martes, 5 de septiembre de 2023

Es que no es ya la derrota.

Lo peor del debut liguero del Pontevedra CF no es la derrota, que ya es una circunstancia que duele.

No es empezar la Liga con 0 puntos tras caer en casa contra un equipo apañado pero que se habría ido de Pasarón feliz como una perdiz si hubiera sido capaz de sacar un solo punto.

Lo peor es como se pierde.

Lo peor es hacer una primera parte lamentable e indigna que no se diferenció en absoluto a lo vivido en nuestra casa en algún partido infame de la temporada pasada.

Lo peor es que se salga en tu campo, en el campo de tu afición, en el sitio en el que hay que morder, correr y hacer todo lo posible por que tu gente se vaya con la satisfacción de haber visto a su equipo ganar, o por lo menos competir, con la misma actitud displicente e impresentable que ya conocemos demasiado bien en los últimos tiempos.

Lo pero es encajar dos goles evitables en los que la desconcentración, desatención o relajación (como se la quiera llamar) defensiva no tiene ninguna excusa creíble.

Si te pasas siete semanas de pretemporada trabajando, acoplando, preparando todo lo que haya que preparar para empezar una competición de manera decente, lo que luego no se puede hacer es salir el primer día delante de tu público a verlas venir y a jugar andando.

Los tópicos en el fútbol están a la orden del día y todos los utilizamos alguna vez para tratar de justificar situaciones que se producen a lo largo de un encuentro o de una temporada.

La verdad es que ahora no me da la gana de "tirar" de esos tópicos para disculpar otra primera mitad vergonzosa que terminó por ser un lastre y por provocar la primera derrota de la Liga.

Si estamos en la primera jornada, sí es cierto que esperar un equipo explosivo, muy veloz o perfectamente engrasado resultaría algo ingenuo o precipitado, es verdad.

Si estamos en la primera jornada, sí es cierto que esperar que todo el mundo esté a tope, que el equipo maraville o que se arrolle sobre el césped resultaría utópico o demasiado optimista, es verdad.

Ahora, estar en la primera jornada no puede justificar el esperpento de primer tiempo jugado hace dos días por el Pontevedra CF.

Se puede esperar algo de espesura, algunos problemas de compenetración e incluso falta de chispa que es comprensible se pueda ir cogiendo con el tiempo.

Lo que no se puede ni se debe esperar es no tener ninguna capacidad para cortar contras del rival tras pérdidas de la pelota y, sobre todo, no se puede ni debe esperar la contemplación más absoluta en defensa que permita que un rival pueda construirse un apartamento en el punto de penalti hasta que le llegue el balón en opíparas condiciones para machacar nuestra portería.

Eso ni se puede ni se debe esperar en un equipo que se supone que ha salido en 2RFEF con el objetivo de recuperar la categoría perdida.

Y tampoco se puede ni debe esperar que se encaje un segundo tanto a balón parado ofreciendo unas facilidades impropias de un equipo serio.

Por último, tampoco se debería poder esperar ni tolerar jugar una primera parte casi en su totalidad al trantrán, casi andando, ofreciendo una imagen totalmente descorazonadora.

Porque no es cierto que el Pontevedra CF perdiera su primer partido de Liga por su falta de gol (que por cierto parece existir y no será porque no se advirtió ya desde pretemporada).

Si el Pontevedra perdió fue, en primer término, por su nula capacidad para dominar su propio área. Por la facilidad insultante con la que el equipo cántabro se puso 0-2.

Esa es la razón principal por la que se perdió y será también el motivo por el que se vuelva a perder si el Pontevedra no termina de entender de una vez por todas que al margen de conceptos que quedan tan bonitos en cualquier discurso futbolístico del siglo XXI como la dichosa posesión de balón, si un equipo no manda en el área rival pero sobre todo en la suya, poco o nada habrá que hacer.

Ya vivimos esto hace dos campañas en las que el Pontevedra regaló y regaló las cinco primeras jornadas hasta meterse incluso en puestos de descenso. Luego costó un mundo desbancar al Adarve y se sufrió mucho más de la cuenta.

No se ha aprendido nada, o por lo menos, la primera jornada de esta Liga no ha demostrado que nadie en la entidad haya aprendido la lección.

Me da igual que sea la primera jornada.

La seriedad, el rigor defensivo, la regularidad en el esfuerzo durante todo el partido no se debería poder negociar nunca y, por lo menos a mí, la primera parte del otro día volvió a sonrojarme y a indignarme.

Tampoco es que la segunda mitad ( a la que se llegó ya con 1-2 tras un gol de falta logrado por Yelko poco antes del descanso) fuera una maravilla digna de ser guardada en vídeo, ni mucho menos.

Eso sí, por lo menos en los primeros 15 o 20 minutos el Pontevedra fue capaz de dotar de ritmo y de velocidad a sus acciones.

