jueves, 29 de diciembre de 2022

En busca de la fiabilidad perdida

Si me dieran a elegir entre las cualidades que me gustaría que tuviera en el aspecto colectivo mi equipo de fútbol, es casi seguro que escogería la fiabilidad sobre el campo. La seguridad de que pasara lo que pasara a lo largo de un partido, ese equipo mantendría unas constantes básicas y mínimas en su comportamiento sobre la hierba que le asegurase la posibilidad de competir siempre y contar con opciones para llevarse alguno de los puntos en juego.

A lo largo del primer tramo de la temporada 22/23, el Pontevedra CF ha carecido, a mi juicio, de esa fiabilidad en su juego que constituye a su vez garantía de un rendimiento estable e inmune a grandes altibajos a lo largo de la competición.
Buen ejemplo de ello es lo sucedido en los últimos partidos jugados en Diciembre.

Las sensaciones nada más terminar el encuentro en casa frente al R.Majadahonda no fueron nada buenas.
Aquel empate contra un rival directo en el que no pudimos aguantar el marcador a favor y en el que no mostramos la cohesión y la contundencia defensiva como equipo exigible tras conseguir aquel gol de Yelko, nos hizo tomar conciencia otra vez de las dificultades extremas que íbamos a tener que atravesar para mantener una categoría que empezaba a escaparse peligrosamente.

Ese empate doloroso contra el Rayo fue el colofón a la no menos hiriente derrota en Córdoba tras jugar casi todo el partido en superioridad numérica y al horroroso partido, especialmente en la primera mitad, disputado contra el Racing en Pasarón.

Cuando la caída parecía libre y sin frenos, apareció el partido en Algeciras. En la villa gaditana el Pontevedra recuperó la sobriedad sobre el campo, la efectividad para marcar en aquella ocasión de la que se pudiera gozar cuando todavía existía igualdad de efectivos sobre el césped y la tranquilidad y contundencia para remachar ya en superioridad el choque, sin pasar los apuros que sin ir más lejos se experimentaron no ya en casa del líder sino en la del colista, Ceuta.

Quizá cuando menos se esperaba el Pontevedra lograba, por tanto, una victoria convincente fuera de casa que venía de perlas ante el tramo especialmente trascendente del calendario liguero que llegará a primeros de Enero.

No solo eso. Tras hacerse con esos tres puntos de oro, el equipo encandilaba a su gente en la Copa del Rey disputando una primera parte frente al CD Tenerife verdaderamente primorosa en la que minimizó por completo a un conjunto de segunda división.

Fue ese partido el de las sorpresas. 

Sorpresa de Gueye que no enseñó cabalgadas espectaculares pero sin sentido y efectividad sino que mostró más sentido de juego que en otras ocasiones y anotó dos tantos (especialmente el segundo) de bellas factura.
Sorpresa la de Masogo que salió mediado el primer tiempo tras la lesión de Ortiz y enseñó unas virtudes impropias de un jugador que no llevaba disputados ni 15 minutos en toda la competición liguera.

Sí. Aquellos que opinen que la Copa es otra historia; que había más espacios, que no existía la presión de la competición de Liga que es en la que hay que jugarnos la vida, tienen razón.
Ahora, que este chico, Alex Masogo, nos dejó con ganas de verle más y comprobar si su línea de rendimiento es esta, también es cierto.

Sorprendente, a la par que precioso en su ejecución, resultó también el sistema de juego elegido por Antonio Fdez que aquella noche fue también otro de los grandes triunfadores del partido.
Por lo menos al que esto escribe, le pareció realmente bonito comprobar como el equipo se colocaba sin la pelota con 5 atrás y una especie de cuadrado en medio campo e inmediatamente tras recuperar el esférico mudaba en un novedoso 3-4-3 que desconcertaba al rival y hacía las delicias de un público que observaba a su equipo moverse como un acordeón perfectamente ajustado sobre el terreno de juego.

Tras una segunda parte en la que el Tenerife apretó y buscó darle la vuelta al partido y en la que el Pontevedra como es lógico sufrió algo más y vio como otro de sus hombres clave (Roman) se tenía que ir lesionado, se aguantó el resultado con bastante más personalidad que la mostrada en muchos partidos de Liga y se consiguió el merecido premio de la clasificación para la siguiente ronda.

Y ahora qué? Nos encontraremos a un Pontevedra CF tras este breve parón en la misma línea esperanzadora de los dos últimos encuentros? Será capaz el equipo de dotar a su rendimiento de esta fiabilidad y seguridad colectiva sea cual sea el sistema o la idea de juego que Antonio elija para cada partido?

Son preguntas, en mi opinión, importantes como vitales son las respuestas, sobre todo, si son positivas.

Lo que más teme este atribulado bloguero es volver a ver a un Pontevedra CF sin patrón de juego, sin alma y con las dudas que se pudieron ver en casa frente al Racing, frente al Celta B (a pesar de empatar al final) o contra el R. Majadahonda o fuera en León o en la primera parte de Ceuta por poner algunos ejemplos.    
Conseguir esa mayor fiabilidad en el juego no quiere decir, evidentemente, que no se producirán más derrotas. Sería de ilusos o inconscientes pensar lo contrario.
Ahora, lo que sí se lograría con un rendimiento más constante y estable, no solo en todos los partidos sino a lo largo de cada uno de los mismos, sería estar más cerca de poder ganar puntos y dotar de confianza a un equipo que en pasajes de la Liga, sobre todo en ataque, ha dado la impresión de acumular impotencia y desesperación.

¿Quiere decir todo esto que no se debe reforzar la plantilla en el mercado de invierno que ahora comienza?
Claro que no.
En este aspecto los aficionados siempre estamos en desventaja pues desconocemos la situación económica real de la entidad y si esta puede hacer un esfuerzo para traer jugadores.

Por ello, siempre con esa variante sobrevolando la cuestión, parece evidente que el equipo necesitaría dos piezas en ataque que le aporten velocidad, más uno contra uno en banda y calidad en el centro y algo de gol.
Sí. Sé que es pedir mucho pero lo cierto es que el Pontevedra en la zona ancha parece bien servido y más con la imagen que ha transmitido Masogo. En defensa, aún con pocos efectivos, el equipo aguanta y sus cifras de goles encajados (aunque el trabajo defensivo es colectivo) sigue entre los 10 primeros.
Es en ataque (entendiendo por ataque no solo el puesto de delantero puro sino los hombres ofensivos que actúan más acostados en banda) donde vendría de perlas uno o dos fichajes que de ser certeros podrían mejorar bastante al equipo.

Llega ahora el RCD Mallorca en Copa del Rey. 

Se generó, como es normal, mucha ilusión en la víspera del sorteo  ante la posibilidad de que tocara un "grande" que tantos y tantos años hace que no juegan en nuestra ciudad pero al final "cayó" el equipo balear.
Sigue siendo un "primera" y no juegan "primeras" aquí todos los días por lo que el que esto escribe espera ilusionado el partido.

Ahora bien, a buen seguro el diseño de partido por nuestra parte no va ser el mismo que el día del Tenerife.
No me refiero al sistema de juego sino al hecho de que a diferencia de lo que pasaba el día 21 de Diciembre en la que íbamos a "tirarnos" más de dos semanas sin volver a jugar, en esta ocasión nos esperará el Badajoz solo 72 horas después que el equipo de Javier Aguirre y ese partido contra los pacenses no es ninguna broma, sino todo lo contrario.

Además, se une la preocupante circunstancia de las posibles bajas que podríamos tener para este comienzo de año (más datos tendremos hoy mismo tras el primer entrenamiento del equipo tras una semana de vacaciones).

Recordemos que ya frente al Tenerife estuvieron ausentes por lesión Bastos, Seoane, Borja y Rubio. Que en ese choque se rompió Ortiz y que Román también tuvo que irse por molestias. Y, por último, Yelko fue expulsado y no podrá estar ante el Mallorca.

Será trascendental poder recuperar a la mayor parte de los  jugadores tocados para que Antonio pueda planificar con más garantías la distribución de minutos en Copa con vistas a afrontar la "final" del Sábado 7 ante el Badajoz en las condiciones más optimas posibles.

No se trata de "tirar" la Copa en la que a buen seguro se buscará la hazaña y un puesto en octavos pero de lo que sí se trata es de "mimar" ese enfrentamiento contra los extremeños pues de ganarlo se lograría algo que resultaría especialmente atractivo: Salir de esos puestos de descenso en los que llevamos anclados muchísimo tiempo, así como encarar ese doble desplazamiento a Salamanca y La Línea con la mejor disposición posible.

Ojalá, por tanto, en unos días podamos ver otra vez a un Pontevedra fiable, seguro y ordenado como primer paso para salir airosos de una parte del calendario tremendamente importante.

Querría dedicar estas últimas líneas del artículo a agradecer una vez más a todos aquellos que leen este blog por perder algo de su tiempo aguantando las reflexiones de este cada vez más atribulado aprendiz de bloguero y desearles a todos un maravilloso y Feliz AÑO 2023 que ojalá sea muy venturoso también para nuestro Pontevedra CF.  

 

lunes, 12 de diciembre de 2022

Tarde. Siempre tarde.

 El Pontevedra CF tiene desde hace demasiado tiempo la costumbre (o el vicio) de actuar siempre tarde, muy tarde.

No es necesario remontarse en el tiempo más que a la transición de la pasada temporada y esta para encontrar suficientes ejemplos de la demora de la entidad a la hora de tomar decisiones cruciales que muchas veces determinan el devenir deportivo, económico y social de una campaña.

Si hacemos ese no demasiado complicado ejercicio de memoria, recordaremos que tuvimos el privilegio de ascender virtualmente a 1RFEF el día 8 de Mayo de este año.

Contábamos con todo el tiempo del mundo para planificar con calma pero sin pausa cuáles serían los cimientos de la nueva temporada en la categoría de bronce. Para decidir si continuaba la misma dirección deportiva, se cambiaba por otra o se volvía a los tiempos de fichajes"feanescos". Para elegir al entrenador del proyecto. Para determinar que futbolistas debían seguir, cuales no y en qué posiciones deberían realizarse los principales fichajes. Para diseñar una potente campaña de abonados aprovechando la corriente positiva del ascenso. Para imaginar y luego proyectar como intentar la vuelta del Pontevedra CF al tejido social de la ciudad y comarca. Para que la gente se empapara un poquito del color granate...

