martes, 24 de octubre de 2023

"Memento mori"

En la Antigua Roma, cada vez que un general al mando de sus legiones conseguía un gran triunfo militar sobre las “hordas bárbaras” que aguijoneaban alguna de las fronteras del Imperio, o sobre ejércitos de otros territorios que eran conquistados, la costumbre dictaba que ese comandante fuera recibido con un fastuoso y multitudinario desfile celebrado en la gran capital imperial, Roma.

Detrás del caudillo al mando de las legiones triunfantes, muy cerca (quizá solo a unos pasos a su espalda) se colocaba un siervo con la única misión de trasladarle al oído en varias ocasiones durante el recorrido una sola frase: “memento mori”, lo que venía a significar, más o menos, “recuerda que morirás”.  

Algunos estudiosos apuntan que la frase era algo más larga y que vendría a ser traducida como “Mira tras de ti. Recuerda que solo eres un hombre.”

Sea cual fuere la frase repetida por ese disciplinado sirviente cada vez que un general se bañaba en los aplausos y aclamaciones de los habitantes de Roma, la finalidad de la misma parecía clara y no era otra que recordar al vencedor su condición mortal y en consecuencia finita. Lograr así que la soberbia y el ego desmedido no campasen a sus anchas por su cerebro y le hicieran recordar la obligatoriedad del cumplimiento del derecho romano y descartar veleidades o tentaciones golpistas, que como a buen seguro los lectores conocen, eran bastante habituales entre los “corrillos” más selectos del Imperio.

Escuchando a lo largo de la semana a Yago Iglesias (incluso en la rueda de prensa posterior al partido de anteayer), me he imaginado varias veces al entrenador y al resto de su cuerpo técnico, susurrando quedamente a cada uno de sus futbolistas consignas como las de que “solo somos un equipo de 2RFEF”; “podemos perder en cualquier momento si no salimos como es debido” o “no hemos hecho nada aún, hay que mejorar.”

Porque lo cierto es que después de meterle seis a unos, cinco a otros o cuatro al líder en su propio territorio de combate que hasta ese instante resultaba invulnerable para todo ejército que intentaba ocuparlo, la tentación de sentirse omnipotente o invencible podría calar de forma inconsciente y preocupante no ya entre la afición (cuyo derecho a soñar es incuestionable) sino en el propio vestuario lo que sí podría afectar de manera negativa a la trayectoria magnífica que se estaba y se está llevando.

Y el primer ejemplo de la conveniencia de esos avisos o advertencias (que quizá se hayan producido o no por parte de Iglesias) llegó el pasado Domingo en forma de un ordenado, defensivo y correoso Oviedo –Vetusta que llegó a crear incertidumbre en algún tramo de la segunda parte sobre el resultado final del partido.

Se presentó el filial “azul” con las ideas claras y una línea bien definida de cinco atrás y tres medios por delante que trataron de dificultar por todos los medios el juego principalmente de Mayo, Yelko y Dalisson así como las salidas de nuestros centrales con sus dos hombres más adelantados que no tenían complejo alguno en correr lo que hiciera falta para presionar la salida granate desde atrás.

Aún así, el Pontevedra CF se hizo con el mando total de la situación a lo largo de toda la primera parte.

 Sin la fluidez de otros días, sin esa velocidad de balón, sin alaharacas en su juego pero estando casi todo el tiempo en campo rival y buscando los caminos para hacer daño.

No creo que sea casualidad que esta temporada estemos viendo muchos lanzamientos a puerta desde lejos por parte de nuestros futbolistas.

Entiendo que es otra orden o recomendación vertida desde el banquillo pues a falta de espacios para combinar, con equipos hundidos cerca de su área, intentarlo desde fuera no es que resulte conveniente sino que es incluso necesario.

Lo había intentado ya el propio Mayo minutos antes con un disparo desde fuera del área que se marchó fuera. Minutos después, en su segundo intento, el balón entró en la portería asturiana como un obús y el espigado mediocentro sumaba a las virtudes que ya ha enseñado a lo largo de estas semanas,la de ser capaz de hacer goles de esta manera para seguir enamorando un poco más si cabe a los seguidores granates.

