lunes, 19 de abril de 2021

Un gato triste y azul, unos surtidores sin agua y un iceberg cada vez más cercano

 Vive el Pontevedra CF desde hace tiempo una realidad muy extraña. 

Una realidad en la que conviven, por un lado, la cruda y fría clasificación deportiva que una semana tras otra indica que el equipo va camino de estrellarse de frente contra una mole de hielo en plena travesía por el atlántico norte y, por otro, los mensajes que casi nunca salen del grueso (si se puede seguir utilizando ese adjetivo,grueso, en este contexto) de su afición sino desde dentro de la propia institución o entidades "satélites".

Hace unos días nos desayunábamos con unas declaraciones de la Presidenta, hechas en la sede de la Diputación a la que rendía visita, en las que pedía e incluso rogaba a sus jugadores que empezaran a ganar por el club, su afición y "por la persona que los había traído aquí".

Se inauguraba de esta forma una nueva modalidad de gestión en club deportivo que podríamos definir tal que así: Yo mando aquí, ficho a los futbolistas que quiero o que me indican las personas que yo designo para ello y si la cosa marcha bien me pongo el mundo por montera y me atribuyo el éxito por todo lo alto. 

Ahora, si "pintan bastos" en el tema, entonces me coloco a un lado, como algo externo a la propia entidad y me sitúo al lado de la "sufrida" parroquia en reclamación a la plantilla de esos resultados que no son ya una lógica consecuencia de mis decisiones sino de una fatalidad cuyos responsables son todos menos yo.

Pedía, en definitiva, la Presidenta que los jugadores ganaran "por ella" y tan bella petición presidencial hizo que volviera a dar marcha atrás en el tiempo y evocara a aquel gran cantautor brasileño llamado Roberto Carlos (el primer Roberto Carlos de fama casi mundial pues cuando atesoraba éxito tras éxito nada se sabía todavía del explosivo lateral izquierdo).

Tenía muchas canciones preciosas el gran Roberto Carlos y las entonaba con esa voz delicada y trufada de un curioso acento portugués, portando un original pañuelo al cuello y trajes, casi siempre, de colores claros y factura elegante aunque con un toque informal.

Una de aquellas baladas se llamaba precísamente "Por ella" y su letra no era otra cosa que el recuerdo de las sensaciones y los sentimientos que la mujer amada provocaba en el protagonista que entonaba con voz meliflua y apasionada" pasajes tales como :" Por ella cada despertar, cada sentimiento. Las flores, la música, el mar, la lluvia y el viento. La luz, el color, el fuego, la tierra y el agua. Azules y grises recuerdos, el cuerpo y el alma.

Cantaba y cantaba Roberto Carlos estrofas de similar contenido hasta rematar la canción con un ya legendario: La la la la ra lalay lalayra... que dejaba todavía en el aire a pesar de haber cesado su voz y la música el tremendo amor que sentía por la dama de la canción.

 Era y es una canción cuya letra describe el amor presente, el correspondido, el que hace sentir que se pueden mover mares y montañas solo con la fuerza que el amado recoge de la mirada dulce de su musa.

Por desgracia, ahora este atribulado bloguero vuelve al presente, los partidos de fútbol no se suelen ganar a base de arrebatos amatorios y de esa energía arrebatadora que produce el amor.

Los partidos se suelen ganar por hacer mejor las cosas que el rival de turno y para eso hay que hacer las cosas bien cuanto más número de minutos dentro de un partido mejor.

Y el Pontevedra CF, con Rufo siendo de la partida sin que sepamos realmente a que nivel físico se encontraba, volvió a salir desconectado al campo de juego y no se "enganchó" o no consiguió hacerse minimamente con la situación hasta mediado el primer tiempo.

Esos primeros 20 minutos fueron realmente lamentables. 

El Lealtad salió "metiendo pierna" por un lado e imitando a Tarzán en sus diferentes versiones del grito en llamada de sus amigos los leones.

Fue un tramo del partido en el que el Pontevedra pareció verse sorprendido por el empuje asturiano y en el que dar dos pases seguidos se convirtió en misión imposible.

También desde esos primeros instantes, a pesar eso sí de no resultar decisivo para el resultado final, se vio claramente que el colegiado catalán (tiene bemoles, por cierto, que para un Pontevedra -Lealtad se designe a un catalán) no era precisamente de los mejores árbitros de su promoción.

