La primera vuelta de
esta complicada Liga que lleva camino de hacerse más larga que un día sin pan
terminó el día 17 de Diciembre de 2017.
Pasaron las Navidades y con ellas las mini vacaciones de los
jugadores; pasó fin de año con sus uvas, su champán, el vestido de Pedroche y
la capa de García; pasaron los Reyes Magos con la ilusión de los niños, regalos
en abundancia y algún que otro moratón por “caramelazo cabalgateño”.
Y volvió la competición el día 7 de Enero y para pasmo de
muchos y desesperación de otros lo hizo el Pontevedra CF sin entrenador fijo en
el banco y sin un solo jugador nuevo con el que tratar de potenciar un equipo
con problemas.
A lo largo de estas semanas de descanso liguero han
quedado para la historia un par de frases de la dirección deportiva granate.
Después de que los días siguientes al cese de Luisito
Míguez aparecieran en los papeles multitud de entrenadores que estaban siendo
barajados para sustituir al de Teo
(realmente solo falto el “bombero torero”; ese que aparece con montera y
capote cada vez que el Real Madrid gana una Copa de Europa), el 26 de Diciembre
y coincidiendo con el primer entrenamiento del equipo tras el parón, Feáns
anunció que Luismi seguiría al frente del equipo “si no se encontraba algo
mejor hasta finales de esa semana” y que contaba con dos o tres opciones que
eran de su agrado.
La semana acabó y como suele pasar desde casi el
principio de los tiempos llegó la siguiente y ya entrados en 2018 y sin que
ninguna de esas opciones teóricamente buenas fructificaran en un fichaje el
director deportivo del Pontevedra afirmó a pocos días ya del partido contra el
Celta B que “Luismi seguiría un par de semanas y a ver cómo vamos”.
Cómo íbamos antes de jugar contra el Celta B lo sabemos
todos (o eso creo porque a veces me entra alguna duda): en posición de
promoción de descenso y descolgándonos cada vez más de algunos equipos
teóricamente asequibles que han puesto puntos de por medio.
Si esta situación indudablemente gravísima en lo
deportivo merece la provisionalidad de dos semanas más sin saber si Luismi
Areda va a seguir hasta el final o si alguna de esas “grandes opciones” se
sigue manejando entre bambalinas es algo que clama al cielo.
¿Se tiene confianza sólo en el bravo ex jugador granate
durante quince días dependiendo si se gana se empata o se pierde los dos
partidos ligueros?
¿Podemos permitirnos el
lujo mientras nos despeñamos poco a poco por un tobogán empinado de seguir
retrasando la decisión de quien es el hombre en quien confía el Consejo para
dirigir al Pontevedra CF hasta el final de la competición?
Si se ha apostado por
el entrenador hasta hace nada del juvenil lo lógico es que esa apuesta sea
segura y firme y no con la caducidad de quince días y si esa apuesta no es
fuerte y se quiere traer a alguien ¿vamos a esperar a que se nos haya escapado
ya la respiración natural y nos hayan conectado el respirador artificial?
Si la gestión del
sustituto de Luisito al frente del equipo está siendo, a mi juicio, bastante
lamentable no lo es menos la potenciación de una plantilla que ha demostrado a
lo largo de la primera vuelta bastantes carencias.
Parecían soplar vientos
de revolución en el mes de Noviembre tras la batalla perdida de Talavera y daba
la impresión durante aquellos días que en Enero no iba a continuar en el
Pontevedra CF ni el famoso “Tato”.
Un par de meses después
(más sosegados los ánimos) hemos oscilado hasta el otro extremo de la
situación.
No eran ni son
aconsejables revoluciones costosas y traumáticas en mitad de una temporada pero
sí resultan obligatorias algunas incorporaciones que traten de taponar algunas
vías de agua del equipo sobre todo en defensa.
La “pachorra” con la
que se está actuando en esta faceta también resulta llamativa. Sabemos todos
que llevamos más de dos meses sin lateral derecho del primer equipo y que la
responsabilidad descansa desde hace dos semanas sobre los hombros de un juvenil
que ayer incluso mejoró su rendimiento del primer día a pesar de que las ayudas
defensivas que recibía en su banda por sus compañeros brillaron por su ausencia
como es ya una costumbre.
Como quiera que Miguel
Angel es sub-23 pensábamos que sería necesario liberar una ficha senior para
por lo menos cubrir ese agujero y no dejar solo ante el peligro a Juan
Barbeito.
Cuando hace solo unos
días se produce la baja de Mongil algunos ingenuos pensamos que a renglón
seguido se oficializaría la incorporación de ese lateral que tanto se necesita.
Pues no.
Seguramente
estaremos valorando varias alternativas que nos agraden sin importarnos que con
el empate de ayer ya son diez partidos sin ganar y que el abismo se ha acercado
algunos centímetros más.
El partido frente al
filial céltico volvió a dejar muchas dudas sobre el futuro granate. Hasta el
primer cambio efectuado por Luismi dando entrada a Añón a falta de media hora
el Pontevedra fue un pelele en ataque sin posibilidad alguna de crear inquietud
a su rival. Con la entrada posterior de Alex González el peligro arriba del
Pontevedra se incrementó mucho más y así acabó llegando el empate e incluso un
balón al palo que nos habría otorgado una victoria quizá exagerada pero que
habría resultado balsámica.
Como ahora en rueda de
prensa sí se puede hablar de fútbol y no hay broncas, ni lecciones ni nada por
el estilo Luismi respondió a las preguntas de los periodistas sobre la ausencia
de Añon y Alex del once titular argumentando que no quería agotar de entrada
todas las “balas” del equipo y que quería “madurar” más el choque y hacer daño
en el tramo final con estos dos estiletes que sin duda son los mejor que hasta
ahora ha ofrecido el Pontevedra en ataque en esta penosa Liga.
En el fondo le salió
bien a Luismi pues efectivamente el peligro llevado por ambos fue notable lo
que pasa es que en los sesenta minutos anteriores el encefalograma de ataque
granate fue plano y el desastre defensivo el habitual y si el Celta hubiera
llegado al descanso con un 0-3 a su favor a pocos habría extrañado.
Tampoco mueve al
optimismo las tres ocasiones clarísimas de gol permitidas al Celta tras nuestro
empate y que de haber sido capaz el conjunto celeste de materializar alguna (la
madera y Edu lo evitaron) nos habría asestado una nueva cuchillada en el
corazón sin tiempo ya para reaccionar.
El Domingo habrá que ir
a Bouzas con la esperanza de que por fin se encuentre un remedio para la herida
y esta dejé de manar sangre.
Entre medias volverá la
“copa garrafón” y esta vez lo hará con mucha fuerza. Con media España colapsada
por las nevadas nos iremos ni más ni menos que a Burgos a jugar un partido de
dudoso interés del que sólo habrá que esperar que no se deriven consecuencias
desagradables en forma de lesiones.
Lo importante vendrá en
el Baltasar Pujales y en ese campo volveremos a jugarnos gran parte del futuro
de la institución.
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