También en el primer tiempo, a falta de la magia de Yelko o Dalisson bien tapados por el rival, apareció Chiqui en dos ocasiones.

La primera tras un pase en largo maravilloso de Churre hacia la izquierda que el ex coruxista controló de manera primorosa orientando la pelota con ese mismo control hacia el interior del área. Su lanzamiento tras la incursión en zona de castigo fue repelido en gran parada por un portero oviedista que causó gran impresión en Pasarón.

La segunda, ocupando una posición más centrada y cediendo a Rufo que ocupaba su lugar en la izquierda un buen balón para que el “pelado” se la devolviera en casi un pase de la muerte al que no llegó por pocos centímetros para empujar a puerta vacía.

La peor fase del partido llegó después, en el segundo tiempo.

Salió el Pontevedra al campo algo parado, contemplativo e incluso dubitativo.

El Oviedo todavía no cambiaba nada y seguía bien armado y los nuestros dieron la impresión de no saber exactamente qué actitud tomar en ese momento.

Fueron minutos en los que se siguió teniendo el control de la posesión pero en los que se abusó quizá demasiado del balón largo sin sentido y en los que apenas se llegó con intención al área contraria.

La incertidumbre subió cuando, ya avanzada la segunda parte, el rival sí decidió dar un paso más con los cambios y tratar de tener más presencia cerca de Edu.

Cambiaron a un sistema con cuatro defensas y tampoco el Pontevedra pareció entender bien la forma en la que meterle el diente al Oviedo y terminar definitivamente con el choque.

Es cierto que ellos tampoco crearon demasiadas ocasiones en nuestra portería(la más clara fue nuestra en un lanzamiento de Yelko repelido de manera muy meritoria por el guardameta). 

Tuvieron dos llegadas peligrosas, una por banda, en la que decidieron mal en la primera y nuestros centrales estuvieron bien en la segunda para enviar a córner.

De hecho, su único remate a puerta llegó a través de una falta muy escorada a la izquierda en la que Edu tuvo que recular unos pasos para desviarla con algún apuro tras dar la impresión de que esperaba el centro y no el remate directo.

Aún así fueron minutos en los que me vino a la memoria esos desfiles aludidos al principio de esta columna.

Minutos en los que resultó patente que somos un buen equipo, sí, pero un buen equipo de 2RFEF que es sometido a estudio por los cuerpos técnicos de los contrincantes y que a pesar de acumular muchas virtudes también cuenta con defectos que tratarán de ser puestos a la vista por los demás.     

Que hay que mejorar siempre. Tener los pies en el suelo y saber que en cualquier recoveco del camino pueden llegar los problemas. Recordar, en definitiva, que somos “mortales”; que podemos perder y que la humildad sigue siendo fundamental.

La incertidumbre (no tanto el peligro pues como se ha dicho no fue mucho el creado por el Oviedo) se acabó con una jugada maravillosa, realmente extraordinaria, a raíz de la cual llegó el 2-0 sobre el minuto 87.

Enésimo robo por anticipación de Samu Mayo esta vez con un solo toque de tacón hacia Yelko, este también de primeras asiste a Toño que llegaba por delante. Toño ve la carrera en profundidad de Jaichenko y, otra vez de primeras, le filtra un pase precioso en el momento justo al canterano para que este (otra vez, sí, de primeras) superara con elegancia la salida del guardameta asturiano.

Cuatro toques, cuatro, y la jugada, que comenzó a cuarenta metros de la portería algo escorada, terminó con el balón en las redes visitantes tras la elaboración de una acción colectiva relampagueante y plena de calidad.

En mi opinión, uno de los mejores goles que se han visto en Pontevedra en bastante tiempo.     

Hubo tiempo, además, para que, ya en la prolongación, una asistencia de Yelko fuera aprovechada por Carlos López para controlar, irse en velocidad y conectar un zurdazo inapelable que significó el tercer tanto pontevedrés.

