martes, 30 de marzo de 2021

Apoyo, todo; Vergüenza, mucha.

Esta temporada tan dura, tan atípica y tan decepcionante, además, en el caso del Pontevedra CF está cuajada de bulos, interpretaciones absurdas de la competición y algún otro aderezo pintoresco que provoca por lo menos en el ánimo del que estas líneas escribe unas ganas inmensas de que acabe de una santa vez y si es posible sin la tragedia deportiva que se lleva barruntando desde hace algún tiempo.

Después del estreno de "No es un descenso" protagonizada por algunos equipos condenados a solo luchar por estar en 2ªRFEF y no caer todavía más bajo; seguida por su "spin off": "Es un ascenso", en este caso representada por alguno de los equipos que se han metido ya en 1ªRFEF pero que no están todavía ni siquiera clasificados para los play off de ascenso a 2ª ("películas" que atentan contra todo sentido común y que es posible opten a Oscar en varias de las categorías cinematográficas), es tiempo ahora del gran estreno de "Comienza la 2a fase de permanencia, vital para el Pontevedra CF".

No, tranquilidad. No voy a hablar de eso de "permanencia" pues ya es un debate muy manido, esas películas citadas ya han sido vistas muchas veces y los esfuerzos que tocan ahora no son otros que evitar la hecatombe de vernos con los huesos en el 5º escalón del fútbol patrio.

Sin embargo, si que me gustaría centrarme un poco más en esa afirmación de que "comienza la 2a fase de la competición el próximo fin de semana".

Sí. Es verdad que terminológicamente sea una afirmación correcta. Sí, es cierto que empezaremos a jugar contra nuestros 4 rivales nuevos a partir del Domingo que viene. Y sí, también se corresponde con la realidad que esa fase en puridad se compone de 8 partidos y el primero de esos 8 será contra el Covadonga en unos días.      

Ahora bien, siendo lo anterior verdad, creo que muchos (sino todos) los aficionados del Pontevedra CF, sabíamos que esa segunda fase empezaba hace dos días en el campo del Guijuelo.

Lo sabíamos por diferentes razones pero principalmente por dos.

La primera era que el equipo afrontaba la última jornada sin opción alguna de meterse en otra pelea que no fuese la del 7º al 10º y la agonía de no bajar a 3ªRFEF.

Y la segunda es que como ya es de sobra conocido, los puntos se arrastraban de una fase a otra y por lo tanto los 3 en disputa en la villa salmantina eran de vital importancia para tener un margen de cierta tranquilidad a la hora de afrontar los siguientes partidos y para dar sensación de equipo serio y con brújula a pesar del tremendo varapalo que ha supuesto vernos en esta situación clasificatoria tan lamentable.

En opinión de este atribulado bloguero, por tanto, la 2a fase empezaba en Guijuelo y el primer ridículo sin paliativos, la primera bofetada a la cara de una afición ya bastante golpeada en esta maldita Liga, se propinó por el equipo en la matinal del Domingo pasado al ser incapaz de estar a la altura de una camiseta que parece que este año o está pesando mucho a algunos o bien no le importa demasiado a otros.

A ver. 

Es bien sabido que la 2ºB, que desaparecerá en pocos meses, es conocida por todos nosotros. Se cuentan con los dedos de una sola mano los equipos que hayan militado tantas o más veces que el Pontevedra CF en esta categoría y precisamente por ello somos conocedores (hablo de muchos seguidores granates) que jugar en campos como el del Guijuelo no es fácil, sino todo lo contrario.

Nadie espera que en campos así el equipo juegue un fútbol bonito, vistoso y hasta elegante porque es prácticamente imposible por las condiciones que rodean el escenario.

Eso, por lo menos el que esto escribe, lo tenía claro antes del comienzo del choque.

Entra incluso dentro de lo comprensible que una pelota sin aparente peligro bote raro en ese terreno y despiste algo a un jugador que cada vez que ha salido dio muestras de eficacia y seguridad como Alvaro Cortés.

Ahora, lo que ya resulta muy difícil de entender y de digerir es que el Pontevedra no sea capaz de hacer ninguna jugada de un mínimo peligro sobre la portería rival. Ni jugando por abajo, ni por el medio ni por arriba. Nada de nada.

Sabiendo la importancia de los puntos en juego, sabiendo que es posible incluso que nos estemos jugando evitar un panorama económico dantesco en el futuro cercano, sabiendo que estábamos jugando contra un equipo que no había ganado más que un partido y además en el mes de Noviembre, protagonizar actuaciones como esta ni es de recibo ni debe quedar como una anécdota más de una temporada.