Fue ese cuarto de hora en el que el Torrelavega sufrió de verdad y trató de achicar agua de un barco cuyo abordaje pretendían los granates.

No se consiguió porque las ocasiones de las que se disfrutó en ese tramo se malgastaron pues tampoco el equipo parece muy sobrado de gol como ya dije más arriba.

Llegó un balón al poste y un par de acciones más que se resolvieron sin acierto.

Luego volvió a bajarse el nivel. 

Ese ritmo alto desapareció y el equipo volvió a aturullarse y mostrar cierta impotencia a la hora de buscar los caminos para hacer daño al rival. 

Ello no impidió que en dos o tres ocasiones más se rozase ese gol que hubiera dado por lo menos el empate.

Pero ese gol no llegó y ese "fortin" del que nos hablaban jugadores y técnico en los días previos cayó la primera.

Colectivamente en el primer tiempo fuimos un desastre y en la segunda logramos, por lo menos, disputar 15 minutos potables ante un rival que tampoco tenía mucha necesidad de ir a buscarnos teniendo el marcador a favor y que pudo jugar como le gusta esa segunda mitad por culpa nuestra.

En el aspecto individual no hay demasiadas cosas que destacar de los nuevos.

Quizá algunos momentos de Samu Mayo al inicio de la segunda parte y un par de arrancadas de un Chiqui cuya primera actuación no justifica demasiado la suplencia de Alex.

Dalisson puso algún centro interesante pero no desbordó casi nada, los centrales estuvieron igual que los de la campaña anterior, es decir, mal y Carlos López se difuminó completamente entre la ordenada defensa de la Gimnástica.

Sí sorprendió que salieran al campo Jaichenko y Padín antes de Barbeiro, teniendo en cuenta que a este lo fueron a buscar a Dios sabe dónde, en teoría, para que mejorase la actuación de los canteranos.

Es duro o "jodido", hablando en plata, venir de un descenso y encontrarse con un equipo en el mismo aparente estado de depresión con el que se marchó el curso pasado a pesar de haber cambiado de entrenador y de muchos jugadores.

Claro que lo que viene sosteniendo desde hace tiempo este atribuladísimo bloguero es que el problema ni es de entrenador ni es de jugadores sino que está más arriba.

Esa persona que se se descolgaba días antes del choque con unas declaraciones en prensa realmente alucinantes y en las que intentaba hacer pasar por tonto a todo el mundo.

Afirmaba Guadalupe Murillo en una entrevista al Diario de Pontevedra que llevaba dos años fuera y alejada pero que ahora ya estaba de nuevo al mando de esta nave que no se sabe ya si es barco, coche, bicicleta o patinete eléctrico.

Dos años "echada a un lado", es que realmente uno no sabe si echarse a reír o a llorar.

Habló también la Presidenta de "reestructuración integral".¿Qué reestructuración integral? ¿Echar a Toni Otero? ¿Esa es la reestructuración integral?

Y quien fichó a Toni Otero, cuyo paso por la entidad ha sido tormentoso? Lo fichó el Espíritu Santo? Lo fichó la Virgen de la Peregrina que este año vuelve a marcarnos nuestros objetivos? Lo fichó el Presidente del Racing de Ferrol, del Lugo o del Deportivo... o lo fichó Guadalupe Murillo? ¿Asume el error de esa contratación la Presidenta?

Es que es flipante. Es realmente kafkiano tener que leer estas cosas.

No puedo dejar de consignar la respuesta de Murillo a la "cuestión Gueye".

Es esta:

 Empezamos la temporada sin él, esto es una realidad y poco más vamos a hablar de él porque como lo hemos visto en enero, él aparece y desaparece. Cuando entienda que esto es un club de fútbol y que tenemos que ser serios y que tenemos unas obligaciones, pues a lo mejor cambia la situación.

Creo que huelgan más comentarios.

No nos engañemos.

No es cuestión de jugadores, ni de entrenadores ni de secretarios técnicos.

A todos ellos, a pesar del muy mal debut, todo el acierto y la suerte del mundo para llevar al Pontevedra de nuevo a 1RFEF. Y si es posible que no olviden la frase acuñada por un entrenador de éxito: 

"El esfuerzo no se negocia."

Pero el problema no está en ellos.

Está más arriba y quien no quiere verlo es porque no quiere.

Así es muy complicado crecer. Ojalá se consiga. Ojalá algún día vivamos y disfrutemos de nuevo de la LFP, que tan poco tiempo pudimos conocer. Ojalá este Consejo lo consiga aunque sea tan difícil de creer por el propio comportamiento de la propiedad.

Se me antoja una misión harto complicada. 

Primer desplazamiento de la temporada en unos días.

Me temo que si se hiciera una encuesta entre los pocos fieles que quedan entre los seguidores granates sobre el resultado del partido, la respuesta mayoritaria sería el 1-0.

Ojalá no sea así. Y empecemos a puntuar ya en el campo del Valladolid Promesas.


 


  

     


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