lunes, 23 de diciembre de 2019

La diferencia entre una derrota y un estropicio

Cualquier equipo de cualquier categoría tiene licencia para perder partidos en su competición de Liga contra otros rivales sin que por causa de esas derrotas haya que cuestionar toda una temporada y cesar en el empeño de conseguir los objetivos que cada escuadra se haya marcado al principio del torneo.

El fútbol es un deporte pero también un juego en el que el acierto muchas veces decanta el éxito o el fracaso en un partido determinado y son muchos los ejemplos que ofrece cada fin de semana en forma de encuentros ganados por uno de los contendientes por haberse mostrado más contundente en ambas áreas de máximo castigo a pesar de que sus contrincantes los hubiesen acosado e incluso empotrado contra su portería en diferentes fases de los choques. 

Por tanto, la derrota es una circunstancia deportiva con la que hay que convivir y que hay que aceptar. 
La única forma de combatirla para que no llegue en muchas ocasiones es ofrecer sobre el terreno de juego una imagen competitiva, llena de concentración y adecuada a las virtudes y defectos de cada equipo en la que se intenta potenciar las primeras y disimular los segundos.

Pongamos un ejemplo práctico de hace tan solo unas semanas.

El Pontevedra llegaba a su partido contra el Peña Deportiva (que era cuarto en la tabla) con una racha muy buena de resultados y juego sobre el césped.

En aquel partido jugado en la isla de Ibiza el equipo se adaptó a las condiciones del campo y del clima; disfrutó de las pocas ocasiones que habitualmente permiten estos encuentros aunque las marró y redujo al máximo las opciones del rival que encontró un penalti afortunado en el último instante por un error individual que no colectivo para llevarse los puntos.

El Pontevedra perdió aquella mañana de Domingo, sí, pero el Pontevedra compitió ese día contra su rival. 
Con mayor o menor acierto pero estuvo en el partido, peleó, pudo ganar y al final perdió por cosas que a veces tiene este deporte.

La derrota escoció, evidentemente.

Y es que cada vez que nuestro equipo pierde nos duele y nos decepciona.   

Sin embargo, la lectura que de ese partido pudo sacarse es que el traspiés cortaba una buena serie de victorias pero no eliminaba esa imagen de más seriedad y rigor defensivo cuya ausencia tanto nos había dañado al comienzo del torneo.

Siete días más tarde el Pontevedra tampoco ganó esta vez en casa al Langreo. 

Dominó, creó casi todas las ocasiones de la tarde (no muchas, es cierto) pero una excesiva espesura en el juego y la buena labor defensiva asturiana provocaron que el partido terminara con empate sin goles a pesar de que el conjunto que en todo momento estuvo más cerca de vencer aquel día fue el Pontevedra.

Son derrotas o empates en casa que decepcionan, entristecen pero no desalientan en demasía porque sobre la hierba pudo verse a un equipo reconocible que tuvo un mal día pero que vuelve a insistirse compitió aunque no encontró el acierto.

Otra cosa muy diferente a juicio del que esto escribe es lo que pasó el Domingo en San Sebastián  de los Reyes que no puede sino enmarcarse al lado de aquella incalificable primera media hora frente al Getafe B o aquel primer cuarto de hora de Ferrol.

El equipo tocó fondo tras la derrota en casa ante el filial getafense e incluso el espectáculo "perpetrado" en la primera parte unido a resultados anteriores le costó el puesto a Luismi Areda.

Después de aquel encuentro y muy cerca de los puestos de abajo, el Pontevedra tuvo que levantarse a base de resultados positivos conseguidos picando piedra y no "marchándose" estrepitosamente del campo como en ocasiones había ocurrido en la etapa anterior.

Es cierto que ese dichoso gol en los primeros minutos sobre todo fuera se siguió encajando en ocasiones (lease Vigo, Las Rozas o Las Palmas) pero el equipo que no había remontado un partido fuera en cuatro años supo sobreponerse y voltear hasta en tres ocasiones un resultado adverso.

En casa se ganó ante el Melilla en un partido raro pero también al Marino con autoridad y hace tan solo nueve días a un potente Majadahonda haciendo además un partido serio y autoritario.

¿Qué hizo el equipo, por tanto, tras la debacle ante el Getafe? 

Recuperar credibilidad, fiabilidad, confianza, volver a creer que es posible meterse arriba aún con las carencias ya repetidas en este blog con las que cuenta esta plantilla.

Esa credibilidad como ya se ha dicho no se vio empañada por la derrota ante el Peña o el empate ante el Langreo.