Por contra, resumiendo mucho pues ya es de sobra conocido el dislate primaveral veraniego de la insitución (que además no era primero), la "cúpula" se "tiró más de un mes sin hacer nada, presuntamente envuelta en conspiraciones internas que eran aderezadas incluso con mensajes en redes sociales de algún miembro de la entidad que luego fueron borrados con prontitud.

El episodio de la renovación o no renovación de A. Rodríguez resultó dantesco y tuvo ese final estrambótico de la decisión del ya cesado técnico leonés de irse al Hércules cuando parecía que al final se iba a quedar una temporada más en Pontevedra.

Todo ello un mes y medio después de la consecución del ascenso.

Poco antes nos habíamos enterado que Toni Otero( que también parecía sentenciado) seguiría al frente de no se si llamarla "dirección deportiva" o "recopilación de informes de jugadores y técnicos para que decida la Presidenta" (pues esa idea se extrae de las escasas comparecencias públicas del ex jugador granate).

Se decidió tarde, pues, la continuidad del Director deportivo o, insisto, recopilador de informes.

Se decidió más tarde todavía  la elección del entrenador que debería aceptar la misión de capitanear desde el banquillo al Pontevedra en un año realmente complicado.

Y se decidieron tarde los fichajes que iban a intentar reforzar al bloque de la temporada anterior cuya continuidad como tal (con alguna renovación curiosa) también se conoció muy tarde.  

De la tardanza de la campaña de abonos ya ni hablo pues ya es un clásico de cada verano, tarde.

Y de la penetración del Pontevedra en la sociedad no es que haya llegado tarde es que todavía ni se ha producido y lejos de tratar de "empapar" a la gente con la camiseta y el escudo granate, se la ha vuelto a dejar al sol del más de los inclementes desiertos echando por tierra un posible efecto llamada tras ascender de categoría.

Tarde, siempre tarde en los despachos.... y muchas veces tarde, muy tarde, sobre el césped.

Ayer el Pontevedra CF tenía otra especie de "final" y como otras veces anteriores no fue capaz de sacarla adelante.

Cuando ya no dominaba la situación sobre la hierba; cuando ya el R.Majadahonda amenazaba más (sin pasarse, pero más al fin al cabo) nuestro área que el Pontevedra la madrileña,  el equipo encontró en una jugada aislada ese gol salvador que oxigenaba las venas de los futbolistas y de los aficionados.

Quedaban 20 minutos para el final y en esta ocasión  Antonio sí había hecho algún cambio decididamente ofensivo para buscar la victoria aunque fuera con más corazón que cabeza (quizá entenieindo de manera cabal que o se ganaba o se le cortaba la cabeza, es evidente que Antonio todavía no sabe que esta entidad actúa, pues eso, muy tarde). 

Al margen del primer cambio hecho en el descanso de Seoane por Oier que empeoró sensiblemente al equipo y que se realizó al parecer por los problemas físicos del elegante lateral exdepartamental, llegó un segundo cambio que dio con los huesos de Borja en el banco y con la presencia de Alex sobre el césped.

Hasta ese instante se jugaba con tres por el medio (Borja, Yelko y Román) más Brais algo tirado a la izquierda, Rubio a la derecha y Charles arriba.

Ese segundo cambio mencionado tampoco ayudó a mejorar a un Pontevedra que perdió capacidad de circulación pero no ganó en chispa y capacidad de desborde por fuera con ese dibujo más próximo al 4-4-2, con Brais más cerca de Charles.

Y poco después llego ese cambio antes aludido que no solía ser muy habitual en Antonio.

Se iba Araújo y entraba Rufo.

Y llegó ese centro del "9" desde la izquierda, el buen remate de cabeza de Charles que sacan entre el portero y el palo y el remate de Yelko a placer para lograr ese gol que nos daba vida y tres puntos de auténtico oro.

Recapitulemos.

En el momento de marcar corría el minuto 70 y el Pontevedra jugaba con Oier y Alex de laterales (el capitán se retrasó al irse Araújo) más Luis y Soto en el centro de la defensa.

Román y Yelko eran medios centros y Rubio seguía en la derecha con Brais de vuelta a la izquierda más los dos puntas.

La celebración fue larga, prolija en abrazos y suspiros de alivio entre los jugadores, como debe ser.

Pasó el tiempo suficiente hasta que, no ya este atribulado bloguero, sino varios de los aficionados que se sientan cerca de mi butaca, pensásemos que los cambios no podían demorarse nada. Que incluso debían hacerse antes de sacar de centro. Que antes del 1-0, el rival ya llevaba bastantes minutos circulando el balón con demasiada comodidad y había que hacer todo lo posible para cerrar en la medida de lo posible el juego.

Que lo lógico sería que Churre saliera por un Rubio cansado para que el propio Víctor o Soto pasasen al lateral derecho adelantando a un Oier que sufría.

Que también parecía de sentido común meter a Ortiz (de Masogo ya no hablo pues sigo sin saber a que ha venido o, mejor dicho, por qué le han traído) para acumular otro hombre en medio campo en auxilio de Román y Yelko quitando a Charles del césped.

Pues no. Los cambio no se hicieron antes de que se sacase nuevamente de centro. Ni en el minuto 72, 73, 74, 75, 76,77, 78, 79 y 80.

A lo largo de esos diez minutos, el rival siguió moviendo el balón con facilidad y el partido se veía más para un susto que para una sentencia y en ese minuto 80 llegó el mazazo. De forma surrealista, como otras veces, con un tiro desde la frontal que todavía mientras escribo esto no sé si tocó en alguien y ello pudiera justificar la "estatua" de Alvaro Cortés.

¿Y quienes estaban en la banda, ya uniformados para salir al campo? Pues sí. Churre y Ortiz.

Tarde, siempre tarde. 

En los despachos tarde, en el campo tarde y la paciencia se agota un poquito más. Y la confianza en que esto puede salir adelante se resquebraja otro tanto.

Alguien puede pensar y con acierto. Vale. pero.. Quién te garantiza que habiendo efectuado esos cambios nada más marcar se habría acabado ganando el partido? Nadie. Está claro. Y también está claro que el equipo podría haber encajado el empate con estos dos jugadores en el campo.

Ahora, lo que sí afirmo es que de haber hecho los cambios "ipso facto" se habría actuado con sentido común, con diligencia, con buena e inmediata lectura del juego.

Luego el fútbol es fútbol, como decía Boskov, y a lo mejor te empatan igual pero no se habría actuado tarde.

He hablado de la segunda parte y sobre todo de ese tramo final que resultó decisivo para el resultado final.

Y de la primera parte? Pues que volvió a poner de manifiesto otros dos de los graves problemas que tiene el equipo.

En ese primer tiempo el Rayo apenas se dejó ver en ataque y el Pontevedra sí dominó más la situación quizá con la aquiescencia de su rival.

Sin embargo, aparecieron las carencias de siempre.

La primera volvió a quedar clara mediado ese primer tiempo en el que el equipo logró trenzar una bonita triangulación para dejar a Brais en buena posición para el remate... pero ese remate nunca llegó y eso que la pelota no solo pasó con opciones de ser rematada por las botas de Brais sino también por las de Borja, Yelko y Rubio. No fuimos capaces de lanzar. No se tuvo la confianza en hacerlo.

11 goles a favor en 16 partidos (5 de ellos logrados contra equipos en inferioridad). Los números hablan por sí solos. Ya puedes tener unas cifras aceptables en goles encajados (que las tenemos) que si la descompensación es tan grande, el resultado será negativo.

¿La otra carencia? Nuestra dificultad extrema en conseguir centros de calidad. En la segunda parte hubo uno, el de Rufo en el gol. 

En la primera, otro. De Seaone al filo del descanso que le puso una preciosa pelota a Charles en la cabeza pero una buena acción del portero abortó la ocasión.

En otras ocasiones, tampoco muchas, que llegamos a línea de fondo los centros volvieron a ser deficientes.

Las prioridades en el mercado de invierno deberían estar claras.

Ahora, todavía me acuerdo hace dos temporadas con aquella lesión de hombro de Rufo que finalmente no fue tan grave como se preveía en un principio pero que animó a la "cúpula" a fichar un atacante. Llegó Pitu, la ardilla de no me acuerdo dónde. 

Temblemos con lo que puede llegar en Enero, si es que llega algo.

Por último, no puedo dejar de consignar la sorpresa que me produjo la reacción de una parte de los aficionados de mi sector de Tribuna en el momento en que los "siareiros granates" del Fondo Norte accedieron a su grada a la media hora de juego en señal de protesta por el trato que nos dispensa la ya tan manida "cúpula".

Soy sincero, esperaba silencio, indiferencia y pitos.

Pitos los hubo (no tantos como esperaba) pero por desgracia, los hubo. 

Aplausos también y no pocos en el sector, insisto, de Tribuna superior en la que me ubico.

Esto es nuevo y quizá un pequeño signo de que esto está empezando a cambiar. 

Tarde pero a cambiar.

De colofón, ese vídeo que circula por redes sociales en el que se ve el palco de autoridades del Estadio y a un consejero que ni era la Presidenta ni su escudero, introducirse sus dedos en la boca para romper a silbar como vulgar hooligan, olvidando la dignidad del asiento que ocupa en el Estadio, y tratar de contrarrestar el efecto de la llegada y cánticos de los "siareiros".

Hace algún tiempo un conocido me dijo. "Fulanito de tal (el silbador de ayer) es válido y de lo mejor de ese Consejo".

Pues vale.  Para mear y no echar gota. 

  


   

 

lunes, 5 de diciembre de 2022

Velas rasgadas

Hoy no se hablará de fútbol en esta columna del blog.

Espero que me perdonen.

A buen seguro, se escribirán crónicas deportivas adecuadas y acertadas en los diferentes periódicos de la ciudad.

Lo que necesito hoy es hablar de otra cosa, más importante de un resultado aislado como por duro que sea para los seguidores granates.

Ayer, instantes después de que se terminara el partido, un número considerable de seguidores granates hicieron notar su voz pidiendo la marcha de la Presidenta del Pontevedra CF.

