martes, 29 de octubre de 2019

De interinidades eternas, personalidades múltiples y una remontada anhelada.

Mas de 1.400 días. Sí, más de 1.400 días uno detrás de otro han tenido que pasar para que el Pontevedra CF volviera a remontar el resultado de un encuentro jugado fuera de casa.

Desde que aquella lejana tarde de Diciembre de 2015 los goles de Campillo, Queijeiro y Kevin Presa contrarrestaran el inicial tanto del Valladolid B en los Anexos de Zorrilla, el Pontevedra no había vuelto a ser capaz de voltear un marcador instalado lejos de Pasarón.

Y lo hizo de esa manera tan extraña e incluso  absurda que ya se está volviendo casi costumbre esta temporada sobre todo a domicilio: haciendo una primera parte muy mala y subiendo el nivel en una segunda en la que acabó por ser muy superior a su rival en los últimos 20 minutos.

Hace ya mucho tiempo que en este mismo blog, a cuenta de los malos resultados que el Pontevedra cosechaba fuera, se describía la situación del equipo como la de ese personaje literario llamado Dr. Jekill que descubría una pócima secreta que le convertía en el abominable Mr. Hyde que se divertía sembrando el pánico por las calles oscuras de Londres.

En esa época (que se va superando poco a poco, es cierto) el Pontevedra adoptaba en casa la flemática pose del amable Doctor; elegante, serio y efectivo que sacaba adelante su trabajo con eficiencia y buenos resultados.
Por contra, cada vez que el autobús granate rebasaba los límites de la ciudad, esa imagen correcta y ponderada se iba a tornando a medida que se consumían los kilómetros en la desaliñada, anárquica y cada vez más terrible del Dr. Hyde hasta empezar el encuentro de turno en el que el equipo era incapaz de dar una a derechas y terminaba perdiendo la mayoría de las veces.

En esta temporada 19/20 quizá estemos asistiendo a una segunda versión de dicha obra en la que la terrible conversión no se produce cada vez que salimos fuera sino en el propio vestuario del Estadio en el que en pocos minutos saldremos a jugar.
Es como si esa pócima hubiera acelerado sus efectos y transformara al Pontevedra CF en las primeras partes en un conjunto ramplón, muy inseguro atrás e incapaz de generar demasiado juego ofensivo. 
No obstante, los efectos de la pócima parecen más cortos en el tiempo que en la primera versión de la obra y por lo general se diluyen en el momento de saltar al campo tras el descanso lo que provoca que el equipo en esas segundas partes ya se parezca a ese conjunto más fuerte que nos habían vendido.

Es verdad que dada la absoluta dejación de funciones que la ingesta del brebaje conlleva en la mayoría de las ocasiones la derrota ya resulta inevitable dadas las facilidades otorgadas pero en días como el pasado Sábado no resultó así y se pudo lograr esa remontada que necesitaba el Pontevedra como el comer.

Y es que el partido en su primera mitad volvió a resultar decepcionante. 
El primer susto nos lo llevamos ya en el calentamiento con la lesión de Nacho y el segundo con el clásico regalo del minuto 1 que esta vez no fue aprovechado por el rival que envió la pelota fuera (obsequio, por cierto, que no pudimos ver los espectadores de la televisión debido a que la tvg no tuvo a bien conectar hasta bien entrado el segundo minuto de partido).  

Después es cierto que no se dieron tantas facilidades atrás como en el campo del Castilla o en Ferrol pero el error siempre acaba llegando y casi siempre por el mismo lado. 
Es verdad que en la jugada del gol vigués, Bueso ya estaba roto y no pudo llegar al remate de Apeh pero también es cierto que ese centro desde la izquierda llega por una permisividad excesiva por nuestra parte en defensa.

En ataque? Casi nada. Un remate de cabeza alto de Bustos y poco más.

Ya sin los efectos del brebaje victoriano se inició la segunda parte y lo cierto es que a este atribulado bloguero no pudo recordarle más a la disputada en Valdevebas hace algunas semanas.

