lunes, 23 de septiembre de 2019

Póngame otra de paños calientes con un poco de injusticia.

En la ciudad de Pontevedra y alrededor del equipo de fútbol que lleva su nombre pasan cosas que serían dignas de ser estudiadas por el mismísimo Iker Jiménez y su grupo de colaboradores de Cuarto Milenio.
Resulta que en esta pequeña pero preciosa villa del noroeste de la Península Ibérica una persona que rige los destinos de ese club futbolístico apostó al comienzo de la pretemporada por comunicarle a sus jugadores y técnicos que la misión para esta campaña era tratar de lograr un objetivo hartamente complicado como es el ascenso de esta dichosa categoría a la segunda división A.

Es cierto que no dijo frases como "debéis subir por obligación"; "todo lo que no sea subir es un fracaso rotundo" o cosas por el estilo pero de manera indudable sí se "mojó" ("rara avis" en los últimos tiempos en la dirigencia granate) y dejó claro que este año había que mirar para arriba sin vacilaciones y luchar por meter al equipo en los puestos de privilegio para posteriormente encarar con garantías el play off.

Esto no es opinión de este atribulado bloguero. Estos son hechos irrefutables de los que cualquier aficionado pontevedrés ha podido tener conocimiento accediendo a los medios de comunicación.

La "paradoja milenaria" (esa a la que no le haría ascos el antiguo redactor de la revista Enigmas) empieza cuando algunos de esos medios empiezan a girar la responsabilidad cuando las cosas se empiezan a torcer siquiera minimamente a esos aficionados que lo único que han hecho es escuchar (algunos ilusionados otros más asombrados) las palabras de su Presidenta.

El mensaje solapado que se transmite  y que se lleva tratando de transmitir desde hace demasiado tiempo es que no se le ocurra criticar a usted, seguidor de a pié del equipo, si a pesar de que se le ha prometido jamón ibérico luego le ponen sobre la mesa un "jamoncete" cualquiera sacado de cualquier esquina.
Que no se queje, hombre. ¿No ve que este equipo, este otro, el de más allá, el de más acá y aquel de allí tienen infinitamente más dinero que el suyo que bastante hace con seguir en esta categoría adorable? ¿No se da cuenta usted, ingenuo y desinformado aficionado, que el Pontevedra CF lleva décadas instalado en 2ªB y es ahí el lugar en el que debe permanecer tirando de lógica y raciocinio?

Claro que cuando ese ingenuo seguidor responde que no ha sido él. Que ha sido la institución la que ha marcado la meta y que lo único razonable entonces es encontrarse sobre el césped mimbres suficientes como para afrontar este tremendo reto, la réplica no encuentra la consistencia necesaria para deshacer esta absurda contradicción.


Perdió el Pontevedra contra el Atlético Baleares por 0-1 y si el partido hubiera terminado con esos mismos dígitos al revés, es decir, 1-0 no habría extrañado a nadie.
Fue un encuentro feo, sin ritmo y con escasas ocasiones de gol correspondiendo estas en mayor medida al Pontevedra CF pero en ningún caso asistimos a un choque inclinado hacia una parte del campo y en el que los granates sometieran a un asedio sin cuartel a un rival desesperado.

Es cierto, sí, y hay que decirlo alto que es difícil entender como el colegiado del partido no señaló en la primera parte un penalti que desde las gradas pareció clarísimo sobre Alvaro Bustos y que de haber sido pitado y transformado hubiera podido cambiar el signo del encuentro.

Todo esto es verdad.
Al que esto escribe no le gusta ser "más papista que el Papa" y negar que el equipo que estuvo más cerca de ganar por ocasiones fue el Pontevedra y que la acción de Bustos era merecedora de haber terminado con la señalización de la pena máxima.

Ahora bien, siendo lo anterior cierto lo que ya empieza a no ser tan fiel con la realidad (siempre en opinión de este atribulado bloguero) es que la superioridad granate fuera manifiesta o que no haber ganado el partido se debiera en exclusiva al árbitro o a las ocasiones marradas.

En primer lugar, porque la acción sobre Bustos (insisto, que pareció clara) es una jugada y no tres o cuatro de las que podrían deducirse una sesgada e injusta administración de justicia arbitral y, en segundo lugar, por que esas ocasiones para marcar no fueron tantas y sobre todo no fueron producto de un desarbolamiento de At. Balearas por parte granate sino de acciones aisladas que desafortunadamente no acabaron en gol.

