viernes, 19 de abril de 2019

Gran viaje en una alfombra mágica

Para que ruede el balón de la manera tan primorosa como lo hizo en la primera parte del partido de ayer en Pasaron hacen falta dos cosas.
La primera es que la manejen jugadores que lo acaricien con su talento y lo dirijan en cada momento al lugar exacto al que desean con la autoridad del jinete que se relaciona con su montura con autoridad pero sin usar la fusta.
Cuando esos futbolistas se encuentran y no solo tocan la pelota con primor sino que luego se mueven buscando sin pausa el espacio para que el compañero los encuentre entonces la sinfonía está casi garantizada.
El segundo factor casi imprescindible para que esa música suene de una manera tan perfecta es que el tapete sobre el que los jugadores y el esférico evolucionan se encuentre en buenas condiciones para que se genere esa genial melodía. 

Y ayer por la tarde en un Pasarón con bastante más gente de lo habitual (quitando la razón a aquellos que pensaron que no era buena idea jugar en Jueves ante el riesgo de divisar mucho cemento entre los que se encontraba este atribulado y en este caso muy equivocado bloguero) se dieron esas dos circunstancias para que el partido acabara en fiesta y la ilusión de la parroquia granate aumentara todavía más de cara a las últimas cuatro jornadas.

Cuando se juntan futbolistas de la categoría técnica de Borja Domínguez, Romay y Alvaro Bustos lo más probable es que el fútbol fluya casi como por ensalmo y la pelota se desplace por la hierba dibujando jugadas maravillosas que solo pueden producir la admiración de los espectadores.
En la primera parte del choque estos tres hombres dieron un recital de tocar, moverse, buscar el espacio libre y generar peligro ante el área rival que acabó por encandilar a a todos los que estábamos en las gradas.
Si además unimos a la actuación descollante de este trío, la mejor primera parte disputada hasta este momento como granate de un Pedro Vázquez fenomenal, el trabajo incansable y además acompañado de otro gol de Javi Pazos y a la seriedad en el trabajo del resto del equipo entonces encontramos la razón de porqué el Pontevedra CF fue muy superior en todo momento al Rápido de Bouzas al que debió derrotar por una diferencia mayor si se hubiera estado más acertado en la finalización de las incontables ocasiones de gol producidas y disfrutadas por el equipo granate.

Claro que tampoco podemos olvidar el segundo factor por el cual el colorido del partido alcanzó sobre todo en el primer tiempo una tonalidad realmente brutal.
Y es que aunque no se sepa muy bien por que, el césped de Pasaron lució ayer espectacular, con un verde que enamoraba las pupilas y con una superficie tan tersa que en ocasiones evocaba esa alfombra mágica que una leyenda dice que fue regalada al rey Salomón de un color verde brillante y un tamaño gigantesco y que el soberano utilizaba para desplazarse por el cielo en todos sus viajes.

Ver ayer moverse por esa hierba a Romay con esa elegancia en el toque haciendo paredes con Bustos por la izquierda o Pedro por la derecha y ver también a Borja correr por este "pasto" como deslizándose mientras organizaba y dirigía el medio campo granate fue verdaderamente un auténtico regalo.

Como no podía ser de otra manera las ocasiones fueron llegando e incluso la primera que se cristalizó hizo honor a otra faceta en la que también se ha visto una clara mejoría en los últimos tiempos, la estrategia.
Ese primer gol llegó tras una falta provocada por Pedro Vázquez tras gran jugada personal y en la que Borja el propio Pedro y Romay protagonizaron una acción claramente de laboratorio que el de Malpica concretó a la segunda tras rechazar el portero su primer intento.

Hubo más jugadas ensayadas que casi salieron como otro córner buscado para el remate de Pazos tras maniobra de distracción en el área que casi salió además de la peligrosidad natural que cada saque de esquina botado por Borja conlleva por su excelente manejo del balón parado.

Igual que llegó ese primer tanto llegaron esos errores en el remate que ya se manifestaron de manera exagerada en Coruxo.
Javi Pazos desperdició dos muy claras y Bustos otra en una jugada realmente extraordinaria pero después de la única oportunidad del Bouzas en el partido (remate al larguero en un saque de esquina) llegó el 2-0 de Javi Pazos fruto de su brega y su voluntad de hacerse un sitio en este equipo.

