lunes, 27 de mayo de 2024

De nuevo al límite.

Da la impresión de que el Pontevedra CF le ha cogido el gusto a eso de ponerse al límite cada vez que se le presenta una ocasión de sellar su pase a la primera federación.

Después de ofrecer una imagen muy mejorable el día del Ourense, encuentro al que ya se llegó con algún tropiezo a domicilio de difícil justificación que provocó que ese partido se convirtiera en una auténtica final, el equipo granate volvió a desconectarse en la segunda parte del partido de ida de la primera eliminatoria permitiendo que un rival que no había hecho nada  hasta ese instante le remontase el marcador de manera harto absurda.

Luego llegó la vuelta y el Pontevedra fue otro ante una afición entregada, lo que no impidió que el gol de la clasificación legase en el minuto 92.

En el Benito Villamarín, ante más de 15.000 béticos y más de 200 seguidores granates colocados en una zona (en mi opinión) bastante absurda del estadio que contaba con otras ubicaciones mucho más apropiadas para colocarlos, el Pontevedra CF volvió a ejecutar otro ejercicio de funambulismo que deja la situación para la vuelta otra vez complicada y con una nueva obligación de remontada.

Y eso que el equipo no salió demasiado mal de entrada bajo el sol de justicia de la capital hispalense.

A pesar de que el Betis Deportivo quería más la pelota, mucho más que el Aragón incluso, el Pontevedra consiguió hacerse con la posesión de manera alterna e incluso gozó de la primera ocasión del partido en un lanzamiento de Chiqui, tras buen pase largo de Churre y excelente control y penetración del ex coruxista, que fue repelido en buena intervención por el portero andaluz.

Luego llegó el gol bético que cambió la decoración de la primera parte.

La jugada se originó en un balón largo a la espalda de Garay hacia su exterior izquierdo, Jesús Rodríguez. Este condujo, entró en el área y una vez allí se fue perfilando hacia el interior de la zona de castigo sin que el argentino ni ninguna ayuda de Bastos u otro compañero pudieran impedir que enviara un balón cruzado a media altura que hizo inútil la estirada de Edu.

Con esta acción convertida en tanto en el primer tiro a portería del rival, se ampliaba una estadística que nos está haciendo daño en play off y que enseña que el porcentaje de tiros a portería recibidos en relación a los goles encajados sigue siendo del 100 %.

El Aragón nos tiró 3 veces y nos hizo 3 goles. El Betis una vez (no volvería a lanzarnos a portería en lo que quedaba de partido) y consiguió un gol.

EL Pontevedra acusó el golpe y poco después de sacar de centro se produce un desajuste defensivo evidente que posibilita que un balón en profundidad por la izquierda de nuestro ataque llegara a un atacante bético rompiendo el fuera de juego.

No uno, sino dos compañeros tenía el portador del esférico para efectuar el pase de la muerte y dejarlos solos delante de Sousa. Por fortuna, el pase fue muy malo y sobrepasó a los dos verdiblancos que llegaban como hienas desbaratando una jugada muy clara de gol.

No sé si porque el Pontevedra volvió a aplomarse sobre el terreno de juego, que creo que sí, o porque el Betis cometió el error de no ir más a por nosotros en ese momento, que creo que algo también, lo cierto es que las llegadas con peligro por parte de los locales desaparecieron casi por completo y el partido se fue tranquilizando con el Pontevedra teniendo más el balón pero sin lograr crear peligro en la zona de castigo bética.

Quizá contribuyó también a la calma, la lesión que parece importante del jugador local Mwabuli que debió dejar el terreno de juego sin poder apoyar en el suelo una de sus piernas.

La segunda parte fue diferente.

El Pontevedra salió algo más activo y decidido al césped y monopolizó la posesión de la pelota acumulando llegadas al área del Betis Deportivo.

En ese tramo de partido se evidenció otro defecto granate que empezó a manifestarse ya hace bastantes partidos, su falta de concreción o en el último pase o en el remate que le lleva a tener que llegar muchas veces para hacerle un gol al rival.

Alex envió un zurdazo al poste, un Mayo colosal durante todo el choque mandó otro lanzamiento muy cerca del otro poste bético y Carlos López cabeceó una pelota obligando al portero a sacar una buena mano para el despeje. También Yelko probó el disparo desde la frontal marchándose el balón alto.

No está atravesando, por cierto, su mejor momento Carlos López que trabaja como siempre pero que no está acertado ni en el remate final ni en esa capacidad para combinar en la última zona del campo que sin duda atesora el de Ares.

Luego llegaron los cambios y fueron entrando Toño, Gueye, Rufo y Borja.

Los minutos pasaban y el Pontevedra forzaba corners e incluso alguna otra ocasión en el tramo final como una de Rufo que volvió a despejar el portero u otra en la que el central Mendy (que dio una impresión muy buena sobre el campo) despejó hacia su portería dando un buen susto al portero.   

Con el pitido final del colegiado que realizó un buen arbitraje, la sensación del que esto escribe era parecida a la de algunos otros partidos no demasiado lejanos en los que era difícil encontrar una explicación a la derrota.

Quizá ( o sin quizá) esa explicación hay que encontrarla en esa facilidad que encuentran los rivales para hacernos gol en las poquísimas llegadas de las que gozan y nuestra dificultad en concretar las bastantes más ocasiones de las que disponemos.

