

Lo único medio positivo del partido fue la reaparición de Seoane que jugó con el mismo acierto que el resto de sus compañeros, es decir ninguno, toda la primera mitad en su lateral derecho (Bastos actuó en el izquierdo en esa primera parte) pero cuya vuelta constituye una buena noticia primero por él y luego por alguna posibilidad más que otorga al equipo a la hora de componer la defensa.

Como colofón o estrambote final a un partido del que deberían sacarse bastantes conclusiones y tomarse algunas decisiones (aunque casi todo el mundo sabe que ninguna sacarán aquellas personas con capacidad para tomar esas decisiones dentro de la entidad), no se puede dejar de citar en este escrito el tema de los constantes resbalones durante el primer tiempo de todos los jugadores granates sobre la hierba, desde el portero hasta el delantero centro.

Es que resultó completamente descorazonador.

El Pontevedra no ganaba un duelo individual en el partido, no vencía una carrera a ningún jugador local, no hilaba dos o tres pases seguidos con un mínimo de racionalidad y además aderezaba todo este plato intragable con continuos resbalones (cada cual más grotesco) por no contar con unas botas adaptadas al agua acumulada en alunas zonas del campo de la Cultural.

Insisto, fue totalmente frustrante y aumentó todavía más la sensación de sonrojo e indignación, que al menos el que esto escribe, experimentó a lo largo de todo el partido pero sobre todo de una primera parte impropia de un equipo que quiera ser algo en una categoría como la 1ªFederación.

Tenemos, por tanto, a un equipo que en el aspecto colectivo no juega a casi nada y cuya imagen (sí, imagen) se va deteriorando irremisiblemente con el paso de los partidos.

Un equipo que ha ganado solo un partido de nueve y contra un equipo con diez hombres desde el primer cuarto de hora y que debutaba ese día en la temporada.

Un equipo que si bien en las cifras de goles encajados no está demasiado mal, no le mete un gol al arco iris pero sobre todo NO CREA OCASIONES para meter la "pelotita" por debajo de los colores rojo, amarillo, azul, etc.      

Un equipo, cuyos jugadores ya considerados en el aspecto individual, parecen cada vez más lejos de la mejor versión que por lo menos de algunos de ellos (bastantes) hemos podido disfrutar en el pasado.

Y un equipo que ya es tercero por la cola y que a diferencia de otros que transitan por la zona baja y que apuntan a reacción (Majadahonda, Celta o incluso Linense), va cuesta abajo y sin frenos jugando cada día que pasa un poquito peor.

No pasará nada y los lectores de este blog lo saben.

Un Consejo de Administración que protagonizó tamaño sainete ( y no es el primero, precisamente) en verano para decidir quien entrenaría al equipo, que puso "barra libre" a las renovaciones confundiendo una buena idea que era tratar de mantener a los buenos del curso pasado con dejar pocos huecos para refuerzos seniors y que ha fichado a 8 jugadores (3 de ellos sub 23) de los que solo uno, repito, UNO juega de titular, no parece que ahora vaya a empezar a tomar decisiones sensatas y sobre todo dotadas de ese sentido profesional que una categoría como la que disputa el Pontevedra CF requiere.

Es probable que nos sigamos hundiendo (ojalá no). Es posible que la distancia con la salvación se agrande (ojalá no pase) y se seguirá sin hacer nada.

Es lo que pasa cuando la propiedad maneja una entidad tan importante y tan legendaria como el Pontevedra CF como una especie de juguete. 

Cuando da la impresión de que es más importante para dicha propiedad figurar como Presidente o dueño de la institución por el hecho de serlo que por la verdadera intención de tratar de profesionalizarlo (siempre dentro de las posibilidades económicas que existan) y volver a incrustarlo en la sociedad pontevedresa y su comarca para que vuelva a supurar ese granatismo en las calles, en las plazas y en las casas de los que un día se identificaban con esto. 

Posiblemente, cuando la situación sea ya mucho más difícil de revertir, se tomarán esas decisiones y dará la impresión de que se toman para que la gente "deje de dar la murga con el tema".

Como se hacía en la antigua Roma, "para contentar al populacho" y no porque realmente se crea ni un ápice en lo que se hace.

Y ojo. 

