martes, 26 de abril de 2022

Tirachinas, floretes y un paso de gigante

No sé si a alguno de los lectores de este blog les pasa lo mismo pero lo cierto es que el que esto escribe acaba últimamente los partidos del Pontevedra CF en casa completamente exhausto.

Músculos agarrotados, boca seca, respiración desacompasada y ese inmenso alivio final al escuchar el silbato del árbitro indicando el final de partido mientras los tres puntos en juego corren a refugiarse en el vestuario granate bien resguardados en cualquier taquilla y a salvo de las garras del equipo visitante.

Y eso que la tarde parecía tranquila, extrañamente tranquila alrededor de las cinco y media de la tarde. Tres cero arriba aquí nosotros y dos cero abajo el Adarve en Carballo y jugando los madrileños con un futbolista menos.
Algunos en la grada no podíamos evitar mirarnos con estupor ante un desarrollo tan plácido de los acontecimientos.

Claro que esa calma chicha vino precedida por el sobresalto inicial que ya se ha convertido por desgracia en tradicional por estos lares. 
En esta ocasión, por obra y gracia de Cacharron y porque no decirlo de una norma arbitral controvertida y susceptible de diferentes interpretaciones, el susto no pasó a mayores.

El Pontevedra CF ha defendido casi siempre a lo largo de la temporada muy mal y negarlo resulta absurdo.
Tan solo en ese tramo de la primera vuelta en la que se inició la remontada, el equipo logró un equilibrio casi perfecto entre la posesión controlada  a veces y con más profundidad en otras ocasiones para monopolizar el balón y conseguir que los rivales casi ni tirasen hacia nuestra portería.

Luego volvimos a "relajarnos" en esa faceta y ese equipo marmóreo se fue difuminando de nuevo hasta este tramo de competición en la que encajamos muchos goles y además por errores graves que no se deberían cometer.
   
Frente al Langreo el Pontevedra volvió a sufrir mucho en defensa, pero mucho.

Los primeros minutos fueron una pesadilla con alguna llegada peligrosísima del conjunto asturiano que aprovechaba fallos individuales enormes de miembros de nuestra retaguardia y fruto de ese mal posicionamiento defensivo llegó la jugada del penalti.

Pana, delantero centro del Langreo que llevó por la calle de la amargura a nuestros centrales a lo largo de casi toda la primera parte, recibía un balón en profundidad a muchos metros todavía del área y se plantaba delante de Cacharron con una facilidad pasmosa.

Soto, que llegaba por detrás, le derriba con claridad y la señalización de la pena máxima no tenía duda alguna.
Durante unos segundos este atribulado bloguero literalmente tembló mientras el árbitro se dirigía al ex compostelanista con la mano metida en el bolsillo de las tarjetas.

"0-1 y con 10 todo el partido, me dije" completamente apesadumbrado. 

Pues no. Al final, ni roja supongo que por entender el "trencilla" que Soto intentó disputar el balón en el lance que acabó con el delantero asturiano en el suelo (de lo contrario la expulsión no tendría discusión) y tampoco ese 0-1 por la meritoria parada de un Cacharron que compensaba con esa acción varias de sus dudas de los partidos anteriores.

A pesar de que en esa primera parte el Pontevedra siguió muy inseguro atrás, el gran susto pareció espolear al equipo que empezó a dirigir el partido y a llegar con peligro al área contraria.

Apareció el que siempre aparece, Alex Glez, para penetrar por banda izquierda, rebasar con un precioso túnel a su par y enviar un centro medido al que casi nunca aparecía pero que ahora sí lo hace, Oier Calvillo, que remataba de cabeza y también con el alma ese balón para hacer el 1-0.

Es Alex González ese capitán corajudo y con barba de varios meses bajo cuyo mando no dudaría en acometer a una manada de orcos de cualquier libro de Tolkien con un simple escudo de cartón y un tirachinas. 
Cuando juega así, con velocidad, con chispa, con arrojo y con determinación, estaría incluso dispuesto este atribulado bloguero a prescindir del escudo y lanzarme contra esos bichos con ese solitario tirachinas.