El caso es que la situación vuelve a estar complicada y la ventaja inicial con la que contaba el Pontevedra al iniciar la eliminatoria es ahora del Betis cuando ya se ha disputado el 50% del emparejamiento.

Somos nosotros los que tenemos que marcar y por tanto los que debemos ir a por el rival en busca del gol que vuelva a voltear la coyuntura.

Es verdad que el detalle de no tener que lanzar penaltis y clasificarnos tras prórroga si obtenemos una victoria de un gol, hace que la labor no sea tan ardua y que logrando un 1-0 en tiempo reglamentario y luego sosteniendo la ventaja en el tiempo suplementario nos valga.

No obstante, habrá complicaciones.

El primer obstáculo viene por el hecho de nuestra incapacidad para dejar nuestra meta a 0 que si se alarga el domingo nos obligará al menos a meter 2 para subir.

La otra complicación vendrá dada por el propio rival que no es el mismo equipo que el Aragon.

Como ya se comentó en este mismo blog y en el podcast del mismo nombre, es cierto que el Betis Deportivo solo ha logrado 16 puntos fuera y solo ha vencido en dos partidos (3 si contamos el de vuelta al Europa).

Lo que pasa es que igualmente cierto es que solo ha perdido 5, o lo que es lo mismo, que ha empatado 10 y cualquier empate le valdría en unos días en Pasarón.

Otro aspecto que preocupa a este atribulado bloguero es que es posible que mejoren todavía más su plantel sobre todo en defensa con respecto al que jugó en Sevilla.

Si uno de sus mejores hombres ayer (junto a ese juvenil de nombre Jesús Rodríguez que a mi particularmente me encantó a lo largo de casi todo el choque) fue el central Nobel Mendy, fuerte, alto, rápido, aunque un punto impreciso en algunas salidas de pelota desde atrás, es muy posible que el filial cuente en Pasarón con Visus, otro central muy poderoso de 1,92 que el Sábado jugó todo el partido con el primer equipo en el Bernabeu, choque en el que el Betis no encajó gol alguno.

Podría incluso venir Vieites, el portero que también actuó en Madrid aunque esto me preocupa un poco menos pues Guillerme, el meta que jugó ayer, me pareció ya bastante bueno.

Por tanto, me da la impresión de que el Betis Deportivo puede defenderse aquí mejor que el Aragón (ojalá me equivoque) y que no será fácil romper ese triángulo de centrales poderosos y buena portería sobre todo si pasan los minutos sin que logremos ese gol que podría cambiarlo todo.

Por el contrario, la previsible ausencia de Mwabuli (uno de sus máximos goleadores) le restará poder ofensivo al filial bético a no ser que sorprendan y aparezcan en Pontevedra con un Asanne Diao que hace más de un mes que no juega con el filial pero que ya no tiene compromiso alguno con el primer equipo.

Sí. Claro que sí. También hay muchos otros aspectos que pueden llevarnos al optimismo.

Hay van.

El primero, la ya citada circunstancia de que nos vale ganar por un gol al término de los 90 minutos si luego aguantamos ( o aumentamos evidentemente) el marcador en la prórroga.

El segundo que me dio la impresión que el Pontevedra CF acabó el partido de Sevilla mejor físicamente que el Betis, lo que me resultó llamativo. Desde fuera es muy difícil saber si esa impresión es real pero yo sí la tuve en los últimos minutos del partido.

El tercero es que si no hay imprevistos esta semana podremos contar con todos los efectivos. No hubo lesiones ni expulsiones en el Villamarín y Yelko no vio esa tarjeta que lo habría llevado a cumplir sanción.

Y el cuarto. Hay el cuarto.

El cuarto es Pasaron y el ambiente maravilloso que a buen seguro se vivirá el Domingo en nuestro maravilloso estadio.

Esa conexión eléctrica, esa retroalimentación que se vivió el día del Aragon debe multiplicarse por dos o tres dentro de unos días.

El equipo contó en Sevilla con el aliento impagable de 200 valientes que tuvieron la osadía incluso de hacerse oír a través de la televisión cantando eso de que bonito es ser pontevedrés llenando de emoción y orgullo muchos hogares en los que los seguidores granates veíamos el partido.

El Domingo van a ser 10.500 los que allí nos reunamos para volver a sentir, para volver a sufrir, para volver a animar y para volver a jugar nuestro papel que resulta importantísimo para el desenlace de la película.

Espero a un equipo parecido al que salió contra el filial zaragocista. Un equipo pendiente de la espalda de sus laterales y conocedor de las virtudes e intenciones del Betis a la hora de atacar pero un equipo que percuta por un lado, por el otro, por el centro, que le enseñe al Betis, venga con quien venga a jugar aquí, que no existe otra solución posible que no sea que el Pontevedra se haga con la victoria y el ascenso a 1RFEF.

No será fácil. Para el Pontevedra nunca hay nada fácil.

Habrá momentos en los que lo pasaremos mal, en los que encontraremos dificultades pero JUNTOS el equipo y la afición sabremos encontrar el camino para sortearlas.

Estamos a un paso.

Estamos otra vez al límite pero podemos, tenemos y vamos a conseguirlo.

Esta afición  y este equipo deben estar la temporada que viene en 1RFEF.  

