lunes, 17 de diciembre de 2018

Rarezas, puzzles incompletos y ese acertado"partido a partido".

En un deporte con tantas disciplinas diferentes y tan universal como el atletismo la disputa de muchas calificaciones de saltos, lanzamientos o series de eliminatorias en los grandes campeonatos suele realizarse en horario matutino.

Es frecuente escuchar a los atletas explicar en los programas de televisión dedicados a divulgar su preparación previa que no es lo mismo competir por las mañanas que por las tardes- noches; que el organismo necesita acostumbrarse para tratar de alcanzar un gran rendimiento y que los famosos "biorritmos" no se manifiestan de la misma forma con la "fresca mañanera" que en esas horas del atardecer en las que el cuerpo ya está perfectamente adaptado al ajetreo físico de la jornada. 
No es raro, por tanto, presenciar en mundiales o juegos olímpicos alguna actuación decepcionante de favoritos al triunfo en sus especialidades que se quedan por el camino al no haber conseguido hacerse con la situación.

Claro que en las Olimpiadas o Mundiales, por ejemplo, hay un número máximo de días de competición y para encajar todas las pruebas resulta imperativo dividir las jornadas en matutinas y vespertinas.

En la 2ª división B del fútbol español (esa categoría contradictoria, dejada de la mano de Dios y olvidada por casi todos a pesar de contar en su seno con auténticos históricos del balompié patrio) desde hace tiempo existe la norma de que cuando se juega contra conjuntos canarios en casa se debe hacer por la mañana para que estos tengan tiempo de coger el preceptivo vuelo de vuelta en el mismo día abonado por la RFEF e igualmente pero a la inversa cuando se juega en la islas afortunadas. 
No es algo que resulte descabellado ni estrambótico y más teniendo en cuenta que la gran mayoría de los equipos madrileños con los que estamos encuadrados esta temporada ya acostumbran a jugar de mañana en cualquier circunstancia e incluso cada vez más conjuntos de otras comunidades están empezando a hacerlo.

A pesar de todo ello, para nosotros jugar en casa a las 12 de la mañana sigue siendo una anomalía que no se repetirá más esta campaña al no haber más equipos canarios que el filial de la UD Las Palmas.

Y como quiera que asistir a Pasarón en horario de misa para los que practican o de café agnóstico para los que no lo hacen sigue siendo raro, rara fue la sensación que este atribulado bloguero (mis disculpas a un gran amigo que no soporta este adjetivo tan de mi gusto) experimentó al darse cuenta que en vez de dirigirse a ingerir cafeína al bar de la esquina debía cruzar el puente y presenciar el partido como local del Pontevedra CF.

Las condiciones metereológicas no decepcionaron y la amalgama de colores que los espectadores pudimos vislumbrar en el estadio fue realmente espectacular.
Desde un negro realmente oscuro que incluso amenazaba con tener que encender la iluminación artificial nada más comenzar el choque; pasando por un sol y sombra tan molesto como llamativo que provocaba un brillo amarillento en casi todo el terreno de juego menos la portería de sur que continuaba en penumbra en la última media hora del primer tiempo; hasta terminar con un sol más asentado a lo largo de la segunda parte que ayudó a recuperar las retinas de la sufrida parroquia granate.

El caso es que el Pontevedra CF ganó el partido y sigue navegando con viento de cola acumulando ya cuatro jornadas seguidas sumando de tres en tres puntos.

Fue un partido feo (especialmente en la segunda parte), enredado y nada proclive a las exquisiteces balompédicas pero en el que el Pontevedra encontró el gol en un penalti extraño (las imágenes ofrecidas por la tvg no son demasiado concluyentes) y defendió su renta con orden y sin conceder regalo alguno que pudiera posibilitar el empate de un rival tan aguerrido como atípico en su condición de filial.

Aún así, a lo largo de la primera mitad y a pesar de que el césped estaba infame (en mi opinión incluso peor que el día del Adarve), el Pontevedra CF consiguió crear alguna jugada de merito de la mano de un Romay que si bien no estuvo como en partidos anteriores sí apareció en alguna ocasión; de Pibe que se mostró peligroso en sus apariciones en tres cuartos y sobre todo de un Kevin exultante que insuflaba oxígeno y empuje al equipo desplegándose desde medio campo.
El rival, por contra, solo dio alguna muestra de vida en ataque en el primer cuarto de hora en un par de acciones de mérito por banda derecha protagonizadas por su jugador nº9, de nombre Edu, que creó alguna inquietud en la defensa granate.

