lunes, 29 de octubre de 2018

Calma insólita

En más de un partido (y de dos) de la temporada pasada jugado en casa terminé con la sensación de que el equipo rival nos había ganado o empatado sin hacer apenas nada sobre el césped. Orden defensivo, un poco de oficio y acierto para cristalizar una de las poquísimas ocasiones creadas eran los ingredientes básicos que los equipos visitantes utilizaban para empatar o incluso ganar en el Estadio Municipal de Pasarón.

Es cierto que algunos de esos equipos que nos visitaron la temporada pasada y que lograron puntuar en Pontevedra no solían exhibir esa practicidad en el resto de sus encuentros ligueros y que aquí se encontraron más a sus anchas debido a la calamitosa campaña que el Pontevedra tuvo a bien protagonizar pero otros sí solían aplicar esa receta con regularidad a lo largo de la competición y fruto del éxito de la misma consiguieron buenas clasificaciones.

El Pontevedra CF parece haberse decidido por dejarse de retóricos planteamientos y búsquedas de una excelencia casi imposible para adoptar una versión sobria, segura y sin aspavientos que le acerque con mucha más regularidad a la consecución de victorias que le catapulten al vagón delantero de la tabla.

Es cierto que adquirir esa seguridad defensiva no es algo baladí y fruto de una varita mágica con el que se señale a todos los jugadores para sacar como por ensalmo ese grupo compacto en el que en los últimos tiempos se ha convertido el Pontevedra. 
Todo lo contrario, mantener la portería a cero durante cinco partidos seguidos y dar esa imagen cohesionada a lo largo de muchos minutos no puede ser sino consecuencia de un trabajo diario en el que parecen haberse apartado ideas más estéticas, combinativas o románticas del balompié para ser sustituidas por frases a veces tan injustamente vilipendiadas en el fútbol de hoy en día como "portería a cero"; " no encajar y ya meteremos alguna" etc etc.

Y digo esto porque el Pontevedra ganó ayer su partido frente al Salamanca CF sin hacer demasiadas cosas sobre el terreno de juego. Es más, la salida del equipo al césped no fue la mejor y todo podría haber cambiado para peor si el conjunto blanquinegro no hubiera errado en el minuto 4 una ocasión tan clara que parecía más complicado fallarla que meterla dentro.
Más el caso es que el Salamanca la falló y no contento con eso regaló lastimosamente el primer gol al "colársele " a su portero por debajo de los brazos en un inofensivo disparo desde lejos de Kevin Presa.
Ahí empezó a cambiar todo y el Pontevedra CF a mandar en el partido aprovechando la desesperación de un rival que en el primer cuarto de hora de partido ya había demostrado su inocencia en las dos áreas de castigo.
Y más se puso todo a favor a raíz de una contra bien empezada por Pedro Vázquez, continuada por ese puñal en banda izquierda llamado Alex González y finalizada por Arruabarrena con un remate a escasos metros del portero que nada pudo hacer para evitar el 2-0.

Todavía existió la posibilidad de cambiar siquiera un poco el guión poco después de ese 2-0 en una jugada en la que el Salamanca ganó muy bien la espalda a Nacho Lorenzo en la izquierda pero en ese instante apareció el de casi siempre, es decir, Edu Sousa para abortar en gran intervención el remate del delantero rival y poner punto y final con muchos minutos de antelación al partido de ayer.

No exagero.

Ni en los bastantes minutos que todavía faltaban para terminar el primer tiempo ni sobre todo en la segunda mitad el Salamanca dio la más mínima impresión de inquietar el área de peligro del Pontevedra CF.
Tuvo la pelota, sí, porque el Pontevedra se la entregó sin tapujo alguno pero esa posesión tan ambicionada por algunos en el fútbol actual no le sirvió para nada a los castellanos que se estrellaron una y otra vez con el sistema defensivo granate.

A consecuencia de lo anterior, el choque transcurrió para los pocos aficionados presentes de una manera tan plácida que casi ni se recordaba por estos lares y el Pontevedra controló como quiso y en todo momento a un contrincante que no lograba alterar el guión ni con los cambios que introdujo en su parcela ofensiva.
Nuestra banda izquierda ocupada por el novel Lorenzo y que sufrió en un par de ocasiones en la primera parte no volvió a experimentar sobresaltos, Nacho López dominó su banda con tranquilidad e incluso cumplió con creces en el centro de la defensa tras la inoportuna lesión de Victor Vázquez "Churre" y Campillo (que dio el susto al principio con unos estiramientos sobre el campo que dejaban la duda del estado muscular de una de sus piernas) realizó su trabajo sin problemas en buena conexión con el citado Churre.

En el medio campo y con la posesión entregada al rival, el Pontevedra se limitaba a contener sin demasiado entusiasmo a la hora de hilvanar algún contragolpe y en ese medio centro volvió a a aparecer junto a Kevin un Berrocal trabajador en la presión pero que por lo menos a este atribulado bloguero le sigue dejando muchas dudas en esa posición sobre todo cuando enfrente tengamos un equipo cerrado y que nos obligue a jugar con más velocidad en busca de escasos espacios.

Dejó algún detalle más que en otras ocasiones Pedro Vázquez que parece ir cogiendo el ritmo a medida que pasan los partidos e incluso Javi López en la primera parte tocó con acierto en alguna ocasión aunque sigue apareciendo muy poco hasta el extremo de que en la segunda parte apenas se le vio aunque no desentonó en el trabajo defensivo del bloque.