Ojalá este bonito gol permita al punta de Ares coger confianza y fuerza para seguir esperando su momento pues creo que llegará esa fase de competición en la que ayudará con mucho más protagonismo al ataque granate.  

Se completaba así un partido gris pero en el que durante la mayor parte del tiempo el Pontevedra tuvo controlada la situación.

Aparecieron dudas, esa incertidumbre ya mencionada, algún rumor de una grada algo más poblada pero extrañamente más callada que otras veces y al final la sentencia con esos goles a la contra que incluso pudo ser uno más al enviar un balón al poste Alex González en la última acción del encuentro.

Es normal, insisto, que tengamos problemas en partidos y que haya que desenredar madejas que no se desenrollen de manera fácil en algunas ocasiones.

Aún así ya me gustaría que llegaran más partidos no brillantes en los que al final se acabe ganando por 3 a 0, es decir, goleando.

Me temo que no será así y que habrá que apretar los dientes muchas veces y mostrar esa otra faceta que el equipo debe aprender a dominar.

Esa que dicta que cuando no salen las cosas tan bien en ataque, si pueden salir en defensa, estando unidos pasando los malos ratos y en espera de poder meter el cuchillo al final.

No olvidemos nunca  que “solo somos un equipo”  y que en algún momento, si no hacemos las cosas bien, “podemos morir sobre el césped”.

       

martes, 17 de octubre de 2023

"Lérez-Taka","Yelkodona" y los pies bien agarrados al firme.

Esto no es una crónica del partido que hace dos días disputó el Pontevedra CF en el estadio Ruta de la Plata.

No lo es porque escribir a fondo sobre un encuentro que el cronista no ha visto no sería justo con lo más importante (o lo que debería ser más importante) para el autor de ese artículo, las personas que en algún momento podrían leer sus líneas.

Por tanto, cualquier análisis en profundidad acerca de tácticas, planteamientos o posicionamientos sobre el césped e incluso valoraciones individuales sobre la actuación de este u otro futbolista, no pueden tener cabida en esta columna.

Ahora, aclarado lo anterior (hacía años, por cierto, que no me daba tanta pena perderme un partido de mi equipo), lo que no se puede ignorar es que todas las crónicas y opiniones de los espectadores que sí vieron el choque, ya sea “in situ” o a través de la plataforma televisiva que posee los derechos, coinciden en que el contundente 0-4 endosado por los granates al Zamora CF se corresponde con lo visto sobre el terreno de juego y que el Pontevedra fue inmensamente superior a su rival haciéndose claramente acreedor a ese resultado abultado.

A este atribulado bloguero (cuyo atormentamiento futbolístico disminuye sensiblemente cuando el Pontevedriña protagoniza actuaciones como la de Zamora) no le queda duda, por tanto, que el equipo volvió a parecerse a ese tan exuberante y que tanto nos encantó de los duelos ante Langreo y Guijuelo.

De las imágenes que he podido ver, me resulta bastante evidente que sobre el campo volvió a aparecer “Yelkodona”, con ese primer tanto de una factura tan bella como complicada y desde mi agnosticismo, más cercano al ateísmo que a la fe, sigo orando para que esta versión de Pino se mantenga el mayor tiempo posible de la competición.

Al margen de esa obra de arte y del también golazo con el que el capitán cerró el marcador, lo que más me ha llamado la atención, no obstante, en cuanto a las imágenes del partido, es otra jugada que no aparece en el resumen de la tvg y que me resultó espectacular pero también ejemplificativa de lo que se está construyendo poco a poco y a lo que se me ha ocurrido  bautizar con el nombre de “Lérez-Taka”.

Es una acción, ya con 0-3 en el marcador, en la que Samu Mayo, Yelko y Garay combinan en campo propio, acostados en banda derecha, hasta sacar la pelota jugada después de pasarse el balón (sin exagerar, más de diez veces) con una rapidez y limpieza sorprendente y ante la mirada de varios futbolistas del Zamora que se veían incapaces de robar la pelota.