Si las cosas no se enderezan en las próximas semanas y Antonio acaba cayendo, que nadie crea que el equipo ya va a salir hacia arriba cual "ave fenix" y el problema se habrá terminado.

No. Los problemas de auténtico fondo del Pontevedra continuarán y la plantilla será la misma a la espera de que en el mercado de invierno se hagan las cosas mejor, algo en que confío poco. 

Lo que pasa es que el fútbol es y ha sido siempre así y la cuerda más fina siempre es la del entrenador pues es más fácil echarle a él que a 5 o 6 jugadores, o a alguno que está por encima y por supuesto más asequible que el hecho de que la propiedad reconozca su incapacidad y comience el proceso de echarse a un lado.

En fin, el siguiente capítulo de esta serie será en nuestra casa y contra el San Fernando de Salva Ballesta.

Ha que ganar, evidentemente. Hay que ganar ya.

Para eso tendremos que mejorar mucho, muchísimo respecto a lo que hemos hecho en las últimas semanas.

Vi a los andaluces frente al Deportivo en Riazor y me parecieron un equipo aguerrido en defensa y rápido en ataque. 

No son aditamentos de un rival que le vengan bien al Pontevedra, es cierto, pero llega un momento en que el contrario ya empieza a ser lo de menos.

Lo de más eres tú mismo. Tus argumentos para ser mejor, tus ganas de vencer, tu rebeldía ante una situación que cada vez coge peor color.

A ver que Pontevedra vemos. 

      

lunes, 17 de octubre de 2022

Decisiones raras, evidente desconcierto y un botín inesperado

Ni buena imagen. Ni buenas sensaciones. Ni ninguna otra frase vana o vacía puede aplicarse al partido jugado el Sábado por el Pontevedra CF.

En la primera parte fue sencillamente muy inferior a su rival que le dejó vivo en el partido por dos razones fundamentales. 

La primera, la gran actuación de Alvaro Cortés que compensó con creces alguna que otra inseguridad de partidos anteriores. La segunda, una ingenuidad bastante acusada de los atacantes celestes a la hora de rematar con la debida contundencia contra la portería rival.

Fue un primer tiempo en el que fuimos superados por completo en todas las facetas (menos en la actuación de los guardametas, el nuestro muy bien, el del Celta solo normal porque ni un solo balón tuvo que intentar atrapar).

El Celta B parecía mejor colocado en el césped, robaba y tocaba el balón con sentido y sonrojaba en ocasiones a algún jugador granate cada vez que en carrera debía medirse la velocidad de los futbolistas.

A este atribulado bloguero le llamaron la atención, otra vez, algunos aspectos relacionados con la posición de alguno de los jugadores granates que quizá no hayan influido (o sí) en la horrorosa primera parte que "soltamos" pero que no tienen aparentemente una razón lógica para que se sigan produciendo.

El más importante volvió a a girar en torno a la posición en el campo de Brais Abelenda. Ya es una cuestión "vieja" que se arrastra desde la pasada campaña.

Cuando el ex compostelanista jugaba el año pasado con libertad por casi todo el frente de ataque, el equipo lo notaba para bien. Ganaba en dinamismo, en combinación en zonas de peligro, en generación de espacios en zonas "calientes". En suma, que Brais aparecía mucho más que cuando se acostaba en la izquierda y el Pontevedra adquiría mayor alegría e intención en su juego ofensivo.

Y esta temporada esta circunstancia no ha cambiado. 

Como olvidar ese primer partido de Liga frente al Alcorcón en el que tanto brilló el equipo y, en especial, es medio campo que aquel día movió la bola con mucha velocidad y encontraba siempre a Brais para enlazar con exteriores y punta.

Es cierto que después de ese día el Pontevedra no volvió a encontrar esa exuberancia en su juego y se ha ido cubriendo cada vez más de espesura y lentitud que a veces llega a ser exasperante.

 Sin embargo, esa posición de Brais más libre (dentro de toda responsabilidad defensiva que cada uno de los futbolistas debe mantener cara al conjunto) y no constreñido en una banda seguía siendo una de las mejores bazas granates para superar las líneas defensivas contrarias.

Por ello me extraña tanto que a raíz de aquellas molestias de última hora que le apartaron del partido contra la Balompédica, se haya vuelto a "a jugar" con la ubicación en el campo de un Abelenda que contra el Celta B empezó por la izquierda y no abandonó la dichosa banda hasta después del segundo cambio del equipo casi en el minuto 60 de partido.