Con esa claridad yo recuerdo tres.
En la primera parte una de Adighibe que solo ante el portero aunque algo escorado remató con una ingenuidad y falta de veneno que dio argumentos  a aquellos que ven en él nada más que capacidad atlética y carreras sin sentido.

Y en la segunda, dos.
Una producto de un lanzamiento precioso y lejano de Alex González rechazado por el portero balear en una no menos bonita intervención y la más clara de todas de Alvaro Bustos que aprovechando un error evidente de la defensa contraria y de un movimiento genial de Romay se plantó delante del arquero e incomprensiblemente (dada su calidad en este caso probada en muchas ocasiones) le envió el balón a las manos.

Luego existieron algunas aproximaciones peligrosas, sí, como una desde la izquierda en el tramo final del partido en el que en vez de centrar se tiró a portería y se forzaron bastantes córners  de los que en esta ocasión no sacamos rédito.

Esas oportunidades no tan numerosas, insisto, no pueden esconder el hecho de que en esta ocasión el Pontevedra CF no fue capaz en ningún momento de dotar al partido de un ritmo elevado que lograra poner en aprietos al rival.
Solo un pequeño tramo en la primera parte que culminó con ese penalti no pitado dio esperanzas de que el Pontevedra pudiera encontrar los caminos para ponerse por delante en el marcador.
Fueron esos minutos en los que aparecieron y pudieron conectar Romay y Bustos y en los que incluso un "exiliado" al lateral izquierdo Alex González trató de aparecer por banda.  

El Pontevedra de hoy depende de estos tres jugadores muchísimo para dotar de continuidad al juego y sembrar el peligro en área rival.
Ayer ni Bustos ni Romay lograron esa continuidad que a veces nos encandila y como ya se ha dicho la mitad del potencial de Alex se pierde al iniciar su carrera tan lejos de la zona de peligro.

¿Se pudo ganar? Sí. 
¿No fuimos capaces ni de empatar por falta de contundencia defensiva en la única ocasión del At. Baleares en la segunda mitad? También. 

Hablaba más arriba de los mimbres que un equipo con aspiraciones serias de ascenso debe tener para afrontar con alguna posibilidad de éxito una objetivo tan complicado.

Esos mimbres los debe reunir la comisión deportiva con la colaboración, en su caso, del cuerpo técnico y en ningún caso una afición que primero escucha, luego ve y finalmente juzga (aunque en los tiempos que corren más parece que a la mayoría de la gente le gustarían más las aficiones mudas o "comepipas" y no aquellas que exijan que su equipo se aproxime aquello que se le prometió).

Pues hablemos de esos mimbres.

El Pontevedra CF cuenta a día  de hoy con tres laterales específicos. De esos tres solo uno, Nacho López, tiene experiencia en la categoría.
Por tanto, UN SOLO lateral con experiencia y dos debutantes, hecho que provoca que como pasó ayer Campillo actúe de lateral derecho (hace lo que puede cumpliendo en defensa y no existiendo en ataque) y Alex González de lateral izquierdo lo que provoca que perdamos como ya se dicho antes parte del importantísimo capital ofensivo que nos da el jugador cántabro.

En la punta de ataque contamos con DOS delanteros natos a pesar de que como en el día de ayer uno de ellos,Pazos, actúo en banda (alternando la derecha con la izquierda) perdiendo casi todas las virtudes que tiene sobre el césped que no son otras que el instinto y pillería ante el gol de las que no puede servirse tan lejos de la portería contraria.

El otro, Adighibe, todavía no está claro si será capaz de convertirse en alguien importante o se quedará por el camino. 
De él sabemos que tiene una velocidad muy importante, no va mal por arriba y a veces sorprende con controles como el que precedió al 2-0 el día del Coruxo pero hasta ahora ha fallado en lo más importante, en lo mollar, que no es otra cosa que el remate a gol. 
Si un "9" no hace goles ya puede ganarle a Bolt en los 100 metros que no será productivo para el equipo.
Es nuevo, ha estado lesionado y el algún partido anterior como local dejó detalles para la esperanza pero a día de hoy sigue siendo una incógnita.

