martes, 30 de marzo de 2021

Apoyo, todo; Vergüenza, mucha.

Esta temporada tan dura, tan atípica y tan decepcionante, además, en el caso del Pontevedra CF está cuajada de bulos, interpretaciones absurdas de la competición y algún otro aderezo pintoresco que provoca por lo menos en el ánimo del que estas líneas escribe unas ganas inmensas de que acabe de una santa vez y si es posible sin la tragedia deportiva que se lleva barruntando desde hace algún tiempo.

Después del estreno de "No es un descenso" protagonizada por algunos equipos condenados a solo luchar por estar en 2ªRFEF y no caer todavía más bajo; seguida por su "spin off": "Es un ascenso", en este caso representada por alguno de los equipos que se han metido ya en 1ªRFEF pero que no están todavía ni siquiera clasificados para los play off de ascenso a 2ª ("películas" que atentan contra todo sentido común y que es posible opten a Oscar en varias de las categorías cinematográficas), es tiempo ahora del gran estreno de "Comienza la 2a fase de permanencia, vital para el Pontevedra CF".

No, tranquilidad. No voy a hablar de eso de "permanencia" pues ya es un debate muy manido, esas películas citadas ya han sido vistas muchas veces y los esfuerzos que tocan ahora no son otros que evitar la hecatombe de vernos con los huesos en el 5º escalón del fútbol patrio.

Sin embargo, si que me gustaría centrarme un poco más en esa afirmación de que "comienza la 2a fase de la competición el próximo fin de semana".

Sí. Es verdad que terminológicamente sea una afirmación correcta. Sí, es cierto que empezaremos a jugar contra nuestros 4 rivales nuevos a partir del Domingo que viene. Y sí, también se corresponde con la realidad que esa fase en puridad se compone de 8 partidos y el primero de esos 8 será contra el Covadonga en unos días.      

Ahora bien, siendo lo anterior verdad, creo que muchos (sino todos) los aficionados del Pontevedra CF, sabíamos que esa segunda fase empezaba hace dos días en el campo del Guijuelo.

Lo sabíamos por diferentes razones pero principalmente por dos.

La primera era que el equipo afrontaba la última jornada sin opción alguna de meterse en otra pelea que no fuese la del 7º al 10º y la agonía de no bajar a 3ªRFEF.

Y la segunda es que como ya es de sobra conocido, los puntos se arrastraban de una fase a otra y por lo tanto los 3 en disputa en la villa salmantina eran de vital importancia para tener un margen de cierta tranquilidad a la hora de afrontar los siguientes partidos y para dar sensación de equipo serio y con brújula a pesar del tremendo varapalo que ha supuesto vernos en esta situación clasificatoria tan lamentable.

En opinión de este atribulado bloguero, por tanto, la 2a fase empezaba en Guijuelo y el primer ridículo sin paliativos, la primera bofetada a la cara de una afición ya bastante golpeada en esta maldita Liga, se propinó por el equipo en la matinal del Domingo pasado al ser incapaz de estar a la altura de una camiseta que parece que este año o está pesando mucho a algunos o bien no le importa demasiado a otros.

A ver. 

Es bien sabido que la 2ºB, que desaparecerá en pocos meses, es conocida por todos nosotros. Se cuentan con los dedos de una sola mano los equipos que hayan militado tantas o más veces que el Pontevedra CF en esta categoría y precisamente por ello somos conocedores (hablo de muchos seguidores granates) que jugar en campos como el del Guijuelo no es fácil, sino todo lo contrario.

Nadie espera que en campos así el equipo juegue un fútbol bonito, vistoso y hasta elegante porque es prácticamente imposible por las condiciones que rodean el escenario.

Eso, por lo menos el que esto escribe, lo tenía claro antes del comienzo del choque.

Entra incluso dentro de lo comprensible que una pelota sin aparente peligro bote raro en ese terreno y despiste algo a un jugador que cada vez que ha salido dio muestras de eficacia y seguridad como Alvaro Cortés.

