lunes, 17 de diciembre de 2018

Rarezas, puzzles incompletos y ese acertado"partido a partido".

En un deporte con tantas disciplinas diferentes y tan universal como el atletismo la disputa de muchas calificaciones de saltos, lanzamientos o series de eliminatorias en los grandes campeonatos suele realizarse en horario matutino.

Es frecuente escuchar a los atletas explicar en los programas de televisión dedicados a divulgar su preparación previa que no es lo mismo competir por las mañanas que por las tardes- noches; que el organismo necesita acostumbrarse para tratar de alcanzar un gran rendimiento y que los famosos "biorritmos" no se manifiestan de la misma forma con la "fresca mañanera" que en esas horas del atardecer en las que el cuerpo ya está perfectamente adaptado al ajetreo físico de la jornada. 
No es raro, por tanto, presenciar en mundiales o juegos olímpicos alguna actuación decepcionante de favoritos al triunfo en sus especialidades que se quedan por el camino al no haber conseguido hacerse con la situación.

Claro que en las Olimpiadas o Mundiales, por ejemplo, hay un número máximo de días de competición y para encajar todas las pruebas resulta imperativo dividir las jornadas en matutinas y vespertinas.

En la 2ª división B del fútbol español (esa categoría contradictoria, dejada de la mano de Dios y olvidada por casi todos a pesar de contar en su seno con auténticos históricos del balompié patrio) desde hace tiempo existe la norma de que cuando se juega contra conjuntos canarios en casa se debe hacer por la mañana para que estos tengan tiempo de coger el preceptivo vuelo de vuelta en el mismo día abonado por la RFEF e igualmente pero a la inversa cuando se juega en la islas afortunadas. 
No es algo que resulte descabellado ni estrambótico y más teniendo en cuenta que la gran mayoría de los equipos madrileños con los que estamos encuadrados esta temporada ya acostumbran a jugar de mañana en cualquier circunstancia e incluso cada vez más conjuntos de otras comunidades están empezando a hacerlo.

A pesar de todo ello, para nosotros jugar en casa a las 12 de la mañana sigue siendo una anomalía que no se repetirá más esta campaña al no haber más equipos canarios que el filial de la UD Las Palmas.

Y como quiera que asistir a Pasarón en horario de misa para los que practican o de café agnóstico para los que no lo hacen sigue siendo raro, rara fue la sensación que este atribulado bloguero (mis disculpas a un gran amigo que no soporta este adjetivo tan de mi gusto) experimentó al darse cuenta que en vez de dirigirse a ingerir cafeína al bar de la esquina debía cruzar el puente y presenciar el partido como local del Pontevedra CF.

Las condiciones metereológicas no decepcionaron y la amalgama de colores que los espectadores pudimos vislumbrar en el estadio fue realmente espectacular.
Desde un negro realmente oscuro que incluso amenazaba con tener que encender la iluminación artificial nada más comenzar el choque; pasando por un sol y sombra tan molesto como llamativo que provocaba un brillo amarillento en casi todo el terreno de juego menos la portería de sur que continuaba en penumbra en la última media hora del primer tiempo; hasta terminar con un sol más asentado a lo largo de la segunda parte que ayudó a recuperar las retinas de la sufrida parroquia granate.

El caso es que el Pontevedra CF ganó el partido y sigue navegando con viento de cola acumulando ya cuatro jornadas seguidas sumando de tres en tres puntos.

Fue un partido feo (especialmente en la segunda parte), enredado y nada proclive a las exquisiteces balompédicas pero en el que el Pontevedra encontró el gol en un penalti extraño (las imágenes ofrecidas por la tvg no son demasiado concluyentes) y defendió su renta con orden y sin conceder regalo alguno que pudiera posibilitar el empate de un rival tan aguerrido como atípico en su condición de filial.

Aún así, a lo largo de la primera mitad y a pesar de que el césped estaba infame (en mi opinión incluso peor que el día del Adarve), el Pontevedra CF consiguió crear alguna jugada de merito de la mano de un Romay que si bien no estuvo como en partidos anteriores sí apareció en alguna ocasión; de Pibe que se mostró peligroso en sus apariciones en tres cuartos y sobre todo de un Kevin exultante que insuflaba oxígeno y empuje al equipo desplegándose desde medio campo.
El rival, por contra, solo dio alguna muestra de vida en ataque en el primer cuarto de hora en un par de acciones de mérito por banda derecha protagonizadas por su jugador nº9, de nombre Edu, que creó alguna inquietud en la defensa granate.

Sin embargo, la llegada del gol asentó al Pontevedra y dejó tocado a Las Palmas que no hizo sino tambalearse el resto del primer tiempo en el que bien pudo encajar el segundo en una buena jugada de Pibe con pase de calidad a Pedro Vázquez que al escorarse demasiado estrelló su difícil remate contra el portero.   