De la creación de juego ya se ha hablado en muchas ocasiones. 
Berrocal es un jugador defensivo y Sana parece que también, Alex Fdez trata de circular la pelota (ayer en alguna fase del primer tiempo estuvo bien) pero no es un jugador franquicia y a Mejia no lo hemos visto.
Con relación al jugador hondureño me llamó la atención no haber sido elegido para alguna de las sustituciones, especialmente la tercera.

Corría el minuto 80, el empate a 0 en el marcador y el cambio que se produce es Sana Ndiaye por Berrocal.
Ojo! El Pontevedra no dejó de ganar ni perdió por esto pero he de confesar que este cambio me dejó perplejo.
La finalidad de un relevo (sin lesión por medio) es tratar de cambiar algo, de modificar el curso del partido con algún movimiento novedoso. 
Sustituir a un medio centro defensivo por otro defensivo en las circunstancias que ayer se daban ni lo entendí en el campo ni lo sigo entendiendo más de 24 horas después.

Por último, en la zona de bandas ofensivas y media punta es en la que creo mejor estamos aunque con matices.
Una línea de tres formada por Bustos, Romay y Alex Glez suena realmente bien pero ya vemos que las carencias defensivas están provocando que el de Vernejo tenga que ocuparse del lateral.
Por otro lado, suplentes como Javi López y Pedro Vázquez no suenan mal pero los problemas físicos del primero y los minutos que disputa el segundo (ayer otra vez sin aportar demasiado y sin el maquillaje del gol) generan alguna duda.

En definitiva, que la plantilla parece descompensada y con carencias graves atrás, en la creación del juego ( salvo que Mejía corrija algo la situación)e incluso en punta.

Antes decía que algunos aficionados granates (la gran mayoría, creo yo) escuchó con ilusión a la Presidenta referirse al ascenso como una meta no quimérica para este año. También dije que junto a esa ilusión algunos seguidores también experimentaron algo de asombro dado lo que el club había fichado, quizá estos asombrados estén ya a estas alturas llenándose de razón.

Ahora bien, no es la afición la que marca objetivos. No es la gente la que construye castillos en el aire.
La Liga acaba de comenzar y a pesar de que para nosotros no lo ha hecho nada bien hay tiempo más que de sobra para enderezar el rumbo y empezar a ganar partidos que nos lleven a la zona alta.

Eso sí, si los mimbres de la mesa fallan sería más conveniente dirigirse a los que acopiaron dichos mimbres y no a aquellos que ponen su granito de arena para traer a aquellos y luego aún por encima no pueden ni valorar la calidad de la mesa confeccionada.  


  
       


lunes, 9 de septiembre de 2019

Un trocito mágico de césped, unos nervios muy tempranos y una voltereta épica

Cuando los objetivos se marcan altos; cuando la meta a conseguir es de dificultad notable, el margen de error se estrecha y la tensión tiende a aparecer desde muy pronto cada vez que las cosas empiezan torcidas.

El Pontevedra CF jugó ayer una primera media hora de juego realmente importante. Controló, jugó y se agigantó hasta convertir el área del Sporting B en un mero depositario de las peligrosas y numerosas llegadas de sus jugadores.
Fue una media hora en la que el rival no apareció siquiera por la zona de castigo del Pontevedra y en la que los allí presentes pudimos ahorrarnos el brillante fulgor del más que llamativo traje naranja chillón de nuestro Edu Sousa.
En esos minutos de gran superioridad granate se cometió, no obstante, uno de los mayores pecados del fútbol y que siempre suelen acarrear más adelante problemas en el marcador. Ese pecado no fue otro que la indulgencia ante la portería contraria.

No se acumulaban demasiados minutos de juego cuando Nacho López (que en esa fase de encuentro recordó al mejor Nacho de hace ya algunos meses) iniciaba con mérito una jugada alejado de su posición natural de lateral derecho en la que después de arrancar con fuerza y sortear a más de un rival entregaba un balón en largo y al espacio a Alex González. Este no dudó en aprovechar el obsequio y avanzar con su velocidad habitual hacia el área asturiana. A pesar de recibir una falta que dificultó en parte su primer control, el cántabro pudo poner el cuero en el corazón del área para que Romay lo recogiera y de espaldas le dejara un balón de gol a un hombre que pocas veces falla en esas circunstancias, Alvaro Bustos.
En esta ocasión, sin embargo, Alvaro envió su lanzamiento con la zurda demasiado centrado dando la ocasión al portero de estirarse y mandar el balón contra un poste e incluso después en otra felina intervención rechazar un segundo remate de un Nacho que venía lanzado tras iniciar la jugada. Incluso en ese lance el propio Bustos tuvo una tercera oportunidad para marcar, despejando en esa ocasión un defensa el tercer intento granate.     
Describo esa oportunidad por la claridad de la misma y por el hecho de que errar esa clase de ocasiones tan diáfanas lejos de colocar el partido a nuestro favor suelen terminar por dar confianza al equipo contrario y originar desesperación en el que las yerra.