Ahora, lo que ya resulta muy difícil de entender y de digerir es que el Pontevedra no sea capaz de hacer ninguna jugada de un mínimo peligro sobre la portería rival. Ni jugando por abajo, ni por el medio ni por arriba. Nada de nada.

Sabiendo la importancia de los puntos en juego, sabiendo que es posible incluso que nos estemos jugando evitar un panorama económico dantesco en el futuro cercano, sabiendo que estábamos jugando contra un equipo que no había ganado más que un partido y además en el mes de Noviembre, protagonizar actuaciones como esta ni es de recibo ni debe quedar como una anécdota más de una temporada.

Tras el descanso, sin hacer demasiado, se consigue dar dos o tres pases seguidos aunque sin tirar a puerta y se logra el empate a través de un remate rival en su propia portería.

Sería otra vez hasta comprensible (con dificultad, pero haciendo un esfuerzo) que el equipo una vez logrado ese gol, pensara en guardar ese punto que valdría algo de cara a la 2º fase y no se volcara al ataque en busca de la victoria (sería, insisto, hasta entendible dada la proverbial e infinita paciencia de la afición pontevedresa). 

Sin embargo, lejos de acomodarse mejor al partido, lejos de adquirir seguridad en el juego y plasmar algo (aunque sea muy poquito) de la superioridad que en teoría teníamos sobre el desahuciado equipo jamonero; lejos de ello, repito, permitimos que por esa autopista infame que lleva siendo nuestra banda derecha defensiva desde el comienzo de la campaña, se cuele un rival como "perico por su casa" para centrar y que el nueve rival, sí, sí, el NUEVE rival ( y no algún jugador que hubiera sorprendido desde segunda línea) remate solo en el segundo palo para cristalizar ese ridículo que para este bloguero constituyó la derrota ante el Guijuelo.

Esta paupérrima actuación del equipo que no solo supone estrechar al máximo la puntuación de 5 de los 8 equipos de nuestro grupo por evitar el doble descenso, sino también volver a sembrar de dudas el futuro más cercano al ver al Pontevedra arrastrándose de esa manera en casa del colista, como ya he dicho antes, no debería caer en saco roto.

Si el Pontevedra CF estuviese regido en la parcela deportiva por gente verdaderamente profesional y que estuviera "empapada" de fútbol, esta derrota sobre todo por la forma en que se ha producido debería tenerse en cuenta a la hora de renovaciones, continuidades y demás pues hay cosas que no deberían permitirse cuando tanto está en juego y cuando tanto podríamos sufrir si no se recupera el timón desde ya para que espectáculos tan penosos como el de hace 2 días no pueda volver a producirse. 

La psicología del aficionado al fútbol y sobre todo la del seguidor acérrimo de un equipo, no obstante, es conocida y caprichosa.

A pesar de derrotas que cubren de oprobio por la forma en que se cosechan y las circunstancias que las rodean, ese apego incondicional a unos colores, esa necesidad de ver ganar a tus jugadores, esas ganas de vivir una victoria rodeado de otros que sienten lo mismo, acaba prevaleciendo siempre y la capacidad de perdonar de una afición futbolística es gigantesca.

A buen seguro que todos deseamos con fervor que el Domingo el equipo se parezca otra vez a un equipo; deseamos también que se coman la hierba y consigan con sus carreras provocar nuestros aplausos y sobre todo deseamos que se hagan los goles necesarios para vencer y marcharse a casa con 3 puntos en el capazo que ya a estas alturas no es que sean necesarios es que son vida.

Así que allí estaremos el Domingo (quizá esta vez en mayor número) para ver al Pontevedra pelear por un objetivo que no era ni de lejos el esperado pero que se me antoja imprescindible para que la nave no escore todavía más peligrosamente hacía uno de los lados.

Sin embargo, una cosa es perdonar y otra bien diferente olvidar.

