lunes, 19 de diciembre de 2016

Una racha quebrada, amagos de regañinas y un parón "a la alemana"

No llegó el décimo triunfo consecutivo en casa. No se pudo terminar la primera vuelta completando el pleno de puntos como local y no podrá irse el equipo de vacaciones con la satisfacción de haber logrado otra victoria que hubiera alargado todavía más esta serie de resultados maravillosos en el ex vetusto.
Fue el de ayer un partido cerrado, con mucha espesura en el juego provocada por un buen Caudal que casi nunca pudo combatir el Pontevedra y con una afición otra vez algo escasa pero totalmente volcada en el empeño de ayudar a su equipo a ganar y que esperó ilusionada hasta el último instante por si se producía la jugada que decantase el partido del lado granate.

Realizó el equipo de Mieres un partido casi perfecto en defensa. Sabedor que uno de los peligros evidentes del Pontevedra suele llegar en balones laterales en busca de los puntas planteó un encuentro con defensa de cinco y con jugadores tanto en el centro de la misma como en el medio campo poderosísimos en lo físico y muy complicados de superar en el cuerpo a cuerpo.
Luisito volvió a medio sorprender alineando un medio campo sin ningún jugador de características netamente defensivas. La baja de Kevin hacía supone que o bien Trigo jugaría en la medular o bien Alex Fernández se ubicaría en esa zona con una mayor responsabilidad de lo habitual en la labor de contención.
Pero no. El equipo salió con Gonzalo y Abel en el medio centro y la verdad es que el equipo no sufrió nunca en defensa en parte por la acertada presión efectuada tras pérdida (especialmente en la segunda parte) y la buena actuación de la defensa que con un excelente sentido de la anticipación abortaba los escasos intentos del rival por desperezarse en ataque.
Lo que a este bloguero no le gustó tanto es la posición inicial de Mateu y de Adrián Mouriño. Con Añón en banda derecha como es habitual, Luisito decidió que fuera el ex del Mallorca quien se "acostara" en banda izquierda y Mouriño el que se moviera por detrás de Barco.
Ni Mouriño logró filtrar pase alguno a su compañero o desbordar desde esa posición en ningún momento ni Mateu se sintió a gusto tan alejado de la zona en la que realmente puede provocar más quebraderos de cabeza al rival.
Así las cosas, sólo a balón parado pudo moverse el marcador en la primera media hora. Primero en un corner rematado fuera por el Caudal y luego en una falta a raíz de la cual Bruno consiguió conectar la pelota medio con la cabeza medio con la espalda obligando al meta rival a desviar a la esquina.

Bordeando el minuto 30 Luisito toma la decisión de cambiar de ubicación a Mouriño y Mateu. No es que en ese último cuarto de hora el equipo mejorase sobremanera pero sí se notó algo el relevo posicional de esos dos jugadores. Fue en ese tramo de encuentro en el que Abel se encontró una pelota franca en la frontal pero envió su disparo por encima del larguero y fue también ciando el Pontevedra hiló la jugada más bonita del partido al conectar el mismo jugador canario con Barco y mandar este otro pase magnífico hacia Mateu que rompiendo el fura de juego logró plantarse ante el portero estrellando la pelota contra una de las piernas del meta. Fue la mejor ocasión de todo el partido y quizá de haberla transformado la segunda parte hubiera sido completamente diferente.

Tras el descanso, a mi juicio de manera acertada, el técnico de Teo decide sustituir a Mouriño por Alex González pasando a jugar más claramente con un 4-4-2.

Y fue en el transcurso de ese primer cuarto de hora de la segunda parte cuando el Pontevedra tocó más y mejor dotando de algo más de ritmo a la circulación de la pelota y haciendo albergar esperanzas reales de que podría llegar el gol de la victoria.
Alex profundizó con acierto por la izquierda, Añon también logró desbordar en alguna ocasión por la otra banda y Gonzalo y Abel movían más rápido logrando ese dinamismo en el juego pontevedrés. Sin embargo, el Caudal no se descompuso en ningún momento y siguió firme en defensa hasta adormecer otra vez el juego local. Si bien en la primera parte los asturianos lograron posesiones más largas en el medio campo que rompían el ritmo granate (destacando su número "7" Jaime), en la segunda mitad no fueron capaces de encontrarse en tantas ocasiones pero compensaron dicha circunstancia con una fortaleza en el juego aéreo defensivo más que notable así como un orden impecable en las escasas ocasiones que el Pontevedra lograba romper por las bandas.

Mediada la segunda mitad llegaba el segundo cambio granate y tengo que reconocer que no me gustó tanto como el primero. Es cierto que en el momento de producirse la sustitución (Jacobo por Mateu) el equipo ya había vuelto a bajar la intensidad y el Caudal controlaba la situación con más calma y que la intención de Luisito no era otra que meter al jugador de Bueu para tratar de filtrar algún pase desde la media punta que destrozase el sistema defensivo del rival. Pero lo cierto es que con la acumulación de efectivos en defensa planteada por Iván Ania no parecía especialmente fácil que dicho plan pudiera funcionar y con Mateu junto a Barco en el campo siempre es posible que un balón caído de una dejada o de una disputa en el corazón del área pudiera acabar cristalizando en un gol salvador.

