martes, 30 de noviembre de 2021

Entre la pasión de "ayer" y la frialdad de "hoy".

Hubo un tiempo en que el fútbol olía a coñac, cigarro puro y pipas saladas. Una época en la que el cemento era el único asiento, los transistores en la oreja el medio para seguir la jornada y la hierba sobre la que los futbolistas disputaban el partido todavía generaba ese barro que se pegaba como lapas a los uniformes añadiendo épica al combate librado por los 22 protagonistas.

No había móviles, la televisión no arruinaba taquillas y una castaña lanzada por una fiel aficionada caía sobre el césped para romper cualquier "meigallo".

Había pancartas, bombos, banderas y las peñas todavía señalaban su presencia en sus correspondientes lugares de las gradas.

Era difícil que siendo niño y seguidor del fútbol desde casi la fase de pañales, ese ambiente no te embriagara por completo para sellar de por vida una alianza de lealtad con la camiseta granate y ese escudo presidido por un balón añejo y un precioso puente almenado.

A veces llegaban los "derbis" sí, los "derbis" no los "clásicos" u otras denominaciones modernas que parecen fabricadas para expulsar del término todo aquello que precisamente conlleva un partido de rivalidad.

Llegaba el CD. Ourense en los 80 y los dos choques se jugaban "a cara de perro" conscientes los dos equipos que la primacía en el grupo de 3ª dependía en gran medida de los resultados directos de sus enfrentamientos.

Ya en 2ªB los duelos con los ourensanistas seguían manteniendo su pasión pero no le iban a la zaga los enfrentamientos por aquel entonces con el Arosa SC. 

Llegaban siempre a Pasaron los arousanistas con ganas de aguar la fiesta a los "capitalinos" y los encuentros en  A Lomba se jugaban siempre con un ambiente caliente y pleno de motivación.

También eran tiempos en los que la interrelación de jugadores entre ambos equipos era mucho mayor.

Como olvidar a ilustres granates de aquellas temporadas que antes pasaron por Villagarcía. Milucho, Sáez, Soneira o Guisande son algunos (que no los únicos ejemplos).

También Luisito, muchos años después convertido en carismático entrenador granate, dejó su impronta en uno de los "derbis" jugados en Pasarón a finales de los 80 haciendo el único gol del partido celebrándolo a lo grande con el resto de arlequinados y provocando el enfado de una afición que décadas después le aplaudiría a rabiar.

Este atribulado bloguero recuerda con cariño otro Arosa-Pontevedra jugado en A Lomba por aquella época, con un Angel Mª Villar reciéntemente elegido Presidente de la RFEF en la grada del estadio.

Aquella vez el Pontevedra CF se llevó el "gato al agua" con un gol de aquel espigado delantero centro llamado Julio pero la presión del público había resultado extraordinaria poniendo muy complicada la victoria granate.

Esta clase de partidos se vivía desde el Lunes y los puntos valían un poquito más que los de otros encuentros que se jugaban en la Liga.

Más de 25 años después del último enfrentamiento disputado por arosistas y pontevedreses en la 2ªB, llegaba el pasado Domingo un nuevo Pontevedra- Arosa, esta vez en la 2ªRFEF.

Nada o casi nada, por lo menos en nuestra ciudad, se pareció en algo a las previas vividas hace tanto tiempo.

Alejado el fútbol de hoy en día de cualquier manifestación romántica, el partido se afrontó por lo menos desde la posición granate con esa forma "funcionarial" que lo señalaba como un partido más carente de cualquier significación especial.

Así se manifestó también en la grada en la que la única novedad fue protagonizada por la afición visitante que no acudió ni mucho menos en masa pero que por lo menos ocupó parte de la preferencia baja con sus camisetas, bufandas y algún que otro tambor.

La tarde no invitaba a vivir el fútbol. No lo hacía ahora, claro, pues ni ese frío ni la pertinaz lluvia habrían impedido hace décadas que las gradas presentasen otro aspecto.

Hoy en día, con el partido televisado en directo (ojalá algún día se explicara por la entidad a su cada vez más menguada masa social si la cantidad abonada por la tvg por la retransmisión en directo de casi todos los partidos en casa compensa la pérdida de aficionados "in situ" en los encuentros), el precio de las entradas y la ausencia de cualquier clase de promoción para abonados en un día especial, la asistencia de granates fue más o menos la misma de siempre con ese fondo norte excesivamente vacío pero todavía con músculo suficiente como para que su apoyo se notara en el estadio y no quedara la animación en manos exclusivas de los arlequinados.

El partido no tuvo demasiada historia.

La primera parte fue más o menos una copia de la disputada frente al Navalcarnero.

