lunes, 13 de diciembre de 2021

El duro peaje que hay que pagar

Cuando el fútbol español "no profesional" decidió reestructurar sus categorías en plena pandemia de covid 19, todos supimos que perder el tren de la 1ºRFEF nos llevaría a emprender un viaje funesto, desangelado y de duración imprevisible. 

Todo el estrés de la pasada y estrambótica Liga tenía un porqué, tenía un motivo fundamentado que casi todo el mundo entendió: impedir una "travesía del desierto" en la que tragaríamos mucha arena, soportaríamos un sol indecente y consumiríamos escasas gotas de fútbol en los reducidos oasis de ese camino insoportable.

De jugar contra el Deportivo, el Racing de Santander o la Cultural Leonesa (por poner algunos ejemplos), pasaríamos a disputar los puntos contra otros conjuntos mucho más desconocidos pero igual o más dignos que los anteriores y que interpretarían el papel de esos tuaregs conocedores de los recovecos del gran arenal para ponernos todas las dificultades del mundo en nuestro periplo de regreso a la ciudad.

Ese camino de vuelta a la "civilización" en la que el agua corriente y el aire acondicionado dejan ser un lujo y forman parte de la vida cotidiana, se sabía desde un principio que iba resultar tortuoso.

Lo dejó claro el Pontevedra CF en las 5 primeras jornadas de competición en la que solo acumuló 4 puntos de 15 y en las que se cimentó esa ventaja tomada por el U.Adarve que pudo ser enjuagada el día que visitamos sus dunas pero en las que nos quedamos sin cantimplora y acabamos perdiendo la brújula.

Es ese camino de vuelta, insisto, a una categoría más acorde con el lugar que debería ocupar esta institución (digo "debería" porque cada vez más gente cree que no, que nuestro sitio más normal sería alguno parecido a este que ocupamos ahora); es en ese camino, digo, en el que nos encontramos con partidos tan horrorosos, insulsos y descorazonadores como el jugado ayer en el Estadio Municipal de Pasarón.

En honor a la verdad, a este atribulado bloguero el equipo le ha dejado frío en casi todos los partidos que hemos disputado como locales desde el comienzo del torneo.

Ni siquiera aquel que se ganó con comodidad por 3-0 ante el Llanera fue un encuentro diferente en cuanto a ritmo, intensidad o acciones de mérito. Al contrario, resultó igual de lento, triste y escaso de guarnición para aquellos que gusten de disfrutar un asado con una buena ración de patatas, pimientos, guisantes, zanahorias u otras hortalizas bien condimentadas.

Ahora, una cosa tiene clara el que esto escribe desde que con poco más de 7 años empezó a "colgarse" de manera vitalicia de este deporte llamado fútbol, lo más importante (a veces incluso lo único en etapas históricas como la que atraviesa el Pontevedra CF en la actualidad) es GANAR.

No es por tanto este artículo una crítica negativa al aburrido juego granate que ayer tuvimos que volver a soportar en Pasarón. 

Ni es un alegato a esa corriente (generalmente encabezada por degustadores "neutrales" de fútbol que acaban casi siempre devorados por su propio personaje) que piensa que lo más importante es que un partido te divierta y que si tu equipo ha perdido 4-2 pero ha jugado " como los ángeles" (que alguien me diga como se puede jugar "como los ángeles encajando 4 goles) debes irte contento del estadio porque has pasado una hora y media de éxtasis futbolísitico aunque cuando veas la tabla compruebes que tu equipo, el que sea, está cada vez más lejos de las metas que se había propuesto conseguir. 

No. 

Mi intención al escribir y comentar que de los 8 partidos en casa pocas veces he salido de un estado catatónico al ver pasar la pelota de un lado a otro sin profundidad y sin encontrar caminos reales de peligro ante la portería rival, no es otra que poner de manifiesto lo duro que está resultando este peaje de la 2RFEF a la que nos hemos visto abocados por nuestra nefasta temporada anterior.

Y al mismo tiempo que no puedo dejar de escribir sobre mi aburrimiento o sobre la sensación de que estoy asistiendo a partidos de una calidad pésima y evidentemente inferior a esa 2ªB de 80 equipos que tan bien llegamos a conocer por estos andurriales, también digo que firmaría con mi sangre que el resto de partidos que nos restan por jugar en Pontevedra fueran cortados por el mismo patrón que el de ayer siempre que el equipo los gane pues de eso, GANAR PARA ESCAPAR, es de lo que va esta película.

Y mira que ayer los primeros minutos resultaron algo diferentes. 

El Pontevedra movía rápido el balón y llegaba sobre todo por una banda derecha con un Seoane que está subiendo claramente su rendimiento jornada a jornada.

Fruto de ese dinamismo llegó el primer gol en un buen centro del ex racinguista y un buen remate de cabeza de Brais. 

Creía yo en ese momento que podríamos pasar una tarde sin apreturas en el marcador pero nada más lejos de la realidad.

Sin casi solución de continuidad después del 1-0, regalamos un penalti (o lo regaló Araújo, vamos) y las tablas volvieron al esta vez sí operativo marcador de Pasarón sin tiempo a que el equipo pudiera acomodarse tras obtener ventaja.

Lo peor vino después.

A ver. Puedes cometer un error individual ( lo ideal sería no cometerlo pero los errores forman parte del deporte y del  fútbol) pero lo que resulta más extraño es que en los 35 minutos que todavía faltaban para terminar el primer tiempo no consigas recuperar ese guión que también "pintaba" en los primeros instantes y te conviertas de nuevo en ese equipo lento, desesperante, incapaz de encontrar las bandas e incluso previsible que ya hemos visto más veces en nuestro campo.

En ese largo tramo del partido solo un remate de Charles al borde del descanso pudo desequilibrar de nuevo la balanza a nuestro favor y sinceramente creo que es muy poco bagaje para lo que este conjunto ha demostrado que puede hacer a domicilio y contra un contrario admirable en cuanto a esfuerzo pero con muchas menos armas de las que posee el Pontevedra para superar a su rival.

En la segunda parte un cambio decidido por A. Rodríguez cambió un poco la decoración. 

Al irse un Araújo desaparecido en ataque y con ese error defensivo a la espalda y entrar M.Diz, Alex volvía al lateral, Brais ocupaba más o menos la posición que el capitán tenía en la 1ª parte y Diz se colocaba más adelantado.

No tardó mucho el equipo en sacar rendimiento a ese cambio de piezas pues el 2-1 llegó en una penetración de Alex Glez por la izquierda( ninguna protagonizó Araujo en la primera parte), con combinación con Brais cuyo centro fue desviado hacia su propia portería por un defensa y posteriormente rematado por Diz cuando el balón ya parecía haber entrado.

El Pontevedra volvía a ponerse por delante y a diferencia de lo sucedido en el primer tiempo ya no cometió más "ligerezas" defensivas" que pusieran en bandeja otra oportunidad al Ceares para igualar de nuevo. 

Al revés, el Pontevedra CF monopolizó la posesión del balón el resto del partido ante un equipo asturiano que siguió sin salir de su propio campo apostándolo todo precisamente a ese error granate que afortunadamente no llegó.

Lo que tampoco llegaron fueron demasiadas ocasiones de gol tras ese 2-1 para los granates.

Volvió ese fútbol premioso y algo intrascendente que con un par de goles de ventaja "en el saco" hasta podría agradecerse pero que con un solo gol de ventaja provoca algo de desesperación ante la posibilidad de que algo extraño pudiese ocurrir.

Salieron cerca del final Rey y Romay  por Rubio y Brais para asegurar siquiera un poco más esa posesión de pelota que no era discutida en ningún momento por el U.Ceares y por fortuna, cerca del minuto 89, llegó una acción preciosa que compensó en gran parte los 88 minutos anteriores.  

Todo nació en un balón volcado a banda derecha por la que aparece en velocidad Seoane mientras Charles acudía voraz cual león persiguiendo a un cervatillo al punto de penalti del área asturiana; centro perfecto del lateral y remate espectacular, potente y eléctrico de cabeza del brasileño para convertir un gol hermoso que ponía un buen colofón a un gris encuentro, además de permitirnos emprender el retorno a casa con ese lance tan bonito en la retina.

13 goles lleva ya Charles Días y nada menos que 8 marcados de cabeza. Resulta curiosa esta estadística combinada con el hecho de que ninguno de los 6 tantos que pudo lograr Rufo antes de lesionarse haya sido conseguido con esa "calva de oro" del delantero madrileño cuya reaparición, por otra parte, parece todavía lejana.

Del encuentro habría que destacar también el debut como titular de Samu Santos.

No tuvo nada que ver en el gol encajado y tampoco se puede decir que fuera exigido por la delantera visitante. Cumplió el central zurdo a la espera de su respuesta en otros partidos en los que tenga que emplearse más a fondo y demostrar sí hay central de verdad para ofrecer alternativa a Soto y Churre.  

Como más arriba ya se dijo, lo más importante, lo único importante ahora, es ganar y el Pontevedra CF lo hizo sumando otros 3 puntos que nos permiten poner un colchón de 7 con el 6º puesto que es el primero que no jugará play off.

Esa consolidación en zona de eliminatorias que se está consiguiendo poco a poco es el primer paso. El segundo y más importante no es otro que alcanzar ese primer puesto del que no se descabalga ni mucho menos el U.Adarve que salió victorioso de su visita a Carballiño y mantiene una confortable ventaja de 5 puntos sobre nosotros.

A su vez, el Compostela aprieta por detrás y sigue a un punto mientras el Navalcarnero está empezando a dejar de ser una sorpresa para convertirse en otro rival preocupante.

El calendario nos lleva ahora a Salamanca y a un estadio histórico como El Helmántico.

El que esto escribe lo visitó una vez en el mes de Enero de un cada vez más lejano año 2005.

Aquella derrota inapelable por 2-0 provocó el cese de J.Aurelio Gay al frente del banquillo del Pontevedra CF.

Era la última jornada de la 1ª vuelta de aquella temporada en segunda división y luego vendrían los fichajes de invierno y esa remontada sin final feliz.

EL próximo fin de semana no nos esperará el tristemente desaparecido Unión Deportiva Salamanca sino que nos recibirá el Salamanca CF UDS.

Los números de este equipo son cuanto menos curiosos.

Ahora mismo está en el puesto 14 de la tabla que es lugar de descenso. Solo ha marcado 4 goles en los 15 partidos disputados (es evidentemente el menos goleador) pero tan solo ha encajado 8 tantos en la Liga siendo el conjunto con menos goles encajados.

Que un equipo que a estas alturas esté en descenso y aún así sea el que menos tantos reciba resulta tan peculiar como el hecho de haber perforado las porterías rivales solo en 4 ocasiones.

Veremos que pasa el Domingo pero esos números que se acaban de describir hacen suponer que no será un partido, por lo menos de entrada, ideal para el Pontevedra y su forma de juego. Me temo que los espacios desde el principio brillarán por su ausencia y que la seguridad con el balón para evitar contras y la máxima precisión ante el gol tendrán que ser ingredientes indispensables para salir airosos del duelo.