No es que cambiara gran cosa tras esa modificación, ojo. 

No se está diciendo que a partir de ese momento el Pontevedra empezara a soltar fútbol como un surtidor de agua de una fuente urbana pero sí es verdad  que lo poquito, muy poquito, de fútbol que se pudo tejer al final se vio beneficiado por la presencia de Brais por unas zonas de las que nunca debería ser apartado salvo causa muy justificada.

Luego está el caso de Bakero.

A Jon ya se le ha alineado en una posición de media punta por detrás del delantero, por banda izquierda  (sucedió en S.Sebastían de los Reyes) y por la banda derecha en más de una ocasión.

El Sábado pasado ocupó su lugar en ese 4-1-4-1 por la derecha (con Brais a la izquierda y Ortiz más Yelko por delante de Román).

No estuvo peor que el resto pero llama la atención que por lo menos hasta ahora no se le haya encontrado una zona en la que pueda intentar desplegar esas virtudes que a buen seguro atesora para haber sido fichado por la entidad pero de las que por ahora se han tenido poca noticia.

A mi particularmente me cuesta verle en banda (tanto en una como en otra) por su altura y condiciones físicas. 

Por detrás del delantero cuenta con la clara competencia de Brais con lo que si el técnico quiere insistir en buscarle un hueco en el equipo titular, quizá dado el estado de forma que no parece muy "católico" tanto de Charles como de Rufo, el siguiente puesto a probar sea el de delantero centro puro a ver si desde ahí logra aportar cosas buenas al conjunto.

Otro problema importante es la obligación de tener que colocar a Alex en el lateral.

Vaya por delante que el partido del cántabro el otro día fue malo. Se le notó falto de frescura e incómodo en todo momento y cometió errores en controles o pases no habituales.

Eso es una cosa y otra es opinar, por lo menos el que esto escribe lo hace, que el equipo nota mucho la falta de profundidad por la izquierda cuando Alex tiene que arrancar tan de lejos.

Se sabía que Araújo era propenso a romperse y no se hizo nada. Además, la lesión de Seoane impide que se pueda probar con Bastos en el lateral zurdo para no tener que retrasar al capitán.

Al margen, de la posición de Brais, de la cuestión de Alex o de la insistencia en colocar a Bakero aunque sea en las bandas, el Pontevedra CF debe enseñar mucho más de lo que mostró en el partido del Sábado.

Si el fútbol no sale, si no fluyen ideas y el contrario se sube a las barbas de esa manera, el equipo debe encontrar fórmulas para parar el "vendaval" de otras maneras y si hay que jugar con balonazos para evitar presiones adelantadas o sí hay que "embarrar" el partido (como a nosotros nos lo hacen a veces) pues habrá que hacerlo.

Todo será mejor que ver como el filial del Celta te abre vías de agua por todos lados. Te supera en tensión, en velocidad y motivación y solo la actuación de tu guardameta, más esa cierta ingenuidad de la que hablábamos antes, impide que termine con el partido en 45 minutos.

La segunda parte no fue demasiado mejor, por lo menos hasta el minuto 80 aproximadamente.

Salió Rubio por Ortiz para eliminar "trivotes" y jugar con algo más parecido a un 4-4-2 con Bakero acompañando a Charles y con Brais todavía en la izquierda.

Todo siguió mas o menos igual hasta que el propio Rubio falla un pase fácil en propio campo y el Celta aprovecha la descolocación del equipo para plantarse ante Cortés y hacer el 0-1.

Luego salió Gueye por Bakero a falta de media hora y Brais por fin salió de la izquierda.

Y unos minutos después llegó ese cambio extraño y en mi opinión muy desafortunado que volvió a dar con los huesos de Rubio en el banquillo para que fuera Oier el que saliera al campo (en ese instante también Rufo suplió a Charles).

Está claro que Rubio se equivocó en la acción del gol céltico, eso no admite discusión. 

Ahora, es esa circunstancia suficiente para volver a quitarlo del campo veinte minutos después de haber salido señalándolo de manera evidente ante todo el estadio? 

Para mi no. 