A este bloguero le resulta complicado olvidar episodios como el de Guijuelo, no es fácil desasirse de esa sensación de vergüenza experimentada tras el pitido final del árbitro, resulta harto difícil entender como esta plantilla (que tiene carencias, sí, aquellas que tantas veces hemos repetido y que están ahí) no pueda ofrecer un mínimo que evite derrotas tan humillantes, derrotas que al final acaban dejando huella y que desinflan igualmente cualquier "efecto entrenador" que se hubiera buscado.

Nadie tan crítico con el Consejo como este bloguero y los lectores habituales lo saben bien. 

Ahora, hay ciertas derrotas que no solo se pueden atribuir al despacho sino también, y en la misma medida, al césped.

Nos esperan 8 partidos duros, durísimos, con rivales que no creo sean demasiado inferiores a Guijuelo, Salamanca, Coruxo y demás.

En casa deberíamos desterrar los regalos y hacernos fuertes de una puñetera vez. 

Fuera, deberían evitarse actuaciones como la de Guijuelo.

Se puede perder? Sí, pero hay formas y formas de hacerlo.    

La cuestión es clara:

O subimos el nivel; o somos de una vez el Pontevedra CF o las consecuencias podrían ser terribles.



   

   

jueves, 18 de marzo de 2021

Sombra aquí y sombra allá, maquíllate, maquíllate...

 No es precisamente Mecano uno de mis grupos musicales ochenteros de referencia. Ahora bien, una cosa es esa y otra diferente es que si me propusieran elaborar una recopilación de canciones de aquella época con la que poder caminar escuchando música mientras paseo por la calle, no incluyera alguno de los míticos temas de esta banda que ya forman parte de la vida de todos aquellos que nos acercamos o ya en algunos casos rebasamos la inquietante cifra de las cincuenta castañas.

Es posible que entre esos temas elegidos para el "mp4" no estuviera uno bastante conocido del trío madrileño pero que me viene pintiparado para tratar la cuestión de esta columna del blog.

En el vídeo clip de la canción de marras (sí, ya sé que al escribir vídeo clip me convierto casi en un tiranosaurio pero es que así se le llamaba, que le vamos a hacer); pues eso, en el vídeo de marras aparecía una jovencísima Ana Torroja maquillándose en primer plano a sí misma a ratos y a una máscara "a otros ratos" mientras intermitentemente se colaban las imágenes de los "hermanísimos" coreando el final de alguna de las frases de la canción, los tres con ese "look" entrañable formado por unos peinados que habrían conseguido la aprobación del pájaro loco y unos atuendos que de alguna u otra forma muchos de los miembros de nuestra generación osamos ponernos algún día.

"No me mires, no me mires, no me no me no me mires, déjalo ya. Que no me he puesto el maquillaje, je, je je (los jes los entonaban los Cano apareciendo por sorpresa) y tengo una cara demasiado vulgar para que me puedas mirar".

Más tarde ya con labios, pómulos y ojos pintados, la gran Ana decía: "Mira ahora, mira ahora, mira, mira, mira ahora, mira ahora, mira ahora puedes mirar que ya me he puesto el maquillaje, je, je, je (otra vez los hermanos)  y si ves mi imagen te vas a a alucinar y me vas a querer besar..."

Y termina la cosa con algo más o menos así : " Sombra aquí y sombra allá, maquíllate, maquíllate, un espejo de cristal y mírate y mírate.."

Imaginemos ahora, si alguno de los lectores ha tenido la paciencia necesaria para llegar hasta este punto, a la 2ºRFEF a principios de esta temporada, allá por el mes de Octubre, fea (o feo pues el género es lo de menos), desaliñada, ojerosa, recién levantada y con ganas de volverse a acostar para seguir "digiriendo" la resaca de una fiesta demasiado copiosa en alcohol a la que asistió el día anterior.