Veremos que sucede.

 

     


 

martes, 30 de noviembre de 2021

Entre la pasión de "ayer" y la frialdad de "hoy".

Hubo un tiempo en que el fútbol olía a coñac, cigarro puro y pipas saladas. Una época en la que el cemento era el único asiento, los transistores en la oreja el medio para seguir la jornada y la hierba sobre la que los futbolistas disputaban el partido todavía generaba ese barro que se pegaba como lapas a los uniformes añadiendo épica al combate librado por los 22 protagonistas.

No había móviles, la televisión no arruinaba taquillas y una castaña lanzada por una fiel aficionada caía sobre el césped para romper cualquier "meigallo".

Había pancartas, bombos, banderas y las peñas todavía señalaban su presencia en sus correspondientes lugares de las gradas.

Era difícil que siendo niño y seguidor del fútbol desde casi la fase de pañales, ese ambiente no te embriagara por completo para sellar de por vida una alianza de lealtad con la camiseta granate y ese escudo presidido por un balón añejo y un precioso puente almenado.

A veces llegaban los "derbis" sí, los "derbis" no los "clásicos" u otras denominaciones modernas que parecen fabricadas para expulsar del término todo aquello que precisamente conlleva un partido de rivalidad.

Llegaba el CD. Ourense en los 80 y los dos choques se jugaban "a cara de perro" conscientes los dos equipos que la primacía en el grupo de 3ª dependía en gran medida de los resultados directos de sus enfrentamientos.

Ya en 2ªB los duelos con los ourensanistas seguían manteniendo su pasión pero no le iban a la zaga los enfrentamientos por aquel entonces con el Arosa SC. 

Llegaban siempre a Pasaron los arousanistas con ganas de aguar la fiesta a los "capitalinos" y los encuentros en  A Lomba se jugaban siempre con un ambiente caliente y pleno de motivación.

También eran tiempos en los que la interrelación de jugadores entre ambos equipos era mucho mayor.

Como olvidar a ilustres granates de aquellas temporadas que antes pasaron por Villagarcía. Milucho, Sáez, Soneira o Guisande son algunos (que no los únicos ejemplos).

También Luisito, muchos años después convertido en carismático entrenador granate, dejó su impronta en uno de los "derbis" jugados en Pasarón a finales de los 80 haciendo el único gol del partido celebrándolo a lo grande con el resto de arlequinados y provocando el enfado de una afición que décadas después le aplaudiría a rabiar.

Este atribulado bloguero recuerda con cariño otro Arosa-Pontevedra jugado en A Lomba por aquella época, con un Angel Mª Villar reciéntemente elegido Presidente de la RFEF en la grada del estadio.

Aquella vez el Pontevedra CF se llevó el "gato al agua" con un gol de aquel espigado delantero centro llamado Julio pero la presión del público había resultado extraordinaria poniendo muy complicada la victoria granate.

Esta clase de partidos se vivía desde el Lunes y los puntos valían un poquito más que los de otros encuentros que se jugaban en la Liga.

Más de 25 años después del último enfrentamiento disputado por arosistas y pontevedreses en la 2ªB, llegaba el pasado Domingo un nuevo Pontevedra- Arosa, esta vez en la 2ªRFEF.

Nada o casi nada, por lo menos en nuestra ciudad, se pareció en algo a las previas vividas hace tanto tiempo.

Alejado el fútbol de hoy en día de cualquier manifestación romántica, el partido se afrontó por lo menos desde la posición granate con esa forma "funcionarial" que lo señalaba como un partido más carente de cualquier significación especial.

Así se manifestó también en la grada en la que la única novedad fue protagonizada por la afición visitante que no acudió ni mucho menos en masa pero que por lo menos ocupó parte de la preferencia baja con sus camisetas, bufandas y algún que otro tambor.

La tarde no invitaba a vivir el fútbol. No lo hacía ahora, claro, pues ni ese frío ni la pertinaz lluvia habrían impedido hace décadas que las gradas presentasen otro aspecto.

Hoy en día, con el partido televisado en directo (ojalá algún día se explicara por la entidad a su cada vez más menguada masa social si la cantidad abonada por la tvg por la retransmisión en directo de casi todos los partidos en casa compensa la pérdida de aficionados "in situ" en los encuentros), el precio de las entradas y la ausencia de cualquier clase de promoción para abonados en un día especial, la asistencia de granates fue más o menos la misma de siempre con ese fondo norte excesivamente vacío pero todavía con músculo suficiente como para que su apoyo se notara en el estadio y no quedara la animación en manos exclusivas de los arlequinados.

El partido no tuvo demasiada historia.

La primera parte fue más o menos una copia de la disputada frente al Navalcarnero.

Posesión casi siempre del Pontevedra CF pero ausencia de velocidad, de profundidad y de verdadero peligro sobre la meta visitante salvo en una acción en la que bien pudo marcar Seoane sino fuera por una buena intervención con una de sus piernas del portero del Arosa.

El equipo no encontró en las zonas que hacen daño ni a Brais ni a Rubio (aunque a este último por lo menos en casa se le sigue viendo más bien poco) y tampoco a Yelko Pino. 

Solo Alex, como es habitual, creaba algo de incertidumbre en el rival con sus penetraciones por banda izquierda una vez recuperada su posición más adelantada por la vuelta de Araújo al lateral.

La segunda parte fue otra cosa completamente diferente.

El Pontevedra CF marcó pronto a raíz de una falta lateral rematada de cabeza por Charles y a partir de ahí fue extremadamente superior a un Arosa que fue incapaz en todo momento de crear peligro y superar al equipo granate.

 Que el gol fue en fuera de juego es algo indiscutible; que en el campo no se dio cuenta nadie (no solo el asistente cuya labor era verlo) también y que algún medio de comunicación manifestó una indignación excesiva por el tema fue tan cierto como que esa indignación no fue tan elevada como cuando en el campo del Adarve hasta tres atacantes madrileños "vivieron " en fuera de juego en la jugada en la que se produce el penalti del empate a 1.

Llueve sobre mojado con este tema y es mejor dejarlo ya por imposible.

Escribía antes que a raíz del 1-0 solo existió el Pontevedra CF sobre el terreno de juego pero tanta verdad es esa como que la incompetencia demostrada por el equipo en los metros finales para sentenciar el choque bien pudo costar caro si por cualquier tontería el rival hubiera logrado el gol del empate al final.

No exagero si escribo que el Pontevedra CF apareció en área contraria sobre 10 o 12 veces para "machacar" el segundo o hasta un tercero de haber hecho las cosas con un mínimo de acierto.

Si no se hizo, si no se acabó con el partido mucho antes de su final fue porque los granates acabaron casi todas esa jugadas de manera incomprensible e ingenua cual si un grupo de juveniles meritorios de tratara.

A excepción de la mejor jugada del partido que llegó casi después del gol de Charles, en una acción por banda izquierda rematada por Yelko y repelida en gran parada por el portero ( luego se anularía la acción por el fuera de juego de Araújo en el rehace), a excepción, digo, de esa jugada en la que el acierto es del guardameta, el resto de las oportunidades se fueron desaprovechando una a una por dar un pase de más cuando había que tirar; por tirar cuando había que pasar o por buscar "un regate con tirabuzón" cuando había que ser concretos.

Al final no pasó nada. El Arosa no encontró su ocasión y un empate que habría resultado desalentador no llegó pero en cualquier otra ocasión sí es posible que se pague tanta ingenuidad ante la meta rival, ingenuidad que resulta más llamativa cuando vemos que no existe fuera de casa pues a domicilio el equipo sí logra meter las ocasiones en mayor número.

Destacable resultó también la labor de recuperación tras perder la pelota efectuada por el equipo y que evitó en gran medida que el Arosa pudiera progresar hacia zonas de peligro.

En esa faceta, además de la sobriedad de M.Román a la que ya nos vamos acostumbrando, destacó un Victor Vázquez "Churre" que ya se parece al jugador que conocíamos.

Lo más importante (no sé si lo único, incluso) que es la victoria se logró y con ella nuestra consolidación en zona de play off pero más nos valdría no jugar tanto a la ruleta rusa y aprovechar tanta llegada con goles en el casillero pues, insisto, puede llegar un día en que salgamos del campo con "cara de tontos".

Son 3 puntos más que otorgan tranquilidad y una semana más de trabajo para la deseada uelta de Rufo y también la de Romay, acuciado por unas persistentes molestias musculares que están impidiendo que aparezca su mejor versión.

La siguiente parada es en Langreo.

El anterior equipo de nuestro entrenador dará batalla y no será fácil doblegarlo. 

Confiemos en que esa versión foránea del Pontevedra CF, ordenada, segura y, sobre todo, eficiente ante el gol vuelva a aparecer para darnos otra alegría y empezar a romper así una clasificación que anda todavía demasiado apretada.

PD:

La incorporación de Rubén González (ex central de aquel Real Madrid B de principios de siglo) al Pontevedra CF como entrenador del cadete de división de honor no tiene un pase y en opinión del que esto escribe supone una falta de memoria de la institución que raya en la falta de respeto hacia un sector importante de su afición.

Ni una nota de disculpas, desagravio o reconocimiento de errores por el protagonista se ha tenido a bien elaborar.

Lamentable, realmente lamentable.

      

  

lunes, 15 de noviembre de 2021

Sí, falta mucho. Y qué?

 El nuevo "mantra" de la temporada 2021/22 adoptado en el seno del Pontevedra CF no es otro que la frase "queda mucho" para tratar de explicar, concienciar o incluso convencerse a sí mismo de que todavía queda terreno de sobra por delante para enderezar de una vez por todas el rumbo del equipo.

Y es verdad. Es cierto. Queda mucho. En concreto, 23 partidos de Liga o lo que es lo mismo, 69 puntos en juego, cifra sugerente a más no poder.

Podría el Pontevedra CF llegar hasta los 86 de ganar todos lo que faltan y como eso, por desgracia, es prácticamente imposible que ocurra, todavía puede perder algunos más y alcanzar puntuación de líder de grupo, es decir, de equipo de 1ª RFEF.

Ni que decir tiene que el margen para terminar en play off todavía es más amplio.

Estos son datos incontestables. Los ofrecen las propias matemáticas y el "mantra" famoso del "queda mucho" no se aleja para nada de la verdad.

Ahora bien, podemos hablar también de otros datos irrefutables, no sometidos a discusión y que es normal que preocupen a aquellos que creíamos que esta temporada podría arreglarse la hecatombe de la campaña pasada.

Porque también resulta matemáticamente impecable argumentar que aunque "quede mucho", ya queda menos que cuando se decía "queda mucho" en la jornada 3, en la jornada 4 o en la jornada 6. 

Y también es un dato insoslayable que el Pontevedra CF ha jugado 6 partidos en casa y solo ha podido ganar 2 y uno de ellos sobre la bocina.

Por tanto, coincidir en que "queda mucho" a pesar de que este "queda mucho" ya no es tan largo, insisto, como a principios de Octubre, no es óbice para llegar a la conclusión de que a día de hoy el equipo no carbura como a mucha gente le gustaría que carburase.

