lunes, 2 de marzo de 2020

Rufino es: Libertino, divino y superficial

Los años 80.

Aquellos que siguen el blog desde hace tiempo saben lo idolatrada que este cada vez más atribulado bloguero tiene a esa década de libertad en la que los límites dificílmente encontraban espacio en los que visibilizarse.
Pertenezco a la generación de la EGB y todos los que formamos parte de la misma teníamos la oportunidad de hacer nuestra pequeña maleta y realizar la "excursión de octavo" con nuestros amigos en la que para muchos constituía la primera oportunidad de pasar varios días fuera de casa alejados de nuestros padres.

La mía fue casi al final del curso 85- 86. 

Viajamos a Madrid, Toledo y Segovia.

En esta última ciudad castellana, entre otras cosas, pude admirar la grandiosidad de su acueducto; en la que es hoy capital manchega, la maravillosa casa del Greco y esas estrechas calles de su ciudad vieja que apenas nos permitían estirar los brazos sin quedarnos "atascados" en el intento.
En Madrid vimos el museo del Prado ( o una pequeña parte del mismo) el museo de cera y visitamos su parque de atracciones en el que pude ejercer de Pigmalión (de manera ufana y un tanto pedante para que negarlo) con aquellos de mis compañeros que no habían tenido la oportunidad de recorrerlo hasta ese momento. 
Con esa "enorme experiencia" con la que me había dotado tras algunas visitas anuales con mi familia madrileña "me permití el lujo" de aconsejar a algunos de mis amigos la conveniencia o no de montarse en alguna de las atracciones clasificándolas según el grado del hormigueo que nuestros estómagos iban a sentir una vez instalados en su interior.

Recuerdo las largas jornadas en el autobús escuchando una "cinta" de los Hombres G que no se quien había tenido la genial (o no) idea de entregarle al conductor; el calor seco del mes de Junio en el centro del país que nos cortaban los labios; los innumerables granizados de limón que consumimos para combatirlo; mi primer enamoramiento platónico de una compañera que como no podía ser de otra manera estaba a su vez platónicamente enamorada de otro compañero; la decepción sufrida tras presenciar todos junto una noche la eliminación de España a manos belgas del mundial de Méjico...

Lo pasé bien en aquel viaje y recuerdo con mucho cariño a muchos que lo disfrutaron conmigo y con los que he perdido el contacto  o este es realmente mínimo.

Claro que aquellos que hayan entrado en "Enclave granate" para "ver que dice este agonías" que ya especulaba con el descenso a 3ª después de la goleada al Castilla, se estarán quedando de piedra ante tanta "mamandurria" ochentera  biográfica.

Todo tiene una explicación.

Hace unas líneas escribía sobre la música que se escuchaba en aquel autobús hace más de 35 años con ese grupo que apareció con tanta fuerza en el 85 y que fue capaz de aglutinar lealtades inquebrantables pero también odios furibundos.

Lo cierto es que por aquella época también sonaban con fuerza otras canciones y otras artistas.

Una de ellas era la gran "Luz" que por aquel entonces todavía se hacía llamar "Luz Casal".

En esos años 80 la gallega todavía estaba lejos de adentrarse en esa faceta más melodiosa, intimista y "boleril" que acabaría por protagonizar casi todo su repertorio.

No, por aquel entonces la de Boimorto era una rockera de manual y muchas de sus canciones provocaban el movimiento inconsciente de las piernas al compás de su música cañera.

Seguro que muchos de los que están leyendo esto ya saben por donde voy.

Claro.

El Domingo pasado, bajo una lluvia inclemente y ante un rival tierno pero repleto de calidad, emergió uno de los protagonistas más conocidos del elenco musical de Luz.

Con su traje de tweed y su perfume de "Givenchy", elegante por tanto a pesar de lo desapacible del día y del mojado terreno por el que se movía, apareció un tal Rufino con la única y precisa intención de protagonizar un baile con el que obsequiar a toda la parroquia granate que acabó por tributarle una sonora ovación e incluso coreó su nombre en el momento en el que con buen criterio el entrenador decidió sacarle del campo.

Es cierto, no obstante, que antes de que Rufino nos llevase a todos a "comer langostinos" el equipo lo pasó mal aunque solo fueran diez o doce minutos.

El rival del Real Madrid salió mejor al césped (bueno, o a eso que tiene un cierto color verde y que solo aguantó 45 minutos a pesar de que la cantidad de lluvia caída no justificaba en absoluto ese deplorable estado del firme) y ahogó en el comienzo a un Pontevedra que rechazó como pudo dos remates de los "merengues" y que incluso pudo sufrir un penalti en contra en una jugada que arrojó alguna duda en área granate.

Claro que la primera piedra de la reacción no la puso el gran Rufino con "su aire de pinguino" sino el mejor defensa de largo que tiene el Pontevedra que viendo el cariz que estaban tomando los acontecimientos se plantó en su zona y empezó a dejarle claro a los Gual, Renier y cía que la broma se había acabado y que a partir de ese momento el que mandaba ahí era "el churrero".