Creo necesario empezar una columna que no querría escribir por esta importante circunstancia que a buen seguro se reflejará en algún podcast digital hecho por gente que saca tiempo de sus vidas personales y profesionales para practicar y extender el granatismo pero que me temo no será mencionado en los medios de comunicación convencionales locales.  

No fueron “cuatro gatos” quienes lanzaron al viento el cántico “Lupe vete ya”.

No fue todo el estadio, también es cierto, pero sí la suficiente gente como para que su hastío, su indignación y su preocupación por el futuro del equipo al que quieren, quede constatado aunque solo sea en un modesto blog sin demasiada visibilidad y en otros foros accesibles por internet que cuentan cada vez con más seguimiento y acogida por parte de lo que queda de masa social granate.

¿Cómo es posible que haya podido llegarse a una situación en la que la afición desplazada del Racing de Ferrol significara más del 25% de los presentes en el estadio de Pasarón?

¿Cómo es posible que ni tras un ascenso de categoría el Pontevedra no sea capaz de atraer a más de 2.000 personas a un partido de Liga que se disputaba además ante el conjunto departamental con el que desde hace tiempo existe una rivalidad evidente?

¿Por qué aforos como el vivido el día del Alcorcón (que no fue nada del otro mundo pero sí constituyó una afluencia aceptable) se ha convertido en la excepción a la regla que dicta que los partidos en casa se juegan con un ambiente decepcionante por lo discreto y menguado del mismo?

Escribía ayer mismo en redes sociales que la última responsabilidad de que una persona decida acudir o no a un campo de fútbol es de esa persona.

Ahora bien, menos posibilidades habrá de acumular tantas y tantas butacas vacías si la actividad de una entidad a lo largo del tiempo se caracterizase por acciones continuas encaminadas a recuperar (no digo ya agrandar) la masa social perdida.

No es excusa ya el covid 19 pues vemos semanalmente estadios sensiblemente más poblados que el nuestro en la misma categoría en la que militamos (no me refiero, evidentemente, a un Deportivo que en ese aspecto juega en otra Liga).

Lo que realmente ocurre, es mejor que lo aceptemos cuanto antes, no es otra cosa que la constante pérdida de aficionados del Pontevedra CF que van abandonando la institución igual que esas gotas de agua que se pierden lenta pero constantemente por un grifo averiado o sencillamente mal cerrado.

Ayer el Racing no sé si jugó como en casa pero sí al menos en campo neutral.

Resultó doloroso no, lo siguiente, comprobar cómo se hacían con la animación del choque a pesar de los esfuerzos de nuestro fondo norte (por desgracia, poco poblado para la ocasión) por hacer que nos sintiéramos, aunque fuera un poco, en nuestra propia casa.

El problema no es que vengan 500 tíos de Ferrol a apoyar a su equipo, el problema es que no lleguen a 2.000 los fieles que se acerquen a Pasarón a apoyar al Pontevedra.

¿Qué actividad ha realizado en las últimas temporadas  este Consejo de Administración para combatir la reticencia de aquellos que han dejado de ir a Pasarón?

¿Qué esfuerzo se ha hecho para evitar la llegada de un día como el de ayer que se veía venir desde hace tiempo?     

Realmente muy poco, por no decir nada.

Podríamos argumentar con respecto al caso concreto de este derby que la única actividad que ha desplegado la SAD (al margen de ponerle la alfombra verde a la afición visitante) es colocar una mesa descafeinada y sin un mero distintivo siquiera del Pontevedra CF en una cafetería del centro de la ciudad para tratar de vender alguna entrada.

Pero es que el problema viene de más lejos.

A esta situación no se llega de un día para otro sino que se requiere tiempo y tiempo de indiferencia, dejadez y falta de imaginación para que al final nos encontremos con un colofón tan triste como el del día de ayer.   

Por no existir no existe ya ni esa categoría de abonado peñista que podría favorecer la creación de colectivos que aportasen colorido y ánimo al equipo.

Alguna vez me contaron que esa categoría de abono podría favorecer que gente que no tenía la más mínima intención de crear esa “peña” pudiera acceder al abono de forma más barata. Bueno. Pero no hay forma de controlar eso? No se puede utilizar la imaginación para que de verdad se favorezca el nacimiento de esos grupos que darían mucha vida, juventud y futuro a esta entidad?

Los abonos siguen siendo de un precio considerable y nunca se ha intentado bajar esos precios para tratar de recaudar algo parecido pero aumentar abonados.

Las entradas siguen teniendo un precio demasiado elevado dadas las circunstancias económicas que se atraviesan.

Y por encima de todo ello sobrevuela la inquebrantable testadurez de la propiedad enfrentada desde hace ya demasiado tiempo con una parte significativa y muy importante de la afición.

Aquellos que ayer gritaban “Lupe vete ya” y que como respuesta, (según dicen los que allí estaban), recibieron “sonrisitas” y “saluditos” más propios de una princesa situada en la almena del castillo familiar más que de una dirigente seria y responsable, son conscientes de una idea o pensamiento que es el más importante y que no es otro que el Pontevedra CF está por encima de todo y por eso siguen yendo al campo a intentar poner su granito de arena el apoyo al equipo como todos y cada uno de los que allí estábamos deseando ver ganar a nuestro Pontevedra.

Vendrán y pasarán jugadores, entrenadores, dirigentes, aficionados pero lo que queda es la camiseta, el escudo, la institución a la que se debe respetar en todo momento.

¿Respeta ese pensamiento la Presidenta del Consejo de administración y dueña de la mayoría accionarial y su fiel escudero pródigo también en mandar besos y saludos a distancia?

¿Cómo no es posible de una puñetera vez que, siempre con la idea de que el Pontevedra CF es lo único importante, se sienten en una mesa quienes se tengan que sentar y se llegue a un entendimiento que por encima de filias y fobias coloque en primer plano al Pontevedra CF y a su afición?

¿Por qué no se aprovecha el capital de Marcos del Río, por ejemplo, abonado del club y persona muy bien considerada por la afición y se le deja ejercer de Director General en algo tan clave como esto?

Muchas cosas más podrían decirse pero creo que sería inútil.

Mi impresión es que no cambiará nada. Nada. Y que todos los que seguimos yendo a Pasarón tendremos que seguir aguantando estas situaciones y esas actitudes de la Presidenta y escudero hasta que gota a gota, como ese grifo averiado, nos vayamos alejando del estadio hasta que este se vacíe casi por completo.

Quizá en ese momento, Lupe Murillo considere terminada su obra.

Rectifique Presidenta.

Nadie dice que regir una entidad como esta sea fácil. Siempre habrá complicaciones, problemas y disgustos.

Ahora bien esos problemas o dificultades siempre se llevarán mejor si se respeta a la gente que usted preside, a aquellos que son la verdadera razón de ser del Pontevedra y que siempre estuvieron detrás de las personas que como usted en su día dieron un paso para sacar a la institución de diferentes pozos.

Sin la afición, el Pontevedra CF no es nada. Se diluirá como un azucarillo y podría incluso acabar muriendo.

Usted no puede sacar de sus casas a la gente para acudir al campo, es cierto, pero puede favorecer, con iniciativas y un verdadero deseo de que vuelvan, a que la entrada del día de Alcorcón no sea la excepción sino la norma.

Si somos más, seremos más fuertes, mucho más fuertes.

Menos saludos, menos sonrisas y más respeto y verdaderas ganas de que Pasarón vuelva a rugir de manera habitual y no solo el día que exista un premio sobre la mesa.        

 

martes, 29 de noviembre de 2022

De irresponsabilidades y pilotos automáticos

No quedaban demasiados minutos para llegar al descanso cuando se produjo la acción que cambió por completo el escenario.

Antes de que un experimentado jugador del Ceuta nos echara un cabo para rescatarnos del naufragio de la nave, el Pontevedra CF había encajado otra vez un gol antes del transcurso del primer minuto de juego y había intentado reaccionar, sin éxito, a base de mover la pelota sin demasiada profundidad e intención y no tirar entre los tres palos en ningún momento.

Sobre lo primero, ponerse por detrás tan rápido, lo único que pude decirse es que va contra toda regla de seriedad e incluso de responsabilidad futbolística salir al campo con esa relajación más propia de una "pachanga" entre amigos que de un partido en el que el equipo se jugaba tanto.

Después de ese gol ceutí (que como es lógico dotó al conjunto local de toda la confianza y de toda la energía que la propia competición le había ido quitando) llegó lo segundo, esa posesión sin malicia y sin verdadero peligro que tan solo permitió a Brais lanzar un balón con algo de intención que se fue no muy lejos de uno de los postes de la portería blanca.

Si hay algo en que no se puede "pecar" en ningún encuentro pero menos en uno en el que te enfrentas a un equipo con dudas, que todavía no había puntuado en su propia casa, es en conceder tantas facilidades al principio y rearmar moralmente a un Ceuta que venía muy tocado por su trayectoria anterior.

Tras el regalo de un gol desquiciante y el "parabrisas" utilizado después, llegó el minuto clave del partido.

Rodri Ríos, que lleva a cuestas las suficientes batallas para no caer en errores tan graves como el del Domingo, se va "cieguito" a por una de las rodillas de Miguel Román en pleno centro del campo y en una acción sin peligro alguno para su equipo.

El árbitro lo ve y no duda en sacarle una roja de manual que empezó a iluminar la cubierta de un barco granate que hasta ese momento permanecía totalmente en penumbra.

Tras el paso por los vestuarios, Antonio Fdez utilizó el sentido común para no dejarle al colegiado la más mínima tentación de igualar numéricamente el choque sacando del campo a un amonestado Churre.

Su alternativa fue retrasar a Román junto a David Soto y meter en el campo a Charles para tratar de ponerle más pimienta al ataque pontevedrés.

Y no tardó ni dos minutos en darle la razón el atacante brasileño a su entrenador al rematar a gol un centro desde la izquierda de Brais Abelenda en una jugada, no igual, pero sí parecida a la que originó el tanto local.

Esa banda izquierda fue en los primeros diez minutos del segundo tiempo una auténtica autopista para el Pontevedra que antes del minuto 10 del segundo tiempo volvió a encontrar en ella petróleo al centrar de nuevo Brais, que se movió muy bien hacia ese lado para ganar continuas superioridades con Bastos y Alex, protagonizar un garrafal intento de despeje un defensa ceutí y aprovecharlo Rubio para mandar el balón a la red a escasos metros del portero contrario.