Después de un comienzo más que mediocre en la que llegamos a sumar solo 4 puntos de 15 posibles, el Pontevedra CF consiguió reaccionar alcanzando cuatro victorias consecutivas que le auparon a la zona de play off en la clasificación.

En la jornada anterior, la escuadra granate tenía una posibilidad pintiparada para hacerse fuerte, demostrar autoridad y ponerse muy cerca del liderato del grupo en caso de vencer.

No se venció y esa incapacidad supina que tenemos para defender el balón parado nos costó además salir derrotado de un campo, en verdad, odioso pero en el que el Pontevedra CF fue incapaz una vez más de jugar como se debe en esa clase de escenarios.

Tras aquel partido de Adarve leí en una red social un mensaje "cortito y al pié"de un aficionado granate en el que no se podía resumir con  mayor concisión y acierto lo que esa derrota produjo en el ánimo de este atribulado bloguero.

Decía ese seguidor con mucho acierto algo así como "llevamos jugando este partido muchos años y casi siempre con el mismo desenlace".

Y es verdad. 

Son años y años acudiendo a jugar a campos de este estilo ya sea en Madrid, Canarias y otros territorios entre los que también se encuentra Galicia dada la exagerada proliferación de campos sintéticos en nuestra comunidad desde hace un tiempo y todos esos años se acaba "mordiendo el polvo" en una inmensa cantidad de las ocasiones por una incapacidad casi congénita para adaptarse a ese fútbol "artificial" que en poco o nada se parece a ese otro que se juega en hierba natural.

Muchas veces (sin ir más lejos, esta misma temporada)esa incapacidad parte ya de una composición de la plantilla nada favorable a jugar en esa clase de "estadios". No sé tiene en cuenta que un número considerable de encuentros van a disputarse bajo estas premisas y que hay ocasiones que no llega con la calidad técnica para imponerse a no ser que la diferencia en ese apartado sea abismal, no siendo ese el caso.

Otras veces el "problema" era el horario, el viento, la altura del contrario o "la santa madre del cordero" pero lo cierto es que la gran mayoría de oportunidades en la que jugamos de mañana en campo sintético, ni tenemos ganas de comer ni de seguir la jornada vespertina tras la actuación mediocre de los nuestros.

Ante esta tesitura que por desgracia formaba parte de la 2ªB que tanto conocimos y padecimos y que sigue formando parte principal del panorama de esta 2ªRFEF que estamos empezando a sufrir a saber durante cuanto tiempo en el futuro, hacerse fuertes en casa resulta esencial.

Y esa fortaleza como local no la está demostrando el Pontevedra CF que observa como puntos y más puntos vuelan del Estadio de Pasarón y que luego comprueba como recuperar esos puntos en sitios como Adarve o sin ir más lejos el feudo del propio rival de ayer, Navalcarnero, resulta misión harto complicada y casi siempre infructuosa.

El partido de ayer fue un ejercicio de impotencia por parte del Pontevedra CF. 

Pueden salvarse si acaso los 15 primeros minutos de partido en los que sí se consiguió dotar de cierta velocidad al juego y dar sensación del peligro a pesar de no crear ocasiones verdaderamente claras.

A partir de ahí el partido fue un auténtico "tostón" en el que en ningún momento se daba la impresión de que podíamos desarbolar al rival.

Los madrileños se plantaron con un recio 5-4-1 (algo incompatible con la "alegría" vaticinada por su técnico durante la semana) y tanto cuando trataron de defenderse con la pelota en un tramo del primer tiempo como cuando se olvidaron definitivamente de ella para parapetarse cerca de su frontal, defendieron con solvencia las tentativas granates que resultaron tediosas, repetitivas, lentas y carentes de la necesaria chispa o agresividad para hacer verdadero daño.

La profundidad brilló por su ausencia. El equipo volvió a ser un embudo sin salida por el centro y las escasas ocasiones que se encontró la banda izquierda ( de la derecha, mejor ni hablamos) no logró encontrar es centro certero para un rematador.

Resultó otro partido espeso, enroscado y confuso que solo se podría resolver por una brillante acción individual que no llegó o por un error del rival que llegó en forma de penalti sobre Brais en una jugada en la que tenía encima hasta 3 defensas rivales.

Sin embargo, cuando del día "está de no quiero" pues "está de no quiero" y Charles eligió una mala jornada para tirar bastante mal el penalti que incluso pudo remachar tras el rechace del portero encontrándose en vez del balón el cuerpo de un compañero que también acudía raudo a por esa pelota.

No quiero dejar de destacar también otra faceta del juego que resulta vital no solo para ser un equipo poderoso cuando vamos a jugar fuera a esos campos complicados mencionados antes sino también para tratar de desequilibrar partidos feos como el de ayer.

Me refiero al balón parado ofensivo.

Creo que muy poca gente puede discutir que el gol logrado por J.Rey en un córner es la excepción que confirma la regla.

Esa regla no es otra que la que dicta que el Pontevedra CF es un equipo inofensivo prácticamente en ese importantísimo lance del juego y que a los rivales casi ni les molesta cedernos saques de esquina ante nuestra inoperancia absoluta en esa faceta.

Por un lado, el equipo es bajo. Creo que eso es una realidad. Ni siquiera los dos centrales acumulan mucha envergadura siendo precisamente Javi Rey el hombre más idóneo por estatura para crear problemas al contrario. 

Por otro lado, no obstante, el Pontevedra a veces ni lo intenta. Ayer asistimos a un repertorio completo de "gilisaques" de córner que resultaban más peligrosos para nosotros mismos por las "contras" que podrían provocarse que para el rival por el veneno contenido en la jugada.

Resultó realmente desquiciante.

En definitiva, la cuestión preocupante y que debe focalizar de una vez por todas la atención del equipo es que de 18 puntos disputados en Pasarón el Pontevedra solo ha logrado 9 (la mitad) y por mucho que intentemos consolarnos con el mantra de "queda mucho", con esos números es muy complicado pero muy complicado conseguir el primer puesto al que desde el propio club aspiran e incluso son números comprometedores de cara a meterse del 2º al 5º.  

   

Hace 15 días escribía en este mismo blog la fragilidad del ecosistema granate que parece cogido con pinzas y muy vulnerable a cualquier contratiempo en forma de lesión de alguno de sus hombres clave.

Durante esas 4 jornadas festivas en las que llegaron las victorias, Rufo logró cuatro de sus seis goles. Hizo uno en Luanco, otro en Segovia y dos al Llanera en los tres únicos partidos ganados con verdadera autoridad por los granates.

Se dañó el tobillo del delantero madrileño en Segovia y ya al Coruxo hubo que ganarle en la penúltima jugada y manifestando otra vez algunas dudas en el juego y frente al Adarve y ayer mismo ya no vimos al mismo Pontevedra aún reconociendo que tampoco maravillamos durante la racha de triunfos. 

Sí, Rufo estaba presente en 4 de esas 5 primeras jornadas en las que no se ganó (aunque una vez fue suplente) y el equipo no arrancaba pero también es verdad que su presencia fue muy importante en la llegada de esos triunfos seguidos. 

Desde fuera (dada sobre todo una cortedad de la plantilla tan evidente como el ya famoso "queda mucho") lo que parece es que el Pontevedra resulta muy vulnerable a la pérdida por un tiempo considerable de cualquiera de sus 2 delanteros y tengo la impresión de que también aparecería una vulnerabilidad preocupante si faltasen alguno de los 2 centrales.

Si estamos todos la cosa no pinta mal y el rumbo pareció encauzarse durante unas jornadas.

Ahora, si falta una determinada pieza importante, la columna fabricada con mucho cuidado y a trompicones no solo parece curvarse sino que podría entrar en riesgo de colapso.

"Queda mucho", es cierto. 23 partidos y 69 puntos, pero ese "queda mucho" no será eterno y quizá llegue un momento en que ese "queda mucho" ni sea cierto ni se lo crea ya casi nadie.

Hay que coger una línea estable de juego y resultados y hay que hacerlo cuanto antes.

Los bandazos deberían empezar a formar parte del pasado porque la competición avanza y en no demasiado tiempo nos plantaremos ya en la mitad de la misma y ya quedará menos.


   

   

martes, 2 de noviembre de 2021

La fragilidad del ecosistema granate

 Ya son varias las ocasiones en los últimos tiempos en las que cuando todo parece ir bien en el seno del Pontevedra CF sucede algo que desequilibra la buena evolución del equipo sobre los terrenos de juego.

Ese "algo" ultimamente suele manifestarse en forma de lesiones de jugadores importantes que sacuden la estabilidad de la plantilla y obligan a una recomposición de piezas que sufren ante la alteración provocada por esa baja dolorosa.

Esta temporada como ya todos sabemos el Pontevedra empezó mal, muy mal. 

Regalos defensivos y poca continuidad en el juego provocaron que en la 5 primeras jornadas no se conociera la victoria y los nervios empezasen a aflorar ante la poca cosecha de puntos recogida.

Llegó, sin embargo, el encuentro disputado en Luanco en el que por fin el equipo se mostró sólido y concentrado a lo largo de los 90 minutos consiguiendo los tres puntos con autoridad. Luego Llanera en casa y G.Segoviana fuera y otros 6 puntos a la "buchaca" sin encajar gol y volviendo a vencer con esa autoridad con la que soñábamos a principio de temporada.

Fue en la capital segoviana donde se produjo el contratiempo no deseado con uno de los hombres más importantes del grupo como protagonista.

Una jugada rápida en ataque; Rufo que va a por todas como en él es habitual y horrenda posición de uno de sus tobillos tras un disparo a portería.

La forma en la que abandonó el estadio castellano no auguraba ya nada bueno y a pesar de que en un primer comunicado oficial de la entidad se habría la puerta a la esperanza de que la fortaleza del "9" pudiese aminorar sensiblemente el tiempo de baja, otro comunicado al día siguiente (tras la pertinente resonancia magnética) elevaba la intensidad de la lesión hasta un esguince grado II-III y nos convencía de que serían bastantes semanas las que el bravo jugador madrileño tardaría en saltar de nuevo al césped con la camiseta granate.

Tiene el Pontevedra CF esta campaña una plantilla interesante para la categoría pero notoriamente corta de efectivos.

Contamos con jugadores claramente referentes para 2ºRFEF pero no andamos sobrados a la hora de sustituirlos con plenas garantías en caso de lesiones de consideración. 

La baja de Rufo es muy importante (salga de titular como en las últimas jornadas o no lo haga como en las primeras) y la misión ahora es disimular esta ausencia de la mejor manera posible teniendo en cuenta que en toda la 2ºRFEF es complicado encontrar una pareja en ataque como la del "pelón" y Charles.

De hecho, la estadística sigue engordándose y con el gol del brasileño al Coruxo, ya son 9 (es decir, todas) las jornadas en las que ha marcado alguno de los dos puntas (sino los dos) en el mismo choque.