Por supuesto que por ese error y por el resto de sus minutos que no contribuyeron a mejorar al equipo, el técnico puede sacar conclusiones y si le apetece dejarle fuera del terreno de juego los partidos que le parezca oportuno, como el mismo Antonio dice "le pagan para tomar decisiones".

Ahora, compensa de verdad dejar a un jugador tan tocado por un error de aptitud que no de actitud retirándole de esa manera del campo? 

Yo creo que no y creo que decisiones como esa (por muy pagadas que estén) dejan huella en un vestuario cuyos integrantes no van a olvidar que la próxima vez le puede tocar a otro ser "pasto" de la irreflexión de su entrenador.

Sea como fuere, con el paso de los minutos las llegadas del Celta fueron espaciándose más en el tiempo y además a falta aproximadamente de 10 minutos, su técnico tuvo a bien retirar del campo a sus dos jugadores (por lo menos el otro día) más peligrosos, Hugo Alvarez y un Miguel Rodríguez rapidísimo y que dejó en dos o tres ocasiones a Churre en no demasiado buen lugar.

No sé si eso influiría o no. 

No sé si tener a Brais más a menudo en contacto con el balón pudo también venirnos bien (creo que sí) pero lo cierto es que el Celta nos había dejado "vivos" y en un error de su central J. Domínguez (futbolista con una "pinta" tremenda pero que a veces comete fallos de ese estilo en salida de balón seguramente por sentirse "sobrado"), se roba una pelota, esta llega  a Brais y el de Valle del Dubra acierta a levantar la cabeza y ver compleamente solo a Diz (que había salido hacía poco por un desafortunado Bastos) para que pudiera alojar a puerta vacía el balón en la portería visitante.

Es tan caprichoso el fútbol que el Pontevedra CF, espoleado por el empate y empujado por una afición que veía que podría hacerse más sangre, todavía pudo ganar en un lanzamiento de falta cerca de la frontal tras derribo a Rufo que fue lanzada por Oier y despejada por la barrera cuando la pelota llevaba un veneno apreciable.

Al final del partido se había conseguido un botín en forma de punto que parecía imposible solo diez minutos antes de que el árbitro señalara el final.

Eso sí, ese punto antes del partido no lo habría firmado demasiada gente.

Son ocho partidos de Liga y solo se ha ganado uno y frente a un Talavera en inferioridad casi todo el choque.

En casa no se ha perdido, sí, pero puntos como los del día del Linense o los de ayer que se marchan para no volver pueden ser muy necesarios en el futuro pues es en casa donde debemos hacernos fuertes ante la dificultad de salir airosos fuera.

Seguimos en puestos de descenso aunque muy cerca de varios equipos que marchan por delante y de los que no nos hemos descolgado.

Es cierto que alguno que marcha por detrás, como el R. Majadahonda (con cambio de técnico) ya ha ganado y apunta a poder recuperarse de un mal comienzo.

Ayer cayó el del Linense.

Y aquí? Puede que se pregunte mucha gente.

Los números no son buenos y decisiones como las de Rubio parecen transmitir nerviosismo y algo de desconcierto en el banquillo pero querría aportar una reflexión al respecto.

No tengo claro que de producirse un relevo de técnico en el Pontevedra se otorgue al hipotético nuevo entrenador ese margen de maniobra (dentro siempre de la disciplina que debe reinar en una entidad futbolística) que necesita todo profesional para trabajar y mandar en la parcela que le corresponde y que debería tener como recinto cuasi sagrado el vestuario.

Cuando pasan tantos entrenadores por un mismo banquillo en no demasiado tiempo quizá el problema no sea tanto la persona que ostenta ese cargo como la de los que están por arriba y que tienen que poner a su disposición aquellas condiciones ideales (o las más ideales posibles) para ejercer su labor.

Hay todavía tiempo de sobra para reconducir la situación y salir de los puestos de abajo.

Es cierto también que sabíamos que iba a ser difícil y que no íbamos a tener delante un camino de rosas.

Lo que pasa es que por muy complicado que resulte un reto, de estos problemas se sale ganando y el Pontevedra, por lo que sea, no gana.

Y esas victorias no se pueden demorar mucho más. 