La jugada siguió hasta que Garay mandaba el balón al espacio para la carrera en superioridad de Bastos, el carrilero cerca ya del área rival centraba hacia Chiqui y este al corazón del área para que Rufo rematase con mucho peligro rebotando el balón en un defensa. Luego el rechace llegaría de nuevo a Bastos que, en gran posición, se precipitaría un poco lanzado el cuero por encima del larguero.

Es una acción que está colgada en redes sociales y que recomiendo ver a cualquier seguidor granate que todavía no lo haya hecho.

Dirán algunos, tendrán parte de razón, que en el origen de la jugada se arriesga demasiado y cualquier robo del rival podría haber generado mucho peligro en nuestro área pero quien haya visto al Pontevedra esta temporada sabe que muchas veces, en especial S.Mayo, acepta y desafía ese riesgo para romper líneas contrarias y que el equipo pueda avanzar en superioridad hacia el ataque.

No obstante, de esa jugada me quedo con otra cosa que por lo menos en mi opinión hace de este “Lérez-taka” algo muy bonito de ver y ese algo es que tras la triangulación maravillosa de Mayo, Yelko y Garay, la jugada fluye hacia arriba, no termina en medio campo con algún pase atrás que comience otra vez la rueda de pases sino que se busca en profundidad a Bastos y se crea una oportunidad clara de gol.

Esta forma de jugar basada en la posesión y en el juego combinativo, en opinión del que esto escribe, a veces se hace víctima de su propia filosofía y se pierde en un maremágnum de pases y “repases” que a efectos prácticos no tiene tanto sentido.

Sin embargo, cuando se saca la pelota de una manera tan brillante de tu propio campo y luego se busca apuñalar, llegar, generar peligro ante la portería contraria, este estilo alcanza no solo una belleza innegable sino una efectividad palpable en los marcadores de los partidos.

No soy ingenuo ni utópico.

No siempre esto será posible. No siempre existirán espacios sobre el campo para explayarse y provocar asombro con este juego extraordinario pero lo cierto es que este “Lérez-taka” de posesión, combinación, búsqueda de banda con profundidad y muchas ocasiones de gol ya lo hemos visto el día del Langreo, la primera parte ante el Guijuelo (en la segunda mitad, también aunque trufado con un juego de contra también precioso) y en Zamora.

A mí este “Lérez- taka” me gusta, no se parece nada a una posesión balonmanística y deseo que podamos verlo muchas veces más.

Otro detalle que me gustaría mencionar y que me parece importante.

Al término de la jornada cuarta tras el empate en Cayón, el Pontevedra transitaba por la mitad de la tabla y acumulaba 9 goles a favor y 4 en contra.

Tres jornadas después se ha más que doblado la cifra de tantos a favor (20) pero la de goles encajados no se ha movido, siguen siendo 4.

El equipo ya está empatado con el hasta ahora imbatido Zamora en esa cifra de goles en contra (empatados con algún otro equipo)  y nuestra posición en la clasificación ya es la segunda a 4 puntos del líder.

Resulta espectacular y a todo el mundo le gusta ver como nuestro casillero de goles a favor sube y sube haciendo las delicias de la gente pero es igual de importante que no suba el de goles encajados.

El Pontevedra estos tres últimos encuentros apenas ha regalado nada. Se ha defendido muchas veces con el balón pero también supo aguantar sin él algunos tramos de encuentro en O Vao y, al parecer, también al inicio del segundo tiempo en Zamora.

Para seguir recortando la diferencia que todavía nos saca el equipo zamorano (no podemos olvidar que seguimos con 4 puntos de desventaja), será clave mantener esta línea de contundencia arriba pero también abajo, no descuidarse en ningún momento.

Por último, tras pasar por encima del líder en su estadio. Tras hacerle 4 goles a un equipo que todavía no había encajado ninguno. Tras, en definitiva, pegar la tercera exhibición futbolística en tan solo 7 jornadas, resulta clave no crecerse demasiado ni pensar que ya se van a ganar los partidos por inercia o por la camiseta.

