martes, 14 de agosto de 2018

El "9"

Mis primeros recuerdos futbolísticos con el suficiente grado de consciencia y racionalidad se remontan a los primeros años de los ochenta.
El Pontevedra CF otra vez en tercera división luchaba por salir de ella disputando ligas regulares casi como meros trámites para "jugarse el pescuezo" en las dos eliminatorias a doble partido que culminaban las temporadas.
En aquellos años el delantero centro llamado a terminar las jugadas de sus compañeros era Patxi Soneira. El vigués engrosaba sus números de goleador sin excesivas dificultades aprovechando su indudable olfato goleador y el enorme talento de alguno de sus compañeros de ataque entre los que destacaba José Emilio.
Aquel equipo de la primera mitad "ochentera" lo tenía todo y también, sin duda alguna, su "9" de categoría.

Llegó la segunda parte de la década de la "movida" y ya con el equipo de nuevo en 2ªB llegó de la mano de Neme (que entrenaba al club por aquel entonces) un tal Miguel Soro que terminó por encadilar a este atribulado bloquero que todavía acudía al estadio con su documento acartonado de  socio ahora ya juvenil.
Algunos le acusaban de trabajar poco y hacer un poco el "vaguete" pero la calidad y elegancia en su juego y su indudable inteligencia ante el gol lograron hacerle un hueco entre los arietes granates más recordados en mi memoria. 
La pareja que formaba Miguel con el inolvidable Fernando Nuñez (en mi opinión el mejor mediocentro organizador que mis ojos han visto vestido con nuestra camiseta) me provocaba tanta ilusión y ganas de acudir a Pasarón que compensaba de sobra el precio del abono y la inminente llegada del Lunes a la que temo desde tiempos realmente inmemoriales.
Al final (y a diferencia de Nuñez) Miguel Soro acabó respondiendo afirmativamente como bastantes más granates de la época a la llamada del Cambados presidido por Sito Miñanco para volver años después más baqueteado físicamente en una segunda etapa ya en los noventa en la que volvió a hacer goles para el equipo granate. 

En esos años noventa otro "9" irrumpió como un huracán en las alineaciones del Pontevedra CF y en esta ocasión de forma tan sorprendente como fulgurante. Corría la campaña 94/95 y un Pontevedra timoneado por Antonio Gómez sorprendía accediendo a un play off de ascenso a segunda para el que no contaba en casi ninguna apuesta.
Aquel era un equipo muy bien armado en defensa que encajaba poco y trabajaba a destajo. Casi mediada la temporada un espigado "chaval" de Forcarey (que se cansaba de hacer goles y marcar diferencias en regional con el Pontevedrés) se hacía asiduo de las alineaciones del primer equipo y contribuía casi decisivamente a meter al Pontevedra en aquella inesperada fase de ascenso. Canabal fue junto a Mauro García Juncal (por aquel entonces delantero) más de la mitad del conjunto en ataque y ello unido al bloque formado por Gómez no tuvo otra consecuencia que vivir un sueño que durante un mes y pico tuvo la ciudad y del que despertó aquella tarde en Soria en la que se perdieron las opciones de regresar a segunda.
Como no podía ser de otra forma y se veía sobre el césped, ambos jugadores iniciaron a partir de entonces sendas carreras profesionales muy productivas tanto en primera como en segunda para volver después de manera exitosa en el caso de Mauro (titular indiscutible ya reconvertido a lateral derecho el año del ascenso a segunda) y menos favorable en el caso de Canabal por culpa de una lesión en la espalda que acabó por retirarle esa campaña 2004/05 que jugamos en la categoría de plata. Tuvo tiempo, de todas formas, Canabal de hacer el gol de la victoria del Pontevedra en Zorrilla frente al Valladolid en una de las voctorias de más prestigio cosechadas ese año en segunda división.