Posesión casi siempre del Pontevedra CF pero ausencia de velocidad, de profundidad y de verdadero peligro sobre la meta visitante salvo en una acción en la que bien pudo marcar Seoane sino fuera por una buena intervención con una de sus piernas del portero del Arosa.

El equipo no encontró en las zonas que hacen daño ni a Brais ni a Rubio (aunque a este último por lo menos en casa se le sigue viendo más bien poco) y tampoco a Yelko Pino. 

Solo Alex, como es habitual, creaba algo de incertidumbre en el rival con sus penetraciones por banda izquierda una vez recuperada su posición más adelantada por la vuelta de Araújo al lateral.

La segunda parte fue otra cosa completamente diferente.

El Pontevedra CF marcó pronto a raíz de una falta lateral rematada de cabeza por Charles y a partir de ahí fue extremadamente superior a un Arosa que fue incapaz en todo momento de crear peligro y superar al equipo granate.

 Que el gol fue en fuera de juego es algo indiscutible; que en el campo no se dio cuenta nadie (no solo el asistente cuya labor era verlo) también y que algún medio de comunicación manifestó una indignación excesiva por el tema fue tan cierto como que esa indignación no fue tan elevada como cuando en el campo del Adarve hasta tres atacantes madrileños "vivieron " en fuera de juego en la jugada en la que se produce el penalti del empate a 1.

Llueve sobre mojado con este tema y es mejor dejarlo ya por imposible.

Escribía antes que a raíz del 1-0 solo existió el Pontevedra CF sobre el terreno de juego pero tanta verdad es esa como que la incompetencia demostrada por el equipo en los metros finales para sentenciar el choque bien pudo costar caro si por cualquier tontería el rival hubiera logrado el gol del empate al final.

No exagero si escribo que el Pontevedra CF apareció en área contraria sobre 10 o 12 veces para "machacar" el segundo o hasta un tercero de haber hecho las cosas con un mínimo de acierto.

Si no se hizo, si no se acabó con el partido mucho antes de su final fue porque los granates acabaron casi todas esa jugadas de manera incomprensible e ingenua cual si un grupo de juveniles meritorios de tratara.

A excepción de la mejor jugada del partido que llegó casi después del gol de Charles, en una acción por banda izquierda rematada por Yelko y repelida en gran parada por el portero ( luego se anularía la acción por el fuera de juego de Araújo en el rehace), a excepción, digo, de esa jugada en la que el acierto es del guardameta, el resto de las oportunidades se fueron desaprovechando una a una por dar un pase de más cuando había que tirar; por tirar cuando había que pasar o por buscar "un regate con tirabuzón" cuando había que ser concretos.

Al final no pasó nada. El Arosa no encontró su ocasión y un empate que habría resultado desalentador no llegó pero en cualquier otra ocasión sí es posible que se pague tanta ingenuidad ante la meta rival, ingenuidad que resulta más llamativa cuando vemos que no existe fuera de casa pues a domicilio el equipo sí logra meter las ocasiones en mayor número.

Destacable resultó también la labor de recuperación tras perder la pelota efectuada por el equipo y que evitó en gran medida que el Arosa pudiera progresar hacia zonas de peligro.

En esa faceta, además de la sobriedad de M.Román a la que ya nos vamos acostumbrando, destacó un Victor Vázquez "Churre" que ya se parece al jugador que conocíamos.

Lo más importante (no sé si lo único, incluso) que es la victoria se logró y con ella nuestra consolidación en zona de play off pero más nos valdría no jugar tanto a la ruleta rusa y aprovechar tanta llegada con goles en el casillero pues, insisto, puede llegar un día en que salgamos del campo con "cara de tontos".

Son 3 puntos más que otorgan tranquilidad y una semana más de trabajo para la deseada uelta de Rufo y también la de Romay, acuciado por unas persistentes molestias musculares que están impidiendo que aparezca su mejor versión.

La siguiente parada es en Langreo.

El anterior equipo de nuestro entrenador dará batalla y no será fácil doblegarlo. 

Confiemos en que esa versión foránea del Pontevedra CF, ordenada, segura y, sobre todo, eficiente ante el gol vuelva a aparecer para darnos otra alegría y empezar a romper así una clasificación que anda todavía demasiado apretada.

PD:

La incorporación de Rubén González (ex central de aquel Real Madrid B de principios de siglo) al Pontevedra CF como entrenador del cadete de división de honor no tiene un pase y en opinión del que esto escribe supone una falta de memoria de la institución que raya en la falta de respeto hacia un sector importante de su afición.

Ni una nota de disculpas, desagravio o reconocimiento de errores por el protagonista se ha tenido a bien elaborar.

Lamentable, realmente lamentable.

      

  

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