martes, 30 de noviembre de 2021

Entre la pasión de "ayer" y la frialdad de "hoy".

Hubo un tiempo en que el fútbol olía a coñac, cigarro puro y pipas saladas. Una época en la que el cemento era el único asiento, los transistores en la oreja el medio para seguir la jornada y la hierba sobre la que los futbolistas disputaban el partido todavía generaba ese barro que se pegaba como lapas a los uniformes añadiendo épica al combate librado por los 22 protagonistas.

No había móviles, la televisión no arruinaba taquillas y una castaña lanzada por una fiel aficionada caía sobre el césped para romper cualquier "meigallo".

Había pancartas, bombos, banderas y las peñas todavía señalaban su presencia en sus correspondientes lugares de las gradas.

Era difícil que siendo niño y seguidor del fútbol desde casi la fase de pañales, ese ambiente no te embriagara por completo para sellar de por vida una alianza de lealtad con la camiseta granate y ese escudo presidido por un balón añejo y un precioso puente almenado.

A veces llegaban los "derbis" sí, los "derbis" no los "clásicos" u otras denominaciones modernas que parecen fabricadas para expulsar del término todo aquello que precisamente conlleva un partido de rivalidad.

Llegaba el CD. Ourense en los 80 y los dos choques se jugaban "a cara de perro" conscientes los dos equipos que la primacía en el grupo de 3ª dependía en gran medida de los resultados directos de sus enfrentamientos.

Ya en 2ªB los duelos con los ourensanistas seguían manteniendo su pasión pero no le iban a la zaga los enfrentamientos por aquel entonces con el Arosa SC. 

Llegaban siempre a Pasaron los arousanistas con ganas de aguar la fiesta a los "capitalinos" y los encuentros en  A Lomba se jugaban siempre con un ambiente caliente y pleno de motivación.

También eran tiempos en los que la interrelación de jugadores entre ambos equipos era mucho mayor.

Como olvidar a ilustres granates de aquellas temporadas que antes pasaron por Villagarcía. Milucho, Sáez, Soneira o Guisande son algunos (que no los únicos ejemplos).

También Luisito, muchos años después convertido en carismático entrenador granate, dejó su impronta en uno de los "derbis" jugados en Pasarón a finales de los 80 haciendo el único gol del partido celebrándolo a lo grande con el resto de arlequinados y provocando el enfado de una afición que décadas después le aplaudiría a rabiar.

Este atribulado bloguero recuerda con cariño otro Arosa-Pontevedra jugado en A Lomba por aquella época, con un Angel Mª Villar reciéntemente elegido Presidente de la RFEF en la grada del estadio.

Aquella vez el Pontevedra CF se llevó el "gato al agua" con un gol de aquel espigado delantero centro llamado Julio pero la presión del público había resultado extraordinaria poniendo muy complicada la victoria granate.

Esta clase de partidos se vivía desde el Lunes y los puntos valían un poquito más que los de otros encuentros que se jugaban en la Liga.

Más de 25 años después del último enfrentamiento disputado por arosistas y pontevedreses en la 2ªB, llegaba el pasado Domingo un nuevo Pontevedra- Arosa, esta vez en la 2ªRFEF.

Nada o casi nada, por lo menos en nuestra ciudad, se pareció en algo a las previas vividas hace tanto tiempo.

Alejado el fútbol de hoy en día de cualquier manifestación romántica, el partido se afrontó por lo menos desde la posición granate con esa forma "funcionarial" que lo señalaba como un partido más carente de cualquier significación especial.

Así se manifestó también en la grada en la que la única novedad fue protagonizada por la afición visitante que no acudió ni mucho menos en masa pero que por lo menos ocupó parte de la preferencia baja con sus camisetas, bufandas y algún que otro tambor.

La tarde no invitaba a vivir el fútbol. No lo hacía ahora, claro, pues ni ese frío ni la pertinaz lluvia habrían impedido hace décadas que las gradas presentasen otro aspecto.

Hoy en día, con el partido televisado en directo (ojalá algún día se explicara por la entidad a su cada vez más menguada masa social si la cantidad abonada por la tvg por la retransmisión en directo de casi todos los partidos en casa compensa la pérdida de aficionados "in situ" en los encuentros), el precio de las entradas y la ausencia de cualquier clase de promoción para abonados en un día especial, la asistencia de granates fue más o menos la misma de siempre con ese fondo norte excesivamente vacío pero todavía con músculo suficiente como para que su apoyo se notara en el estadio y no quedara la animación en manos exclusivas de los arlequinados.