En 10 minutos se había arreglado el desaguisado del primer tiempo y aprovechado de manera efectiva y diligente el hecho de contar con un jugador más sobre el césped.

El Pontevedra era en ese momento dueño y señor del partido y todo indicaba que la sentencia llegaría pronto pero a partir de ese instante volvió a surgir esa capacidad tan nuestra de complicarnos solos las vida y otorgarle dosis de oxígeno al rival.

Nada más hacer el 1-2, insisto, cuando el Pontevedra estaba borrando literalmente del campo al Ceuta, llega el segundo cambio que da con los huesos de Rubio en el banco para la entrada de Yelko.

No se trata de que Rubio se estuviera saliendo, que no, ni de que Yelko hiciera las cosas muy mal, que tampoco.

Lo que se trata es que al igual que ya sucedió hace algunas semanas, el Pontevedra decidió mover piezas cuando la máquina funcionaba a las mil maravillas y no se veía razón alguna para reponer nada en ese momento.

Tras ese cambio ya no fue del todo lo mismo y la superioridad aplastante granate empezó a decaer. 

Minutos después, otro cambio.

Esta vez Ortiz por Rufo, es de suponer que para tener más la pelota y evitar correcalles que no nos beneficiaban.

El caso es que tampoco ese relevo funcionó del todo y con el paso de los minutos la exuberancia granate del comienzo de la segunda parte fue desapareciendo y la peligrosidad de un Ceuta que estaba muerto, reapareciendo.

Tuvo el conjunto local una ocasión muy buena para empatar en la bota de L.Beltrán e incluso provocó, en un error absurdo de Bastos, una falta en la frontal del área que congeló por un instante el corazón del que esto escribe.

El partido a esas alturas ya era ese "ida y vuelta" que creo se trató de evitar y los ceutíes forzaron alguna falta lateral más que por suerte no encontraron fruto a pesar de alguna excentricidad de Cacharrón que a veces salva partidos y otras con esos detalles absurdos nos eleva las pulsaciones sin necesidad.

Fueron también esos minutos finales pródigos en contras granates, algunas de ellas clarísimas, que no pudieron resolverse peor y ello también contribuyó a que se sufriera hasta el último instante y saliese una buena cantidad de aire expirado de los pulmones pontevedreses en el instante en que se señaló el final del partido. 

La victoria era vital, importantísima. 

El Ceuta había perdido todos los partidos en casa; marchaba de colista y una derrota (e incluso un empate) allí podría haber tenido para nosotros efectos estremecedores tanto en lo clasificatorio como en lo anímico y más con el calendario que nos llega ahora con Racing y Córdoba como próximos rivales.

Se ganó y es lo importante. Se concedió un gol irresponsablemente y no se fue superior hasta la expulsión pero, repito, se venció que era primordial.  

No se manejó nada bien el resultado e incluso algún cambio pareció empeorar al equipo (otros, el primero, lo mejoraron) pero, insisto una vez más, se metieron tres puntos en la "buchaca" que son oxígeno puro.

El Domingo llega el Racing de Ferrol en pleno bache, por lo menos de resultados.

Hace aproximadamente un mes, la TVG2 retransmitía el encuentro entre los "verdes" y el Córdoba en A Malata que acabó en tablas pero que fue un auténtico espectáculo de ritmo, calidad e intención sobre el terreno de juego por parte de ambos.

Creo que fue ese día cuando se lesionaron de gravedad los dos laterales titulares racinguistas.

Desde es día el Racing no fue el mismo y acumuló seguidas las tres derrotas que lleva en Liga. El Domingo pasado solo pudo empatar en casa ante el Mérida.

¿Suponen estos datos que el partido de este fin de semana será asequible? Ni muchísimo menos.

El rival vendrá herido pero con grandes jugadores en sus filas. La velocidad de Héber y Justo; la pillería de Carlos Vicente; la peligrosidad de Joselu etc etc.

Es posible que vengan desde Ferrol acompañados de un significativo número de aficionados con lo que cualquier iniciativa local que ayudase a crear ambiente granate y que los cánticos visitantes (alguno no muy edificante) se escuchasen lo menos posible.

Al parecer, no va llevarse a cabo ninguna campaña promocional por parte del Consejo de Administración granate.

A veces tengo la impresión de que esta entidad funciona a base de un piloto automático que resulta completamente inmune a las necesidades de los pasajeros que acoge en su interior.

El rumbo no varía ya luzca un sol radiante, llueva abundantemente o reine una tormenta con gran aparato eléctrico.

El problema es que tampoco se desconecta el automático en caso de niebla persistente que dificulta y mucho la singladura de la nave.

Es así como este atribulado bloguero vuelve a sentirse en el día de hoy.

Como un viajero de avión que mita por la ventanilla y no ve más que la tupida alfombra de una niebla inmisericorde que a veces, por un solo segundo, deja entrever alguna montaña por la que navega el avión sin que nadie en la cabina parezca intuir el peligro.

Solo espero que el Domingo, aunque previsiblemente seamos lo de siempre, hagamos el suficiente ruido y provoquemos la suficiente animación para que se nos oiga mucho más a nosotros que a ellos y eso es algo que quizá algunos le parezca irrelevante pero al menos a este bloguero le resulta completamente obligatorio.

  

   

  

 

lunes, 21 de noviembre de 2022

Otro paso atrás

El Pontevedra está un poco más hundido en la clasificación al final de la 12ª jornada que antes de que esta comenzara.

La salvación ya está a dos puntos y además el equipo que marca la permanencia es un Celta B que poca gente duda que saldrá de ahí siempre y cuando Mouriño y su nuevo entrenador no se empeñen en lo contrario, una vez se reanude la primera división, quitando jugadores a su filial para calentar el banco del primer equipo.

Se jugó bastante bien contra el Fuenlabrada? En mi opinión, sí. Fue mejor el Pontevedra CF que su rival? En mi opinión, también.

Ahora, no se ganó. Y ya son 12 partidos de Liga en los que solo se ha vencido en 2 y de 36 puntos disputados se han logrado 11.

Son números de descenso, sin paliativos, de descenso. Esta es una realidad insoslayable que va mucho más allá de presuntas "victorias morales" (no sé, por otro lado, en que consisten dichas victorias) que no otorgan los puntos que se necesitan y cuyo consuelo es demasiado pequeño.

Es verdad que el equipo disputó, a mi juicio, el mejor partido en casa desde el debut frente al Alcorcón.

No sé que parte de responsabilidad tuvo en ello un Fuenlabrada nulo en ambición y que vino única y exclusivamente a empatar a cero pensando quizá en aprovechar el clásico regalo en defensa granate (regalo que se produjo) para llevarse los 3 puntos.

Haya colaborado o no la actitud rácana del equipo madrileño, lo cierto es que el Pontevedra controló la primera mitad y con esa nueva alternancia de juego combinativo y en largo en ocasiones, protagonizó bastantes llegadas especialmente por la derecha que sin embargo no llegaron a traducirse en verdaderas ocasiones de gol.  

Si se vió ya desde el primer tiempo que la clarividencia y calidad de Borja Dominguez en medio campo es tan evidente como necesaria para el equipo y es de esperar que si el ex racinguista sigue en esa línea no abandone la titularidad más que por algún indeseado problema físico y no por otras circunstancias de más complicada explicación.

Como el Fuenlabrada no existía en ataque y el Pontevedra en esa primera parte no concedió nada atrás, el partido se jugaba casi siempre en campo rival pero volvió a faltar esa mala idea y ese acierto en los alrededores del área para hacer verdadero daño y mover el marcado a nuestro favor.

A esta oscuridad en tres cuartos contribuyó también el partido gris de Brais que nos tiene bastante mal acostumbrados y por ello sorprendió su poca aparición en esa zona en la que suele moverse con las pocas dosis de veneno que atesora el Pontevedra en sus filas.

Un lanzamiento lejano de Rubio y un posible penalti sobre Rufo fue el bagaje ofensivo de los primeros 45 minutos de un Pontevedra que sí tocó con más velocidad el balón enviándolo a las bandas pero que siguió con esa desesperante falta de acierto a la hora de centrar o dar el último pase.

La segunda parte empezó con susto pues como buenos samaritanos concedimos la gratificación del día.

Fue en una acción en la que ni Bastos, ni Churre ni Cacharron fueron contundentes y solo uno de los postes pudo salvar al equipo rechazando el remate del delantero madrileño que llegó un tanto forzado pero que desaprovechó una ocasión pintiparada para marcar.

Fue una acción, no obstante, aislada.

EL Pontevedra volvió a coger el timón y de la mano de Borja y de un Román que en la segunda parte volvió a brillar como hacía tiempo, se hizo dueño y señor del medio campo y volvió a mover el balón con la rapidez que permitía el muy mejorable estado del césped.

Además, el equipo contaba tras el descanso con el puñal de Alex González por banda izquierda que penetró en varias ocasiones llegando a línea de fondo y creando peligro y desajustes en la defensa contraria.

Aún así, no llegó el gol. 

No lo hizo en una acción en la que tras varios rechaces y opciones de remate, Rufo acabó enviando con la izquierda un tiro inocente y algún otro compañero acabó dudando en los sucesivos rebotes hasta que el balón fue despejado.

No lo hizo en otra oportunidad en la que el asistente creó dudas al levantar su banderín por una presunta e inexistente falta de Rufo pero en la que el colegiado dejó seguir para que Brais en inmejorable posición enviara un lanzamiento desviado milagrosamente por el portero con uno de su pies cuando el gol ya se cantaba.

Tampoco lo hizo en otra preciosa jugada con un pase primoroso de Román a Alex por la izquierda que siguió con el pase de la muerte de este a Charles que había sustituido a Rufo y que el brasileño mandó inexplicablemente fuera a escasos metros de la portería.

Y finalmente tampoco llegó el gol en un remate de cabeza en buena posición que se fue rozando el poste o en una falta en la frontal, lanzada en opinión de este atribulado bloguero, inexplicablemente por Angel Bastos cuando había más de un compañero sobre el césped más indicado para golpear ese balón.

No sé puede decir, por tanto, que en esta ocasión el Pontevedra no gozara de opciones para hacer gol en la portería rival.