Todos nosotros, los seguidores de los equipos de la 2ºB mirábamos a la 2ºRFEF por aquella época con muy malos ojos, la veíamos nada agradable, como un "coñazo" todavía mayor que el de la propia 2ªB que en el caso del Pontevedra ya parece más una maldición interminable que otra cosa.

Queríamos huir de ella. Todo el mundo sabía que jugar para ella en la 21/22 significaba un descenso sin ninguna duda. Formar parte de la 2ªRFEF era perder el tren de la más atractiva 1ªRFEF, con menos equipos, presúntamente con algo más de dinero, más profesional, a la misma distancia del fútbol profesional (1º y 2ª) que la actual 2ºB.

El objetivo mínimo, nos decíamos a las orillas del Lérez, debe ser permanecer, es decir, meterse en la 1ªRFEF para seguir en el mismo escalón del panorama futbolísitico español y una vez logrado eso seguir soñando con el ascenso a la segunda división.

Hete aquí que las cosas para nuestro Pontevedra CF empezaron a torcerse de una forma dramática y casi irreversible.

Las "sensaciones" (término milenial o incluso de la siguiente generación de la cual ignoro su nombre) que en la primera vuelta muchos decían que eran buenas aunque el equipo daba ya muestras de acumular problemas en su interior, nos fueron abandonando y ya ni se ganaba ni se transmitían esas buenas vibraciones.

En definitiva, que nos fuimos para abajo de manera irremediable y nos encontramos a día de hoy "agarrándonos a un clavo ardiendo" desde hace una semana y así seguiremos por lo menos 3 días más a la espera de lo que suceda en A Malata el próximo Domingo.   

"Curiosamente", a medida que las opciones del equipo se dilapidaban y las posibilidades de jugar en la "pro" (o en la 1ªRFEF como se quiera) se esfumaban ante la impotencia y desesperación de los seguidores granates, empezó a generarse una corriente de opinión que sostenía que no, que el no estar en 1ªRFEF, es decir disputar la 2ªRFEF, no significaba un descenso sino una permanencia en la categoría en la que ya se estaba y que el verdadero descenso se produciría si se bajase a la 3ªRFEF ( quinta categoría de nuestro fútbol a partir de la campaña que viene).

Claro, al principio este bloguero asistía absolutamente alucinado a la creación de este argumento falaz pero el asombro y el atribulamiento (como no va a surgir el famosos atribulamiento) aumentó exponencialmente cuando esa idea dejó de emitirse de forma tímida y pasó a mantenerse de manera pública y con todo el uso de razón por periodistas y algún que otro aficionado.

Ante este estado de cosas, ante esta realidad paralela que se quiere crear en la que pasar de jugar en la 4ª categoría en importancia de nuestro fútbol en vez de en la 3ª no es un descenso sino una permanencia; ante esta alucinación (o no alucinación porque nada es casual) colectiva en la que la posibilidad de jugar en la 5ª categoría y no en la 3ª no es un doble descenso sino uno solo, lo raro es que a este bloguero solo le evoque el recuerdo de la cara de Ana Torroja maquillándose delante de un espejo cantando "sombra aquí y sombra allá.." .

Lo normal, en cambio, es que tal kafkiana circunstancia lo que me evocase fueran los tiempos en los que los medios de comunicación de la ciudad le llamaban al pan, pan y al vino, vino y mantenían un mínimo listón de exigencia al equipo más representativo de la villa.

A aquellos tiempos, por ejemplo, de la primera reestructuración de la 2ºB en la que se iba a pasar de dos grupos a solo uno y en la que no se le habría ocurrido a nadie afirmar que no formar parte de aquella 2ªB modificada ( el Pontevedra lo consiguió en los despachos como ya se ha recordado alguna vez en este blog) no habría significado un descenso en toda regla a una categoría inferior.

Eran tiempos, en definitiva en la que por lo menos se daba la impresión de que esos medios querían progresar en la faceta deportiva a la par que el equipo y se entendía que el prestigio de jugar en una categoría más grande alcanzaba también a los profesionales que seguían la actualidad del club.

