lunes, 2 de septiembre de 2019

Si no sana hoy, sanará mañana?

No. 

Quien piense que el título de esta nueva entrada del blog implica que en las líneas que siguen le va a caer al bueno de Sana N,Diaye "la del pulpo" no van bien encaminados.
Lo cierto es que ni siquiera la idea de titular así esta columna ha sido mía sino de una persona muy importante para el que esto escribe cuyo ingenio es muy superior al de este atribulado y decepcionado bloguero.

El caso es que el Pontevedra CF jugó en Ferrol un partido de solo ocho minutos de tiempo reglamentario y la friolera de ochenta y tantos de prolongación.
Cuando a un equipo de fútbol le barren de esa manera en tan poco espacio de tiempo hablar de buenas sensaciones o mejora de imagen en referencia al extraordinario tiempo de descuento del choque casi resulta irrisorio y lo que es peor contribuye a poner la primera piedra para que la próxima vez que salgamos de Pontevedra nos vuelvan a poner la cara tan roja como el Sábado pasado. 

¿El Pontevedra después de encajar tres goles en los primeros ochos minutos de encuentro manejó el partido, tuvo ocasiones (más de las que suelen ser habituales fuera de casa) y siguió corriendo por el césped de A Malata? Pues sí.
¿Justifica, compensa, arregla o minimiza tal circunstancia la humillación sin paliativos recibida en esos ocho minutos iniciales? Pues no, ni de lejos.

El naufragio del equipo en ese comienzo fue demasiado espectacular e incomprensible como para que se pueda interpretar que nada de lo sucedido después (a no ser que se hubiese logrado una remontada histórica) pueda servir para lavarle la cara al equipo.

Fueron ocho minutos de espanto en los que atribuir responsabilidades en exclusiva a uno u otro jugador no sería ni justo ni realista. 
Sin ir más lejos, en el primer gol ferrolano antes de que Bruno Rivada le pegara a la pelota como pocas veces por aquí se le había visto (con el pie, me refiero) se producen una serie de rechaces o rebotes sin que ningún jugador granate acertara a mostrar un mínimo de contundencia para sacar la pelota de las inmediaciones del área. 
Luego sí, ese zurdazo de nuestro ex que valió para inaugurar el marcador se puede argumentar que no entra dentro de lo normal.

Claro que en la siguiente jugada volvemos a dormirnos de forma colectiva de manera inexplicable, permitimos otra contra del equipo "verde" y hacemos una falta innecesaria sobre un jugador que ni siquiera iba a recibir el balón.
Como colofón, esa falta lejana  para el perfil de un zurdo pero golpeada por un diestro entra casi por el centro de la portería de forma inexplicable a pesar de la evidente habilidad de Pablo Rey para golpear la pelota.  

Con los dos golpes recibidos todavía retumbando en nuestras cabezas se nos ocurre provocar un penalti ingenuo e innecesario cuya transformación acababa con el partido en el minuto 8 de juego.

Se podría hablar de errores individuales en los goles encajados, sí, a nadie se le escapa que el segundo tanto no debe encajarlo Edu Sousa nunca o que el penalti hecho por Sana es como poco de juvenil atolondrado. Y también podríamos preguntarnos a qué venía la falta de Berrocal en ese 2-0 o donde estaban Naveira e incluso Pazos en esa banda izquierda defensiva por el que el Racing entró sin oposición durante el primer cuarto de hora (que incluso pudo acarrear un cuarto tanto en una jugada que llegó otra vez por ahí y en la que hasta tres hombres locales entraron como hienas a intentar rematar mientras nuestro medio campo bajaba diez metros por detrás).

Sí. Se puede argumentar todo eso pero lo cierto es que una "torrija" del tal magnitud no puede entenderse desde una perspectiva individual sino colectiva y esta "empanada mental" al comienzo de los partidos como visitante aunque no tan exagerada sí ha pasado en otras ocasiones.

Recordemos para no remontarnos más atrás los minutos de los primeros goles en aquellos funestos y dolorosos partidos de Adarve y Las Palmas que terminaron por apartarnos de una clasificación para el play off que parecía en la mano.    

Y es que si cogemos los periódicos del día después de esos partidos citados y los de ayer Domingo tras perder en Ferrol podemos comprobar como las frases pronunciadas por los futbolistas son las mismas: "No salimos enchufados..." "No entramos como deberíamos al partido" etc etc.

Es evidente, no obstante, que el partido del Sábado si bien clasificatoriamente no tenía la importancia de los dos ejemplos citados, supone un paso más en la descomposición que en ocasiones sufrimos lejos de casa y la sensación que al menos este bloguero experimentó mientras veía las imágenes del cachondeo de las gradas de A Malata en las que "se nos quiere mucho" fue de una humillación y un cabreo monumental pues el primer cuarto de hora que disputamos el Sábado resultó verdaderamente intolerable.

Como ya se ha dicho más arriba, después del vendaval que decidió el encuentro el Pontevedra sí tocó algo el balón, si disfrutó en el resto de la primera parte de tres ocasiones pero todo era ya secundario después del zarandeo al que habíamos sido sometidos minutos antes.

