lunes, 24 de febrero de 2025

Volvió el "Lerez-taka" sobre terreno minado.

Es difícil explicar como el resultado de un encuentro de fútbol te puede mantener en vilo hasta casi el final cuando un equipo es tan superior al otro.. pero a veces pasa.

Es complicado fallar y fallar ocasiones de gol ante la portería contraria otorgando al rival vidas extra al estilo de las máquinas "pin-ball" de los años 80... pero a veces pasa.

Es complejo jugar tan bien en 2RFEF como lo hizo ayer el Pontevedra CF (especialmente a lo largo de toda la primera parte) y más cuando lo haces sobre un terreno de minas en teoría incompatible con un uso adecuado de la pelota de fútbol... pero a veces pasa.

Es labor ardua aquella que consiste en ganar un partido después de indultar a tu contrincante en demasiadas ocasiones a la espera de que aquel transforme la única que tenga y te mande amargado para casa... pero a veces pasa.

Salió el Pontevedra CF al "césped" de Pasaron con nuevas rotaciones en su "once" inicial en ese plan elaborado por Iago consistente en repartir minutos de la mejor manera posible para llegar bien al tramo decisivo de la temporada.

Volvió Garay al lateral derecho y Héctor al izquierdo; Samu volvió a ser el único "pivote" y Novo apareció de acompañante de Yelko en los interiores; Chiqui se colocaba en la izquierda y Cuesta estrenaba titularidad actuando por la derecha; Carlos era el elegido para la punta.

De este manera (al margen de las bajas ya conocidas de Dalisson e Igor), jugadores "cuasi titulares" como Alex, Brais o Rufo esperaban su turno en el banquillo.

El Escobedo que llegaba a Pasarón con una racha de 8 partidos sin perder y 7 sin encajar un gol, nos hacía torcer el gesto ganando el sorteo y cambiando el orden habitual de los campos.

Deberíamos atacar esta vez en Norte a lo largo del primer tiempo y en eso que llamamos campo (por no denominarlo de otra forma menos agradable) que da a sur, en la segunda parte.

Quizá fuera por ello o quizá no, el Pontevedra no se anduvo con remilgos casi desde el primer momento y empezó a atacar la portería cántabra como hacía tiempo que no se veía en casa en competición de Liga.

El equipo actuó como un acordeón perfectamente engrasado y empezó a gestar otra sesión de "Lérez- taka" que habría resultado majestuosa si se hubiera tenido el acierto necesario ante la suerte suprema del gol.

La defensa agresiva, anticipando cualquier intento de balón largo del rival y contribuyendo al ahogamiento del Escobedo con una recuperación casi inmediata de cualquier pelota perdida.

El medio campo intenso en esa recuperación pero pausado en la elaboración ante un sistema defensivo muy tupido y poblado en exceso de futbolistas visitantes.

Esa pausa para iniciar con orden la jugada se convertía en electricidad y chispa cuando el esférico llegaba a las proximidades del área del Escobedo y aparecían paredes veloces, llegadas de segunda línea, intentos de desborde por banda, lanzamientos desde lejos...

Este cuadro que pintó el Pontevedra podría haber sido una obra de arte primorosa si hubiera sido capaz de meter la pelota en el rectángulo de la portería en solo la mitad de las veces en la que su buen hacer le dio la oportunidad para conseguirlo.

Carlos López, del que hablaré luego, tuvo 3; Yelko otra; Chiqui otra; Garay envió un lanzamiento a uno de los postes y Pelayo en otro tiro lejano se encontró con la otra madera vertical; Mario la tuvo de cabeza y posiblemente me olvide de alguna más.

Tuvo que ser Garay (que ya lleva el suficiente tiempo por aquí para que sepamos que ataca bastante mejor que lo que defiende) el que abriera el cerrojo de un buen portero rival y poner ese 1-0 al final del primer tiempo de un encuentro que debió quedar completamente sentenciado en su intermedio de haber tenido, insisto, un mínimo acierto en ese lance decisivo del fútbol.

Fue una delicia ver al Pontevedra en el primer tiempo de ayer. Fue precioso ver como se apretaba desde atrás en una nueva demostración que defender con agresividad te ayuda a atacar mejor. Fue maravilloso presenciar como se robaba constantemente, como se trenzaban las combinaciones con apreciable rapidez... y fue frustrante comprobar como se dilapidaban las ocasiones que debían haber dejado claro en el marcador la enorme superioridad pontevedresa.