Basta ya, por tanto, de maquillajes de poca o nula calidad que afean todavía más el rostro sobre los que se aplica.

Basta ya de componendas y argumentos rebuscados y creados no se sabe bien porqué para aligerar un fracaso estrepitoso que todavía está a expensas de un milagro que ojalá se produzca.

El Pontevedra CF , sin ese milagro, habrá descendido al menos una categoría. 

Pasará de estar a un escalón de la 2ªDivisión a estar a dos escalones ( mi sobrino de 3 años creo que lo entendería).

Que sí seguimos en barrena (creo que no va a ocurrir y el primer paso se dio en el buen sentido frente al Coruxo) podríamos bajar dos categorías y estar a 3 escalones de la 2ªDivisión.

Que no meterse en la nueva 1ªRFEF de 40 equipos supone un palo gordísimo a las aspiraciones de crecimiento de esta institución en el aspecto deportivo y está por ver en el económico.

Que la mejor forma de ayudar a un equipo; a hacerlo grande; a colaborar en su mejora y progreso no es perdonándole todas sus faltas o inventando argumentos que ofenden a la inteligencia.

La mejor forma de ayudar, de potenciar al Pontevedra es quererle (eso siempre) pero también exigirle, llamar a las cosas por su nombre y no tratar de abusar más de una masa social que en una gran parte está ya hasta las narices.

Todo lo que no sea eso, lo que significa es maquillar. 

Ya saben: "Sombra aquí y sombra allá, maquíllate, maquíllate. Un espejo de cristal y mírate y mírate..."   

  

 

lunes, 8 de marzo de 2021

Fracaso consumado salvo milagro; tragedia deportiva en ciernes

Existen aficionados de equipos de fútbol, están en su legítimo derecho a hacerlo, que interpretan las críticas de otros seguidores de su mismo equipo como un abandono, como una rendición, como una traición a unos colores.

Igual que ellos son libres para expresar esa posición, el que esto escribe lo está también para decir que una crítica, una exigencia o aquellas quejas denunciando las cosas que una institución hace rematadamente mal, ni implica ninguna clase de desidia hacia un sentimiento o hacia un escudo, ni suponen abandono alguno de una causa por imposible que parezca su éxito o por mucho que dicha causa sea constantemente torpedeada desde dentro por aquellos que en principio tienen la misión de defenderla.

Para aquellos que entienden la pasión por su equipo como un constante ánimo y cero contestación y para aquellos que entienden compatible entregar el corazón con exigir a su club un mínimo de diligencia, unos y otros aficionados del Pontevedra CF, con el mismo derecho a vivir su sentimiento como deseen pero todos dentro del mismo barco, les recuerdo que durante toda esta semana diferentes voces (unas desde dentro de la entidad y otras desde fuera) cantarán a los cuatro vientos que todavía existen posibilidades matemáticas de acceder a la fase del 4 al 6.

Nos dirán, insisto desde dentro y desde fuera a través de tribunas variopintas, que si ganamos los dos partidos que nos quedan y Compostela o Deportivo pierden los dos restantes (o incluso el Racing los tres) entraríamos en la lucha por no bajar de categoría y jugar la tan deseada como desconocida a estas alturas 1ª RFEF, antes conocida como Pro.

Nos llamarán a la unión, repetirán hasta la saciedad "Pontevedra nunca se rinde" abusando una vez más de la paciencia de una afición que en su mayor parte está ya hasta las narices de tanta incompetencia.

Proclamarán sin rubor alguno que no es momento para críticas, que ahora no toca destruir, que hay que ser granates más que nunca etc etc etc.

Intentarán, por tanto, una vez más y van tropecientas confundir el amor y la entrega a unos colores con el legítimo (y en mi opinión obligado) ejercicio de un derecho a la protesta por los repetidos errores que nos lastran temporada tras temporada.