El partido no tuvo demasiada historia.

La primera parte fue más o menos una copia de la disputada frente al Navalcarnero.

Posesión casi siempre del Pontevedra CF pero ausencia de velocidad, de profundidad y de verdadero peligro sobre la meta visitante salvo en una acción en la que bien pudo marcar Seoane sino fuera por una buena intervención con una de sus piernas del portero del Arosa.

El equipo no encontró en las zonas que hacen daño ni a Brais ni a Rubio (aunque a este último por lo menos en casa se le sigue viendo más bien poco) y tampoco a Yelko Pino. 

Solo Alex, como es habitual, creaba algo de incertidumbre en el rival con sus penetraciones por banda izquierda una vez recuperada su posición más adelantada por la vuelta de Araújo al lateral.

La segunda parte fue otra cosa completamente diferente.

El Pontevedra CF marcó pronto a raíz de una falta lateral rematada de cabeza por Charles y a partir de ahí fue extremadamente superior a un Arosa que fue incapaz en todo momento de crear peligro y superar al equipo granate.

 Que el gol fue en fuera de juego es algo indiscutible; que en el campo no se dio cuenta nadie (no solo el asistente cuya labor era verlo) también y que algún medio de comunicación manifestó una indignación excesiva por el tema fue tan cierto como que esa indignación no fue tan elevada como cuando en el campo del Adarve hasta tres atacantes madrileños "vivieron " en fuera de juego en la jugada en la que se produce el penalti del empate a 1.

Llueve sobre mojado con este tema y es mejor dejarlo ya por imposible.

Escribía antes que a raíz del 1-0 solo existió el Pontevedra CF sobre el terreno de juego pero tanta verdad es esa como que la incompetencia demostrada por el equipo en los metros finales para sentenciar el choque bien pudo costar caro si por cualquier tontería el rival hubiera logrado el gol del empate al final.

No exagero si escribo que el Pontevedra CF apareció en área contraria sobre 10 o 12 veces para "machacar" el segundo o hasta un tercero de haber hecho las cosas con un mínimo de acierto.

Si no se hizo, si no se acabó con el partido mucho antes de su final fue porque los granates acabaron casi todas esa jugadas de manera incomprensible e ingenua cual si un grupo de juveniles meritorios de tratara.

A excepción de la mejor jugada del partido que llegó casi después del gol de Charles, en una acción por banda izquierda rematada por Yelko y repelida en gran parada por el portero ( luego se anularía la acción por el fuera de juego de Araújo en el rehace), a excepción, digo, de esa jugada en la que el acierto es del guardameta, el resto de las oportunidades se fueron desaprovechando una a una por dar un pase de más cuando había que tirar; por tirar cuando había que pasar o por buscar "un regate con tirabuzón" cuando había que ser concretos.

Al final no pasó nada. El Arosa no encontró su ocasión y un empate que habría resultado desalentador no llegó pero en cualquier otra ocasión sí es posible que se pague tanta ingenuidad ante la meta rival, ingenuidad que resulta más llamativa cuando vemos que no existe fuera de casa pues a domicilio el equipo sí logra meter las ocasiones en mayor número.

Destacable resultó también la labor de recuperación tras perder la pelota efectuada por el equipo y que evitó en gran medida que el Arosa pudiera progresar hacia zonas de peligro.

En esa faceta, además de la sobriedad de M.Román a la que ya nos vamos acostumbrando, destacó un Victor Vázquez "Churre" que ya se parece al jugador que conocíamos.

Lo más importante (no sé si lo único, incluso) que es la victoria se logró y con ella nuestra consolidación en zona de play off pero más nos valdría no jugar tanto a la ruleta rusa y aprovechar tanta llegada con goles en el casillero pues, insisto, puede llegar un día en que salgamos del campo con "cara de tontos".

Son 3 puntos más que otorgan tranquilidad y una semana más de trabajo para la deseada uelta de Rufo y también la de Romay, acuciado por unas persistentes molestias musculares que están impidiendo que aparezca su mejor versión.

La siguiente parada es en Langreo.

El anterior equipo de nuestro entrenador dará batalla y no será fácil doblegarlo. 