El ecosistema de la plantilla granate, por tanto, es frágil, es delicado y la cortedad de la plantilla (algo que creo resulta indiscutible) provoca que lesiones como esta zarandee más de lo que sería deseable al grupo y que la concentración de los futbolistas deba ser , si cabe, todavía más intensa.


Salió, en consecuencia, al césped de Pasarón el Pontevedra CF sin Rufo y lo hizo como anestesiado, como expectante a ver como podía "meterle mano" a su rival sin la presencia de una de esas dos "bestias" arriba que no necesitan demasiado para perforar las metas contrarias.

El jugador designado para colocarse más cerca de Charles fue Romay y lo cierto, por lo menos a juicio de este atribulado bloguero, es que el experimento no salió demasiado bien.

Es el jugador de Malpica un genio con el balón en los pies, eso ya lo sabemos de sobra por estos parajes, pero también es cierto que necesita jugar en una posición determinada sobre el terreno de juego para tratar de lucir esa cualidades que lo hacen diferente.

La temporada pasada hasta que se rompió, su posición fue más retrasada de lo habitual, de medio centro creativo pero a muchos metros de esa zona caliente en la que uno de sus pases o de sus controles o de sus fintas resulta casi decisivo.

El Domingo esa posición resultó demasiado adelantada, sin capacidad de asociarse con Yelko, Brais o Román y ya fuera por eso o, sobre todo, por unas molestias evidentes en una de sus piernas que le tuvieron con dudas toda la 1ª parte y que incluso provocaron su sustitución bien entrada la 2ª, el caso es que al "James Bond" granate se le notó desubicado y con problemas para hacerse importante.

Fue una primera parte la jugada frente al Coruxo bastante sosa, lenta, en la que apenas se logró encontrar la profundidad ante la tupida maraña elaborada por el rival por el centro y en la que no supimos explotar las bandas para desahogar el juego.

Todo esto, no obstante, puede entrar dentro de lo normal. 

Lo que quiero decir es que en una temporada hay partidos así; en los que no se encuentran los caminos; en la que no hay fluidez o incluso demasiada velocidad pero en la que incluso de esa forma se puede tener el partido controlado en espera de esa chispa de imaginación o un bajón del contrario para llevarse el partido.

Ahora, lo que convirtió esa primera parte en muy mala no fue tanto esa incapacidad para generar ocasiones sino el regreso de los regalos en zona defensiva que propiciaron el 0-1 en contra y que ponía la empresa realmente cuesta arriba.

Esta vez no fue un error de marca a balón parado, ni un balón largo en el que las vigilancias brillaran por su ausencia sino un fallo enorme de Soto en la salida de balón en la que le "robaron la cartera" y se gestó ese gol coruxista que hacía aparecer los fantasmas de nuevo en la retaguardia pontevedresa.

Es cierto que el Pontevedra juega este año así. Que es orden del entrenador jugar a veces con riesgo en zona cercanísima al área propia para salir a ras de suelo y tratar de lograr ventajas de esta manera. 

Ahora, siendo cierto esto, el error sigue siendo muy grave y el gol del Coruxo se encuadra dentro de esos tantos evitables y que llegan por tus defectos y no por las virtudes del otro.

Todo parecía cuesta arriba al descanso. Todo estaba muy complicado y ver bajar las escaleras del palco a Rufo con una impresionante protección en su pierna dañada y las muletas lo hacía todavía más preocupante. 

No obstante, y  con los mismos jugadores sobre la hierba, el Pontevedra fue otro en los primeros 20 o 25 minutos del segundo tiempo.

El equipo logró ensanchar el campo y que aparecieran mucho más Seoane y sobre todo Alex Glez. Se encontró más esa posición intermedia de Rubio pero especialmente Brais para crear superioridades, Yelko y Romay mejoraron algo y Miguel Román empezó a empujar desde atrás "barriendo" todo lo que había que "barrer" y contribuyendo a dotar de myor velocidad a la pelota.

Llegaron los acercamientos y las ocasiones pero no los goles y esa evidente superioridad granate parecía comenzar a diluirse con el paso de los minutos dando aire a un Coruxo que respiraba tras muchos minutos agobiado.

También llegaron dos acciones sobre Brais Abelenda que en el campo parecieron penalti y que por televisión dotaban a la pena máxima de tamaño de catedral. No tuvo a bien el "trencilla" estimar nada punible en ambas jugadas.

Vinieron los cambios y Oier y Diz entraban al campo por Rubio y un sobrecargado muscularmente Romay.

Y llegó el gol del empate. En una de esa jugadas hiladas con paciencia y en las que se encontró la posición correcta para el centro, apareció la cabeza de Charles para igualar el trámite y sumar el séptimo gol de su cuenta.

La importancia de Charles (al igual que la de Rufo) es esta, el brasileño no había aparecido demasiado en el partido; no estaba ni mucho menos brillando sobre el césped pero cuando llega ese centro de Brais, está ahí para meter la cabeza y conseguir lo más difícil en el fútbol, el gol.

Fue en ese instante, a falta de un cuarto de hora para el final, cuando el Coruxo decidió espabilar en ataque y tratar de estirarse en busca de una victoria que necesitaban por su posición en la tabla.

Forzaron algún córner y una falta lateral en la que el Pontevedra volvió a defender mal siendo salvado por una buena intervención de Cacharrón que abortó el último intento vigués.

Pasaban los minutos y el encuentro parecía algo roto y el resultado incierto. Casi sobre la hora A. Rodríguez decide dar entrada a Javi Rey por Brais y casi a renglón seguido llega un saque de esquina a favor.

Por fin se saca bien un córner y aparece la cabeza precísamente de Rey para meter un tanto importantísimo que proporcionaba una victoria vital que hacía la 4ª consecutiva.

La alegría en la grada fue muy grande, una grada otra vez escasamente poblada pero en la que en ese segundo tiempo sí se produjo la deseada conexión entre aficionados y equipo que propicia que Pasaron sí sea un campo difícil para el rival y no un escenario en las que a veces resulte cómodo arbitrar y ejercer de visitante.

Es cierto que por el propio Consejo de Administración se ponen piedras en el camino con decisiones basadas en luchas personales contra determinados colectivos que lo único que hacen en última instancia es perjudicar al equipo.

Insisto, si Pasarón hierve, aunque no seamos muchos los que estamos, se nota. Lo nota el rival, lo nota el colegiado pero sobre todo lo notan los más importantes, nuestros jugadores que sienten ese apoyo a la hora de superar situaciones complicadas.

No fue un partido, por tanto, demasiado bueno ni demasiado vistoso y en el que además se volvió a fallar atrás pero sí fue un choque en el que en el 2º tiempo se supo rectificar, ser mejor que el contrario y aunque "in extremis" (a nosotros nos pasó al contrario en Mostoles o Carballo) llevarnos el gato al agua.

El Domingo vamos al feudo del líder que además nos saca 4 puntos en la clasificación.

Será un partido dificilísimo en el que habrá que dar la mejor imagen para salir indemnes.

El equipo seguirá sin Rufo y ese frágil ecosistema que dudó en la primera parte de anteayer, debe fortalecerse y empezar a adaptarse a esta situación que puede prolongarse bastantes semanas más.

No se puede conceder nada en defensa y menos ahora que una de nuestras fuentes de gol se ha secado temporalmente.

No creo que ganar en Luanco o en Segovia haya significado dar un golpe encima de mesa alguna. Estas cuatro victorias seguidas lo que han hecho es compensar el mal inicio e instalarnos en fase de play off.

Ese golpe encima de la mesa sí se daría ganando en el campo del Adarve que está primero y que ha ganado hasta ahora todos sus partidos en su estadio.

Ganar allí sí sería decir "aquí estamos". Sí sería dar ese mensaje de que queremos ese primer puesto y que vamos con todo a conseguirlo.  


    

  


 


   

lunes, 18 de octubre de 2021

La suprema dificultad de hacer las cosas bien y sencillas

Terminar en la primera posición en casi cualquier categoría de nuestro fútbol resulta realmente difícil

Creo que esta premisa podrían firmarla casi todo aficionado a este deporte que lleve años comprobando como a pesar de los presupuestos y el poder económico que tengan determinadas entidades, las sorpresas están a la orden del día y las "heroicidades" de equipos modestos suelen ocurrir con alguna frecuencia no  ya solo manifestadas en partidos concretos sino también en clasificaciones completas.

Es posible que la 1ª división no responda exactamente a este planteamiento en las últimas décadas. 

La intencionada manera de "teledirigir" la Liga española por sus regidores para que casi todo se convierta en un "tete a tete" entre el Real Madrid y Barcelona ha restado en buena parte ese electrizante componente de imprevisibilidad en la competición y provocado que circunstancias como las del Valencia hace ya más de quince años o Atlético de Madrid en la actualidad parezcan claramente una anomalía.

¿Se imaginan, por ejemplo, cuatro años seguidos sin que la Liga la ganasen ni blancos ni blaugranas como pasó a primeros de los 80 con los equipos vascos? Ahora no es que resulte imposible es que los dirigentes de los que antes hablábamos entrarían en pánico ante tal desplante de los "comparsas".

Volvamos, no obstante, al fútbol modesto.

Dos enormes instituciones como el Deportivo de la Coruña (campeón de Liga y Copa, entre otros trofeos) y el Racing de Santander con más de 40 temporadas en Primera, compiten ahora en 1ª Federación con el casi obligado objetivo de volver a la segunda división española.

Deportivistas y santanderinos ya comprobaron el pasado año (para desgracia racinguista, el equipo cántabro llevas más tiempo siendo consciente de ello) que la 2ªB no era una broma y tuvieron que clasificarse para esta 1ª RFEF vía fase intermedia, aquella que disputaban los que no pudieron colarse para jugar por el ascenso.  

Esta campaña pelean en la zona noble de la tabla pero ya han comprobado en sus carnes como cualquier "tonto hace un reloj" y han perdido puntos de manera dolorosa.

No tendrán fácil ser primeros y colocarse de nuevo en un lugar no tan discordante con su formidable historia.

La 2ª RFEF no cuenta con el nivel de la categoría inmediatamente superior, no nos engañemos.

En mi opinión, dicho nivel está incluso un punto por debajo de esa 2ªB de 80 equipos en la que tantísimos años hemos competido.

Aún así, el primero subirá directamente y a pesar de ese nivel no demasiado elevado, el Pontevedra lo tendrá muy complicado y deberá "sudar sangre" si quiere hacerse con ese lugar ansiado que nos subiría un peldaño de forma directa.

¿Tenemos mimbres para optar a ese primer puesto? En mi opinión, sí.

¿Hay defectos en esta plantilla que evidentemente ha tenido que sufrir recortes económicos por el descenso? En mi opinión de aficionado, sí. Existe algún agujero.

Ahora bien, si se hacen las cosas bien en el campo; si nos respetan las lesiones en determinadas parcelas del césped y si la concentración reina a lo largo de todos los minutos de los partidos, el Pontevedra sí debe luchar por ese puesto de privilegio que nos ahorraría un play off en campo neutral y eliminatorias a un partido creado por aquellos que solo buscan réditos económicos para ellos mismos y no para los componentes de la competición que organizan.

