martes, 2 de noviembre de 2021

La fragilidad del ecosistema granate

 Ya son varias las ocasiones en los últimos tiempos en las que cuando todo parece ir bien en el seno del Pontevedra CF sucede algo que desequilibra la buena evolución del equipo sobre los terrenos de juego.

Ese "algo" ultimamente suele manifestarse en forma de lesiones de jugadores importantes que sacuden la estabilidad de la plantilla y obligan a una recomposición de piezas que sufren ante la alteración provocada por esa baja dolorosa.

Esta temporada como ya todos sabemos el Pontevedra empezó mal, muy mal. 

Regalos defensivos y poca continuidad en el juego provocaron que en la 5 primeras jornadas no se conociera la victoria y los nervios empezasen a aflorar ante la poca cosecha de puntos recogida.

Llegó, sin embargo, el encuentro disputado en Luanco en el que por fin el equipo se mostró sólido y concentrado a lo largo de los 90 minutos consiguiendo los tres puntos con autoridad. Luego Llanera en casa y G.Segoviana fuera y otros 6 puntos a la "buchaca" sin encajar gol y volviendo a vencer con esa autoridad con la que soñábamos a principio de temporada.

Fue en la capital segoviana donde se produjo el contratiempo no deseado con uno de los hombres más importantes del grupo como protagonista.

Una jugada rápida en ataque; Rufo que va a por todas como en él es habitual y horrenda posición de uno de sus tobillos tras un disparo a portería.

La forma en la que abandonó el estadio castellano no auguraba ya nada bueno y a pesar de que en un primer comunicado oficial de la entidad se habría la puerta a la esperanza de que la fortaleza del "9" pudiese aminorar sensiblemente el tiempo de baja, otro comunicado al día siguiente (tras la pertinente resonancia magnética) elevaba la intensidad de la lesión hasta un esguince grado II-III y nos convencía de que serían bastantes semanas las que el bravo jugador madrileño tardaría en saltar de nuevo al césped con la camiseta granate.

Tiene el Pontevedra CF esta campaña una plantilla interesante para la categoría pero notoriamente corta de efectivos.

Contamos con jugadores claramente referentes para 2ºRFEF pero no andamos sobrados a la hora de sustituirlos con plenas garantías en caso de lesiones de consideración. 

La baja de Rufo es muy importante (salga de titular como en las últimas jornadas o no lo haga como en las primeras) y la misión ahora es disimular esta ausencia de la mejor manera posible teniendo en cuenta que en toda la 2ºRFEF es complicado encontrar una pareja en ataque como la del "pelón" y Charles.

De hecho, la estadística sigue engordándose y con el gol del brasileño al Coruxo, ya son 9 (es decir, todas) las jornadas en las que ha marcado alguno de los dos puntas (sino los dos) en el mismo choque.

El ecosistema de la plantilla granate, por tanto, es frágil, es delicado y la cortedad de la plantilla (algo que creo resulta indiscutible) provoca que lesiones como esta zarandee más de lo que sería deseable al grupo y que la concentración de los futbolistas deba ser , si cabe, todavía más intensa.


Salió, en consecuencia, al césped de Pasarón el Pontevedra CF sin Rufo y lo hizo como anestesiado, como expectante a ver como podía "meterle mano" a su rival sin la presencia de una de esas dos "bestias" arriba que no necesitan demasiado para perforar las metas contrarias.

El jugador designado para colocarse más cerca de Charles fue Romay y lo cierto, por lo menos a juicio de este atribulado bloguero, es que el experimento no salió demasiado bien.

Es el jugador de Malpica un genio con el balón en los pies, eso ya lo sabemos de sobra por estos parajes, pero también es cierto que necesita jugar en una posición determinada sobre el terreno de juego para tratar de lucir esa cualidades que lo hacen diferente.

La temporada pasada hasta que se rompió, su posición fue más retrasada de lo habitual, de medio centro creativo pero a muchos metros de esa zona caliente en la que uno de sus pases o de sus controles o de sus fintas resulta casi decisivo.

El Domingo esa posición resultó demasiado adelantada, sin capacidad de asociarse con Yelko, Brais o Román y ya fuera por eso o, sobre todo, por unas molestias evidentes en una de sus piernas que le tuvieron con dudas toda la 1ª parte y que incluso provocaron su sustitución bien entrada la 2ª, el caso es que al "James Bond" granate se le notó desubicado y con problemas para hacerse importante.

Fue una primera parte la jugada frente al Coruxo bastante sosa, lenta, en la que apenas se logró encontrar la profundidad ante la tupida maraña elaborada por el rival por el centro y en la que no supimos explotar las bandas para desahogar el juego.

Todo esto, no obstante, puede entrar dentro de lo normal. 

Lo que quiero decir es que en una temporada hay partidos así; en los que no se encuentran los caminos; en la que no hay fluidez o incluso demasiada velocidad pero en la que incluso de esa forma se puede tener el partido controlado en espera de esa chispa de imaginación o un bajón del contrario para llevarse el partido.

Ahora, lo que convirtió esa primera parte en muy mala no fue tanto esa incapacidad para generar ocasiones sino el regreso de los regalos en zona defensiva que propiciaron el 0-1 en contra y que ponía la empresa realmente cuesta arriba.