Sin embargo, la llegada del gol asentó al Pontevedra y dejó tocado a Las Palmas que no hizo sino tambalearse el resto del primer tiempo en el que bien pudo encajar el segundo en una buena jugada de Pibe con pase de calidad a Pedro Vázquez que al escorarse demasiado estrelló su difícil remate contra el portero.   

La segunda mitad podría haber sido calificada de "tostonazo del quince" de haber sido presenciada por un espectador neutral que no tuviera más interés en el partido que ver alguna buena jugada y le diera igual el resultado del choque.

Claro que para nosotros no era lo mismo. 
Los puntos, como siempre, eran importantes y un resultado tan estrecho podría variar por cualquier tontería que se cometiera atrás y diera al traste con la posibilidad de conseguir otra victoria.

Con el cambio de Romay por molestias a falta todavía de media hora y el bajón de Pibe en el segundo tiempo, la sensación que algunos teníamos en el campo es que iba a ser muy complicado volver a marcar y que para ganar habría que blindar la portería como fuese y no conceder la más mínima alegría a un rival que sin nada de fútbol mandaba balones al área a ver si sonaba la flauta.

Esa flauta no sonó y es en este punto en el que hay que volver a destacar al equipo en su organización defensiva. Desde el primer delantero ( Pazos volvió a "matarse" a presionar e incluso en el primer tiempo provocó varias faltas por proteger bien la pelota ante los centrales contrarios) hasta el último defensa, el equipo se mostró sobrio y férreo para no permitirle a Las Palmas que ya traía una cifra muy baja de goles a favor siquiera tirarle a Edu entre los tres palos.

De justicia es recordar que todos los defensas estuvieron en su sitio incluyendo a un Adrián León que exceptuando una imprecisión al principio del partido rayó a buen nivel y recordó a ese central que es difícil de superar cuando no falla y está con confianza y no a ese otro que duda tras cometer algún error de bulto.   

Al final del partido muchos aficionados consultaban sus teléfonos móviles para conocer el resultado de los otros enfrentamientos de la jornada y colocar al Pontevedra en la clasificación. Muchos de ellos se fueron con una sonrisa en los ojos creyendo que el equipo se ponía cuarto pero un gol postrero de la Cultural en Abegondo  enviaba al Pontevedra al quinto lugar pero con los mismos puntos que el equipo leonés (que hoy mismo ha cesado a su técnico a pesar de la victoria) y que el Castilla además de situarse a un solo punto del Fuenlabrada que es segundo.

Realmente a estas alturas da igual ser cuarto o quinto o fijarse en exceso en lo que hacen los demás rivales de un grupo que ya estamos viendo es muy equilibrado y del que nadie se marcha en la clasificación.

Lo verdaderamente vital y en lo que el Pontevedra debe centrarse es en él mismo y en sus partidos. Como ya dijimos hace una semana  siempre que se ha marcado primero se ha ganado y ayer se volvió a dar esta circunstancia.
El equipo lo sabe y parece haber encontrado el camino. Nada de florituras para las que no sé si la plantilla está preparada. Nada de fijarse en estadísticas de posesión que en fútbol son mentirosas y no siempre reflejan el control del juego y sí mucho de concentración y esfuerzo sobre el "verde" semana a semana.

Ahora toca el Atlético B que está en racha y con un Pinchi en forma y lo que venga después no debe existir.

Es en ese día a día en el que el equipo debe vivir y en el que sabe que no es inferior a nadie en el que resultaría importantísimo que no se perdieran más piezas del puzzle.

Me refiero con ello a que la pérdida para toda la temporada de Javi López es un golpe muy duro para una plantilla que no está sobrada de efectivos y que no es seguro pueda digerir bien las bajas de larga duración. 
Es cierto que este jugador tardó en aparecer y en empezar a justificar la calidad que le trajo aquí pero precisamente en el momento en que "soltó" dos buenos partidos en Bouzas y aquí frente al Adarve ha tenido la fatalidad de romperse de gravedad y dejar al equipo sin esta aportación que parecía prometer en los últimos tiempos. 
Desde este blog se envían los mejores deseos de recuperación para el jugador.