Hay que sumar "de a tres" donde sea pero sobre todo en casa porque la clasificación se está empezando a romper y lo peor que podría pasarnos no es ya ocupar puesto de 2ª Federación sino ver como los rivales se van distanciando poco a poco de nosotros.

Eso ya lo hemos vivido, hemos esperado y luego no tuvo remedio.

La siguiente parada es en León.

Ojalá allí (no será nada fácil) logremos reencontrarnos con el triunfo y se aporte una buena ráfaga de calma a la situación del equipo y también a su entrenador. 


 

 

 

lunes, 3 de octubre de 2022

No es la derrota, es el mensaje.

Que la política de comunicación social del Pontevedra CF SAD deja mucho que desear creo que es una afirmación con la que la gran mayoría de los seguidores granates podría estar de acuerdo.

En la ofrenda religiosa que se lleva a cabo todos los años en la víspera del comienzo de temporada ya comprobamos como el objetivo real para esta campaña no quedaba demasiado claro en las palabras pronunciadas ese día por la Presidenta.

Apelaba aquel mediodía Murillo, por una parte, a la "estabilidad" como meta "ya sea consiguiendo la permanencia, un play off o un ascenso" y, por otra parte, a la ayuda de la Virgen Peregrina "que nos ayuda tanto como esa tan querida estabilidad".

El caso es que utilizando el sentido común (lo que a veces no resulta tan frecuente), lo lógico es pensar que todo lo que sea esta temporada no dar un paso atrás y evitar el descenso a la segunda planta del sótano en la que residimos el año pasado, sería suficiente cara a seguir poniendo cimientos (si es que esto es posible con el actual Consejo) para buscar en un futuro próximo el asalto al fútbol profesional.

Habrá quien tilde de poco ambicioso este objetivo y piense que contamos con plantilla para no sufrir en absoluto e intentar movernos por los puestos de arriba de la tabla. Esa es una opinión respetable y seguro que quienes las sostienen cuentan con argumentos que fortalezcan su postura.

La mía no es esa. 

La mía, es que una cosa es recurrir a la tan manida frase "soñar no cuesta dinero" o a esta otra "no renunciamos a nada" y otra es creer de verdad que el Pontevedra 22/23 está para grandes empresas.

Ojo¡. Nada me haría más feliz que equivocarme y que el equipo con su trabajo dentro del césped consiga unos resultados que con el paso de los partidos haga que la meta de la permanencia se quede obsoleta y pueda dar rienda suelta a esos sueños de intentar desde ya "colarse" entre los mejores.

Digo lo anterior, porque al que esto escribe no le sorprende demasiado que el equipo a estas alturas esté dando ciertas muestras de debilidad y empiece a instalarse en la mitad baja de la clasificación acercándose poco a poco a los puestos de peligro.

Es verdad que el Pontevedra, en mi opinión, "soltó" un partido más que notable frente al Alcorcón el primer día y una segunda parte ilusionante en Riazor hace apenas dos semanas.

Es posible que no sea casualidad que los mejores momentos hasta ahora en Liga de los nuestros se hayan protagonizado en partidos disputados contra conjuntos obligados a estar arriba y cuya forma de juego no se basa precisamente en una defensa numantina a la espera de salir en estampida aprovechando errores del contrario.

Cuando nos hemos topado con equipos así, el equipo ha sufrido, no ha encontrado caminos para hacer ocasiones y ha terminado claudicando (salvo el día del Talavera) sobre el terreno de juego.

Tanto Sanse como Mérida nos han ganado jugando a la "contra". 

Simplemente esperando el error en la circulación para encontrar el robo y encontrar a un equipo muy abierto y desprotegido atrás.

Y eso ha pasado con 0-0 en el marcador, no a raíz de un primer tanto conseguido de otra manera. Si vemos por tv los primeros goles de Matapiñoneras y Mérida veremos como son acciones realmente parecidas.

Sin embargo (aunque perder siempre es preocupante y no le gusta a nadie), a este atribulado bloguero, convencido de que en esta Liga es muy posible que nos toque sufrir y mucho, le empiezan a preocupar lo mismo o incluso más que estas derrotas el mensaje que empieza a deslizarse desde fuera del campo en las ruedas de prensa tras los choques.

Y mira que me gustaron las palabras de Antonio tras ganar al Talavera en el sentido de que no le habían gustado muchas cosas ese día y que el resultado enmascaraba algunos defectos.

