miércoles, 28 de septiembre de 2022

"Desapariciones", ruidos extraños y demasiada lentitud.

 Entre las frases que desde niño un aficionado al fútbol puede escuchar relacionadas con este deporte se encuentra la famosa "Partido sin historia".

Hace muchos años, cuando escuchar la radio deportiva resultaba un placer y todavía se disputaban muchos partidos a la misma hora, la expresión "sin historia" describía a la perfección aquellos choques aburridos, sosos, generalmente con ninguno o muy pocos goles y que no serían recordados por los espectadores en el futuro por no haber pasado a lo largo de los 90 minutos prácticamente nada.

Esta frase "partido sin historia" le viene perfectamente al pelo al choque disputado entre Pontevedra y Linense hace ya unos días.

El encuentro resultó anodino, feo, incompatible casi por completo con el entretenimiento de sus espectadores (otra vez demasiado pocos "in situ") y más dado a provocar noticias algo reseñables por lo que pasaba fuera del campo que por lo que sucedía sobre el césped.

Dentro de los límites del terreno de juego, el Pontevedra (que sufría la inesperada baja de Brais) no pudo casi en ningún momento dotar a su juego del ritmo y la continuidad necesaria para desarbolar a un rival que pareció en los primeros minutos que iba a desplegar algo de osadía en su planteamiento pero que enseguida se recogió "en sus cuarteles de invierno" para estar bien cobijado y esperar a que su contrario tratara de minar sus defensas.

Es cierto que a lo largo de esos primeros 45 minutos, el conjunto granate sí consiguió (aunque de manera demasiado aislada, en mi opinión) penetrar de vez en cuando por las bandas e incluso crear dos buenas ocasiones de gol que de haberse convertido bien podrían haber cambiado el panorama general del partido.

Fueron pocos minutos, quizá entre el 30 y 40 de ese primer tiempo, en los que el Pontevedra sí dio muestras no de controlar el juego, pues ese control lo tuvo siempre en el sentido de no verse incomodado casi nunca por las contras u otra clase de intentos ofensivos del Linense, sino de poder desarbolar la fuerte defensa andaluza y hacer ese gol que le acercase al triunfo.

En ese tramo llegaron las mejores (las únicas) acciones de mérito como esa en la que Yelko filtró un precioso balón al área para que Bastos penetrase y en gran posición enviase un balón (no se sabe si con intención de tirar o de centrar) que estuvo punto Alex en el segundo palo de introducir en la portería.

O aquella otra, esta vez gestada por la izquierda, en la que un buen centro no pudo ser remachado a gol por Rufo debido a la meritoria acción defensiva de un contrario que envió a córner en el último momento.

Demasiado poco en realidad (aunque Antonio sorprendió en rueda de prensa afirmando que le había parecido la mejor primera parte que hemos hecho desde el comienzo de la temporada) como para afirmar que el Pontevedra había resultado muy superior a su rival pero por lo menos sí suficiente como para pensar que de mejorar un poco en la velocidad y el ritmo de juego, tras el descanso se le podría "meter mano" a la Balompédica Linense.

 La segunda parte, en cambio, resultó completamente insoportable. 

El equipo estuvo lento, escaso de ideas e imaginación y fue incapaz de crear peligro real sobre la portería gaditana.

Se lesionó Araújo que curiosamente estaba cuajando uno de sus partidos más serios desde que está aquí; salió Jaichenko media hora para jugar en una posición (tirado a banda derecha) que no parece la más apropiada para él o por lo menos en la que apenas había jugado en pretemporada (no apareció mucho y alternó algunos errores con alguna opción rentable como aquella en la que provocó una tarjeta a su par) y el partido se fue terminando entre bostezo y bostezo solamente alterado por un regalo de Oier a un delantero rival que por suerte no acabó en gol en el único acercamiento real del Linense a nuestra portería y propiciado por un error propio.

Decía más arriba que las noticias más interesantes o por lo menos llamativas sucedieron al margen de lo que ocurría en césped.

Al margen de que la afluencia de aficionados a Pasaron sigue sin dar ese "estirón" que resultaría tan importante cara a que el equipo notase más apoyo de los suyos y el rival algo más de presión (el Domingo el silencio en algunos momentos en el campo era hasta desasosegante), la afición que sí decidió acudir al ex vetusto se encontró con la sorpresa que constituía la ausencia de hasta 3 de los jugadores habituales en las convocatorias.