Tras el descanso, sin hacer demasiado, se consigue dar dos o tres pases seguidos aunque sin tirar a puerta y se logra el empate a través de un remate rival en su propia portería.

Sería otra vez hasta comprensible (con dificultad, pero haciendo un esfuerzo) que el equipo una vez logrado ese gol, pensara en guardar ese punto que valdría algo de cara a la 2º fase y no se volcara al ataque en busca de la victoria (sería, insisto, hasta entendible dada la proverbial e infinita paciencia de la afición pontevedresa). 

Sin embargo, lejos de acomodarse mejor al partido, lejos de adquirir seguridad en el juego y plasmar algo (aunque sea muy poquito) de la superioridad que en teoría teníamos sobre el desahuciado equipo jamonero; lejos de ello, repito, permitimos que por esa autopista infame que lleva siendo nuestra banda derecha defensiva desde el comienzo de la campaña, se cuele un rival como "perico por su casa" para centrar y que el nueve rival, sí, sí, el NUEVE rival ( y no algún jugador que hubiera sorprendido desde segunda línea) remate solo en el segundo palo para cristalizar ese ridículo que para este bloguero constituyó la derrota ante el Guijuelo.

Esta paupérrima actuación del equipo que no solo supone estrechar al máximo la puntuación de 5 de los 8 equipos de nuestro grupo por evitar el doble descenso, sino también volver a sembrar de dudas el futuro más cercano al ver al Pontevedra arrastrándose de esa manera en casa del colista, como ya he dicho antes, no debería caer en saco roto.

Si el Pontevedra CF estuviese regido en la parcela deportiva por gente verdaderamente profesional y que estuviera "empapada" de fútbol, esta derrota sobre todo por la forma en que se ha producido debería tenerse en cuenta a la hora de renovaciones, continuidades y demás pues hay cosas que no deberían permitirse cuando tanto está en juego y cuando tanto podríamos sufrir si no se recupera el timón desde ya para que espectáculos tan penosos como el de hace 2 días no pueda volver a producirse. 

La psicología del aficionado al fútbol y sobre todo la del seguidor acérrimo de un equipo, no obstante, es conocida y caprichosa.

A pesar de derrotas que cubren de oprobio por la forma en que se cosechan y las circunstancias que las rodean, ese apego incondicional a unos colores, esa necesidad de ver ganar a tus jugadores, esas ganas de vivir una victoria rodeado de otros que sienten lo mismo, acaba prevaleciendo siempre y la capacidad de perdonar de una afición futbolística es gigantesca.

A buen seguro que todos deseamos con fervor que el Domingo el equipo se parezca otra vez a un equipo; deseamos también que se coman la hierba y consigan con sus carreras provocar nuestros aplausos y sobre todo deseamos que se hagan los goles necesarios para vencer y marcharse a casa con 3 puntos en el capazo que ya a estas alturas no es que sean necesarios es que son vida.

Así que allí estaremos el Domingo (quizá esta vez en mayor número) para ver al Pontevedra pelear por un objetivo que no era ni de lejos el esperado pero que se me antoja imprescindible para que la nave no escore todavía más peligrosamente hacía uno de los lados.

Sin embargo, una cosa es perdonar y otra bien diferente olvidar.

A este bloguero le resulta complicado olvidar episodios como el de Guijuelo, no es fácil desasirse de esa sensación de vergüenza experimentada tras el pitido final del árbitro, resulta harto difícil entender como esta plantilla (que tiene carencias, sí, aquellas que tantas veces hemos repetido y que están ahí) no pueda ofrecer un mínimo que evite derrotas tan humillantes, derrotas que al final acaban dejando huella y que desinflan igualmente cualquier "efecto entrenador" que se hubiera buscado.

Nadie tan crítico con el Consejo como este bloguero y los lectores habituales lo saben bien. 

Ahora, hay ciertas derrotas que no solo se pueden atribuir al despacho sino también, y en la misma medida, al césped.

Nos esperan 8 partidos duros, durísimos, con rivales que no creo sean demasiado inferiores a Guijuelo, Salamanca, Coruxo y demás.

En casa deberíamos desterrar los regalos y hacernos fuertes de una puñetera vez. 

Fuera, deberían evitarse actuaciones como la de Guijuelo.

Se puede perder? Sí, pero hay formas y formas de hacerlo.    

La cuestión es clara:

O subimos el nivel; o somos de una vez el Pontevedra CF o las consecuencias podrían ser terribles.



   

   

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