Tras ese arranque descorazonador en el que el Lealtad quiso sorprender al Pontevedra antes de meterse para ya no salir "en sus cuarteles de invierno", el equipo logró tomar algo la manija del juego e incluso protagonizó un par de jugadas de mérito triangulando en medio campo con algo de velocidad por medio de Sabater y Adrían Cruz.

Sin embargo, con el rival como ya se ha dicho encerrado en su parcela defensiva, el Pontevedra volvió a manifestar su total incapacidad para abrir defensas tupidas.

Esas jugadas aisladas con algo de electricidad se quedaron en eso, jugadas aisladas y los minutos empezaron a transcurrir sin que de nuevo los aficionados que allí estábamos pudiéramos comprobar si el portero visitante tenía o no buenas condiciones bajo los palos.

Algún acercamiento peligroso, alguna aproximación prometedora pero lo cierto es que ni en una sola ocasión se tiró entre los tres postes y la acción más peligrosa y bonita terminó con un lanzamiento de Figueroa por encima del larguero.

Tras el descanso nos encontrábamos con la sorpresa de la presencia de Pitu sobre el terreno de juego en sustitución de Oier Calvillo.

El chaval lo intentó por banda derecha, estuvo voluntarioso, a veces quiso encarar pero lo cierto es que no contribuyó en absoluto a generar peligro de verdad sobre el área contraria.

A medida que avanzaba el segundo tiempo esa sensación de impotencia progresiva, de desesperación continúa ante nuestra incapacidad para superar a una defensa se fue adueñando de casi todos.

La única esperanza venía, como suele ser habitual, por la banda izquierda y los continuos  intentos de penetración y desborde de Alex González que además protagonizó el único lanzamiento a portería que fue respondido por una segura parada del arquero del Lealtad.

Ver a Alex correr, intentar driblar y volver a intentarlo un a y otra vez tras ser frenado por la defensa contraria, se convirtió por lo menos para el que esto escribe en el solitario atisbo de un mínimo peligro y por ende la posibilidad de que por ahí llegase esa jugada salvadora que nos diese el choque.

No llegó por ahí, incluso se cegó antes de tiempo dicha posibilidad por un cambio de banda ordenado por Luisito entre el cántabro y Pitu que no dio ninguna clase de resultado.

Si pudo llegar, en cambio, esa acción salvadora a 5 minutos del final y a través del balón parado. Una falta lateral bien sacada propició que Adrían Cruz pudiese rematar en inmejorable posición para marcar pero lastimosamente la pelota se le marchó fuera.

Otra de las frases "míticas" proferidas esta temporada desde dentro del club es  la famosa "La mejor plantilla de 2ªB".

Es cierto y no se puede negar que esta plantilla debería haberse clasificado por lo menos para la fase del 4º al 6º y no estar pasando ahora por la terrible posibilidad de bajar a 5ª división.

Ahora bien, para el partido de ayer teníamos dos bajas: Charles y Jorge (no cuento a Romay pues su ficha se dio de baja para dar cabida a Sabater).

Bueno, pues que con solo 2 bajas  y esa presunta "mejor plantilla de la 2ºB" no se pueda hacer más que un solo cambio hasta el minuto 80 en un partido que requería "mover algo el cotarro" y que además se pueda entender como lógica tal circunstancia viendo lo que había en el banquillo, pone bien a las claras lo corta y lo limitada en calidad y efectivos que en verdad es esta plantilla.

Y que se haya traído a Pitu en el mercado de invierno cuando ya teníamos en esa posición "ofensiva de banda" a Jorge, Oier, Oscar, Alex, Martín Diz e incluso Iñaki; y no se hubiera traído a un "9" de refresco por modesto que este hubiera sido cuando todo el peso recae desde el principio en solo 2 jugadores pone de manifiesto lo rematadamente mal que se hicieron las cosas en el mercado de invierno.

Al final, esa canción optimista de amor correspondido y emulsión de sentimientos bonitos que es "Por ella" tuvo que ser sustituida por otra hermosa canción del irrepetible Roberto Carlos.