La más importante, la de Brais Abelenda (que sí estuvo en el banquillo aunque no salió a disputar el choque) parece que por una sobrecarga. Uno de los suplentes más utilizados, Borja Domínguez, por otras molestias musculares  y otro de los fichajes, Masogo, no se sabe  a día de hoy muy bien el porqué.

Resulta curioso como la primera pregunta que se le hace siempre a Antonio en las ruedas de prensa previas a los partidos (generalmente los Viernes) gira sobre el estado físico de la plantilla.

Y más curioso resulta como siempre se suele contestar que todos están bien y sin problemas aparentes (a excepción de Seoane) para luego 48 horas después encontrarse no con una baja, sino con 3 , de las que no se tenía conocimiento alguno por el común de los mortales relacionados con el Pontevedra.

"No se le quiere dar pistas al rival", contestaba el entrenador tras el partido para ocultar dichas situaciones, lo que puede dar a entender que ya el Viernes algo se barruntaba. 

Pues vale.

Otra circunstancia que empieza a resultar algo chocante es la del funcionamiento del espectacular marcador electrónico de Pasarón.

Resulta misión ímproba que dicho aparato de última generación funcione de manera correcta y empiece a mover sus dígitos al mismo tiempo que arranca el partido. 

Menos mal que parece sencillo el engranaje, de lo contrario quizá acabaríamos volviendo a aquellos viejos paneles con números que se usaban para indicar el resultado del partido.

Y qué decir de la megafonía? 

En Tribuna más que sonido lo que se escucha es algo parecido a un ruido sacado de regiones limítrofes a Mordor o muy cercanas a una de las entradas al "mundo al revés" de Stranger things.  

Por otro lado, se ponen canciones que resultan casi himnos no oficiales de otros clubes que por mucho hermanamiento que con ellos se tenga (lo que me parece bien) hace que la situación sea por lo menos grotesca e incluso hay veces que ya con el balón en juego no se apaga del todo y salen ruidos extraños como si del mismísimo programa del inefable Iker Jimenez se tratara.

El caso es que el Pontevedra CF jugó gran parte del partido (y la segunda parte entera) al trote y así es muy complicado superar a los rivales.

Es cierto que no se desesperó por no encontrar el gol, que no se desordenó, que no dio alas a posibles contras del Linense y que el punto no corrió apenas peligro y eso es bueno y lo pongo en valor.

Ahora, tan cierto es eso como que "andando" no se puede ganar a casi nadie y que los puntos de casa resultan especialmente importantes para movernos por zonas templadas de la tabla y no vernos cerca de abajo lo que a buen seguro haría surgir esa sensación de nervios y preocupación.

Tenemos ahora dos salidas seguidas.

Primero en Mérida con un equipo que en los 4 partidos que ha jugado (cuenta con uno menos) no ha conseguido todavía la victoria pero que ya se ha enfrentado, por ejemplo, contra Deportivo y Linares.

No será nada fácil y menos el siguiente desplazamiento a Linares que no pierde en casa desde tiempos inmemoriales.

Por ello en nuestra casa debemos intentar apretar más, meter velocidad, parecernos más a lo que ya hemos visto que podemos llegar a ser y tratar de que no se pierdan demasiados puntos por el camino.

Esos puntos harán falta seguro a medida que la competición vaya avanzando.



martes, 20 de septiembre de 2022

Personalidad a raudales

De la rueda de prensa ofrecida el pasado Viernes por Antonio Fernández me llamó la atención una frase pronunciada por el técnico granate.

"Lo que quiero es un equipo con personalidad". No sé si la dijo exactamente así pero el mensaje era diáfano. El Pontevedra CF debía intentar por todos los medios ser él mismo en Riazor. Debía tratar de imponer su estilo el mayor tiempo de juego. Necesitaba, en definitiva, abstraerse lo más posible del magnífico ambiente que iba a rodear el choque y no descomponerse en ningún momento.

Y lo cierto es que el equipo consiguió mostrar su ADN durante casi todos los minutos del partido. Logró competir con sus armas de tú a tú contra uno de los mejores rivales del grupo I y enseñó esa personalidad que le pedía su entrenador en la previa y que tan importante resultaba para salir bien librados del lance.