En estos dos últimos partidos de Liga en los que se han logrado las dos primeras victorias y las dos primeras "porterías a cero", el Pontevedra ha colocado la primera piedra en su tarea casi obligada de pelear hasta el final por el liderato.  ¿Cuál ha sido esa piedra? Hacer las cosas bien y sencillas.

Esto (lo de hacer las cosas bien y sencillitas) es fácil decirlo pero hasta el partido de Luanco no estaba resultando nada asequible pasarlo a la práctica.

Tiene el Pontevedra (en opinión, repito, de aficionado) una plantilla diseñada para tener la pelota, defenderse con ella y tratarla de tal manera que sea frecuente encontrar posibilidades para que sus 2 delanteros puedan encontrar el gol.

No la tiene (o en principio eso ha parecido en este comienzo de campeonato) para dejarle el balón al rival y replegarse con orden para formar una buena muralla defensiva y tratar de sorprender a la contra.  

En esos 5 primeros encuentros que tanto nos preocuparon y que debemos tener siempre presentes como muestra de lo que puede ocurrir si  no se hacen las cosas bien, el equipo regaló lo indecible en la faceta defensiva.

Lo hicimos a balón parado defendiendo con la mirada aquella falta de Móstoles o las de casa frente a Leganes B y Arenteiro.

Lo hicimos tragándonos 2 balones largos y sin rumbo de manera absurda también en Mostoles y también frente al Leganés aquí.

Y lo hicimos perdiendo por completo la pelota en Carballo cuando el partido solo podía ser nuestro, defendiendo de manera lamentable los centros laterales que fueron ejecutados y posteriormente rematados con extrema facilidad por el rival.

En algunos de esos partidos el Pontevedra no estuvo mal con el balón. 

Todo lo contrario Fue mejor, creó ocasiones y marcó un número suficiente de goles que deberían habernos llevado al triunfo.

Este atribulado bloguero excluiría el partido frente al Leganes B y la primera parte frente al Arenteiro. Sinceramente, ahí hay poca o nula defensa para el equipo.

En cambio, no haber ganado en Mostoles se debió a nuestros errores; no haber ganado en Carballo se debió a nuestros errores e incluso en los últimos 20 minutos contra el Arenteiro se pudo remontar el partido.

En esos partidos el Pontevedra con el balón en su poder hizo algo parecido a lo realizado el Sábado pasado ante el Llanera al que se le ganó con facilidad.

La diferencia estuvo en que no se cometieron fallos absolutamente demenciales atrás que permitieran que el rival se pusiera por delante, se hiciera fuerte y nos complicara muy mucho la vida.

Sí. Sé perfectamente que el humilde equipo asturiano del Llanera es ahora último y que el Pontevedra debe casi siempre ganarle sobre todo en Pasarón.

Ahora bien, también digo que el Leganés B no me pareció nada del otro mundo y solo nuestros "tiros en el pié" provocaron que acabaran venciendo. 

Es, en mi opinión, este Pontevedra un equipo que juega diferente al que hemos visto en los últimos años.

Los equipos de estas campañas anteriores buscaban llegar al ataque de manera más fulgurante, más eléctrica. Buscaban la presión en zonas dañinas para el rival y a partir de ahí transicionar rápidamente en ataque para encontrar las posiciones de gol.

La impresión que me da este Pontevedra con el paso de los partidos es que lo que se busca es encontrar esos espacios no con esa presión agobiante y la velocidad subsiguiente sino a través de una posesión del balón más pausada, mucho más elaborada para tratar de descolocar al rival y penetrar en ese momento utilizando la profundidad.

El Sábado, por ejemplo, el Pontevedra utilizó la paciencia para tocar y tocar en medio campo hasta encontrar superioridades que permitían dotar a ese juego combinativo de la necesaria profundidad para no convertir el fútbol en balonmano y como es lógico crear esas ocasiones que produzcan el gol.

No se consiguió siempre ni mucho menos y la sensación a veces fue la de juego excesivamente lento y además dificultado por el calamitoso estado del terreno de juego.

Sin embargo, si hubo lances en los que la combinación logró el fruto de descolocar al contrario y se vio acompañada de la ya citada profundidad dotando a ese juego de toque de la peligrosidad y el marchamo de gol que convierte a ese fútbol en atractivo.

Si por el contrario no se consigue dotar a esa forma de juego con esa electricidad en los últimos metros, el partido puede convertirse en lo que fue la primera parte frente al Arenteiro en la que además de regalar atrás, no fuimos capaces en ningún momento de quebrar la defensa contraria cayendo en la desesperación.

En Carballo, a pesar de las dificultades del escenario, también se trató de jugar así y lo cierto es que hasta que se hizo el Pontevedra fue mejor. Luego ya sabemos lo que pasó.

Hacer las cosas bien y sencillas.

Con tu estilo que este año parece como se ha dicho diferente. Tocando hasta la saciedad si es necesario para hallar los caminos que nos lleven a Charles y Rufo. Divirtiendo a veces si ese toque es rápido y las llegadas muchas. Aburriendo en ocasiones si no se encuentran esos pasillos y se le sacan las costuras a la pelota de tanto sobarla.

Ahora, sin caer en errores infantiles en zonas vulnerables del terreno de juego como la salida de pelota; sin regalar en el juego aéreo defensivo como ha pasado hasta ahora; sin tragarse pelotazos de 40 metros sin sentido por una nula atención a las vigilancias defensivas.

Se perderán partidos aún haciendo bien las cosas, eso está claro.

Habrá equipos que intentarán sacarnos la pelota para hacernos sentir incómodos.

Habrá otros días en los que la pelotita se niegue a entrar ni una sola vez en la portería rival aún teniendo oportunidades de sobra.  

Ahora, tratemos que esos puntos que se van a tener que ir porque el fútbol es y seguirá siendo siempre fútbol con sus imponderables asociados, se vayan más por virtudes del rival que por deméritos propios.

Que cuando se pierda nos cabreemos y nos desilusionemos pero que no metamos también en la mochila la sensación de que lo hemos dejado ir nosotros mismos.

El camino será difícil, eso está claro.

Como dice esta columna al principio, ser primero en casi cualquier categoría es muy complicado pero no nos quitemos nosotros mismos "boletos" para conseguirlo arrojándolos a la basura de nuestra propia casa. 

Que si el rival nos quiere arrebatar esos "boletos" lo haga por que haya sido mejor; porque lo haya merecido.

Para terminar un dato esperanzador y que deja bien a las claras que nuestro "Rufles" este año funciona a pleno rendimiento.

De los 14 goles logrados por el equipo ( somos el equipo máximo goleador empatados con el líder Adarve), 11 los han marcado Charles (6) o Rufo (5).

En los 7 partidos de Liga jugados han marcado siempre o uno u otro, o los dos.

Tiene pinta, además, que lo harán en muchísimos partidos del campeonato.

Logremos moderar nuestra cifra de goles encajados (hasta hace poco éramos de los más goleados). Si lo hacemos, estaremos mucho más cerca de cerrar la herida de la pasada temporada.

Feliz 80 cumpleaños al Pontevedra CF y a todos los que lo componen. 

Que sean muchísimos años más los que esta camiseta y este escudo sigan recorriendo España y haciendo que nos sintamos orgullosos de ser una minúscula parte de él a pesar de lo mucho que nos hace sufrir en ocasiones. 

     


lunes, 4 de octubre de 2021

De ridículos, películas de Berlanga y unas posaderas abrasadas

 Simplemente fue un ejercicio de dolor más. 

Otra nueva sesión de tortura que sabes sin lugar a dudas que se te infligirá pero a la que te encaminas con cara de perrito degollado con una disciplina propia de un talibán irredento.

Nada más sentarte en la butaca ya sientes una pequeña descarga eléctrica en las posaderas, leve si acaso, pero descarga a fin de cuentas que va preparando tu cuerpo para los voltios que ya sin recato ni freno alguno caerán sobre tu organismo a lo largo de los 90 minutos.

En el día de ayer esa primera descarga en los prolegómemos del choque ya fue un poquito más elevada de lo habitual 

Y fue un poquito más fuerte porque al conocer la alineación del Pontevedra CF las posaderas a las que aludíamos anteriormente se apoyaron del susto con demasiada fuerza en esa butaca que empezó (caprichosa y juguetona ella) a vibrar con más intensidad.

Juego de niños esa pequeña corriente del principio con las que vendrían a lo largo de otra primera parte vergonzosa, patética e indigna de la historia de este club en la que el Pontevedra CF pululó por el césped sin sentido ni coherencia alguna convirtiéndose en un muñeco de peluche zarandeado por el Arenteiro de manera inmisericorde.

Resulta hasta absurdo hablar de táctica o de posicionamiento de futbolistas cuando el ridículo era tan grande y el desconcierto del equipo era tal, que lo único que daban ganas era de levantarse de esa diabólica silla que despedía energía eléctrica sin parar para no estar dando botes constantes encima del asiento y evitar el chamuscamiento total de esas nalgas sufridoras.

Como elemento recurrente del guión otro gol regalado. 

Esta vez no hizo falta que el rival levantara el balón desde el banderín de córner ni un par de centímetros. Si el Pontevedra ya había demostrado que su defensa del balón parado aéreo del contrario era un desastre sin paliativos, ayer también puso de manifiesto que es una calamidad defendiendo el balón parado "a ras de suelo".  

Esa jugada ensayada del Arenteiro aún habría tenido alguna disculpa si estuviésemos hablando de una falta lateral cerca del área en la que el recorrido de la pelota por el césped fuese sensiblemente más corto desde la bota del pasador hasta la del rematador

Ahora, que te metan un gol a través de esa jugada desde el "quesito" del saque de esquina, habiéndose desplazado el balón un montón de metros hasta el corazón del área, es simplemente intolerable. 

Es absolutamente descorazonador que te puedan meter un gol así y todavía más si ya en esta misma temporada has encajado varios goles en estrategia y tu atención tiene que ser máxima.

Luego llegó el segundo gol a raíz de un buen disparo pero tras otro estrambote granate en la génesis de la  jugada y la sensación de mascarada, de tomadura de pelo, de disparate insoportable se extendió como un reguero de pólvora por todo el estadio.

Fue un primer tiempo, en suma, propio de un equipo desnortado, sin un plan elaborado para saber como atacar (el "gilitoque" llegó a ser hasta hilarante) y como ya se ha dicho incapaz de defender con un mínimo de diligencia las acciones del equipo rival.

En el descanso recorrió las redes sociales la celebración de una "reunión de urgencia" en el propio palco de autoridades entre varios consejeros de la entidad.

Qué si discutían; que si se enfadaban; "que sí la abuela fuma"; "que sí la noche me confunde".

Pude ver esas imágenes después del partido y no se porqué ( o sí) lo primero que me vino a la mente fueron escenas de cualquier película de Berlanga.

Imaginen ustedes al gran Luis Escobar como el Marqués de Leguineche; a J.Luis López Vázquez como el primogénito heredero ya con 60 años; a Amparo Soler Leal como la nuera tuerta y a Agustín González como el capellán de la familia.