Por contra, en las últimas semanas sus palabras ya no me han gustado tanto.

Tras empatar con el Linense, afirmó que la primera parte había sido la mejor que habíamos disputado hasta ese momento, aseveración con la que no estoy demasiado de acuerdo. Lo peor, no obstante, fue después de la derrota del Sábado en Mérida.

No es por perder, insisto, pues esta Liga es difícil y complicada y que íbamos a pasar por dificultades a lo largo de la misma es algo con lo que se contaba a no ser que se tenga una ingenuidad u optimismo desmesurado.

Ahora, luego de jugar 90 minutos en los que se crea una ocasión real de gol en el 92, en la que se volvió a tener la posesión pero no se logró con ella incomodar de verdad al contrario o en la que se concede un primer gol evitable, no encontrar más autocrítica resulta un tanto decepcionante.

Que el equipo ya desde la campaña pasada ha apostado por un juego basado en tener la pelota y tratar de defender lo más lejos posible de nuestra portería es algo fuera de toda duda y que me parece legítimo.

No obstante, apostar por el balón no es moverlo horizontalmente cual parabrisas de un vehículo, no es sobarlo y conducirlo en zonas inofensivas sin verdadera intención y, sobre todo, no es arriesgarlo innecesariamente para que te lo quiten, te pillen descolocado y te hundan el partido.

El camino está claro que ni es la segunda parte del Linense (la primera no fue una maravilla precisamente pero vamos a salvarla), ni el partido frente al Sanse, ni el del Talavera ni el de Mérida.

Una cosa es que el día del Alcorcón el equipo lograse durante 65 minutos una profundidad y una intensidad de juego maravillosa. Está claro que eso es complicado y no en todos los partidos se va a conseguir durante tanto tiempo conseguir que el balón fluya casi de primeras y llegar constantemente y de verdad a la portería rival.

Pero una cosa es esa y otra muy distinta es diluirse con la pelota hasta acabar "ahogados" por nuestra propia infructuosa posesión que acaba por cubrirnos de agua hasta la coronilla por no ser capaz de sacar réditos con ella.

No hablo en esta columna ni de cambiar estilos, ni personalidades cuando hace dos semanas la mostrada en A Coruña me pareció muy esperanzadora pero no sé sí  a lo mejor sería ya prudente hacer ajustes en el juego que traten de que se recupere esa frescura claramente perdida con la pelota y nos hagan a la vez más resistentes en defensa fuera de casa.

Ignoro si esos ajustes deben incluir cambios de jugadores (estos mismos, insisto, nos encantaron un par de veces ya en esta Liga) pero sí llama la atención que los denominados "refuerzos" no estén reforzando nada, a excepción de Bastos, e incluso algunos de ellos permanezcan inéditos en Liga.

Debo confesar que tampoco me gustó nada la alusión directa de Antonio en Mérida a Alex Glez en la jugada previa al segundo tanto emeritense.

Si lanzar una falta a portería cuando se había planteado colgarla al área es excusa suficiente para que el Mérida haya cogido al equipo "en pelotas" en la contra del segundo tanto... No sé. No me cuadra y sigo opinando que una cosa es que aficionados hablen de este o de aquel jugador, o si fulanito no ha estado bien o les gusta más menganito y otra es que desde dentro se lancen esta clase de "mensajitos" que van en contra de la máxima de cualquier vestuario por lo menos hacia fuera: "Ganamos todos y perdemos todos".   

Luego ya en el primer entrenamiento que tengas, sí quieres, te acuerdas de sus ascendientes y le lees la cartilla pero creo que fue un mal colofón a una mala tarde del Pontevedra CF en Mérida tanto dentro del campo como delante del micrófono.

Llega ahora otro desplazamiento consecutivo y nada menos que al estadio de uno de los colíderes y en cuyo campo acumula números impresionantes.

Pinta mal pero no olvidemos que, a mi juicio, los dos mejores partidos del Pontevedra han sido contra equipos con aspiraciones claras de estar arriba.

Ojalá el equipo cuando tenga el balón le meta un poco más de cicuta a la hora de circularlo y, sobre todo, se cuide muy mucho de no perderlo donde y cuando no debe. Las facilidades otorgadas al rival deberían ser las mínimas posibles.