Pudo hacer el tercero Alex González cerca del final pero el portero salmantino rechazó con acierto su disparo y en esos últimos minutos volvió a aparecer con ilusión un Javi Pazos que también pudo marcar en otra ocasión y que dotó de algo más de velocidad y chispa al ataque granate para evitar algunos bostezos que a esas alturas ya eran generalizados.

Lo peor de todo, sin duda alguna, las lesiones. 

El primer cambio de ayer vino motivado por las dichosas molestias con las que lleva jugando desde hace mucho tiempo Kevin Presa y que ayer provocaron que saliera realmente dolido y cojeando ostensiblemente del campo.  
Y poco después, el mejor defensa de largo hasta ahora del equipo, "Churre", en una mala caída sobre el césped tras un gratuito "toque" de un rival, se luxaba un codo haciendo saltar de dolor al contundente central de Marín.

Ayer, el equipo se ordenó con la salida de Juan Barbeito al lateral derecho y la ubicación de Nacho López en el centro que como ya se ha dicho cumplió sin problemas los últimos veinte minutos pero no se puede negar que esta baja que además parece que se prolongará durante bastante tiempo de Vázquez es trascendente porque por lo menos desde fuera parecía el "jefe" de la defensa y suplirle no va a resultar nada fácil.

Sin más sobresalto que el producido por esta lesión y las sempiternas molestias de Kevin (que no es poco sobresalto, la verdad) acabó un partido muy cómodo para un Pontevedra que parece haber encontrado su plan de juego y acción de una manera aparentemente diferente a la que se decía al comienzo de la Liga pero con el que el equipo parece encontrarse cada vez mejor y más seguro de sí mismo.
Los tres puntos nos elevan a la sexta posición y desde hace mucho tiempo colocan al Pontevedra más cerca del play off de ascenso que el de permanencia y a pesar de que viendo jugar al equipo (por lo menos en casa) no es un enamoramiento súbito o un flechazo a primera vista lo que se experimenta, lo cierto es que estamos yendo para arriba siendo por fin más concretos en el transcurso del juego: "no nos meten y (aunque poco) nosotros sí metemos alguna" .

Para Guijuelo perdemos por vez primera a "Churre" (preocupante, insisto) pero recuperamos a Castro y también a León si este último supera sus ya tradicionales molestias en los isquios.
Supongo que Kevin será duda a lo largo de la semana en función del estado e intensidad de sus molestias.

Si hay un campo (quizá con el de Bouzas) en el que la fórmula "no encajes de ninguna de las maneras y trata de aprovechar la que tengas" es de imperativa aplicación es el de Guijuelo.
Allí será fundamental volver a exhibir la cohesión defensiva de los últimos partidos ante un equipo que maneja muy bien el juego en su estadio y que cuenta con jugadores de envergadura que no lo pondrán nada fácil.

Si aparece otra vez ese Pontevedra CF sólido, férreo y contundente atrás además de concreto arriba habrá posibilidades de salir airosos y aumentar la ilusión que empieza a despertar el equipo a ´raiz de su trabajo en las últimas semanas.




     


    

  

martes, 23 de octubre de 2018

Puro, coñac y dolor de cuello

Hubo un tiempo en el que la retransmisión televisiva de los partidos de fútbol no era el pan de todos los días para los futboleros de nuestro país.
El "pagar por ver" todavía era una quimera y los aficionados se contentaban con degustar desde sus hogares un partido de primera cada jornada (Sábados o Domingos al caer la tarde)  y algunos partidos de competiciones europeas que los equipos españoles disputaban entre semana y a la Selección de vez en cuando.

En aquella época en la que el fútbol modesto no era todavía tan vilipendiado, ninguneado y hasta olvidado como lo es ahora, acudir a presenciar "in situ" el partido del equipo de tu pueblo o ciudad era para mucha gente una de las pocas posibilidades de vivir el fútbol cada semana.

Eran tiempos de transistores sin auriculares y de rifas al descanso con marcador "instantáneo" incluido patrocinado por firmas publicitarias de la comarca.
Partidos en los que al mismo tiempo en que los espectadores veían como Tapia sacaba con elegancia un balón desde atrás o José Emilio centraba con su "guante" desde la izquierda, acababan también desde las gradas laterales con dolor de cuello por consultar en aquellas tablas rústicas del marcador instaladas en el fondo Norte si había marcado el Madrid, el Barca o cualquier otro equipo de Primera División.
Como olvidar la cara de funeral que se le ponía a mi padre cada vez que encajaba el Athletic Club de Bilbao o la sonrisa que me invadía si el que lo hacía era el otro equipo atlético rojiblanco.

Eran partidos con sabor a pipa en el que existía el riesgo de quedar ahumado por el humo de un kilométrico puro si el espectador de mi derecha compartía la costumbre de mi "viejo" ( a la izquierda) de fumarse uno de esos habanos interminables.
O de apretar la nariz cada vez que los efluvios de un viejo coñac servido en vaso de plástico llegaba a mis (por aquellos tiempos) tiernos conductos olfativos; de acudir en el descanso a vaciar la vejiga a los urinarios del estadio para poner todavía más a prueba a esos conductos recién mencionados o de volver a casa ya caída la noche pensando en el examen de matemáticas del día siguiente con la ilusión de una victoria granate o con la desazón de una derrota que se unía a mi incapacidad para entender  de ecuaciones, polinomios y demás jeroglíficos inescrutables.

