lunes, 12 de septiembre de 2016

Normas ridículas, nervios absurdos y ratos de buen fútbol

El fútbol del siglo XXI ese deporte diseñado ya descaradamente para proteger los intereses económicos de grandes empresas, grandes clubes o grandes representantes de futbolistas y que ignora cada vez de manera más zafia e indignante a aquellos que lo han llevado a colocarse como el espectáculo más seguido y visto del planeta que no son otros que los aficionados (los de aquí digo, no los chinos o los indios que deben estar flipando) no ha sido históricamente una modalidad compleja en el aspecto reglamentario.

Y utilizo el tiempo verbal del pasado ya que en los últimos tiempos además de priorizarse por encima de todas las cosas el llenado de los bolsillos de cuatro listos que dominan el "cotarro"y que se ríen con los pies encima de la mesa y la barriga amenazando con desbordar los estresados botones de sus camisas de la gran mayoría de los que pululan por este mundo del balompié, también se ha adoptado la moda de dotar a ciertas normas del reglamento futbolístico de tales dosis de idiocia y estupidez que no está demás que siquiera por un momento nos paremos a reparar en ello.

Una de esas reglas adoptadas no hace demasiados años (la milonga de la ocasión clara de gol que acarrea penalti y expulsión de un jugador) ha sido reformada hace escasísimos meses.
Pero claro, como la modificación se toma por los mismos tipos que crearon la citada norma la conclusión es que no se ha arreglado la presunta injusticia que se trataba de solucionar y además se ha creado un desconcierto general no ya entre los aficionados de a pié que bastantes problemas tienen ya en sus cotidianas vidas como para estudiarse a fondo la cuestión sino también entre diferentes estamentos dedicados de lleno al mundo del deporte rey.

"Se acabó el triple castigo" gritaban a los cuatro vientos los titulares de prensa cuando la norma se veía reformada; "ya no habrá expulsión del último hombre" rezaban otros gurús de las noches deportivas mientras el sueño asaltaba los lechos de los cansados y puteados españolitos.

Pero mira tu por donde que no es cierto. "No es roja, no es roja", se desesperaba un fiel granate ayer tras comprobar como Jacobo Trigo recibía tal castigo por el colegiado tras empujar dentro del área a un jugador rival cuando encaraba portería dentro del área. "Eyy. Espere buen hombre- contestaba otro seguidor pontevedrés mientras sacaba escuadra y cartabón dispuesto a ofrecer su versión de la norma al despistado correligionario.. Mire, teniendo en cuenta el viento que corre y que Trigo estaba dentro del área y que ganamos 2-0 y que el color chillón y estridente de la camiseta palentina podría confundir al más pintado yo creo que...".      

Lo cierto es que nadie tiene muy claro ahora cuando además del penalti un jugador debe tomar el camino de la ducha de manera anticipada. Analizando la dichosa regla parece seguro que si la ocasión clara de gol es fuera del área la expulsión es irremdiable y todo seguiría como hasta ahora. Pero si es dentro? Ay. Si es dentro empieza el "cacao". Al parecer si se evita un gol en la línea también procede el color encarnado pero no cuando un jugador derriba a otro tratando de jugar la pelota aunque esa ocasión de gol sea manifiesta.
Ya es raro pensar que un jugador del equipo que defiende va a tener opción de jugar la pelota frente al atacante si la ocasión de marcar es tan clara. Es que la ocasión de gol tan evidente muchas veces se produce porque el delantero se encuentra sin casi oposición y el derribo para evitar ese gol es irremediable.

Sea como fuere (y una vez puesto de manifiesto por un lado que aquellos titulares citados se parecían a la realidad como un pepino a una manzana y por otro que este lío interpretativo parece estar buscado a propósito para tocar los "melindres" al personal), sea como fuere, digo, es que Trigo acabó expulsado por cometer un claro penalti por empujar a un jugador rival sin causarle daño. Quien sabe lo que pasaría si el central se hubiera lanzado cual ave de rapiña a intentar "jugar" la pelota derribando al contrario y causándole alguna clase de lesión "tobillera". Ah, se siente (podíamos haber dicho), intentó jugar el esférico lo que pasa es que no llegó. Píteme pena máxima caballero pero no me eche oiga...    