La segunda mitad podría haber sido calificada de "tostonazo del quince" de haber sido presenciada por un espectador neutral que no tuviera más interés en el partido que ver alguna buena jugada y le diera igual el resultado del choque.

Claro que para nosotros no era lo mismo. 
Los puntos, como siempre, eran importantes y un resultado tan estrecho podría variar por cualquier tontería que se cometiera atrás y diera al traste con la posibilidad de conseguir otra victoria.

Con el cambio de Romay por molestias a falta todavía de media hora y el bajón de Pibe en el segundo tiempo, la sensación que algunos teníamos en el campo es que iba a ser muy complicado volver a marcar y que para ganar habría que blindar la portería como fuese y no conceder la más mínima alegría a un rival que sin nada de fútbol mandaba balones al área a ver si sonaba la flauta.

Esa flauta no sonó y es en este punto en el que hay que volver a destacar al equipo en su organización defensiva. Desde el primer delantero ( Pazos volvió a "matarse" a presionar e incluso en el primer tiempo provocó varias faltas por proteger bien la pelota ante los centrales contrarios) hasta el último defensa, el equipo se mostró sobrio y férreo para no permitirle a Las Palmas que ya traía una cifra muy baja de goles a favor siquiera tirarle a Edu entre los tres palos.

De justicia es recordar que todos los defensas estuvieron en su sitio incluyendo a un Adrián León que exceptuando una imprecisión al principio del partido rayó a buen nivel y recordó a ese central que es difícil de superar cuando no falla y está con confianza y no a ese otro que duda tras cometer algún error de bulto.   

Al final del partido muchos aficionados consultaban sus teléfonos móviles para conocer el resultado de los otros enfrentamientos de la jornada y colocar al Pontevedra en la clasificación. Muchos de ellos se fueron con una sonrisa en los ojos creyendo que el equipo se ponía cuarto pero un gol postrero de la Cultural en Abegondo  enviaba al Pontevedra al quinto lugar pero con los mismos puntos que el equipo leonés (que hoy mismo ha cesado a su técnico a pesar de la victoria) y que el Castilla además de situarse a un solo punto del Fuenlabrada que es segundo.

Realmente a estas alturas da igual ser cuarto o quinto o fijarse en exceso en lo que hacen los demás rivales de un grupo que ya estamos viendo es muy equilibrado y del que nadie se marcha en la clasificación.

Lo verdaderamente vital y en lo que el Pontevedra debe centrarse es en él mismo y en sus partidos. Como ya dijimos hace una semana  siempre que se ha marcado primero se ha ganado y ayer se volvió a dar esta circunstancia.
El equipo lo sabe y parece haber encontrado el camino. Nada de florituras para las que no sé si la plantilla está preparada. Nada de fijarse en estadísticas de posesión que en fútbol son mentirosas y no siempre reflejan el control del juego y sí mucho de concentración y esfuerzo sobre el "verde" semana a semana.

Ahora toca el Atlético B que está en racha y con un Pinchi en forma y lo que venga después no debe existir.

Es en ese día a día en el que el equipo debe vivir y en el que sabe que no es inferior a nadie en el que resultaría importantísimo que no se perdieran más piezas del puzzle.

Me refiero con ello a que la pérdida para toda la temporada de Javi López es un golpe muy duro para una plantilla que no está sobrada de efectivos y que no es seguro pueda digerir bien las bajas de larga duración. 
Es cierto que este jugador tardó en aparecer y en empezar a justificar la calidad que le trajo aquí pero precisamente en el momento en que "soltó" dos buenos partidos en Bouzas y aquí frente al Adarve ha tenido la fatalidad de romperse de gravedad y dejar al equipo sin esta aportación que parecía prometer en los últimos tiempos. 
Desde este blog se envían los mejores deseos de recuperación para el jugador.

Es cierto que Alex Fernández está a punto de volver y eso constituye una muy buena noticia pero me preocupa, insisto, el efecto que estas lesiones pueden ejercer sobre el grupo pues como ya se ha dicho no estamos sobrados de calidad.
Sea como fuere el equipo cada vez transmite algo más de seguridad sobre el terreno de juego en lo futbolístico y también unión fuera de él como muestra el homenaje ofrecido a su compañero tanto antes del choque como después de hacer el tanto.

Como ya se ha dicho ahora toca Majadahonda y ese filial atlético complicado al que es posible pueda faltarle algún jugador de ser convocado por Simeone para el partido del día siguiente, Sábado, frente al Español.  
Sí, he dicho día siguiente Sábado pues las "rarezas" no acaban con el partido por la mañana de ayer sino que continúan al jugar nuestro último choque del año en Viernes por la tarde.

A buen seguro habrá aficionados granates en el Cerro del Espino alentando al equipo. Ojalá ese aliento contribuya a alargar esta buena racha del Pontevedra CF al menos una jornada más. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario