lunes, 2 de mayo de 2016

Que esto se acabe !!!

Dieciocho son los puntos que ha conseguido sumar el Pontevedra en los diecisiete encuentros que llevamos de segunda vuelta.
A pesar de que para algunos la temporada granate sigue mereciendo adjetivos grandilocuentes como extraordinaria o fabulosa lo cierto es que el desinfle en el segundo tramo de competición ha resultado excesivo y dichos calificativos deberían rebajarse para dejar la campaña en buena o quizá en muy buena si se tiene en cuenta el tiempo que ya lleva salvado el conjunto pontevedrés. No obstante, seguir manteniendo a estas alturas que la temporada es extraordinaria o excelente no se ajusta por desgracia a la realidad.

Ayer el Pontevedra CF volvió a jugar otro partido como local con la misma tónica que los últimos cuatro o cinco, es decir, inseguro y frágil en defensa y discontinuo e inocente en ataque.
El partido se puso más cuesta arriba a la media hora con la expulsión de Campillo pero lo cierto es que hasta ese momento las ocasiones habían sido exclusivamente blanquivioletas y el Pontevedra apenas había creado peligro en el área pucelana.

Es Alberto Campillo (como tantas veces se ha repetido en este blog) un jugador corajudo, comprometido, luchador y que suple sus carencias técnicas y de envergadura a base de entrega y saber estar pero en el día de ayer no estuvo especialmente afortunado en la acción que le costó la expulsión.   
Ni la peligrosidad de la jugada, ni la zona del campo en que se produjo pueden justificar una entrada a una altura demasiado alta y sin posibilidad de jugar la pelota que con un árbitro condescendiente y sin ánimo de ser protagonista le habría costado una tarjeta amarilla (a pesar de ser naranja) pero que con un colegiado como el de ayer (al que se le veía a leguas su vocación artística) le costó la roja directa y ver el camino de los vestuarios mucho antes de lo previsto.

Era el trencilla designado para pitar el partido de ayer uno de esos árbitros con más pinta de marine estadounidense fusil en mano a punto de entrar en una aldea afgana para cargarse cualquier clase de vida humana que se encontrase por delante que de un juez ecuánime dispuesto a interpretar las leyes del juego con flexibilidad y diálogo pero que la acción de Campillo fue absurda y exagerada es algo que no se puede discutir fácilmente.

Sobre la tarjeta roja vista por Campillo otra reflexión.

No le costó nada a Luisito señalar con el dedo a Pablo González en la rueda de prensa posterior al partido de Somozas por según el protagonizar una jugada de infantiles sin tener en cuenta que el central pontevedrés había sufrido una falta evidente por parte del delantero coruñés que luego mandaría el centro del gol del empate.
Ayer para el técnico de Teo toda la culpa recayó en el árbitro y no hubo ni la más mínima referencia a la injustificada acción de Campillo que bien pudo evitarse la entrada de marras. No se trata por supuesto de volver a culpabilizar a un jugador de un resultado. No se equivocó ayer Luisito al obviar la hipotética responsabilidad de Alberto Campillo en su expulsión sino que el error lo cometió hace ocho días al poner a los pies de los caballos a otro jugador que además no pertenece a su "guarda pretoriana".  

Curiosamente, poco después de la expulsión disfrutó el Pontevedra de su única pero pintiparada ocasión del primer tiempo desbaratada por un Borjas que envió por encima del larguero una pelota enviada desde la izquierda que parecía más fácil haberla metido dentro que lejos de los tres palos. 

Y lo cierto es que si se analiza lo sucedido tras el descanso podemos concluir que el Pontevedra no perdió realmente por haberse quedado con un jugador menos.
Y no fue así pues en los primeros minutos de la segunda parte los granates encontraron el gol en una maravillosa falta sacada por Mouriño (que llevaba pocos minutos sobre el césped tras suplir a un acelerado Jacobo que vio la amarilla en otra entrada que no veía a cuento) que colocó literalmente el balón en la cabeza de Capi que sólo tuvo que empujarla para hacer el 1-0.

Fue ahí, después de haber hecho lo más difícil, cuando el Pontevedra comete errores juveniles que cuestan otra vez unos puntos que alejan casi definitivamente el quinto puesto de la tabla.