 

lunes, 20 de mayo de 2024

A flor de piel

Hace no demasiados días, a raíz de alguna columna escrita en este mismo blog o de algún episodio grabado del podcast (no recuerdo bien) en la que hablaba de la necesidad de que el Pontevedra CF sacará a relucir la cara “B” del fútbol, su cara “B” particular, mi hijo acabó por preguntarme qué era eso de la cara B y como se aplicaba al entorno de la música.

Con paciencia y sin desalentarme por los gestos de incredulidad, asombro y hasta sorna que dibujaba su rostro a medida que le iba contando, hablé sobre aquellos cassettes o “cintas” en las que escuchábamos música o grabábamos alguna canción siempre pendientes de que las voces de disc- jockeys, especialmente entrenados para ello, no se colasen al principio o al final del tema para arruinar la grabación.

Le explicaba también que esas cintas contaban con dos caras, la A y la B que había que poner una detrás de otra para escuchar el álbum entero.

Generalmente las canciones de la cara A eran las que se ponían a todas horas en las emisoras especializadas en música y las recogidas en la B eran destinadas casi al olvido o al disfrute mucho más pequeño de los grandes seguidores de una banda determinada.

Me atreví incluso a contarle que incluso años antes de eso, salían “singles” en vinilo que contenían una canción por su cara A y otra de relleno por la cara B.

Después de que mi vástago comprobara una vez más la rareza de la era cuaternaria de la que procede su padre, me animé a realizar una breve búsqueda de canciones que en principio aparecieron en la cara B pero que lejos de instalarse en el olvido se convirtieron en algunos de los temas más famosos de sus compositores o intérpretes.

Encontré bastantes tanto de los Beatles como de los Rolling Stones y otros grupos pero me llamaron especialmente la atención dos canciones que yo mismo he tarareado multitud de veces en diferentes contextos, “We will rock you, de Queen y “Maggie may” de Rod Stewart que fueron colocadas en lugares secundarios para luego hacerse mundialmente célebres.

El caso es que el Pontevedra llevaba, no uno ni dos, sino más meses enseñando solo la cara A de su fútbol.

Esa cara principal en la que la calidad para la categoría seguía siendo incuestionable pero en la que faltaba el alma, el sentimiento, la fuerza o la personalidad que aporta la cara B y que solo junto a la primera convierten a un equipo en un grupo muy difícil de batir.

El Pontevedra tocaba la pelota pero muy poco tiempo con veneno y profundidad y muchos más minutos con desgana y somnolencia.

El Pontevedra seguía metiendo goles pero de la misma forma que un empleado de una oscura oficina sella papel tras papel de forma mecánica anhelando el fin de su jornada pero no como alguien entusiasta que disfruta realmente con lo que hace.

El Pontevedra encajaba goles con mucha facilidad (a balón parado, sobre todo, aunque no solo a balón parado) y lo hacía con esa dejadez que transmite aquel que se sabe el mejor en algo pero que no tiene ninguna gana de demostrarlo.

Y así, entre desidia y algo de suficiencia, llegó esa “final” contra el Ourense en la que esa ausencia por completo de la cara “B” acabó por liquidar todas las opciones de ascenso directo ante la mirada de más de 7.500 seguidores granates que se fueron aquel día con la sensación repetida de no haber visto, ni de lejos, la mejor versión de su equipo.

Y llegó la ida con el Aragon y en la primera parte sí se atisbaron destellos de esa cara B acompañando a la exquisita pero algo soberbia cara A.

Se tocó con más intención, no hubo complicaciones atrás, se dominó casi por completo al rival… aunque solo fueron eso, atisbos. En aquella segunda parte volvió a escasear la profundidad, la ambición, el entusiasmo, la energía, las ganas de ser mejor y así el disco se quedó no solo a medias sino incluso en un trabajo mediocre que habría que arreglar en el siguiente trabajo semanal.

No había más oportunidades. O la “banda” se esmeraba más que nunca a la hora de componer e interpretar sus canciones o el éxito se escaparía irremediablemente hasta dentro como mínimo de un año.

Y sí, es verdad, se cometieron errores de los que ahora se escribirá pero la versión del Pontevedra CF fue diferente desde el minuto 1.

Desde ese primer instante el equipo salió decidido a ir, a percutir, a insistir, a atacar y a derribar el muro zaragozano.

Lo que pasa (y aquí llega el tiempo de hablar de errores) es que cuando se lleva tanto tiempo sin entonar o afinar como se debe, hay aspectos que no se solucionan de un día para otro. Y es verdad que el Pontevedra a lo largo de buena parte de la primera mitad dio alguna muestra de fragilidad defensiva.

El pase horizontal de Bastos (aunque pueda existir falta sobre Mayo) no es de recibo y la facilidad con la que el Aragón hilvanó la contra que terminaría en el 0-1, quizá tampoco.

Nos habían tirado 3 veces en la eliminatoria y nos habían hecho 3 goles. Y pudo ser peor porque pocos minutos después, en un simple balón largo, volvimos a hacernos un lío que terminó con un balón rozando uno de los postes de Edu empujado por un defensa vestido de granate.

Esa debilidad atrás (que desapareció por completo en la segunda parte) fue el peor aspecto del choque pues los dos centrales ( a pesar de que insisto, el gol se genera en un pase de Bastos que no debió producirse) no mostraron en algunas acciones la contundencia que deben enseñar en todo momento.