En la primera parte, el Deportivo interpretó o leyó algo mejor el encuentro y consiguió generar profundidad en varias ocasiones especialmente por nuestra banda izquierda defensiva, pero también por la derecha.    

Salió sin "9" fijo para tratar de explotar la forma de defender del Pontevedra bastante alejada de su portería e introdujo gente rápida para tratar de desconcertar las posiciones defensivas de los centrales granates.

Sin embargo, el Pontevedra logró achicar el agua que a veces se le colaba por las bandas sin demasiados problemas y las dos ocasiones con las que contó el Depor en la primera parte de verdadero peligro (una de ellas acabó en gol) estaban previamente anuladas por sendos fueras de juego.

En ningún momento el Pontevedra se aculó en su área grande y mantuvo el plan ya habitual de tratar de protegerse con la pelota y defender lo más lejos posible de Cortés y lo cierto es que lo consiguió casi siempre y esa sensación de peligro que sí tuvo el Deportivo en fases del primer tiempo en ningún caso desdibujó o desordenó al conjunto granate.

En ataque, es cierto, el Pontevedra apenas asomó en los primeros 45 minutos salvo en una acción de Rubio en banda derecha cuyo buen centro fue despejado por Mackay antes de que Charles pudiera cabecearlo a gol. 

No obstante, el equipo sí toco cada vez que pudo y logró acumular algunas posesiones largas que ayudaban a quitar electricidad a las acciones y ataques deportivistas.

La sensación que este atribulado bloguero tenía al descanso es que el partido había estado ciertamente parejo y a pesar de que el Depor sí había llevado algo más el peso, el Pontevedra había aguantado el envite con solvencia y llegado al intermedio con sus opciones intactas.

La segunda parte fue ya desde el inicio algo diferente.

Desde los primeros minutos el equipo se animó a estirarse algo más sobre el área rival y ya antes del gol de Brais, asistimos a algún acercamiento peligroso como uno protagonizado por Román que no encontró rematador en el corazón de la zona de castigo blanquiazul (el otro día verde).

Y llegó el gol tras el saque de un córner, sí tras un saque de esquina, en el que el más listo fue Brais Abelenda que pudo adelantarse al portero local tras dejada de cabeza de M.Román.

Quedaba más de media hora de partido y la pregunta a partir de ese momento era clara. Cómo íbamos a comportarnos a partir de ese instante? Seguiría el Pontevedra sin achicarse y sin sufrir demasiado en un feudo tan complicado?.

Y la respuesta llegó pronto. 

Sí, el Pontevedra mejoró todavía más tras su gol y cuajó una media hora de juego (hasta el empate) casi perfecta en la que fue mejor que el Deportivo (al que maniató de una manera notable) y al que pudo sentenciar si hubiera estado más listo y venenoso en un par de "contras" en las que Oier Calvillo, especialmente en la primera en la que tenía solo a Rufo para empujarla, hubiera estado más acertado.

Fue una media hora en la que el Pontevedra siguió sin recular y sin meterse debajo del larguero. Una media hora en la que fueron muchos los balones deportivistas mandados infructuosamente en largo ante el perfecto orden defensivo pontevedrés y una media hora en la que el equipo se comportó de la mejor manera en uno de los escenarios más complicados.

Llegaron los cambios lógicos tanto por el cansancio acumulado como por algunas tarjetas amarillas previas que sugerían cautela.

Borja Domínguez, por ejemplo, salió mucho mejor al campo que otros días.Sustituyó esta vez a Yelko y el balón que perdió por desatención en una zona más adelantada del campo, el mismo contribuyó a recuperarlo con una buena carrera hacia atrás compensando ese error. Ayudó en la circulación como lo venía haciendo Yelko e incluso envío un gran balón hacia la derecha (la segunda contra de la que se hablaba antes) para Oier que no fue capaz de desequilibrar a su par.

De Oier ya se ha hablado antes. Este jugador no es el de otras épocas aquí en las que costaba verle aparecer y a veces pasaba desapercibido.

Desde el final de temporada pasada está adquiriendo regularidad y gustando a la gente pero ello no es óbice para comentar que en Riazor no estuvo afortunado. No por no participar, pues estuvo en las tres llegadas por banda derecha del Pontevedra más peligrosas tras el 0-1 (la última ya con el empate),  sino pro no finalizarlas bien sobre todo en esa primera en la que tenía solo, solísimo, a Rufo para empujar un 0-2 que podría haber resultado definitivo.

