lunes, 8 de febrero de 2016

Derrota en la piscina y en los micrófonos

Perdió el Pontevedra y perdió bien el encuentro de fútbol polo (o water fútbol, como se prefiera) disputado el Sábado en la piscina de San Lázaro.

El conjunto granate fue inferior al Compostela a lo largo de todo el partido y sólo el oasis del minuto 42 de la primera parte en la que llegaron las dos únicas y claras ocasiones de gol visitantes dieron un breve y fugaz halo de esperanza para un cambio de rumbo en el encuentro que nunca llegó.

Es posible que los puntos empezaran a perderse una hora antes de que el balón empezara a ¿rodar? en Santiago. El estado lamentable del césped ( y no es la primera ni la segunda vez que ocurre esta temporada en San Lázaro y alguien debería hacérselo mirar) provocó que el técnico local cambiara por completo el planteamiento trabajado en los días previos para afrontar una situación imprevista y ajustar su plan a ese partido de "water polo con pié" que se iba a disputar en poco tiempo.

Así lo confesó Fredi en rueda de prensa y no pareció ni mi mucho menos una afirmación oportunista tras derrumbar sin paliativos al Pontevedra a base de intensidad, fuerza y convicción.
Decía Fredi que al comprobar que la hierba estaba más para Estiarte, Jennifer Pareja o Mireia Belmonte que para otra cosa decidió cambiar el sistema de juego e incluso a algunos jugadores que inicialmente iban a ser de la partida. 

Y efectivamente el conjunto santiagués apareció en el campo con tres centrales para dotar de más altura y fuerza física a su equipo además de dejar en el banco a un jugador habilidoso donde los haya y que ha llegado a la capital de Galicia en el mercado invernal como Bicho cuyas características no se adaptaban en absoluto al ¿fútbol? que iba a tener que practicarse esa lluviosa tarde sabatina.

El Pontevedra al parecer se limitó a "rezar" para que la lluvia fuera a más y provocase la suspensión del partido (Luisito dixit) y como esa circunstancia no se produjo no acompañó dichas plegarias con un equipo más idóneo a las circunstancias sino que continuó con su misma idea aún a sabiendas que existía un peligro cierto de naufragio.

Así las cosas, por detrás de Borjas se alinearon tres hombres de claro perfil técnico, de conducción y juego a ras de suelo como Hugo, Bello y Jacobo además de Queijeiro en el medio campo al lado de Kevin Presa. Adrían volvía a ocupar el lateral derecho y la pareja tradicional Capi y Campillo formaban la parte central de la defensa.

No se sabrá nunca que habría pasado si el Pontevedra hubiera decidido saltar al campo con dos o tres hombres de otro perfil. Resulta absurdo afirmar que el resultado de esa manera podría haber sido diferente pero es que ese debate quien lo pone encima de la mesa es el propio entrenador granate (que aunque no lo parezca no ha inventado al Pontevedra CF) en otras declaraciones post partido plenas de contradicciones e incoherencias que no hicieron sino aumentar la sensación de desazón que la dura derrota dejó en este atribulado bloguero.

Y es que Luisito con ese tono eternamente retador que suele utilizar sobre todo cuando las cosas no salen bien afirmó que el Pontevedra no juega nunca directo porque no tiene jugadores "grandes" para ello para a renglón seguido afirmar que si creemos que podemos jugar al pié por haber traído dos jugadores "cortados" del Ucam y del Cádiz que apañados vamos. Por supuesto, antes de todo ello y de pedir perdón a la afición (cosa que le honra) también decidió pedir disculpas a la Junta directiva que le trajo lo que el pidió dentro de las limitaciones del club.

Terminó diciendo Luisito que a pesar de todo él no quiere "matar" a los jugadores que ya los "matará" entrenando durante esta semana ( supongo que para purgar los pecados cometidos el pasado Sábado).

Me interesa especialmente el tema de si tenemos o no tenemos jugadores corpulentos para afrontar partidos estríctamente físicos como el que se nos puso inesperadamente por delante en Santiago de Compostela.
La conclusión es clara, el Pontevedra no es un equipo alto en centímetros y quizá tampoco en exceso potente en kilos de peso pero podría haberse puesto más empaque y envergadura en San Lázaro hace dos días? La respuesta es claramente sí.