El mayor de esos errores, el que acaba por derribar los cimientos débiles en los que se asienta el Pontevedra cada Liga que pasa, viene motivado por el hecho de que el club manifieste un deseo de crecer y llegar a la LFP y al mismo tiempo no mueva ni un solo dedo para profesionalizar la entidad por dentro y hacer que funcione con un mínimo sentido de racionalidad futbolística.

Pensar en que se pueda progresar de verdad, convertirse otra vez en un club importante y con clara vocación hacia arriba, con una comisión deportiva formada año tras año por Lupe Murillo y Roberto Feáns no es que sea quimérico, es que suena directamente a risa.

¿Podría alguna vez de casualidad salir bien? Sí. Ahora, tendría que darse todo absolutamente de cara y no tener contratiempos importantes, algo que resulta casi imposible a lo largo de una temporada.

La prueba la tenemos en la 16/17. El Pontevedra no tenía una gran plantilla pero si unos buenos 13 o 14 jugadores. Ese año a Féans el PC fútbol le salió algo mejor pero al romperse una pieza vital, Mario Barco (cedido), la pirámide se fue cayendo e incluso estuvimos a punto de no jugar el play off dilapidando una ventaja considerable. 

No había aquel año ni lo sigue habiendo en la actualidad un proyecto serio, de fútbol, con gente al servicio del club pateando campos, ojeando jugadores, haciendo un trabajo en silencio que quizá a corto plazo no de frutos pero que sí lo hará a medio.

¿Cómo se puede tener un DD que siempre está en Pasarón viendo a su equipo? Tendrá a gente a su servicio que haga el trabajo de rastreo, pensarán algunos.No, no hay nadie.

¿Cómo se puede estar "tirando" constantemente de representantes que intentarán colocarte a sus jugadores vendiéndote que son los "mejores del mundo mundial" sea o no sea cierto tal aseveración?

¿No sería más lógico llevar tú la voz cantante; verlos antes las veces que hagan falta; tener diferentes opciones examinadas "in situ"; en definitiva sembrar para recoger con más garantías de alcanzar una buena cosecha?  

El Pontevedra CF no funciona así. 

Tenemos una Presidenta que cree que sabe de fútbol y un Director Deportivo dimitido pero que presenta la plantilla al nuevo entrenador un día después de su "dimisión" (ya es tomarle el pelo a la gente sin disimulo) que no ve partidos porque considera más importante sentarse en el plazo del estadio donde juega el suyo Domingo tras Domingo.

Vaya por delante, porque hay que intentar ser justos siempre, que alguna operación de este año que ha salido mal la aceptamos unánimemente y la entendimos positiva.

Hablo, por supuesto, de Charles. El rendimiento del jugador no ha sido luego el esperado pero sería hipócrita opinar ahora que esa incorporación no debió haberse hecho cuando era el momento justo para llevarla a cabo.

Ahora bien, que Charles no haya resultado decisivo ni mucho menos es la razón por la que el Pontevedra está al borde de bajar 2 categorías de golpe.

Ahí van varios ejemplos de esa falta de trabajo en los despachos deportivos que nos lastran año tras año y que provocan un desaliento difícil de explicar.

El Pontevedra lleva sin laterales de verdad desde que se fueron Bonilla y Loureiro. 

Esta temporada resulta especialmente extraño haberse ido a Madrid a buscar un lateral de treinta y tantos como Aitor que ni siquiera ha aportado más que Figueroa. Por su parte, Eneko es un lateral más que a veces está bien pero que muchas veces no lo está principalmente, en mi opinión, porque es un jugador ofensivo cuyo reciclaje al lateral no ha sido del todo efectivo.

Este año hemos vuelto a contar solo con 3 centrales y a uno de ellos, Bueso, se le quiso enseñar la puerta de salida antes de empezar la competición.

El Pontevedra ha estado mal en defensa como equipo desde el principio pero es que además cuenta con muy pocos defensas de verdadera jerarquía a día de hoy pues el rendimiento de Xisco ha sido bastante decepcionante. 