Sin demasiadas alharacas, el Pontevedra sí pareció desde el principio tener algo más de intención con la pelota, luego al igual que en Madrid (en aquella ocasión la pelota fue al larguero) el rival cuenta con una "contra" de manual que acaba con un paradón de Edu Sousa (muy valiosa dado lo que pasó después) que evita que nos vayamos a la lona.

Y a partir de ahí todo lo que sucedió en el encuentro nos vino cada vez mejor. 
Desde la lesión de Yeboah que estaba haciendo daño y que podría haber dado mucho trabajo a Figueroa en banda derecha, pasando por la intolerable actitud del tal Manolito Apeh que debió ser expulsado hasta en dos ocasiones y que para evitar tentar la suerte una vez más fue relevado por su entrenador dejando a su equipo huérfano en ataque  y, sobre todo, por un manejo de balón más rápido y con más sentido por parte del Pontevedra.

Todos estos ingredientes fueron preparando un cocktail que sustituyó a la asquerosa poción de efectos ya disipados y motivó que en los últimos 20 o 25 minutos de partido solo existiéramos nosotros.

Llegó la gran volea de Pazos (que había sustituido a un Pedro otra vez demasiado apagado) que fue rechazada en gran parada por el portero, el gol del empate, otra gran intervención del guardameta a precioso tiro de Bustos, penetraciones en el área sin remate pero con mucho peligro y sobre la hora ese pase filtrado de Bustos a  Rivera y el remate de este algo escorado y con la izquierda para remontar el choque y provocar la alegría de jugadores, técnicos y esa afición que en buen número acudió a Barreiro ridiculizando con su presencia esa tontería de la soledad esgrimida por el Director Deportivo que quizá confunda su propia situación con la de un equipo al que jamás su gente le ha dejado solo.

Con esa jugada tan parecida a la del Domingo pasado frente al Getafe en la que el palo repelió el lanzamiento de Bustos para evitar el 3-3, se rompía por fin una racha insoportable de casi cuatro años sin remontar fuera y es posible que se terminara por derribar la última barrera psicológica a domicilio que esta serie de resultados adversos sin duda conlleva.

La victoria es importantísima por todo. Por acabar con esa racha, por producirse frente al Celta (este atribulado bloguero aunque cada vez más solo sigue viendo rivalidad especial cada vez que nos enfrentamos a este equipo y suspira por hacer lo de nuevo contra el primer equipo celeste) y por supuesto por la mala situación clasificatoria que arrastramos y que en ningún caso se ha solventado por la consecución de estos tres puntos.

Precísamente por ello, porque queda todavía mucho trabajo y complicado por hacer es por lo que el Consejo de Administración no debería engañarse una vez más.

Un proyecto serio, una meta a la que aspirar tan importante como salir de este pozo más pronto que tarde no puede depender de un resultado por positivo que este haya sido.

Si en rueda de prensa se dice querer apostar por un entrenador experto, con conocimiento de la categoría y que ya haya ocupado banquillos de equipos relevantes de la categoría no se puede dar otro giro de 180 grados y por una victoria cambiar otra vez de rumbo y apostar por la prolongación de interinidades que podrían otorgar algo de pan para hoy pero mucha hambre para mañana.  

El Pontevedra CF no está para perder más tiempo. Las interinidades indefinidas no tienen ningún sentido y se necesita un entrenador definitivo para hoy mejor que para mañana.

Si se coge el timón de la nave con fuerza se coge hasta el final de la singladura y en ningún caso se debe aflojar por haber superado una tormenta en medio del recorrido.


  

lunes, 21 de octubre de 2019

La armadora despide al capitán y acorrala a la tripulación.

Con un comunicado de apenas dos líneas emitido al filo de la una del mediodía el Pontevedra CF anunciaba oficialmente el cese de Luismi Areda como entrenador del primer equipo.