A pesar del mazazo del 0-1, el Pontevedra no estaba por la labor ayer de de dejar de interpretar su fútbol de esa manera que nos encandiló en la primera vuelta.

Se llegó en muchas ocasiones por las dos bandas, Dalisson y Yelko generaban peligro en tres cuartos y solo la falta de acierto en el remate o en el último pase impedían que el resultado empezara a cambiar.

Llegó el golazo de Yelko y el Pontevedra se reafirmó en el camino. En el camino del fútbol, sí, pero en el del fútbol profundo, constante, con espíritu, con garra y con esa energía que resulta indispensable para afrontar cualquier partido y más una eliminatoria de ascenso.

Nada más volver del vestuario, Carlos López (que ayer estuvo fallón) la tuvo para hacer el segundo y luego volvió a tenerla el de Ares después de que el portero aragonés rechazara en portentosa intervención un lanzamiento de Alex.

Al cuarto de hora se fue Bastos y entró Toño Calvo.

No resulta exagerado escribir que la media hora disputada por este futbolista resultó antológica.

Además de aportar ese “plus” en los balones divididos, de meter fuerza en medio campo y enardecer con su trabajo aún más a la grada (detalles que forman parte también de esa cara B que tanto echamos en falta), hizo el segundo tanto tras acción de Dalisson y primer remate de Carlos López rechazado por el portero y que Toño pudo remachar por estar en el sitio exacto.

Luego se sacó una jugada impresionante de la manga arrancando desde medio campo y aguantando incluso un intento de placaje de un rival que no pudo frenarlo. Se fue de no se cuanta gente y tras algún rechace estuvo él mismo a punto de hacer un gol tremendo.

Y qué decir de la traca final en el 92. Antes, hay que decirlo, en el 87 todos nuestros corazones se pararon al provocar el Aragon un córner que provocó que todos nuestros peores pensamientos salieran a la superficie. No tuvo consecuencias

En ese minuto 92, Toño arranca otra vez desde muy atrás y cede a la derecha para Dalisson. Este manda un centro algo bombeado hacia Rufo que despeja un defensa de cabeza hacia dentro del área y allí, otra vez viniendo desde atrás, Toño conecta un derechazo que mandó la pelota a las mallas y a todos los espectadores granates al mayor de los júbilos.

Después del partido, en rueda de prensa, un Iago Iglesias expulsado nada más hacer su equipo el 2-1 y por tanto en un momento difícilmente entendible, decía que Toño era “un as en la manga” que tenía y que aporta fuerza, llegada y no sé cuantas cosas más al equipo.

Menos mal que ese as salió de debajo de esa manga ayer. Si no hubiera sido así, no habría quedado más remedio que devolverlo a la baraja para siempre.

Después, el Pontevedra posiblemente acordándose del “teatrillo” final del Aragon en la ida, mostró otra faceta de la carta B parando el partido mucho tiempo y pasando alguna factura generada hace 7 días.

Eso sí, esas pérdidas supusieron que los 5 de prolongación se convirtieran en 9 y que en el 53 y medio (tras fallar Gueye una muy clara) el rival gozase de otro corner que fue recogido por alto por Edu Sousa quien sabe si poniendo punto y final a tanta negligencia colectiva en ese lance del juego.

El final llegó y con él la clasificación del Pontevedra para la eliminatoria definitiva.

El Pontevedra volvió a mostrar fútbol, algo que casi nunca ha dejado de hacer esta temporada, pero dotó a ese fútbol de casi todo aquello que había abandonado en los últimos tiempos: garra, ímpetu, amor propio, resiliencia, ganas de ganar, ambición y la gente, que lo vio desde el primer instante, se entregó como en las mejores ocasiones provocando que todos los allí presentes sintiéramos el pontevedresismo, el granatismo a flor de piel, de una manera profunda y emocionante.

Eso es lo que no se puede olvidar en la eliminatoria final.

Y en ese cruce decisivo nos ha tocado el único quinto que superó la primera criba, el Real Betis Deportivo.

Forma parte del grupo IV que ha clasificado a todos sus componentes para esta segunda ronda.

Este sí es un filial de un primera división y además de un Real Betis que lleva años tocando Europa.

Ha cosechado menos puntos fuera, 16, que el Deportivo Aragón (los maños hicieron 21) pero, ojo, no ha perdido a domicilio ni con el Sevilla At (equipo ascendido directamente con el que empató) ni con el Orihuela (empate) ni con el Marbella o Yeclano a los que venció.

De hecho, en Yecla y Marbella fueron los dos únicos encuentros que ganó fuera. Eso sí, ha empatado 10 y solo ha perdido 5.

En casa tiene grandes números y solo ha perdido dos veces.

Otro enemigo será el calor. En la ida en Sevilla es posible que hasta las palomas salgan a volar con cantimploras y ese es otro factor que debemos saber manejar con un adecuado sistema de relevos a lo largo del partido.

Como datos random, cuentan con un hermano de Fekir que ya no es un niño y que el año pasado nos hizo un gol con el Linense y con un hijo de Zidane.

Como todos los hipotéticos rivales cuenta con puntos fuertes y débiles pero no olvidemos una cosa, no la olvidemos nunca:

Si el Pontevedra CF es capaz de mostrar su mejor nivel, esa versión en la que la cara A se ve bien arropada por la B, no hay ningún rival al que debemos temer, a ninguno.