El dominio pontevedrés no se acabó con esa jugada. Se llegó muchas veces aunque sin crear ocasiones tan claras (quizá una de Churre al rematar una jugada ensayada en un córner) y se lanzaron muchos saques de esquina y faltas laterales que no consiguieron romper el marcador a nuestro favor.

En esos treinta minutos en los que el Pontevedra jugó con Alex Fdez en lugar de Sana (sacrificado tras el partido de A Malata) y con Pazos en punta por un Adighibe todavía tocado pudo verse en definitiva a un equipo mandón, presionante y mucho mejor que el rival sobre el terreno de juego.

Fue al llegar eso que se ha dado en llamar "pausa para la hidratación" a la que se unió la obligatoria sustitución de Nacho López por problemas musculares el momento en el que el  Pontevedra empezó a bajar un poco el pistón.
Muy pocos minutos después, el Sporting pasaba de medio campo después de muchos minutos e iniciaba una jugada al contraataque en la que cogió al equipo un tanto descolocado.
A pesar de ello, el Pontevedra consiguió ordenarse en defensa para cuando el filial merodeaba el área de Edu pero con lo que no se contaba es con la desatención defensiva de Naveira en su lado izquierdo.
El ex del Compostela pudo y debió ver el desmarque del jugador sportinguista que entraba por su lado pero se dejó "comer la tostada" y el delantero rival no perdonó con una elegante definición.  
El error de Naveira en el gol para el que esto escribe es evidente pero igualmente resulta palmario que este jugador está debutando en 2ªB y además en un equipo que opta a estar arriba y que no cuenta con otro jugador específico para esa posición.
Lo que quiero decir es que puede resultar hasta normal que este jugador cometa estos fallos y de su capacidad para digerirlos dependerá la posibilidad de que crezca y acabe por adueñarse de esa banda defensiva y aminorar la preocupación que a día de hoy esa parcela del campo entraña para el Pontevedra.

El equipo notó y mucho el 0-1. El mazazo del gol, unido al esfuerzo anterior más el calor apreciable que azotaba un estadio de Pasaron otra vez demasiado vacío provocaron que la primera parte terminara con un Pontevedra menos incisivo y se pudiera atisbar ya la estrategia de desesperación y pérdida de tiempo que el Sporting pensaba utilizar tras la reanudación.

La segunda parte no empezó mal del todo con un Romay oficiando casi más de punta en un 4-4-2 que de enganche en el habitual 4-2-3-1 y con un Bustos que jugó siempre por la derecha que seguía marchándose de sus pares cada vez que encaraba con el balón controlado. Precisamente de las botas de Bustos llegaría la ocasión más clara de la segunda parte al enviar un centro precioso al que no llegó por centímetros un Romay que se lanzó infructuosamente en plancha.

No quedaba otra que arriesgar y Luismi sacó pronto al campo a Pedro Vázquez por Naveira pasando Alex Glez al lateral izquierdo.
Y casi sin solución de continuidad un tremendo choque de Romay con un jugador contrario obligaba a la sustitución del talentoso jugador de Malpica con problemas serios en la nariz por un Adighibe que iba a disponer de media hora para ayudar al equipo a remontar el choque.

Sin embargo, el Pontevedra estaba espeso. 

No se llegaba ni mucho menos con la claridad de la primera parte, Bustos se fue apagando un poco e incluso Alex Glez se mostraba algo más tímido de lo habitual.

A esa espesura contribuía en grado sumo el Sporting que olvidada  cualquier voluntad de progresar en ataque se limitaba a defender y a parar el juego cada vez que podía crispando a jugadores y aficionados granates.

No obstante, en esos momentos de zozobra en los que pasaban los minutos y no se llegaba con claridad a la portería rival también existieron algunas circunstancias positivas que es justo reseñar.