En la segunda parte llegaron los dos cambios por molestias de Pedro y de Kevin. El primero de ellos en los primeros minutos del segundo tiempo dio la oportunidad a Alex González de volver a recordar que en él seguimos teniendo a ese extremo eléctrico y veloz que tanta falta posiblemente nos va a seguir haciendo en este tramo final del competición.
Ayer falló dos ocasiones muy claras pero volvió a generar mucho peligro por esa banda izquierda que Bustos abandonó con su entrada para irse a la derecha.
Pronto llegó el 3-0 en otro lanzamiento "marca de la casa" de Borja aunque está vez con la fortuna del desvió en un rival y a renglón seguido el 3-1 en una falta que acabó con el balón en nuestra portería y que debió defenderse mejor.

Incluso dio tiempo para ver más minutos a Arrabarruena que en esta ocasión no dio esa sensación de indolencia de hace un par de semanas e incluso asistió con acierto a Alex en una de esa ocasiones marradas por el pequeño jugador cántabro.
Hubo tiempo también para que Bustos demostrase una vez más el "cañoncito" que tiene en su pierna izquierda pero otra vez un poste ( he perdido la cuenta ya de los balones a la madera de este hombre en los últimos tiempos) evitó un gol que habría sido precioso.

El partido terminó al fin con un Pontevedra CF que se manifestó superior en todo momento a su rival y que no redondeó una goleada importante por esa falta de acierto ante el gol que constituyeron junto a esas molestias (que esperemos sean leves) de Pedro y Kevin la única nota medio negativa de la tarde.

Habrá que esperar a que discurra toda la jornada para ver como queda la situación (el Castilla ya venció medio de casualidad al Fabril en Madrid por 1-0 también ayer) y en que puesto afrontaremos la siguiente.

Que ahora vienen curvas resulta evidente. 

De cuatro jornadas que restan tres se jugarán fuera y la primera piedra de toque será el campo del Adarve.
Es un campo pequeño (no tanto de ancho sino de largo) y el rival llegará (de no conseguir puntuar el Domingo) en una situación realmente desesperada.

Será otra final para la que habrá que prepararse con esmero y adaptarse a las diferentes condiciones en las que se jugará el partido.

Ahora bien, lo que está fuera de toda duda es que ayer el equipo volvió a disfrutar sobre el césped e hizo disfrutar a una afición esperanzada.

Estamos en un momento idóneo para lograr algo importante. 

Ahora hay que tomar el Adarve que nos espera dentro de nueve días para dar un auténtico paso de gigante para la clasificación.


    

lunes, 15 de abril de 2019

Con la cuarta llegó el premio soñado

Después de treinta treinta y tres jornadas de Liga el Pontevedra CF está entre los cuatro primeros.

A falta de cinco jornadas para el final la misión del equipo ahora es la contraria. 

Hasta ahora la canoa navegaba con más o menos dificultades hacia la orilla de la zona de play off y la corriente en contra fue tan fuerte en ocasiones que parecía que nuestro destino no sería otro que esa masa de agua mansa y sin viento alguno en la que no puedes hundirte pero tampoco llegar a tocar la arena. 
Más no ha sido así y este grupo ha resistido la fuerza de esas corrientes y vientos contraios para llegar con su embarcación a la playa y tratar de hacerse fuerte entre las palmeras frondosas de la zona noble de la clasificación.
Lo que toca a partir de este momento es evitar de todas las formas posibles que la nave se vea arrastrada de nuevo hacia alta mar y tratar de colocarla lo más tierra adentro posiblea para consolidar una posición que tanto trabajado ha costado conquistar. 

El mérito de la plantilla y el cuerpo técnico es grande. 

Tras el varapalo sufrido en el Helmántico la costa se alejó muchas millas náuticas y el equipo sabía que debía recomponerse y hacerse fuerte no solo en casa (esa asignatura estaba bien aprobada desde Septiembre) sino también fuera de nuestro carismático Estadio.

Costó como no podía ser de otra forma y contra el Guijuelo bordeamos el vuelco definitivo pero tras un mal partido apareció la dorada cabellera de Rivera para equilibrar de nuevo la canoa. Luego llegó Abegondo y una buena segunda parte en ese campo; el Sanse al que sacamos del partido a base fútbol, empuje y convicción y ahora llegaba el Coruxo y su meritoria racha sin perder al que habría que derrotar para enfilar ya con toda la vela desplegada el camino hacia esa isla soñada.

Y en O Vao el Pontevedra CF desplegó una primera parte que solo cabría calificar de extraordinaria a no ser por la cantidad de ocasiones clarísimas de gol desperdiciadas ante la portería "verde".