Todo el respeto del mundo, faltaría más, pero miedo en absoluto.

Hay que estar a la altura en Sevilla. Entregarse como nunca sabiendo que luego la eliminatoria volverá a aquí.

Y aquí…. Pues eso.

Pasaron nunca se rinde y estará encantado de volver a dictar sentencia.

lunes, 13 de mayo de 2024

El apoyo como coartada.

Aquellos que de forma habitual pierden un poco de su tiempo para leer este blog saben que me gusta cada cierto tiempo mostrar mi agradecimiento por ello.

Ese agradecimiento se dirige tanto a los que tras efectuar su lectura muestran su conformidad con lo escrito como a los que a través de comentarios o redes sociales indican alguna cuestión sobre la que no están de acuerdo o incluso a veces enriquecen la columna aportando datos o rectificando alguno en que este bloguero (más atribulado que nunca) haya podido cometer un error.

En esta ocasión, además de esas eternas gracias por el muy considerable número de lecturas que acumula muchas semanas este espacio, debo ofrecer mis disculpas.

Sí. Debo pedir perdón a aquellos que entren esta semana en “En clave granate” en busca de esperanza o algo de optimismo de cara al futuro más inmediato que tiene el equipo por delante.

Antes del crucial partido contra el Ourense CF, titulé una entrada “Empuja, Pontevedra empuja” en referencia no solo al equipo sino a la entidad y a afición en general de cara al duelo de la máxima trascendencia que se iba a encarar en unos días.

Y vaya si empujó la gente.

Casi 8.000 personas en el campo para dar su apoyo a un equipo que se venía medio cayendo desde hacía semanas pero que todavía podía conseguir más de medio ascenso en Pasarón ganando al conjunto pontino.

La gente apoyó, sí. La afición estuvo, sí. El equipo y su entrenador, no.

El Ourense tenía un plan. Aguantar, defender y en un momento determinado cambiar alguna pieza y buscar un balón parado ganador. Ese plan bien trazado se cumplió y el Pontevedra CF dio con sus huesos en el play off al no ser capaz ni de empatar en casa aquel día.

Tras dos semanas de penitencia por la Liga, rumiando rabia, decepción y tristeza, llegaba la última oportunidad para salir de esta insoportable categoría a través de las eliminatorias a ida y vuelta.

“Adelante Pontevedra CF”, titulé esta vez ya más en dirección al propio entrenador a y a los futbolistas.

Aprender de los errores, tener personalidad, máxima concentración y a partir de ahí a ganar porque podéis, porque tenéis la calidad requerida para ello y porque sois mejores que el rival.

Ese en síntesis podría ser un sucinto resumen de ese escrito otra vez preñado de confianza y en la convicción de que el equipo habría reflexionado y que no se volverían a cometer las mismas torpezas de siempre.

M equivoqué.

Me equivoqué con todo el equipo, nunca mejor dicho, y el partido que se disputó en La Romareda fue, en rasgos generales, el mismo partido que llevamos viendo desde hace meses.

Tras unos primeros minutos de “empanada” se consiguió coger el rumbo del choque y la primera parte se empezó a disputar con sentido y cierta intención.

El balón era nuestro y el rival esperaba, sí, porque sabía que esperando y no desesperando llegaría el error de siempre del Pontevedra CF.

Aún así, insisto, el primer tiempo se jugó de forma inteligente y eficiente por nuestra parte.

Supongo que por una orden táctica ya preconcebida, esa posesión que era lenta pero no cansina ni estéril, se volcaba casi siempre hacia nuestra banda izquierda para que Chiqui encarara a su par y tratará de sacar réditos.

No estuvo en su mejor día el ex futbolista del Coruxo. Trató de desbordar, es cierto, pero pocas veces lo logró y cuando lo hizo no fue capaz de sacar ese centro venenoso que provocase que su acción fuese realmente productiva.

A pesar de ello, sus penetraciones dieron lugar a varios saques de esquina (sacados tan mal como casi siempre) y contribuyeron a consolidar al equipo en el partido.

Luego llegó la obra de arte de Dalisson.

Control excelso, regate maravilloso y disparo fulminante para hacer un tanto de bandera y confirmar que el Pontevedra estaba mejor que su joven rival y que se podría hacer incluso más sangre.

El resto del primer tiempo no estuvo del todo mal. Se perdió, quizá, un poco de esa intención en la posesión pero llegaron dos acciones que de haber estado acertados en el pase decisivo se podría haber hecho mucho daño a la contra.

Tras el descanso y con cada vez más calor sobre el césped, las cosas empezaron a cambiar. No de forma brusca sino sutil, sibilina, como tantas otras veces ya ha pasado.

El Pontevedra CF seguía teniendo el balón y su sensación de control era evidente pero con el paso de los minutos ya esa posesión pasó de ser algo lenta a directamente cansina, incluso algo desganada, y nuestras apariciones por las inmediaciones del área rival eran cada vez menos.

El Aragón empezó a meter algún cambio y desde fuera empezó a dar la impresión clara de que nosotros también necesitábamos relevos, aire fresco sobre el campo, piernas nuevas que ayudaran a sobrellevar esa segunda parte con calor y la lógica tensión del choque.