Años más tarde llegó primero el canal plus con el partido de pago a principios de los noventa y luego el "pay per view que daba la posibilidad de ver cualquier partido de primera en tu propia casa o en cualquier bar o cafetería aunque los horarios se mantenían más o menos estables sin abarcar absolutamente todas las franjas horarias de Sábado y Domingo.

Hoy en día esa "contención horaria" hace tiempo que ha desaparecido y a la LFP y al 99% del entorno del fútbol le importa menos que nada el daño que se le hace a los equipos no pertenecientes al fútbol "profesional" tamaño disparate televisivo.

La jornada del próximo fin de semana es otro ejemplo del completo desprecio que por el fútbol de élite se tiene por las categorías más modestas con la fijación del clásico (otrora derby, denominación apartada de los Barca- Madrid o viceversa por los puristas del lenguaje, esos mismos que censuran decir "rechace" por que debe decirse "rechazo") para el Domingo a las 16,15 h.

A pesar de que este atribulado bloguero (y con él bastantes aficionados granates) habría acudido puntual a su cita con Pasarón si el Consejo de Administración no hubiera decidido cambiar la hora habitual de los partidos en casa, he de reconocer que resulta lógico variar esa hora de comienzo pues desde hace tiempo la asistencia al campo no es demasiado alentadora y podría resultar todavía más desangelado Pasarón si a alguno "de los de siempre" se le da por claudicar esta vez ante el apasionante clásico y dejar vacía su butaca a la ribera del Lérez.

Por ello, me parece razonable en esta ocasión no jugar el Domingo a las cinco no por plegarse a las exigencias de este fútbol de primera cada vez más corrosivo con las necesidades de los modestos sino por intentar no contribuir a que el ambiente para el Pontevedra CF en su propia casa no sea una mera anécdota.

A partir de ahí se podría entrar a discutir si en vez de las seis y media de la tarde del Domingo (hora fijada para el choque contra el Salamanca Cf. UDS) se podría haber elegido la tarde noche del Sábado pero lo cierto es que competir a día de hoy con un Barca- Madrid es prácticamente imposible salvo para algunos enfermos que iríamos a Pasarón hasta el mismo día y hora en que se jugase la final de un Mundial sean quienes fueran los participantes en ella.

A este choque frente al Salamanca acudirá el Pontevedra CF tras lograr la segunda victoria consecutiva fuera de casa al vencer y hacerlo con justicia al Real Burgos gracias a un gol de Pedro Vázquez.
Toda victoria es importante pero esta contiene ese matiz ya citado de constituir la segunda victoria seguida a domicilio por lo que parece que como visitante el equipo va arreglando los tremendos problemas que hace tiempo sostenía y está en camino de desterrar esa idea odiosa de que ganar fuera para nosotros suponía un acontecimiento extraordinario.
Además, por cuarta jornada consecutiva se ha conseguido mantener la portería a cero lo que trasluce la seguridad que el equipo en su conjunto está adquiriendo a la hora de defender constituyendo tal circunstancia una muy buena noticia.

Desafortunadamente ( y a pesar de que el trabajo defensivo es de todos y no solo de la retaguardia) las expulsiones de León y David Castro (esta pendiente de recurso pero con pocas posibilidades de prosperar) provocarán la necesidad de nuevo de cambiar piezas en la defensa y es de suponer que ya a estas alturas Luismi Areda estará dándole vueltas a como recomponer aquella.

El Salamanca CF UDS llegará, por contra, abajo en la tabla y con el fuerte golpe de la derrota en casa ante el Rápido de Bouzas gracias al primer gol logrado por el equipo vigués en toda la temporada.

 Es de suponer que la confianza del rival no estará precisamente por las nubes y no estaría demás que el Pontevedra aplicara la misma receta que los rivales elaboraban contra nosotros en los tiempos en los que puntuar fuera nos era muy difícil y además la clasificación nos apretaba. 
Salida fuerte, tratar de marcar pronto y jugar con la desesperación del contrario, deberían ser los ingredientes de dicha receta.    
 
Llevamos demasiado tiempo sin ganar en casa y ya toca lograrlo siempre que no creamos que el rival vendrá aquí a extendernos la alfombra.

Ellos están mal, sí. 

Más deberá ser el Pontevedra quien se lo recuerde a base de entrega, concentración, empuje y esa determinación a la hora de ir a por el contrario que en ocasiones ha faltado en los partidos que llevamos en casa.



      

lunes, 15 de octubre de 2018

Empate a nada con extravagancia incluida.

He intentado no comenzar esta entrada del blog con la extravagancia, rareza u ocurrencia (que diría el otro) del partido jugado ayer.
Pensando en como diseñar este escrito puedo asegurar que he intentado por todos los medios refugiar en un cajoncito al fondo de mi mente el "fenómeno extraño" vivido ayer en Pasarón.
Inmerso en el ya legendario e insoportable insomnio del Domingo noche, razonaba que podría resultar mejor empezar la entrada resaltando la tercera jornada seguida sin encajar un tanto y el buen hacer defensivo del equipo que acabó por minimizar casi por completo el desempeño ofensivo de la Ponferradina.

Sin embargo, entre puñetazo y puñetazo a una almohada rebelde y el subir y bajar continuo de un edredón que a veces faltaba y otras sobraba, decidí que me sería imposible no citar desde el principio la anomalía incluida en la alineación granate a la que todavía no encuentro explicación a pesar de las horas transcurridas desde el término del choque.