De 16 partidos hemos encajado en 13 y casi siempre al principio de los partidos,como en el día de ayer, perdiendo 1-0 ya desde el vestuario y dilapidando todas nuestras opciones partido tras partido por no haber sido capaces de construir un equipo de verdad, si por tal entendemos un conjunto pétreo, que funcione como un bloque y que no regale nada a su rival. 

De la cantidad de partidos que hemos empezado perdiendo, nada menos que 10, solo hemos remontado uno, el del Helmántico y así evidentemente es imposible aspirar a nada teniendo en cuenta lo vital que resulta marcar primero hoy día en el fútbol.

Ni Charles ni Rufo han estado como se esperaba esta Liga pero ¿qué hay detrás? Nada de nada.

De Pitu mejor ni hablar porque el chico no tiene la culpa absolutamente de nada pero es una muestra más de la incompetencia de las 2 personas, Presidenta y DD "dimitido" que llevan la parcela deportiva. Y Diz es un jugador claramente de banda donde hay overbooking y no se parece en nada a un 9.

¿Qué habría pasado si Rufo o Charles se hubieran roto? Lo mismo que ha pasado en el momento en que no han rendido bien: en que no se ha buscado en el mercado de invierno (cuando ya se tenían datos de lo que pasaba) una alternativa mínimamente potable a este problema evidente.

La reacción excesivamente tardía a la lesión de Romay (se trajo a Sabater que es otra clase de jugador ya bien entrado el mercado invernal), fichajes como el de Oscar al que también se buscó salida y que ha tenido que salir al campo estas últimas semanas por la cortedad excesiva de la plantilla...

Creo además que la decisión de que fuera Jesús Ramos el que empezara la temporada en el banquillo resultó muy arriesgada dada su falta de experiencia y la especial trascendencia de lo que había en juego.

Se podría seguir hablando y aportando detalles pero todo viene del problema matriz ya citado, la nula profesionalización del Pontevedra en la parcela deportiva que impide al club contar con un proyecto que podría tener vaivenes en algún momento pero que daría sentido a la solicitud constante de paciencia a una afición  que creo estaría dispuesto a darla (y mira que de paciencia andamos ya escasos) si observa que por lo menos existe el germen de algo que podría dar algún resultado.

La posibilidad de entrar en fase intermedia es quimérica (aunque insisto nos bombardearan estos días con el hecho de todavía) es posible.

Lo racional es fijarse en la puntuación que llevan los de abajo en el subgrupo 1B y darse cuenta que Oviedo B y Lealtad con los mismos partidos ya tienen más puntos que nosotros.

Además, en nuestro subgrupo, si el Coruxo gana el atrasado contra el Racing también alcanzaría mayor puntuación que la nuestra.  

Como quiera que en la fase por evitar el doble descenso, de 8 equipos bajan 5 e incluso 6 en algún caso, el Pontevedra podría incluso empezar esa fase en posición de descenso a 5ª división y lo peor que se podría hacer ahora es dejarse llevar porque podríamos pasar de un fracaso sin paliativos a una tragedia deportiva sin parangón en la ciudad lerezana.

Confieso que hacía mucho tiempo que no sentía esta sensación tan descorazonadora con relación a la situación del Pontevedra CF.

No se trata de desasirse del equipo. Eso es imposible. 

Cuando algo lo llevas dentro desde muy niño y te has reído, has llorado, te has apasionado y has disfrutado tanto con un equipo, ese algo estará contigo hasta el día en que te mueras porque lo has elegido tú y lo quieres con una pasión que no entiende ni de sentido común ni de lógica.

Es cierto, en cambio, que tantos fracasos, que tantas desilusiones hacen mella.

Algo debe cambiar en el Pontevedra CF.

Si de verdad queremos volver a ser un club respetado, envidiado y con posibilidades de volver a ser grandes no podemos seguir así.