Entre el nutrido repertorio del moreno brasileño figura también una canción que, como no, habla también del amor pero no ya del presente, del compartido sino del amor intenso pero pasado; del profundo pero ya lejano; de ese amor nunca del todo olvidado que hacía recitar a Roberto Carlos aquellos hermosos versos que algo así decían: "El gato que está triste y azul nunca se olvida que fuiste mía; más sé que sabrá de mi sufrir porque en mis ojos una lágrima hayyyy".

Así, como un gato triste y azul y no como un amante rebosante de energía erótica y amatoria, es como volvió a marcharse del campo el Pontevedra CF.

En rueda de prensa, no obstante, habría todavía tiempo para poder abrir los ojos de asombro ante algunas cosas que allí se dijeron.

Primero por algunas preguntas efectuadas sobre la actitud extremadamente defensiva de nuestro rival de ayer. Sinceramente, no sé a quien puede extrañar el planteamiento del equipo asturiano si ya de sus propios datos ( pocos goles encajados; pocos goles transformados) se deducía claramente cuales eran las virtudes y los defectos del rocoso equipo con el que nos enfrentamos.

Ahí estuvo bien Luisito diciendo que efectivamente eso era lo que se esperaba pues esa es la legítima forma de jugar de los de Villaviciosa.

Lo que a este atribulado bloguero le pareció más difícil de comprender es la alusión del técnico de Teo a lo excesivamente seco que estaba el césped.

No me extrañó porque no fuera cierto. La extrañeza y la incredulidad vienen porque desde las 16,40 minutos, hora en la que aproximadamente accedí al estadio no observé en ningún momento los aspersores funcionando sobre el césped de Pasarón. Ni tampoco los vi vertiendo agua en el descanso del partido.

Por tanto, no estaría de más que se supiera si una sequía imprevista azotó a los surtidores de Pasarón o si a la hora de utilizarlos hay que pedirle permiso al equipo visitante, circunstancia que tal y como está el mundo del fútbol no resulta descartable. 

Una semana más y esta temporada insoportable adquiere mayor grado de dramatismo.

Hace bien poco puede ver un interesante documental en el que se relataban las últimas horas de singladura del Titanic y las varias circunstancias que tuvieron que converger para que tan imponente trasatlántico acabará partido en el fondo del océano. 

Mensajes de aviso no atendidos de otros buques que iban por delante avisando de bloques de hielo; remaches deficientes en algunas partes del casco; un pequeño incendio en uno de los depósitos de carbón que estuvo días sin extinguirse; los dos vigías sin prismáticos por una razón de difícil explicación...

El caso es que cuando los grumetes vieron la inmensa mole contra la que se dirigían, lo hicieron demasiado tarde y la maniobra evasiva del Titanic no evitó que el golpe lateral del barco contra el iceberg fuera tan brutal como devastador propiciando la tragedia que ha pasado a la historia y que casi todo el mundo conoce  en nuestros días.

El Pontevedra CF ha recibido ya muchos avisos y parece que ese giro de timón se está retrasando hasta casi lo insoportable.

Teniendo en cuenta que el partido jugado en Guijuelo ya era realmente de 2ª fase, de los 4 que hemos jugado tan solo hemos ganado 1, al Covadonga y de manera no demasiado convincente.

El iceberg ya está a la vista. 

A día de hoy, hay tiempo todavía para variar el rumbo y esquivarlo sin que los efectos de la la temporada sean ya completamente devastadores y humillantes.

No obstante, el tiempo se acaba y esas famosas sensaciones con las que se nos taladró a lo largo de la 1ª fase no pueden ser más desalentadoras.

El que esto escribe siente miedo futbolístico y no le duelen prendas en reconocerlo.

Miedo a la 5ª división o 3ª RFEF; miedo al ridículo, a la insignificancia, a ser el hazmerreír del fútbol gallego.

Miedo a meternos ya no en un pozo sino en una sima que ríase usted de Mordor de la que sea imposible salir.

Miedo, en definitiva, a que el Pontevedra CF alcance la peor clasificación de sus casi 80 años de historia.


 

         

  

miércoles, 7 de abril de 2021

Entre la desidia y el nerviosismo

El Pontevedra ganó hace unos días el partido más accesible de los 8 que se va a encontrar en esta tortura china de 2ª fase por evitar la hecatombe.