En esos primeros 45 minutos solamente existió un equipo sobre el terreno de juego que fue el nuestro y con desesperación fuimos viendo como Kevin erraba la primera oportunidad diáfana para marcar; el propio Kevin fallaba un penalti con su consiguiente rechace que parecía casi más fácil de meter que el lanzamiento desde los 11 metros; como Pedro Vázquez fallaba a renglón seguido otra ocasión sin portero todavía más clara que las de Kevin y para terminar pudimos también presenciar como Romay desperdiciaba un uno contra uno contra el portero y un remate de cabeza en buena posición que se marchaba rozando un palo de la meta de Alberto. 

El Pontevedra presionaba arriba de forma incansable, robaba, tocaba con velocidad pero no sentenciaba ya el choque en los primeros 15 minutos por esa falta de acierto que al menos a este atribulado bloguero le hizo temer lo peor.

Y lo peor no era otra cosa que el cumplimiento de una de las leyes no escritas del fútbol: si perdonas lo imperdonable, el rival llegará una vez y acertará con el gol.
Pudo cumplirse dicha circunstancia pues en medio de tanta ocasión granate y tanto avasallamiento del Coruxo, el equipo vigués gozó de una gran oportunidad en un balón centrado hacia el segundo palo desde la derecha de nuestra defensa que Manu Justo controló muy bien y remató mandando el cuero muy cerca de la portería de Edu. 

Se había fallado lo infallable pero por lo menos el Coruxo no había materializado la suya lo que hubiera supuesto un mazazo de considerables dimensiones para el Pontevedra.

En esta primera parte (que insisto habría sido sobresaliente de materializar un par de las ocasiones generadas) y dentro del gran tono general del equipo tanto colectiva como individualmente, destacó en mi opinión por encima de todos un Alvaro Bustos que cada vez que se hacía con el esférico creaba peligro sin descanso en campo rival. Bustos dio un recital de regate, desborde y pase mostrando la mejor cara desde que viste esta camiseta y llenándonos de esperanza cara al tramo final de competición si es capaz de mantener este nivel que ya exhibió (quizá no con tanta exuberancia) la semana anterior ante el Sanse.

Sin embargo, no se había marcado antes del descanso y parecía complicado que el equipo mantuviera esta superioridad  en la segunda mitad en la que se podría pagar tanto indulto al Coruxo a la hora de concretar las oportunidades.

Y la segunda parte ya no empezó igual. El rival salió con más entereza e incluso gozó de una buena ocasión casi al principio en un tiro de Juanpa que se envenenó tras rozar en Churre para salir muy cerca del poste derecho de Edu Sousa.

No obstante, con el paso de los minutos el Pontevedra volvió a asentarse y coger el timón del partido. Borja Domínguez y Romay volvieron a crecer sobre el césped y Kevin ponía ese trabajo en el medio una vez superado su desacierto rematador de la primera parte.
Sin esa sensación de aplastamiento del primer tiempo, el Pontevedra empezó a crear alguna oportunidad como la de Bustos que no llegó pro centímetros a un buen balón servido por Romay desde la línea de fondo.

Y luego llegó el gol.

La jugada se produce por la indecisión de un mediocampista rival que ante la presión granate se equivoca y ve como Bustos se hace con la pelota en la frontal. A pesar de hacerle una dura entrada, el árbitro deja seguir pues la "bola" llega  a Romay que centra al segundo palo para que Pazos meta la cabeza y haga ese gol tan esperado y merecido para el Pontevedra CF.

Era un tanto el de Javi que nos clasificaba de forma provisional para el play off pero que además rompía su sequía que había comenzado el día de Reyes en el enfrentamiento contra el Castilla, equipo al que había marcado su último gol.

De esa jugada salió Bustos medio renqueante y por ello fue sustituido por Pibe. Fueron los siguientes minutos tras el gol de más dominio granate que seguía sin meterse atrás y que incluso pudo hacer el segundo en gran jugada de Borja que no pudo cristalizar un Pedro Vázquez negado ante la portería contraria. 

Los últimos siete minutos de juego reglamentario y la larga prolongación fueron otra cosa. 
Luismi decidió sustituir a Romay por Berrocal y a partir de ahí el equipo dejó de tener la pelota y dio un claro paso atrás.
Fue ese rato final del partido un tanto angustioso. Primero por la importancia suprema de los puntos en juego y luego porque el Coruxo sin Romay e incluso Pazos (también relevado por Arruabarrena) se vio menos amenazado en defensa y se echó para adelante aceptando la decisión del Pontevedra de recular. 