En el momento en que el equipo no salga con la mentalidad adecuada, no empiece con la concentración exigida para la competición, no es descartable para nada que aparezca “otra Gimnástica” y nos veamos 0-2 en contra “antes de un decir Jesús”.

Es básico mantener la regularidad.

Salir siempre al césped a competir y no regalar nada a los conjuntos rivales que estarán al acecho para aprovechar cualquier error o bajón de nivel que podamos experimentar.

El próximo rival, el Oviedo- Vetusta, es un equipo joven y con ilusión. Con esa menor presión que suelen tener los filiales y esas ganas de lucirse en los días en los que se juega en escenarios glamurosos.

El Pontevedra debe mantener la humildad. Afrontar el choque a tope y pleno de motivación y concentración.

Esos serán los ingredientes necesarios para que si se cocina bien el plato vuelva a aparecer, ojalá, este “Lérez- taka” que tanto nos está gustando.   

martes, 3 de octubre de 2023

Un silbato averiado, otra exhibición de fútbol y un clásico literario.

Tras el partido de Cayón habían vuelto las dudas.

¿Qué Pontevedra nos encontraríamos en casa frente al Guijuelo? ¿La goleada y la exhibición ante el Langreo debía ser considerada como una excepción a la regla o aparecería otra vez un equipo seguro, estable y autoritario sobre el campo?

Casi desde el principio esas legítimas inquietudes después de no ser capaces de conseguir la victoria en tierras cántabras, se fueron despejando.

El Pontevedra volvía a enseñar ante sus aficionados como se puede sacar la pelota desde atrás con limpieza, con elegancia y sobre todo con efectividad a la hora de desbaratar líneas rivales. 

En esta faceta volvió a destacar Samu Mayo que si bien es cierto que en ocasiones arriesga demasiado y puede provocar alguna pérdida importante, la gran mayoría de las veces desahoga y canaliza el fútbol desde el mediocampo con una finura y elegancia realmente dignas de ver.

Encontró igualmente el PontevedraCF los caminos para hacer mucho daño por las bandas y especialmente encontró en la izquierda, con un Chiqui brillante, la manera de lastimar una y otra vez al sistema defensivo chacinero.

Optó Iago Iglesias en esta ocasión, mientras el equipo estuvo con 11 futbolistas, por un dibujo de 1-4-1-4-1, dándole el mando de la zona central del campo al ya citado Mayo.

Situó a Garay de lateral derecho y a Bastos mucho más adelantado en esa banda derecha, con Chiqui en la opuesta y Yelko y Dalisson por dentro, Rufo fue el elegido para la punta.

Y el fútbol volvió a fluir poco a poco, a pesar de que la figura siniestra del colegiado del encuentro se hacía cada vez más presente sobre el césped pontevedrés.

El Pontevedra sometía a su rival que no encontraba forma alguna de llegar a las proximidades del área granate y los goles fueron llegando en acciones por esa banda zurda de Chiqui rematadas una de ellas por Rufo y otra por un Yelko Pino que cumplimentó otra actuación sobresaliente en Pasarón.

Surgieron, no obstante, las complicaciones llegadas en forma de decisiones controvertidas del encargado de juzgar lo que en el campo acontecía.

Llegó una jugada en la que un penalti sobre Chiqui admitía pocas dudas y en el consiguiente intento de contra tras decidir el árbitro que allí no había pasado nada, Mayo veía su primera amarilla, justa, al parar de forma dura el intento rival pero en un lance que no debió producirse si se hubiera señalado un máximo castigo que pareció claro.

Poco después llegó la segunda amarilla a Samu en una acción a la altura del medio campo escorada a la derecha en la cual un jugador del Guijuelo desplaza al mediocentro granate cuando este empezaba el salot para despejar un balón aéreo. Fruto de ese desequilibrio, Mayo se desmadeja un tanto y sí es cierto que uno de sus brazos extendidos (en ningún caso con el codo por delante) impacta sobre otro jugador del Guijuelo que por allí estaba.