En fin, de locos...


Pero lo cierto es que esa jugada cuyo final ya hemos analizado y que empezó por una desatención en el centro del campo y defensa granate dotó al partido frente al Palencia de una tensión y una incertidumbre inaudita para aquellos que pudimos presenciar los 73 primeros minutos de juego.

Setenta y tres minutos en los que el Pontevedra fue infinitamente superior, en los que marcó dos goles cuando pudieron haber sido cuatro y a lo largo de los cuales cuajó ráfagas de buen fútbol convenciendo a todos los seguidores que en mayor número que el día del Mutilvera se dieron cita en Pasarón.

Salió el Pontevedra con un sistema novedoso que sorprendió y que dio verdaderos frutos. Tres centrales con Capi fijado en el centro, Trigo a la derecha y Kevin a la izquierda pero con los dos hipotéticos laterales situados verdaderamente de interiores completando una línea de cuatro con Alex y Abel en el medio. Por delante en la media punta se movió a sus anchas Jacobo y esta vez Añón se movía en punta junto a Mario Barco.

Con esa ubicación y ante cierta pasividad palentina brilló especialmente Jacobo. El de Bueu ocupó el espacio dejado a la espalda del medio centro más retrasado del rival, Ivan Zarandona y de los centrales castellanos .Y es en ese espacio del césped, cerca de los puntas y en tres cuartos de campo donde este hombre alcanza su máximo rendimiento. Exhibió su capacidad para filtrar pases con varios de gran calidad y pudo mostrar su otra cualidad, el disparo a puerta. De hecho, dos de las tres mejores ocasiones del Pontevedra llegaron a través de sendos lanzamientos de Jacobo (uno con la izquierda y otro con la derecha) que el portero visitante despejó a córner de manera espléndida. 

Junto al media punta los dos hombres que jugaron en el medio crecieron exponencialmente y Alex volvió a aparecer con una versión bastante parecida ya a la mostrada en la primera vuelta del año pasado.
Y Abel? A mi particularmente me gustó mucho. En esa primera parte movió con soltura pero se supeditó como el resto del equipo a los detalles brillantes de Jacobo pero en la segunda parte apareció imponente (sin apenas oposición del rival, es cierto) y dirigió el juego de ataque del equipo con maestría repartiendo a izquierda y derecha, en muchas ocasiones al primer toque y jugando, en definitiva, una primera media hora del segundo tiempo extraordinaria.
Hay que ver más este jugador pero ya el día del Mutilvera subió su rendimiento en el momento en el que Kevin bajó al central y el pudo retrasar su posición para jugar más de cara con campo por delante y menos de espalda. Ayer en esa posición más pura de medio centro volvió a hacerlo bien y quizá sea esa una posición más acorde a sus características.

De todas formas, a pesar de esas ocasiones marradas en el primer entre las que destaca una de Añón que mandó por encima del larguero cuando parecía más fácil meterla dentro, el Pontevedra no marcaba y tuvo que hacerlo en el 43 aprovechando una ingenuidad supina del Palencia. Falta lateral con peligro a favor del equipo castellano (falta cometida por un Capi que ayer estuvo imperial) que bota un jugador rival de manera inofensiva a las manos de Edu. El portero no duda y ve solos por banda izquierda a Kevin y Alex Fernández. Este recoge la bola y recorre metros hasta dársela al primero; Kevin se la devuelve a Alex en el momento oportuno y este ya dentro del área remata para que el portero rechace y Añon machaque a la red. Contra de manual y un gol a cero que hacía dotar a los ya estropeados marcadores de Pasarón ( por lo menos hace quince días funcionaba uno) de un mínimo de justicia.

Tras el descanso el Pontevedra continuó siendo el dueño y señor del partido y manejo a su antojo a un Palencia que no llegaba con peligro al área granate.