Se dejó vivo al Escobedo y el hecho de atacar la segunda parte en el lado "malo" del campo traía alguna preocupación. Es cierto que no parecía ya esa zona el Dakar en Arabia Saudí pero también es verdad que todavía está lejos de parecerse a un campo de fútbol.

Sin embargo, la dinámica no cambió gran cosa.

El rival no cambió su actitud y siguió parapetado atrás esperando una acción aislada para pescar y el Pontevedra, aún con las lógicas dificultades de tener que domar al balón como si fuera un conejo correteando por cualquier monte, siguió acumulando ocasiones que volvieron a ser desaprovechadas a veces por el propio estado del piso y otras por nuestra negación ante el gol.

Chiqui tuvo dos enormes, algunos lanzamientos en buena posición se fueron al segundo anfiteatro tras botar  la pelota en cualquiera de las múltiples toperas existentes y no pudimos certificar la victoria ni de penalti al errar Carlos el lanzamiento tras una acción de pena máxima cometida sobre él.

Ese desacierto del futbolista de Ares ante la portería del Escobedo constituyó, en opinión de este atribulado bloguero, la peor noticia del choque.

Lo que le está pasando a Carlos López desde finales de la temporada pasada es realmente llamativo.

Consiguió la titularidad la Liga pasada aprovechando sus minutos haciendo goles. Una vez elegido para entrar de inicio, siguió metiendo goles y lo hizo hasta conseguir una racha de partidos seguidos marcando realmente difícil e histórica.

Llegó el fatídico partido contra el Ourense en el que nadie estuvo bien y nos mandó a la lona y a partir de aquel día las puertas del gol se le han cerrado casi por completo (lleva 2 esta Liga).

Y es una mala noticia porque a mi entender (aunque sea complicado opinar esto después de lo de ayer) el Pontevedra juega mejor con Carlos López sobre el césped que cuando lo hace con Rufo. 

Las características de Carlos y su capacidad de combinar con sus compañeros cerca del área rival, le hacen más idóneo para que la sinfonía granate suene tan bien como lo hizo ayer ante el Escobedo pero es verdad (negarlo sería absurdo) que un "9", aunque no sea un "9" al uso, no debe fallar tantas oportunidades.

Mi preocupación es que la confianza del de Ares baje aún más después de lo de ayer y espero realmente que no suceda.

EL Pontevedra decidió no reforzarse en invierno con un "9" clásico y con esta plantilla que tenemos sigo prefiriendo a Carlos antes que a Rufo. La "reconciliación" de este jugador con el gol se me antoja vital en estos trascendentales partidos que restan de Liga.   

Y como siempre pasa (porque hay guiones en el fútbol que son más viejos que el propio fútbol) el rival que nada había hecho salvo intentar defender y mostrar malos modos, disfrutó de su ocasión para empatar en la única vez que cogió por velocidad a la defensa. Por suerte, Edu estuvo en su sitio y rechazó el disparo del delantero cántabro a falta más o memos de 20 minutos para el final y evitó que un jarro enorme de agua fría cayera sobre todos los presentes en Pasarón.

De evitar más sustos se encargó el gran capitán que llevaba varios minutos ya sobre el campo.

Gran pase de Novo hacia la izquierda y llegada en carrera de Alex para engatillar un gran disparo que ahuyentaba fantasmas, aseguraba tres puntos que el Pontevedra había merecido con creces y cerraba cualquier posibilidad de sorpresa.

El asistente de Alex, Iago Novo, merece mención aparte.

Había aparecido ya en Copa el de Fene dejando claro que sabe de sobra lo que es un balón pero en Liga seguíamos viendo una versión más tímida, más discreta y aparentemente con falta de confianza de este futbolista.

En la primera parte de ayer participó activamente en esa construcción rápida de paredes y toques cerca del área cántabra para desarbolar el bloque bajo contrario aunque en el punto culmen de las acciones siguió mostrando algo de indecisión.

En la segunda parte, esa versión más suelta de Novo y sobre todo más trascendente al protagonizar pases clave que continúen la jugada de ataque, se vio con mayor claridad y ese pase a Alex para el 2-0 fue el justo premio para un gran partido del menudo jugador granate.