Lo primero que este atribulado bloguero pensó al observar el escueto comunicado fue lanzar un agradecimiento silencioso pero efusivo a la persona que hubiera decidido publicar la noticia con tal magro contenido para no tener que pasar una vez más por el bochorno experimentado el pasado miércoles al leer el mensaje oficial de felicitación publicado por la entidad en redes sociales con motivo del 78 cumpleaños de la institución.
Leyendo dicha felicitación no pude preguntarme (al igual que otras veces por otras causas) como se puede tener tanta indiferencia hacia la imagen del Pontevedra CF publicando en la cuenta oficial escritos cuya construcción sintáctica no superaría sin duda alguna un examen de cuarto de primaria.

No obstante, la actualidad es la que manda y esa nota del 16 de Octubre más propia de un parvulario que de un club serio ya es historia ante la retahíla de acontecimientos que desde entonces han sacudido al Pontevedra CF. 

Salió la breve nota oficializando el despido del técnico y a renglón seguido la Presidenta del Consejo de Administración tuvo a bien (por fin) efectuar una comparecencia para explicar las razones que han llevado al Consejo que ella preside a prescindir de los servicios de Luismi.

Y la Presidenta tiró de carcaj repleto de flechas para disparar en todas las direcciones los puntiagudos elementos  menos contra sí misma (faltaría más) y su "alter ego" en la dirección y gestión diaria de la entidad.

Expuso la Presidenta que no le gustaron nada los partidos de Ferrol, Atlético de Madrid B, Getafe o la primera parte de Valdevebas llegando a calificar al partido contra el filial rojiblanco como el más espantoso de los últimos cinco años en los que lleva al frente de la nave.

Hasta aquí de acuerdo aunque se olvida Lupe Murillo de aquel Pontevedra 0- Sanxenxo 1 de Septiembre de 2014 que sonrojó  a cualquier granate que se precie hasta  límites difíciles de soportar o el empate a 0 de esa misma temporada también en Pasarón frente al Silva que provocó el cese por su parte del técnico que por aquel entonces se sentaba en el banquillo pontevedrés.

Sea como fuere, lleva la razón la Presidenta en que no es de recibo que de nueve partidos que llegamos de Liga en cuatro de ellos hayamos salido perdiendo 0-1 o 1-0 desde el vestuario y que en todos ellos la ventaja rival se hubiera doblado o triplicado antes de la primera media hora de juego.

Claro que luego la Presidenta continuó su discurso manteniendo cual Paco Martínez Soria en la película "Don erre que erre" que esta plantilla está diseñada para "grandes logros" y lo que está faltando es la actitud (con "c") de los mismos pues la aptitud con "p" está según ella más que probada pues para Lupe Murillo esta plantilla es casi la misma que la del año pasada pero reforzada en algunas de sus posiciones.

Al margen de que vaciar medio recipiente de las ya citadas flechas contra sus propios jugadores no es la táctica más inteligente del mundo (además de contradecir las declaraciones del capitán sobre el césped que ayer mismo dijo que en ese vestuario solo hay profesionales del primera fila en el aspecto del trabajo diario) lo que más sorprende al que esto escribe de las palabras de Murillo es la ausencia absoluta de autocrítica en su discurso y la atribución de culpas a todo "quisque" menos a ella y su director deportivo.

Es en este punto en el que hay que volver a preguntarse cosas que no solo este bloguero sino muchos aficionados granates ya se han preguntado en algún momento de la temporada:

¿El afrontar la campaña con la palabra ascenso pronunciada por la máxima mandataria con un solo lateral con experiencia en la categoría es en todo o en parte responsabilidad de la Presidenta y su Director Deportivo?
¿Suplir las bajas capitales de Borja Domínguez ( este no podía quedarse en ningún caso y su presencia durante una vuelta ya se ha repetido que fue un éxito del club) y Kevin Presa con el regreso de Mouriño y Sana Ndiaye es en todo o en parte responsabilidad de la Presidenta y su Director Deportivo?
¿Traer para solucionar el problema del gol a Adighibe del Adarve después de no jugar en tercera con el Conquense y meter tres goles con el equipo madrileño que se fue a 3ª es en todo o en parte responsabilidad de la Presidenta y su Director Deportivo?.
¿Qué a última hora se traiga a otro mediocentro como para hacer un favor a la "plebe" poco instruida que notaba carencias en la creación y que hasta el día de hoy dicha pieza no haya marcado diferencia alguna es en todo o en parte responsabilidad de la Presidenta y su Director Deportivo?
¿Contribuir a la crispación no contando hasta tres para no responder a críticas de aficionados olvidando en esa respuesta el lugar de responsabilidad que se ocupa es en todo o en parte responsabilidad de la Presidenta y su Director Deportivo?