Por contra, es Oier Calvillo ese exquisito tirador de esgrima perfectamente afeitado cuya calidad nadie discute pero que por unas razones u otras solo exhibe a dosis muy reducidas y espaciadas en el tiempo.
Frente al Langreo estuvo bien, logró marcar, estar en varias ocasiones más y alcanzar esa regularidad en el partido que tanto echamos de veces otras veces.

Ojalá siga así el navarro porque cada vez menos gente duda ya que en sus piernas esconde grandes raciones de fútbol. 

No mucho tiempo después del 1-0, Román agarraba un balón en la frontal del área, algo escorado, para soltar un zapatazo descomunal que enviaba la pelota a la escuadra y colocaba la tranquilidad del 2-0.

Estuvo el chaval del 19 años el otro día realmente acertado. No ya por ese bonito gol que es el primero que mete en Liga sino por su trabajo de recuperación y trabajo en el centro del campo que se hace muy necesario para el equipo.

Y llegó el tercero al filo de la media hora marcado en posición dudosa por Rufo y todo parecía ya finiquitado tanto en Pasarón como en As Eiroas.

Porque al mismo tiempo que llegaban los goles granates que compensaban sus imprecisiones defensivas, llegaban también grandes noticias desde Carballo. El Bergantiños ya ganaba 2-0 y el U. Adarve jugaba con 10.

Todo perfecto.

La primera piedrecilla en el camino llegó, no obstante, antes del descanso.

Otra espalda ganada por el Langreo en nuestra banda izquierda defensiva y otro centro al corazón del área en el que no aparecen los centrales y el lateral derecho, Seoane (que ya había evitado un gol minutos antes en una acción similar), no tiene tiempo de llegar esta vez para evitar el gol visitante.

Todo seguía, a pesar de ese tanto asturiano, completamente de cara y Pasaron que volvió a mostrar un buen aspecto respiraba felicidad por los cuatro costados al ver a su equipo otra vez líder de la competición.

El inicio de la segunda parte se pareció al de la primera en el mayor empuje del equipo rival si bien no logró crear las ocasiones tan peligrosas de los primeros minutos del choque.

Además, el Pontevedra logró rehacerse a una reanudación algo pausada y pronto tomó, esta vez sí, el dominio de la situación sin sufrir tanto atrás como en el primer tiempo.

Fue en ese tramo del partido en el que se debió sentenciar completamente la contienda si se hubiese tenido un mínimo de acierto ante la portería rival, ese acierto que sí se tuvo en los primeros 45 minutos.

Alex Glez seguía entrando por banda izquierda y le otorgó otro balón de oro a Oier que está vez mandó fuera el navarro.

Brais tuvo otra muy clara; el propio Oier pudo marcar con un izquierdazo precioso desde la frontal repelido en espectacular parada por el portero... pero el cuarto no llegó y lo que sí lo hizo fue el segundo del Langreo en una acción en la que volvimos a pecar de falta de contundencia.

La jugada asturiana volvió a nacer por su banda derecha de ataque y el centro fue rematado de cabeza en el corazón del área pequeña por un punta rival para ponernos el corazón en un puño.

Parecía mentira que después de ir por delante con tres goles de margen el equipo tendría que acabar sufriendo pero así es este equipo y esta entidad y, además, si no fuera así es que no sería ni este equipo ni esta entidad.

Y la verdad es que ese sufrimiento de los últimos diez minutos más prolongación llegó más por lo mucho, lo muchísimo que había en juego, que por el peligro real que el Langreo creó en ese tramo postrero del choque.

Lo vimos tan resuelto y tan asegurado que con ese 3-2 se nos aparecieron a casi todos viejos fantasmas del pasado y eso que aún en el hipotético caso de que su hubiera producido el empate, el Pontevedra CF habría continuado de líder y dependiendo de él mismo. Pero psicológicamente habría sido duro.

Esos minutos pasaron, insisto, con la incertidumbre del resultado pero sin que el Langreo consiguiera llegar con verdadero peligro a Cacharron y el partido llegó a su fin con la victoria y con el destensamiento muscular de buena parte de los aficionados granates que pudimos echarnos para atrás en nuestras butacas con esa sensación de alivio y alegría por el triunfo.