En esos primeros minutos de la segunda parte apareció en ataque Miguel Loureiro que percutió con acierto por la derecha y envió dos o tres centros notables. Digo esto porque he sido claro al manifestar mis dudas en el lateral derecho del Pontevedra. No es que esas dudas se me hayan disipado (decir lo contrario sería mentir) pero sí digo que en su faceta ofensiva ayer Loureiro estuvo bien y protagonizó sus mejores minutos con la granate, de lo cual me alegro.  

Pronto llegó el 2-0 tras centro precioso de Alex para que Barco tras desmarque inteligente rematara en plancha cruzado haciendo un bonito gol. Luego se fue Jacobo para que entrase Mateu y nada cambió. El Pontevedra con Abel al mando y Kevin y Capi anulando las escasas intentonas palentinas disputaba plácidamente el partido e incluso realizó el segundo cambio. Mouriño sustituyó a Añón (que se había colocado en la media punta para que Mateu hiciese pareja con Barco) y pasó a jugar en esa ubicación.
Reseñable, por cierto, la atronadora ovación con la que fue recibido el pequeño jugador porriñés que tiene metida en el bolsillo a toda la afición lerezana.

Pero luego llegó la jugada del penalti provocada en gran parte pro la relajación granate y el decorado cambió por completo. Entraron nervios, algo de desconcierto y pudo llegar hasta el empate.
Luisito reaccionó y sacó a Barco para meter a Alex. De esta forma se volvía a defensa de cuatro con Abel y Alex por delante, Mouriño a la derecha, Alex González por la izquierda y Mateu buscándose la vida.

Es cierto que el Pontevedra gozó de dos ocasiones muy buenas para hacer el 3-1. La primera en una jugada por la derecha iniciada con un maravilloso pase de Loureiro para Mateu que entró por la derecha y observó el desmarque hacia dentro del área de un Mouriño que venía lanzado desde la izquierda. El de Porriño remató pero en última instancia un defensa palentino se lanzó al suelo y logró rechazar un remate que llevaba un indudable marchamo de gol. La segunda fue más clara ya que después de una serie de rebotes dentro del área la pelota le cayó botando y pintiparada a Mateu para que la estampase contra la red pero el lanzamiento le salió al centro y allí encontró el despeje del meta Alejandro. 

Pero a pesar de esas dos ocasiones no se puede negar el nerviosismo e inseguridad que se vivieron en esos últimos minutos de juego con un Palencia a la desesperada, un par de pérdidas de posición absurdas de Bonilla y un remate de cabeza casi a bocajarro de un rival que Edu Sousa despejó tras bote salvando dos puntos de oro para el Pontevedra que de haberlos perdido le habría ocasionado serios dolores de cabeza al conjunto granate al pensar como un partido de 3 o cuatro a cero podría haberse escapado.
De esto último, de que Edu haga paradas que ganen puntos para su equipo, también se alegra especialmente el que esto escribe por el trabajo y la bonomía del protagonista.

Al final se amarraron tres puntos importantes ante un equipo que ayer no dio buena imagen pero que cuenta con varios jugadores de indudable prestigio en la categoría como nuestros ex More y Chuchi, Zarandona, Diego Torres o Durántez.

Por cierto, también jugó ayer con el Palencia Asier Arranz. Este jugador que ayer jugó de lateral izquierdo hasta que en el último cuarto de hora pasó al derecho es el que fue descrito por el "gran" Fran Crujeiras como un extraordinario jugador que nos hacía el favor de venir a jugar aquí.

Perdón por el recuerdo ingrato (que nada tiene que ver con el chaval al que le deseo todo lo mejor y que además aquí se lesionó de gravedad) pero es que hay veces que no me resisto a citar algunas de las "lindezas" que tuvimos que escuchar no hace demasiado tiempo a al ribera del Lérez.   
     



1 comentario:

  1. Espero que en la tertulia de mañana haya palos para el equipo y Luisito después del ridículo en Barreiro, partido lamentable en el que jugando con uno más fuimos una banda, si se pretende aspirar al play off no se puede dar una imagen tan patética, porque así no se va a ninguna parte...

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