Confiemos en que esa versión foránea del Pontevedra CF, ordenada, segura y, sobre todo, eficiente ante el gol vuelva a aparecer para darnos otra alegría y empezar a romper así una clasificación que anda todavía demasiado apretada.

PD:

La incorporación de Rubén González (ex central de aquel Real Madrid B de principios de siglo) al Pontevedra CF como entrenador del cadete de división de honor no tiene un pase y en opinión del que esto escribe supone una falta de memoria de la institución que raya en la falta de respeto hacia un sector importante de su afición.

Ni una nota de disculpas, desagravio o reconocimiento de errores por el protagonista se ha tenido a bien elaborar.

Lamentable, realmente lamentable.

      

  

lunes, 15 de noviembre de 2021

Sí, falta mucho. Y qué?

 El nuevo "mantra" de la temporada 2021/22 adoptado en el seno del Pontevedra CF no es otro que la frase "queda mucho" para tratar de explicar, concienciar o incluso convencerse a sí mismo de que todavía queda terreno de sobra por delante para enderezar de una vez por todas el rumbo del equipo.

Y es verdad. Es cierto. Queda mucho. En concreto, 23 partidos de Liga o lo que es lo mismo, 69 puntos en juego, cifra sugerente a más no poder.

Podría el Pontevedra CF llegar hasta los 86 de ganar todos lo que faltan y como eso, por desgracia, es prácticamente imposible que ocurra, todavía puede perder algunos más y alcanzar puntuación de líder de grupo, es decir, de equipo de 1ª RFEF.

Ni que decir tiene que el margen para terminar en play off todavía es más amplio.

Estos son datos incontestables. Los ofrecen las propias matemáticas y el "mantra" famoso del "queda mucho" no se aleja para nada de la verdad.

Ahora bien, podemos hablar también de otros datos irrefutables, no sometidos a discusión y que es normal que preocupen a aquellos que creíamos que esta temporada podría arreglarse la hecatombe de la campaña pasada.

Porque también resulta matemáticamente impecable argumentar que aunque "quede mucho", ya queda menos que cuando se decía "queda mucho" en la jornada 3, en la jornada 4 o en la jornada 6. 

Y también es un dato insoslayable que el Pontevedra CF ha jugado 6 partidos en casa y solo ha podido ganar 2 y uno de ellos sobre la bocina.

Por tanto, coincidir en que "queda mucho" a pesar de que este "queda mucho" ya no es tan largo, insisto, como a principios de Octubre, no es óbice para llegar a la conclusión de que a día de hoy el equipo no carbura como a mucha gente le gustaría que carburase.

Después de un comienzo más que mediocre en la que llegamos a sumar solo 4 puntos de 15 posibles, el Pontevedra CF consiguió reaccionar alcanzando cuatro victorias consecutivas que le auparon a la zona de play off en la clasificación.

En la jornada anterior, la escuadra granate tenía una posibilidad pintiparada para hacerse fuerte, demostrar autoridad y ponerse muy cerca del liderato del grupo en caso de vencer.

No se venció y esa incapacidad supina que tenemos para defender el balón parado nos costó además salir derrotado de un campo, en verdad, odioso pero en el que el Pontevedra CF fue incapaz una vez más de jugar como se debe en esa clase de escenarios.

Tras aquel partido de Adarve leí en una red social un mensaje "cortito y al pié"de un aficionado granate en el que no se podía resumir con  mayor concisión y acierto lo que esa derrota produjo en el ánimo de este atribulado bloguero.

Decía ese seguidor con mucho acierto algo así como "llevamos jugando este partido muchos años y casi siempre con el mismo desenlace".

Y es verdad. 

Son años y años acudiendo a jugar a campos de este estilo ya sea en Madrid, Canarias y otros territorios entre los que también se encuentra Galicia dada la exagerada proliferación de campos sintéticos en nuestra comunidad desde hace un tiempo y todos esos años se acaba "mordiendo el polvo" en una inmensa cantidad de las ocasiones por una incapacidad casi congénita para adaptarse a ese fútbol "artificial" que en poco o nada se parece a ese otro que se juega en hierba natural.