Es cierto que Alex Fernández está a punto de volver y eso constituye una muy buena noticia pero me preocupa, insisto, el efecto que estas lesiones pueden ejercer sobre el grupo pues como ya se ha dicho no estamos sobrados de calidad.
Sea como fuere el equipo cada vez transmite algo más de seguridad sobre el terreno de juego en lo futbolístico y también unión fuera de él como muestra el homenaje ofrecido a su compañero tanto antes del choque como después de hacer el tanto.

Como ya se ha dicho ahora toca Majadahonda y ese filial atlético complicado al que es posible pueda faltarle algún jugador de ser convocado por Simeone para el partido del día siguiente, Sábado, frente al Español.  
Sí, he dicho día siguiente Sábado pues las "rarezas" no acaban con el partido por la mañana de ayer sino que continúan al jugar nuestro último choque del año en Viernes por la tarde.

A buen seguro habrá aficionados granates en el Cerro del Espino alentando al equipo. Ojalá ese aliento contribuya a alargar esta buena racha del Pontevedra CF al menos una jornada más. 

lunes, 10 de diciembre de 2018

Un jugador elegante; otro error inoportuno y un "chicharro" de bandera

Tiene el Pontevedra CF una querencia continua a instalarse en la incertidumbre aún cuando casi todas las circunstancias externas inviten a disfrutar un partido más tranquilo y sin agobios de ningún tipo.
Ayer debió ganar por más goles a su rival y solventar el choque mucho antes pero vivió con los agobios que provocan las apreturas del marcador hasta que un gol de bandera terminó por asegurar la victoria granate.

El equipo disputó una primera parte muy buena en la que marcó dos goles y contó con ocasiones más que de sobra para haber cerrado el encuentro de manera definitiva antes de volver a los vestuarios a reponer fuerzas.
A lo largo de esos primeros 45 minutos pudimos volver a ver a Jesús Berrocal ocupando el medio centro más defensivo del equipo y a Kevin descolgándose en muchas ocasiones para llegar al ataque ya sea con demarques potentes hacia las bandas o en llegadas a la frontal del área como la que protagonizó en el primer tanto al golpear con acierto y calidad un balón servido desde la derecha.

Vimos también otro paso en la progresión de Pedro Vázquez al que se le ve mucho más participativo y entero aunque en el día de ayer desaprovechó bastantes de sus mejores acciones por un irritante individualismo en el momento culmen de la jugada, ese en el que se requiere pasar la pelota al compañero situado en posición ventajosa y no liarse en regates inútiles que acaban por desbaratar ocasiones muy claras para marcar.

Pudimos observar igualmente como Javi López disputaba los mejores minutos en casa desde que viste esta camiseta y si bien volvió a estar despistado o poco activo defensivamente en un par de ocasiones en las que el Adarve profundizó por su banda, en ataque intervino de forma más regular y punzante abriendo alguna esperanza (por lo menos a este atribulado bloguero) de que su rendimiento siga yendo a más y se convierta en un baluarte importante en el juego de ataque del equipo.

Sin embargo, lo que más vimos fue a un jugador tocar la pelota con esmero y elegancia para devolverlo siempre en mejores condiciones en la que la recibió. 
Ese jugador, Romay, volvió a poner el punto de calidad en la zona de tres cuartos y si llega a transformar la ocasión de la que disfrutó en un uno contra uno contra el portero madrileño habría completado un partido realmente sobresaliente.

No mucho después de errar esa oportunidad que no debió perdonar, el ex fabrilista aprovechó otra ligereza de la defensa rival para servir un balón de oro en profundidad a su compañero Javi Pazos que se fue por velocidad de un defensa del Adarve y definió a la perfección mandando la pelota al palo largo con exquisita tranquilidad y acierto.

Este gol me produjo cierto "deja vú" con otro que se logró un día de finales de Enero del año 2012.
Penaba el Pontevedra CF en tercera división sus excesos del pasado cuando un chaval juvenil que debutaba en casa recogía un balón perdido en la segunda parte de un encuentro jugado contra el Cultural de Areas.  
Después de deshacerse de un rival, ese juvenil llamado Javi Pazos encaraba la misma portería que ayer enfiló frente al Adarve y aunque algo más escorado transformaba el primer tanto de aquel partido enviando como hace menos de 24 horas un balón venenoso al palo largo del portero del Areas.
 Aquel partido se ganó 2-0 y el segundo también fue marcado por Pazos que luego fue desapareciendo de las alineaciones hasta marcharse meses después en busca de minutos.