El colegiado asturiano (podría ser de otra comunidad autónoma, por supuesto, pero el caso es que era asturiano) no lo dudó y se dirigió como un rayo para sacarle la amarilla a Samu Mayo y dejar de forma harto rigurosa al Pontevedra CF con 10 jugadores.

Estas dos acciones (el penalti no pitado y la expulsión) fueron las más importantes de la primera parte pero no las únicas. 

A lo largo del juego, la diferencia tan evidente como inexplicable en el trato a la hora de castigar disciplinariamente las acciones entre los dos equipos llegó a ser tan desquiciante que provocó una bronca del público realmente llamativa y que hacía bastante tiempo que no se producía.

Llegaban los problemas, por tanto, por esa expulsión y la posibilidad de que el Guijuelo que estaba completamente muerto en el duelo pudiera resucitar al verse en superioridad numérica.

Sin embargo, en una de las últimas acciones del primer tiempo, el Pontevedra enlazó una contra preciosa y letal en la que Yelko obsequió a Chiqui con un pase fabuloso y este, tras gran cabalgada, enseñó su calidad definiendo primorosamente ante el portero jamonero para hacer el 3-0 en el marcador.

Habíamos visto una muy buena primera parte del Pontevedra aguada por algunas de las decisiones arbitrales ya aludidas. Pero lo mejor estaba por llegar.

De entrada, hay que reconocer que con un marcador contundente de 3-0 jugar con 10 es un poco menos duro pero hay que hacerlo igualmente e intentar que el contrario no se meta en el choque con algún gol que pudiera darle alas.

A pesar de lo anterior, el Pontevedra cuajó una segunda parte maravillosa y dio una lección magistral de fútbol siendo infinitamente mejor que el "coloso" que tenía enfrente.

Iago reestructuró el equipo tras el descanso dando entrada a Toño Calvo para ocupar la ubicación de Mayo y retirando a un Rufo amonestado para cortar de raíz cualquier tentación tarjetera del colegiado.

Y lo cierto es que en el minuto 2 se produjo el único error en defensa al tropezarse Churre con una pelota a la hora del despeje y quedar aquella a disposición de un atacante visitante que la envió fuera en buena posición para marcar.

Quizá si el Guijuelo hubiera convertido esa acción las cosas podrían haber cambiado, pero lo cierto es que a partir de ahí el Pontevedra no hizo sino crecer todavía más sobre el césped.

Defendió con orden en los tramos de segundo tiempo en los que el Guijuelo tuvo más la posesión de la pelota; fue capaz de alternar esa posesión chacinera con otros pasajes en los que volvió a combinar y defenderse con pelota y, sobre todo, supo leer a la perfección cuando apretar, robar y generar cuatro o cinco contras tan peligrosas como bonitas con las que apuntaló el marcador, siendo capaz de hacer más goles con 10 que con 11 futbolistas.

Y eso que el árbitro todavía tuvo tiempo de dejar su sello al dejar de señalar una falta clamorosa en el lateral del área sobre Chiqui (al que amonestó a renglón seguido por una falta cometida segundos después) y tampoco creyó conveniente pitar un penalti que pareció bastante claro sobre Toño Calvo.

Sea como fuere, ya con Alex sobre el campo tras la amarilla a Chiqui que le llevó al banquillo "ipso facto" (por si las moscas , otra vez), la figura de Yelko volvió a engrandecerse a la hora de repartir balones en profundidad hacia cualquiera de las dos bandas dejando a su compañeros en pintiparadas posiciones o para rematar a portería o enviar centros mortales.

También destacó Dalisson  que jugó más en punta en la segunda mitad y ofreció calidad en la acción del 4-0 con un centro extraordinario que aprovechó Alex pero también aportó capacidad de trabajo y esfuerzo para evitar que el Guijuelo pudiera salir cómodo desde atrás.

El 5-0 fue obra igualmente del capitán. 