Esos cambios no se hicieron.

Y luego llegó lo peor. Llegó lo de siempre. Llegó otra vez lo único que no podía volver a llegar y que va camino de apartarnos de cualquier posibilidad de ascenso.

Ya minutos antes del corner a través del cual llegó el empate, el filial maño sacó otro que fue penosamente defendido y que acabó con el balón en plena área pequeña rebotando contra el cuerpo de Mario Gomez. ¿No os recuerda a algo?

Por suerte, en esta ocasión, dicho rebote fue flojo y la pelota acabó en las manos de Edu.

Qué decir del saque de esquina posterior que terminó en gol?

Otra vez se permite una peinada cerca del primer palo, otra vez llega otro atacante al segundo y con una de sus piernas empujaba la pelota a la red mientras Edu ya llevaba algunos segundos dentro de su propio marco.   

Descorazonador, realmente descorazonador. Otra vez y otra y otra y otra y otra y otra y otra….

Puedo admitir que la posesión de la que hablaba antes se volviera cada vez más monótona y sin sentido producto de la temperatura y de la actitud de un rival que no se quería romper porque era conocedor de lo que había.

Puedo admitir también, aunque ya con muchas más dificultades de comprensión, que no se hubiera efectuado antes algún cambio para tratar de dotar al equipo de más punch, fuerza, energía o como se le quiera llamar.

Daría por bueno todo eso si al menos fuéramos capaces de defender nuestro área como un equipo responsable y serio y no como un conjunto de niños de guardería incapaces de comportase con la más mínima diligencia defensiva.

Porque esa negligencia, porque esos errores asquerosos invalidan y hacen más grotesco todo lo anterior.

Por qué no sigues yendo tras el 0-1 a por el partido cuando tu rival está tocado y puedes hacer más daño?

Por qué no haces cambios cuando el equipo empezaba a pedirlos a gritos para seguir metiendo al contrario cerca de su área?

Si no regalas, sigues moviendo el balón como la rueda de un reloj de pared y te llevas el 0-1 (que sin duda es un gran resultado) pues se podría decir que los dejamos algo vivos pero que lo tenemos muy bien para la vuelta.

Ahora, si no vas a por ellos y aún por encima les das la razón cometiendo la misma negligencia de siempre es que no tienes perdón de Dios; es que no eres un equipo responsable; es que da la sensación de que te ríes en la cara de la gente y le tomas el pelo.

Después del 1-1, sí, los cambios.

Y después del 2-1 en el 88, producto de una falta bien tirada desde la frontal en la que volvimos a ser frágiles en la jugada previa, otros dos cambios.

 Siento la expresión vulgar pero es que es para mear y no echar gota.

En vez de utilizar las sustituciones cuando ganabas pero ibas a menos y necesitabas aire, las haces después de los mazazos y casi sin tiempo para nada.

Y todo ello contra un Aragón que es un grupo de muchachos barbilampiños y que contaba con cuatro bajas, tres de las cuales eran realmente importantes.

Y todo ello, después del 2-1, cayendo en las provocaciones de ese grupo de semi niños y cargándonos de tarjetas por mostrar tarde y mal ese genio que tendría que haber surgido antes jugando al fútbol y no discutiendo chorradas cuando el mal ya estaba hecho.

Por todas estas cosas es por las que ofrezco mis disculpas porque soy incapaz de encontrar algo de optimismo o luz entre tanta incompetencia.

Y tengo en cuenta, además, que el rival es perfectamente eliminable. Que estuvo a nuestra merced más de media hora de la ida. Que cualquier victoria en Pasarón, cualquiera, nos clasifica. Que lo normal sería darle la vuelta porque el Pontevedra es mucho mejor que el Aragón y que caer contra esta gente sería un ridículo notable.

Pero no veo alma. No veo, salvo excepciones, coraje. No veo garra ni rebeldía ni un mínimo propósito de enmienda para no volver a caer en lo mismo. No veo ningún motivo para no creer que el Aragon no vaya a hacer otro gol a balón parado, mejor dicho, estoy casi seguro que lo hará y que tendremos que hacer un mínimo de 2 goles para pasar.

Estoy cansado de escuchar a este entrenador hablar de “temporadón”, de campaña excelente, de los datos del fútbol virtual, de pequeños detalles…

Estoy hastiado de recordar que el Pontevedra no debe estar en 2RFEF y que no subir sería un fracaso estrepitoso que me cuesta un montón asumir.

Ahora, mejor dicho, desde ayer mismo ya se oyen apelaciones al apoyo de la afición, a la posibilidad de llenar el campo, a ollas a presión, a calderas etc etc.

El equipo tardó poco, por cierto, frente al Ourense en meter tanto cloroformo al partido que los casi 8.000 que allí estábamos fuimos casi desconectados por nuestros propios futbolistas a base de jugar andando.

Lo que yo me pregunto, en cambio, es lo siguiente.

¿Quién apoya a la afición?

El Pontevedra y su entrenador (el cual en la rueda de prensa previa a jugar contra el Fabril llegó decir que todo el mundo habría firmado llegar a esta situación a falta de 2 choques cuando en realidad ya no dependíamos de nosotros) piensan salir a Pasarón el Domingo a jugar andando desde el principio con ese “mantra” de que hay 90 minutos para hacer un gol?