Otro de los relevos fue el de Gueye por un Alex que manifestaba ciertas muestras de cansancio. En la faceta ofensiva el cambio tenía sentido. El Depor se volcaba aunque sin acierto y la velocidad del senegalés podría ayudarnos para "cazarles" en un contraataque que pudiera resultar mortal.

En la defensiva ese cambio también tenía su riesgo. La ayudas del capitán a Araújo en defensa son constantes y muy necesarias a veces. En cambio, Gueye es un jugador más inexperto, más anárquico y quizá por ahí podrían llegar problemas.

El caso es que el Depor, como es lógico, también hizo sus cambios todos ellos de jugadores de renombre para la categoría entre los que se encontraba el verdadero "9" de la plantilla que no es otro que G. Santamaría.

Y no demasiado después de que no llegara la sentencia, llegó el empate a tres minutos del 90 en creo la única vez en todo el segundo tiempo en el que el Deportivo pudo filtrar un balón peligroso al interior de nuestro área por el lazo izquierdo.

A partir de ahí el guión no extrañó a nadie porque es más viejo que el propio fútbol.

El equipo en teoría llamado a ser superior con su numerosa y apasionada hinchada empata un partido que se le escapaba por momentos y cuyo rival no pudo finiquitar. Tocaba arrebato, ataque total y tratar de vencer por "aplastamiento". 

A ello ayudó una prolongación extrañamente alta (6 minutos) y otro minuto de gracia otorgado por el árbitro no se sabe muy bien el motivo.

Esos diez minutos sí que el Pontevedra tuvo que venirse más atrás. Si que fueron minutos en los que existió un claro riesgo de regresar sin nada a nuestra ciudad y en los que se miraba el reloj constantemente. 

Ahora bien, a pesar de que algún balón merodeó el área granate con peligro y hubo que despejarlo a trompicones y algo de agobio, el Pontevedra consiguió que Cortés siguiera sin tener que realizar parada de mérito alguno y sobrevivió a ese arreón final del Deportivo completamente en pié y consiguiendo un punto que se ganó a pulso sobre el césped y que incluso dejó a algunos con un sabor agridulce tras ver tan cerca la victoria.

En esos minutos de empuje local destacó especialmente a la hora de tener firmeza y arengar a sus compañeros un David Soto que completó un extraordinario partido y que se mostró en todo momento entero ante los ataques del Depor. 

Román volvió a brillar y a poner de manifiesto que sería una "tragedia deportiva" que se fuera la temporada que viene de aquí sin dejar un mísero euro en la caja, aquellos que tienen responsabilidad en esta cuestión deben trabajar y hacer todo lo posible para que ello no se produzca pues es un lujo que no nos deberíamos poder permitir.

Mención aparte merece la afición granate desplazada a Riazor y que ofreció  en todo momento su apoyo a un equipo que esta vez estuvo a la altura de su gente.

¿Qué es lo que puede estar fallando para que un equipo que es capaz de movilizar a casi 1000 aficionados para ir a A Coruña no cuente la mayor parte de las veces con más colorido en las gradas cada vez que juega en casa y más viniendo de un ascenso y con lo bien que se ha empezado esta campana?

El día del debut parecía que esto podía cambiar pero ya contra el Talavera el ambiente en el campo volvió a menguar de manera importante.

Si el Pontevedra CF sigue latiendo en el corazón de tantos aficionados. Si sigue habiendo mucha gente pendiente del resultado del "Pontevedriña" cada fin de semana. Por qué luego ello no se refleja como nos gustaría en Pasarón?

Ese es otro motivo de reflexión para este Consejo de Administración y en especial para la cúpula del mismo.

No creo que los hagan (reflexionar sobre ello, digo) pero deberían hacerlo con urgencia.  


     

martes, 13 de septiembre de 2022

De zonas "DOGSO", frenos de mano y un "hobbit" desasistido

Hay opiniones que sostienen que el fútbol triunfó desde el principio por la sencillez de sus reglas y una rápida comprensión del objetivo del juego por parte de sus seguidores.