Vaya por delante que un jugador idóneo para esta clase de partidos en los que lo crucial es no encajar e intentar aprovechar alguna acción aislada para adelantarse no estaba disponible. Me refiero a Pedro García, jugador racial con fuerza física y potencia que se encontraba sancionado por acumulación de amonestaciones.

Pero en el banco sí se quedaron dos de los tres jugadores más altos de esta plantilla y que podrían haber colaborado (hablo en hipótesis) a resguardar mucho mejor la portería en aquellas jugadas en las que se veía que podían llegar los goles, las jugadas a balón parado.
¿No son Bruno y Carnero altos? ¿No podrían haber ayudado a capear el temporal (nunca mejor dicho) y el drama en que se convertía cada corner o cada falta lateral para el Pontevedra el Sábado?

Sin olvidar tampoco el hecho de que Alex Fernández (que bien que estás de vuelta)  salió a disputar toda la segunda parte en sustitución de un desdibujado y en mi opinión demasiado fino para estas lides Alvaro Queijeiro. No se pensó en ningún momento, por tanto, en alinear de entrada a un Alex que bien parece más apropiado para estas batallas que el ex deportivista?

Insisto. Posiblemente hubiéramos perdido igual pues en la estrategia tanto defensiva como ofensiva lo que prima es la concentración y la intensidad y en esa faceta el Compostela nos ganó por goleada el otro día pero con lo que no puedo comulgar es con el dato de que el Pontevedra no habría podido ofrecer otros argumentos de entrada más acordes con el penoso estado del césped de San Lázaro.

Si por algo destaca Bruno es por su juego por arriba y dada la inutilidad de los laterales en ataque (por ese agua que impedía conducción alguna) no estaría demás pensar sino habría estado mejor haber colocado a Campillo en esa zona en lugar de un Adrían menos apto para repeler pelotazos por arriba. De la misma forma, es discutible también la alineación de un hombre como Hugo al que se le vio perdido en un escenario muy apartado del ideal para sus presuntas condiciones y haber colocado a Carnero exclusivamente por su mayor capacidad para ayudar en el juego aéreo.

Pero es que tampoco encuentro explicación a la afirmación de Luisito por la que critica a sus hombres por querer jugar al pié. No la entiendo, de verdad.

Es evidente que no era posible jugar a ese fútbol en San Lázaro pero es que ese es el modo de juego de la mayoría de hombres que saltaron al campo y no se le puede pedir, creo yo, a los tres mediapuntas o a Borjas que salgan vencedores en duelos por arriba o incluso en balones divididos con gente como Catú, Moreno, Josu o Sánchez porque llevarán siempre las de perder. 

De todas formas, no aprecié ne ningún momento desidia o prepotencia en ninguno de los jugadores del Pontevedra CF que salieron al campo y sí a un equipo que durante toda la temporada y más en estas últimas semanas sufre sobremanera en los balones aéreos defensivos.
Estos partidos en los que construir algo parecido a balompié es imposible se acaban decidiendo el 90% de las veces a balón parado y en esa faceta ni el portero ni los jugadores pontevedreses estuvieron a la altura el otro día.

Ya antes del 1-0 pudo llegar el gol en otro corner que pudo atajar Edu de milagro y lo cierto es que cada vez que volaba un balón por nuestro área la sensación de peligro era evidente.

LLegó el primero y aprovechando la gran ventaja que otorga ponerse en ventaja y más en un campo en esas condiciones pudo el Compostela por medio de Martí hacer dos goles más. Especialmente clara fue la ocasión desperdiciada por el nueve rival tras estrepitoso fallo de Verdú a la altura del punto de penalti.

Luego llegó ese minuto 42 en el que primero Jacobo y luego Capi pudieron cambiar el signo del encuentro pero Guillén actuó con acierto y envió al limbo las opciones granates.