Si llamaron la atención de este atribulado bloguero varias circunstancias antes del final del partido. La primera incluso antes del descanso pues no pude sino echarme las manos a la cabeza al ver como defendíamos con  la mirada a Joselu en la jugada del 4-0.

Ya, ya sé que este jugador es muy bueno y la pone por la escuadra. Ahora bien, si se intenta obstaculizar el lanzamiento, si se intenta meter la pierna, si se intenta, en definitiva, competir mejor quizá Joselu hubiera tenido algún problema más para dirigir esa pelota.

Otro detalle llamativo fueron los cambios efectuados en el descanso. 
No tanto el de Adgihibe por Vázquez aunque no deja de tener algo de guasa que teniendo que meter goles se quite al que en teoría debe conseguirlos.  

Sí me extrañó bastante más el de Alex Glez por Naveira.

Me llamó la atención dado el resultado en el marcador y la reciente intervención a la que el jugador cántabro ha sido sometido hace poco.
Todavía a Lunes por la tarde no logró comprender el beneficio de arriesgar de esa manera a Alex con lo necesario que nos va resultar en las siguientes jornadas. La única conclusión a la que puedo llegar es lo mal que habrá visto Luismi a Naveira para tomar esa decisión que en mi opinión entrañaba un riesgo no justificado por lo contundente de la goleada.

Por fortuna, Alex acabó bien el choque y además volvió a dejar muestras de los importante que es para el equipo penetrando muy bien por la izquierda pero desde la posición de lateral.    

En ese segundo tiempo pudo marcar Berrocal, sí lo hizo Pazos, tuvo la suya Romay y también Alex Fdez (que entró por un desafortunado Sana) a través de una falta muy bien lanzada.

Pero todo "el pescado estaba vendido" desde el minuto 8 y ese pescado se vendió no porque nuestro centro del campo no distribuya bien, ni porque nuestros delanteros no metan goles ni nuestros defensas sean escasos sino porque TODO el equipo salió a verlas venir y después de recibir el primer tanto fue incapaz de parar lo que se le venía encima como ese boxeador que recibe guantazos por todas partes sin ni siquiera levantar la guarda en momento alguno.

Este equipo tiene problemas y lo sabemos. A falta del debut de Mejía sabemos que nos falta creación en medio campo; antes de que ayer mismo se hiciera oficial la incorporación de Erraji solo teníamos cinco defensas en plantilla; las dudas en el lateral izquierdo son grandes; muchos dicen que Adighibe con espacio sí pero sin él ya se verá..

Todas esa dudas existen y son legítimas. 
Algunas (ojalá ) se resolverán en sentido positivo y otras quizá no pero por encima de todas esas circunstancias está otra mucho más importante. 
Y esa circunstancia es que hay que competir y hay que hacerlo desde el segundo uno de cada partido para a partir de ahí tratar de enseñar las armas que se poseen.
Si se sale sin tensión o sin fuerza o sin pasión sobre la hierba volverá a pasar lo mismo y tendremos que desayunarnos al día siguiente con esas frustrantes declaraciones del día después en las que se apelará a la falta de la tan manida intensidad que a buen seguro harán que se nos vuelva a atragantar el café.

Por cierto, Mouriño ya no está . 

Casi al final del plazo del mercado de fichajes se ha llegado a un acuerdo de rescisión del que se desconocen los detalles.
Recuerdo aquel año del ascenso cuando el Pontevedra (ya con Murillo a la cabeza desde el principio) trajo a varios jugadores que estaban en 2ªB para sacar al equipo del sótano del sótano (no es un error) en el que se encontraba.
En general, todos, pero en particular este jugador dejó claro que jugar aquí aunque fuera en 3ª era mucho más importante que hacerlo más arriba en otros equipos. Recuerdo en ese sentido a otros futbolistas que rechazaron venir por jugar en el Somozas o algún otro equipo similar en 2ªB.

Mouriño no. 
Mouriño vino y contribuyó a ese ascenso logrado en 2015.

Ha tenido fases mejores y  peores aquí (cuando se fue cedido al Bouzas ya en este mismo blog se repasó su trayectoria)  pero siempre llevó a gala jugar en este campo y para nosotros. 
Dado el absurdo sentimentalismo del que esto escribe le agradezco a Adrián Mouriño su entrega y el orgullo que ha demostrado defendiendo esta camiseta y le deseo la mejor de las suertes en lo que le queda de carrera futbolistica.

Y ojo! porque dados los problemas que está encontrando el Pontevedra CF para lograr la documentación de Mejía, sería el colmo que una vez liberada la ficha senior que se necesitaba para esta incorporación al final no pueda inscribirse al hondureño por temas burocráticos.

Sería una cagada monumental que creo superaría con creces nuestro nefasto "papelón" del Sábado en A Malata.      
  

1 comentario:

  1. Lo que se ha hecho con Mouriño ha sido muy injusto, alguien como él no merecía una salida por la puerta de atrás como ha sido, a ver si Feáns y Luismi se dignan a dar la cara y explicar la cerdada que le han hecho, Mouriño no se lo merecía

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