Ahora, en su primera experiencia en 2ªB pero más hecho y con un peinado de gusto discutible, ya marca habitualmente con la camiseta del Pontevedra y su quinto tanto de la temporada se pareció bastante a ese primero que logró hace seis años y que me vino a la memoria nada más besar las mallas su lanzamiento del día de ayer.

Más esa sensación "deja vú" experimentada con el segundo gol granate, no fue la única experimentada por este atribulado bloguero en el día de ayer. 

Los primeros minutos (no más de diez) del equipo tras la reanudación recordaron aquella etapa un par de años atrás (la temporada del play off) en la que salíamos medio dormidos en la segunda parte y provocábamos la reacción de los contrarios que trataban de aprovechar la anestesia general del grupo. 
Ayer, esta relajación inicial, permitió que el Adarve disfrutara de dos ocasiones muy claras para marcar que desaprovecharon al rematar muy flojo un cabezazo en posición muy ventajosa, la primera y al aparecer nuestro "santo" particular en la segunda (Edu Sousa) en una intervención plena de reflejos que desbarató un lanzamiento casi a bocajarro de un atacante madrileño.

Reaccionó, no obstante, el Pontevedra y sin daños que lamentar para el marcador volvió a hacerse dueño y señor del encuentro y a desbaratar ocasiones en las que bastantes veces ni siquiera se remataba al querer rizar el rizo en vez de ser prácticos de cara a la portería contraria.
Ejemplo de esta situación fue una jugada en la que Javi López en posición pintiparada para fusilar al portero rival prefirió ceder el cuero a Javi Pazos en un pase demasiado adelantado que desbarató una oportunidad inmejorable para sentenciar.

También es cierto que los dos jugadores que salieron de refresco no tuvieron su mejor día y no contribuyeron esta vez a mejorar el panorama.

El primer caso fue el más llamativo. 
Al filo del primer cuarto de hora del segundo tiempo, Luismi decide retirar a Javi López para dar entrada a Alex González en un cambio que pareció lógico por los minutos jugados por el primero en la CG y la velocidad con la que Alex podría dotar al juego del equipo con un Adarve que en lógica debería arriesgar más.
Sin embargo, Alex ayer no pudo amoldarse al ritmo del choque y disputó sus peores minutos con la granate desde hace mucho tiempo. 
No es que no lo intentara. Como siempre lo hizo pero los regates no salían; los controles se le iban largos y no fue ese Alex maravilloso que hemos podido ver en los últimos tiempos.

Poco después se producía el segundo relevo y este más sorprendente aunque a posteriori algo aclarado en rueda de prensa. Kevin con más de 25 minutos por delante dejaba su lugar a Arruabarrena. Extrañó el cambio porque no denotaba problema físico alguno el de Ponteareas. 
Sin embargo, Luismi tras el partido afirmó que ya en el descanso notó el mediocampista los "isquios" cargados y que a eso se debía la sustitución.    

Sea como fuere, el Pontevedra seguía sin hacer el tercero y para más "inri" a renglón seguido llegaba el tercer "deja vú" de la jornada. 
En un balón sin peligro aparente e ideal para cederlo de cabeza a su portero, León se lía e impacta el esférico con el hombro despidiéndolo con menos velocidad y provocando que un delantero del Adarve pueda encarar con comodidad a Edu y batirle para estrechar el resultado.
Como ya se ha dicho en otras ocasiones, es Adrián capaz de lo mejor y de lo peor en un mismo partido y ayer volvió a equivocarse absurdamente en una acción que costó otro gol en contra para el equipo. 
Fueron los minutos siguientes de desconcierto pues tampoco Arruabarrena acertaba con sus acciones sobre el césped provocando algunos nervios desde la grada y algún fantasma que otro sobrevoló durante algunos minutos el campo de Pasarón.

Hasta que Romay (que pasó a ocupar una posición más retrasada tras el segundo cambio) volvió a aparecer sobre el césped y contribuyó junto a la lucha de Pazos o la contundencia de Churre a bajar los humos de un Adarve que si se acercó pero que ya no logró gozar de ocasiones claras.
Aún así siguieron desperdiciándose opciones para sentenciar como una en la que de nuevo Romay deja solo a Alex con un pase precioso pero el mal control del pequeño extremo cántabro facilitó la salida con éxito del portero madrileño u otra en la que Aruabarrena no encontró el gol tras rematar en buena posición.
Hasta que llegó el tercer cambio y con él hizo su entrada Pibe en lugar de Pedro Vázquez.