Berrocal de medio centro posicional y primer receptor del balón en corto en aquellas ocasiones en las que Edu no optaba por enviar la pelota larga en pos de la velocidad de Alex Glez o bien la envergadura de Arruabarrena.
Esa fue la sorpresa del "once" inicial de ayer y en mi opinión la gran noticia del encuentro a pesar de que el "suceso" pasó desapercibido en la rueda de prensa posterior al partido en la que no se formuló pregunta alguna al respecto.
Vaya por delante que no se cuestiona en este blog la entrega y dedicación del jugador que como en él es habitual entregó las fuerzas que llevaba dentro y trató de cumplir con la misión encomendada durante el partido por mucho que dicha tarea resultase absolutamente desconocida o incluso absurda.

La acción más repetida ayer por Berrocal fue la siguiente: Pase de Edu a escasos metros de nuestro área y devolución hacia atrás de un delantero ( o ex delantero, ya no se sabe) cuya falta de confianza en esa labor resultaba bastante evidente. Un pase horizontal  y ninguna incorporación al ataque al margen del balón parado fue el bagaje ayer de el experimento en la alineación del Pontevedra CF.
Vuelvo a insistir en que Jesús Berrocal se dejó todo sobre el césped y que en ningún caso se duda de su implicación para con el grupo pero debo confesar que hacía muchos años que este atribulado bloguero no se quedaba tan anonadado con un movimiento así en una alineación granate y por muchas vueltas que le doy a la cabeza todavía no soy capaz de deducir que se buscaba (si es que se buscaba algo) y la ventajas que para el equipo tuvo ayer la presencia de Berrocal en esa posición.

Como quiera que nos enterábamos en el mismo campo de la lesión muscular de Alex Fdez, se me ocurren hasta cuatro combinaciones (sin contar ya con Alex) que habrían resultado menos chocantes que la elegida por Luismi y todas ellas sin cambiar ese sistema de 4-2-3-1 desplegado ayer por el Pontevedra.

De esas cuatro posibilidades, dos serían más defensivas. En una de ellas aparecería Jesús Barbeito junto a Kevin Presa y en otra de ellas sería A.León el acompañante de Kevin con la entrada de Campillo atrás.
Las otras dos serían más ofensivas (aunque parece que esas opciones, las más alegres, las reserva el técnico para jugar fuera de casa). A saber, o bien Mouriño podría haber oficiado de mediocentro o bien Romay podría haberse ubicado en esa posición.

Ninguna de esas cuatro opciones fue contemplada y lo que pudimos ver fue a un Berrocal totalmente desubicado y me imagino el estupor incluso de los aficionados bercianos al ver a su exjugador reconvertido a volante de contención con más de treinta palos a sus espaldas.

Como no lo entendí ayer y no consigo entenderlo con el paso de las horas (algo parecido creo que se intentó en Salamanca el primer día con los resultados ya sabidos) es por ello por lo que lo consigno haciendo pública mi incredulidad al respecto.

Por lo demás, visitaba Pasarón una Ponferradina diseñada con bastante más cabeza que en temporadas anteriores pero a la que nos habían vendido desde dentro mismo de Pontevedra como una mezcla de los huracanes Leslie y Michael ante la cual el Pontevedra debía transformarse en una especie de disfraz de David con una honda para tratar siquiera de rascar un punto. 

Y lo cierto es que después no fue para tanto y el empuje ofensivo de la SD duró aproximadamente seis o siete minutos en los que inquietaron algo la portería de Edu con un lanzamiento de Yuri desde lejos y un cabezazo flojo sin verdadero marchamo de gol.
El Pontevedra se asentó pronto sobre el césped y enseguida su banda izquierda empezó a generar algo de peligro con Alex y David Castro en la buena línea habitual de esta temporada y en el que León y Vázquez se agigantaban con el paso de los minutos ahogando por completo las tímidas intentonas de Yuri de Souza que no contaba en esta ocasión con la compañía del escurridizo y siempre punzante Dani Pichín.

El partido no era precisamente una oda al virtuosismo pero sí es verdad que en esa primera parte el Pontevedra debió cobrar ventaja en el marcador si Arruabarrena hubiera estado mínimamente diligente en dos acciones muy peligrosas.
En la primera de ellas Alex Glez tras precioso culebreo en los alrededores del área le entregó un balón de gol que el vasco desaprovechó al rematar la pelota con aires más de juvenil que de otra cosa y en la segunda Mikel no fue capaz de ver al rubio extremo cántabro completamente sólo en banda izquierda en una contra venenosa que se chafó por la lentitud del ariete a la hora de decidir la mejor opción.
Un Kevin bastante más dinámico que Berrocal en el mediocentro pudo también dar una alegría en un disparo desde lejos que no se fue demasiado por encima del larguero de la portería visitante.

Tras el descanso, el poco fútbol que se vivió en la primera parte desapareció por completo. La entrada del "fino" Espina no ayudó a que la "Ponfe" inquietara más el área granate y el balón estuvo bastantes más veces por el aire tras rechaces de un lado y otro que a ras de suelo y en condiciones de dañar seriamente al adversario.
Tampoco surtió demasiado efecto el relevo de Javi López por Pedro Vázquez y ni siquiera la salida de Pichín al césped (que podría haber conllevado quebraderos de cabeza para el Pontevedra dada su velocidad) acarreó novedad alguna al juego.
    