Con el paso de las décadas algunos aspectos se fueron perfeccionando. Los cambios de más calado apelaban simplemente al sentido común que exigía que si había lesiones lo normal es que hubiera cambios y que si existía extrema dureza e incluso violencia se aplicasen normas disciplinarias.

En los últimos tiempos, sin embargo, se ha ido admitiendo como algo normal que cada poco tiempo se reúnan los responsables del fútbol mundial (rodeados, supongo, de suculentas comidas y todavía mejor bebidas) para cambiar determinadas normas de este deporte. 

Así, por cada cambio coherente en las reglas del fútbol que pocos pueden negar que beneficia al espectáculo, se producen cinco o seis que enmarañan de tal forma el reglamento que dan ganas de tirar la toalla a la hora de tratar de entender lo que los prebostes de balompié acuerdan cada vez que se juntan para arreglar el fútbol.

El Domingo en Pasarón se vivió una de esas jugadas para cuya interpretación nadie parece tener la respuesta correcta y genera numerosas dudas entre la afición a este deporte.

Tras un primer cuarto de hora soporífero de juego entre Pontevedra CF y CD Talavera, se produce un lance en el que Brais alcanza a enviar un certero pase hacia Oier Calvillo que una vez ganada la posición por velocidad a su marcador y controlado el esférico, se apresta a entrar en el área de castigo algo escorado a la derecha para encarar al portero rival.

En ese momento, Oier es derribado sin duda aluna por el defensor talaverano indicándose por el árbitro penalti para los granates y tarjeta roja directa para el jugador contrario.

Vaya por delante que la acción en la que el futbolista toledano golpea en el muslo a Oier es fuera del área aunque ya dentro estira su brazo para terminar de empujar al interior navarro.

Si se entiende que es una acción continuada debió señalarse falta a escasos centímetros de la línea de área grande y no pena máxima.

Ahora. Está bien expulsado el jugador del Talavera?

Ahí empiezan las versiones diferentes, las apelaciones a presuntos cambios recientes de norma y más argumentos para tratar de explicar si esa expulsión resultaba acorde o no con el reglamento existente a Septiembre de 2022.

Lo que este atribulado bloguero puede aportar a tal acalorado debate es aquello que escucha en los medios de comunicación generalmente cuando hay que justificar alguna decisión arbitral a favor de cualquiera de los dos miembros de duopolio.

Así, lo que se dice es que hay dos circunstancias claves que hay que analizar para valorar el color de la tarjeta.

Por un lado, si existe a juicio del árbitro ocasión manifiesta de gol y si además el defensor cuenta con opciones reales en la acción de disputar la pelota o va a derribar claramente al atacante sin posibilidad alguna de alcanzar el cuero.

Además de ello, nos han dicho en más de una ocasión y "presentado con todos los honores" a la famosa "zona Dogso" que no es otra que aquella que se encuentra en las inmediaciones de las áreas de castigo y que entran dentro de la parte del terreno de juego en la que se puede considerar una oportunidad ofensiva como manifiesta a o clara a la hora de intentar hacer gol.

Con esa información (que además ha sido corroborada estos días en redes sociales por alguna cuenta especializada en la aplicación del reglamento por los colegiados), para el que esto escribe resulta evidente que el defensor rival derriba a Oier sin posibilidad alguna de jugar la pelota y que además la ocasión para el navarro era clara pues aunque algo escorado encaraba en solitario al portero talaverano.

No debió pitarse penalti porque la acción empieza fuera pero sí esta bien expulsado el defensa por lo menos según la explicación que se acaba de ofrecer.

Curiosamente en esta misma jornada pero en 2ªFedereción se han producido dos acciones parecidísimas que acabaron con la misma consecuencia, la expulsión por roja directa del jugador infractor.

La primera de ellas en el encuentro Marino de Luanco- Ourense CF. En ella, un jugador gallego derriba por detrás a un atacante asturiano fuera del área y recibe la roja por el árbitro.

En esta acción el jugador del Marino encara al portero por la parte central del área pero todavía es más parecida a la de Pasaron la vivida en O Couto en el partido jugador por el Arenteiro y el Bergantiños.

En ese partido un jugador del Arenteiro tratar de penetrar por el lado derecho del área y es derribado antes de conseguirlo por un futbolista del "Bergan". El árbitro decidió también expulsar al jugador de Carballo.