Y bien pudo empatar a base de corazón el equipo de Montes. Primero en una falta cerca de la frontal que llega por un error grave de Borja al perder una pelota en zona peligrosa y que constituyó prácticamente el único error del gran jugador llegado en Enero. Por suerte, un atacante contrario no llegó a desviar la pelota antes de que esta acabase en los brazos de Edu.

Y el susto mayor llegó casi en la última acción del choque (no seríamos nosotros sin un sobresalto final que nos produzca un "tantarantán" coronario) tras un saque de banda peinado dentro del área que provoca que un balón llegue casi franco a un delantero coruxista que para nuestra fortuna envió su lanzamiento fuera del marco de Edu.

Habría sido muy duro encajar ese gol y no habría reflejado en absoluto lo ocurrido sobre el campo de O Vao pero ahora estamos en la "ola buena" y mientras balones tan desafortunados como los de Cruz el día del Burgos o aquel "pseudogolobo"del Internacional nos costaron cuatro puntos, ayer ese balón de Silva se fue fuera y el partido terminó con una victoria tan merecida como trascendental a efectos clasificatorios.

Tras la derrota en Salamanca, la fase de ascenso parecía lejísimos. 

Quedaban nueve partidos y para llegar a esos 65 puntos que se estimaban como suficientes para su disputa se necesitaban siete victorias de esas nueve últimas jornadas. Además, al igual que la campaña anterior, ya no sería suficiente con ganar aquí sino que habría que darla talla y vencer lejos de nuestra casa.

El equipo y su dirección técnica siempre afirmaron que no estaba nada perdido y que seguirían luchando en pos del objetivo y desde entonces han acumulado cuatro victorias seguidas (dos de ellas fuera) y jugando realmente bien en los dos últimos enfrentamientos.

Claro que ahora es cuando hay que mantener la calma más que nunca y tener los pies bien asentados sobre el firme.
Se ha hecho, en mi opinión, lo más difícil pero cualquier distracción resultaría fatal para la culminación del este buen trabajo.

Sin ir más lejos, en solo tres días llegará el siguiente duelo.

En una decisión que no me gusta, no comparto en absoluto y me parece muy difícil de explicar, el Pontevedra jugará en Pasarón el Jueves en vez del Domingo frente al Rápido de Bouzas que se está "partiendo el pecho" para quedarse en 2ªB.

Que porqué se decide esto, repito, ni lo sé ni lo entiendo pero el caso es que el rival tendrá un día más de descanso tras jugar el Sábado, circunstancia que resultaría irrelevante de jugarse en fin de semana.
Además, Alex González que ayer no pudo en entrar en la convocatoria dispondrá de 72 horas menos de recuperación y cualquiera que le haya visto frente al Sanse sabe de la importancia del rubio extremo cántabro para nuestro juego de ataque.

Sea como fuere, lo que sí deberíamos evitar entre todos los aficionados es que se produzca un ambiente desangelado y extraño por tratarse de un día (Jueves Santo) poco indicado para la Liga de 2ªB lo que ya se notó la pasada temporada en aquel Pontevedra -Talavera crucial para nuestros intereses y en el que no hubo demasiada gente en el campo.

Ahora todo cuenta, TODO. 

Es importantísimo que estos jugadores que nos han devuelto la esperanza a base de victorias se vean bien arropados el próximo Jueves para lograr otros tres puntos auténticamente de oro para el Pontevedra CF.

Quedan cinco partidos y de ellos solo dos serán aquí.

El Jueves toca vibrar con el equipo y convertir este Jueves en un Domingo de fútbol en el que el rival que no olvidemos llegará en forma y "jugándose la vida" tenga claro desde el primer minuto que el hueso que tiene enfrente es demasiado duro como para roerlo y salir con puntos de Pasarón.

Lo bonito del fútbol es la ilusión y los sueños que despierta seguir a tu equipo. 
Prolonguemos esto más tiempo y a pesar de decisiones absurdas que no hay por donde cogerlas poblemos el campo dentro de tres días para ayudar al Pontevedra CF a dar otro paso más hacia el play off de ascenso a segunda división.   




