lunes, 5 de octubre de 2015

Tres goles, tres, como tres soles de grandes.

Ganó el Pontevedra y ganó bien. Disputando una primera parte decente con buena circulación de balón pero sin culminar arriba y una segunda pletórica en la que ofreció fútbol, ocasiones y nada menos que tres goles como tres soles que alivian algo la situación clasificatoria del equipo. Por la importancia del triunfo y por la forma de conseguirlo debemos alegrarnos y mucho.

Pero antes del partido pudimos comprobar los sufridos abonados de tribuna que a poco que caiga agua de lluvia en la ciudad en semana de partido en casa resulta bien necesario acudir al ¿ex? vetusto con "katiuskas" a media pierna para sortear las lagunas acumuladas en los accesos a la grada (dentro y fuera de la misma) así como en los pasillos inmediatamente anteriores a las filas de butacas. Hubo valientes (evidentemente almas impasibles e indómitas que se crecen con el castigo) que decidieron quedarse en la fila inferior de la parte superior de tribuna aún cuando sus pies descansaran en medio de una de esas intolerables lagunas una vez comprobada la ausencia de vida marina o de otro tipo en el interior de ese agua estancada.

Sea como fuere, el ánimo un tanto turbado por la enésima constatación de las chapuzas llevadas a cabo en la construcción del estadio tornó a mejorar en cuanto el pentacampeón del mundo de triatlón, Javier Gómez Noya, hizo acto de aparición sobre el césped para recibir el merecido homenaje de la parroquia granate que en mayor número que en otras ocasiones (se notó el reparto de invitaciones infantiles efectuado a lo largo de la semana) pobló las gradas del estadio de Pasarón.

Y como contagiado por el carácter luchador e inasequible al desaliento del campeón, salió el Pontevedra enrabietado protagonizando cinco minutos iniciales de agobio y presión sobre el conjunto verde. Fue una primera parte en la que los granates buscaron y encontraron en muchas ocasiones caminos por las dos bandas para sembrar el peligro en el área rival pero sin conseguir fruto alguno por ese desacierto en los metros finales que impedían que ese último pase fuera ofrecido en buenas condiciones. Adrían Gómez (ayer bastante mejor que otros días tanto arriba como abajo) y Jandrín por la derecha penetraban aprovechando la no demasiada experiencia defensiva de un Rafa Mella que ocupó el lateral derecho hasta el 3-0 local. Por la izquierda Jacobo (como se nota cuando está bien) combinaba casi siempre bien y de primeras y facilitaba las entradas de Verdú al meterse un tanto al centro y provocar los espacios para el catalán.

Aún así, las llegadas granates se quedaban en los centros la mayor parte de las veces mal ejecutados y en las ocasiones en las que se pudo rematar a portería volvió a ponerse de manifiesto esa dificultad que tanto preocupa a orillas del río Lérez.

Por su parte, el Coruxo se limitaba a esperar el paso de los minutos con pérdidas de tiempo cada vez más exageradas fiándolo todo al debilitamiento del estado nervioso de los locales ante la ausencia de un ventaja en el marcador. Se acercaron, no obstante, en dos ocasiones al borde del área pontevedresa pero los lanzamientos de Antúnez y sobre todo Comesaña se marcharon por encima del larguero de Edu.        
No se había jugado mal en la primera mitad pero ese 0-0 en el marcador y la mala clasificación granate cernían las dudas sobre una afición que minutos antes, sobre el 40 del primer tiempo, había pedido insistentemente penalti en una acción de Borjas que dejó el esférico a Jandrín que estuvo un tanto lento en el control y que cuando se disponía a rematar cayó al suelo ante la entrada por detrás de un defensa coruxista. La jugada ofrecía dudas pero el desplazamiento existió y de haberse señalado la pena máxima nadie podría haber dicho que fuese una decisión injusta.

Pero ese lance del juego (que a buen seguro hubiera desatado las iras del técnico de no haber ganado el partido) se quedó en una anécdota debido a la excelente media hora que el Pontevedra iba a protagonizar tras la reanudación.
Todo empezó pronto, sobre el minuto 5, cuando un desacertado en el primer tiempo Mouriño acertó a vislumbrar otro desajuste defensivo visitante esta vez en su banda derecha para filtrar un gran pase a Verdú que con toda la banda abierta tuvo tiempo para avanzar, mirar y centrar al segundo palo para que Borjas volease con la izquierda y la pelota acabase entrando en la portería tras rebotar en el cuerpo del portero. 