El Pontevedra y su entrenador, en el caso de que se ponga por delante en el marcador, piensa de nuevo amnistiar a este grupo de “mozalbetes mañicos” y dejar que pasen los minutos hasta que en el tramo final un balón parado nos mande a la mierda?

El Pontevedra y su entrenador van a mostrar un mínimo de amor propio, de ímpetu, de alma en el campo que en absoluto resulta incompatible con mantener la cabeza en el partido?

El Pontevedra y su entrenador van a honrar el apoyo que sin ninguna duda se le va a brindar por parte de miles de aficionados que están muy por encima de ellos con un partido digno de un equipo que tiene como objetivo ineludible el ascenso de categoría?

El entorno del Pontevedra CF, en forma de medios de comunicación, va a dejar de tomar como una coartada la necesidad de apoyo que tiene el equipo para seguir callando y no preguntar lo que habría que preguntar?

Por todo esto y mucho más soy incapaz, lo siento, de confiar en que el Domingo el Pontevedra CF será un equipo de verdad y no creado por ordenador.

Pasar la eliminatoria debería ser obligatorio pero el equipo da síntomas cada vez más evidente de que está medio muerto y de que no será capaz.

La coartada del apoyo. No critiquéis ahora. Hacedlo luego, Ahora hay que apoyar.

Luego? Cuando? Cuándo nos hayan echado y humillado una vez más?

Lo siento, pero no.

Todos los componentes de esta entidad deben ser conscientes de lo que hay en este momento.

Y hay que rectificar ahora, Cuando hay tiempo. Cuando hay vida. No después. Cuando se haya cerrado el ataúd.

O se juega como un equipo de carne y hueso el domingo, o estaremos en la calle.

Claro que hay apoyo. Incondicional, profundo, numeroso pero aquel no debe ser utilizado como coartada sino como obligación para dar lo mejor de que cada uno tiene dentro.

Estamos al borde del precipicio.

lunes, 6 de mayo de 2024

ADELANTE PONTEVEDRA CF

Desde el mismo instante que el balón de Facu Ballardo penetró en la portería de Edu Sousa sentenciando así el duelo en el que se decidía el ascenso directo, el Pontevedra se sabía "condenado" al purgatorio (o al infierno, ojalá no) de las eliminatorias a doble vuelta para lograr el único objetivo que esta entidad puede tener en 2RFEF, el ascenso.

Han sido dos semanas largas, teñidas con ese color gris oscuro de la decepción que provoca haber dejado escapar algo que nunca debió fugarse ante tu propia gente.

En Coruña se sumó un punto a duras penas para certificar un segundo puesto mucho más importante de lo que parece de cara al play off y ayer mismo se cerró la Liga regular con un partido descafeinado en el que el Pontevedra jugó por inercia y su rival, el Racing Villalbés, confirmó definitivamente su descenso tras una segunda vuelta en la que se pareció poco o nada al equipo rocoso y difícil de vencer que fue en la primera parte del campeonato.   

Poco o nada se puede rescatar de lo de ayer si hablamos en clave granate.

Si acaso la constatación de que ni nuestro único internacional ni nuestro único "refuerzo invernal" jugaron de titulares en un partido en el que aparecieron en la alineación inicial cuatro o cinco jugadores que pocas veces lo habían sido a lo largo de la temporada.

Como punto indudablemente positivo, la ausencia de lesiones o expulsiones que posibilitan que todos los futbolistas se encuentren aptos para afrontar la ida de la primera eliminatoria dentro de seis días.

Con todas las reservas del mundo pues el encuentro no valía absolutamente para nada desde la perspectiva pontevedresa, resultó interesante ver como este triángulo formado por Samu en el vértice y Borja y Toño por delante funcionó más que correctamente tanto a la hora de mover la pelota como este equipo necesita como a la hora aportar algo más de fuerza en los duelos y más capacidad para recuperar balón tras unas pérdidas que ayer, especialmente en la primera parte que es cuando hubo algo de partido, fueron muy pocas. 

También a la hora de llegar al área contraria pues de esa forma llegó el único gol del partido. Buena jugada de Dalisson por la izquierda, con pase al desdoblamiento de Eneko y centro de este para que Toño llegando desde atrás empujase el balón al fondo de la portería de un muy buen portero visitante.

Hablando de porteros. Debutó esta campaña Manu Vizoso y lo hizo bien. No cometió errores, jugó con el pié como este equipo exige y acabó por cumplimentar una actuación muy aseada.

Con las mismas reservas que se deben tener para con los buenos detalles, hay que tenerlos con los malos pero relativizar y tener en cuenta el contexto en el que se jugaba el choque no quiere decir que no se citen aquellas cosas que por lo menos a este atribulado bloguero le gustaron menos.

Y en ese apartado está Rufo. 

En la jugada en la que un defensa rival le cede por error un balón para poder encarar con todo el tiempo del mundo al portero contrario, un delantero no puede finalizar tan mal, tan horrorosamente mal.

A Rufo se le necesita. Por su experiencia, por su trabajo, por su incuestionable identificación con esto... pero también se le necesita por sus goles, esos que sí pudo convertir en la primera vuelta pero no en la segunda.

Falló una muy clara en Aranda en la última jugada, falló ante el Marino varias, también el día clave no estuvo fino en una acción que pudo ser decisiva y ayer entregó literalmente otra ocasión muy clara a las manos del portero.