En 45 minutos se disfrutó de 3 o 4 muy claras e incluso dos de ellas podrían calificarse como de casi infallables.

Pero se fallaron.

Y aquí llegan los datos terribles (no tanto como los 12 puntos de 36, pero casi). El Pontevedra lleva 8 goles en 12 jornadas.

No ha marcado en 7 de esas 12 jornadas, ha hecho solo un tanto fuera de casa y su máximo goleador en Liga acumula 2 goles.

Es verdad que en la estadística de tantos encajados, sus números son mucho mejores, solo 12, que son los mismos, por ejemplo, que el Linares o uno menos que el Castilla.

Lo que pasa es que si no se marca no se gana y llega un momento que los empates, sobre todo, en casa no son suficientes por buena que haya sido la imagen que se haya dado aunque no podemos olvidar que el Fuenlabrada llegaba aquí como uno de los peores equipos a domicilio habiendo sumado solo 1 punto en sus anteriores desplazamientos.

El Pontevedra CF es un equipo romo. 

No solo faltan goles sino que en muchas ocasiones falla también ese centro preciso desde la banda, una vez que se consigue la superioridad en esa zona y las condiciones para que ese centro sea preciso.

Y falta también, a veces, ese último pase en tres cuartos que permita al atacante encarar la portería con claras garantías de hacer el tanto.

Unas veces hemos visto como lo que nos faltaba era esto último. Muchas aproximaciones, muchas llegadas por banda pero escasos (por no decir ninguno) balones para ser rematados con ventaja por los delanteros.

Otras veces, las pocas pero el Sábado se dio, erramos ocasiones que no deben marrarse nunca.

Yo no sé si el balón le botó mal o no a Charles pero un jugador como él no puede echar fuera esa pelota en ningún caso. 

Luego está muy bien decir tras el partido que el juego refuerza al equipo de cara a una "salvación holgada".

Yo prefiero no entrar a calificar como debe ser esa salvación, si holgada (lo dudo, dados los datos existentes, la clasificación actual y el desempeño de los rivales) o conseguida en el último minuto del último partido (circunstancia que firmo a día de hoy sin dudarlo).

Lo que sí creo es que para permanecer hay que ganar y para ganar hay que crear ocasiones y meter alguna de ellas.

Se acerca el mercado de invierno e ignoro cual es la situación económica de la entidad.

 A lo mejor no hay ni un euro y no se puede hacer movimiento alguno.

Ahora, si lo hay, si existe la capacidad de reforzarnos de verdad en Enero, habría que estar desde hace tiempo peinando todos los mercados habidos y por haber para traernos un par de jugadores ofensivos que necesitamos como el comer.

Si la defensa (a pesar del cotidiano regalo) cumple en su mayoría más bien que mal; si con la recuperación de un Seoane que el otro día cumplió muy bien estamos más sólidos en los laterales; si con Borja, Román, Yelko y Ortiz (con la ayuda de Brais por delante) vamos también decentemente en mediocampo; lo que necesitamos es gente que sea decisiva en el área contraria; gente que desequilibre en la zona más caliente del campo y que haga goles, bastantes goles. Los suficientes como para tratar de agarrarnos a esta categoría con uñas y dientes porque bajar de nuevo sería un auténtico drama.

El Domingo que viene llega un partido crucial, comprometidísimo.

Vamos a Ceuta, el colista. 

¿Será verdad que el juego del pasado Sábado ha reforzado al equipo? 

Ojalá sea así porque estamos ante el claro riesgo de desengancharnos de aquellos equipos que nos preceden en la tabla y sufrir otro golpe en Ceuta podría conllevar consecuencias realmente duras para el equipo.

        


lunes, 31 de octubre de 2022

Trajes de etiqueta, cazadora de cuero y alguna camisa de leñador.

 No va a ser el remedio a todos los males.

Llegarán ocasiones en los que tampoco por ese camino llegarán las victorias.

No hay que olvidar, ni mucho menos, el estilo predominante con el que se quería (y se quiere) teñir el juego del equipo.

Lo que sí es cierto y ayer se puso de manifiesto es que el Pontevedra CF debe manejar algún registro más en su plan ofensivo. No debe insistir siempre en lo mismo si "eso mismo" no funciona.

En suma, tiene que lograr no resultar tan predecible y tan ingenuo sobre el terreno de juego para que su rival de turno no se encuentre tan cómodo en fase defensiva.

De dos saques de portería en la largo de Cacharrón. Sí, de dos envíos de larga distancia desde nuestro propio área se gestaron ayer los dos goles del equipo. 

Es cierto que quizá colaboró también una excesiva relajación defensiva en las dos acciones de un S.Fernando que dio la impresión que no se esperaba que el Pontevedra explotara esa veta de la disputa vertical y fue "cazado" por sorpresa en esas jugadas.

La primera llegó a raíz de que ese saque de portería encontrara "en tres cuartos" completamente solo y libre a Brais que de cabeza enviaba a Alex. El capitán, tras controlar, se la dio a Diz y este después de otro control y una conducción rápida envió un balón al corazón del área pequeña donde Charles solo tuvo que empujarla.

La segunda pelota larga mandada por Cacharrón encontró un control- pase precioso de Rubio a Brais y un pase a la izquierda de este a Diz que encaró a su par, le rebasó y golpeó a la red sobre la salida del portero contrario.

Encontraba en 20 minutos el Pontevedra dos goles fabricados de una manera diferente a la que se venía constantemente buscando en los partidos anteriores.

No hubo "tropecientos" toques en medio campo hasta encontrar un espacio que muchas veces no llegaba. No existieron filigranas muy elaboradas pero que casi siempre morían en los pies de los defensas contrarios por una falta de profundidad  recurrente.

No. Saque largo, recepción del mismo, pase rápido a la izquierda y dos goles como dos soles que encarrilaban muy mucho el encuentro.

Quiere decir esto que debe hacerse "borrón y cuenta nueva" de todo lo intentado y diseñado en los primeros nueve choques de Liga? Evidentemente,no.

Y no debe hacerse en primer lugar porque las características de esta plantilla coinciden en gran parte con esa manera de jugar, más a ras de césped y basada en la posesión.

Y en segundo lugar porque no siempre el Pontevedra encontrará las facilidades que le dio el S.Fernando ayer en esos lances, bien ejecutados eso sí, en los que se pudieron recepcionar en zonas peligrosas los balones de Cacharrón con excesiva comodidad.

Ahora bien, este registro diferente que también forma parte del fútbol; esta manera de proceder más directa y vertical debe formar parte de nuestro repertorio a la hora de contar con más opciones para quebrar la resistencia rival.

Como si de un armario que contuviera varios trajes en su interior se tratase, el Pontevedra no puede contar solo en su vestidor con esos conjuntos pensados para ir a fiestas elegantes, con la línea en los pantalones bien marcada, camisa de seda, chaleco "fetén" y corbata a juego.

Ese armario debe contener también una o dos cazadoras de cuero, algún pantalón vaquero lo más gastado posible y un par de camisas a cuadros de leñador de cualquier provincia del norte de Canadá que consigan que ese vestidor cuente con más posibilidades a la hora de quedarse al final con la chica/o.

Porque hay veces que esa velada de salón, pulcra y exclusiva, se convierte en un tostón de conversaciones insulsas y música insufrible que lo lo único que provoca es ganas de salir corriendo, de quitarse esa bonita ropa que se pega en exceso a la piel y de ponerse otra indumentaria, quizá no tan atractiva para la mayoría de los analistas actuales del fútbol hipnotizados por las estadísticas de la dichosa posesión, pero más efectiva a la hora de lograr el objetivo más importante del juego que no es otro que ganar.

Insisto en que no se trata de abandonar el traje exquisito para siempre. Me da la impresión que esa seguirá siendo la primera opción para el Pontevedra en el futuro pero lo que sí debería de tratarse es de tener la posibilidad de cambiarse si esa fiesta no exista mortal que la aguante.

Eso a la hora de atacar pero no nos engañemos, el Pontevedra ayer sufrió mucho en defensa.

Lo hizo principalmente en dos aspectos.

Uno no sorprende porque ya viene de lejos, el balón parado del rival de turno.

Nos siguen rematando casi todo desde el córner o cualquier falta lateral. El gol del S.Fernando vino por ahí y solo un par de intervenciones muy buenas de Cacharrón impidieron que llegaran más.

La segunda vía de agua llegó por las bandas.

Por la derecha, Bastos contó con muchísimos problemas para parar a un venenoso Gabri que se le fue en demasiadas ocasiones sembrando el pánico en la parroquia local.

Por la izquierda, aunque no tanto, Alex también tuvo algún problema para contener a su par. Se echaron de menos más ayudas defensivas ahí.

Algunas de esas acciones volvieron a encontrar a un Cacharrón bendecido en el día de ayer y otras a unos centrales que supieron achicar como pudieron las vías de agua laterales.

Destacó en esa faceta Churre.

 Es este jugador muy importante para el equipo. Pero lo es cuando está bien y concentrado, como ayer. Cuando no lo está lo notamos mucho.

A raíz de la expulsión de Brais (su entrada innecesaria sí es naranja pero no sé si suficientemente dura para ser roja) y del gol del equipo visitante, se pasaron minutos de angustia que el Pontevedra supo sobrellevar con la ayuda de una afición que, si bien no engordó desafortunadamente en número, sí estuvo muy metida en el partido, supo leer cuando los jugadores necesitaban más apoyo y colaboró en ese tramo final a sostener un resultado de vital importancia para nuestros intereses.

Que decir de las dos apuestas principales del entrenador para el partido ( tres, si contamos a Rubio que tras su castigo cuajó un notable partido ayer).

Martín Diz fue decisivo. Participó en el primer gol dejándoselo hecho a Charles y marcó el segundo tras un uno contra uno interesante.

Su presencia en el "once" sorprendió pero su actuación resultó importantísima para lograr los 3 puntos, siendo uno de los triunfadores de la noche.

Y qué decir de Cacharrón.

Antes de lesionarse en pretemporada, todavía se recuerda su irregular final de temporada con aquella acción absurda frente al Avilés y alguna duda frente al Salamanca UDS.

Ayer dio un recital.