Hacerle tantas ocasiones a un equipo que venía con tantos minutos seguidos sin encajar no resulta un dato baladí.

Se marcaron solo 2, sí, pero se pudieron marcar 6 y cualquier persona que haya visto el partido no puede negar este hecho.

Por tanto, si el Pontevedra está metido, concentrado, con los cinco sentidos en los partidos, ni un sistema defensivo tan potente como el de ayer le frena.

Si la defensa aprieta, presiona y anticipa (menuda actuación ayer otra vez de Pelayo); si el mediocampo trenza el fútbol mezclando pausa con velocidad pero siendo concretos, sin arabescos innecesarios; si las bandas penetran... el equipo fluye con una armonía digna de la denominación "Lerez-taka".

Eso sí, hay que meterlas. Si no las metemos todo el trabajo se afea e incluso a veces podría verse afectado en el marcador.  

Somos de nuevo líderes tras nuestra victoria y el empate en Langreo de un Numancia que sigue sumido en eternas quejas arbitrales que denotan un nerviosismo de. que debemos tratar de sacar partido.

Afrontaremos, pues, la siguiente jornada con 2 puntos de ventaja y partido mañanero frente al R. Cantabria.

No sabemos si Dali podrá aunque sea viajar ya convocado y perdemos por 5 amarillas a Xabi y a un Rufo cuya acción ayer sigo sin entender (más cuando en rueda de prensa Iago afirmó que no estaba previsto buscar la quinta).

Al margen de altas y bajas, la clave será salir despiertos al campo.

No es tiempo ya para espectáculos tan lamentables e inesperados como el ofrecido en Riazor.

Aprieta equipo, no decaigas y sigue aprendiendo de la Liga pasada. 

Máxima concentración, por favor.


   

  

   

lunes, 10 de febrero de 2025

Año nuevo, virus viejo.

Ya lo tenemos aquí desde hace algo más de una semana.

Ha vuelto.

Fiel a su cita anual, dejó su casa con una maleta y un neceser de aseo como equipaje con la intención de instalarse a la ribera del Lérez como todos los meses de Febrero y hacer turismo por la ciudad hasta que el calor del veranito provoque su deseo de volver a casa.

Es un virus que no tiene nombre todavía (sería conveniente bautizarlo cuanto antes) pero que azota con vehemencia los cimientos del Pontevedra CF para zarandarlos sin remedio con el afán de conseguir un nuevo fracaso deportivo de una entidad carente de las defensas suficientes para combatir a tan insistente “bicho”.

Sí. Es verdad que un virus de estas características no se asienta ni ataca a cualquier institución.

Lo hace con aquellas que ya tienen una predisposición clara a su exposición debido, sobre todo, a una gestión infame, desprovista de los mecanismos de salud que la harían más resistente a sus efectos y que incluso a veces parece que ella misma efectúe la llamada al virus para que no falte a su cita y destruya lo que en un principio parecía hecho con algo más de cabeza de lo habitual.

Su primera manifestación suele ser siempre la misma. Parasitar el mercado de invierno hasta conseguir que una plantilla, o bien salga peor parada de la dichosa ventana o bien más o menos igual a pesar de la entrada de decenas de miles de euros a unas arcas cuya verdadera situación se desconoce.

Luego el “bicho” suele pasar al césped.

La semana pasada reinó sobre las cabezas y piernas de los jugadores granates en su partido en Riazor contra el filial deportivista.

No se puede salir peor a un terreno de juego. No se puede regalar más lastimosamente los dos primeros goles del contrario. No se puede jugar de forma más diferente a tu habitual estilo que como lo hizo el Pontevedra hace 7 días. No se puede terminar el partido de forma más apática y desnortada que como lo terminó el conjunto granate ante el Fabril deportivo.

Claro que los efectos del virus sobre el mercado invernal (primera manifestación de la enfermedad como hemos dicho antes) ya había colonizado la entidad de tal manera que los efectos sobre la hierba no fueron más que una consecuencia del ataque del “bicho”.

El “culebrón” Dalisson (que todavía no ha finalizado) es buena muestra de ello.