  

lunes, 8 de abril de 2019

Otra vez a tiro de piedra

La derrota en El Helmántico hace cuatro jornadas y la forma en la que se produjo parecía que había terminado con las aspiraciones reales del Pontevedra CF para clasificarse entre los cuatro primeros.
Además, el mal partido en Salamanca se unía al empate siete días antes en casa ante el Burgos y a la derrota en Ponferrada que completaba un trío de encuentros en los que solo se había logrado sumar un punto sobre nueve.

Meterse arriba todavía era posible con las matemáticas en la mano pero el margen de error se había estrechado tanto que de los últimos nueve partidos apenas nos podíamos permitir uno o dos fallos para no quedarnos fuera definitivamente.

Tras ese mal partido contra el Salamanca en el que no hubo apenas reacción tras el primer gol local y en el que el equipo dejó entrever cierta precipitación e impotencia ante su destino, la plantilla y su entrenador siguieron manifestando que existían opciones todavía para volver a meterse y que no se podía arrojar la toalla.

Llegó el choque ante el Guijuelo jugado en una tarde calurosa y pesada en la que el Pontevedra CF no dio síntomas de recuperación pero de la que salió airoso gracias a un gol a última hora del canterano Rivera.
Luego Abegondo apareció como piedra de toque fuera de casa y ante un conjunto casi descendido. El Pontevedra volvió a ganar jugando una primera parte mejorable y una segunda con más seguridad y confianza.

El San Sebastían de los Reyes era el próximo rival al que el Pontevedra debía derrotar para seguir en la lucha y alcanzar por segunda vez esta temporada la cifra de tres victorias consecutivas (en la primera vuelta llegamos a acumular cuatro justo en el tramo de Liga que empezará el Domingo que viene en Coruxo).

A diferencia de lo ocurrido el día del Guijuelo en el que las palomas no volaban para resguardarse del sol, la tarde de ayer apareció sombría, oscura y con inmensos nubarrones que despedían agua sin cesar maltratando el ya de por sí deficiente drenaje del Estadio de Pasarón.

Se barruntaba un partido intenso, bronco y en el que jugar a ras de suelo iba a resultar con el paso de los minutos misión casi imposible para los 22 protagonistas.

De entrada, sorpresa al analizar la convocatoria rival. Ni Aguero ni sobre todo Castel (segundo máximo goleador del equipo) aparecían en la misma por problemas físicos de última hora que no habían sido anunciados en la previa del choque.
Por nuestra parte, la novedad más destacable la constituía la titularidad de Bustos en lugar de un Pedro Vázquez no recuperado de sus problemas físicos surgidos en Abegondo.

A lo largo de la primera parte todavía se podía jugar más al fútbol que al water polo. 
Había charcos, sí, pero era posible circular la pelota aún con dificultades y tratar de de jugar a ras de suelo y no solo por el lluvioso cielo pontevedrés.

Y el equipo tras unos primeros minutos, pocos, de presión algo adelantada del Sanse cogió el timón del partido para no perderlo ya casi en ningún momento del mismo.

Borja mandaba en el medio acompañado por un incansable Kevin Presa; Alex González empezaba a percutir por su banda en lo que sería el comienzo de un encuentro extraordinario; Bustos dejaba detalles de clase por el otro lado y el "James Bond" del Pontevedra, Manuel Romay, dejaba bien claro desde el principio que esta tarde también iba a aparecer y que repartiría a lo largo de los noventa minutos todos los Martinis (mezclados que no agitados) que sus compañeros le requiriesen para cumplir su misión.

Llegó pronto una tarjeta amarilla a "nuestro" Bruno Rivada que actúo de lateral izquierdo y manifestó los mismos problemas que en esa misma posición revelaba cuando vestía de granate. Después otra cartulina amarilla a otro jugador franjirrojo, Tena, dejaba bien a las claras que el Pontevedra empezaba a desbordar y que se hallaba mucho más cómodo sobre la hierba que el conjunto de Matapiñoneras.

En esa dinámica favorable llegó el primer tanto granate.

La jugada nace de una conducción meritoria por la pesadez del terreno de juego de Alex González por su banda que no encuentra oposición a su velocidad y cuyo centro es introducido dentro de su portería por un Alvaro Zazo que actúo de defensa central y que en esa jugada no estuvo especialmente afortunado.
Con el marcador a favor el Pontevedra CF siguió percutiendo sobre la defensa contraria convirtiéndose en dueño y señor del encuentro. 
En estas apareció otra vez "Bond" para sacarse del smoking una jugada maravillosa en el lado derecho del área visitante que termina con un disparo precioso al palo largo que salió a escasos centímetros de la portería rival.