Además de las acciones ya aludidas en esta columna, destaca sobremanera otra en la que emulando al Iker Casillas de verdad ( el que paraba en el campo cuando jugaba  y no al que habla fuera del campo cuando ya no juega) atrapó un esférico rematado a un metro de su portería en parada auténticamente descomunal equiparable a la del campeón del mundo en el Sánchez Pizjuán hace unos años.

Fue  el "Cacha", en el plano individual, otro de los héroes de la tarde- noche.

La victoria era fundamental. Había que ganar ya y por fin se consiguió a pesar del intenso sufrimiento final.

No se puede caer ahora, no obstante, en otra racha tan larga sin sumar de a tres.

Es de esperar que la victoria aporte tranquilidad a todos y también a Antonio cuyas apuestas para el partido salieron muy bien y que parece haber entendido ( no sé si él ya lo había entendido hace tiempo) que no se puede ser preso de una idea por muy romántica que sea si esa idea no funciona.

El calendario no da tregua y ahora llega nada menos que un Castilla muy fuerte en su campo.

No estarán ni Brais por la expulsión ni Churre (5 amarillas). Preocupa en ese sentido no solo el vendaje con el que salió L.Martínez a jugar los últimos minutos de ayer sino también sus gestos de dolor tras un mal gesto en una acción del juego. 

Volverá Yelko y será interesante ver lo que hace Antonio pues Borja en su primera titularidad realizó un buen partido. Quizá la ausencia de Brais aplace una decisión del técnico que será interesante contener.

Estando Brais apto para jugar y con Román por detrás indiscutible.. Pueden jugar juntos Yelko y Borja o le sobrará uno a Antonio ?

Sea como sea, lo que toca ahora es disfrutar de el reencuentro con la victoria y preparar con mimo un partido complicadísimo como el que espera en unos días  en Valdevebas.



  


         

lunes, 24 de octubre de 2022

Sin alma, sin corazón... y sin botas.

Hay veces que los debates sobre cuestiones estrictamente futbolísticas deben quedar en un segundo plano.

Que si Brais debe moverse por todo el ataque y no encasillarse en la izquierda; Que si Alex pierde mucho actuando de lateral y se necesita que arranque desde más arriba; Que si debe entrar Borja en el equipo cuanto antes; Que si Charles o Rufo, los dos juntos o ninguno... etc etc.

Todos ellos son debates legítimos, sanos cuando se realizan con educación y que admiten varias respuestas o razonamientos que pueden ser válidos.

Ahora, esas cuestiones pasan a ser secundarias y pierden parte de su importancia cuando la impronta que deja un equipo sobre el campo no es ya la de un conjunto que no puede o que no sabe sino que transmite la duda de si a todo esos "que no es" hay que añadirle el "que no quiere".

Y la sombra de este último "que no ", es decir "que no quiere" sobrevoló la actuación del Pontevedra CF a lo largo de casi todo el partido pero especialmente de toda la primera mitad.

No se puede hacer peor. 

Insisto no ya en lo táctico, técnico o incluso físico sino en la imagen ( hablemos esta vez en esta columna de la famosa imagen) de aparente dejadez y conformismo más desesperante que el Pontevedra CF "regaló" a todos sus aficionados que a buen seguro esperaban otra versión (una versión siquiera decente) de su equipo en León.

Sí, es cierto que eso de que el equipo "no quiere" es un recurso que se utiliza cuando las cosas ya se tuercen de manera casi definitiva y que ningún equipo sale a hacerlo mal a drede a un terreno de juego.

Y es verdad, o supongo que será verdad. 

Pero tan verdad es aquella que dice que a buen seguro los jugadores granates intentaron hacerlo lo mejor posible en León como que lo hicieron tan rematadamente mal, de manera tan deficiente, que la impresión final del partido es que se habían dado un paseo muy agradable por la ciudad legendaria de León y que además habían disfrutado durante los primeros 45 minutos de una simpática lección de patinaje sobre hielo con resultados, por cierto, bastante lamentables.

Y ese es el problema real que tiene el Pontevedra ya con solo 9 partidos disputados. Que esa tan recurrida "imagen" ofrecida en el "Reino" no pudo ser más floja y se une a la ya muy preocupante ofrecida ante el Celta B.

El Pontevedra CF fue el Sábado un equipo sin alma, sin corazón, sin coraje y lo único que manifestó sobre el césped fue impotencia, una inferioridad enorme respecto a su rival y un falta total de convicción sobre lo que se está haciendo o hacia la meta a la que quería llegar el presunto plan de juego diseñado para el partido.

No se puede salvar a nadie porque la actuación colectiva fue tan desastrosa y el equipo pareció tan desnortado y desamparado desde el principio que el cáos afectó a todo el mundo.

Si llamó la atención el terrible comienzo de encuentro de Victor Vázquez "Churre" que "perpetró" un primer cuarto de hora inexplicable.

Llamó también la atención el desacierto constante de Alex, Román no es ni la sombra del jugador que nos tenía maravillados, Oier en modo desaparecido, Yelko perdiéndose en giros, conducciones y acciones estériles, Rufo (al que le tocó el boleto este Sábado para jugar 60 minutos en vez de 30) inoperante y hasta Brais estuvo completamente sumido en la más absoluta de las mediocridades ofrecidas por el equipo ante la Cultural.

Los cambios de la segunda parte tampoco mejoraron casi nada la situación y ni Borja (que esta vez contó con 45 minutos) ni Ortiz ni Charles, por ejemplo, contribuyeron a cambiar demasiado un panorama general de un partido que acabó por decidirse en el inicio del segundo tiempo tras otro córner en el que al equipo "le comieron la tostada" y en el que nuestro primer tiro entre los tres palos llegó (al igual que siete días atrás) en el minuto 88, tras un pseudocabezazo de Bakero en falta botada por Borja.

Lo único medio positivo del partido fue la reaparición de Seoane que jugó con el mismo acierto que el resto de sus compañeros, es decir ninguno, toda la primera mitad en su lateral derecho (Bastos actuó en el izquierdo en esa primera parte) pero cuya vuelta constituye una buena noticia primero por él y luego por alguna posibilidad más que otorga al equipo a la hora de componer la defensa.

Como colofón o estrambote final a un partido del que deberían sacarse bastantes conclusiones y tomarse algunas decisiones (aunque casi todo el mundo sabe que ninguna sacarán aquellas personas con capacidad para tomar esas decisiones dentro de la entidad), no se puede dejar de citar en este escrito el tema de los constantes resbalones durante el primer tiempo de todos los jugadores granates sobre la hierba, desde el portero hasta el delantero centro.

Es que resultó completamente descorazonador.

El Pontevedra no ganaba un duelo individual en el partido, no vencía una carrera a ningún jugador local, no hilaba dos o tres pases seguidos con un mínimo de racionalidad y además aderezaba todo este plato intragable con continuos resbalones (cada cual más grotesco) por no contar con unas botas adaptadas al agua acumulada en alunas zonas del campo de la Cultural.

Insisto, fue totalmente frustrante y aumentó todavía más la sensación de sonrojo e indignación, que al menos el que esto escribe, experimentó a lo largo de todo el partido pero sobre todo de una primera parte impropia de un equipo que quiera ser algo en una categoría como la 1ªFederación.

Tenemos, por tanto, a un equipo que en el aspecto colectivo no juega a casi nada y cuya imagen (sí, imagen) se va deteriorando irremisiblemente con el paso de los partidos.

Un equipo que ha ganado solo un partido de nueve y contra un equipo con diez hombres desde el primer cuarto de hora y que debutaba ese día en la temporada.

Un equipo que si bien en las cifras de goles encajados no está demasiado mal, no le mete un gol al arco iris pero sobre todo NO CREA OCASIONES para meter la "pelotita" por debajo de los colores rojo, amarillo, azul, etc.      

Un equipo, cuyos jugadores ya considerados en el aspecto individual, parecen cada vez más lejos de la mejor versión que por lo menos de algunos de ellos (bastantes) hemos podido disfrutar en el pasado.

Y un equipo que ya es tercero por la cola y que a diferencia de otros que transitan por la zona baja y que apuntan a reacción (Majadahonda, Celta o incluso Linense), va cuesta abajo y sin frenos jugando cada día que pasa un poquito peor.

No pasará nada y los lectores de este blog lo saben.

Un Consejo de Administración que protagonizó tamaño sainete ( y no es el primero, precisamente) en verano para decidir quien entrenaría al equipo, que puso "barra libre" a las renovaciones confundiendo una buena idea que era tratar de mantener a los buenos del curso pasado con dejar pocos huecos para refuerzos seniors y que ha fichado a 8 jugadores (3 de ellos sub 23) de los que solo uno, repito, UNO juega de titular, no parece que ahora vaya a empezar a tomar decisiones sensatas y sobre todo dotadas de ese sentido profesional que una categoría como la que disputa el Pontevedra CF requiere.

Es probable que nos sigamos hundiendo (ojalá no). Es posible que la distancia con la salvación se agrande (ojalá no pase) y se seguirá sin hacer nada.

Es lo que pasa cuando la propiedad maneja una entidad tan importante y tan legendaria como el Pontevedra CF como una especie de juguete. 

Cuando da la impresión de que es más importante para dicha propiedad figurar como Presidente o dueño de la institución por el hecho de serlo que por la verdadera intención de tratar de profesionalizarlo (siempre dentro de las posibilidades económicas que existan) y volver a incrustarlo en la sociedad pontevedresa y su comarca para que vuelva a supurar ese granatismo en las calles, en las plazas y en las casas de los que un día se identificaban con esto. 

Posiblemente, cuando la situación sea ya mucho más difícil de revertir, se tomarán esas decisiones y dará la impresión de que se toman para que la gente "deje de dar la murga con el tema".

Como se hacía en la antigua Roma, "para contentar al populacho" y no porque realmente se crea ni un ápice en lo que se hace.

Y ojo. 

Si las cosas no se enderezan en las próximas semanas y Antonio acaba cayendo, que nadie crea que el equipo ya va a salir hacia arriba cual "ave fenix" y el problema se habrá terminado.

No. Los problemas de auténtico fondo del Pontevedra continuarán y la plantilla será la misma a la espera de que en el mercado de invierno se hagan las cosas mejor, algo en que confío poco. 