La primera es que el equipo aunque se le notaba tenso no se descompuso en momento alguno.

Y en esa faceta de cohesión y equilibrio es reseñable la actuación de la columna vertebral defensiva del equipo compuesta por los dos centrales y Berrocal por delante. Los dos defensas(se empieza dibujar como gran noticia la aparición de Bueso como complemento ideal a Churre) empujaron desde atrás todo lo que pudieron y no permitieron alegría alguna al Sporting a la hora crear peligro y el medio centro desempeñó la labor que se le pide con inteligencia, esfuerzo y un buen sentido de la anticipación. Está lejos de las posibilidades del cordobés organizar, crear o abrir defensas tupidas con su juego pero en esa labor oscura que se le pide parece cada vez más entonado y ayer ayudó lo suyo.

La otra circunstancia que me gustó en los peores momentos y minutos del Pontevedra es la personalidad y el arrojo mostrado por algunos de nuestros jugadores (especialmente el propio Berrocal y Alex González) ante la actitud desafiante y algo chulesca de varios jugadores rojiblancos. Intuir desde la distancia de la grada como el rubio extremo ya pontevedrés de adopción y el más recio jugador andaluz le dejaban "alguna cosa clara" a diferentes jugadores rivales he de confesar que me gustó.

Volviendo al partido, la entrada de Adighibe provocó que el equipo jugará casi exclusivamente en largo con balones hacia el jugador nigeriano que poco después de salir tuvo una muy clara en la que remató muy mal con la izquierda. En alguna de las carreras de "Adi", por cierto, volvió a notarse que aún anda renqueante y que a pesar de su potencia ( la cual levanta, por cierto, de los asientos a muchos aficionados) ese tobillo sigue dándole guerra y mermando su capacidad física.

Sea como fuere, con un Pontevedra cada vez más nervioso y un Sporting más defensivo, llegó en el 80 otro córner y tras su saque un remate fallido del propio Adighibe que dejó el balón muerto en el lugar que ocupaba Pedro Vázquez que de certero remate empataba el partido. 

El fútbol es así y como es así quiso que precisamente fuera Pedro el autor de ese tanto a pesar de que los minutos que estaba disputando estaban lejos de ser productivos e incluso pareció en algún momento desconectado del choque.  
Más en esa jugada estaba donde tenía que estar y su disparo resultó tan meritorio como importante para el equipo.

A partir de ahí, el Pontevedra apretó y creyó en la victoria aún a costa de desorganizarse sobre todo en los ocho minutos de descuento y correr cierto riesgo de derrota en una jugada (la única ocasión de  del rival al margen de su gol) que terminó con un remate peligroso atenazado por Edu. Por cierto, esa jugada llevaba en su origen más peligro pero ya se encargó Churre de disminuir su claridad con una entrada necesaria aunque dura y merecedora (como lo fue) de tarjeta amarilla.

Y llegó el minuto 95 y con él otra galopada de Adighibe frenada en falta por un defensa rival y este atribulado bloguero (con su hijo de 8 años a la derecha empezando a descubrir que es el Pontevedra CF) se acordó de dos acciones no demasiado lejanas.

Una en la 16/17 (la del play off). Partido contra el Tudelano vital para seguir arriba y perdiendo 0-1 en el 88. Primero empató Abel tras un córner en el 89 y en el noventa y no se cuantos una falta muy cerca de la de ayer terminaba con un remate a gol de de Bruno que hizo que se "cayera" el ex vetusto abajo.
La otra más cercana, la temporada pasada. 
Penúltima jugada el día del Guijuelo. Otra falta en esa precisa zona sacada en corto para Borja Domínguez que pone un centro maravilloso para que Rivera que debutaba marcara de cabeza el gol del triunfo.

Bueno, pues por esa mágica zona del césped se pitó la falta sobre Adighibe. 

Y la sacó Alex Fdez y el balón parecía (por lo menos desde el ángulo en que lo veía el que esto escribe) que se iba a ir fuera por encima del larguero.Pero mira tu por donde que no; que en el último momento la pelotita baja y pega en la cabeza de alguien o en el cuerpo del portero o en el poste, sí en el poste y se cuela en la portería del fondo Norte mientras Pol Bueso que ya parece del barrio de Lérez de toda la vida se marchaba de cabeza (en voltereta que firmaría la mismísima Simón Byles) contra la valla en su intento por rematar la bola con lo que fuera.