Entre tanto dominio pontevedrés la jugada del empate del Sanse apareció de forma aislada e igualmente afortunada. 
Buena acción de Iván Martín por la banda izquierda para entrar en el área granate y realizar una especie de centro chut que posiblemente acabaría en fuera de puerta pues el balón parecía demasiado violento para la llegada de Perales en el segundo palo.  
Sin embargo, en la desviada trayectoria del balón aparece David Castro que en una acción instintiva mete la pierna y provoca que la "bola" se meta en la portería de Edu para el empate a uno.

Es en ese momento cuando el Pontevedra CF empezó a dejar bien claro que no contemplaba la posibilidad de marcharse del partido sin los tres puntos en la "saca".

Lejos de manifestar nervios, desazón o incomodidad por el desafortunado lance que dio con las tablas en el marcador, el equipo siguió creyendo y jugando al fútbol para tratar de desarbolar de nuevo a la defensa del Sanse.
Llegó en varias ocasiones en esos diez últimos minutos de la primera parte a las inmediaciones de la portería contraria siendo la más clara y la más bonita aquella en la que Bustos se hizo con un balón en el interior del área algo escorado a la izquierda para conectar un zurdazo precioso que tras desviar el portero fue a estrellarse espectacularmente contra el larguero de Rudy.

El segundo tiempo no empezó bien para el Pontevedra.
En un despiste en el que no se presionó adecuadamente, el Sanse pudo crear mucho peligro en un balón a la espalda hacia un atacante que entraba en posición correcta para plantarse ante Edu pero Cristián Perales se equivoca y acude también en busca del esférico cuando, el sí, se hallaba en claro fuera de juego.
Esta acción unida a otra entrada por nuestro lado izquierdo defensivo por el peligroso Carlos Portero que había ingresado tras el descanso en el campo parecían vaticinar una segunda parte muy complicada en la que además cada vez era más difícil evolucionar a ras de suelo por la cantidad de agua que ya anegaba grandes zonas del terreno de juego.

No fue así, ni mucho menos.

Y todo empezó a aclararse de nuevo cuando "007" envío un balón largo para el incansable Alex Gónzález. 
Alex recoge, progresa hasta línea de fondo, amaga con centrar hacia Javi Pazos y en lugar de ello se gira y se deshace del defensa con un túnel más inmenso que el del Guadarrama; avanza por la línea y le pone la pelota de manera magistral a un Bustos que con picaría se adelanta a la defensa y remata al fondo de las mallas.   
Un gol precioso fruto de la individualidad de un Alex que ayer "se salió" auténticamente y ofreció esa versión veloz, chisposa y vertical que tanto agradece su equipo.

No cejó el Pontevedra en su empeño de sentenciar el choque tras el 2-1.
Siguió el conjunto granate siendo el amo y señor del partido y apenas sufrió ante los embates de un rival que sólo buscaba sus opciones en algún balón parado fruto de faltas laterales o saques de esquina. 
El Pontevedra defendió con orden estas acciones y no recibió ningún remate peligroso en toda la segunda parte.
Es más, con la intención de no meterse demasiado atrás y favorecer el balón directo del Sanse, el primer cambio fue el de Bustos por Pibe que mantuvo al Pontevedra en la misma línea y sin "meter el culo" demasiado cerca del marco de Edu Sousa 
Por contra, pudo sentenciar antes en otro balón al larguero enviado por Alvaro Bustos, en una acción de Pazos que remató de forma inocente con su pierna izquierda o con un lanzamiento desde lejos de Kevin que salió cerca de la portería del Sanse.

Aunque esa sentencia llegó para vivir con tranquilidad los últimos quince minutos de partido y lo hizo en otra acción preciosa e incluso más meritoria dado el estado del césped de Pasarón. 
Nuevo ataque pontevedrés, balón despejado por la defensa y "zapatazo" descomunal de Borja Domínguez desde varios metros fuera del área pegado al palo de un Jhon Rudy que pese a su estirada no pudo evitar el 3-1.

Fue otro golazo maravilloso que sellaba la victoria y cristalizaba la tercera seguida de un Pontevedra que fue mejor en todos los aspectos que el S.Sebastían de los Reyes.

En los últimos minutos ya sí el Pontevedra se tranquilizó algo más y buscó el cierre del partido. Berrocal entró por un muy buen Borja y ayudó a despejar los tímidos intentos madrileños y muy cerca del final Arruabarrena suplió a Javi Pazos que volvió a trabajar pero no a reencontrarse con el gol.