Escasos minutos después una buena presión sobre un defensa provoca que este despeje de cualquier manera y el balón llegue al propio Pibe ya en campo contrario. El extremo progresa con velocidad y encuentra a Arruabarrena que en su mejor acción del choque se la devuelve al canterano para que este ya dentro del área pero escorado conecte un zurdazo con rosca espectacular para hacer un gol de bandera y asegurar de una vez por todas tres puntos que no podían ni debían escaparse de ningún modo de nuestro Estadio.  

Llevamos ya 16 encuentros de Liga, suficientes para poner sobre la mesa datos o tendencias inequívocas que enseñan el rumbo que debe seguir el equipo.

A saber, el Pontevedra ha ganado todos los partidos en los que ha marcado primero en esta Liga. En casa frente a Cultural, Salamanca, Coruxo y Adarve (solo los leoneses pudieron empatar para luego caer en aquella última acción del choque) y fuera frente  Fuenlabrada, Burgos y Rápido de Bouzas.

Sin embargo, no se ha ganado ningún partido en el que se empezara perdiendo y solo se pudieron empatar tres tras encajar primero (en casa frente al Fabril y Valladolid y fuera en Navalcarnero).

La consecuencia es muy clara. 
Es vital defender bien, no regalar nada y meter antes nosotros para tener casi todos los boletos para vencer. 
Por contra, si se empieza perdiendo, las dificultades para conseguir remontar como se deduce de los datos es mayúscula.

El Domingo volvemos a jugar en casa pero contra un rival de números opuestos a los del Adarve. 
Los madrileños llegaron aquí con una cifra interesante de goles a favor pero alta también de goles en contra y tal circunstancia tuvo su reflejo en el terreno de juego.
El filial canario, no obstante, mete muy pocos goles pero encaja también pocos por lo que todo hace indicar que algunas facilidades defensivas concedidas ayer por el rival pueden no aparecer dentro de seis días.

La receta, por tanto, debe seguir aplicándose incluso más rajatabla. No regalar nada ( a diferencia de los que pasó ayer en el gol rival) y ser más diligentes en área contraria.

¿El premio posible? Verse por vez primera esta temporada en puestos de play off de ascenso a segunda.  


     
         
    

martes, 4 de diciembre de 2018

Cuando jugar fuera ya no es un drama

Llevaba el Pontevedra CF demasiado tiempo siendo un "chollo" cada vez que disputaba sus encuentros a domicilio.
La segunda vuelta de la Liga 15/16, toda la temporada 16/17 (pese a la brillante clasificación para el play off de ascenso) y casi toda la 17/18.

Digo casi toda la temporada pasada porque en el tramo final de la misma el equipo cambió de rumbo fuera de casa y acumuló tres victorias en los últimos cuatro desplazamientos ligueros que resultaron decisivos para obtener la permanencia.
Parecía con esas victorias logradas en Valladolid, Navalcarnero y Majadahonda que la pésima racha lejos de Pasarón había pasado a la historia y que nos habíamos convertido de nuevo en un conjunto más fiable en sus desplazamientos.

No obstante, el titubeante comienzo en esta campaña 18/19 (con una derrota sin paliativos en Salamanca en donde el Pontevedra estuvo fatal, ese empate a trancas y barrancas logrado en Navalcarnero y la goleada encajada ante el Internacional) arrojó de nuevo dudas sobre si esa serie nefasta de resultados fuera se había o no superado por el equipo.

Con el paso de las semanas se ha visto que sí y debemos felicitarnos mucho por ello.

Han seguido existiendo malos resultados como los cosechados en Guijuelo o en San Sebastián de los Reyes pero estas derrotas se han visto acompañadas de tres victorias en las cinco últimas salidas que demuestran que para el Pontevedra CF salir de su ciudad a jugar un partido ya no es un drama sino otra oportunidad para sumar puntos en su casillero.

Es cierto que falta solamente un dato para que esta clara pesadilla como visitante quede completamente superada. 
Ese dato, o mejor dicho, esa anomalía viene derivada del hecho de que el Pontevedra no voltea un resultado fuera de casa desde hace tres años cuando en los Anexos de Zorrilla consiguió ganar por un gol a tres después de empezar perdiendo el choque.
Ojalá tardemos en descubrir si el equipo también es capaz de derribar este "muro" pues lo deseable es que tardemos tiempo en ponernos por detrás en el marcador a domicilio pero en el momento que esto pase veremos si somos capaces alguna vez de protagonizar esa remontada que desde hace tanto tiempo no se consigue fuera de casa.