La situación es difícil para todos y como no también para una Presidenta que está al mando de todo y que como es normal desearía que todo fuera bien y el equipo abandonara de una vez esta dichosa categoría para pasar a formar parte de la LFP. 
Más lo cierto es que cada vez que se pasa por dificultades (que en fútbol es lo normal) en vez de aportar calma, no entrar en discusiones con socios que pagan su carné y que también sufren y mucho por su club y efectuar una sana autocrítica de los errores que se han podido cometer, lejos de eso insisto, se pasa al ataque apelando a la actitud de los futbolistas o "entrando al trapo" con algunos aficionados granates.

Con o sin autocrítica de Lupe Murillo, lo cierto es que Luismi Areda ya no es el entrenador del Pontevedra CF.
No le conozco personalmente más allá de haber coincido un par de veces en la tertulia radiofónica en la que participo.
Todos aquellos que sí le conocen más coinciden en su bonhomía y trato cordial y siempre respetuoso en el ejercicio de sus funciones como entrenador.

Quizá ese rasgo de su carácter  haya podido generarle en este Pontevedra más problemas que beneficios.
Cogió al equipo en situación complicada mientras nombres y más nombres (a cual más disparatado) salían en los periódicos para hacerse con la dirección  del equipo acabando con la interinidad anunciada.

Pero no.

Pasó de interino a definitivo pero ni siquiera gozó de una rueda de prensa de presentación oficial como Dios manda y requiere un entrenador no temporal del Pontevedra CF.

Con sufrimiento contribuyó con su trabajo a la salvación en la 17/18 y la temporada pasada estuvo a punto de meterse en play off de no ser por dos partidos infames en Adarve y Gran Canaria.
Consiguió incluso que en ocasiones el equipo jugará muy bien al fútbol especialmente en choques como los disputados frente al Sanse, el Bouzas  o el Fuenlabrada.

¿Qué ha fallado esta campaña?
En mi opinión que ese objetivo tan ambicioso elegido por la Presidenta no se corresponde con la plantilla confeccionada pero Luismi siguió diciendo (como el año anterior) que los jugadores que habían venido eran los que querían y eran también primeras opciones.
Se corresponsabilizaba de esta forma el técnico de la confección de este grupo sin tener en cuenta que si venían malas ni la Presidenta ni el Director Deportivo serían los que se fuesen a su cada sino que sería él la pieza prescindible del tablero.
Si Naveira, por ejemplo, no funciona y hay que usar a Alex como parche en esa zona si "hemos traído a los jugadores que queríamos" tú no estás al margen de esa responsabilidad.
Si Sana Ndiaye por lo que sea no da una ese "hemos traído los jugadores que queríamos" te concierne no tanto como a los de arriba pero te concierne y con Adigihbe o Mejía exactamente igual  

Y en el campo de juego?

No se puede negar que encajar goles con tanta celeridad en cinco de los nueve partidos disputados convirtiendo esos choques en ejercicios constantes de achique de agua de una embarcación que se iba a pique es algo que muy pocos entrenadores pueden soportar.

¿De qué vale jugar aceptablemente bien en Ferrol o Madrid si antes se había entregado el partido con errores en defensa en muchos casos intolerables?     

Lo cierto es que nuestra banda izquierda ha sido un desastre en defensa desde que empezó la temporada y el equipo no cuenta ni con el suficiente juego en medio campo ni el suficiente gol como para culminar remontadas tan complicadas cuando te ves abajo por dos o tres goles de diferencia.