Todos ellos discutiendo o hablando de fútbol cuando lo más redondo que han visto en su vida ha sido una palangana. Solo faltaba Jose Luis Sazatornil "Saza" metiendo baza para ver si vendía algunos sanitarios entre el caos de la discusión de sus acompañantes.

Desolador, de verdad, desolador.

Eso sí, ese famoso "grupo opositor" que acumula un buen número de acciones que le legitiman para ostentar tres puestos en el Consejo de Administración sigue callado, mudo como el gracioso enanito de Blancanieves y ante tanta incompetencia llega un momento en que seguir callados (al margen del "circo" que se monta cada años en la Junta de Accionistas) no resulta tampoco de recibo.

Una cosa es que no puedan dirigir el club pues el juego de la mayoría de las acciones es inapelable pero otra es que observen como el barco va camino de estrellarse contra unos arrecifes y sigan sin decir "esta boca es mía".

Llegó la segunda parte, una vez los presuntos protagonistas de la película de Berlanga volvieron a ocupar sus asientos y al principio poco o nada cambió.

Angel Rodríguez, que sigue siendo entrenador del Pontevedra CF, dio entrada a Romay (no sabemos que le habrá parecido tal movimiento al Director Deportivo) por Martín Diz pero el partido siguió más o menos por los mismos derroteros.

Incluso en una de las primeras jugadas tras la reanudación, el Arenteiro disfrutó de un uno contra uno contra el portero que Cortés supo neutralizar con eficacia.

Poco después se rompía Javi Rey y a falta de media hora el técnico efectuó un triple cambio dando entrada a Alex, Román y Oier por el lesionado Rey, Araújo y Rubio.

También cambio el sistema colocando tres centrales (Seoane junto a Churre y Soto) y dejando "la banda larga" para Alex a un lado y Oier a otro.

Con el paso de los minutos, sobre todo por la izquierda, se fue llegando algo más aunque la sensación de peligro granate no era demasiada salvo en una jugada en la que sacamos nosotros mismos de la línea de gol un remate que podría haber acortado distancias.

Luego llegó el 1-2 a raíz de una falta bien botada por Oier y mejor rematada por Charles y dos minutos después el empate tras un regalo importante de la defensa "verde" que permitió a Churre hacerse con una pelota en una de esas "expediciones "alocadas que efectúa últimamente hacia el área rival y cederle el cuero a Charles que a puerta vacía ponía la esperanza en las gradas del ex vetusto.

Todavía quedaba más de un cuarto de hora y en ese momento la sensación era de que se iba a ganar el partido.

No obstante, el Arenteiro hizo lo que no supo hacer el Pontevedra en otras ocasiones y frenó el ritmo con caídas al césped de algunos jugadores y sustituciones de otros.

Aún así, tanto Alex (que no juegue este "tío" de titular cuando está disponible es verdaderamente inexplicable) como Oier seguían percutiendo por las bandas y haciendo lo que dicta el sentido común si tienes en el campo a Charles y Rufo, centrando balones a la olla para que los puntas se expresen en una suerte en la que son especialistas, el remate.

Al mismo tiempo, en ese tramo llegaba la única buena noticia del partido que no fue otra que la actuación del debutante en casa, Miguel Román.

Ignoro si progresará y si el rendimiento de ayer será el habitual en un chaval tan joven e inexperto. 

También es cierto que en ese momento el partido iba cuesta abajo y el estadio trataba de arropar a los suyos lejos ya de los merecidísimos pitidos del primer tiempo pero lo que también es verdad es que el chico supo soportar el peso del medio campo, cortar varias intentonas carballinesas de salir a la contra e incluso expresarse con contundencia en algún cruce expedito al suelo.

Es pronto, muy pronto para valorar si hay jugador en él para este equipo pero en estos tiempos en los que se necesitan "clavos ardiendo" a los que agarrarse o simplemente noticias esperanzadoras entre tanta desolación, es justo destacar los minutos de Román que sí estuvo a la altura cuando otros no lo estuvieron y que además deberá sustituir a una pieza tan importante como Javi Rey.


A pesar de los parones del Arenteiro y de la precipitación granate que quiso hacer en un cuarto de hora lo que había que hacer en 90 minutos, en el descuento llegaron dos ocasiones tremendas que pudieron dejar la victoria en casa.

La primera en un lanzamiento cruzado con la derecha de Alex González dentro del área a la que respondió de manera soberbia el guardameta visitante y sobre todo una segunda en la que Yelco envió fuera un remate de cabeza desde el área pequeña cuando su posición para marcar era inmejorable.

Ese tercer gol no llegó y el arreón final del equipo solo valió para alcanzar un empate que sabe claramente a derrota.

Son 5 partidos los que llevamos de Liga y no se ha ganado todavía.

Solo dos equipos de los 18, nosotros y el Bergantiños, no han ganado todavía.

Al parecer la versión oficial, tanto la del club como la periodística, es que como la clasificación está muy igualada y solo nos separan cuatro puntos del play off pues no hay que cambiar nada y solo seguir confiando en que la victoria llegue más pronto que tarde.

¿A alguien le suena esta situación? 

Ni ese dato que se acaba de dar (ser junto al "Bergan" el único equipo que no ha ganado); ni que el equipo sea un coladero en defensa y regale un par de goles por partido; ni alineaciones tan delirantes como la de ayer parecen propiciar la toma de decisiones más drásticas.

Vale. Si todo el mundo está deseando que se gane, no uno, sino 9 partidos seguidos.

Lo que pasa es que pensar que el Pontevedra en Luanco el próximo Domingo no va a volver a regalar atrás es casi ciencia-ficción.

Lo que pasa es que imaginar que necesitaremos como mínimo dos goles para ganarle al Marino es, por contra, fácil de predecir.

No debería ser necesario volver a repertirlo pero este bloguero y creo que toda la afición granate desea que a Angel Rodríguez le vaya bien porque su bien es el nuestro; su bien son nuestras victorias y además la responsabilidad principal de este desbarajuste está mucho más arriba como tantas veces ya he escrito.

Ahora. Cuándo van a llegar esas victorias? Cuándo dejaremos de ser un equipo endeble atrás ? Cuándo nos comportaremos como un equipo que quiere subir una categoría de nuestro fútbol? En Luanco? Contra el Llanera? Dentro de 3 partidos? .

Cuando se consiga... Habrá tiempo todavía para estar arriba o pasará lo de la temporada pasada?

Ese es verdaderamente el problema.

            

  




 

martes, 28 de septiembre de 2021

Otro funeral granate y fiesta en "tele Bergantiños"

 Qué puede escribirse en un blog sobre el Pontevedra CF después de otra decepción profunda como la del Domingo pasado? ¿Merece la pena repetir una vez más argumentos ya explicados hasta la saciedad acerca de descompensaciones de plantilla o errores impropios de un equipo que se pretende serio? Merece la pena, incluso, escribir algo sobre el equipo tras otra ración copiosa de tristeza e incredulidad?

En un partido que empezó siendo retransmitido por la tvg2 pero que terminó siendo emitido sin necesidad de cambiar de canal por la delegación de aquella en Carballo a la que podríamos llamar "tele bergantiños",el Pontevedra controló la situación a partir del minuto 10  hasta el momento en que logró el primer tanto, con comodidad e incluso con jerarquía.

En la primera parte, es cierto, sin crear ocasiones de verdadero peligro pero sí llegando más al área contraria y probando en ocasiones al ex granate Canedo.

En la segunda y tras un susto provocado por una de esas salidas un tanto alocadas a las que nos está acostumbrando esta temporada Alvaro Cortés, el equipo siguió mandando y ya creando ocasiones de verdad como la de Alberto Rubio muy bien despejada por el arquero rival.

Llegó el penalti cometido sobre un buen Yelco Pino que transformó Charles y el cambio que se produjo en el marcador también empezó a manifestarse sobre el campo.

Ese Pontevedra bien puesto, que dentro de las dificultades que entraña la superficie del estadio de Carballo, trataba de tocar con algo de sentido y que llegaba con cierta frecuencia a la zona comprometida del rival, empezó a mutar al ya conocido en los últimos tiempos, es decir, al timorato e inseguro equipo que se olvida de lo que estaba haciendo bien y empieza a entrar en un bucle de torpeza.

Sí. Es cierto que al verse por detrás, el Bergantiños dio un paso adelante y eso también hay que tenerlo en cuenta pero lo cierto es que el Pontevedra lejos de asentarse, quitarse kilos de presión con el gol conseguido y certificar su superioridad lo que hizo fue empequeñecerse poco a poco de manera absolutamente desesperante.

Tras el 0-1, como se está comentando, empezó a tambalearse un poco el tenderete y las llegadas del "Bergan" se hacían más frecuentes y con algo más de peligro. A la par que se achicaba el Pontevedra,  el comentarista de "tele Bergantiños" iba creciéndose y sacando la bufanda de su equipo del bolsillo de la chaqueta para colocársela alrededor del cuello.

He aquí, sin embargo, que en un balón largo Brais tras dejada de Rufo consigue quedarse solo delante del portero y hacer el 0-2 a falta de poco más de un cuarto de hora.

 Lo lógico, lo normal, lo previsible en ese momento era pensar que el Bergantiños acusaría muchísimo este nuevo golpe y el Pontevedra se comportaría de una vez por todas como un equipo sobrio, fuerte y con esas aspiraciones de estar arriba que nacen (no olvidemos esto nunca) del propio Consejo de Administración de la entidad y no de una afición deseosa de reverdecer viejos triunfos.

¿Qué decir de lo ocurrido en el tramo final del partido?  ¿Cómo explicar que el Pontevedra se diluyera cual azucarillo y se convirtiera en un alma en pena sobre la hierba acauchatada de As Eiroas? 

Se había hecho ya un cambio antes del 0-2 con la salida de Yelco (es de esperar que cansado por su inactividad) por Romay que no mejoró al equipo.

Luego llegó el 1-2 en un centro efectuado por nuestra banda derecha sin la menor oposición y el remate de Escobar en el corazón del área inexplicablemente solo y sin marca que lo molestara.

Nada más sacar de centro casi llega ya el empate tras una pérdida y un lanzamiento que se fue muy cerca de la portería de Alvaro.

Ya con el Pontevedra en las cuerdas y medio sonado, llegó otro cambió de hombre por hombre (Oier por Brais) que nada mejoró y después de varias llegadas más del rival y ya a esas alturas con el comentarista de "tele Bergantiños con su bufanda entre los dientes y más excitado que un párroco en lupanar oscuro, llegó el doble cambio que dio con los huesos de Rufo y Rubio en el banquillo y con los de Diz y Pacheco sobre el césped.

Y el Pontevedra lejos de hacerse fuerte en su área con la entrada de un nuevo central que en teoría debería haberle  fortalecido a la hora de contrarrestar el juego aéreo del Bergantiños, siguió en estado de shock e incapaz de "templar gaitas"sin hacerse con la pelota sin dormir el partido e insisto sin comportarse como un equipo que de verdad está hecho para salir de 2ªRFEF.