El fútbol es caprichoso, mucho. Y Rufo tiene gol, lo ha tenido siempre. Es posible, que feliz nos haría a todos, que el gol del ascenso llegue por mediación suya pero para ello debe ganar toda la confianza que parece haber perdido a lo largo de estos meses. Está a tiempo de recuperarla, de creer otra vez en él si es que ha dejado de hacerlo pues minutos va a tener en esta crucial fase de la competición.

La Liga regular ya es historia. No se ha conseguido el ascenso por la vía directa y sin solución de continuidad pero con estas dos semanas en la que espero de todo corazón que el equipo se haya mentalizado para lo que le espera, aparece ya el partido de ida de la primera eliminatoria a vida o muerte.

El rival que ha tocado en suerte es el Deportivo Aragón, filial del histórico Real Zaragoza que pena por segunda división desde hace más de una década.

Algunos seguro que habrían preferido a otro de los posibles rivales, otros (entre los que confieso encontrarme) no le ha parecido mal el nombre que ha salido en la papeleta. 

Ahora bien, una cosa tengo muy clara, tan límpida como el agua fresca que mana de una fuente en un día caluroso de verano, dará igual el rival que nos haya correspondido si el Pontevedra CF no ha logrado aprender nada de lo que le ha pasado a lo largo de casi toda la segunda vuelta.

Hay una corriente de opinión que afirma que todo se decidió en una jornada y que los 90 minutos contra el Orense con esa dura derrota fue la que nos condenó.

Matemáticamente, quizá sí. Ganar aquel día era casi lograrlo y perder quedar fuera.

El problema es que no había necesidad de jugárselo al todo nada ese día.

Se falló en casa ante el Zamora, se falló en Santander, en Aranda e incluso en Santiago a pesar de algunas jugadas controvertidas.

Todos esos días y otros en los que a pesar de ello se sacó el resultado, el Pontevedra regaló goles increíbles a balón parado y las veces en las que estuvo con ventaja fue incapaz de gestionar la misma con eficacia, oficio y personalidad sobre el césped.

Existe la cara A del fútbol que es aquella en la que aparece ese pase maravilloso, esos diez minutos de toque preciosista e incluso ese gol que pone en franquía un marcador.

Sin embargo, luego también existe la cara B. 

Esa cara en la que si te has logrado poner por delante en el marcador pero no sentenciar el choque debes mostrarte más seguro que nunca en la labor de seguir combinando, moviendo al rival aunque no encuentres profundidad, evitando pérdidas absurdas en zonas comprometidas del campo.

Es esa cara B en la que tú rival, que también juega, aprovecha por sus mejores momentos y te aprieta y exige que aparezcas más que nunca. Que aparezca la seriedad defensiva, la máxima concentración en el balón parado, tu oficio para parar el partido si hace falta, para meterle cloroformo, para cuando estás al límite  salga tu personalidad para apagar los incendios que el contrario ha intentado prender.

Eso he echado muchísimo de menos en el equipo desde hace meses. Dominar tu área con uñas y dientes y dominar la contraria no marrando ocasiones a veces sonrojantes que hacen crecer a los rivales. Que apareciera el oficio, esa personalidad que a veces ha faltado.  

Sea como fuere, el filial zaragocista ha anunciado hoy mismo que el partido de ida se jugará el Domingo por la mañana en el mismísimo campo de La Romareda.

Ni que decir tiene que el Aragón derrochará energía, ilusión y esa casi despreocupación de la que rezuman los filiales cuando afrontan fases en las que el ascenso es un premio y no una obligación.

Cuentan con un tridente formado por Mañas, Cuenca y Fabio que ha logrado 27 de los 51 goles que han logrado en Liga y a un juvenil, Adrián Liso, que ya ha debutado e incluso marcado un gol en Huesca con el primer equipo zaragocista. Hablan muy bien de este futbolista.

Por contra, este filial ha encajado 40 goles, cifra nada desdeñable, y ha quedado a 26 puntos del Bilbao Athletic, a 20 del Barakaldo y a 15 del Ud Logroñés.

Además, es un filial al uso, es decir, muy joven y con poca experiencia, lo que puede resultar clave a la hora de afrontar la vuelta en Pasarón ante, ojalá, un gran número de aficionados granates.

No nos engañemos, La eliminatoria, como todas las de ida y vuelta, será difícil y comprometida. Lo habría sido igual ante el At. Paso, Betis o Lleida.

Es hora de nuevo de mostrarle al Pontevedra CF, a nuestros jugadores y nuestro cuerpo técnico, todo nuestro apoyo, nuestro ánimo, nuestras ganas de conseguir el ascenso que tanto necesitamos.

No obstante, es hora también de pedirles que se acaben las excusas, la suficiencia e incluso los miedos.

Necesitamos la mejor versión del equipo tanto en la cara A del fútbol como en la cara B. 

Ya no hay vuelta atrás. No hay más opciones o matas o te matan. Y el Pontevedra si está concentrado, si tiene confianza, si cree de verdad en que pude hacerlo, tiene argumentos más que de sobra para matar a este Aragón o a cualquier otro rival que se ponga por delante.

Adelante Pontevedra CF. Jueguen, luchen, ganen. 

Nosotros, como siempre, estaremos hay detrás, con ustedes.