Lo cierto es que el Pontevedra no encontró la claridad que pretendía con ese relevo y tan solo en una jugada afortunada por un rebote Alex Gonzalez pudo plantarse algo escorado frente al portero pero en vez de rematar decidió centrar propiciando así el despeje de la atenta defensa blanquinegra.
También Trigo muy cerca del final se encontró con una pelota en la frontal del área pero no quiso disparar a la primera y cuando lo hizo a la segunda el balón se le marchó muy desviado. 
Hubo tiempo todavía para que Añón sufriera un golpe en el pie lastimado el día del Racing de Ferrol y tuviera por ello que dejar su puesto a Miki y que este mismo jugador desaprovechase un buen balón servido por Abel en el último minuto de partido.

Con el pitido final llegaba la lógica decepción por el resultado que acababa con la excepcional serie de resultados cosechados en casa a lo largo de la primera vuelta.
Esa desilusión lógica por las ganas que había de seguir acumulando puntos y sobre todo completar una vuelta entera inmaculada en Pasarón no debe empañar la muy buena primera parte de competición realizada por los nuestros que acumulan en estos primeros 19 encuentros la nada despreciable cifra de 37 puntos en su haber.
En el ecuador de la Liga se ha conseguido una ventaja de cinco puntos con el Valladolid B que es quinto y siete con el que se perfila como el verdadero rival granate para conservar el puesto de play off, la Ponferradina. El equipo berciano logró sacar los tres puntos en Tudela y será el conjunto que presione más al Pontevedra en esta segunda vuelta que será difícil y complicada para todos los componentes del grupo I.

Estaría bien no repetir errores de la campaña pasada ( en el bien entendido caso de que creo firmemente que tenemos bastante mejor equipo que el año anterior) y no generar demasiado ruido desde dentro que empiece a generar dudas o a dar por sentado que estamos muy por encima de nuestra posibilidades.
En ese sentido, me inquietan los amagos de regañinas (vamos a dejarlo por ahora en eso, amagos) protagonizados por Luisito a lo largo de esta semana con el hecho de que se le pregunte por el play off de ascenso. 
Si a un equipo que termina la primera vuelta con 37 puntos y dando una imagen sólida y que le saca cinco puntos al quinto, siete al séptimo y catorce al Ferrol o dieciséis al Tudelano no se le puede preguntar por una hipotética clasificación entre los cuatro primeros es que no se entiende a que equipo se está perteneciendo.
De infausto recuerdo resultan las palabras pronunciadas por el entrenador a mediados de Febrero del pasado año y los efectos que estas produjeron y si bien está fuera de toda duda que debemos mantener la humildad sobre el césped y trabajar al cien por cien para lograr las victorias que nadie regala por capricho, también lo es que ya ha habido tiempo más que suficiente para acostumbrarse a eso que llaman entorno y manejarse de otra forma ante la presión indudable que implica entrenar al Pontevedra CF.

Nos vamos a un parón en el campeonato que parece más típico de la Bundesliga que de nuestro país. Nada menos que veintiún días van a tener que pasar para volver a reanudar esta Liga en la que reapareceremos otra vez de locales frente al Guijuelo.
Equipos que ahora no están bien tratarán de rearmarse física y mentalmente para afrontar de otra manera la segunda vuelta. Otros como el nuestro deberán estar más pendientes de no desconectar del todo del campeonato (algo difícil ante lo absurdo de esta paralización tan prolongada). Una cosa es oxigenar piernas y mentes y otra muy distinta es perder de vista todo el trabajo hecho con acierto y volver desconcentrados y fuera de onda.

Ante este temor, estoy seguro que Luisito le habrá dejado claro a su tropa que tanto el turrón como el resto de los productos navideños de toda clase deberán tomarse con moderación y racionalidad pues el día 26 les espera con el cuchillo entre los dientes para que se pongan rápidamente a tono y afrontar nada menos que el día 8 de Enero la primera batalla de la segunda vuelta.
Esperará un Guijuelo que llegará a Pontevedra en una situación clasificatoria muy complicada y que exigirá que el equipo ofrezca su mejor versión para ganar y comenzar con buen pié el año 2017.

Ojalá sepamos a partir de ese día 8 entrar con la misma fuerza en el torneo con la que nos hemos ido a este descanso y seamos capaces igualmente de gestionar la presión con inteligencia para realizar una segunda vuelta igual de buena que nos permita no bajarnos de estos primeros puestos a los que sin duda nos hemos hecho acreedores hasta ahora por trabajo, efectividad y categoría. 

                   

    

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