Muchas veces (sin ir más lejos, esta misma temporada)esa incapacidad parte ya de una composición de la plantilla nada favorable a jugar en esa clase de "estadios". No sé tiene en cuenta que un número considerable de encuentros van a disputarse bajo estas premisas y que hay ocasiones que no llega con la calidad técnica para imponerse a no ser que la diferencia en ese apartado sea abismal, no siendo ese el caso.

Otras veces el "problema" era el horario, el viento, la altura del contrario o "la santa madre del cordero" pero lo cierto es que la gran mayoría de oportunidades en la que jugamos de mañana en campo sintético, ni tenemos ganas de comer ni de seguir la jornada vespertina tras la actuación mediocre de los nuestros.

Ante esta tesitura que por desgracia formaba parte de la 2ªB que tanto conocimos y padecimos y que sigue formando parte principal del panorama de esta 2ªRFEF que estamos empezando a sufrir a saber durante cuanto tiempo en el futuro, hacerse fuertes en casa resulta esencial.

Y esa fortaleza como local no la está demostrando el Pontevedra CF que observa como puntos y más puntos vuelan del Estadio de Pasarón y que luego comprueba como recuperar esos puntos en sitios como Adarve o sin ir más lejos el feudo del propio rival de ayer, Navalcarnero, resulta misión harto complicada y casi siempre infructuosa.

El partido de ayer fue un ejercicio de impotencia por parte del Pontevedra CF. 

Pueden salvarse si acaso los 15 primeros minutos de partido en los que sí se consiguió dotar de cierta velocidad al juego y dar sensación del peligro a pesar de no crear ocasiones verdaderamente claras.

A partir de ahí el partido fue un auténtico "tostón" en el que en ningún momento se daba la impresión de que podíamos desarbolar al rival.

Los madrileños se plantaron con un recio 5-4-1 (algo incompatible con la "alegría" vaticinada por su técnico durante la semana) y tanto cuando trataron de defenderse con la pelota en un tramo del primer tiempo como cuando se olvidaron definitivamente de ella para parapetarse cerca de su frontal, defendieron con solvencia las tentativas granates que resultaron tediosas, repetitivas, lentas y carentes de la necesaria chispa o agresividad para hacer verdadero daño.

La profundidad brilló por su ausencia. El equipo volvió a ser un embudo sin salida por el centro y las escasas ocasiones que se encontró la banda izquierda ( de la derecha, mejor ni hablamos) no logró encontrar es centro certero para un rematador.

Resultó otro partido espeso, enroscado y confuso que solo se podría resolver por una brillante acción individual que no llegó o por un error del rival que llegó en forma de penalti sobre Brais en una jugada en la que tenía encima hasta 3 defensas rivales.

Sin embargo, cuando del día "está de no quiero" pues "está de no quiero" y Charles eligió una mala jornada para tirar bastante mal el penalti que incluso pudo remachar tras el rechace del portero encontrándose en vez del balón el cuerpo de un compañero que también acudía raudo a por esa pelota.

No quiero dejar de destacar también otra faceta del juego que resulta vital no solo para ser un equipo poderoso cuando vamos a jugar fuera a esos campos complicados mencionados antes sino también para tratar de desequilibrar partidos feos como el de ayer.

Me refiero al balón parado ofensivo.

Creo que muy poca gente puede discutir que el gol logrado por J.Rey en un córner es la excepción que confirma la regla.

Esa regla no es otra que la que dicta que el Pontevedra CF es un equipo inofensivo prácticamente en ese importantísimo lance del juego y que a los rivales casi ni les molesta cedernos saques de esquina ante nuestra inoperancia absoluta en esa faceta.

Por un lado, el equipo es bajo. Creo que eso es una realidad. Ni siquiera los dos centrales acumulan mucha envergadura siendo precisamente Javi Rey el hombre más idóneo por estatura para crear problemas al contrario. 

Por otro lado, no obstante, el Pontevedra a veces ni lo intenta. Ayer asistimos a un repertorio completo de "gilisaques" de córner que resultaban más peligrosos para nosotros mismos por las "contras" que podrían provocarse que para el rival por el veneno contenido en la jugada.

Resultó realmente desquiciante.

En definitiva, la cuestión preocupante y que debe focalizar de una vez por todas la atención del equipo es que de 18 puntos disputados en Pasarón el Pontevedra solo ha logrado 9 (la mitad) y por mucho que intentemos consolarnos con el mantra de "queda mucho", con esos números es muy complicado pero muy complicado conseguir el primer puesto al que desde el propio club aspiran e incluso son números comprometedores de cara a meterse del 2º al 5º.  