Sí es verdad que a medida que transcurría la segunda parte la Ponferradina parecía ver con mejores ojos el empate a cero ( resultado con el que ya desde el minuto 1 ambos equipos coqueteaban en exceso) y el Pontevedra de la mano sobre todo de un Romay que jugaba sus mejores minutos en casa desde el comienzo de la temporada y de las arrancadas de los laterales que ayer volvieron a estar extraordinarios parecía acercarse un poco más a los alrededores del área berciana.

Fue un espejismo no obstante y más cuando en el minuto 82 el jugador elegido para ser sustituido por Pazos fue precisamente Manuel Romay que en ese momento trataba de tejer algo de juego ofensivo en las proximidades de la zona de peligro visitante.

Alrededor del 86 el protagonista de la primera parte de esta entrada, Berrocal, sufría calambres y debía abandonar el campo para la entrada de un Mouriño que al igual que Javi Pazos poco pudo hacer en el escaso tiempo concedido para lucirse.

Terminaba así un partido en el que ambos contendientes no le hicieron ascos al empate desde el principio y en el que por tercer partido consecutivo en casa no se vio a un Pontevedra demasiado convencido a la hora de lanzarse decididamente a por el triunfo.
Cono también viene siendo habitual, hasta cuatro futbolistas fueron novedad con respecto al once titular de Fuenlabrada y ello aunque en los días posteriores a ese partido se escucharon voces desde dentro que afirmaban que ese choque ante los madrileños había enseñado de manera definitiva el camino a seguir al equipo.  
Es evidente que el camino seguido ayer fue otro tanto en hombres como en sistema y que esa senda que parecía segura en Fuenlabrada ha vuelto a bifurcarse en otra dirección. 

Llega ahora un nuevo desplazamiento, esta vez a Burgos, en el que es posible que el Pontevedra vuelva a jugar con dos puntas o con jugadores más creativos en el centro del campo pues como ya se ha dicho antes esas "alegrías" en el aspecto ofensivo parecen escogidas para jugar fuera y no en un estadio Municipal de Pasarón en el que el equipo no acaba de desperezarse y parece siempre con una mano sobre las riendas que solo suelta un poquito cuando falta muy poco tiempo y el resultado es mucho más complicado de modificar.

En la capital castellana esperará bajo los palos de la portería blanquinegra otro Mikel, Saizar, que tan buen recuerdo dejó en la casa granate y al que espero seamos capaces de batir las veces que resulten necesarias para traernos tres puntos del histórico estadio del El Plantío.



    
              


martes, 9 de octubre de 2018

Meritoria victoria en el camino hacia la estabilidad

Los tres puntos conseguidos en Fuenlabrada son importantes por muchos motivos.

El primero y más evidente es que se ha logrado vencer por vez primera esta temporada a domicilio y además en un Estadio en el que los fuenlabreños habían contado por victorias los tres partidos anteriores jugados en ese campo.
El segundo porque se ganó manteniendo la portería a cero también por primera vez esta campaña fuera de casa y el tercero (entre otros muchos motivos) porque dio la impresión tras el 0-2 (por lo menos a través de la radio) de que el Pontevedra dominaba la situación y no corría peligro el resultado.

El equipo volvió a jugar con tres atrás aunque en esta ocasión Campillo ocupó el central derecho dejando el carril largo de esa banda para Nacho López en un diseño en ese costado aparentemente más razonable del expuesto el día del Valladolid B ( aquel día Nacho ocupó el central y Javi López la banda) .
Una fórmula que casi nunca sale bien, la de colocar a Alex González de lateral largo, está vez no fue obstáculo no solo para ganar sino también para no encajar gol alguno y adecuado parece consignarlo pues cuando se critica esta ubicación del cántabro en las ocasiones en las que no funciona de justicia resulta igualmente dejar expuesto que está vez salió bien el invento de esta posición más responsable en defensa del rubio extremo del Pontevedra.

Y se jugó de inicio también por vez primera con dos puntas acompañando Pazos a Arruabarrena en el frente de ataque granate.

Los dos goles marcados por el delantero vasco que se unen al que ya logró marcar en Navalcarnero alimentan la esperanza de que el potente delantero fichado este verano pueda alcanzar un rendimiento alto esta temporada pues ya se ha comentado en alguna entrada anterior de este blog que un Arruabarrena a buen nivel no debería pasar desapercibido en la categoría y como quiera que los goles son la energía de la que viven los puntas ojalá este doblete conseguido en el Fernando Torres aumenten el depósito de confianza de este futbolista al que necesita mucho el equipo a la hora de engrosar tantos a favor en la clasificación.

Después de esta meritoria victoria en Fuenlabrada que ojalá y de una vez por todas sea el punto de partida para una serie de partidos en las que puntuar e incluso ganar a domicilio deje de ser un acontecimiento extraordinario para el Pontevedra CF, hay que reconocer que las sensaciones que está dejando el equipo en este arranque liguero, al menos para este atribulado bloguero, son contradictorias. 

La imagen que me transmitió el equipo en casa a excepción de la primera parte contra la Cultural Leonesa no fue nada buena. 
Ni frente al Valladolid B ni Celta B ni en esa segunda parte ante los leoneses resuelta in extremis a favor con aquel gol de Alex González el equipo fue capaz de transmitir sensación de seguridad, fortaleza y capacidad de hacer gol ante la portería contraria.

