lunes, 19 de octubre de 2015

Empuje, garra y Mouriño desencadenado

Se disputaba el minuto 89 de encuentro y un balón largo es recogido dentro del área por Borjas Martín. El canario cede a Pedro García que a trompicones elude a un rival y observa la llegada desde atrás de Adrián Mouriño a quien pasa la pelota para que el vigués conecte un derechazo pleno de calidad y colocación ante el que el portero rival sólo puede hacer la estatua.

Era el 2-1 y la culminación de una remontada a la que el Pontevedra CF se hizo acreedor tras protagonizar una muy buena segunda parte repleta de garra, ganas y buen juego que en nada se pareció al primer tiempo mediocre de los granates y en el que los castellano leoneses pudieron hacer incluso más sangre en el marcador.

Fue esa primera parte, al menos en sus treinta minutos iniciales, sorprendente por la actitud tomada por el equipo visitante. Lejos de plantear un partido ultra defensivo y ceder el balón a su rival, el At. Astorga se plantó sobre el césped adelantando a sus laterales para dotarlos de una gran proyección ofensiva y centrando un tanto a los interiores para que aquellos tuviesen suficiente recorrido por delante. Si a eso le unimos la presencia amenazante en ataque de un triángulo formado por Bandera, Vales y Puente, los leoneses se hicieron dueños y señores del juego y gozaron en esa primera mitad de hasta tres claras ocasiones para marcar además del gol logrado por su delantero centro.
Ya en la primera jugada del encuentro llegó la primera de esas oportunidades pero Vales se encontró con un buen Edu que despejo el disparo ejecutado en buena posición pero más adelante también Bandera envió fuera una pelota peligrosa y minutos antes del tanto el mismo Puente que luego marcaría marró otra ocasión tras ganar por velocidad a Campillo por banda derecha en un lance en que Adrián estaba desaparecido.

Es cierto que cuando llegó ese gol que ponía en ventaja al At. Astorga, el equipo visitante ya no enseñaba tanto a esos laterales ni monopolizaba la posesión del cuero sino que había dado un paso atrás para tratar de buscar las cosquillas a la defensa local con balones largos a la espalda. Así llegó esa ocasión de Puente y así también lo hizo el 0-1.

Hasta entonces el Pontevedra apenas había existido en ataque más que en un disparo de Alex detenido en innecesaria palomita por el portero leonés si bien es cierto que logró en varias ocasiones acercamientos peligrosos gracias sobre todo a las combinaciones rápidas y al primer toque de Jacobo y Mouriño.
Pero ese gol pareció cerrar la espita de la abulia granate y lo cierto es que en los últimos minutos del primer tiempo se produjeron dos jugadas que pudieron cambiar el marcador. La primera tuvo como protagonista a Jandrín que fue objeto de uno de los penaltis más claros que se hayan podido ver por estos andurriales en los últimos tiempos. Su jugada con reverso incluido dentro del área fue muy rápida y  un defensa verde le barrió con total nitidez sin que el colegiado tuviera a bien señalar el punto fatídico. En la otra jugada justo antes del descanso Jacobo se encontró con un balón de oro en el corazón del área pero ante la duda de pensar si estaba en posición correcta golpeó de primeras mandando el balón por encima del larguero cuando tenía tiempo de controlar, mirar y colocar la pelota en el lugar de la portería que hubiese escogido.

En los primeros minutos tras la reanudación se produce una jugada que incitaría a Luisito a realizar el primer cambio con todo lo que ello significó para la mejoría del juego granate.

En dicha jugada Capi (con una tarjeta amarilla desde los primeros minutos del choque) es superado por velocidad por Puente aún a pesar de tener ventaja en esa acción y el técnico de Teo decide reemplazar al espigado central (que corría riesgo de verse expulsado) por Pablo Carnero.
Este relevo supuso que Kevin pasase a desempeñar funciones de central; Mouriño (que empezó de media punta pero que mediado el primer tiempo se colocó en la izquierda) ocupase junto a Alex el medio centro; Borjas pasase a la izquierda y Carnero se situara en la posición de nueve por delante de Jacobo. Si a este cambio le unimos que escasos minutos después el Pontevedra consiguió el gol del empate gracias a un trallazo desde fuera del área de Mouriño en el que quizá el guardameta pudo hacer algo más, lo que sucedió es que el Pontevedra volvió a generar ese fútbol alegre y dinámico que ya pudimos ver en la segunda parte frente al Coruxo.    