Se llegó a la absurda situación de tener que ver al borde del minuto 90 como Churre se hacía con un balón en área propia y empezaba a correr como alma que lleva el diablo hasta terminar en el extremo izquierdo de nuestro ataque a trompicones y tomando un riesgo absurdo de perder la pelota y dejar desguarnecida una zona vital para el equipo.

Este otra vez atribuladísimo bloguero veía por "tele Bergantiños" esto y de verdad que no salía de su asombro.

Y al final llegó lo que tenía que llegar.

Otro centro sin ninguna oposición, esta vez desde la izquierda, "tragada" monumental de Araújo e inexplicable situación algo adelantada de Alvaro y remate que se cuela en la cazuela para dejarnos con cara de "gilipua" y provocar ya sin ningún reparo ni disimulo la euforia del comentarista de "tele Bergantiños" que se quedó sin bufanda arrojada al viento y sin garganta en su estridente grito para celebrar la igualada.

¿Cómo puede el Pontevedra CF haberse venido a menos de es forma cuando tenía el partido ganado? 

Ni idea. Resulta realmente difícil de digerir este desplome cuando, vuelvo a insistir, hasta el 0-1 el equipo había sido claramente mejor que el contrario y controlaba la situación sin alardes pero con cierto aplomo.

Lo único cierto; lo único real, es que el Pontevedra sigue sin ganar y suma solo 3 puntos de 12.

Cantaba Víctor Manuel en una de sus legendarias canciones algo así como : "A dónde irán los besos que guardamos, que no damos..."

Dónde irán, entonces, esos puntos que perdimos, que regalamos? ¿Dónde irá esa victoria que no obtenemos? ....

Por cierto, se habla estos días a raíz de lo sucedido en Carballo de la tan manida presión que rodea a esta entidad y que podría influir en su caminar atolondrado por las tuberías del fútbol español.

Hay aficionados que razonan dicho argumento con orden y educación lo que siempre se agradece pues el debate en torno a nuestro equipo siempre es edificante y positivo.

Yo no puedo estar de acuerdo en este momento histórico del Pontevedra con esta teoría.

Solo voy a poner un par de ejemplos que demuestran la tranquilidad con la que trabaja este Consejo de Administración a pesar de los errores cada vez más graves que comete a todos los niveles.

El primer ejemplo lo traigo a colación con una noticia publicada en prensa en Madrid hace alrededor de una semana. La noticia explicaba que el Móstoles habría cometido presuntamente alineación indebida en el partido que le enfrentó contra nosotros hace un par de jornadas pero que el Pontevedra no se percató de la situación y no impugnó la cuestión dentro del plazo preceptivo de 48 horas tras el choque. 

A mi juicio esta es una noticia importantísima. Una noticia que podría haber supuesto que el Pontevedra hubiera recuperado los 2 puntos perdidos en aquella absurda acción del descuento en el campo mostoleño.

Pues bien, esta cuestión y la incapacidad del Pontevedra CF para darse cuenta de esta situación ha pasado auténticamente de puntillas en nuestra ciudad. Apenas se ha mencionado en los medios y "si te he visto no me acuerdo".

No me quiero ni imaginar la que se habría montado hace unas décadas con este tema pero ahora no. Ahora no pasa nada. Ahora se pueden perder puntos sobre el césped, faltaría más, pero también en los despachos y no pasa nada.

El segundo ejemplo que me hace pensar que la tan manida presión no inflaría demasiados globos, es la propia reacción de la afición que no puede mostrarse más comprensiva con un equipo que lleva demasiado tiempo asestándole puñaladas en el corazón.

Las pitadas tras fracasos como las del partido frente al Leganés B fueron muy moderadas con respecto a aquellas que se sufrieron cuando la afición granate apretaba de verdad.

Ahora, lo que prima es la indiferencia, es la resignación, es el conformismo con una situación que se empieza a ver como irreversible ante la incompetencia supina de la "cúpula" de la entidad.

Y la verdad , lo confieso. 

Ojalá no fuera así.

Ojalá si existiera de verdad esa presión.

De verdad, desearía que Pasaron fuese de nuevo ese estadio alborotado, con ambiente festivo y colorido. 

Que exigiese ? Por supuesto. Pero también que acogotase a los rivales a poco que su equipo se echara encima del área contraria.

La presión es necesaria en un club de fútbol. Conlleva exigencia, trabajo, buen hacer, responsabilidad.

El problema para mí en la actualidad del Pontevedra es precisamente el contrario,  que la presión cada vez es más inexistente.

Que cada vez importa menos perder. Cada vez importa menos ver a nuestro a Pontevedra sin personalidad, sin empuje e incluso sin ese coraje que nos caracterizaba.

La falta de presión, en suma, impide que se reclame y se señale a los verdaderos responsables de esta caída que por ahora no tiene freno.

Esos responsables, no están sobre el césped; ni siquiera en el banquillo.

Están en el palco y poco a poco están convirtiendo al Pontevedra en ese cortijo sobre el que escribía hace semanas y en el que dentro de poco dejará de importar la calidad para vestir la camiseta y tomará más importancia otras cuestiones que harían enrojecer al más pálido fantasma de un cementerio.    

 

 

  

  


lunes, 20 de septiembre de 2021

De derrotas dolorosas y sonrojantes linchamientos.

Hay días en los que resulta inevitable preguntarse si merece la pena seguir enganchado a una causa que parece irremisiblemente perdida. 

Son momentos en los que llegan las dudas y acabas pensando si no sería mejor dar un paso atrás, coger distancia, bajar la intensidad de un sentimiento o de una pasión que proporciona escasas alegrías y si muchos enfados y desilusiones.

Los interrogantes se acrecientan si esa afición, si esa adhesión a una lucha preñada de innumerables decepciones, pertenece a la esfera de tu ocio; de tu entretenimiento; en definitiva, de esa recóndita parcela de la vida en la que quieres sumergirte para encontrar consuelo o alivio ante la verdadera cara del día a día y sus problemas, sus sinsabores y preocupaciones.

En el caso de este más que nunca atribulado bloguero, la última vez que recuerdo haberme sentido tan hundido y tan agitado interiormente como ayer por causa de este Pontevedra que lejos de despegar sigue chocando contra paredes, fue hace casi siete años.

Transcurría la cuarta temporada consecutiva en 3ª división. 

La intención era que de una vez por todas fuera la última y se saliera de un pozo que carcomía los cimientos de la entidad desde hacía casi un lustro.

Ya había un Consejo de Administración con "mando en plaza" desde el principio y la excusas se habían acabado.

Sin embargo, a finales de Septiembre de aquel año 2014 llegó el X. Sanxenxo y destrozó al Pontevedra venciendo por 0-1 provocando el enésimo ridículo granate en aquella travesía por la 3ª.

Salí aquel día con el organismo revuelto, pensando que esto no tenía solución alguna y que lo más probable era que los poquísimos que seguíamos siendo habituales en Pasarón nos estábamos equivocando al seguir creyendo en algo que no tenía remedio alguno.

Que era absurdo seguir acudiendo al estadio; que no tenía sentido dejar de pasar horas de Domingo con tú niño (por aquel entonces con dos años y pico); que era mejor distanciarse, apoyar si acaso en la medida de los posible sacando el abono pero dejar de pasar por esta sesiones de "tortura" que aquellos que se identifican mucho con un club de fútbol saben que se pueden sufrir si le ves zarandeado tan brutalmente por las circunstancias.

No hice nada de eso y seguí cruzando el río cada 15 días para ver al equipo. Finalmente esa temporada se subió e incluso las dos campañas siguientes la imagen del equipo volvió a parecerse un poco a la de un conjunto serio y con alguna posibilidad real de emerger hacia la élite de nuestro fútbol.

Luego se volvió a las andadas y la extraña y caótica Liga pasada nos devolvió al un pozo situado debajo de otro pozo. En un lugar en el que ver alguna luz diurna futbolística se hace imposible y desde el que podemos presenciar como muchos equipos (sin las posibilidades potenciales que tiene este) nos miran de reojo desde una posición más elevada.

Ayer volví a sentir algo parecido a lo de aquella tarde de 2014.

Volví a experimentar esa desazón e incluso nerviosismo interior al ver al equipo dirigirse sin remedio hacia otra derrota inexplicable ante un equipo que jamás debería  ganar aquí con tanta facilidad.

No se trata ya de la derrota de ayer sino que a ella se le suman las constantes desilusiones de las últimas temporadas en las que el Pontevedra ha sido incapaz de encontrar un rumbo fijo y una ruta por la que transitar, siquiera de forma lenta pero segura, hacia la consecución de los éxitos.

Ayer el equipo fue otra vez el de siempre en los últimos tiempos.

Perdonó un gol muy claro en la primera jugada y regaló al rival el primer tanto en un fallo en cadena que alguno (especialmente el entrenador) ha querido convertir en puntual de un jugador.

Después la impotencia para crear ocasiones de verdad con 11 jugadores; la expulsión de Alex Glez en un error grave que por lo menos al que esto escribe le duele especialmente por tratarse de un jugador que en muchas ocasiones nos sacó de atolladeros importantes.

Tras el descanso, los 2 cambios que provocan que se juegue prácticamente sin bandas aún teniendo dos rematadores sobre el césped; otro regalo en forma de 0-2 en cuya jugada el posicionamiento del equipo no podía ser más deficiente; más faltas o corners que el rival remataba en soledad y que no acababan en gol de puro milagro (o sí en el caso del anulado); ese tanto logrado por Rufo que daba esperanzas y ese lanzamiento desde la frontal de Pino que nos dio la última esperanza para sacar algo y finalmente la derrota, la primera de esta Liga pero especialmente dura por la forma en la que se produce y y el rival contra la que se cosecha.

No obstante, por desgracia, el "espectáculo" ofrecido sobre el terreno de juego tuvo su segunda parte en la rueda de prensa posterior al choque.

Ya la semana pasada, Angel Rodríguez habló en Mostoles de actitud diferente en una parte que en otra y en "dejadez" en la jugada del segundo gol mostoleño.

En el día de ayer, el técnico volvió a "obsequiar" a la parroquia con una sesión de "linchamiento" y "señalización de errores individuales" que por lo menos a mí me llevó hasta el sonrojo.

Vaya por delante que un jugador como Alex Glez, experto y muy identificado con esta camiseta, no puede cometer el error de ayer y ser expulsado de esa manera.

No se trata de exculpar la acción de un capitán que ayer no estuvo afortunado pero de ahí a repetir en más de una ocasión en esa rueda de prensa lo irresponsable de su comportamiento va un trecho.

Eso de que la "ropa o los  trapos se lavan en casa" no va mucho con este entrenador que ayer no solo repitió el tema de la expulsión en más de una ocasión públicamente sino que se atrevió a decir que posiblemente Alex estaba alterado por su error de marca que da lugar al 0-1.