Recomiendo a los lectores de esta columna que acudan a los resúmenes de estos partidos ofrecidos por En Xogo y que pueden encontrarse en su cuenta de twitter para comprobar la similitud de las acciones.

Es más, el mismo colegiado que arbitró hace dos días en Pasarón, fue el encargado de pitar el Arenteiro- Pontevedra de la pasada temporada y en la segunda parte de aquel choque, Pol Bueso fue expulsado por una acción parecida con Alberto Rubio fuera del área de castigo. (Precisamente Rubio convirtió el saque de esa falta en gol para los granates)

Parece, por tanto, que la decisión de expulsar al jugador del Talavera no es ningún disparate a no ser que entendamos que todas estas acciones que se han relatado aquí están mal arbitradas.

Lo cierto es que esa jugada, una vez transformado el penalti por Charles, le puso en bandeja el partido al Pontevedra CF que siguió disputando la primera parte con ese ritmo cansino y "lentorro" parecido al del año pasado y que resulta excesivamente precedible para el rival de turno juegue con 11 o 10 jugadores.

Aún así, Charles de tacón, Yelko tras una jugada de estrategia y Román en una buena jugada individual pudieron marcar y sentenciar ya el partido antes del descanso.     

Fue una primera parte, insisto, aburrida y con poco ritmo ante un rival, no lo olvidemos, que disputaba su primer partido oficial con una plantilla pensada en principio para una categoría inferior y que bastante hizo con mantener el orden y tratar de sorprender en alguna contra al conjunto granate.

No cuenta con malos jugadores este Talavera como Ramos, Mayorga, Zanelli (que incluso sonó para venir aquí) o un Frodo que la pasada Liga cosechó la nada despreciable cifra de 15 goles.

Precisamente Frodo que en ningún momento puedo hacer valer el poder del anillo único al estar completamente desasistido por su "comunidad" durante el primer tiempo fue uno de los tres cambios del rival efectuados en el descanso con el objetivo de buscar velocidad al contraataque en algún hipotético error pontevedrés.

No existió tal error pues el Pontevedra controló totalmente también la segunda parte. Lo hizo otra vez de una manera cansina, a veces trotona, pero sin conceder la más mínima opción a su rival para inquietar en ataque.

Llegó el segundo gol tras, a mi juicio, la mejor jugada del partido con un balón enviado a la izquierda y controlado con calidad por Brais. Esperó este a Alex que dobló la banda con velocidad y el centro al segundo palo fue rematado de cabeza viniendo desde atrás por el jugador más bajo del partido, Bastos, para terminar con cualquier duda por pequeña que fuera acerca del destinatario de los 3 puntos en juego.

Luego llegó el tercero en el que participó una vez más Brais y que acabó remachando (creo que en el único balón que tocó) por un  Rufo que antes había sustituido a Charles.

Fue un partido, en suma, de 1ª RFEF jugado a ritmo de 2ª RFEF (lo que a tenor de lo escuchado en rueda de prensa no debió gustarle demasiado al entrenador) y contra un equipo que a buen seguro todavía se está amoldando a esta nueva situación inesperada y que es posible que mejore con el paso de los partidos.

En el aspecto individual no hubo tampoco demasiadas cosas que destacar que no sea la actividad de un Brais que fue el más dinámico y participó en los tres goles o el hecho de que nuestros dos puntas hayan marcado por primera vez teniendo en cuenta lo importante que resulta para los delanteros  su relación con el gol.

Quizá como aspecto a destacar deba consignarse igualmente que a excepción de Bastos volvieron a jugar los del año pasado y que los nuevos cuando salen no acaban de colmar las expectativas de aquellos que deseamos verlos.

En mi caso, el que más me apetece ver como se afianza en el equipo por su calidad y la importancia que tiene, es Borja. El Domingo volvió a salir algo frío y perdió dos balones en zonas en las que jamás deben perderse. Es cierto que luego dejó ver ese potente lanzamiento con el que cuenta y que obligó al arquero rival a rechazar el balón en buena intervención pero me preocupan esas pelotas controvertidas en zona de riesgo que Borja debe cuidar con más mimo.

El Domingo sustituyó a Román y es cierto que puede jugar ahí pero yo lo veo en una posición algo más adelantada.