Lo que pasa es que el fútbol es y ha sido siempre así y la cuerda más fina siempre es la del entrenador pues es más fácil echarle a él que a 5 o 6 jugadores, o a alguno que está por encima y por supuesto más asequible que el hecho de que la propiedad reconozca su incapacidad y comience el proceso de echarse a un lado.

En fin, el siguiente capítulo de esta serie será en nuestra casa y contra el San Fernando de Salva Ballesta.

Ha que ganar, evidentemente. Hay que ganar ya.

Para eso tendremos que mejorar mucho, muchísimo respecto a lo que hemos hecho en las últimas semanas.

Vi a los andaluces frente al Deportivo en Riazor y me parecieron un equipo aguerrido en defensa y rápido en ataque. 

No son aditamentos de un rival que le vengan bien al Pontevedra, es cierto, pero llega un momento en que el contrario ya empieza a ser lo de menos.

Lo de más eres tú mismo. Tus argumentos para ser mejor, tus ganas de vencer, tu rebeldía ante una situación que cada vez coge peor color.

A ver que Pontevedra vemos. 

      

lunes, 17 de octubre de 2022

Decisiones raras, evidente desconcierto y un botín inesperado

Ni buena imagen. Ni buenas sensaciones. Ni ninguna otra frase vana o vacía puede aplicarse al partido jugado el Sábado por el Pontevedra CF.

En la primera parte fue sencillamente muy inferior a su rival que le dejó vivo en el partido por dos razones fundamentales. 

La primera, la gran actuación de Alvaro Cortés que compensó con creces alguna que otra inseguridad de partidos anteriores. La segunda, una ingenuidad bastante acusada de los atacantes celestes a la hora de rematar con la debida contundencia contra la portería rival.

Fue un primer tiempo en el que fuimos superados por completo en todas las facetas (menos en la actuación de los guardametas, el nuestro muy bien, el del Celta solo normal porque ni un solo balón tuvo que intentar atrapar).

El Celta B parecía mejor colocado en el césped, robaba y tocaba el balón con sentido y sonrojaba en ocasiones a algún jugador granate cada vez que en carrera debía medirse la velocidad de los futbolistas.

A este atribulado bloguero le llamaron la atención, otra vez, algunos aspectos relacionados con la posición de alguno de los jugadores granates que quizá no hayan influido (o sí) en la horrorosa primera parte que "soltamos" pero que no tienen aparentemente una razón lógica para que se sigan produciendo.

El más importante volvió a a girar en torno a la posición en el campo de Brais Abelenda. Ya es una cuestión "vieja" que se arrastra desde la pasada campaña.

Cuando el ex compostelanista jugaba el año pasado con libertad por casi todo el frente de ataque, el equipo lo notaba para bien. Ganaba en dinamismo, en combinación en zonas de peligro, en generación de espacios en zonas "calientes". En suma, que Brais aparecía mucho más que cuando se acostaba en la izquierda y el Pontevedra adquiría mayor alegría e intención en su juego ofensivo.

Y esta temporada esta circunstancia no ha cambiado. 

Como olvidar ese primer partido de Liga frente al Alcorcón en el que tanto brilló el equipo y, en especial, es medio campo que aquel día movió la bola con mucha velocidad y encontraba siempre a Brais para enlazar con exteriores y punta.

Es cierto que después de ese día el Pontevedra no volvió a encontrar esa exuberancia en su juego y se ha ido cubriendo cada vez más de espesura y lentitud que a veces llega a ser exasperante.

 Sin embargo, esa posición de Brais más libre (dentro de toda responsabilidad defensiva que cada uno de los futbolistas debe mantener cara al conjunto) y no constreñido en una banda seguía siendo una de las mejores bazas granates para superar las líneas defensivas contrarias.

Por ello me extraña tanto que a raíz de aquellas molestias de última hora que le apartaron del partido contra la Balompédica, se haya vuelto a "a jugar" con la ubicación en el campo de un Abelenda que contra el Celta B empezó por la izquierda y no abandonó la dichosa banda hasta después del segundo cambio del equipo casi en el minuto 60 de partido.

No es que cambiara gran cosa tras esa modificación, ojo. 

No se está diciendo que a partir de ese momento el Pontevedra empezara a soltar fútbol como un surtidor de agua de una fuente urbana pero sí es verdad  que lo poquito, muy poquito, de fútbol que se pudo tejer al final se vio beneficiado por la presencia de Brais por unas zonas de las que nunca debería ser apartado salvo causa muy justificada.

Luego está el caso de Bakero.

A Jon ya se le ha alineado en una posición de media punta por detrás del delantero, por banda izquierda  (sucedió en S.Sebastían de los Reyes) y por la banda derecha en más de una ocasión.

El Sábado pasado ocupó su lugar en ese 4-1-4-1 por la derecha (con Brais a la izquierda y Ortiz más Yelko por delante de Román).

No estuvo peor que el resto pero llama la atención que por lo menos hasta ahora no se le haya encontrado una zona en la que pueda intentar desplegar esas virtudes que a buen seguro atesora para haber sido fichado por la entidad pero de las que por ahora se han tenido poca noticia.

A mi particularmente me cuesta verle en banda (tanto en una como en otra) por su altura y condiciones físicas. 

Por detrás del delantero cuenta con la clara competencia de Brais con lo que si el técnico quiere insistir en buscarle un hueco en el equipo titular, quizá dado el estado de forma que no parece muy "católico" tanto de Charles como de Rufo, el siguiente puesto a probar sea el de delantero centro puro a ver si desde ahí logra aportar cosas buenas al conjunto.

Otro problema importante es la obligación de tener que colocar a Alex en el lateral.

Vaya por delante que el partido del cántabro el otro día fue malo. Se le notó falto de frescura e incómodo en todo momento y cometió errores en controles o pases no habituales.

Eso es una cosa y otra es opinar, por lo menos el que esto escribe lo hace, que el equipo nota mucho la falta de profundidad por la izquierda cuando Alex tiene que arrancar tan de lejos.

Se sabía que Araújo era propenso a romperse y no se hizo nada. Además, la lesión de Seoane impide que se pueda probar con Bastos en el lateral zurdo para no tener que retrasar al capitán.

Al margen, de la posición de Brais, de la cuestión de Alex o de la insistencia en colocar a Bakero aunque sea en las bandas, el Pontevedra CF debe enseñar mucho más de lo que mostró en el partido del Sábado.

Si el fútbol no sale, si no fluyen ideas y el contrario se sube a las barbas de esa manera, el equipo debe encontrar fórmulas para parar el "vendaval" de otras maneras y si hay que jugar con balonazos para evitar presiones adelantadas o sí hay que "embarrar" el partido (como a nosotros nos lo hacen a veces) pues habrá que hacerlo.

Todo será mejor que ver como el filial del Celta te abre vías de agua por todos lados. Te supera en tensión, en velocidad y motivación y solo la actuación de tu guardameta, más esa cierta ingenuidad de la que hablábamos antes, impide que termine con el partido en 45 minutos.

La segunda parte no fue demasiado mejor, por lo menos hasta el minuto 80 aproximadamente.

Salió Rubio por Ortiz para eliminar "trivotes" y jugar con algo más parecido a un 4-4-2 con Bakero acompañando a Charles y con Brais todavía en la izquierda.

Todo siguió mas o menos igual hasta que el propio Rubio falla un pase fácil en propio campo y el Celta aprovecha la descolocación del equipo para plantarse ante Cortés y hacer el 0-1.

Luego salió Gueye por Bakero a falta de media hora y Brais por fin salió de la izquierda.

Y unos minutos después llegó ese cambio extraño y en mi opinión muy desafortunado que volvió a dar con los huesos de Rubio en el banquillo para que fuera Oier el que saliera al campo (en ese instante también Rufo suplió a Charles).

Está claro que Rubio se equivocó en la acción del gol céltico, eso no admite discusión. 

Ahora, es esa circunstancia suficiente para volver a quitarlo del campo veinte minutos después de haber salido señalándolo de manera evidente ante todo el estadio? 

Para mi no. 

Por supuesto que por ese error y por el resto de sus minutos que no contribuyeron a mejorar al equipo, el técnico puede sacar conclusiones y si le apetece dejarle fuera del terreno de juego los partidos que le parezca oportuno, como el mismo Antonio dice "le pagan para tomar decisiones".

Ahora, compensa de verdad dejar a un jugador tan tocado por un error de aptitud que no de actitud retirándole de esa manera del campo? 

Yo creo que no y creo que decisiones como esa (por muy pagadas que estén) dejan huella en un vestuario cuyos integrantes no van a olvidar que la próxima vez le puede tocar a otro ser "pasto" de la irreflexión de su entrenador.

Sea como fuere, con el paso de los minutos las llegadas del Celta fueron espaciándose más en el tiempo y además a falta aproximadamente de 10 minutos, su técnico tuvo a bien retirar del campo a sus dos jugadores (por lo menos el otro día) más peligrosos, Hugo Alvarez y un Miguel Rodríguez rapidísimo y que dejó en dos o tres ocasiones a Churre en no demasiado buen lugar.

No sé si eso influiría o no. 

No sé si tener a Brais más a menudo en contacto con el balón pudo también venirnos bien (creo que sí) pero lo cierto es que el Celta nos había dejado "vivos" y en un error de su central J. Domínguez (futbolista con una "pinta" tremenda pero que a veces comete fallos de ese estilo en salida de balón seguramente por sentirse "sobrado"), se roba una pelota, esta llega  a Brais y el de Valle del Dubra acierta a levantar la cabeza y ver compleamente solo a Diz (que había salido hacía poco por un desafortunado Bastos) para que pudiera alojar a puerta vacía el balón en la portería visitante.

Es tan caprichoso el fútbol que el Pontevedra CF, espoleado por el empate y empujado por una afición que veía que podría hacerse más sangre, todavía pudo ganar en un lanzamiento de falta cerca de la frontal tras derribo a Rufo que fue lanzada por Oier y despejada por la barrera cuando la pelota llevaba un veneno apreciable.

Al final del partido se había conseguido un botín en forma de punto que parecía imposible solo diez minutos antes de que el árbitro señalara el final.

Eso sí, ese punto antes del partido no lo habría firmado demasiada gente.

Son ocho partidos de Liga y solo se ha ganado uno y frente a un Talavera en inferioridad casi todo el choque.