Luego lo de siempre cuando se marca y se hace tan al final. Alegría, emoción y un punto de locura para vivir esa sensación que se experimenta cuando tu equipo gana de esa forma.    
Se había luchado, se había creído y a pesar de una segunda parte regular se había ganado.

Y ahora, para terminar, es el momento de volver al inicio de esta columna. Al objetivo grande marcado, a la obligación de estar arriba y al margen más pequeño de paciencia que a buen seguro existirá esta temporada.

A mi me gusta esta situación, me gusta la exigencia y ver al Pontevedra con la misión de luchar por todo en esta 2ºB de 80 equipos.

Ahora bien, es bueno recordar lo siguiente. El equipo empezó el partido con un lateral izquierdo que está debutando en la categoría y lo acabó en el lateral derecho con otro futbolista, Figueroa, igualmente novato en estas lides.
Ayer el partido lo inició de "9" un Javi Pazos que está lejos de tener el relumbrón de otros arietes de la 2ºB.  
Lo que quiero decir con esto es que sí se puede lograr el objetivo pero que hay que ser conscientes todos (empezando por la máxima autoridad del club y terminado por el último aficionado) que tenemos nuestras limitaciones y que solo el trabajo semanal y la actitud con "c"demostrada ayer en todos los partidos (por tanto también en los de fuera) nos puede llevar al éxito deportivo.

Ahora volvemos al "calvario" de jugar de visitantes y además en un feudo tan complicado como el del Ibiza entrenado por Pablo Alfaro.

Podría debutar Erraji al que hay ganas de ver y a lo mejor incluso Mejía al que también apetece empezar a verle con la granate.
Ojalá se haga un buen partido y se corte de raíz la racha de malos encuentros fuera.

No querría terminar esta entrada sin dedicar siquiera unas líneas al esperpento de contar como segunda equipación con una camiseta celeste. 
En absoluto constituye esta opinión un ataque al R.C Celta.

El problema es nuestro.
Si el Celta decide jugar con una segunda elástica granate es su problema. A mi no me gusta demasiado el detalle pero insisto es su problema.

Ahora bien, si somos nosotros los que decidimos utilizar el color insignia del equipo de Vigo entonces sí que me molesta y me quedo perplejo.  
¿Se imaginan las bromas en estos dichosos campos de 2ªB cuando vistamos dicha camiseta? ¿Pero no venía el Pontevedra, estos son el Celta B? Por poner un ejemplo.

Una cosa es la mercadotecnia en la época en la que vivimos que es exagerada pero con la que por desgracia hay que convivir y otra muy distinta es obviar una circunstancia tan importante y capital como la de que el Pontevedra CF nunca debe vestir con los colores principales del Celta.

No había colores? No había blanco, azul oscuro, amarillo, rojo, verde, magenta, añil, negro, marrón, castaño, naranja, ocre, etc etc etc? 

No.
Había que usar el celeste. 


  

   
    

    

lunes, 2 de septiembre de 2019

Si no sana hoy, sanará mañana?

No. 

Quien piense que el título de esta nueva entrada del blog implica que en las líneas que siguen le va a caer al bueno de Sana N,Diaye "la del pulpo" no van bien encaminados.
Lo cierto es que ni siquiera la idea de titular así esta columna ha sido mía sino de una persona muy importante para el que esto escribe cuyo ingenio es muy superior al de este atribulado y decepcionado bloguero.

El caso es que el Pontevedra CF jugó en Ferrol un partido de solo ocho minutos de tiempo reglamentario y la friolera de ochenta y tantos de prolongación.
Cuando a un equipo de fútbol le barren de esa manera en tan poco espacio de tiempo hablar de buenas sensaciones o mejora de imagen en referencia al extraordinario tiempo de descuento del choque casi resulta irrisorio y lo que es peor contribuye a poner la primera piedra para que la próxima vez que salgamos de Pontevedra nos vuelvan a poner la cara tan roja como el Sábado pasado. 

¿El Pontevedra después de encajar tres goles en los primeros ochos minutos de encuentro manejó el partido, tuvo ocasiones (más de las que suelen ser habituales fuera de casa) y siguió corriendo por el césped de A Malata? Pues sí.
¿Justifica, compensa, arregla o minimiza tal circunstancia la humillación sin paliativos recibida en esos ocho minutos iniciales? Pues no, ni de lejos.