Bakero, por su parte, volvió a silenciar los múltiples aplausos con los que es recibido cada vez que sale y Gueye se enredó demasiado en acciones individuales sin ni siquiera levantar la cabeza en busca de sus compañeros. Si alguna vez es capaz de combinar esa potencia y velocidad que ya nos ha enseñado con una mínima visión de juego, la mezcla puede llegar a resultar muy interesante.

4 puntos de 9 y mitad de la tabla. 

Es una posición tranquila que debe motivar que el equipo prepare con serenidad el gran encuentro con el Deportivo que llega el próximo Domingo.

A buen seguro muchos aficionados granates se desplazaran a Riazor para vivir un choque muy bonito.

Ojalá la imagen del Pontevedra CF sea buena y al margen del resultado compitamos todo el tiempo y entendamos que con el freno de mano echado es más complicado jugar.


 


    

miércoles, 7 de septiembre de 2022

Mi lavadora es muy antigua pero funciona.

 Llegué al pequeño apartamento en el que vivo actualmente en 1999.

A lo largo de este casi un cuarto de siglo he residido en él cerca de 20 años. Muchos de ellos solo, otros en compañía de una maravillosa persona que con el tiempo se convirtió en la madre de mi hijo.

Antes por tanto de la llegada del siglo XXI arribé, con permiso de una entidad bancaria a la que todavía sigo rindiéndole tributo mensual (2 años me faltan para dejar de hacerlo), al que puedo denominar mi hogar y ese minúsculo sitio al que regreso cada día después de las labores cotidianas de cada jornada.

Y en aquel lejano año 1999 presidía ya la cocina una lavadora incombustible que fue usada por los anteriores ocupantes del lugar desde sabe Dios cuanto tiempo atrás.

Este imprescindible electrodoméstico me ha acompañado a lo largo de todo este tiempo y ha sobrevivido a pequeños achaques que en ningún caso propiciaron que el técnico de turno me recomendase enviarla a la jubilación definitiva. "De ninguna manera- me dijo el profesional que la examinó la última vez tras una pequeña fuga de agua-. Se cambia este manguito picado y aquí hay motor para rato todavía".

Es cierto que al vivir solo (salvo aquellos fines de semana en que me acompaña lo único bueno que he ayudado a hacer en la vida que ya se está convirtiendo en un exigente preadolescente) no la pongo demasiadas veces a la semana pero ahí sigue mi compañera de fatigas.

Año tras año lavando mi ropa, centrifugando, secando y desafiando a la tan odiosa como acreditada obscelescencia electrónica propia de esta centuria poco dada al respeto de los derechos de los sufridos consumidores.

¿Por qué no la cambias ? Me preguntan a veces las visitas tras no reconocer ya en su parte delantera ni rótulo visible de marca alguna? Por que funciona- respondo. Cumple con su función con diligencia y da pocos problemas.

Hace diez días el Pontevedra CF debutó en 1RFEF dejando una imagen notable entre su parroquia a base de fútbol rápido, incisivo, con mucha intención y ordenado en la presión sobre el rival.

Los que desconfiaron un poco (me incluyo entre ellos) tras ver en la alineación inicial "a los de siempre" más Bastos, despejaron ( despejamos) pronto las dudas al ver a un equipo alegre, dinámico y profundo que fue mejor durante mucho tiempo y que pudo ganar perfectamente a un recién descendido de segunda división.

La alineación de hace cuatro días en S. Sebastían de los Reyes también causó sorpresa a este atribulado bloguero al percatarme de los dos cambios que se planteaban en la misma con respecto al primer choque.

Rufo jugaría por Charles y Bakero por Rubio.

Con respecto al tema Charles -Rufo ya la temporada pasada hubo ocasiones (cuando ambos estaban disponibles) que la elección para el "once" inicial entre el uno y otro me parecía algo así como jugada al "pito pito gorgorito" por el entrenador.

Nunca se explicaba porque jugaba uno ese día y a la jornada siguiente el otro. 

Esa sensación volvió a asaltarme media hora antes del partido del Sábado pasado al comprobar que no sería el brasileño el titular y sí el punta madrileño.

Y más teniendo en cuenta que Charles estuvo bien frente al Alcorcón. Es cierto que no contó con remates en su haber pero sus inteligentes movimientos en ataque y su acreditada capacidad para combinar de espaldas con su compañeros dotaron de frescura y posibilidades al ataque granate.

