martes, 24 de noviembre de 2015

CUANDO FUIMOS LOS MEJORES


 No me cabe duda alguna que para entender la importancia de una institución resulta obligatorio conocer siquiera someramente la historia acumulada dentro de sus “huesos”. 
Bucear en ella de vez en cuando no para realizar un ejercicio de simple nostalgia trasnochada sino para descubrir una vez más la grandeza de una sociedad que alberga un sentimiento tan profundo debería ser una tarea imperativa para todos aquellos que de una u otra forma pertenecen a la misma.
Esta semana, concretamente el próximo Sábado, se cumplirán cincuenta años del logro más importante que el Pontevedra CF ha tenido a bien conseguir en sus casi setenta y cinco años de dilatado peregrinaje.
En una entrevista deliciosa publicada por el Diario de Pontevedra, José Miguel Odriozola recordaba aquella singular jornada de Noviembre, 28 de Noviembre de 1965, en la que el Pontevedra vencía en Pasarón al Club Atlético de Madrid por un 1-0 y se aupaba de manera tan inexplicable como emocionante al liderato en solitario de la primera división española.
Ese partido disputado siete años antes de que este bloguero naciera habría resultado apoteósico para mi si hubiera tenido la posibilidad de vivirlo en directo.
Aquellos que me conocen saben que en mi corazón futbolístico (demasiado apasionado, siempre lo reconozco) además del lugar ocupado desde mi más tierna infancia por los colores granate y azul del equipo de mi tierra existe otro recoveco en el que señorea mi afición a las rayas rojiblancas de la camiseta del Atlético.
Nunca he tenido la posibilidad de ver juntos sobre un terreno de juego a los dos equipos de mi vida y en aquel lejano día de finales de 1965 no sólo habría asistido a ese enfrentamiento entre ambos sino que lo habría hecho jugándose los dos equipos nada más y nada menos que el liderato provisional de la máxima competición nacional del país. Casi nada, vamos.

Cuenta Odriozola en esa entrevista muchas cosas pero sobre todo la alegría infinita que experimentó al marcar ese histórico gol que catapultó a los granates en la tabla y acabó con la resistencia colchonera a orillas del río Lérez. Muy buen pase de Vallejo a Neme que avanzó y envió un lanzamiento al palo que fue recogido por “Pepín” para alojarlo en las mallas madrileñas. En sólo dos frases se resume un gol cuyo autor rememora con orgullo y que provocó que el Pontevedra CF apareciera en todas las portadas deportivas de la época tanto en España como en algunas fuera del país. (Se dice aunque al parecer no está totalmente confirmado que incluso en el “Pravda” de la Unión Soviética se hicieron eco de la hazaña del equipo de una pequeña ciudad norteña capitaneada por un “proletario” como Eduardo Dapena Lis “Cholo”.

Fuera cierta o no esta última anécdota periodística lo que no arroja ninguna duda es el increíble mérito que conllevaba liderar aquella Liga disputadas ya 11 jornadas de la misma (se jugaban treinta partidos al ser 16 los equipos en Primera) lo que permitió al Pontevedra (que perdería ese liderato la semana siguiente al caer 2-0 frente al Español) conseguir el subcampeonato de invierno.
Era la temporada 1965/66 que terminaría ganando precisamente el Atlético de Madrid (su por aquel entonces quinto entorchado) al vencer casualmente también en Sarriá en la última jornada con goles de Ufarte y Griffa.
Era un Atlético de Madrid que además de estos dos tremendos jugadores citados contaba en sus filas con Luis Aragonés, Adelardo, Collar, el gran capitán Calleja, Rivilla, Jones o Glaría.
A ese gran Atlético de Madrid entrenado por el ya desparecido Domingo Balmanya o a ese espectacular Real Madrid de Di Stéfano, Gento, Amancio y compañía era capaz de vencer nuestro Pontevedra CF en aquellos años sesenta ante los extasiados ojos de unos aficionados que abarrotaban el estadio de Pasarón.

No se trata como he dicho al principio de glosar el pasado para olvidar el presente. Tampoco de un alegato en busca de la repetición de nuevas hazañas tan descomunales como esta que resultan ahora mucho más utópicas no sólo por la situación económica actual del club sino por la fisionomía de un fútbol moderno devorado cual víctima inocente de un tsunami gigante formado por el dinero de las grandes corporaciones y televisiones y que cada vez se compadece menos de aquellos sentimientos maravillosos como la humildad, el compañerismo y la camaradería que según dicen los integrantes de aquel conjunto granate (entre los que se hallaba Odriozola) reinaban en el vestuario pontevedrés.

De lo que se trata es de que no por cada vez más lejanos se olviden estos auténticos capítulos de oro de nuestra historia futbolística que han contribuido sin ninguna duda a que ese invisible cordón umbilical que une al Pontevedra CF con su ciudad no se haya roto nunca por más que en algunas ocasiones (algunas muy cercanas) haya estado a punto de desprenderse.
En una semana en la que de forma inesperada el equipo tras empatar en Gijón se ha aupado a puestos de play off y en la que precisamente jugará el siguiente partido de Liga el mismo Sábado en el que se cumplirán los cincuenta años de aquel liderato he sentido la necesidad de abundar en el recuerdo que Diario de Pontevedra ha tenido a bien poner en primer plano con la entrevista al protagonista de tan trascendente gol.

Porque aunque algunos se nieguen a hablar del pasado. Porque aunque otros quieran hacer entender (por suerte sin éxito) que el Pontevedra no tiene más recorrido que pasar sin pena ni gloria por la 2ªB yo no me resisto a recordar a los más jóvenes que quizá ignoren la historia de su club que un día de Noviembre de 1965 tal y como afirma Loquillo en una emocionante canción un día de 1965, FUIMOS LOS MEJORES     

1 comentario:

  1. Curioso también que en ese hito futbolístico se cruzaran las trayectorias del Pontevedra CF y Ufarte, el chaval del barrio del Burgo que aprendió a darle patadas a una pelota en la plaza del Muelle, luego emigró con su familia a Rio de Janeiro y acabó volviendo a España para deslumbrar en el Atlético.

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