Yo de Alex solo puedo decir que a lo largo de estos 5 años que lleva portando este escudo jamás había cometido un error así; que en innumerables ocasiones a lo largo de este tiempo ha sido de lo mejor del equipo en entrega y juego (especialmente en aquella temporada 17/18 en la que sus actuaciones fueron clave para no vernos con los huesos en 3ª) y que asumiendo como abonado del Pontevedra CF que acciones como las de ayer no pueden volver a repetirse y perjudican al equipo, creo firmemente que el brazalete de capitán está maravillosamente representado por el rubio jugador cántabro y que no se merece la rueda de prensa "dedicada" ayer por Angel Rodríguez.

Por cierto, el 0-1 es un fallo en cadena del equipo en defensa.

No se puede permitir que ese balón llegue al segundo palo y un atacante lo ceda con la cabeza con esa facilidad pasmosa (ahí Alex no estaba, míster) y luego efectivamente sea rematada a placer por un compañero una vez perdida la marca que según Rodríguez era de Alex.

Ese mismo error ya se cometió en el 1-0 de Mostoles donde un rival peina con libertad la pelota esta vez en el primer palo y hace más complicado que dichas marcas se mantengan para parar los remates posteriores.

Sí, Alex falló gravemente en su expulsión y al parecer en seguir la marca en el 0-1 de ayer.

Ahora bien, quien es el responsable de que cualquier balón aéreo sobre el área granate sea pasaporte expedito para un remate del contrario?

¿Existe la posibilidad de que el posicionamiento del equipo en esas acciones sea también responsabilidad del entrenador o el siguiente señalado será Soto o Seoane o el que sea que coja por banda el micrófono?

¿Puede existir la posibilidad, por remota que esta sea, que en el posicionamiento defensivo de Mostoles en la jugada del 2-2 y de ayer en el 0-2 tenga algo de responsabilidad el técnico o señalamos exclusivamente a Churre (por cierto, mal comienzo de Liga del de Marín) a  Araujo o al que coja por banda el micrófono?

¿Sería posible para el futuro no hacer todavía más amarga la derrota sufrida sobre el césped con estas sesiones de atribuciones de culpas individuales de futbolistas y casi una total exención de responsabilidad propia?

En definitiva, las 3 primeras jornadas de Liga no han podido resultar más descorazonadoras.

Si bien frente al Compostela, al menos en la primera mitad, se vio a un equipo alegre y generando peligro en ataque con ocasiones que no pueden ni deben perdonarse, ayer frente al Leganés B volvieron a vivirse sensaciones parecidas a las de la pasada Liga.

Salí de Pasaron absolutamente hundido; continué desarmado escuchando la dantesca rueda de prensa de Angel Rodríguez y me fui a dormir pensando en si tiene sentido todo esto, si merece la pena seguir creyendo en que llegará el día en que seremos de nuevo fuertes y respetados. 

Como hace 7 años, pensar en mí Pontevedra CF me produce dolor y preocupación. Cada vez menos alegría y confianza en el futuro.

Supongo que pasará el tiempo y volverá poco a poco la ilusión.

Supongo, solo supongo.  



 

 

 


   

  

lunes, 6 de septiembre de 2021

Si tiene cuatro patas, bigotes largos y maúlla, es un gato.

Las cosas no ocurren por casualidad. 

Si desde hace semanas buena parte de los seguidores granates estimaban que la plantilla del Pontevedra CF era corta, no lanzaban dicha afirmación de forma gratuita debido a una falta de información o cualquier otro motivo. 

No, se decía eso, simplemente, porque es verdad.

Si en el momento del comienzo de la Liga de 2ªRFEF el equipo tenía una ficha senior libre, otra ocupada por un portero suplente a la sombra del un guardameta que el año pasado asombró y una tercera en manos de un defensa con nula experiencia en la antigua 2ªB, la única conclusión posible es que el grupo está corto de efectivos, de la misma forma que si vemos un animal de cuatro patas que ronronea, que maúlla, que tiene bigotes largos y cuenta con 7 vidas, enseguida concluimos que estamos viendo a un gato. 

Es verdad que ante esa disposición, digamos curiosa, de las fichas senior, podría existir el remedio de unas piezas sub 23 "potentes", verdaderamente utilizables no en minutos en los que todo esté decidido sino en aquellos donde todavía se esté "partiendo el bacalao" del resultado.

¿Es eso así? Cuenta el Pontevedra con esos sub 23 valiosos en los que los "veteranos" puedan encontrar recambios de garantías?

La contestación no la han dado los aficionados granates. 

Ni aquellos que piensan que la cortedad de la plantilla es preocupante y que cualquier "constipado" de los titulares podría causar un estropicio, ni tampoco la han dado los que piensan que sí, que hay grupo numeroso y que los jóvenes están preparados para aguantar el nivel.

Esa contestación la ha dado ayer el propio técnico del Pontevedra CF en el primer partido de Liga al realizar solo 2 cambios de 5 posibles y haciendo el segundo en el minuto 80.

Si en un partido como el de ayer, en el que el Pontevedra fue muy superior en la primera parte y en la que solo una exasperante falta de precisión ante el gol evitó que se sentenciase el choque antes del descanso pero que en el segundo tiempo notó visiblemente el paso de los minutos y el cansancio, no se apuesta por Román, Iñaki, Santos, Diz y cía puede ser por la sencilla razón de que en estos momentos no están para aportar minutos de verdadera calidad y valía.

Insisto en que esto no es que lo diga este bloguero o el aficionado "pipero" de Tribuna o el achicharrado de Preferencia u otro seguidor de cualquiera de los fondos. No. Es que lo dicen los hechos y estos hechos relatan que en la primera ocasión en el que el equipo necesitaba refresco, "piernas", energía o llámese como se quiera esa fuerza del banco nunca llegó.

Sí, esos primeros 45 minutos fueron muy buenos. Punzantes en ataque y consistentes en defensa, faceta en la que apenas se sufrió.

No fueron, no obstante, extraordinarios. No lo fueron porque esas malas decisiones en área contraria en la que a veces se tiró cuando se debía pasar y otras se pasó cuando se debía tirar; en la que el experimentado Pato Guillén sacó un par de balones de mérito y en la que en definitiva no se tuvo puntería constituyó la primera razón por la que no se ganó el choque.

La segunda llegó tras el descanso pero no nada más volver del vestuario.

Es cierto que el Pontevedra no salió igual que en el primer tiempo pero controlaba el partido sin demasiados problemas hasta que otro "fantasma" de la temporada pasada hizo su aparición, el error defensivo.

Creo sinceramente que ganando 1-0 jamás debemos encajar un gol como el de ayer. Balón absurdo perdido en banda derecha defensiva que permite una penetración de un rival y centro al área para que aparezca completamente solo por nuestra izquierda un jugador que remata sin oposición a la red ante un Pontevedra excesivamente basculado.

Fue un gol demasiado sencillo, demasiado simple, demasiado fácil para el rival y esa desorganización puntual defensiva fue la segunda razón por la que no se ganó el partido.

La tercera razón o motivo ya se ha citado más arriba.

Si bien el Pontevedra acusó el golpe del empate durante algunos minutos, pocos, a lo largo de los cuales llegó la otra ocasión del Compos con un disparo venenoso de Josiño que se fue fuera, el equipo volvió a asentarse pronto y a no permitir más alegrías en ataque a un rival que también es cierto que no veía con malos ojos el punto y trató de guardar la viña más que lanzarse a conquistar la contigua.

Sea como fuere, el Pontevedra volvió a controlar la situación pero las fuerzas ya no eran las mismas y las posibles variantes casi inexistentes.

El cambio de Alberto Rubio por un Calvillo que dejó algún destello en el primer tiempo pero que al menos a mi juicio sigue irregular, no dio resultado alguno.

Y los últimos minutos de Diz, que salió por Alex, tampoco aportaron nada.

Enfrente el Compostela sí utilizaba cambios y daba entrada a gente fuerte y experta como Baleato o Fer Beltrán o rápida y peligrosa como Mella, que se unían a los Antas y Durán (autor del gol) que salieron al comienzo de la 2ª parte en una muestra de lo importantes que resultan los 5 cambios en el "fútbol del covid19" y de poder dar oxígeno y nuevas ideas con el paso de los minutos.

Aún así, con un Compos bien pertrechado atrás, el Pontevedra pudo marcar en dos acciones de Brais, especialmente en la segunda con un lanzamiento que se fue fuera por poco y se forzaron además varios corners y alguna falta lateral que si bien no fueron bien rematadas si daban la impresión de que el equipo estaba ahí hasta el final.

Pero como ya se ha dicho faltaban las fuerzas y la energía de la primera parte y con el cansancio las ideas ya no surgen con la misma facilidad que cuando la fatiga está todavía bajo control.

El problema no es tanto el empate con el que se ha iniciado la temporada aunque sí es cierto que molesta el hecho de que Pasaron siga siendo un campo en los últimos tiempos en los que puntuar para el de fuera suele ser bastante asequible.

El problema real es que esta situación de encontrarnos partidos en los que el resultado está en el alambre va a ser habitual. Lo lógico es que los partidos en los que se golee y se solucionen pronto sean la excepción y en ese contexto no contar con cambios suficientes para sostener al equipo, por lo menos al que esto escribe, le preocupa.

Ayer faltaba solo Rufo, no teníamos tres o cuatro bajas. Solo Rufo y los cambios, insisto, solo fueron 2 y no conozco a ningún entrenador que tire piedras contra su tejado.

También es cierto que tras el partido se anunció el fichaje de Yelco Pino.

Si mi preocupación estriba en la cortedad de la plantilla, fácil es entender que cubrir esa ficha senior libre me parece una gran noticia.

Ahora bien, el jugador que llega no me casa demasiado bien con ese "box to box" que pedía Angel Rodríguez. En principio, Yelco juega más arriba y sería la enésima media punta con la que contaría esta plantilla que solo tenía un puesto bien cubierto que era precísamente ese.

Habrá que esperar si estamos ante una reedición del "pedí un sillón y me trajeron una lámpara" de Benitez en el Valencia refiriéndose a Cannobio o si el técnico e nverdad lo quería y ubica a Yelco en otra posición del campo.

Para finalizar, me gustaría mencionar dos detalles de los nuevos jugadores del Pontevedra que ayer debutaban en Liga con nuestra camiseta.

El primero es sobre Brais del que me llamó la atención la cantidad de campo que abarcó especialmente en la primera mitad. Le pudimos ver incluso en alguna ocasión  recibiendo de los centrales para iniciar el juego y fue bastante más que un atacante.

El segundo no es otro que la gran impresión que me causó durante todo el choque Javi Rey.

Presionó, robó, impuso con su presencia, distribuyó y se exhibió durante la primera parte y ordenó lo que pudo en la segunda cuando el equipo perdió dinamismo y velocidad.

Tal y como está configurada la plantilla se me antoja vital este jugador y que no le pique ni un mosquito durmiendo en su casa por las noches. 

Ojalá siga en esta línea.

El Domingo partido en Madrid, a las 12 e la mañana y con un Mostoles con el Cata y Mantovani en defensa.

Ánimo Rufo, la que te espera no va a ser ni mucho menos fácil.