Es decisión de un club vender o no vender a un futbolista. Da igual que su contrato termine en cuatro meses y que en verano pueda irse sin dejar un euro. Da igual que alguna de las ofertas recibidas por el jugador resulten muy importantes dados los números que se mueven en la cuarta categoría de nuestro fútbol.

Si quieres subir y entiendes que este futbolista es capital para lograr el objetivo (sí, yo todavía creo que se quiere subir y no quiero creerme, llamadme ingenuo, las opiniones de gente que dudan de ello) pues no lo traspasas y te quedas sin la “pasta” pero con su rendimiento notable sobre el campo.  

Ahora, lo que ya es alucinante, lo que resulta grotesco es que pueda darse el caso de que te quedes sin el dinero y sin ese rendimiento por un presunto cabreo del futbolista y su entorno.

Parece que Dali está lesionado. Parece que se lesionó días después de jugar contra el Compos y celebrar un gol que aseguraba aquella victoria de una forma extraña. Parece que más de dos semanas después, la lesión todavía no está diagnosticada.

La única certeza es que ni estuvo en Riazor ni estuvo ayer frente al Langreo y el virus campa a su anchas descojonándose de un equipo que necesita a su estrella como el comer.

Ojalá la recuperación de Dalisson sea inminente. Sea para ya. Te necesitamos Dalisson. Y si no lo es, por respeto a esa afición que debe aguantarlo todo, se diga de una vez que problema de salud padece para evitar toda clase de suspicacia.

Otra manifestación del virus es la colonización del estado del terreno de juego de Pasarón.

Lo de ayer clama al cielo. Verdaderamente dantesco el aspecto del campo en la zona sur. Ojo, no solo el área que ya parecía un terreno arenoso al estilo rally Dakar desde hace semanas sino todo el campo que da a ese fondo sur.

Jugar en esa mitad del terreno era imposible y más si queríamos (como lo intentamos) jugar a lo de siempre.

No se podía combinar, no se podía conducir, no se podía hacer más que colgar balones y buscar segunda jugada pero el Pontevedra no lo hizo porque no está preparado para ello, adolece de futbolistas para ejecutar ese plan.

La consecuencia es que el Pontevedra careció casi por completo de peligro a lo largo de la primera mitad y vio como su rival le llegaba en varias ocasiones con peligro sin que afortunadamente pudiera mover el resultado a su favor.

En la alineación inicial, por cierto, también se coló el virus.

Al igual que la temporada pasada, más o menos por estas fechas, Mayo volvió a aparecer entre los nombres de los suplentes siendo Rares el que ocupaba el puesto de titular.

El ex del Villalbés cumplió, como ya lo hizo el día del Compostela. No se trata de “rajar” de un joven futbolista que hace las cosas bien y que ayer, se insiste, desarrolló su labor con corrección.

De lo que sí se trata, en cambio, es de llamar la atención sobre esta coincidencia de la suplencia de Samu Mayo que en la campaña anterior dejó su sitio en bastantes ocasiones a estas alturas a Borja Domínguez.

Nadie tiene patente de corso en este equipo para jugar siempre, sin duda, pero llama la atención.

Se habla de descanso. Vale.

Y yo pregunto. Yelko (que también tendría sustituto en Novo) no necesita descanso al acumular muchos minutos también? Es un simple ejemplo.

El caso es que Mayo (en opinión del que esto escribe el segundo jugador con más proyección de este equipo tras Dali) no jugó y habrá que creerse que es porque necesitaba descansar y no por intentos raros de señalamiento tras una goleada en la que nadie rayó a un nivel decente.

Volviendo al partido.

Tras el descanso, atacando ya en Norte sobre una hierba mala pero que dejaba jugar a algo, el Pontevedra fue otro desde el principio.

Pudo marcar enseguida pero Brais falló dos muy claras, especialmente la segunda, demostrando que a pesar de que su fichaje es un acierto y no fue alcanzado por el virus, entre sus virtudes como ya se sabía no está la contundencia “asesina” ante el gol.

Llegó, no obstante, una contra bien elaborada por el rival. Como en otras ocasiones se hilvanó por la zona derecha de nuestra defensa y el 0-1 puso la intranquilidad en el estadio.

Realmente, la intranquilidad había aparecido ya unos minutos antes con alguna imprecisión en defensa, especialmente aunque suene raro de Pelayo, que ya hizo sonar el “runrún” en la grada.