El desenlace de la jornada 33 del campeonato supone un espaldarazo muy importante para nuestras aspiraciones.

Hemos dado un auténtico paso de gigante para lograr el ascenso e incluso nos valdrían 7 puntos de 9 siempre que el Adarve no logre los 9 y supere los 12 goles que le llevamos en el coeficiente general, lo que resulta quimérico con tan solo 3 partidos en juego.

Ahora bien, las emboscadas pueden gestarse en cualquier recodo del camino, en cualquiera.

Eso incluye el campo del U.Ceares por mucho que el admirable equipo asturiano lleve descendido varias jornadas y acumule goleadas en contra en sus últimos partidos.

Antes de dichas goleadas, no hace tanto tiempo y cuando su situación ya no tenía solución, fueron capaces de vencer al R.Avilés por un tanto a cero. 

No puede haber mejor aviso que ese para que el Pontevedra CF salga el Sábado a ese campo sabiendo que para ganar cualquier partido hay que ponerlo todo desde el comienzo porque enfrente se encontrarán a unos compañeros de profesión con el orgullo y la humildad suficiente como para competir lo mejor que puedan.

El Pontevedra debe afrontar el partido como lo que es. 

Otra final decisiva para conseguir el ascenso en la que habrá que poner el trabajo y el fútbol necesario para dar otro paso gigantesco hacía la 1RFEF.

Animo equipo¡. Estamos muy cerca¡¡.  

  


 
        

martes, 19 de abril de 2022

Resiliencia

Se puede decir que el Pontevedra CF falló el pasado Domingo en en el campo de A Lomba? Sí, se puede decir.

Tras muchos quebraderos de cabeza y jornadas y jornadas remando contra corriente se consiguió con aquel "hombrazo" de Charles alzarnos de una vez con el liderato y poder observar al U.Adarve por el espejo retrovisor.

Quedaban cinco finales para mantener el primer puesto y en la primera piedra del camino (complicada y con borde afilado, pero primera al fin al cabo) llegaba ya un tropezón que hacía escurrirse de nuestras manos ese botín tan codiciado y que tanto había costado conseguir.

Estuvo tan mal el Pontevedra como para no ser acreedor a la victoria? Es posible que no pero lo que sí es indiscutible es que cometió algunos errores que en esta clase de partidos cuesta mucho poder superar.

La principal equivocación granate (o azul hace dos días pues por una razón que se me escapa no lucimos la primera equipación) fue la de encajar un tanto evitable que nos puso por detrás en el marcador generando dudas propias y confianza a raudales en el rival.

No había salido del todo mal el Pontevedra. Algo espeso, sí. Algo más lento y sin esa gran capacidad combinativa que pudimos ver en O Vao, también, pero tratando de dominar el choque y llegar al área contraria en busca de ese gol que cambiase para mejor todo el decorado.

Es cierto que el Arosa apretó bien, nos buscó las cosquillas e interpretó a la perfección el papel de esperar, morder y salir como alma que lleva el diablo cada vez que se cometiera un error en la combinación pero lo cierto es que antes del primer gol del partido, sin estar demasiado cómodos, se jugaba bastante más cerca del área arlequinada que en la visitante.

Después del gol, efectivamente, se vivieron momentos más complicados. El Arosa, que se jugaba la vida por abajo, ganó en tranquilidad y convicción en el plan que desempeñaba y pudo hacer el segundo en una contra bien llevada. El Pontevedra trataba más mal que bien que digerir el golpe y sin conseguir apenas generar peligro real en la portería local salvo un remate de Figueroa que se estrelló en la pierna de un jugador del Arosa.

La segunda parte pareció comenzar con el mismo guión pero con el paso de los minutos el Pontevedra fue ganando más presencia sobre el terreno de juego, llegaron los primeros cambios y las ocasiones de gol visitantes.

Rey la tuvo pintiparada a la salida de un corner provocado por una buena ocasión de Charles. Luego Brais también la tuvo en un remate que se fue arriba y en cuya ejecución intervino también un defensa agarrando sutilmente al delantero para que no pudiera dirigirlo con total precisión.

Eso sí, el partido estaba peligroso porque el Pontevedra arriesgaba y el Arosa acechaba al contraataque y precisamente de esa forma pudo aumentar su ventaja el equipo villagarciano en una acción bien salvada por un Cacharron que compensaba en parte su mejorable actuación en el gol arosista.

El Pontevedra llegaba y llegaba a medida que el partido expiraba y en una de esas llegadas A.Rubio es objeto de un claro penalti que lejos de ser señalado es convertido por el colegiado en la segunda amarilla para el interior pontevedrés.

Estoy dispuesto a admitir que alguien me discuta que no es pena máxima por no ser suficientemente fuerte el contacto (aunque insisto en que para mí, es clara) pero por lo que no puede pasar este atribulado bloguero es que por esa acción en la que el contacto es evidente se pueda echar a un futbolista de un terreno de juego.

Ahí parecía que todo podría acabarse, pero no.

El Pontevedra siguió apretando y poco después llegó el empate en una acción de fe de Yelko, Alex, Charles y finalmente Rufo.

El conjunto granate, a pesar de la inferioridad numérica, transmitía buenas sensaciones y también la fuerza suficiente como para lograr darle la vuelta al marcador y estuvo bien cerca de hacerlo.

Es verdad que el cambio de Rufo nada más empatar nos dejó algo fríos porque en ese momento el equipo parecía estar bien pero también es cierto que la ocasión más clara para hacer el 1-2 llegó después del controvertido cambio en una gran acción primero de Brais y después de Romay (relevo de Rufo) que filtró un gran pase para la carrera de Charles.

Por desgracia, el balón del brasileño se fue cerca de uno de los postes de la portería arosista dejando tambaleando los corazones granates que vieron en esa acción  la posibilidad de hacerse con el partido.

Todavía tuvo otra el Pontevedra en una acción en la que Brais y Romay estrellaron sendos balones en los cuerpos de dos rivales y en la que finalmente Yelko no pudo dirigir bien su remate acabando el cuero en las manos del portero local. 

Con el pitido final llegó también ese clásico "maremagno" de sensaciones propias de una temporada que está próxima a su final.

No pude evitar pensar que en el minuto 74 del partido del U.Adarve , con ese 0-1 del Leganes B, el Domingo futbolístico parecía apuntar "oros" y finalmente lo que pintaron fueron "bastos".

Habíamos remado y sufrido mucho para ser primeros y tan pronto se nos marchaba de nuevo el primer puesto.  

Regresaba la condena de no ser suficiente solo ganar nuestro partido sino que había de nuevo que girar la mirada al choque del Adarve suspirando por un nuevo tropiezo madrileño.

No habíamos sido contundentes en Villagarcía. No habíamos logrado imponernos como deseábamos y a pesar de que el equipo quiso e intentó por todos los medios llevarse la victoria, esta no había llegado. 

En la cabeza otra vez el tema de si es mejor jugar con uno o dos delanteros; si es demasiado malo para el equipo perder la profundidad de Alex; si Araújo estaba para aguantar el tipo en A Lomba...

Son debates lógicos y legítimos pero a estas alturas creo que ya algo fútiles aunque en el calor de los partidos nos hagamos esas preguntas.

Digo que a estas alturas son fútiles porque cuando queda tan poco, cuando son ya solo 4 los partidos que quedan para llegar a la meta y cuando el objetivo a conseguir es tan importante, esos debates que nos han entretenido, preocupado, divertido e incluso soliviantado a lo largo de la temporada, ahora pierden algo de fuerza ante lo único que resulta importante y que es ganar y solo ganar.

Con los errores que a buen seguro se han cometido desde principios de temporada y con los aciertos que también los ha habido, estos son nuestros jugadores y entrenador hasta el final de la competición y en las piernas y el corazón de estos hombres radica y nuestra alegría o tristeza al final de este camino.

Cuando llegue ese final, y yo seré el primero, se harán todas las críticas que el equipo y "los de arriba" merezcan. Creo que ahora convienen unas semanas de "tregua".

Por lo menos yo, como seguidor, siento la presión e imagino por tanto la que deben estar sintiendo los futbolistas a medida que la Liga se acaba y el margen de error desaparece.

Sí. 

Es la responsabilidad que asumieron al jugar aquí, está claro. Es su trabajo y su obligación es soportar y superar esa presión pero eso que es una gran verdad no hace que desaparezca y que haya que saber manejarla en estos últimos partidos.

La afición se está portando de cine, tanto fuera (que gozada lo de A Lomba) como en casa en los últimos partidos.

Estamos jugando nuestro papel. 

Convertir nuestros nervios en apoyo, empuje y vitaminas para el equipo. Para que ese aliento, precísamente, haga digerir mejor esa presión a la plantilla.

El equipo debe utilizar esa palabra tan de moda en el siglo XXI, resiliencia, tener esa capacidad de superar golpes como la pérdida tan temprana de ese liderato y  pronunciar solo una palabra, sin ir más allá. 

Langreo, Langreo, Langreo. Eso es lo único que importa.

Quién sabe si después de ser capaces de vencer a los asturianos volveremos a estar en la cabeza de la tabla.

Yo creo todavía. Creo firmemente en que podemos conseguirlo.

 


  


 

lunes, 11 de abril de 2022

Dos calvos, un Calvillo y un calvario "happy end".

 El Pontevedra CF es líder de su grupo de 2RFEF.

La frase consta de pocas palabras y se escribe muy deprisa pero todavía alcanza más velocidad a la hora de leerse.

Sin embargo, le ha costado 29 jornadas de "vía crucis" al Pontevedra CF (aprovechando la época es posible que esta no sea la única mención en esta columna a la Semana Santa, eso sí, escritas desde el más respetuoso de los agnosticismos) alcanzar la tan anhelada y decisiva primera plaza que lleva directamente a la categoría superior.

29 jornadas, o lo que es lo mismo, siete meses de competición persiguiendo al dichoso U.Adarve que a veces parecía que caería como fruta madura y otras que no sería "enganchado" de ninguna forma por el equipo granate.

Pues sí. Al final (o casi al final, para ser exactos) lo hemos cogido y sobrepasado en una clasificación que todavía se encuentra muy apretada.

Y lo cierto es que ayer Domingo no está muy claro si gran parte de la afición granate (y me da la impresión que también el equipo); no está muy claro, decía, si jugaron un solo partido o dos.

Por la mañana consultando internet a cada momento desde las 12 de la mañana aquellos que no tenían acceso a las imágenes del partido del Adarve y viendo dicho encuentro los que sí tenían la posibilidad de hacerlo.

Yo era de los primeros. 

Confieso que a medida que pasaban los minutos y el "derbi" madrileño llegaba a su final, me imaginé de mil maneras ese gol a balón parado tras saque de banda del en ese momento todavía líder en el minuto 93.

"Lo van a marcar, está claro", me decía con solo ese convencimiento que puede acarrear tantos y tantos fatalismos vividos con el Pontevedra.

Pues no, miren. No lo marcaron y después de dejarme varios dedos refrescando sin descanso un conocido portal de internet, comprobé aliviado como la palabra "final" aparecía debajo del empate a 0 goles entre mostoleños y "adarveros".

"Ahora queda lo nuestro", seguí diciéndome en silencio. "A ver si esta tarde no hacemos una que valga por veinte", repetía mientras disfrutaba una cerveza que sabía a ángeles benditos.

Y lo cierto es que la papeleta no era tan fácil como se podía pensar.

Primero por el propio rival, el Real Avilés Industrial, un equipo de los de más "cartel" del grupo y con muy buenos y veteranos jugadores en sus filas con capacidad para estar bastante más arriba en la tabla.

Después por el hecho de que lograr el liderato ya solo dependía a partir de las 14.00 h de lo que hiciéramos nosotros. De no fallar. De ganar, vamos.

Las gradas presentaban como el día del U.Adarve mejor aspecto que en el resto de la competición y la primera "china" en el zapato llegó con el sorteo de campos. Monedita para el Avilés y cambio de campo para tratar de descentrar a nuestros jugadores.