Otras veces se han transmitido dudas y nerviosismo que también han afectado.

Sin ir más lejos ayer. 
La primera parte fue un desastre total en defensa sin paliativos. En ataque, en cambio el equipo con un buen Alex Fdez, un mejor Nacho López y un voluntarioso aunque poco acertado Alex Glez entró por banda y generó lo suficiente como para hacer dos goles y transmitir la sensación de que el desbarajuste podía arreglarse aunque solo fuera en el marcador tras el descanso.

Sin embargo, el Pontevedra CF salió en la segunda parte espeso, sin ideas y olvidando el guión en ataque que había dado frutos en área rival.

El primer cambio fue inexplicable, no por sacar del campo a Berrocal que no aporta absolutamente nada en la faceta ofensiva sino por el hecho de colocar por él a Pedro Vázquez en una posición indefinible del medio campo que empeoró claramente al equipo. 
Y el segundo, Pazos por Naveira dio con los huesos del delantero otra vez en banda izquierda cuando ya se ha demostrado en muchas ocasiones que este jugador en esa zona no es útil.

Con esos cambios el único argumento fue el balonazo arriba desde la línea defensiva en un "totum revolutum" que lo único que hizo fue facilitar la labor de un flojo Getafe B que por cierto marcó en Pontevedra el mismo número de goles que los que había logrado en los 8 encuentros anteriores.

Al final la derrota y con ella este cese que me apena por ser Luismi una figura importante para el Pontevedra no ya por su labor como entrenador del primer equipo que ahora termina sino también como jugador en una época no precísamente fácil y en la que todavía iba menos gente a Pasarón que en la actualidad.
Ojalá tenga el técnico vigués toda la suerte del mundo y encuentre pronto acomodo en otro banquillo en el que pueda seguir desempeñando el oficio de entrenador.

¿Y ahora qué? 

No parece fácil que ningún otro técnico pueda enderezar el rumbo con estos mimbres si ponemos como objetivo del "enderezamiento" la consecución de ese ascenso.
Claro que por medio habrá un mercado invernal e incluso desde hace dos semanas ya se puede fichar a un jugador debido a la desgraciada nueva lesión de Javi López (llama la atención la pasividad de la entidad en ese sentido dadas las carencias evidentes de la plantilla en más de un puesto).

He escuchado en Radio Pontevedra un dato que no me lleva al optimismo. Al parecer el club maneja nada menos que 18 nombres para encontrar al sustituto de Luismi.
Habrá entre esos 18 profesionales con diferentes formas de ver el fútbol y lo mejor que podría pasar es que en el Consejo de Administración alguien que distinguiera un balón de rugby de una palangana y esta de un balón de fútbol redujera esa lista y la homogeneizara con gente que se adaptase a la idea de juego que el club requiere.

Claro, eso sería si en ese Consejo existiesen ideas futbolísticas, circunstancia que este atribulado bloguero no tiene muy clara.

    
   




lunes, 7 de octubre de 2019

La mano que más duele

Cuando tu equipo es vapuleado, zarandeado y aplastado de manera tan inmisericorde como ayer lo fue el Pontevedra CF delante de su gente la herida que se produce es abierta, profunda y exuberante en exhibición de sangre.
Es inútil hablar de táctica, técnica, "física o química" en partidos en los que un rival sale a competir, morder y poner sobre la hierba todas sus virtudes y el otro es superado desde el minuto 1 en todas y cada una de las facetas del juego.
La brecha que se produce en la "piel" del equipo que sufre tal humillación en su propia casa es enorme y alcanza a todos los estamentos que forman parte de la institución y en particular a unos aficionados cuya ilusión se vio destrozada en mil pedazos con cada uno de los goles encajados en la tarde del Domingo.
Podríamos volver a citar los problemas enormes que este equipo sufre en sus laterales producto de una configuración de la plantilla de forma un tanto extravagante; podríamos hablar otra vez de los problemas de creación de juego en la zona ancha que ayer alcanzaron cotas difíciles de soportar al no ser capaces los futbolistas granates de dar dos pases seguidos casi en ningún momento; también se podría repetir una vez más que la posición de delantero centro sigue arrojando tremendas dudas y que no es descartable que acabe siendo de nuevo Pazos el que se acabe llevando los rapapolvos de los aficionados ante la inexistencia de un delantero franquicia que le sacuda parte de esa presión exagerada.
Se podrían, en definitiva, decir esas cosas pero posiblemente no sea el día para hacerlo porque ayer falló absolutamente todo.