Quizá piense en jugar más recogido y sin tanto balón para que Rufo pueda coger alguna contra- reflexioné sobre el particular.

Con respecto al segundo cambio (Bakero por Rubio) la verdad es que me sorprendió aún más teniendo en cuenta que con Rubio en la izquierda y Oier en la derecha el Pontevedra jugó 60 minutos muy buenos el primer día y la última media hora con Bakero tras el punta y Brais en la izquierda nuestro juego ofensivo decayó bastante.

La sorpresa fue mayor tras el comienzo del partido al ver que la ubicación de Bakero no era en la media punta en la que seguía estando Brais sino en banda izquierda, desempeñando la labor que una semana antes había hecho Alberto Rubio.

Nadie mejor que Antonio conoce a su plantilla y sus motivos tendrá para haber elegido esa alternativa pero lo cierto es que no salió bien y a Jon Bakero se le vio bastante perdido en una zona del campo que quizá no sea la más adecuada para sus cualidades.

Lo cierto es que el Pontevedra quiso otra vez la pelota y trató de controlar el partido a través de la posesión pero en ningún momento logró esa profundidad y sensación de peligro que incomodase de verdad al Sanse.

Eso no fue lo peor, no obstante. 

Lo peor fue que el equipo se mostró endeble a la hora de frenar la primera transición con algo de peligro del rival y ni defensa ni portero estuvieron acertados a la hora de evitar un gol que cambió radicalmente el partido.

Es cierto que nada más comenzar la segunda parte el arquero local tuvo que emplearse a fondo para rechazar un cabezazo de Brais pero también que un par de minutos después llegó el 2-0 y la sentencia a un choque en el que el Pontevedra se pasó los últimos 35 minutos remando contra corriente pero sin opciones reales de llegar a la costa.

Sí se pudo ver por lo menos otra arrancada de esas que levantan al público de sus asientos de un Libasse Gueye que volvió a demostrar potencia, conducción y habilidad en una acción explosiva. 

Si este jugador logra acompasar estas cabalgadas preñadas de electricidad con una adecuada visión de juego, la verdad es que podría dar buenas tardes de fútbol a una afición que ya ha apuntado su nombre con letras de fuego.

El caso es que se perdió y se perdió sin demasiados paliativos en nuestra primera salida como visitante.

No es esta derrota una circunstancia que deba desalentar al equipo más allá de lo que supone una oportunidad desperdiciada para sumar algún punto más.

Ni el primer día éramos la octava maravilla del mundo ni ahora un edificio en ruinas que demoler con premura.

Esto acaba de empezar y el Pontevedra debe seguir aclimatándose a esta 1RFEF sensiblemente más potente que la categoría en la que estábamos el pasado año pero para la que el equipo cuenta con argumentos para navegar ordenadamente y evitar arrecifes que amenacen con el hundimiento de la nave.

Eso sí. 

Si contra un equipo realmente importante "la cosa pintó bien" y se tuvieron opciones reales de victoria, quizá (solo quizá) haber apostado por la continuidad hubiera resultado más rentable.

Es cierto que no es lo mismo jugar en casa que fuera pero la impresión que por lo menos el que esto escribe tuvo por televisión, es que la intención de juego era la misma y si ese plan se realizó muy bien un día con unas piezas es posible que esas mismas piezas fueran las más adecuadas hasta que la realidad pudiera dictar lo contrario. Momento ese en el que si habría resultado más lógico el cambio sobre la marcha.

En lo que a mi respecta, aguantaré con mi vieja lavadora (que lava lenta pero segura) hasta que su corazón diga que no aguanta más y solo en ese momento me resignaré a un cambio de máquina que me lleve de nuevo a la victoria de ver mi ropa perfectamente lavada.

Parece (digo parece por que con la RFEF nunca se sabe) que habrá partido el Domingo.

No sera el Dux expulsado de la competición y si el Talavera, recientemente admitido en su lugar, el que visite nuestro estadio.

Será un día perfecto para que el equipo vuelva a encontrarse a sí mismo y trate de lograr la primera victoria en esta 1RFEF.

Ahí estaremos para vivirlo y ojalá con un ambiente por lo menos similar al del debut frente al Alcorcón.