Ganó a un equipo honrado, humilde y voluntarioso que no ha vencido fuera todavía en lo que se lleva de competición pero que sí había conseguido un llamativo y meritorio empate en el estadio de El Plantío ante un Burgos que esta vez sí está cumpliendo las buenas expectativas que había creado.

No planteó el Covadonga un partido cerrado, defensivo o brusco ante los nuestros.

Todo lo contrario. Quiso jugar, otorgó espacios al colocar la defensa bastante adelantada y demostró que juega mejor en campo contrario que en su propia parcela.

El encuentro era ideal para que los pocos, poquísimos aficionados que nos congregamos en Pasarón (ni de lejos los 1000 permitidos), pudiéramos sacudirnos una pequeña parte de la frustración y el disgusto que acumulamos desde Octubre, viendo al equipo ganar con autoridad y empezar a desasirse de esa "depresión futbolística" en la que se ha metido al verse relegado al furgón de cola de su subgrupo.

No es cuestión de hablar ya más de un partido sobradamente descrito en diferentes crónicas periodísticas.  

Baste con decir que esa "autoridad " duró 20 minutos, que mediada la primera parte y de forma inexplicable el equipo se partió permitiendo al Covadonga generar dos o tres ocasiones de gol bastante claras (además de la falta en la que sí fue capaz de recortar distancias) y que la sensación de incredulidad, de "no tener ni idea de lo que estaba pasando" volvió a reinar en las despobladas gradas de Pasarón desde las cuales pudieron escucharse algunas pitadas realmente notables al equipo.

Baste también con recordar que la segunda parte no fue lo mismo. 

El Pontevedra no empezó bien pero con el paso de los minutos creó hasta cuatro ocasiones para sentenciar. La diferencia estuvo en que afortunadamente se dieron muchas menos facilidades atrás y el Covadonga apenas pudo llegar con peligro a la portería de Alvaro y solo dio un pequeño susto con un lanzamiento desde una posición escorada al que respondió con seguridad el guardameta granate.

Aún así, llegar al final con un marcador ajustado después de lo que se había fallado volvió a generar nerviosismo, cabreo y algo de hartazgo en una afición que no daba crédito a la incapacidad de su equipo para terminar con el choque muchos minutos antes de su final.

Entre esas ocasiones de la segunda mitad (cuatro o cinco, insisto, muy claras) no se puede dejar de comentar una de las falladas por Rufo y otra por Oier.

En esas dos acciones no había ni oposición del portero rival y resulta alucinante que se hayan marchado fuera ante la estupefacción general del ex vetusto.

Recuerdo alguna ocasión igual de clara marrada por Rufo en Barreiro y más de una erradas por él mismo y otros compañeros aquel infausto partido jugado también aquí frente al Guijuelo.

¿Se puede fallar? Sí, claro. Esto no deja de ser un deporte y el error forma parte del mismo pero realmente hay fallos a los que resulta muy complicado encontrar explicación y más si hablamos de jugadores con una calidad contrastada que ellos mismos han demostrado aquí mismo en otras ocasiones. 

Lo cierto es que al final se ha ganado al Covadonga con un gol de "churro" que entra tras desviar un defensa y con otro tanto producto, sí, de un buen disparo muy lejano pero en el que el arquero rival estaba tan adelantado que permitió que el lanzamiento de Sabater le pasara por encima y entrara casi por el centro de la portería.

En cambio, jugadas  en las que se encara en "uno contra uno" al portero contrario o incluso se dispara con aquel en el suelo, como se acaba de decir, se marchan fuera de forma lastimosa y muy peligrosa para el resultado.

Hace tres días, tales fallos enormes no costaron puntos pero otros días sí lo hicieron.

Fue el partido, por tanto, un pequeño resumen de lo que ha sido el Pontevedra CF esta Liga. 

Un equipo absolutamente incapaz de mantener su portería a cero y que ha perdido muchos puntos por tal circunstancia y un equipo que salvo alguna excepción tampoco es capaz de meter con cierta frecuencia las ocasiones que crea con lo que el "cocktail explosivo" resultante no podía ser otro que verse inmerso en esta insoportable fase en la que si se vuelven a tener las lagunas que se han tenido el Domingo pasado no es descartable que acabemos pasándolas otra vez "canutas". 