Con el empuje de Víctor Vázquez empezó a mejorar la cosa. El Pontevedra presionaba mejor, tocaba con acierto cuando recuperaba y las ocasiones empezaron a surgir en la portería blanca al mismo tiempo que desaparecían en la de Edu.
Pudo marcar Alex Glez ( ayer otra vez muy bien tras algún partido que otro más titubeante) pero su pelota al igual que el día del Oviedo B se fue a un poste; luego pudo hacerlo Bustos pero Altube salvó en gran intervención y después.... después ya apareció Rufino que en vez de ejercer de ejecutivo como jefe de una agencia de publicidad lo hizo como "9" de alta alcurnia en un equipo de fútbol mandando "para adentro" cualquier pelota que tocara con su cabeza.

El primer gol lo hizo tras centro preciso de un José García rematando en plancha una pelota que requería acompañarla en aprovechamiento de la fuerza del centro del navarro el cual, por cierto, dejó muy buenas sensaciones en el partido.

El segundo también salió de las botas de García al saque de un "corner". En esta ocasión el remate en el primer palo requería giró de cuello y cabezazo potente al otro poste. 

Golazo, en cualquier caso, por la dificultad del golpeo.

A esta alturas la gente ya alucinaba con Rufino y le pedía a gritos que les llevara al casino pero todavía guardaba alguna más el delantero granate para acabar de conquistar al respetable.

Antes llegó el descanso con la sensación de que el Pontevedra había sido muy superior a partir del minuto 15 y que el resultado hacía justicia a lo que se había visto en el campo.

Luego siguió lloviendo y el desastroso drenaje del Estadio que ya no es vetusto pero que en muchas cosas sí lo parece (que decir de la lluvia que moja a los aficionados de todas las gradas inferiores a pesar de estar el campo presuntamente cubierto) no permitió ya ver demasiado fútbol y sí un ejercicio de coraje, fuerza y adaptación a las circunstancias.

Así lo hizo el Pontevedra aunque cono dos sustos muy importantes. Ambos por querer ceder el balón atrás a ras de suelo cuando el césped convertía esas acciones en ejercicios suicidas.
La primera vez, nada más comenzar la segunda parte, el delantero madridista envió su vaselina fuera con Edu vendido y en la segunda (más adelante pero todavía con el 2-0) el propio Edu salvó la contingencia volviendo a demostrar que el lance del que es maestro y muy difícil de superar es el uno contra uno.

Y en los minutos finales (ya con el doble medio centro más creativo que se ha visto por estos pagos en muchos años con Cruz- Romay tras el cambio de Sana) volvió a aparecer el "del traje de tweed" que a pesar de los minutos transcurridos mantenía  su porte impecable como de Domingo tomándose un "daikiri" en la hora del aperitivo.

Buena jugada de Alex Glez por banda izquierda que observa el desmarque hacia el primer palo de Rufo y le envía la pelota para que el "9" (libertino, divino y superficial) la cabeceara con fuerza haciendo inútil la estirada del portero castellano.

Con el "hat-trick" y la gente embelesada, llegó el cambio y la vuelta de honor de un futbolista que ayer empezó a amortizar realmente su fichaje y la inversión efectuada y que será muy necesario que lo siga haciendo en lo que resta de temporada y las siguientes pues si se le trajo para algo es para esto, hacer goles y adueñarse sin discusión de una posición en el campo que está huérfana desde la marcha de Mario Barco. 

He aquí, sin embargo, que el partido todavía escondía una maravilla.

Ya muy cerca del final, el portero del Castilla se equivoca en el golpeo desde la frontal de su área y en semifallo manda la pelota cerca del círculo central. 
Allí, unos metros por delante del centro del campo y algo escorado a la derecha la controla Bustos, la acompaña en un toque para acomodar su carrera y desde más de 35 metros golpea con una calidad extraordinaria en globo superando el intento desesperado de Altube por intentar evitar el cuarto.

Golazo de bandera, todavía más meritorio dado el deficiente estado del césped y como quiera que este blog es muy de Alvaro Bustos y es consciente de la importancia capital que para el equipo tiene el asturiano, colofón perfecto para un partido que rompe la racha de nueve sin ganar en competición liguera.

Hasta aquí la felicidad de la crónica del partido y de esta victoria tan importante y tan necesaria para cambiar la dinámica.

Ahora bien volveríamos a equivocarnos todos (yo el primero) si este 4-0 nos confundiera y creyésemos que a partir de este momento todo va a marchar cuesta abajo y las victorias se multiplicarán cual misterio de los panes y los peces.

Nada más lejos de la realidad.

Lo de ayer fue simplemente la primera de las cinco victorias que se necesitaban para amarrar la permanencia en la categoría.

Importante, sí, por quebrar esta dichosa racha y por demostrar que parece que por fin hay un jugador que si recibe balones de gol es capaz de materializarlos en un buen porcentaje de veces.

Lo que pasa es que el Domingo que viene no estará enfrente un Castilla de juego alegre y con espacios a la espalda sino un Getafe B que lucha denodadamente por no irse al pozo y que aquí ya nos hizo "una gracia" en la primera vuelta.

Será un partido muy complicado, complicadísimo y coincido con el entrenador granate en el sentido de que nada que no sea Getafe B, luego Getafe B y finalmente Getafe B nos debe preocupar lo más mínimo hasta el Domingo a las 13.30 h.

Queda mucho trabajo por delante y lo de ayer solo fue la primera piedra de un muro de considerables dimensiones que hay que seguir construyendo con mucho esfuerzo.

Esperemos al Domingo.