No obstante, sí se ha visto comprometida y mucho por la actuación del equipo en Matapiñoneras y no por la derrota (insisto una vez más y lo haré las veces que haga falta, claro que se puede perder, faltaría más) sino por la forma en la que se produjo aquella.

Jugábamos un partido contra un equipo que en los 17 anteriores había ganado solo 2. Que llevaba 40 goles en contra y solo 14 a favor y que además había disputado partido de Copa entero entre semana.

Hizo bien Carlos Pouso en recordar la víspera del choque que el rival no era manco y que contaba con buenos futbolistas por lo que una reacción podría llegar en cualquier momento y que había que salir al cien por cien.

Luego lo que se vio fue otra cosa.

Duramos cinco minutos en el partido y luego nos cayeron cuatro y pudieron ser tres o cuatro más.
Es cierto que nosotros al margen del gol también pudimos transformar alguno más pero la conclusión no cambiaría demasiado del 4-1 a un hipotético 6-2.

¿Cuál es esa conclusión?  

En opinión de este más atribulado bloguero que nunca es que volvimos a pecar de falta de concentración y de no jugar con una competitividad máxima que es lo que se requiere en cada partido de Liga juegues contra quien juegues.

No es excusa ni la ausencia de Churre (de largo el mejor defensa del equipo) ni la presencia de Mejía en el "once" en lugar de Alex Fdez.
El equipo mostró una fragilidad defensiva en su conjunto que no resulta de recibo si de verdad queremos aspirar a "agarrar" ese cuarto puesto y se echó por tierra gran parte de esa seguridad en sí mismo que el Pontevedra había mostrado en semanas anteriores.

El problema no es que se haya acabado la temporada, menuda tontería, ni que el play off no sea ya posible cuando sólo estamos a dos puntos del mismo.

Lo que sí sucede es que la forma en que se produjo la derrota de ayer recuerda a aquellos dos infaustos partidos de la campaña anterior jugados ante el Adarve ( virtualmente descendido a 3ª y Las Palmas Atlético) que terminaron por sepultar nuestras hasta ese instante grandes opciones de disputar la fase de ascenso.

La goleada de difícil justificación sufrida en Matapiñoneras vuelve a instaurar las dudas (por lo menos en el que esto escribe) de si el equipo está mentalmente preparado para una clasificación entre los cuatro primeros de gran dificultad y que no se compadece demasiado bien con "gatillazos" como el que el Pontevedra experimentó en S.Sebastián de los Reyes.

Esta misma situación, estar en disposición de asaltar el cuarto puesto y jugar un partido a domicilio frente a un equipo de abajo, puede perfectamente volver a pasar en el tramo final de Liga y la única forma de salir airoso y con los tres puntos en el zurrón será la de COMPETIR sin descanso desde el primer minuto al último y no salir dando facilidades que serán obedientemente aprovechados por los contrarios.

Hemos vuelto a leer en el día de hoy declaraciones de miembros de la plantilla en las que comentan que el equipo ya desde el calentamiento no estaba como tenía que estar y esta clase de "boutades" que lo único que ponen de manifiesto es que la actitud a la hora de afrontar el choque no era la ideal creíamos que ya se habían superado hace tiempo.

Quedan 20 partidos de Liga y a pesar de que también se ha escapado un tercer equipo ( no se si definitivamente) el cuarto lugar se encuentra realmente cerca.

Para optar al mismo no podemos pasar en tan solo una semana de ofrecer una imagen convincente ante un recién descendido de 2ª a pasar "como alma en pena" por el campo del colista sino adquirir mayor estabilidad y regularidad en nuestras actuaciones.

Será necesario tras volver de vacaciones otro trabajo de recuperación de esa credibilidad haciendo las cosas bien sobre el césped y ello pasa por COMPETIR siempre, incluso cuando se "muerda el polvo" que se volverá morder como es lógico y normal.   

Por delante se abre un mercado de invierno que se debería aprovechar para traer un par de "piezas" que resulten útiles para el conjunto y contribuyan a dar solidez al equipo.

Ahora por unos días se para el fútbol y llegan las Navidades y el Fin de Año.

Desde este modesto blog en el que lo único que se quiere es el bien del Pontevedra CF y la consecución de los mayores éxitos para esta entidad que tanta gente lleva tatuada en el corazón, se vuelve a agradecer a todo aquellos que pasan por él para leer su contenido el tiempo invertido para ello y se envían los mejores deseos para toda la familia granate en estas fiestas que ahora comienzan. 

         

   

1 comentario:

  1. En mi opinión lo ideal serían tres refuerzos: el consabido y ansiado lateral izquierdo, un medio ofensivo a pesar del paso adelante de Fernández,y un delantero centro que de verdad pueda marcar las diferencias en la categoría

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