La última victoria fuera se logró en Bouzas y además con una autoridad y aplomo importantes.

Sí, el Rápido está muy abajo en la tabla y era un encuentro asequible.

Ahora bien, en un campo como el Baltasar Pujales donde siempre es complicado evolucionar, dejar resuelto el encuentro en solo 30 minutos es un dato que no se puede dejar pasar pues pone de manifiesto que el Pontevedra no solo ganó sino que lo hizo con esa contundencia tantas veces anhelada cada vez que abandonamos nuestro Estadio.

Como se preveía, el balón parado iba a resultar determinante en el escenario gualdinegro y el Pontevedra dominó esa faceta logrando el 0-1 a la salida de un corner y sentenciando el choque con un tercero de falta magistralmente ejecutada por un Javi López que por fin ha dejado un detalle de clase fuera de toda duda.
Entre medias, el Pontevedra fue capaz incluso de enseñar esas virtudes con las que se nos venía diciendo que se quería dotar al conjunto desde principio de temporada, el toque y la combinación venenosa.    
A pesar de que el Pujales no deja demasiado margen para el lucimiento, la jugada del 0-2 con muchos pases en la zona media, el desmarque a banda de Kevin y el remate de Arruabarrena de cabeza tras el centro resultó precioso e incluso como algo fuera de lugar teniendo en cuenta en que estadio se estaba jugando.

Con esa primera parte tan brillante, en la que por cierto volvieron a alinearse juntos en ataque Pazos y Arruabarrena por segunda vez (la primera fue en Fuenlabrada también con victoria 0-2), el encuentro quedaba "listo de papeles" a salvo de la "guijuelada" de turno.

Y no se dio esa "guijuelada" a pesar de marrar Arruabarrena una ocasión pintiparada para hacer el cuarto y que poco después Adrián León cometiera otra de esas acciones inexplicables que a veces afean sus actuaciones provocando un penalti con el que el rival acortaba distancias.

A pesar de todo ello, el Pontevedra se defendió bien y acabó el encuentro sin excesivos sobresaltos para colocarse sexto en la clasificación y aumentar así el diapasón de la ilusión de su gente. 

Además de los tres puntos conseguidos en Vigo, en mi opinión la mejor de las consecuencias que conlleva esta victoria es la que se ha reseñado al principio de esta entrada: que cada desplazamiento del Pontevedra CF en Liga ya no es como una visita al dentista para quitarse una muela; que el equipo ha recuperado la competitividad a domicilio y que cualquier desliz que pueda cometerse en casa puede intentar restañarse como visitante pues los tiempos del "chollazo" granate jugando fuera parecen haber quedado definitivamente atrás.

Curiosamente, el calendario nos coloca ahora en un tramo en los que el equipo jugará muchos partidos en Pasarón.
De los cinco próximos partidos (los cuatro últimos de la primera vuelta y el primero de la segunda) cuatro se jugarán aquí.

No se trata de hacer "el cuento de la lechera" porque los primeros que no quieren hacerlo para no meterse presión son los propios jugadores que solo piensan en el Adarve (antes mañana mismo el Langreo en la C.G) y hacen bien pero como se ha dicho más arriba el fútbol muchas veces es ilusión y es normal que la afición se venga arriba ante el calendario más próximo que se nos avecina y en el que desea ver a su equipo seguir encaramándose a los puestos altos de la tabla. 

No obstante, sin ánimo de resultar demasiado cauteloso, mi posición es la misma que he escuchado manifestar a varios jugadores tras la victoria en Bouzas, la calma y  seguir la frase "partido a partido " que aunque exista desde los principios del balompié viene bien pronunciarla alguna vez para que no se pierda en absoluto la perspectiva.

Solo debe existir el Adarve y la idea de ganarle al Adarve. 

Ojalá lo haga el Pontevedra CF y además con esa autoridad mostrada en el Baltasar Pujales que no solo nos nutra con tres puntos más en la clasificación sino con argumentos para sostener la tesis de que nuestra presencia arriba no es accidental sino fruto de la capacidad y con vocación de continuidad hasta el final de la Liga.

Yo tengo ilusión, claro que la tengo, más prefiero "embridarla" y sacarla a pequeños borbotones conforme el equipo me transmita que es una ilusión con fundamento y no fruto de una alucinación.