lunes, 9 de septiembre de 2019

Un trocito mágico de césped, unos nervios muy tempranos y una voltereta épica

Cuando los objetivos se marcan altos; cuando la meta a conseguir es de dificultad notable, el margen de error se estrecha y la tensión tiende a aparecer desde muy pronto cada vez que las cosas empiezan torcidas.

El Pontevedra CF jugó ayer una primera media hora de juego realmente importante. Controló, jugó y se agigantó hasta convertir el área del Sporting B en un mero depositario de las peligrosas y numerosas llegadas de sus jugadores.
Fue una media hora en la que el rival no apareció siquiera por la zona de castigo del Pontevedra y en la que los allí presentes pudimos ahorrarnos el brillante fulgor del más que llamativo traje naranja chillón de nuestro Edu Sousa.
En esos minutos de gran superioridad granate se cometió, no obstante, uno de los mayores pecados del fútbol y que siempre suelen acarrear más adelante problemas en el marcador. Ese pecado no fue otro que la indulgencia ante la portería contraria.

No se acumulaban demasiados minutos de juego cuando Nacho López (que en esa fase de encuentro recordó al mejor Nacho de hace ya algunos meses) iniciaba con mérito una jugada alejado de su posición natural de lateral derecho en la que después de arrancar con fuerza y sortear a más de un rival entregaba un balón en largo y al espacio a Alex González. Este no dudó en aprovechar el obsequio y avanzar con su velocidad habitual hacia el área asturiana. A pesar de recibir una falta que dificultó en parte su primer control, el cántabro pudo poner el cuero en el corazón del área para que Romay lo recogiera y de espaldas le dejara un balón de gol a un hombre que pocas veces falla en esas circunstancias, Alvaro Bustos.
En esta ocasión, sin embargo, Alvaro envió su lanzamiento con la zurda demasiado centrado dando la ocasión al portero de estirarse y mandar el balón contra un poste e incluso después en otra felina intervención rechazar un segundo remate de un Nacho que venía lanzado tras iniciar la jugada. Incluso en ese lance el propio Bustos tuvo una tercera oportunidad para marcar, despejando en esa ocasión un defensa el tercer intento granate.     
Describo esa oportunidad por la claridad de la misma y por el hecho de que errar esa clase de ocasiones tan diáfanas lejos de colocar el partido a nuestro favor suelen terminar por dar confianza al equipo contrario y originar desesperación en el que las yerra.

El dominio pontevedrés no se acabó con esa jugada. Se llegó muchas veces aunque sin crear ocasiones tan claras (quizá una de Churre al rematar una jugada ensayada en un córner) y se lanzaron muchos saques de esquina y faltas laterales que no consiguieron romper el marcador a nuestro favor.

En esos treinta minutos en los que el Pontevedra jugó con Alex Fdez en lugar de Sana (sacrificado tras el partido de A Malata) y con Pazos en punta por un Adighibe todavía tocado pudo verse en definitiva a un equipo mandón, presionante y mucho mejor que el rival sobre el terreno de juego.

Fue al llegar eso que se ha dado en llamar "pausa para la hidratación" a la que se unió la obligatoria sustitución de Nacho López por problemas musculares el momento en el que el  Pontevedra empezó a bajar un poco el pistón.
Muy pocos minutos después, el Sporting pasaba de medio campo después de muchos minutos e iniciaba una jugada al contraataque en la que cogió al equipo un tanto descolocado.
A pesar de ello, el Pontevedra consiguió ordenarse en defensa para cuando el filial merodeaba el área de Edu pero con lo que no se contaba es con la desatención defensiva de Naveira en su lado izquierdo.
El ex del Compostela pudo y debió ver el desmarque del jugador sportinguista que entraba por su lado pero se dejó "comer la tostada" y el delantero rival no perdonó con una elegante definición.  
El error de Naveira en el gol para el que esto escribe es evidente pero igualmente resulta palmario que este jugador está debutando en 2ªB y además en un equipo que opta a estar arriba y que no cuenta con otro jugador específico para esa posición.
Lo que quiero decir es que puede resultar hasta normal que este jugador cometa estos fallos y de su capacidad para digerirlos dependerá la posibilidad de que crezca y acabe por adueñarse de esa banda defensiva y aminorar la preocupación que a día de hoy esa parcela del campo entraña para el Pontevedra.

El equipo notó y mucho el 0-1. El mazazo del gol, unido al esfuerzo anterior más el calor apreciable que azotaba un estadio de Pasaron otra vez demasiado vacío provocaron que la primera parte terminara con un Pontevedra menos incisivo y se pudiera atisbar ya la estrategia de desesperación y pérdida de tiempo que el Sporting pensaba utilizar tras la reanudación.