Fuera (siempre según las crónicas) se jugó muy mal en Salamanca, se mejoró en Navalcarnero, caímos goleados en Boadilla aunque según muchos no se mereció tan duro castigo ese día y ahora se gana en Fuenlabrada dando la sensación de cierta autoridad ante un conjunto lleno de veteranos y que en su feudo suele sentirse como pez en el agua.

Es por ello que por lo menos en mi caso reina el desconcierto acerca de la versión del Pontevedra CF que podremos observar en los siguientes encuentros empezando por el de este Domingo en Pasarón ante nada menos que el líder de la categoría,  la SD Ponferradina.

Continuos cambios en las alineaciones iniciales y también en el sistema de juego transmiten la idea de que el equipo todavía está haciéndose y que no hay todavía un "once" que con pocas variaciones pueda asentarse ya como titular sobre el terreno de juego.
Esto último es una sensación que quizá no sea real y no responda a que el técnico siga buscando todavía el mejor diseño de su alineación pues el propio Luismi en muchas de sus comparecencias insiste en que no es lo mismo un partido que otro ni un campo que otro y que esos cambios pueden seguir existiendo como fruto de una estrategia planificada. 

Sea como fuere, lo cierto es que al menos para mi las posibilidades clasificatorias del equipo siguen siendo una incógnita y espero con expectación el partido del Domingo para ver como el Pontevedra se bate contra una Ponferradina todavía invicta y configurada con mucho más criterio que temporadas anteriores al haber incorporado jugadores destacados de la propia 2ªB (Sielva, Trigueros, Michel, Son, Espina, Grande, Pichín...) y que con menos ruido pero con mucha más capacidad comanda la tabla del grupo I con autoridad.

Da la impresión del que el equipo todavía busca su sitio en la clasificación y persigue una estabilidad tanto en su juego como en la línea de resultados que no llega pero cuya consecución o ausencia va a determinar el tramo de tabla en el que podamos movernos a lo largo de la Liga.

El encuentro frente al líder nos dará otra oportunidad para calibrar las verdaderas posibilidades de esta plantilla. 
No será en un partido fácil como es lógico pero tampoco inalcanzable pues al calor de Pasarón ningún partido de esta Liga debería resultar inalcanzable.

No ganamos aquí desde el día de la Cultural y que mejor jornada para volver a ganar en casa que el Domingo contra el primero e invicto de la tabla. 
De hacerlo lograríamos algo que no hemos hecho aún esta temporada: ganar dos partidos seguidos y dar un paso importante de cara a esa estabilidad que todavía no hemos encontrado.     



       
    

viernes, 5 de octubre de 2018

"Nuestra Liga"



Esta última semana hemos escuchado a nuestro entrenador referirse siquiera indirectamente a la “liga” en la que debe encuadrarse el Pontevedra CF.

No es malo leer ni escuchar al técnico del Pontevedra.

Primero porque habla con educación y al margen de poder estar o no de acuerdo con sus argumentos, lejos de “agredir” con sus palabras lo que hace es transmitir de forma mesurada sus pensamientos con los que se podrá o no convenir.
Y segundo ( y todavía más importante) porque sus inmediatos superiores no se dignan a comparecer por propia iniciativa a dar explicaciones cuando el Pontevedra no marcha sobre el césped y en aquellas pocas ocasiones en las que son preguntados sus respuestas no hacen sino provocar un levantamiento pronunciado de cejas en aquellos aficionados granates medianamente informados.

Decía pues (y repito) que leer en los periódicos o escuchar en alguna emisora a Luismi Areda volcar sus reflexiones sobre su equipo y analizar el futuro más inmediato resulta muy positivo y no rompe por completo ese hilo que durante la semana debe unir a la masa social con su equipo y que algunos otros en el club están empeñados en romper.

En los días posteriores al partido disputado frente al Celta B el ex jugador y ahora técnico granate razonaba que el punto logrado ante el filial olívico no era malo debido a que se trata de un equipo de arriba y todo lo que sea puntuar aunque sea “de a uno” contra esas escuadras debe verse como algo meritorio. Eso sí, a continuación seguía Luismi diciendo que ganando a los equipos de “nuestra Liga” y empatando contra los “grandes” haríamos una muy buena campaña.

Es evidente que esa circunstancia no se está dando. Y no se da pues ni Unionistas,  Navalcarnero, Valladolid B ni Internacional están o estaban llamados a ocupar los primeros puestos de la tabla y a ninguno de ellos se ha ganado. Por el contrario, al punto del Celta sí se une la victoria conseguida a ultimísima hora frente a la Cultural que cuenta con el mayor presupuesto del grupo.

Pero al margen de esta incuestionable realidad (no se ha ganado ni a uno de esos equipos presuntamente integrantes de “nuestra competición”) en lo que me gustaría hacer hincapié es en el hecho de que no se sabe muy bien cuál es la Liga en la que debe encuadrarse el Pontevedra.

No han sido nunca desde que han llegado (salvo la temporada en 3ª) demasiado claros los máximos responsables de la entidad a la hora de establecer los objetivos deportivos de nuestro equipo.
Generalmente se despachaba la cuestión con la máxima de “mejorar lo hecho la temporada anterior” y “Santas Pascuas, Aleluya.”

Esta situación se ha acentuado claramente en la presente temporada y ya ni esa manida frase hemos escuchado en boca ni de la Presidenta ni del Director Deportivo.

Solo de los labios del técnico (que cumple con su obligación de atender a los medios y transmitir sus inquietudes, ideas e ilusiones, consciente de que los receptores de sus declaraciones son los aficionados del club al que entrena)  podemos extraer alguna conclusión acerca de las aspiraciones este año del Pontevedra CF.