El Astorga que antes de ese cambio aludido tuvo otra ocasión pintaparada para hacer el 0-2 en un cabezazo de Bandera que se fue fuera dejó de existir en ataque y los locales pasaron a dominar por completo el partido y a gozar de ocasiones desaprovechadas hasta que en ese minuto 89 llegó el premio del gol del triunfo.

Carnero pudo marcar antes pero su lanzamiento se fue por encima del larguero; Mouriño tuvo otra llegando de nuevo desde atrás pero su disparo se fue fuera; aprovechando un precioso pase de Carnero, Borjas se plantó ante el portero visitante pero un mal control provocó que este pudiese echar la pelota a corner; Kevín envió una falta al poste...

Fueron minutos en definitiva en los que el Pontevedra volvió a encontrar el fútbol y además dotó a sus acciones de ese empuje y garra que tanto gusta en las gradas de cualquier campo y que acabaron por derribar la muralla castellano leonesa.
Una jugada que puede servir de ejemplo de la concentración y el esfuerzo del equipo se produjo pocos minutos antes del 2-1. El At. Astorga  que lo fiaba casi todo a mandar algún balón largo que pudiese alcanzar un delantero, consiguió conectar un pelotazo tras un balón parado granate que Adrián Gómez se traga lastimosamente en banda derecha dejando una situación muy peligrosa para la retaguardia granate. En ese momento y llegando desde muchos metros atrás aparece Kevin Presa que arrebata el balón al delantero visitante y sale con aquel controlado para enviarlo de nuevo a campo contrario e iniciar una nueva jugada de ataque. 
La fuerza y el motor de este chaval resultan importantisimos para el equipo y acciones como esa dan seguridad a cualquier conjunto.

Ya con Pedro García sobre el césped en lugar de Jacobo (volvió Pedro a ocupar una posición un tanto más adelantada pro primera vez en casa como ya pasó en Santander) el equipo siguió presionando y casi al final se produjo esa jugada ya descrita al principio que acabó por desembocar en gol de Mouriño y el 2-1 final.

Justo es reconocer la extraordinaria segunda parte del menudo centrocampista granate. Ya he dicho en algunas ocasiones que este hombre apunta muchas cosas pero casi nunca acaba por materializar esas hipotéticas condiciones que le hicieron venir aquí y que mucha gente dice que esconde. En mi opinión, fue ayer en la segunda parte en la que se pudo ver a un Mouriño sobresaliente y lo que es más importante, continuo. No sólo fueron los dos goles sino que en esa segunda parte condujo cuando tenía que conducir, pasó de primeras cuando tenía que hacerlo y apareció continuamente para convertirse en el galvanizador del juego ofensivo de su equipo. Este sí es el Mouriño del que nos hablaron y espero que su actuación de ayer pueda convertirse en lo habitual y no en la excepción a la regla.      

Todavía quedaba el detalle final del colegiado del partido al decidir añadir la friolera de cinco minutos al tiempo reglamentario cuando no había habido motivos ni de lejos para ello. Aún así, el Pontevedra no sufrió en ese descuento y pudo materializarse la tercera victoria consecutiva que nos catapulta a la zona media de una clasificación en la que tan solo existe la diferencia de ¡5 puntos! entre el descenso y el cuarto clasificado.

La próxima parada, Aranda de Duero. Los burgaleses cuentan también con 13 puntos y tras ganar en Gijón es de suponer que tendrán la moral por las nubes. 

Allí llegará el Pontevedra el fin de semana para tratar de prolongar esta racha de victorias que tanta ilusión nos está haciendo. A buen seguro algunos aficionados granates querrán organizar viaje para no dejar solo al equipo e insisto en que sería no bueno sino obligatorio algún gesto de empatía por parte de la entidad. 
¿Se producirá? Ya lo veremos aunque he de reconocer que no soy muy optimista.
  



   

  

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