En casa no se ha perdido, sí, pero puntos como los del día del Linense o los de ayer que se marchan para no volver pueden ser muy necesarios en el futuro pues es en casa donde debemos hacernos fuertes ante la dificultad de salir airosos fuera.

Seguimos en puestos de descenso aunque muy cerca de varios equipos que marchan por delante y de los que no nos hemos descolgado.

Es cierto que alguno que marcha por detrás, como el R. Majadahonda (con cambio de técnico) ya ha ganado y apunta a poder recuperarse de un mal comienzo.

Ayer cayó el del Linense.

Y aquí? Puede que se pregunte mucha gente.

Los números no son buenos y decisiones como las de Rubio parecen transmitir nerviosismo y algo de desconcierto en el banquillo pero querría aportar una reflexión al respecto.

No tengo claro que de producirse un relevo de técnico en el Pontevedra se otorgue al hipotético nuevo entrenador ese margen de maniobra (dentro siempre de la disciplina que debe reinar en una entidad futbolística) que necesita todo profesional para trabajar y mandar en la parcela que le corresponde y que debería tener como recinto cuasi sagrado el vestuario.

Cuando pasan tantos entrenadores por un mismo banquillo en no demasiado tiempo quizá el problema no sea tanto la persona que ostenta ese cargo como la de los que están por arriba y que tienen que poner a su disposición aquellas condiciones ideales (o las más ideales posibles) para ejercer su labor.

Hay todavía tiempo de sobra para reconducir la situación y salir de los puestos de abajo.

Es cierto también que sabíamos que iba a ser difícil y que no íbamos a tener delante un camino de rosas.

Lo que pasa es que por muy complicado que resulte un reto, de estos problemas se sale ganando y el Pontevedra, por lo que sea, no gana.

Y esas victorias no se pueden demorar mucho más. 

Hay que sumar "de a tres" donde sea pero sobre todo en casa porque la clasificación se está empezando a romper y lo peor que podría pasarnos no es ya ocupar puesto de 2ª Federación sino ver como los rivales se van distanciando poco a poco de nosotros.

Eso ya lo hemos vivido, hemos esperado y luego no tuvo remedio.

La siguiente parada es en León.

Ojalá allí (no será nada fácil) logremos reencontrarnos con el triunfo y se aporte una buena ráfaga de calma a la situación del equipo y también a su entrenador. 


 

 

 

lunes, 3 de octubre de 2022

No es la derrota, es el mensaje.

Que la política de comunicación social del Pontevedra CF SAD deja mucho que desear creo que es una afirmación con la que la gran mayoría de los seguidores granates podría estar de acuerdo.

En la ofrenda religiosa que se lleva a cabo todos los años en la víspera del comienzo de temporada ya comprobamos como el objetivo real para esta campaña no quedaba demasiado claro en las palabras pronunciadas ese día por la Presidenta.

Apelaba aquel mediodía Murillo, por una parte, a la "estabilidad" como meta "ya sea consiguiendo la permanencia, un play off o un ascenso" y, por otra parte, a la ayuda de la Virgen Peregrina "que nos ayuda tanto como esa tan querida estabilidad".

El caso es que utilizando el sentido común (lo que a veces no resulta tan frecuente), lo lógico es pensar que todo lo que sea esta temporada no dar un paso atrás y evitar el descenso a la segunda planta del sótano en la que residimos el año pasado, sería suficiente cara a seguir poniendo cimientos (si es que esto es posible con el actual Consejo) para buscar en un futuro próximo el asalto al fútbol profesional.

Habrá quien tilde de poco ambicioso este objetivo y piense que contamos con plantilla para no sufrir en absoluto e intentar movernos por los puestos de arriba de la tabla. Esa es una opinión respetable y seguro que quienes las sostienen cuentan con argumentos que fortalezcan su postura.

La mía no es esa. 

La mía, es que una cosa es recurrir a la tan manida frase "soñar no cuesta dinero" o a esta otra "no renunciamos a nada" y otra es creer de verdad que el Pontevedra 22/23 está para grandes empresas.

Ojo¡. Nada me haría más feliz que equivocarme y que el equipo con su trabajo dentro del césped consiga unos resultados que con el paso de los partidos haga que la meta de la permanencia se quede obsoleta y pueda dar rienda suelta a esos sueños de intentar desde ya "colarse" entre los mejores.

Digo lo anterior, porque al que esto escribe no le sorprende demasiado que el equipo a estas alturas esté dando ciertas muestras de debilidad y empiece a instalarse en la mitad baja de la clasificación acercándose poco a poco a los puestos de peligro.

Es verdad que el Pontevedra, en mi opinión, "soltó" un partido más que notable frente al Alcorcón el primer día y una segunda parte ilusionante en Riazor hace apenas dos semanas.

Es posible que no sea casualidad que los mejores momentos hasta ahora en Liga de los nuestros se hayan protagonizado en partidos disputados contra conjuntos obligados a estar arriba y cuya forma de juego no se basa precisamente en una defensa numantina a la espera de salir en estampida aprovechando errores del contrario.

Cuando nos hemos topado con equipos así, el equipo ha sufrido, no ha encontrado caminos para hacer ocasiones y ha terminado claudicando (salvo el día del Talavera) sobre el terreno de juego.

Tanto Sanse como Mérida nos han ganado jugando a la "contra". 

Simplemente esperando el error en la circulación para encontrar el robo y encontrar a un equipo muy abierto y desprotegido atrás.

Y eso ha pasado con 0-0 en el marcador, no a raíz de un primer tanto conseguido de otra manera. Si vemos por tv los primeros goles de Matapiñoneras y Mérida veremos como son acciones realmente parecidas.

Sin embargo (aunque perder siempre es preocupante y no le gusta a nadie), a este atribulado bloguero, convencido de que en esta Liga es muy posible que nos toque sufrir y mucho, le empiezan a preocupar lo mismo o incluso más que estas derrotas el mensaje que empieza a deslizarse desde fuera del campo en las ruedas de prensa tras los choques.

Y mira que me gustaron las palabras de Antonio tras ganar al Talavera en el sentido de que no le habían gustado muchas cosas ese día y que el resultado enmascaraba algunos defectos.

Por contra, en las últimas semanas sus palabras ya no me han gustado tanto.

Tras empatar con el Linense, afirmó que la primera parte había sido la mejor que habíamos disputado hasta ese momento, aseveración con la que no estoy demasiado de acuerdo. Lo peor, no obstante, fue después de la derrota del Sábado en Mérida.

No es por perder, insisto, pues esta Liga es difícil y complicada y que íbamos a pasar por dificultades a lo largo de la misma es algo con lo que se contaba a no ser que se tenga una ingenuidad u optimismo desmesurado.

Ahora, luego de jugar 90 minutos en los que se crea una ocasión real de gol en el 92, en la que se volvió a tener la posesión pero no se logró con ella incomodar de verdad al contrario o en la que se concede un primer gol evitable, no encontrar más autocrítica resulta un tanto decepcionante.

Que el equipo ya desde la campaña pasada ha apostado por un juego basado en tener la pelota y tratar de defender lo más lejos posible de nuestra portería es algo fuera de toda duda y que me parece legítimo.

No obstante, apostar por el balón no es moverlo horizontalmente cual parabrisas de un vehículo, no es sobarlo y conducirlo en zonas inofensivas sin verdadera intención y, sobre todo, no es arriesgarlo innecesariamente para que te lo quiten, te pillen descolocado y te hundan el partido.

El camino está claro que ni es la segunda parte del Linense (la primera no fue una maravilla precisamente pero vamos a salvarla), ni el partido frente al Sanse, ni el del Talavera ni el de Mérida.

Una cosa es que el día del Alcorcón el equipo lograse durante 65 minutos una profundidad y una intensidad de juego maravillosa. Está claro que eso es complicado y no en todos los partidos se va a conseguir durante tanto tiempo conseguir que el balón fluya casi de primeras y llegar constantemente y de verdad a la portería rival.

Pero una cosa es esa y otra muy distinta es diluirse con la pelota hasta acabar "ahogados" por nuestra propia infructuosa posesión que acaba por cubrirnos de agua hasta la coronilla por no ser capaz de sacar réditos con ella.

No hablo en esta columna ni de cambiar estilos, ni personalidades cuando hace dos semanas la mostrada en A Coruña me pareció muy esperanzadora pero no sé sí  a lo mejor sería ya prudente hacer ajustes en el juego que traten de que se recupere esa frescura claramente perdida con la pelota y nos hagan a la vez más resistentes en defensa fuera de casa.

Ignoro si esos ajustes deben incluir cambios de jugadores (estos mismos, insisto, nos encantaron un par de veces ya en esta Liga) pero sí llama la atención que los denominados "refuerzos" no estén reforzando nada, a excepción de Bastos, e incluso algunos de ellos permanezcan inéditos en Liga.

Debo confesar que tampoco me gustó nada la alusión directa de Antonio en Mérida a Alex Glez en la jugada previa al segundo tanto emeritense.

Si lanzar una falta a portería cuando se había planteado colgarla al área es excusa suficiente para que el Mérida haya cogido al equipo "en pelotas" en la contra del segundo tanto... No sé. No me cuadra y sigo opinando que una cosa es que aficionados hablen de este o de aquel jugador, o si fulanito no ha estado bien o les gusta más menganito y otra es que desde dentro se lancen esta clase de "mensajitos" que van en contra de la máxima de cualquier vestuario por lo menos hacia fuera: "Ganamos todos y perdemos todos".   

Luego ya en el primer entrenamiento que tengas, sí quieres, te acuerdas de sus ascendientes y le lees la cartilla pero creo que fue un mal colofón a una mala tarde del Pontevedra CF en Mérida tanto dentro del campo como delante del micrófono.

Llega ahora otro desplazamiento consecutivo y nada menos que al estadio de uno de los colíderes y en cuyo campo acumula números impresionantes.

Pinta mal pero no olvidemos que, a mi juicio, los dos mejores partidos del Pontevedra han sido contra equipos con aspiraciones claras de estar arriba.

Ojalá el equipo cuando tenga el balón le meta un poco más de cicuta a la hora de circularlo y, sobre todo, se cuide muy mucho de no perderlo donde y cuando no debe. Las facilidades otorgadas al rival deberían ser las mínimas posibles.