Llegó el siglo XXI y con él otro delantero que ha dejado huella y endulzado con muchos goles los ojos de la parroquia granate. Javi Rodríguez era nuestro indiscutible "9" antes de la temporada del ascenso, la temporada del ascenso y la campaña en segunda.
Todavía recuerdo su primer gran partido con el Pontevedra precisamente el día del debut de José Aurelio Gay.
Recibíamos al Real Madrid B (todavía no había adoptado de nuevo el nombre de Castilla) muy poco tiempo después del muy polémico play off de ascenso de la temporada anterior en la que habían saltado chispas entre los dos equipos.
Fue un partido maravilloso en el que fuimos perdiendo, remontamos hasta el 3-2 y casi al final el Madrid empató a tres provocando otro "desmelene" provocador de aquel infausto central blanco llamado Rubén González.
Para infortunio del rubio defensa santiagués todavía quedaba partido, el suficiente para que Javi Rodríguez "tirara abajo" Pasarón haciendo su segundo gol de la tarde y poner el 4-3 final en el marcador en un encuentro en el que incluso Carlos Padín llegó a jugar de medio centro más retrasado del nuestro equipo.
A partir de ahí la espita del grifo de goles de Javi nunca se cerró y como no podía ser de otra manera resultó ser decisivo el día del ascenso con dos goles al Lorca que certificaban la mayor alegría que el Pontevedra CF le ha dado a todos aquellos aficionados de menos de 45 años.

Después llegó Igor que dejó enormes destellos de clase como el día de su debut haciéndole tres al Ourense o esos tres al Oviedo en una eliminatoria de promoción que gano prácticamente él solo.

Y ya más cerca en el tiempo, hace un par de campañas, un Mario Barco sobresaliente colaboraba casi decisivamente con una primera vuelta espectacular a colocar al Pontevedra en una posición de privilegio que pudo sostener a duras penas sin su presencia hasta el final de la Liga regular.

El fútbol ha cambiado mucho en estos casi cuarenta años. Normas que antes existían como la posibilidad de que el portero cogiera el balón con la mano tras una cesión nos parecen antediluvianas.
No obstante, lo más importante no sólo no ha cambiado sino que sigue siendo igual de importante, el gol. 
Se puede jugar bien o mal, más feo o más bonito, más al ataque o más a la contra pero la capacidad de un equipo para hacer goles y rematar el trabajo en conjunto sigue siendo igual de decisiva a la hora de lograr los objetivos marcados.

En mi opinión, la temporada pasada el Pontevedra se equivocó con sus delanteros centro. ¿Fue esa la única razón del sufrimiento que vivimos todos con el yugo del descenso sobre nuestras cabezas? No, claro que no. ¿Fue, en cambio, una de las más importantes? Sí. Ni Iván Martín, ni Etxániz ni Berrocal cumplieron la expectativas y, queramos o no, contar con un delantero de categoría, capaz de marcar diferencias sobre el terreno de juego resulta muy importante y a veces diferencia a los buenos equipos de los mejores.

En el día de ayer por fin se desveló el nombre del jugador que junto a Javi Pazos va a tener la responsabilidad de jugar más arriba y tratar de sumar una cifra de goles significativa para ayudar al equipo.
El elegido, Mikel Arruabarrena.
Negar que este jugador cuenta con una carrera importante dentro de nuestro fútbol sería absurdo. Ha marcado goles en 2ªB, segunda e incluso en primera el año del debut del Eibar, ciudad en la que se le quiere y aprecia por su rendimiento.

Ahora bien, igual que sería injusto negar lo anterior también lo sería no recordar que en Febrero el ariete vasco cumplirá 36 años y que su media temporada más reciente en Fuenlabrada no ha sido positiva. 
Habrá quien piense y no le faltará razón que antes de militar en el equipo azul, Arruabarrena consiguió buenos números en la primera chipriota y que si bien es muy difícil que vuelva a ser el del Eibar o el Leganés (en el que consiguió grandes cifras goleadoras) no es descartable que suba el nivel ofrecido en Fuenlabrada para convertirse en una referencia importante en nuestro juego de ataque.

Existen argumentos por las dos partes, es cierto. 

Ahora bien, a diferencia de lo que afirman algunos "talibanes" de la opinión que descalifican a los que no les gusta el fichaje de entrada y les acusan de no estar con el equipo por haber preferido otra alternativa de las dibujadas en las últimas semanas, lo que es indudable es que todos los aficionados granates (aquellos que muestran entusiasmo por la incorporación y  aquellos que no) animarán a Arruabarena y le desearán los mejores éxitos pues esos éxitos, de producirse, serán los nuestros.

A mi no me importa mojarme. Su fichaje no me ilusiona tanto como algunos nombres que se han barajado e ido descartando a medida que avanzaba el mercado de verano.
Me genera dudas por la importancia que al menos yo doy al puesto de "9" y espero que el jugador solvente esas dudas con su rendimiento sobre el terreno de juego y se convierta en esa pieza ofensiva indispensable para pensar en que nos podamos mover en los puestos de arriba.