martes, 4 de diciembre de 2018

Cuando jugar fuera ya no es un drama

Llevaba el Pontevedra CF demasiado tiempo siendo un "chollo" cada vez que disputaba sus encuentros a domicilio.
La segunda vuelta de la Liga 15/16, toda la temporada 16/17 (pese a la brillante clasificación para el play off de ascenso) y casi toda la 17/18.

Digo casi toda la temporada pasada porque en el tramo final de la misma el equipo cambió de rumbo fuera de casa y acumuló tres victorias en los últimos cuatro desplazamientos ligueros que resultaron decisivos para obtener la permanencia.
Parecía con esas victorias logradas en Valladolid, Navalcarnero y Majadahonda que la pésima racha lejos de Pasarón había pasado a la historia y que nos habíamos convertido de nuevo en un conjunto más fiable en sus desplazamientos.

No obstante, el titubeante comienzo en esta campaña 18/19 (con una derrota sin paliativos en Salamanca en donde el Pontevedra estuvo fatal, ese empate a trancas y barrancas logrado en Navalcarnero y la goleada encajada ante el Internacional) arrojó de nuevo dudas sobre si esa serie nefasta de resultados fuera se había o no superado por el equipo.

Con el paso de las semanas se ha visto que sí y debemos felicitarnos mucho por ello.

Han seguido existiendo malos resultados como los cosechados en Guijuelo o en San Sebastián de los Reyes pero estas derrotas se han visto acompañadas de tres victorias en las cinco últimas salidas que demuestran que para el Pontevedra CF salir de su ciudad a jugar un partido ya no es un drama sino otra oportunidad para sumar puntos en su casillero.

Es cierto que falta solamente un dato para que esta clara pesadilla como visitante quede completamente superada. 
Ese dato, o mejor dicho, esa anomalía viene derivada del hecho de que el Pontevedra no voltea un resultado fuera de casa desde hace tres años cuando en los Anexos de Zorrilla consiguió ganar por un gol a tres después de empezar perdiendo el choque.
Ojalá tardemos en descubrir si el equipo también es capaz de derribar este "muro" pues lo deseable es que tardemos tiempo en ponernos por detrás en el marcador a domicilio pero en el momento que esto pase veremos si somos capaces alguna vez de protagonizar esa remontada que desde hace tanto tiempo no se consigue fuera de casa.

La última victoria fuera se logró en Bouzas y además con una autoridad y aplomo importantes.

Sí, el Rápido está muy abajo en la tabla y era un encuentro asequible.

Ahora bien, en un campo como el Baltasar Pujales donde siempre es complicado evolucionar, dejar resuelto el encuentro en solo 30 minutos es un dato que no se puede dejar pasar pues pone de manifiesto que el Pontevedra no solo ganó sino que lo hizo con esa contundencia tantas veces anhelada cada vez que abandonamos nuestro Estadio.

Como se preveía, el balón parado iba a resultar determinante en el escenario gualdinegro y el Pontevedra dominó esa faceta logrando el 0-1 a la salida de un corner y sentenciando el choque con un tercero de falta magistralmente ejecutada por un Javi López que por fin ha dejado un detalle de clase fuera de toda duda.
Entre medias, el Pontevedra fue capaz incluso de enseñar esas virtudes con las que se nos venía diciendo que se quería dotar al conjunto desde principio de temporada, el toque y la combinación venenosa.    
A pesar de que el Pujales no deja demasiado margen para el lucimiento, la jugada del 0-2 con muchos pases en la zona media, el desmarque a banda de Kevin y el remate de Arruabarrena de cabeza tras el centro resultó precioso e incluso como algo fuera de lugar teniendo en cuenta en que estadio se estaba jugando.

Con esa primera parte tan brillante, en la que por cierto volvieron a alinearse juntos en ataque Pazos y Arruabarrena por segunda vez (la primera fue en Fuenlabrada también con victoria 0-2), el encuentro quedaba "listo de papeles" a salvo de la "guijuelada" de turno.

Y no se dio esa "guijuelada" a pesar de marrar Arruabarrena una ocasión pintiparada para hacer el cuarto y que poco después Adrián León cometiera otra de esas acciones inexplicables que a veces afean sus actuaciones provocando un penalti con el que el rival acortaba distancias.

A pesar de todo ello, el Pontevedra se defendió bien y acabó el encuentro sin excesivos sobresaltos para colocarse sexto en la clasificación y aumentar así el diapasón de la ilusión de su gente. 

Además de los tres puntos conseguidos en Vigo, en mi opinión la mejor de las consecuencias que conlleva esta victoria es la que se ha reseñado al principio de esta entrada: que cada desplazamiento del Pontevedra CF en Liga ya no es como una visita al dentista para quitarse una muela; que el equipo ha recuperado la competitividad a domicilio y que cualquier desliz que pueda cometerse en casa puede intentar restañarse como visitante pues los tiempos del "chollazo" granate jugando fuera parecen haber quedado definitivamente atrás.

Curiosamente, el calendario nos coloca ahora en un tramo en los que el equipo jugará muchos partidos en Pasarón.
De los cinco próximos partidos (los cuatro últimos de la primera vuelta y el primero de la segunda) cuatro se jugarán aquí.

No se trata de hacer "el cuento de la lechera" porque los primeros que no quieren hacerlo para no meterse presión son los propios jugadores que solo piensan en el Adarve (antes mañana mismo el Langreo en la C.G) y hacen bien pero como se ha dicho más arriba el fútbol muchas veces es ilusión y es normal que la afición se venga arriba ante el calendario más próximo que se nos avecina y en el que desea ver a su equipo seguir encaramándose a los puestos altos de la tabla. 

No obstante, sin ánimo de resultar demasiado cauteloso, mi posición es la misma que he escuchado manifestar a varios jugadores tras la victoria en Bouzas, la calma y  seguir la frase "partido a partido " que aunque exista desde los principios del balompié viene bien pronunciarla alguna vez para que no se pierda en absoluto la perspectiva.

Solo debe existir el Adarve y la idea de ganarle al Adarve. 

Ojalá lo haga el Pontevedra CF y además con esa autoridad mostrada en el Baltasar Pujales que no solo nos nutra con tres puntos más en la clasificación sino con argumentos para sostener la tesis de que nuestra presencia arriba no es accidental sino fruto de la capacidad y con vocación de continuidad hasta el final de la Liga.

Yo tengo ilusión, claro que la tengo, más prefiero "embridarla" y sacarla a pequeños borbotones conforme el equipo me transmita que es una ilusión con fundamento y no fruto de una alucinación.   

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