   

Hace 15 días escribía en este mismo blog la fragilidad del ecosistema granate que parece cogido con pinzas y muy vulnerable a cualquier contratiempo en forma de lesión de alguno de sus hombres clave.

Durante esas 4 jornadas festivas en las que llegaron las victorias, Rufo logró cuatro de sus seis goles. Hizo uno en Luanco, otro en Segovia y dos al Llanera en los tres únicos partidos ganados con verdadera autoridad por los granates.

Se dañó el tobillo del delantero madrileño en Segovia y ya al Coruxo hubo que ganarle en la penúltima jugada y manifestando otra vez algunas dudas en el juego y frente al Adarve y ayer mismo ya no vimos al mismo Pontevedra aún reconociendo que tampoco maravillamos durante la racha de triunfos. 

Sí, Rufo estaba presente en 4 de esas 5 primeras jornadas en las que no se ganó (aunque una vez fue suplente) y el equipo no arrancaba pero también es verdad que su presencia fue muy importante en la llegada de esos triunfos seguidos. 

Desde fuera (dada sobre todo una cortedad de la plantilla tan evidente como el ya famoso "queda mucho") lo que parece es que el Pontevedra resulta muy vulnerable a la pérdida por un tiempo considerable de cualquiera de sus 2 delanteros y tengo la impresión de que también aparecería una vulnerabilidad preocupante si faltasen alguno de los 2 centrales.

Si estamos todos la cosa no pinta mal y el rumbo pareció encauzarse durante unas jornadas.

Ahora, si falta una determinada pieza importante, la columna fabricada con mucho cuidado y a trompicones no solo parece curvarse sino que podría entrar en riesgo de colapso.

"Queda mucho", es cierto. 23 partidos y 69 puntos, pero ese "queda mucho" no será eterno y quizá llegue un momento en que ese "queda mucho" ni sea cierto ni se lo crea ya casi nadie.

Hay que coger una línea estable de juego y resultados y hay que hacerlo cuanto antes.

Los bandazos deberían empezar a formar parte del pasado porque la competición avanza y en no demasiado tiempo nos plantaremos ya en la mitad de la misma y ya quedará menos.


   

   

martes, 2 de noviembre de 2021

La fragilidad del ecosistema granate

 Ya son varias las ocasiones en los últimos tiempos en las que cuando todo parece ir bien en el seno del Pontevedra CF sucede algo que desequilibra la buena evolución del equipo sobre los terrenos de juego.

Ese "algo" ultimamente suele manifestarse en forma de lesiones de jugadores importantes que sacuden la estabilidad de la plantilla y obligan a una recomposición de piezas que sufren ante la alteración provocada por esa baja dolorosa.

Esta temporada como ya todos sabemos el Pontevedra empezó mal, muy mal. 

Regalos defensivos y poca continuidad en el juego provocaron que en la 5 primeras jornadas no se conociera la victoria y los nervios empezasen a aflorar ante la poca cosecha de puntos recogida.

Llegó, sin embargo, el encuentro disputado en Luanco en el que por fin el equipo se mostró sólido y concentrado a lo largo de los 90 minutos consiguiendo los tres puntos con autoridad. Luego Llanera en casa y G.Segoviana fuera y otros 6 puntos a la "buchaca" sin encajar gol y volviendo a vencer con esa autoridad con la que soñábamos a principio de temporada.

Fue en la capital segoviana donde se produjo el contratiempo no deseado con uno de los hombres más importantes del grupo como protagonista.

Una jugada rápida en ataque; Rufo que va a por todas como en él es habitual y horrenda posición de uno de sus tobillos tras un disparo a portería.

La forma en la que abandonó el estadio castellano no auguraba ya nada bueno y a pesar de que en un primer comunicado oficial de la entidad se habría la puerta a la esperanza de que la fortaleza del "9" pudiese aminorar sensiblemente el tiempo de baja, otro comunicado al día siguiente (tras la pertinente resonancia magnética) elevaba la intensidad de la lesión hasta un esguince grado II-III y nos convencía de que serían bastantes semanas las que el bravo jugador madrileño tardaría en saltar de nuevo al césped con la camiseta granate.

Tiene el Pontevedra CF esta campaña una plantilla interesante para la categoría pero notoriamente corta de efectivos.