Primero el equipo como colectivo.

El naufragio en organización defensiva y ofensiva fue total desde el pitido inicial y la cohesión del grupo brilló por su ausencia siendo incapaces nuestros jugadores de ganar un balón dividido, un cuerpo a cuerpo, una carrera en cualquier zona del campo siquiera un balón aéreo de los muchos a los que nos vimos obligados a recurrir una vez más.
Los jugadores rivales entraban por ambas bandas como cuchillo en mantequilla cada vez que se lo proponían y recuperaban balón tras balón ante un Pontevedra apático, lento y desesperante.

En el plano individual las cosas no fueron diferentes y todos los jugadores granates estuvieron muy por debajo de lo exigible en un partido de competición.

Desde Edu Sousa (que escuchó pitos al ser sustituido por lesión) pasando por los casi siempre inexpugnables hasta ahora Churre y Bueso e incluso los dos hombres con más calidad de la plantilla Romay y Bustos que no aparecieron en ningún momento y rayaron a un nivel muy bajo que pocas veces se les había visto en esta ciudad.

Todo falló, todo se vino abajo como un castillo de naipes y eso solo sucede cuando el fracaso colectivo es de tal calibre que ni las individualidades más brillantes de un grupo son capaces de rescatar a su compañeros de una debacle en la que se ven ellos también envueltos de manera irreversible.
Podríamos hablar también del entrenador; de ese cambio de Sana antes del descanso que con 0-1 o con 0-2 podría haber tenido un pase pero que con 0-3 sonó a "sacrificio de un cristiano ante un pueblo romano sediento de sangre"; o de ese tercer cambio un tanto absurdo dando entrada con 0-5 a otro jugador cuando lo más normal es que el "marrón" se lo siguieran comiendo hasta el final aquellos que salieron al campo desde el minuto 1.

Sin embargo, lo más lógico es tratar al técnico de la misma forma que a los futbolistas por el descalabro sufrido ayer, es decir, argumentar que se vio superado desde el primer minuto por el vendaval que se le vino encima a su equipo y que en ningún momento pudo variar siquiera un ápice el destino de un partido que solo podía acabar de la forma en que lo hizo, con un ridículo histórico del Pontevedra CF cuyas consecuencias para el futuro más próximo todavía están por determinar.

Eso sí, respecto a Luismi (educado y en su sitio como siempre en una rueda de prensa posterior al partido complicada y con preguntas tan duras como necesarias por parte del periodismo) me llama la atención una frase pronunciada hace semanas y que es prácticamente idéntica a la que ya dijera la temporada pasada refiriéndose a las nuevas incorporaciones como "a los jugadores que queríamos que vinieran, nuestras primeras opciones". 
Si ello es así y como quiera que ni el Director Deportivo ni la Presidenta del Consejo aparecen públicamente para dar explicaciones ni en días tan duros para la entidad como el de ayer, no estaría demás preguntarle al entrenador si fichajes como los de Naveira (condenado al ostracismo desde hace semanas), Sana Ndiaye o Adighibe están rindiendo a un nivel que le parece suficiente.

Ahora bien el "espectáculo" ofrecido ayer por el equipo y que resaltará desgraciadamente en el historial de resultados del Pontevedra no supone el cierre a la temporada en la jornada 7.