El naufragio del equipo en ese comienzo fue demasiado espectacular e incomprensible como para que se pueda interpretar que nada de lo sucedido después (a no ser que se hubiese logrado una remontada histórica) pueda servir para lavarle la cara al equipo.

Fueron ocho minutos de espanto en los que atribuir responsabilidades en exclusiva a uno u otro jugador no sería ni justo ni realista. 
Sin ir más lejos, en el primer gol ferrolano antes de que Bruno Rivada le pegara a la pelota como pocas veces por aquí se le había visto (con el pie, me refiero) se producen una serie de rechaces o rebotes sin que ningún jugador granate acertara a mostrar un mínimo de contundencia para sacar la pelota de las inmediaciones del área. 
Luego sí, ese zurdazo de nuestro ex que valió para inaugurar el marcador se puede argumentar que no entra dentro de lo normal.

Claro que en la siguiente jugada volvemos a dormirnos de forma colectiva de manera inexplicable, permitimos otra contra del equipo "verde" y hacemos una falta innecesaria sobre un jugador que ni siquiera iba a recibir el balón.
Como colofón, esa falta lejana  para el perfil de un zurdo pero golpeada por un diestro entra casi por el centro de la portería de forma inexplicable a pesar de la evidente habilidad de Pablo Rey para golpear la pelota.  

Con los dos golpes recibidos todavía retumbando en nuestras cabezas se nos ocurre provocar un penalti ingenuo e innecesario cuya transformación acababa con el partido en el minuto 8 de juego.

Se podría hablar de errores individuales en los goles encajados, sí, a nadie se le escapa que el segundo tanto no debe encajarlo Edu Sousa nunca o que el penalti hecho por Sana es como poco de juvenil atolondrado. Y también podríamos preguntarnos a qué venía la falta de Berrocal en ese 2-0 o donde estaban Naveira e incluso Pazos en esa banda izquierda defensiva por el que el Racing entró sin oposición durante el primer cuarto de hora (que incluso pudo acarrear un cuarto tanto en una jugada que llegó otra vez por ahí y en la que hasta tres hombres locales entraron como hienas a intentar rematar mientras nuestro medio campo bajaba diez metros por detrás).

Sí. Se puede argumentar todo eso pero lo cierto es que una "torrija" del tal magnitud no puede entenderse desde una perspectiva individual sino colectiva y esta "empanada mental" al comienzo de los partidos como visitante aunque no tan exagerada sí ha pasado en otras ocasiones.

Recordemos para no remontarnos más atrás los minutos de los primeros goles en aquellos funestos y dolorosos partidos de Adarve y Las Palmas que terminaron por apartarnos de una clasificación para el play off que parecía en la mano.    

Y es que si cogemos los periódicos del día después de esos partidos citados y los de ayer Domingo tras perder en Ferrol podemos comprobar como las frases pronunciadas por los futbolistas son las mismas: "No salimos enchufados..." "No entramos como deberíamos al partido" etc etc.

Es evidente, no obstante, que el partido del Sábado si bien clasificatoriamente no tenía la importancia de los dos ejemplos citados, supone un paso más en la descomposición que en ocasiones sufrimos lejos de casa y la sensación que al menos este bloguero experimentó mientras veía las imágenes del cachondeo de las gradas de A Malata en las que "se nos quiere mucho" fue de una humillación y un cabreo monumental pues el primer cuarto de hora que disputamos el Sábado resultó verdaderamente intolerable.

Como ya se ha dicho más arriba, después del vendaval que decidió el encuentro el Pontevedra sí tocó algo el balón, si disfrutó en el resto de la primera parte de tres ocasiones pero todo era ya secundario después del zarandeo al que habíamos sido sometidos minutos antes.

Si llamaron la atención de este atribulado bloguero varias circunstancias antes del final del partido. La primera incluso antes del descanso pues no pude sino echarme las manos a la cabeza al ver como defendíamos con  la mirada a Joselu en la jugada del 4-0.

Ya, ya sé que este jugador es muy bueno y la pone por la escuadra. Ahora bien, si se intenta obstaculizar el lanzamiento, si se intenta meter la pierna, si se intenta, en definitiva, competir mejor quizá Joselu hubiera tenido algún problema más para dirigir esa pelota.