De esas apelaciones a “nuestra Liga” realizadas por Luismi como si fuera otra diferente a la que se mueven Cultural o Celta B parece deducirse que las latitudes en las que el equipo prevé moverse en esta temporada no son precisamente las situadas más al norte de la clasificación y que mejor nos iría si nos mentalizáramos de ello y descartásemos la posibilidad de emular la campaña 16/17.

Siempre he dicho que los objetivos los deben marcar los gestores del club pues son ellos los que conocen el panorama económico de la institución y los que en teoría deben modular las aspiraciones del equipo teniendo en cuenta siempre  que esto es un deporte y no una ciencia exacta como las matemáticas.
Si el Consejo de Administración marcase en los prolegómenos de la competición por donde entiende que el equipo debe moverse, los abonados y restantes seguidores sabríamos a qué atenernos y cuáles serían las exigencias legítimas para con la plantilla y cuerpo técnico.
No se trata de salir sin ambición y con renuncias desde el principio pero de esta forma todo el mundo sabría mejor a qué atenerse.

Por ejemplo, el Atlético de Madrid sale con el objetivo principal de conseguir la tercera plaza. Eso no significa que los rojiblancos no aspiren a “mojarle la oreja” al Real Madrid y al Barcelona si les sale un temporadón y estos flojean un poco. Y tampoco obsta a que si la temporada sale algo “rana” no se pueda considerar soportable hacerse con la cuarta plaza que también proporciona acceso directo a la Champions, por debajo de eso se podría hablar de fracaso deportivo.
Otro ejemplo, para el Huesca quedar decimoséptimo es todo un éxito pues la salvación es el único objetivo para el equipo aunque si se alinean todos los astros del universo y pudieran echar mano de la séptima plaza no la iban a tirar por la borda.

En el Pontevedra hacer reflexiones como las anteriores resulta imposible desde hace tiempo.

No sabemos cuáles son nuestras aspiraciones reales. No sabemos con qué clasificación el Consejo estaría satisfecho con la campaña. No sabemos con qué intención deportiva se ha configurado la plantilla.
Lo que sí sabemos, por ejemplo, es que Berrocal no vino la Liga pasada con un contrato de dos temporadas a cambio de un bocadillo de mortadela y también conocemos que este mismo verano un jugador con el currículum de Arruabarrena no se ha instalado en Pontevedra por un queso de tetilla y una mermelada casera.

Por eso que el entrenador comparezca ante los medios y reflexione sobre el equipo es muy de agradecer porque además de mantener ese hilo al que antes aludía nos permite leer entre líneas y hacernos una idea sobre lo que nos puede deparar el futuro.

La imagen ofrecida en casa ante Valladolid y Celta no ha sido buena sino todo lo contrario y quizá algunos piensen de forma legítima que obedece a una cuestión de falta de acoplamiento y que con el paso del tiempo aparecerá el equipo colectivamente y algunos de los nuevos jugadores comiencen a brillar más en el aspecto individual.
Ahora bien, es posible que muchos otros también de forma legítima puedan empezar a pensar que esa imagen responde a las posibilidades reales de la plantilla con la que se cuenta y que el margen de mejora es pequeño.

Como los máximos responsables de los fichajes no hablan tendremos que seguir conformándonos con extraer nuestras conclusiones de las palabras del técnico y de las actuaciones sobre el césped de unos jugadores cuyas posibilidades reales siguen siendo una incógnita.   

lunes, 1 de octubre de 2018

Sin fútbol, sin gol y con mucha impotencia

La temporada pasada pudimos escuchar hasta la saciedad frases del estilo: "esto acaba de empezar.."; "todavía estamos en la jornada cinco"; "queda casi toda la Liga"; "sólo llevamos diez partidos...".
Desde dentro de la entidad y también desde muchos medios de comunicación locales se pedía paciencia a los aficionados y se "vendía" que teníamos mejor plantilla que el año anterior en el que se había disputado el play off de ascenso. 
La mayor parte de la gente, por contra, veía a un Pontevedra CF sobre el césped con pocos recursos (o casi ninguno) para elaborar un mínimo de fútbol y para más "inri" con una desesperante falta de gol.

Pasó sin pena ni gloria esa Liga pasada en la que nos salvamos por los pelos y llegó esta de la que ya se llevan disputadas seis jornadas y pocas o muy pocas cosas han cambiado en el equipo granate.

Muchísimos problemas para elaborar el juego en el medio campo y una alarmante por segunda campaña consecutiva sequedad de gol caracterizan el juego de un equipo que ayer volvió a dejarse dos puntos en casa ante el Celta B más mediocre de los últimos años en 2ªB.

Como ya viene siendo habitual esta temporada, el Pontevedra volvió a experimentar cambios en su equipo inicial y esta vez la "rifa" del banquillo le tocó a un Romay que hasta el partido de ayer parecía un fijo entre los titulares de Luismi.
Con Alex Fernández y Kevin en mediocampo, Javi López se "acostaba a la derecha", Alex González a la izquierda y Pedro Vázquez trataba de evolucionar por detrás de Arruabarrena.