Esta vez no fue un error de marca a balón parado, ni un balón largo en el que las vigilancias brillaran por su ausencia sino un fallo enorme de Soto en la salida de balón en la que le "robaron la cartera" y se gestó ese gol coruxista que hacía aparecer los fantasmas de nuevo en la retaguardia pontevedresa.

Es cierto que el Pontevedra juega este año así. Que es orden del entrenador jugar a veces con riesgo en zona cercanísima al área propia para salir a ras de suelo y tratar de lograr ventajas de esta manera. 

Ahora, siendo cierto esto, el error sigue siendo muy grave y el gol del Coruxo se encuadra dentro de esos tantos evitables y que llegan por tus defectos y no por las virtudes del otro.

Todo parecía cuesta arriba al descanso. Todo estaba muy complicado y ver bajar las escaleras del palco a Rufo con una impresionante protección en su pierna dañada y las muletas lo hacía todavía más preocupante. 

No obstante, y  con los mismos jugadores sobre la hierba, el Pontevedra fue otro en los primeros 20 o 25 minutos del segundo tiempo.

El equipo logró ensanchar el campo y que aparecieran mucho más Seoane y sobre todo Alex Glez. Se encontró más esa posición intermedia de Rubio pero especialmente Brais para crear superioridades, Yelko y Romay mejoraron algo y Miguel Román empezó a empujar desde atrás "barriendo" todo lo que había que "barrer" y contribuyendo a dotar de myor velocidad a la pelota.

Llegaron los acercamientos y las ocasiones pero no los goles y esa evidente superioridad granate parecía comenzar a diluirse con el paso de los minutos dando aire a un Coruxo que respiraba tras muchos minutos agobiado.

También llegaron dos acciones sobre Brais Abelenda que en el campo parecieron penalti y que por televisión dotaban a la pena máxima de tamaño de catedral. No tuvo a bien el "trencilla" estimar nada punible en ambas jugadas.

Vinieron los cambios y Oier y Diz entraban al campo por Rubio y un sobrecargado muscularmente Romay.

Y llegó el gol del empate. En una de esa jugadas hiladas con paciencia y en las que se encontró la posición correcta para el centro, apareció la cabeza de Charles para igualar el trámite y sumar el séptimo gol de su cuenta.

La importancia de Charles (al igual que la de Rufo) es esta, el brasileño no había aparecido demasiado en el partido; no estaba ni mucho menos brillando sobre el césped pero cuando llega ese centro de Brais, está ahí para meter la cabeza y conseguir lo más difícil en el fútbol, el gol.

Fue en ese instante, a falta de un cuarto de hora para el final, cuando el Coruxo decidió espabilar en ataque y tratar de estirarse en busca de una victoria que necesitaban por su posición en la tabla.

Forzaron algún córner y una falta lateral en la que el Pontevedra volvió a defender mal siendo salvado por una buena intervención de Cacharrón que abortó el último intento vigués.

Pasaban los minutos y el encuentro parecía algo roto y el resultado incierto. Casi sobre la hora A. Rodríguez decide dar entrada a Javi Rey por Brais y casi a renglón seguido llega un saque de esquina a favor.

Por fin se saca bien un córner y aparece la cabeza precísamente de Rey para meter un tanto importantísimo que proporcionaba una victoria vital que hacía la 4ª consecutiva.

La alegría en la grada fue muy grande, una grada otra vez escasamente poblada pero en la que en ese segundo tiempo sí se produjo la deseada conexión entre aficionados y equipo que propicia que Pasaron sí sea un campo difícil para el rival y no un escenario en las que a veces resulte cómodo arbitrar y ejercer de visitante.

Es cierto que por el propio Consejo de Administración se ponen piedras en el camino con decisiones basadas en luchas personales contra determinados colectivos que lo único que hacen en última instancia es perjudicar al equipo.

Insisto, si Pasarón hierve, aunque no seamos muchos los que estamos, se nota. Lo nota el rival, lo nota el colegiado pero sobre todo lo notan los más importantes, nuestros jugadores que sienten ese apoyo a la hora de superar situaciones complicadas.

No fue un partido, por tanto, demasiado bueno ni demasiado vistoso y en el que además se volvió a fallar atrás pero sí fue un choque en el que en el 2º tiempo se supo rectificar, ser mejor que el contrario y aunque "in extremis" (a nosotros nos pasó al contrario en Mostoles o Carballo) llevarnos el gato al agua.

El Domingo vamos al feudo del líder que además nos saca 4 puntos en la clasificación.

Será un partido dificilísimo en el que habrá que dar la mejor imagen para salir indemnes.

El equipo seguirá sin Rufo y ese frágil ecosistema que dudó en la primera parte de anteayer, debe fortalecerse y empezar a adaptarse a esta situación que puede prolongarse bastantes semanas más.

No se puede conceder nada en defensa y menos ahora que una de nuestras fuentes de gol se ha secado temporalmente.

No creo que ganar en Luanco o en Segovia haya significado dar un golpe encima de mesa alguna. Estas cuatro victorias seguidas lo que han hecho es compensar el mal inicio e instalarnos en fase de play off.

Ese golpe encima de la mesa sí se daría ganando en el campo del Adarve que está primero y que ha ganado hasta ahora todos sus partidos en su estadio.

Ganar allí sí sería decir "aquí estamos". Sí sería dar ese mensaje de que queremos ese primer puesto y que vamos con todo a conseguirlo.  


    

  


 


   

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