Como tantas y tantas veces, Bastos llegó a zona de ataque con velocidad y entusiasmo pero sin la claridad suficiente para decidir con acierto y en una de esas acciones dejó el balón atrás en la frontal para un Alex, que con el balón casi encima y sin mucho tiempo para colocarse, conectó un remate tan sutil como certero que entró casi por una de las escuadras de la portería poniendo un gran colofón a otra maravillosa tarde fútbol ofrecida por el Pontevedra.

Hace algunos años, todavía con Luisito en su primera etapa en nuestro banquillo, titulé más de una columna con alusiones al clásico de Stevenson, Dr. Jekill y Mr. Hyde.

El comienzo de esta temporada me hace recordar aquellos escritos.

Tras el borrón del debut contra la Gimnástica, el Pontevedra ha enlazado en casa dos encuentros que solo pueden calificarse como extraordinarios y sin embargo, a domicilio, seguimos sin despegarnos de una evidente mediocridad que resulta preocupante dado el comienzo arrollador de un Zamora al que además visitaremos dentro de dos jornadas.

Ya sé que es repetitivo pero hay que seguir diciéndolo. Debemos empezar ya a ganar fuera para tener opciones de ascenso directo. 

A este respecto, y mirando ya al partido frente al Coruxo, la baja de Mayo es importante.

Toño Calvo estuvo bien hace dos días pero parece un jugador diferente. Más de ida y vuelta, más llegador y mucho menos distribuidor o canalizador de este fútbol que quiere Iago para su equipo.

Tendrá que darle vueltas el técnico para ver como solucionar esto porque, insisto una vez más con mi ya característico atribulamiento, urge ganar fuera de Pasarón. 

Anunció, por otro lado, el Pontevedra por sorpresa en el día de ayer el regreso a la entidad en calidad de "manager general" de Elías Espiñiera.

Elías ya ocupó el cargo de Director General del Pontevedra entre 2003 y 2008 y su historial está cuajado de diferentes experiencias siempre relacionados con el mundo del fútbol y el deporte en general. 

Experiencia le sobra y lo que está por ver (al parecer el Jueves se le presentará oficialmente y es posible que se despejen dudas) que pasa con el puesto de Director General que ocupa Marcos del Río y más después de algún "palito", a mi modo de ver injusto, que le cayó a este último en alguna de las entrevistas ofrecidas últimamente por la Presidenta. 

Por lo menos a mí, me gustaría que siguiera en la entidad.  

Para terminar, en mi opinión en esta categoría si existe algún coloso, sobre todo en casa, este viste de granate y se llama Pontevedra CF.

Sigo sosteniendo que a pesar de la indudable pérdida de prestigio y peso en la ciudad que sufre la entidad desde ha ce más de una década (en gran parte por sus propios y constantes errores), esta categoría no le corresponde en absoluto a la institución granate.

Luchar por ser primeros es una obligación y volver a la 1RFEF vía ascenso directo o vía play off, también.

Decir esto no es una falta de respeto ni al Guijuelo ni al Zamora ni al Compostela ni al R.Avilés ni a ningún otro de los rivales del grupo que cuentan con sus lógicas y legítimas aspiraciones entre las que a buen seguro está también el ascenso de categoría.

Recalcar que la 2RFEF no es lugar en el que debería estar el Pontevedra es una muestra de respeto hacia nosotros mismos. Hacia nuestra historia y no me refiero ya al "Hai que roelo" que muchos ni hemos vivido sino a décadas posteriores al mismo.

Es, en definitiva, comprender que si viajamos a Cayón y no ganamos lo único que se puede argumentar es que la "cagada" ha sido monumental. 

Toca Coruxo. Ya hemos perdido esta misma temporada dos veces en ese campo por 1-0. Una vez en amistoso y otra en Copa "garrafón" o "Federación".

El Zamora nos saca 7 puntos y no podemos ir a O Vao a verlas venir otra vez.

Por favor, que Mr Hyde se quede en casa y aparezca en Vigo el Dr .Jekill.