Había sido una primera parte waterpoliana en la que el Pontevedra acabó por detrás en el marcador pero en la que había conseguido a duras penas mantener el partido con vida. He de decir, por cierto, que a pesar de la mención quizá un poco inoportuna de Luisito de los nuevos en rueda de prensa uno de ellos, Bello, volvió a ser de lo más potable del conjunto granate intentándolo siempre y siendo objeto de numerosas faltas no castigadas disciplinariamente por un colegiado que no influyó para nada en el marcador pero que a la hora de repartir tarjetas se olvidó la balanza y la espada en su vestuario.

La segunda parte tan solo duró a efectos prácticos cinco minutos. Primero Borjas ve como se le señala una falta inexistente cuando podía encarar con ventaja el arco local. A renglón seguido intenta el mismo Borjas una vaselina inteligente que se marcha fuera. Y por desgracia a continuación llega la falta en la que un error muy grave de Edu provoca el 2-0.

Ahí terminó el partido de Santiago pero no otras consecuencias perfectamente evitables de cara al derby contra el Racing de Ferrol.

Nada más encajar el segundo, Carnero entró al campo en sustitución de Hugo pero cuando se produce una decisión inexplicable es con el tercer cambio. Este se realiza sólo dos minutos antes de encajar el tercero y puedo asegurar que lo primero que dije al ver el movimiento es que Kevin podría acabar en la calle.
Decidió Luisito sacar al ¿césped? a Jandrín no se sabe muy bien para qué pues a esas alturas el campo estaba ya impracticable y las veloces conducciones del asturiano resultaban harto improbables pero lo peor es que el sustituido fue Campillo.

Esto motivó que el Pontevedra pasase a jugar con un extraño 4-2-4 con Jacobo acompañando a Alex en el medio campo y que Kevin con tarjeta amarilla desde la primera parte pasase a jugar de central con Capi.
Primero, el propio Kevin se equivoca al trazar el fuera de juego en la jugada del tercer tanto en el que el agujero defensivo por banda izquierda fue de proporciones enormes. Pero lo más triste es que en la última jugada del partido derriba a un rival provocando un claro penalti que le cuesta la segunda amarilla y no estar disponible para el próximo envite. 

A Lunes por la mañana todavía no entiendo ese cambio. No por el hecho de arriesgar y meter a Jandrín por un jugador más retrasado. Se perdía y buscar jugadores de ataque resulta lógico sino por el hecho de no sacar directamente del campo al tarjeteado Kevin y seguir con la pareja de centrales intacta.
Lo único que puede explicarlo, lo único, es que las molestias de Campillo se hubieran reproducido y se intentara protegerlo. De lo contrario creo que el error cometido resulta bastante palmario.

Sea como fuera y a pesar de haber logrado tan solo dos puntos de los últimos doce no me bajo del caballo ni mucho menos. Sigo pensando que la temporada del equipo está siendo muy buena y el objetivo marcado sigue estando muy cerca. 

Quizá un poco todos, no sólo los aficionados, sino el propio vestuario y el Consejo hemos hablado de jugar el play off un poco pronto.
Sabíamos que lo primero era llegar a los 45 puntos y luego soñar con fuerza y tal vez nos hemos dejado llevar por la inercia tan positiva del equipo que acompañaba resultados con un juego sólido y convincente.

A lo mejor es hora de volver a rebajar esa euforia y pensar que quedan catorce partidos para finalizar el campeonato y que obligatoriamente hay que ganar dos para sellar aquello para lo que realmente se salió esta temporada, el logro de la permanencia.

Con los 45 en el capacho sí estaremos legitimados para pensar y evocar lo bonito que sería colarnos arriba pero antes hay que conseguir esos puntos que faltan y que algunos hemos dado por logrados antes de tiempo. 

Llega el líder el Domingo y eso lejos de provocar temor debe producir energía y motivación. El equipo debe recuperar su alegría y su confianza y que mejor escenario para hacerlo que recibir a un Racing en plena batalla por el primer puesto con la SD Logroñés del recientemente incorporado Adrián Cruz.

Creo firmemente que podemos vencer pero para ello se deberá ofrecer la mejor versión del Pontevedra CF. 
Allí estaremos para vivirlo y para aplaudir a un equipo que no debe bajo ningún concepto venirse ahora abajo.   
  



       
        

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