Con el gol en contra se desataron algunos nervios y se escucharon pitos en Tribuna y especialmente en Preferencia. No fueron mayoritarios pero sí se dejaron sentir con claridad.

Poco después de sacar de centro apareció el gol del empate al desviar un defensa un lanzamiento de Yelko y hacer inútil la intervención del portero… y volvió el virus.

Ni corto ni perezoso, Yelko la tomó con la grada de preferencia  y con parte de la de tribuna y recriminó con demasiada exageración a la grada esos pitos como indicándoles que ahora no celebraran el tanto.

Es un error supino del futbolista que debería ser llamado al orden de manera inmediata.

Nadie lo hará porque en la zona noble de esta entidad existe tan evidente pasotismo que dejarán pasar el hecho y esta nueva manifestación del virus.

Que Yelko se haya equivocado ni significa que tenga que dejar de jugar, ni que tenga que estar pegado a una pared con cuatro libros en cada brazo ni nada por el estilo.

Lo que sí tendría que hacer, si respeta a la afición para la que juega (que estoy seguro que sí), es coger un micrófono a la primera oportunidad que tenga y disculparse.

Pedir esas disculpas no querrá decir que esté de acuerdo con los pitos y que le sigan pareciendo muy injustos y así, ya en frío, podrá argumentarlo pero lo que no puede hacer es “pasarse de rosca” como hizo ayer protagonizando una imagen lamentable.

No es un “estamos con Yelko o contra Yelko” como ya se está construyendo en redes sociales.

Yelko es clave en este equipo y tiene que seguir siéndolo pero Yelko tiene que pedir perdón.

Después del empate, el Pontevedra fue el único equipo que existió sobre el maltrecho césped y acumuló ocasiones antes de que Alex hiciera el definitivo 2-1 y después del tanto de la victoria, manifestando otra vez demasiada inocencia y falta de pegada ante la portería contraria. Lo lógico habría sido marcar el tercero e incluso alguno más pero nuestra incapacidad para sentenciar nos tuvo algo en vilo a lo largo de los nada menos que 9 minutos y medio que otro mal árbitro decidió prolongar.

Para acabar, otra manifestación del dichoso virus también apareció en la rueda de prensa de Iago tras el partido.

Reivindicar el gran número de puntos que se hizo la Liga pasada está bien.

Reivindicar el gran número de puntos que estamos haciendo en esta Liga, también.

Recordar que el Ourense antes y el Numancia ahora obligan a mucho al Pontevedra, es una realidad y está bien que no se olvide.

Ahora, el fútbol es el fútbol desde que nació hace muchas décadas ya.

El que esto escribe no va a normalizar, (pediré perdón por ello pero no lo voy a hacer)  que el Pontevedra CF malviva en la cuarta categoría de España.

El objetivo ineludible de este equipo es el ascenso. Si es posible de forma directa. Si no es posible a través de play off.

Podemos hacer la cantidad de puntos que sea (que está siendo muy grande, es evidente) pero si no se acaba subiendo, el varapalo volverá a ser enorme.

¿Qué tiene que ver eso con reconocer la Copa maravillosa que se ha hecho (por los resultados logrados y como se consiguieron)?

Eso se recordará y reconocerá siempre. A estos jugadores y a este entrenador.

Ahora, el tener memoria no es incompatible con tener la idea clara de que si se es entrenador del Pontevedra y el equipo está en cuarta categoría, el objetivo claro y nítido es el ascenso y en el momento en que no lo sea, es que a lo mejor el Pontevedra CF en sí ha dejado de tener sentido.

Hay que subir y hay que saber llevar esa presión que indudablemente existe.

¿Recriminando a la afición, por muy injusta que resulte alguna vez parte de la misma, es el camino? En mi opinión, no.

Si hay pitos? Se juega más. Si hay abucheos? Se avanza con determinación aunque por dentro estés en llamas y te gustaría mandar a la mierda a más de uno.

Esto es el Pontevedra CF y si estás aquí sabes a lo que vienes.

Las espadas siguen en alto y seguimos empatados a puntos con el Numancia.

La próxima estación será Luanco.

Ojalá el equipo recupere el buen tono que estaba exhibiendo fuera de casa antes de Riazor.

Ojalá se sea concreto ante el gol y si es posible se deje nuestra portería a cero.