Son ya trece partidos (todos los de la segunda vuelta) en los que ni Javi ni Arruabarrena logran perforar las porterías contrarias en una sequía que parece no tener fin.

Después de esta victoria, el Pontevedra vuelve a tener a tiro a los equipos que ahora ocupan posición de play off de ascenso.

Esta ardua labor que nos ha llevado a encadenar tres victorias  ha servido para ponernos otra vez a tiro de piedra pero no para "colarnos" entre los cuatro pues ese socavón de 1 de punto de 9 al que antes se hizo referencia nos había dejado bastante atrás en la tabla.

Como también se ha reseñado más arriba, el récord de victorias seguidas del equipo en esta Liga es de cuatro y precísamente contra los rivales a los que nos vamos a enfrentar a partir de ahora.

En la primera vuelta, tras caer en Matapiñoneras 2-1 ante el Sanse, se ganó 1-0 al Coruxo; 1-3 al Bouzas; 3-1 al Adarve y 1-0 a Las Palmas At.
Es cierto que en la primera vuelta tres de esos cuatro partidos se jugaron aquí pero tampoco hace falta explicar mucho lo que pasaría si el Pontevedra fuera capaz de repetir esta serie de resultados.

Lo primero, no obstante, es O Vao y este dificilísimo Coruxo que navega con tranquilidad en la tabla y que constituirá una prueba complicadísima para nosotros.

Es de esperar y de suponer que la afición (que a pesar de la dantesca tarde de ayer respondió en mayor número a la llamada del club)  tratará de "invadir" O Vao para que nuestros jugadores escuchen del minuto uno al noventa y algo el apoyo de unos seguidores que en Abegondo hace quince días dieron una lección de lo que significa construir en estadio ajeno una parcela particular.

El partido será importantísimo y la victoria crucial.

Ayer el Pontevedra no dio muestra en ningún momento de nerviosismo, prisas o desesperación ni siquiera ante el inesperado empate del Sanse.
Ese temple, ese saber estar será imprescindible que vuelva a aparecer en Coruxo.

Y si ya además aparece el fútbol de ayer entonces lograr la cuarta seguida podría ser una realidad.

   
   




lunes, 1 de abril de 2019

Si somos más, genial; si no a darlo todo

No bastaban ya los resultados como locales para meterse arriba después de los reveses de Ponferrada, en Pasarón contra el Burgos y Salamanca.
O se daba la talla a domicilio, o se sacaba una buena versión como visitante que permitiera al equipo ganar puntos de tres en tres o la suerte estaría echada.
O se vencía en Abegondo o la clasificación para la fase de ascenso sería ya una quimera casi inalcanzable.

Y llegó el equipo a A Coruña y ganó.

Lo hizo tras disputar una primera parte en la que después de un fugaz comienzo con chispa y llegada al área rival, el Pontevedra volvió a bajar algo su rendimiento y vio como el Fabril equilibraba pronto el partido y gozaba de oportunidades, desbaratadas dos de ellas por Edu y otra por un mal remate de Uxío en buena posición.
Es cierto que nosotros también llegamos y que en comparación con los dos últimos partidos fuera generamos el suficiente peligro como para haber conseguido algún tanto.

Sin embargo, fue tras el descanso cuando el equipo jugó mucho más que su rival. 
En esa primera media hora de la segunda parte el Pontevedra CF demostró que quería seguir aferrado a la ilusión de entrar en play off. 
Cogió en ese tramo el equipo granate el partido por los cuernos para imponerse al Fabril, hacer el gol del triunfo y seguir dominando el choque hasta que a falta de diez minutos y a raíz de una falta inexistente salvada por Edu en buena intervención sintió algo de intranquilidad y se echó para atrás en aras de conservar lo que poseía en el marcador.

No fue un partido brillante ni bonito y seguro que tampoco divertiría en exceso a aquellos espectadores neutrales que estuvieran viendo el encuentro pero sí fue un ejercicio de seriedad en esa segunda mitad por parte del Pontevedra CF que empujó hasta marcar, controló después y no concedió apenas nada hasta el silbido final del árbitro.

Tampoco podemos engañarnos. 
En esa primera parte en la que se tuvo algo más de "picante" (no mucho, tampoco hay que exagerar) que otras veces fuera de casa se concedió como ya se ha dicho más arriba otra vez en defensa con errores evitables y alguna pérdida en medio campo absurda que bien pudieron costar un gol en contra y que la película hubiera terminado con ese final tan amargo al que el equipo nos tiene acostumbrado tantas veces lejos de Pasarón.