Primero por desaprovechar una contra de manual de tres contra uno de la manera más lastimosa posible. No es la primera vez que el Pontevedra se encuentra con jugadas de ese estilo y las desbarata por no acertar siquiera con el pase decisivo que deje sólo a un compañero frente al portero. Pero es que a raíz de esa frustrada jugada, los granates permiten que sea el Valladolid quien enlace su contraataque y con una pared por el centro que podría haberse frenado con algo más de concentración se plante solo un delantero castellano frente a Company para batirle sin remisión.

Fue un jarro de agua fría propinado de golpe y sin anestesia en una tarde de mucho calor a la ribera del Lérez. A partir de ahí, lo destacable es el segundo cambio efectuado por Luisito. Adrían se marchó del campo y Anxo ocupó su lugar.
Este relevo supuso que pudiésemos ver a Jandrín en una posición novedosa para él nada menos que en la jornada 36 de Liga. Se ubicó el extremo asturiano en el lateral derecho para perder a partir de se momento la presencia en ataque que había tenido ( no mucha en el día de ayer) y convertir de nuevo nuestra banda derecha defensiva en un autovía ya conocida por estos lares en partidos anteriores.
Lo peor es que su sustituto, Anxo, mantuvo una actitud (en opinión de este bloguero) campechana y saltarina sobre el césped nada comparable a jugadores como el propio Jandrín, Borjas, Kevin, Alex etc que con más o menos acierto se "matan" a correr dignificando la camiseta que llevan.

Por esa banda derecha defensiva vino como no podía ser de otra manera el gol del triunfo vallisoletano en una jugada en la que su delantero efectúa un desmarque desde ese lado hacia el centro sin oposición alguna para definir de manera magistral y estética tras encarar a Company. 

Se hace larga, muy larga la temporada y a base de derrotas como las de ayer ese sabor dulce y almibarado con el que nos obsequió el equipo hasta el mes de Febrero se vuelve cada jornada que pasa un poco más amargo en la boca.

Lo mejor es que por fin esto toca a su fin y en dos semanas los jugadores obtendrán un merecido descanso y en los despachos se intensificarán las gestiones (que quiero creer ya llevan tiempo efectuándose) para conformar la plantilla del año que viene.

Sobre la continuidad o no de los integrantes de la actual es el propio entrenador el que arroja pistas con sus decisiones.
Son sólo eso, rastros que que se pueden seguir si se analizan los últimos partidos de la liga y teniendo en cuenta que sólo son eso (pistas que pudieran resultar falsas) podemos analizar algunas cuestiones. 

Por ejemplo, que de los nuevos llegados en Enero Antonio Bello ha perdido mucho peso específico en el equipo y apostar ahora por su continuidad se hace complicado.
Que Adrián Gómez ha cedido su puesto de titular (ayer lo recuperó) en los últimos encuentros de liga y que ayer fue sustituido mediada la segunda parte por lo que su futuro arroja también alguna duda.

Que después del rapapolvo sufrido por Pablo en Somozas ( y no es el primero) el rubio central no parece contar con muchas papeletas para seguir al igual que un Bruno cuyo protagonismo ha desparecido por completo.

Que el camino de vuelta a A Coruña parece expedito para Alvaro Queijeiro.     
Que parece más fácil que el equipo recupere la quinta plaza en estos dos partidos a que Carnero siga en el equipo.

Y que según las propias palabras de Luisito en una tertulia radiofónica, a Kevin lo quiere un filial de un equipo de primera división (no hace falta discurrir demasiado para pensar que se trata de los dos equipos gallegos que juegan en la máxima categoría con más posibilidades para el que viste de celeste).

Por contra (siempre que el Pontevedra logre convencerlos para que se queden en caso de que tengan otras ofertas) parece cantada la continuidad de los porteros, Verdú, Campillo, Alex, Mouriño, Jandrín, Borjas e incluso Jacobo y también Capi aunque el estado físico del veterano central pueda acarrear alguna duda.

Son sólo especulaciones que no responden en ningún caso a información sino sólo a opinión (salvo en el caso de Kevin cuyas ofertas han sido reconocidas por el técnico) pero sobre todo ello iremos saliendo de dudas en las próximas semanas en las que ese proyecto más ambicioso anunciado el día de la renovación de Luisito tiene que ir empezando a coger forma y a ilusionar a una afición que ayer una vez más se reunió en escaso número en el estadio municipal de Pasarón.        


      

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