Y el partido comenzó con un ritmo lentísimo por parte de los dos equipos y sin asomo de lo que debería ser un choque de competición liguera jugado entre dos conjuntos de dos localidades cercanas.
El Celta (que no jugaba con sus delanteros titulares) trataba de presionar arriba para impedir que el Pontevedra CF jugara desde atrás, o mejor dicho, para tratar de robar muy cera del área contraria cada vez que los granates intentaban sin éxito jugar la pelota y el Pontevedra se mostraba una vez más incapaz de hilvanar dos o tres pases seguidos para poner en problemas a su rival.

Empezó a cambiar algo el choque aproximadamente a la media hora. En parte por las actuaciones individuales de los dos jugadores que se movían por la izquierda (Castro y Alex G.) y en parte por el inicio del espectáculo de un jugador, Iban Salvador, que destacó ayer por sus artes provocativas y bufonescas y no por lo que en teoría debería primar en sus actuaciones, sus dotes futbolísticas.

Consiguió el tal Salvador acalorar a los de nuevo demasiado pocos seguidores granates que empezaron a meterse más en el partido y el equipo pareció despertar de ese letargo que ya se va convirtiendo en tradicional en casa para tomar el mando del encuentro, dar un pase adelante y tratar de superar a los celestes.
Sin crear claras ocasiones de gol, Alex González empezó su recital por la izquierda desbordando una vez sí y otra también a su par y David Castro ayudaba por esa zona tirando de corazón y orgullo e incluso colaborando con un lanzamiento desde muy lejos que se fue muy cerca del larguero vigués.

Al descanso y aunque no se hubiera hecho nada del otro mundo, la sensación era que en los últimos quince o veinte minutos el Pontevedra había estado mucho más cómodo que un Celta que sólo dio señales de vida con algún lanzamiento lejano.

Y nada más empezar la segunda parte se produce el empujón de Pastrana a Alex González y la consiguiente "melée" de jugadores de ambos equipos que acabó con la expulsión del jugador del Celta y con una tarjeta amarilla a David Castro de difícil justificación por parte del colegiado del choque.
Quedaba toda la segunda parte por delante y al Pontevedra se le abría un poco más el camino con esa superioridad numérica.

Sin embargo, en esos minutos en los que se jugó con uno más ( aproximadamente 22 minutos) se pusieron de manifiesto dos cosas. La primera es que el Pontevedra (que empujó en ese tramo más con el corazón que con la cabeza) vuelve a estar muy huérfano de centrocampistas que ordenen el juego combinativo con categoría y precisión además de padecer los mismos problemas del año pasado de cara al gol que por lo menos a día de hoy parece no ser capaz de arreglar Mikel Arruabarrena.

La segunda cuestión a la que hacía referencia (al igual que ya pasó el Domingo pasado en Boadilla) es la exasperante parálisis del banquillo granate a la hora de mover piezas con cambios que pudieran adaptar el equipo a la nueva situación del encuentro en la que nos movíamos con un jugador más.

El cuerpo técnico pontevedrés decidió no cambiar nada a lo largo de esos minutos en los que Arruabarrena siguió tan solo como desacertado en punta de ataque y precísamente iba a llegar la primera sustitución (en mi opinión, tarde) cuando surgió esa extraña jugada en la que una hasta ese momento notable David Castro cayó en la enésima provocación del tal Salvador para recibir la segunda amarilla y poner la paridad en cuanto efectivos sobre el terreno de juego.

Durante esos minutos jugados 11 contra 10 (y realmente hasta el final), destacó sobremanera un Alex González que fue un auténtico puñal por banda izquierda creando peligro cada vez que encaraba la defensa viguesa y colocando más de un centro que debería haber sido aprovechado si en el área hubiera habido delanteros con un mínimo instinto de colocación de cara al gol.

A pesar de la expulsión de David, Luismi no paró la sustitución y colocó a Mouriño en lugar de un Javi López otra vez decepcionante.

Tuvieron que pasar 80 minutos de partido para que desde el banquillo se decidiera ofrecerle un poco de compañía a Arruabarrena con la entrada de Pazos por el más decepcionante todavía Pedro Vázquez.
Y lo cierto es que Javi Pazos se movió con inteligencia y acierto en esos pocos minutos que disputó "tirando" desmarques veloces y efectivos que lograron dotar de un poco más de dinamismo al ataque granate. De uno de esos desmarques surgió un centro del propio Pazos que  Arruabarrena muy cerca de la portería pero de espaldas fue incapaz de rentabilizar y dio la impresión de que durante ese tramo en el que se jugó con uno más faltó más decisión para ir a por un rival muy cerrado atrás y que firmaba el empate a cero goles a sangre y fuego( actitud, por cierto, que no cambió el Celta B tras la expulsión de D.Castro).

Se acababa así el partido sin que se moviera el marcador y con esa sensación ya conocida en los últimos tiempos de que al equipo le siguen faltando ingredientes básicos para inclinar los partidos de su parte en los momentos clave. No tenemos recursos (o por lo menos hasta ahora no se han puesto de manifiesto) para elaborar con un mínimo de criterio el fútbol desde la zona ancha para que el balón llegue con más regularidad a las medias puntas y, sobre todo, volvemos a tener unos problemas acuciantes para marcar que hacen muy complicado la instalación del optimismo a la ribera del Lérez.

Escucharemos y leeremos esta semana "que solo van seis jornadas"; "que queda mucho"; que vamos a a ir para arriba".
Es la misma cantinela que la Liga pasada. 

Lo único cierto es que las señales que damos sobre el campo no son buenas y que los problemas que la comisión deportiva decía que habían terminado siguen todavía presidiendo el juego granate.