Por fortuna, el filial deportivista no acertó, Edu estuvo en su sitio y el decorado cambió en esos treinta primeros minutos del segundo tiempo en los que el Pontevedra, francamente, me gustó.

En el plano individual, apareció otra vez esa versión exquisita de Romay con controles, pases, giros y demás detalles que encandilan a cualquiera que le guste el fútbol de clase. El Sábado apenas perdió un balón y siempre que el esférico llegó a sus botas la jugada mejoró y progresó en mejores condiciones para el compañero que recibía.
Borja estuvo también algo mejor que ante el Guijuelo pero en su "debe" hay que apuntar dos pérdidas (una por tiempo) impropias en un jugador como él que pudieron costar caro al equipo.
Los centrales estuvieron en su sitio, Nacho aguantó aunque sufrió algo en el primer tiempo y David Castro volvió a estar maravilloso esta vez desde el lateral izquierdo haciendo además el gol que decidió el choque.

Es cierto que seguimos con la rémora de los goles de los delanteros centro. 

En Abegondo fue Javi Pazos el que volvió a salir de titular y en honor a la verdad se vació trabajando para el equipo desde el primer minuto hasta el último en el que con acierto forzó una falta que le costó la amarilla para evitar la última progresión coruñesa. 
Sin embargo, no participó apenas en ninguna de la ocasiones de gol disfrutada por el Pontevedra y ya resulta urgente que él o Arruabarrena cuando juegue marquen ese gol que les devuelva la confianza pues se les necesita y mucho en este tramo final de Liga en el que tantas victorias necesitamos para la clasificación.  

Nota aparte debe llevarse la afición granate desplazada a A Coruña. 

No exagero si digo que visionando el partido por la tele no hubo un solo instante en el que no se oyeran sus gritos de aliento hacia el equipo convirtiendo el campo de Abegondo en un pequeño Pasarón.
Espectacular y emocionante.

Al hilo de esto último, pensando ya en esta nueva final que llegará el Domingo en casa frente al S.Sebastián de los Reyes que ya está a tiro tras su derrota frente al Rápido, tenemos que darnos cuenta los aficionados que contra viento y marea acudimos todos los fines de semana al ex vetusto que también nosotros jugamos nuestro papel.

He dicho muchas veces y lo mantengo ahora que en ocasiones no se valora la tremenda paciencia de una afición que en los últimos 40 años tan solo ha visto UN año al Pontevedra en fútbol "profesional". Que a veces resulta duro año tras año asistir a la 2ª B que no es otra cosa que un pozo y además con oscuros adentramientos en el "sótano del pozo" que es la tercera división.

Esto es cierto y este mismo bloguero que escribe hay oportunidades que ante el deseo de ver ganar al equipo y progresar en la tabla y salir de este agujero se frustra y se desespera y estoy seguro que esto le pasa a muchos más fieles de esta gran aventura que es el Pontevedra CF.

No obstante, cuando llega el final de Liga; cuando estamos todavía a tiempo de poder meternos en una fase de ascenso para la que no salíamos en la primer parrilla de favoritos; cuando hay que ganar casi todos los partidos que nos faltan para lograr el éxito, todas esas ganas y motivación deben alimentarse en sentido positivo y convertirse en ánimos para unos jugadores que el Domingo van a a tener que sudar tinta para doblegar al Sanse.

Lo que quiero decir es que si el Domingo por causa de promociones, descuentos, o demás historias somos más en el campo pues genial y bienvenido sea.

Ahora, si no lo somos; si estamos los de siempre o incluso si algunos de los nuevos guardan demasiado silencio, nosotros debemos hacer un esfuerzo para estar más activos y transmitir ese apoyo a unos jugadores en cuyas manos estamos y que agradecerán ese plus que siempre otorga escuchar a su gente enfervorizada y deseosa de ayudarles a conseguir el objetivo.

En este momento de la competición ya no hay marcha atrás.

Si se gana, se sigue en la brecha y se descansa con esperanza e ilusión hasta el próximo Domingo. Si no se gana, adiós muy buenas y que pasen los meses lo más rápido posible hasta que en Agosto ruede otra vez la "bola".

Yo espero que el Domingo se gane y que todavía haya que contar con el Pontevedra para meter la cabeza arriba.

Y después de lo Abegondo... Alguien se imagina lo que puede ser el campo de O Vao en 15 días?