Conseguir el objetivo marcado en pretemporada por la Presidenta con estos mimbres parece muy complicado, casi utópico pero hay que seguir trabajando, tragarse la bilis producida por todos y cada uno de los golpes propinados por los colchoneros y retroalimentarse con ellos para no olvidar jamás esta sensación humillante para poner en el campo (aún con todos los problemas técnicos que pueda tener esta plantilla) un mínimo de orgullo y defensa por una camiseta que se vio en Oviedo hace 8 días y que no apareció por ninguna parte en el día de ayer.

Una cosa es no obtener los resultados deseados y soñados para acomodar las aspiraciones y otra muy distinta es volver a ver a un equipo sin alma, sin fuerza y sin carácter que es pisoteado sin contemplaciones por su rival hasta caer en el sonrojo.

Esto último si que no debe volver a repetirse pues de lo contrario el golpe siguiente si puede ser mortal.

 Todo lo relatado hasta ahora, la humillación recibida en Pasarón por un Atlético de Madrid B que parecía el A ante un Pontevedra que parecía el C, resulta extremadamente triste y doloroso para la masa social granate.
Sin embargo, lo que terminó por convertir el día de ayer en vergonzoso para el Pontevedra CF también fuera del césped fue la actitud de una Presidenta del Consejo de Administración que rayó a un nivel todavía más paupérrimo que sus jugadores.

Lo que debería saber la Presidenta y que todavía parece no saber es que poner el dinero suficiente en su momento para reflotar la entidad y sacarla de un momento dificilisimo para su supervivencia (hecho que se le reconoce y se le reconocerá siempre porque es de justicia) no ampara la realización de gestos nada recomendables hacia parte de su afición por crítica que esa parte sea con ella.

Lo que debería saber la Presidenta y que todavía parece no saber es que en días como los de ayer la afición granate lo que necesitaba era una comparecencia pública de ella misma o de su Director Deportivo para transmitir tranquilidad y seguridad a la masa social y no echar más leña al fuego enseñando la palma de una mano que dolió todavía más que la recibida sobre el campo por el Atlético de Madrid. 
Lo que debería saber la Presidenta y que todavía parece no saber es que a pesar de la trascendencia de su aparición al frente de la nave para evitar la prolongación del estado comatoso en el que se encontraba, la máxima autoridad de esta entidad tan maravillosa debe estar siempre a la altura en respeto y en saber estar e incluso más en la relación que mantenga con TODA su afición.
En definitiva, lo que debería saber la Presidenta y que todavía parece no saber es que actitudes como esa pueden aparecer en un momento de tensión y nervios por la goleada recibida a la que ella (por supuesto) no es inmune y le afecta pero que con el paso de las horas y con el ánimo más calmado habrían requerido unas disculpas públicas  que habrían devuelto las aguas a su cauce.

Resulta complicado escribir después de días como el de ayer pero este atribulado bloguero quiere para terminar arrojar un dato para la esperanza de cara a nuestro futuro en la competición.

La última vez que se recibieron 5 goles en casa fue en el año 2011 frente al Guadalajara. Se perdió por 1-5 y el descenso matemático a tercera se produjo ese mismo día, ese mismo día en que el pequeño Javier (cabreado por aquel descenso) empezó a pegar patadas de las gordas en el interior de la barriga de su madre para nacer al día siguiente iluminando la vida de ella y del que esto escribe.

La penúltima vez fue en la temporada 09/10. 
El Lugo nos pasó por encima (0-5) e incluso el entrenador de entonces, Roberto Aguirre, tuvo que abandonar el cargo semanas después con ese ingrato recuerdo en la mochila.

Esa temporada 09/10 a pesar de esa goleada histórica acabó con el equipo metido en play off, eliminando de forma heroica al Oviedo y sufriendo un arbitraje calamitoso en Alcorcón que acabó con las esperanzas de volver a 2ª.

Aquella plantilla no era esta, el equipo era claramente mejor pero me niego a acabar esta columna sumido en el enfado y la tristeza de la derrota.

Estamos en Octubre y hay que mejorar muchísimo, también habrá un mercado de invierno en no demasiado tiempo pero estamos en Octubre y en este mes nada se decide en fútbol de ninguna de las maneras.