También me gustaría llamar la atención sobre otro apartado que posiblemente responda a la sensación de fracaso que el propio equipo tiene sobre sí mismo y no a una cuestión real.

El caso es que en ocasiones los jugadores parecen cansados e incluso agotados pasados 25 o 30 minutos de juego. 

Resultaba llamativo ver a diferentes futbolistas agacharse o acuclillarse ya en la primera mitad denotando un cansancio físico que no parecía corresponderse con la fase de partido que en ese momento se disputaba.

Insisto en que a lo mejor ese problema físico no es tal y se corresponde más con la decepción o con el "marrón" que supone para muchos de estos jugadores tener que disputar esta fase.

No sé. Lo que si sé, es que estén algunos futbolistas cansados o no; se encuentren más motivados o menos; sientan más ganas o menos de salir a jugar, lo únicamente cierto y verdadero es que, como ya se ha dicho más veces en este blog, la entidad se está jugando mucho en este envite.

No quiero ni pensar en las consecuencias económicas que a buen seguro acarreará (porque las acarreará) para el Pontevedra no estar en 1ªRFEF la temporada que viene después del desembolso que se ha hecho para lograr ese objetivo y que ha resultado completamente fallido.

Ahora, eso no es nada con el "tembleque" que me entra si pienso en la posibilidad de bajar dos escalones de golpe y que el equipo de con sus huesos en la 3ªRFEF con todo lo que ello supondría de humillación, desprestigio y por supuesto consecuencias económicas.

Por tanto, en estos momentos no toca la desidia ni el desinterés ni la inercia de que vamos a quedar seguro entre los 2 primeros porque "nosotros lo valemos" porque esa sería otra equivocación de las muchas que se han cometido esta temporada por todos los estamentos del club.

A este respecto (no sé si debería escribirlo porque a lo mejor le perjudica, la verdad) la actitud que vale, la que hizo sentirme algo representado desde la grada el otro día, es la carrera que el capitán se echa en el minuto 92 hasta la banda izquierda de nuestro ataque para taponar un balón en largo que pretendía mandar el rival en los minutos de descuento del partido. 

No es que Alex el otro día estuviera en su versión "super"; falló algún control fácil, algún pase no complicado pero sí dio tres asistencias de gol que se desperdiciaron y, sobre todo, llenó su banda izquierda de carreras hacia delante y hacia atrás . A veces me dio la sensación de que en otras zonas del campo (no precisamente cercanas a la suya) no se corría de la misma forma e intensidad.

Es posible que sean solo sensaciones equivocadas de este atribulado bloguero, provocadas también por el aprecio que siente al portador del brazalete esta campaña (aprecio ganado sobre el terreno de juego por el rubio jugador cántabro). 

Es posible, por tanto, que todos corran igual y que nadie ahorre un esfuerzo ni se ahorre meter una pierna en algún lance determinado. Ojalá sea así y el que esto escribe esté en un error.

Esta 2ª fase es muy dura para todos: jugadores, técnicos y aficionados.

Creíamos que a estas alturas estaríamos viviendo una cosa y estamos sobreviviendo en otra pero esa mentalidad debe cambiar por completo.

Debe hacerlo por lo menos hasta que nuestra presencia en la 2ªRFEF sea un hecho y se haya amortiguado un poco el tremendo golpe que nos hemos llevado.

Luego ya habrá tiempo de que se nos rompa el corazón comprobando los 40 equipos que jugarán la 1ºRFEF y sintamos envidia (sana o no) mientras se disputen los play off de ascenso a 2ª.

Por contra, lo que toca ahora es pensar en el Sporting B. 

Un equipo que a buen seguro no parará de correr durante los 90 minutos y que derrochará entusiasmo en todas sus acciones con el objetivo de ganarnos y recortar la diferencia que le llevamos en la tabla.

¿Qué Pontevedra saltará al campo en Gijón?

El equipo depresivo y lastimero que se vio en Guijuelo y en algunas fases del encuentro frente al Guijuelo? 

O un equipo responsable y sabedor de que todas las bromas que se podían gastar este año ya se han gastado y que de no dar la cara verá como sus rivales se le echarán encima aumentando la sensación de asfixia que todos tenemos a estas alturas?