Contamos con jugadores claramente referentes para 2ºRFEF pero no andamos sobrados a la hora de sustituirlos con plenas garantías en caso de lesiones de consideración. 

La baja de Rufo es muy importante (salga de titular como en las últimas jornadas o no lo haga como en las primeras) y la misión ahora es disimular esta ausencia de la mejor manera posible teniendo en cuenta que en toda la 2ºRFEF es complicado encontrar una pareja en ataque como la del "pelón" y Charles.

De hecho, la estadística sigue engordándose y con el gol del brasileño al Coruxo, ya son 9 (es decir, todas) las jornadas en las que ha marcado alguno de los dos puntas (sino los dos) en el mismo choque.

El ecosistema de la plantilla granate, por tanto, es frágil, es delicado y la cortedad de la plantilla (algo que creo resulta indiscutible) provoca que lesiones como esta zarandee más de lo que sería deseable al grupo y que la concentración de los futbolistas deba ser , si cabe, todavía más intensa.


Salió, en consecuencia, al césped de Pasarón el Pontevedra CF sin Rufo y lo hizo como anestesiado, como expectante a ver como podía "meterle mano" a su rival sin la presencia de una de esas dos "bestias" arriba que no necesitan demasiado para perforar las metas contrarias.

El jugador designado para colocarse más cerca de Charles fue Romay y lo cierto, por lo menos a juicio de este atribulado bloguero, es que el experimento no salió demasiado bien.

Es el jugador de Malpica un genio con el balón en los pies, eso ya lo sabemos de sobra por estos parajes, pero también es cierto que necesita jugar en una posición determinada sobre el terreno de juego para tratar de lucir esa cualidades que lo hacen diferente.

La temporada pasada hasta que se rompió, su posición fue más retrasada de lo habitual, de medio centro creativo pero a muchos metros de esa zona caliente en la que uno de sus pases o de sus controles o de sus fintas resulta casi decisivo.

El Domingo esa posición resultó demasiado adelantada, sin capacidad de asociarse con Yelko, Brais o Román y ya fuera por eso o, sobre todo, por unas molestias evidentes en una de sus piernas que le tuvieron con dudas toda la 1ª parte y que incluso provocaron su sustitución bien entrada la 2ª, el caso es que al "James Bond" granate se le notó desubicado y con problemas para hacerse importante.

Fue una primera parte la jugada frente al Coruxo bastante sosa, lenta, en la que apenas se logró encontrar la profundidad ante la tupida maraña elaborada por el rival por el centro y en la que no supimos explotar las bandas para desahogar el juego.

Todo esto, no obstante, puede entrar dentro de lo normal. 

Lo que quiero decir es que en una temporada hay partidos así; en los que no se encuentran los caminos; en la que no hay fluidez o incluso demasiada velocidad pero en la que incluso de esa forma se puede tener el partido controlado en espera de esa chispa de imaginación o un bajón del contrario para llevarse el partido.

Ahora, lo que convirtió esa primera parte en muy mala no fue tanto esa incapacidad para generar ocasiones sino el regreso de los regalos en zona defensiva que propiciaron el 0-1 en contra y que ponía la empresa realmente cuesta arriba.

Esta vez no fue un error de marca a balón parado, ni un balón largo en el que las vigilancias brillaran por su ausencia sino un fallo enorme de Soto en la salida de balón en la que le "robaron la cartera" y se gestó ese gol coruxista que hacía aparecer los fantasmas de nuevo en la retaguardia pontevedresa.

Es cierto que el Pontevedra juega este año así. Que es orden del entrenador jugar a veces con riesgo en zona cercanísima al área propia para salir a ras de suelo y tratar de lograr ventajas de esta manera. 

Ahora, siendo cierto esto, el error sigue siendo muy grave y el gol del Coruxo se encuadra dentro de esos tantos evitables y que llegan por tus defectos y no por las virtudes del otro.

Todo parecía cuesta arriba al descanso. Todo estaba muy complicado y ver bajar las escaleras del palco a Rufo con una impresionante protección en su pierna dañada y las muletas lo hacía todavía más preocupante. 

No obstante, y  con los mismos jugadores sobre la hierba, el Pontevedra fue otro en los primeros 20 o 25 minutos del segundo tiempo.

El equipo logró ensanchar el campo y que aparecieran mucho más Seoane y sobre todo Alex Glez. Se encontró más esa posición intermedia de Rubio pero especialmente Brais para crear superioridades, Yelko y Romay mejoraron algo y Miguel Román empezó a empujar desde atrás "barriendo" todo lo que había que "barrer" y contribuyendo a dotar de myor velocidad a la pelota.

Llegaron los acercamientos y las ocasiones pero no los goles y esa evidente superioridad granate parecía comenzar a diluirse con el paso de los minutos dando aire a un Coruxo que respiraba tras muchos minutos agobiado.

También llegaron dos acciones sobre Brais Abelenda que en el campo parecieron penalti y que por televisión dotaban a la pena máxima de tamaño de catedral. No tuvo a bien el "trencilla" estimar nada punible en ambas jugadas.

Vinieron los cambios y Oier y Diz entraban al campo por Rubio y un sobrecargado muscularmente Romay.

Y llegó el gol del empate. En una de esa jugadas hiladas con paciencia y en las que se encontró la posición correcta para el centro, apareció la cabeza de Charles para igualar el trámite y sumar el séptimo gol de su cuenta.

La importancia de Charles (al igual que la de Rufo) es esta, el brasileño no había aparecido demasiado en el partido; no estaba ni mucho menos brillando sobre el césped pero cuando llega ese centro de Brais, está ahí para meter la cabeza y conseguir lo más difícil en el fútbol, el gol.

Fue en ese instante, a falta de un cuarto de hora para el final, cuando el Coruxo decidió espabilar en ataque y tratar de estirarse en busca de una victoria que necesitaban por su posición en la tabla.

Forzaron algún córner y una falta lateral en la que el Pontevedra volvió a defender mal siendo salvado por una buena intervención de Cacharrón que abortó el último intento vigués.

Pasaban los minutos y el encuentro parecía algo roto y el resultado incierto. Casi sobre la hora A. Rodríguez decide dar entrada a Javi Rey por Brais y casi a renglón seguido llega un saque de esquina a favor.

Por fin se saca bien un córner y aparece la cabeza precísamente de Rey para meter un tanto importantísimo que proporcionaba una victoria vital que hacía la 4ª consecutiva.

La alegría en la grada fue muy grande, una grada otra vez escasamente poblada pero en la que en ese segundo tiempo sí se produjo la deseada conexión entre aficionados y equipo que propicia que Pasaron sí sea un campo difícil para el rival y no un escenario en las que a veces resulte cómodo arbitrar y ejercer de visitante.

Es cierto que por el propio Consejo de Administración se ponen piedras en el camino con decisiones basadas en luchas personales contra determinados colectivos que lo único que hacen en última instancia es perjudicar al equipo.

Insisto, si Pasarón hierve, aunque no seamos muchos los que estamos, se nota. Lo nota el rival, lo nota el colegiado pero sobre todo lo notan los más importantes, nuestros jugadores que sienten ese apoyo a la hora de superar situaciones complicadas.

No fue un partido, por tanto, demasiado bueno ni demasiado vistoso y en el que además se volvió a fallar atrás pero sí fue un choque en el que en el 2º tiempo se supo rectificar, ser mejor que el contrario y aunque "in extremis" (a nosotros nos pasó al contrario en Mostoles o Carballo) llevarnos el gato al agua.

El Domingo vamos al feudo del líder que además nos saca 4 puntos en la clasificación.

Será un partido dificilísimo en el que habrá que dar la mejor imagen para salir indemnes.

El equipo seguirá sin Rufo y ese frágil ecosistema que dudó en la primera parte de anteayer, debe fortalecerse y empezar a adaptarse a esta situación que puede prolongarse bastantes semanas más.

No se puede conceder nada en defensa y menos ahora que una de nuestras fuentes de gol se ha secado temporalmente.

No creo que ganar en Luanco o en Segovia haya significado dar un golpe encima de mesa alguna. Estas cuatro victorias seguidas lo que han hecho es compensar el mal inicio e instalarnos en fase de play off.

Ese golpe encima de la mesa sí se daría ganando en el campo del Adarve que está primero y que ha ganado hasta ahora todos sus partidos en su estadio.

Ganar allí sí sería decir "aquí estamos". Sí sería dar ese mensaje de que queremos ese primer puesto y que vamos con todo a conseguirlo.