La segunda parte no empezó mal del todo con un Romay oficiando casi más de punta en un 4-4-2 que de enganche en el habitual 4-2-3-1 y con un Bustos que jugó siempre por la derecha que seguía marchándose de sus pares cada vez que encaraba con el balón controlado. Precisamente de las botas de Bustos llegaría la ocasión más clara de la segunda parte al enviar un centro precioso al que no llegó por centímetros un Romay que se lanzó infructuosamente en plancha.

No quedaba otra que arriesgar y Luismi sacó pronto al campo a Pedro Vázquez por Naveira pasando Alex Glez al lateral izquierdo.
Y casi sin solución de continuidad un tremendo choque de Romay con un jugador contrario obligaba a la sustitución del talentoso jugador de Malpica con problemas serios en la nariz por un Adighibe que iba a disponer de media hora para ayudar al equipo a remontar el choque.

Sin embargo, el Pontevedra estaba espeso. 

No se llegaba ni mucho menos con la claridad de la primera parte, Bustos se fue apagando un poco e incluso Alex Glez se mostraba algo más tímido de lo habitual.

A esa espesura contribuía en grado sumo el Sporting que olvidada  cualquier voluntad de progresar en ataque se limitaba a defender y a parar el juego cada vez que podía crispando a jugadores y aficionados granates.

No obstante, en esos momentos de zozobra en los que pasaban los minutos y no se llegaba con claridad a la portería rival también existieron algunas circunstancias positivas que es justo reseñar.

La primera es que el equipo aunque se le notaba tenso no se descompuso en momento alguno.

Y en esa faceta de cohesión y equilibrio es reseñable la actuación de la columna vertebral defensiva del equipo compuesta por los dos centrales y Berrocal por delante. Los dos defensas(se empieza dibujar como gran noticia la aparición de Bueso como complemento ideal a Churre) empujaron desde atrás todo lo que pudieron y no permitieron alegría alguna al Sporting a la hora crear peligro y el medio centro desempeñó la labor que se le pide con inteligencia, esfuerzo y un buen sentido de la anticipación. Está lejos de las posibilidades del cordobés organizar, crear o abrir defensas tupidas con su juego pero en esa labor oscura que se le pide parece cada vez más entonado y ayer ayudó lo suyo.

La otra circunstancia que me gustó en los peores momentos y minutos del Pontevedra es la personalidad y el arrojo mostrado por algunos de nuestros jugadores (especialmente el propio Berrocal y Alex González) ante la actitud desafiante y algo chulesca de varios jugadores rojiblancos. Intuir desde la distancia de la grada como el rubio extremo ya pontevedrés de adopción y el más recio jugador andaluz le dejaban "alguna cosa clara" a diferentes jugadores rivales he de confesar que me gustó.

Volviendo al partido, la entrada de Adighibe provocó que el equipo jugará casi exclusivamente en largo con balones hacia el jugador nigeriano que poco después de salir tuvo una muy clara en la que remató muy mal con la izquierda. En alguna de las carreras de "Adi", por cierto, volvió a notarse que aún anda renqueante y que a pesar de su potencia ( la cual levanta, por cierto, de los asientos a muchos aficionados) ese tobillo sigue dándole guerra y mermando su capacidad física.

Sea como fuere, con un Pontevedra cada vez más nervioso y un Sporting más defensivo, llegó en el 80 otro córner y tras su saque un remate fallido del propio Adighibe que dejó el balón muerto en el lugar que ocupaba Pedro Vázquez que de certero remate empataba el partido. 

El fútbol es así y como es así quiso que precisamente fuera Pedro el autor de ese tanto a pesar de que los minutos que estaba disputando estaban lejos de ser productivos e incluso pareció en algún momento desconectado del choque.  
Más en esa jugada estaba donde tenía que estar y su disparo resultó tan meritorio como importante para el equipo.

A partir de ahí, el Pontevedra apretó y creyó en la victoria aún a costa de desorganizarse sobre todo en los ocho minutos de descuento y correr cierto riesgo de derrota en una jugada (la única ocasión de  del rival al margen de su gol) que terminó con un remate peligroso atenazado por Edu. Por cierto, esa jugada llevaba en su origen más peligro pero ya se encargó Churre de disminuir su claridad con una entrada necesaria aunque dura y merecedora (como lo fue) de tarjeta amarilla.

Y llegó el minuto 95 y con él otra galopada de Adighibe frenada en falta por un defensa rival y este atribulado bloguero (con su hijo de 8 años a la derecha empezando a descubrir que es el Pontevedra CF) se acordó de dos acciones no demasiado lejanas.