Otro detalle llamativo fueron los cambios efectuados en el descanso. 
No tanto el de Adgihibe por Vázquez aunque no deja de tener algo de guasa que teniendo que meter goles se quite al que en teoría debe conseguirlos.  

Sí me extrañó bastante más el de Alex Glez por Naveira.

Me llamó la atención dado el resultado en el marcador y la reciente intervención a la que el jugador cántabro ha sido sometido hace poco.
Todavía a Lunes por la tarde no logró comprender el beneficio de arriesgar de esa manera a Alex con lo necesario que nos va resultar en las siguientes jornadas. La única conclusión a la que puedo llegar es lo mal que habrá visto Luismi a Naveira para tomar esa decisión que en mi opinión entrañaba un riesgo no justificado por lo contundente de la goleada.

Por fortuna, Alex acabó bien el choque y además volvió a dejar muestras de los importante que es para el equipo penetrando muy bien por la izquierda pero desde la posición de lateral.    

En ese segundo tiempo pudo marcar Berrocal, sí lo hizo Pazos, tuvo la suya Romay y también Alex Fdez (que entró por un desafortunado Sana) a través de una falta muy bien lanzada.

Pero todo "el pescado estaba vendido" desde el minuto 8 y ese pescado se vendió no porque nuestro centro del campo no distribuya bien, ni porque nuestros delanteros no metan goles ni nuestros defensas sean escasos sino porque TODO el equipo salió a verlas venir y después de recibir el primer tanto fue incapaz de parar lo que se le venía encima como ese boxeador que recibe guantazos por todas partes sin ni siquiera levantar la guarda en momento alguno.

Este equipo tiene problemas y lo sabemos. A falta del debut de Mejía sabemos que nos falta creación en medio campo; antes de que ayer mismo se hiciera oficial la incorporación de Erraji solo teníamos cinco defensas en plantilla; las dudas en el lateral izquierdo son grandes; muchos dicen que Adighibe con espacio sí pero sin él ya se verá..

Todas esa dudas existen y son legítimas. 
Algunas (ojalá ) se resolverán en sentido positivo y otras quizá no pero por encima de todas esas circunstancias está otra mucho más importante. 
Y esa circunstancia es que hay que competir y hay que hacerlo desde el segundo uno de cada partido para a partir de ahí tratar de enseñar las armas que se poseen.
Si se sale sin tensión o sin fuerza o sin pasión sobre la hierba volverá a pasar lo mismo y tendremos que desayunarnos al día siguiente con esas frustrantes declaraciones del día después en las que se apelará a la falta de la tan manida intensidad que a buen seguro harán que se nos vuelva a atragantar el café.

Por cierto, Mouriño ya no está . 

Casi al final del plazo del mercado de fichajes se ha llegado a un acuerdo de rescisión del que se desconocen los detalles.
Recuerdo aquel año del ascenso cuando el Pontevedra (ya con Murillo a la cabeza desde el principio) trajo a varios jugadores que estaban en 2ªB para sacar al equipo del sótano del sótano (no es un error) en el que se encontraba.
En general, todos, pero en particular este jugador dejó claro que jugar aquí aunque fuera en 3ª era mucho más importante que hacerlo más arriba en otros equipos. Recuerdo en ese sentido a otros futbolistas que rechazaron venir por jugar en el Somozas o algún otro equipo similar en 2ªB.

Mouriño no. 
Mouriño vino y contribuyó a ese ascenso logrado en 2015.

Ha tenido fases mejores y  peores aquí (cuando se fue cedido al Bouzas ya en este mismo blog se repasó su trayectoria)  pero siempre llevó a gala jugar en este campo y para nosotros. 
Dado el absurdo sentimentalismo del que esto escribe le agradezco a Adrián Mouriño su entrega y el orgullo que ha demostrado defendiendo esta camiseta y le deseo la mejor de las suertes en lo que le queda de carrera futbolistica.

Y ojo! porque dados los problemas que está encontrando el Pontevedra CF para lograr la documentación de Mejía, sería el colmo que una vez liberada la ficha senior que se necesitaba para esta incorporación al final no pueda inscribirse al hondureño por temas burocráticos.

Sería una cagada monumental que creo superaría con creces nuestro nefasto "papelón" del Sábado en A Malata.