No sé si al equipo eso le molesta mucho, poco o nada pero ya que estamos de confesiones, yo reconozco que esa circunstancia me agría un poquito el gesto y me pone en guardia ante lo que viene, que me "jode" bastante, vamos (perdón por la expresión soez).

Ya desde los primeros minutos de juego hizo su aparición estelar el primer calvo del día.

Sergio García, conocido por ser veterano en esas batallas de la antigua 2B en varios equipos, empezó a dar un recital de como descomponer él solito a toda la defensa pontevedresa.

Ayudado por otros veteranos ilustres como Natalio o Iago Díaz, el calvo García desestabilizó desde el principio a nuestra defensa y dejó bien a las claras que lo que se nos venía encima iba a ser una "procesión de dolores".

Pronto se aprovechó nuestro primer protagonista de nuestra falta de contundencia defensiva en banda derecha para marcharse como "perico por sus casa", mandar un buen pase hacia el área y comprobar como esa falta de contundencia granate se extendía por todas partes para facilitar en gran medida la llegada del 0-1.

A partir de ahí, presión ordenada asturiana, más diabluras del calvo García y nervios, nervios, muchos nervios en un Pontevedra CF que no se encontraba a sí mismo y veía tapados sus caminos hacía la portería visitante.

De manera inteligente, el Avilés acumuló mucha gente por el medio para cegar todo lo que pudieran las fuentes de fútbol de Yelko o Brais, sabedor a su vez que en las bandas Seoane no estaba en la derecha y Araújo  sí estaba en la izquierda. Por lo que si algún balón caía por los costados poca peligrosidad acabarían por llevar.

Fueron minutos duros.

Para los jugadores porque veían como el rival era mejor y se crecía sobre el césped y para la grada porque asistía impotente a ese manojo de nervios y desesperación que era su equipo.

He aquí, no obstante, que cuando menos se esperaba llegó el gol del empate. Fue a raíz de un balón parado en el que el rival permite que hagamos varios toques en el área y finalmente el cuero llegue a Churre para meterlo en la red.

La explosión de júbilo fue grande porque quien más quien menos entendía que ese gol nos rescataría de ese dominio y superioridad avilesina y dotaría al Pontevedra de más tranquilidad y empaque sobre el césped.

Fue una ilusión, por supuesto.

Y lo fue porque solo un minuto después del empate permitimos que surgiera una jugada a la que todavía este atribulado bloguero le está buscando explicación pero que acaba con un simple pase en medio campo con dos jugadores visitantes encarando a nuestro portero con la sola oposición de Araújo, que no se sabía muy bien qué hacía por ahí. 

Natalio encara a Cacharron y otra cosa no, pero calidad la tiene este hombre de sobra para levantarle el balón por encima y dejarnos a todos con cara de esa palabra que no hace falta escribir.

De todas formas, antes del descanso, hizo su aparición el segundo calvo protagonista de esta historia.

Fue al borde del final cuando surgió la mejor y más bonita jugada del equipo en todo el partido. Combinación preciosa entre Yelko y Alex para que este le ponga el balón a Rufo para solo empujarla.

Por desgracia no llegó ese toque salvador para hacer un nuevo empate y el descanso acabó llegando dejando un sabor de mucha preocupación en el ambiente.

Como suele ser habitual cuando las cosas no salen, creo que nadie dudaba que no solo se haría el primer cambio antes de la reanudación sino cual sería ese cambio.

Efectivamente, Charles por Araújo.

La segunda parte empezó mejor y fruto de ello llegó otra buena jugada por la izquierda y otro balón aparentemente sencillo llegó a Rufo en boca de gol pero el remate del "9" se acabó marchando por encima del larguero entre el desconcierto de la parroquia local.

A Rufo se le quiere mucho en Pontevedra y con razón. Sus goles antes de la covid 19, su brega , su lucha, los goles de esta misma temporada, su identificación con la causa son razones más que suficientes para querer mucho al "pelao". 

Ahora, no sería demasiado justo si no escribiese que un jugador de su categoría debe meter sino las dos, al menos una de esas dos grandes oportunidades.

Pero como el fútbol siempre te da más opciones y te rehabilita constantemente si buscas con ahínco tu destino, otra pelota desde la banda izquierda servida por Yelko encontraba al propio Rufo en área pequeña en inmejorable posición para que esta vez sí, el ariete madrileño colocara su cabeza y batiera al portero asturiano logrando el empate a 2 tantos.

Más de media hora por delante, el partido recién igualado y el Pontevedra con más juego y aplomo que en el primer tiempo. ¿Qué podría salir mal?

Pues sí. Las cosas empezaron a torcerse de la forma más insospechada.

Otra vez aparecieron los nervios en determinadas acciones "llevándose la palma" una de Cacharrón en la que incomprensiblemente agarró con la mano una pelota claramente fuera del área de castigo.

Por suerte, el árbitro dejó la jugada en amarilla( creo que con acierto) y la peligrosísima falta se sacó sin consecuencias pero lo cierto es que el equipo volvió a entrar en una dinámica de cierto histerismo y atascamiento absoluto de la que solo parecían libres Alex Glez y Brais Abelenda que fueron sendos salvavidas a los que se agarró el Pontevedra durante esa casi media hora de dudas y excesivos nervios.

No se sufrió tanto atrás por que el rival acusó algo el esfuerzo y además el primer calvo, Sergio García, ya no estaba en el campo pero la sensación era de que desfilábamos por un precipicio y que o bien podíamos caernos o bien encontrar una cueva amplia en la pared en la que refugiarnos.

Se fueron sucediendo los cambios (esta vez sí hizo el técnico los 5) y en uno de ellos se dio con la tecla.

Fue en el más ofensivo. Una de esas sustituciones dio con Santi Figueroa en el banquillo y con Oier Calvillo en el césped para jugar de medio lateral (primero por detrás de Rubio y luego de Diz).

Y Oier Calvillo demostró ayer lo que casi todo el mundo aquí sabe o intuye después de ver algunas de sus acciones la temporada pasada, que tiene una calidad enorme y que es una pena que no se esté encontrando o no le estén encontrando el interruptor de la regularidad y la confianza.

Ya se había marchado antes en alguna cabalgada por la derecha creando dudas al Avilés en defensa pero al filo del 87 volvió a progresar por banda y con su pierna izquierda envió un centro pasado al segundo palo para que Charles apareciendo como un Mesías Salvador conectara un "hombrazo" tremendo mandando el balón al fondo de la portería avilesina.

El par de minutos que faltaba y la prolongación no trajeron más sustos a los ya excesivamente cicatrizados corazones granates y el partido terminó con ese balsámico 3-2. 

Alegría desmedida, alivio, jolgorio, respiraciones relajadas... Ese gol acababa con el calvario que se estaba sufriendo sobre la hierba y colocaba al Pontevedra en esa primera posición que tanto trabajo ha costado alcanzar y que posiblemente mucho trabajo cueste todavía mantener.

Lo importante a partir de ahora es no relajarse ni un milímetro y pensar que el Adarve va a claudicar y que todo será más cuesta abajo.

Ya el próximo fin de semana trae un órdago tremendo para el Pontevedra CF.

Partido en Villagarcía con un Arosa al límite y sin casi margen para el fallo si no quiere irse a 3RFEF y con ganas, además, de rehabilitarse ante los suyos tras el duro varapalo sufrido en Salamanca.

Será imprescindible mostrar personalidad, empaque y no dejarse llevar por los nervios.

Viviremos un choque intenso, pasional y con muchísimas cosas en juego. 

Sin duda el equipo está ante otra gran ocasión de mostrar madurez y saber estar sobre la hierba. Esos ingredientes que quizá faltaron ayer en demasiados pasajes del partido.

Ya he utilizado esta frase en alguna otra entrada de este blog sobre todo cuando las cosas empezaron a no marchar demasiado bien hace un par de meses.

Si no olvidamos quienes somos y lo que podemos hacer todo saldrá bien. Y yo creo firmemente en que, efectivamente: 

Todo saldrá bien.