Una en la 16/17 (la del play off). Partido contra el Tudelano vital para seguir arriba y perdiendo 0-1 en el 88. Primero empató Abel tras un córner en el 89 y en el noventa y no se cuantos una falta muy cerca de la de ayer terminaba con un remate a gol de de Bruno que hizo que se "cayera" el ex vetusto abajo.
La otra más cercana, la temporada pasada. 
Penúltima jugada el día del Guijuelo. Otra falta en esa precisa zona sacada en corto para Borja Domínguez que pone un centro maravilloso para que Rivera que debutaba marcara de cabeza el gol del triunfo.

Bueno, pues por esa mágica zona del césped se pitó la falta sobre Adighibe. 

Y la sacó Alex Fdez y el balón parecía (por lo menos desde el ángulo en que lo veía el que esto escribe) que se iba a ir fuera por encima del larguero.Pero mira tu por donde que no; que en el último momento la pelotita baja y pega en la cabeza de alguien o en el cuerpo del portero o en el poste, sí en el poste y se cuela en la portería del fondo Norte mientras Pol Bueso que ya parece del barrio de Lérez de toda la vida se marchaba de cabeza (en voltereta que firmaría la mismísima Simón Byles) contra la valla en su intento por rematar la bola con lo que fuera.

Luego lo de siempre cuando se marca y se hace tan al final. Alegría, emoción y un punto de locura para vivir esa sensación que se experimenta cuando tu equipo gana de esa forma.    
Se había luchado, se había creído y a pesar de una segunda parte regular se había ganado.

Y ahora, para terminar, es el momento de volver al inicio de esta columna. Al objetivo grande marcado, a la obligación de estar arriba y al margen más pequeño de paciencia que a buen seguro existirá esta temporada.

A mi me gusta esta situación, me gusta la exigencia y ver al Pontevedra con la misión de luchar por todo en esta 2ºB de 80 equipos.

Ahora bien, es bueno recordar lo siguiente. El equipo empezó el partido con un lateral izquierdo que está debutando en la categoría y lo acabó en el lateral derecho con otro futbolista, Figueroa, igualmente novato en estas lides.
Ayer el partido lo inició de "9" un Javi Pazos que está lejos de tener el relumbrón de otros arietes de la 2ºB.  
Lo que quiero decir con esto es que sí se puede lograr el objetivo pero que hay que ser conscientes todos (empezando por la máxima autoridad del club y terminado por el último aficionado) que tenemos nuestras limitaciones y que solo el trabajo semanal y la actitud con "c"demostrada ayer en todos los partidos (por tanto también en los de fuera) nos puede llevar al éxito deportivo.

Ahora volvemos al "calvario" de jugar de visitantes y además en un feudo tan complicado como el del Ibiza entrenado por Pablo Alfaro.

Podría debutar Erraji al que hay ganas de ver y a lo mejor incluso Mejía al que también apetece empezar a verle con la granate.
Ojalá se haga un buen partido y se corte de raíz la racha de malos encuentros fuera.

No querría terminar esta entrada sin dedicar siquiera unas líneas al esperpento de contar como segunda equipación con una camiseta celeste. 
En absoluto constituye esta opinión un ataque al R.C Celta.

El problema es nuestro.
Si el Celta decide jugar con una segunda elástica granate es su problema. A mi no me gusta demasiado el detalle pero insisto es su problema.

Ahora bien, si somos nosotros los que decidimos utilizar el color insignia del equipo de Vigo entonces sí que me molesta y me quedo perplejo.  
¿Se imaginan las bromas en estos dichosos campos de 2ªB cuando vistamos dicha camiseta? ¿Pero no venía el Pontevedra, estos son el Celta B? Por poner un ejemplo.

Una cosa es la mercadotecnia en la época en la que vivimos que es exagerada pero con la que por desgracia hay que convivir y otra muy distinta es obviar una circunstancia tan importante y capital como la de que el Pontevedra CF nunca debe vestir con los colores principales del Celta.

No había colores? No había blanco, azul oscuro, amarillo, rojo, verde, magenta, añil, negro, marrón, castaño, naranja, ocre, etc etc etc? 

No.
Había que usar el celeste. 


  

   
    

    

1 comentario:

  1. Coincido plenamente en lo lamentable de la camiseta celeste. Me parece un despropósito vestir los colores del Celta. Por cierto, estamos en la jornada tres y siguen jugando con la camiseta del filial y no hay noticias de la oficial ni en el césped ni en la tienda. Viva la improvisación

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