Esa fue las espita que abrió el fútbol pontevedrés pues a renglón seguido el propio Borjas se plantó solo delante del arquero aunque algo escorado y en vez de ceder atrás para que un compañero remachase lanzó a portería rechazando aquel una gran ocasión granate.

Pero es que antes de llegar al quince Mouriño en buena posición vuelve a conducir en vez de soltar rápido y el balón rechazado por un defensa le llega a Jandrín justo en el semicírculo del área y el asturiano conecta un derechazo violento y seco que hizo inútil la estirada del portero del Coruxo.

Había sido un primer cuarto de hora explosivo en el que el Pontevedra encontró los caminos para crear peligro y sobre todo contó con el acierto a la hora de materializar.

Poco después, mediada ya la segunda parte, un agotado Jacobo dejaba su puesto a Tubo. Es este jugador, Jacobo, un hombre importante a la hora de que el equipo logre jugar combinativo y al primer toque. Es cierto que acusa una cierta irregularidad pero cuando está inspirado su presencia se nota muchísimo sobre la hierba y partidos como el de ayer hacen que su protagonismo sea muy importante para el equipo.
Poquísimo tiempo después de ese cambio, Campillo envió un balón largo hacia el área que un defensa vigués se traga lastimosamente para que Borjas encare al portero, le supere por velocidad e introduzca el balón en las mallas a pesar de su posición forzada. Era el 3-0 en el marcador que todavía pudo aumentar sino fuera porque Mouriño otra vez solo delante del portero rematase al muñeco en vez de ceder el balón al corazón del área donde un par de compañeros se encontraban en buena posición para rematar a placer. 

Había transcurrido la primera media hora de juego del segundo tiempo y el Pontevedra había conseguido tres goles y gozado de dos o tres oportunidades de gol clarísimas ( esta vez sí, Luisito, clarísimas) para haber conseguido una goleada mayor. Fueron treinta minutos muy buenos, jugados con ritmo, con intensidad y con acierto dando una imagen más que notable con la que ningún aficionado granate puede estar descontento.

Los últimos diez minutos (ya con Tomás también en el campo por Jandrín) fueron diferentes. El Coruxo encontró su gol en el 80 tras un error dificilmente entendible de Verdú. Gol conseguido, por cierto, por Rafa Mella que pasó de jugar hasta el 75 de lateral izquierdo a hacerlo ese último cuarto de hora casi de extremo derecho.

Los minutos siguientes fueron de desconcierto por parte de los granates que con el tres a cero y con esa borrachera de juego bajaron un poco el pistón anímico. Tampoco se acoplaron nada bien al partido ni Tubo ni Tomás que anduvieron bastante perdidos y Luisito se vio obligado a efectuar el tercer cambio dando a entrada a Bruno por Mouriño y pasar a jugar con defensa de cinco esos últimos minutos en los que el Coruxo trato de hacer deprisa y corriendo en diez lo que no quiso o no pudo en los primeros ochenta de juego.

Victoria, pues, importantísima para el Pontevedra que sale provisionalmente de puestos de descenso y promoción. Y son trascendentes los tres puntos pues sacar los partidos de casa se antoja decisivo para la consecución del objetivo marcado.         

Tras el pitido final, sin embargo, se volvió a asistir en Pasarón a la ya habitual invasión de campo de niños y adolescentes para dar ese toque de tercera regional o incluso de veteranos al partido. No acabo de entender como de una vez por todas no se pone coto a esto tanto en los descansos como en los finales de los encuentros y más teniendo en cuenta los agujeros con los que cuentan los bolsillos de la entidad.

El Domingo que viene partido "grande" en El Sardinero. Acaba la sanción de Carnero y tendremos más opciones ofensivas. Es un buen escenario para salir y jugar un buen partido que imponga respeto al resto de los equipos del grupo. 
Esperaremos ansiosos que versión del Pontevedra CF nos encontraremos en la preciosa ciudad capital de Cantabria.               

1 comentario:

  1. Marqués de Monteporreiro5 de octubre de 2015, 21:04

    Me dice Lucho que tenía intención de ceder graciosamente a Arda Turan al Ponte hasta enero...pero, luego, le llegaron informes sobre el entrenador y prefiere que el turco no juegue a que se lo "estropee".

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